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Camino de Santiago
Oporto - Santiago - Finisterre
00. El Camino Portugués
01. Oporto - Vilarinhos (Vila do Conde)
02. Vilarinhos (Vila do Conde) - Barcelos
03. Barcelos - Ponte de Lima
04. Ponte de Lima (Portugal) - Tui (España)
05. Tui - Redondela
06. Redondela - Pontevedra
07. Pontevedra - Padrón
08. Padrón - Santiago de Compostela
09. Santiago de Compostela - Negreira
10. Negreira - Olveiroa
11. Olveiroa - Finisterre
12. Resumen de esta peregrinación

El Camino Portugués

30-04-2003

En los comienzos de las peregrinaciones hacía Santiago de Compostela, los peregrinos iniciaban su viaje desde sus lugares de residencia, de tal forma que los "Caminos" son muchos, pero a lo largo del tiempo muchos de estos caminos han perdido su importancia , quizás debido a las infraestructuras; es decir albergues, lugares donde comer, pernoctar, etc. etc.

Hoy en el año 2003 los caminos más conocidos y lógicamente mas concurridos, son aquellos donde el peregrino dispone al final de cada etapa, de medios para alimentarse y pasar la noche.

Sin duda el "rey" de los caminos sea el llamado CAMINO FRANCES, que hace su entrada a España, por Roncesvalles, en el Pirineo Navarro ó Somport, cerca de Jaca, lugar donde se encuentra el Pirineo Aragonés.

Quizás en importancia en cuanto a concurrencia de peregrinos, le siga el CAMINO PORTUGUES, LA RUTA DE LA PLATA, el CAMINO DEL NORTE y últimamente el CAMINO DE MADRID.

Para aquellas personas que ya han hecho repetidas veces el tradicional Camino Francés, en cualquiera de sus dos versiones del Pirineo, es lógico que quiera descubrir nuevas vías de llegar a Santiago de Compostela y así de esta manera, conocer otros lugares muy interesantes, que no por ser menos conocidos, carecen de importancia.

En esta ocasión me decidí por conocer el Camino Portugués y antes de mi marcha, me preocupé de conseguir la correspondiente guía, gracias a la Asociación de Amigos del Camino en Portugal, que amablemente me la enviaron a mi domicilio.

De esta forma, el dia 30.4.2003, por medio de una compañía de autobuses que hace la línea directa Madrid-Oporto, me dirijo a esa ciudad lusa, para iniciar esta nueva andadura.

Lo cierto es que el viaje fue un tanto pesado ya que salimos a las 11,30 de la mañana de Madrid y llegamos a Oporto a las 21 horas.

Por si alguien quiere hacer este recorrido, le informo que en Portugal llevan una hora de retraso en cuanto a España y que en todo su recorrido no existe ni un solo albergue, aunque el camino está perfectamente señalizado, tanto en las ciudades como fuera de ellas.

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Oporto - Vilarinhos (Vila do Conde)

1-05-2003
25 km.

A las 8,20 (hora española) tomo mi primer "pequeno almorço" y comienzo mi primera andadura dirigiéndome a visitar la catedral de Oporto, pero la encuentro cerrada y en obras, lo mismo que la plaza que la rodea.

La señalización hasta Vilarinho es perfecta, de forma que desde el mismo corazón de Oporto, esas flechas amarillas tan conocidas de los peregrinos, te toman de la mano para llevarte sin ninguna dificultad hasta el final de la etapa.

Oporto es una gran ciudad, que en su parte antigua se palpa el esplendor que tuvo durante el tiempo que Portugal dispuso de colonias en ultramar.

Son grandes y bonitas sus iglesias y las plazas en la ciudad se ven rodeadas de magníficos edificios en piedra que hablan de un esplendor, quizás ya un poco lejano, pero flota en su ambiente ese sabor marinero y sus calles estrechas traen recuerdos de hazañas en el mar.

Algunas de sus calles me recordaban a las que allá por el año 1960 había en Londres, que desembocaban en las riberas del Támesis y que en tantas ciudades costeras españolas conocimos hace ya muchos años.

Estos 25 kms. se hacen por lo que se podría llamar "las afueras ó suburbios de la ciudad", ya que no se sabe donde acaba un barrio ó pueblo y comienza el siguiente, de tal manera que se hacen bastantes kilómetros subiendo y bajando aceras.

Al cruzar el Puente de Barreiros el rio hiede de lo contaminado que está y ahí mismo, el camino cruza una carretera de lado a lado, que inclusive tienes que saltar como puedas la valla central metálica que separa las dos direcciones.

Cuando por fin llego al final de la etapa, es decir a Vilarinhos, resulta que en este pueblo no hay ningún sitio donde poder alojarse, de manera que hay que tomar el autobús urbano y llegarse a la ciudad costera de Vila do Conde, con una distancia de unos 8 kms.

Lo cierto es que merece la pena recorrer Vila do Conde, contemplar los pescadores y sobre todo visitar un fuerte que lógicamente está junto a la costa.

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Vilarinhos (Vila do Conde) - Barcelos

2-05-2003
26 km.

La tónica de esta etapa es similar a la de ayer y para los que habéis hecho el camino francés, os tengo que decir que el caminar aquí no se le parece en nada a hacerlo en esos caminos llenos de sombra que muchos conocemos.

Mira, lo normal es que vayas por ¿carretera?, las cuales no tienen arcenes, estrechas y en muchos casos empedradas, lo que dificulta enormemente el caminar.

Sobre todo hay una cosa que yo llevaba bastante mal y es el hecho de que como a los bordes de las carreteras, se encuentran casi pegadas las vallas de las casas, es frecuente que aparcados en plena carretera te encuentres con coches que tienes a veces que rodear y jugártela, ya que es conocida la forma de conducir que tienen algunos portugueses.

Las casas de las carreteras no forman burgos, si no que están pegadas las unas a las otras en una fila interminable.

No es fácil saber el nombre de los pueblos por donde pasas, ya que como en muchos pueblos de España, carecen de un cartel a la entrada de los mismos con el nombre del lugar.

No sé por qué esto me hizo pensar en aquellos "yugos y flechas" que en cierta época había en los pueblos de España y que tenían adheridos un cartel con el nombre del pueblo. Aquellos carteles, al igual que el toro de Osborne forman parte de la memoria de muchos españolitos

A lo que iba, que ya desbarro. Entro al final de la etapa por Barcelinhos cruzando un puente medieval precioso y me dirijo a buscar alojamiento.

Tengo suerte. Coincide que aquí en Barcelos, se están celebrando las FIESTAS DE LAS CRUCES, que son del 1 al 4 de Mayo y sus calles están muy engalanadas con banderas y la música suena por todas partes, a través de unos altavoces que, seguramente el municipio, ha instalado en todas sus calles.

Hay unas iglesias bellísimas, cuyas paredes interiores están cubiertas con azulejos de un tono azul, representando diferentes pasajes de la Biblia y en todas ellas, hombres y mujeres se ufanan, para embellecerlas con flores.

Realmente hay alfombras de flores realizadas con pétalos, que son obras de arte muy bonitas.

Aquí en Barcelos existe la misma leyenda, que el "milagro de la Calzada" en España, sólo que aquí la víctima fue un gallego que iba para Santiago y en Santo Domingo, fue una familia de francos.

Desde ese "milagro" el Gallo de Barcelos se popularizó y seguramente muchos de vosotros sepáis a qué gallo me refiero, ya que lleva pintado en sus alas y cuerpo unos bonitos corazones y en Portugal se pueden ver en todas partes.

Me he distraído por la tarde recorriendo una feria donde se vende ropa de las "mejores marcas", cinturones, herramientas y las cosas mas inverosímiles que os podáis imaginar.

Por la noche una gran velada de baile a cargo de un grupo que durante toda la tarde habían estado preparando el escenario y toda la plaza, llenándola de unos bafles gigantescos.

Coincidió que el escenario estaba como a unos 200 metros de la ventana de mi habitación y cuando aquellos muchachos empezaron a cantar a poco me da algo, ya que aquellos altavoces debían tener millones de watios de potencia, puesto que mi cama y paredes de la habitación parecía que de un momento a otro se hundirían y a decir verdad, algo si que me costó dormirme.

Antes que se me olvide, os diré que durante el trayecto podéis sellar vuestra credencial en el hostal donde os alojéis pidiendo os ponga "um carimbo" (sello en portugués).

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Barcelos - Ponte de Lima

3-05-2003
30 km.

Aunque la guía dice 30 kms. yo estoy seguro que la distancia de este recorrido es de unos 35 kms. (mi podómetro me marcaba 38,5 kms).

Ha sido una etapa inolvidable ya que salí a las 7 de la mañana de Barcelos y llegué a Ponte de Lima a las 4 de la tarde.

Después de caminar por carreteras empedradas que te van haciendo polvo los pies, por fin una flecha me indica un desvío por camino. ¡aleluya voy a pisar tierra por fin!. Sorpresa. Ante mi unos 500 metros de camino que era un auténtico lodazal, del cual salgo empapado y lleno de barro. Mas adelante otro desvío y cruzo el Ponte de Tábuas sobre un pequeño rio, pero el camino que sigue es de unos 1.500 metros, cercado con vallas de alambre por ambos lados y no salgo de mi asombro, ya que en lugar de ser un camino se trata de una especie de pequeño afluente del río que llevo a mi derecha, de tal manera que a mi paso saltan las ranas asustadas.

Como salgo empapado hasta las rodillas, botas, calcetines y pantalón, decido no tomar ningún desvío más e ir por la carretera.

El dia es muy caluroso y aprovecho una fuente en la carretera para lavarme un poco las botas y pantalones embarrados, que debido a ese calor pronto se secan.

4 kms. antes de llegar a Ponte de Lima, me paro en un bar a comer y reponer líquido que hoy he sudado como no hacía mucho tiempo lo hacía.

La comida me compensa de todo, ya que me sirvieron un bacalao asado, con cebollitas, pimientos y patatiñas que me dejó nuevo.

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Ponte de Lima (Portugal) - Tui (España)

4-05-2003
38 km.

El día amanece bueno para caminar. Nublado, pero sin agua.

Abandono temprano esta magnífica ciudad portuguesa deseando verme pronto en suelo patrio.

Ayer por fin me encontré con varios peregrinos españoles.

Habían empezado a las 13,30 en Barcelos. Un amigo de ellos los llevó desde Madrid de donde salieron a las 5,30 de la madrugada a esa ciudad y allí los dejó para luego él volverse de inmediato de vuelta.

Los acompañé hasta donde yo tenía el hostal y allí quedaron alojados y no les volví a ver más, ya que ellos al día siguiente se quedarian a 17 kms. de Valence do Miño.

Lo cierto es que pesa la soledad de no ir acompañado por alguien, pero a esto se acostumbra uno también.

Paré en Fortaleza a contemplar un poco ese ambiente de mercadillo que tienen sus calles, en donde se ofrece gran cantidad de cosas a los turistas, sobre todo las típicas toallas esas que no empapan, si no que distribuyen el agua de tu cuerpo de un sitio para otro, pero son muy bonitas.

Cruzo el puente internacional, que me lleva a Tuy y me encuentro dentro de Galicia que tanto me gusta.

El albergue de Tuy es excelente y quien lo abre es la policía municipal, si vas a pedírselo. Lo hacen con mucho agrado y te dan todo tipo de facilidades para que puedas usar todas sus instalaciones.

Intenté por la noche cenar, al igual que lo había hecho al mediodía, en el "Caballo Furado", pero no hubo forma de saber si lo abrirían o no. Allí en una de sus ventanas había un cartel que venia a decir "Abrimos cuando venimos, cerramos al irnos y si viene y no estamos es que no coincidimos".

Viendo el puente que une a nuestros dos países me acordaba de la cantidad de requisitos que había que hacer para traspasar la "alfándiga" y que en algunos viajes tenias que darte prisa, por que cerraban y no podías pasar a Portugal hasta el día siguiente. La Guardia Republicana portuguesa (por supuesto), era muy estricta en cuanto a las horas de apertura y cierre de sus fronteras .

Ahora, afortunadamente, por ese gran puente cruzan miles de coches a diario sin que nadie tenga que enseñar ningún documento que acredite su origen y le dejen entrar.

Mañana espero ya poder empezar a andar por los caminos maravillosos y mágicos de esta maravillosa Galicia que tanto me gusta.

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Tui - Redondela

5-05-2003
31 km.

Tuy representa el punto de arranque del Camino Portugués en Galicia y la salida de esta ciudad, se realiza desde la Catedral de Santa Maria de Tui, bajando por el Túnel das Monxas, a la sombra del Convento de las Clarisas "monxas Encerradas", a través de un arco donde estaba a Porta Bergana, que daba acceso en el medievo a la ciudad.

La verdad es que a las 7 de la mañana y con aquella lluvia fina que a esa hora caía, cierto estremecimiento me corría por la piel, puesto que a esa hora no había nadie por aquellas callejuelas.

Atravieso el Ponte das Febres, donde hace 750 años murió San Telmo, obispo de Tui, cuando regresaba de una peregrinación a Santiago de Compostela.

Hasta llegar a Porriño se camina por una continua zona industrial y carretera de segundo orden, que termina por machacarte. Son muchos kms de zona industrial, con unas fábricas impresionantemente grandes. Solamente la Citroen tendrá aparcados en su solar, miles y miles de automóviles recién sacados de la cadena de producción y listos para ser enviados a sus compradores.

Por fin llego al pueblo de Mos, con una subida por la Rua de los Cavaleiros, muy pronunciada y en su parte izquierda se encuentra el Pazo de Mos.

Por fin parece que el caminar por la N-550 se terminó, ya que de vez en cuando se atraviesa esta carretera para sumergirse de nuevo en los bosques y en la bajada de uno de ellos se divisa una vista magnífica de la Ría de Vigo.

El día se tornó muy claro desde la misma salida de Tui y el disfrute de las vistas panorámicas, merece la pena hacer pequeños descansos para contemplar la ría, a través de los claros que los eucaliptus y pinos te rodean.

Por fin en Redondela busco el albergue, que se trata nada menos que la conocida Casa de la Torre, icono de esta ciudad y que tiene unas instalaciones prácticamente de lujo.

La hospitalera, una mujer muy amable, se encuentra allí para atender las visitas que entran a esta torre y mostrársela en su recorrido interno.

Esta mujer al enterarse de que yo había sido voluntario en la recogida del chapapote me regaló un chubasquero y una camiseta con los logos de Galicia y el Xacobeo.

Después de la ducha, haberme puesto ropa limpia, afeitado, etc. me fui dando un paseo hasta CESANTES, un pueblo pegado a Redondela, donde disfruté del ambiente marinero de su puerto.

Lo bueno que tiene esta ruta es que los albergues son 5 estrellas y que yo dormía absolutamente sólo, con más de 40 camas a mi disposición. Eso me hacía pensar en cómo estarían los albergues de la ruta francesa que en nada se le parecen a estos.

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Redondela - Pontevedra

6-05-2003
31 km.

Dado que el recorrido de hoy no era muy largo, me levanto a las 8 de la mañana y me encuentro con día pletórico de sol. Tanto es así que después de haber caminado unos 5 kms. por en medio de un bosque de eucaliptus tengo que parar a quitarme ropa y quedarme en pantalón y manga corta.

La bajada de la montaña es impresionante, ya que continuamente llevo a mi izquierda la vista de la Ría de Vigo a una distancia de unos 400 metros. Voy haciendo la etapa con tranquilidad queriendo absorber todo el panorama y el ambiente de ese día, hasta que llego a Macedas, pueblo donde están las mejores ostras de Galicia.

Llego a Santa Maria de Pontesampaio cruzando un puente precioso romano que cruza la ria y la subida por el pueblo es muy fuerte, zigzagueando a través de sus calles.

A la salida de Macedas me adentro en una corredoira con una subida muy fuerte y que en muchos de sus tramos, se encuentra llena de barro.

Por fin llego a Pontevedra y en la misma entrada de la ciudad se encuentra el albergue, justo al lado de la estación de RENFE. Como no podía ser de otra forma, este albergue también es magnífico.

Después de haber comido, duchado, etc. me dedico a pasear por el casco viejo de esta preciosa ciudad, visitando, cómo no, la Praza da Peregrina, donde se encuentra el santuario da Virxe Peregrina, punto de referencia en el Camino Portugués.

En la Praza da Leña hay muchos turistas haciendo fotografías ya que es un rincón de esta ciudad que merece la pena visitarlo.

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Pontevedra - Padrón

7-05-2003
40 km.

En realidad este recorrido sería para dividirlo en dos etapas: la 1ª desde Pontevedra a Caldas de Reis de 23 kms y la 2ª de Caldas de Reis a Padrón de 17 kms.

Lo que ocurre es que ambas etapas quedan un poco cortas de kilometraje y me decido por hacer este recorrido en una sola jornada.

Como viene siendo normal, la mañana amaneció espléndida, sin nubes y algo de fresquito, de forma que la temperatura invitaba a caminar.

Salí de Pontevedra por la Rua da Santiña hasta llegar al puente al milenario puente Burgo que cruza el río Lérez, antes de adentrarse en la ría.

La etapa es un constante pasar por bosques increíblemente hermosos donde se aspira el olor de los pinos y eucaliptus.

Llegado a la fuente de San Mauro hago una pequeña parada para beber y aprovisionarme de agua y de paso contemplar uno de los muchos cruceiros que a lo largo de todo el camino se encuentran en todos los caminos.

La temperatura empieza a cambiar ; la brisa se hace un poco mas fuerte, las nubes cubren el cielo y amenaza lluvia, pero siendo esto la tónica de toda la jornada, afortunadamente para mi ésta no hace acto de presencia.

Debido a las pasadas lluvias los caminos de las montañas reciben el agua que sale filtrada por sus laderas, de suerte que muchas veces hay que ir caminando sobre pequeños riachuelos, que es en lo que se han convertido estas sendas.

La jornada discurre a través de unos bosques de lo mas bonito que yo haya visto. Se mezclan los pinos con los carballos y entre ellos los eucaliptus buscan la luz del sol de forma que son altísimos.

El sotobosque de estos montes está cubierto en su mayoria por helechos y en sus claros las plantas silvestres lucen sus flores, haciendo juegos de colores como si se tratara de tapices.

A las 12,45 paré en Caldas de Rei para comer y de inmediato salí para Padrón.

No quiero dejar de referirme al sitio mas bonito que yo haya visto nunca.

Antes de llegar a S. Miguel de Valga, hay una bajada alucinante por el bosque. A tu derecha y a unos 50 metros mas abajo, se desliza y te acompaña el sonido y las aguas rápidas del Rio Valga. Aquí me paré sólo y en silencio únicamente para absorber la magia del lugar.

Sinceramente ha merecido la pena este recorrido y el único inconveniente es que de vez en cuando, el camino que zigzaguea por la M-550 te hace atravesar esta carretera en repetidas ocasiones con el consiguiente peligro.

Se llega a Padrón cruzando el Ponte de Cesures y me dirijo hacía el Convento do Carme, donde a su lado se encuentra el albergue de esta ciudad y como no podía ser de otra manera un gran albergue, donde por primera vez me encuentro con un peregrino español y una peregrina japonesa que habia hecho la ruta francesa e iba hacía Fátima en Portugal.

Salimos los tres a dar un pequeño paseo por la ciudad y la japonesa se quedaba extrañada de que yo supiera tantas cosas de su país y la forma de ser de los japoneses, hasta que la aclaré que había estado trabajando en un banco japonés bastantes años en Madrid y que había estado en diferentes ciudades de su pais.

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Padrón - Santiago de Compostela

8-05-2003
21 km.

Salí de Padrón a las 7 de la mañana con idea de estar en Santiago antes de las 12, a fin de asistir a la misa del peregrino en la catedral, pero tengo la impresión de que no obstante que la guía te marca 21 kms. el recorrido es de por lo menos 25 kms. Igualmente ocurre en el recorrido desde Arca a Santiago por la ruta francesa.

A la salida de Padrón se deja atrás el Pazo do Bispo de Quito y a unos 2 kms. mas adelante se llega a Iria Flavia en donde se encuentra la Colegiata de Santa Maria de Iria, como guardiana del cementerio de Adina, donde se encuentra la tumba de ese ilustre gallego Camilo José Cela.

Entro en el cementerio, ya que se encuentra prácticamente "pegado" al camino e inclusive el árbol donde está ubicada la tumba del escritor nóbel, se encuentra casi al alcance de la mano, puesto que está al lado de la valla que separa el cementerio del camino. La tumba se encuentra allí bajo ese árbol y apoyada sobre el suelo, solamente con la inscripción de su nombre, fecha de nacimiento y fallecimiento, se encuentra la piedra labrada que cubre los restos de ese gran escritor. No hay ningún lujo en esa tumba, lo único, un ramo de flores rojas, frescas a los pies, seguramente puestas allí por alguien que diariamente se encarga de que ese mismo ramo esté continuamente presente y fresco.

Si cualquier cementerio gallego te impresiona, ya que en nada se les parece a los de las grandes urbes, éste de Adina y especialmente a esa hora tan temprana de la mañana me hacía creer, que de un momento a otro, vería aparecer por allí a la Santa Compaña en procesión con sus ánimas.

Continúo viaje a Santiago y la etapa es francamente bonita, ya que en un 90% se camina a través de bosques, aunque resulta un poco cansada ya que la constante es ir subiendo a medida que pasan los kilómetros. De vez en cuando algún camino se empina mas, lo que hace que las piernas empiecen a acusar el cansancio.

La entrada a la ciudad de Santiago es francamente mala ya que hay que atravesar un nudo de carreteras y luego una larga subida muy empinada te adentra en la ciudad.

Hasta llegar a la catedral el callejeo se hace interminable, de forma que llego a las 13 horas a la oficina del peregrino, para sellar y recoger mi séptima Compostela.

No he podido asistir a la misa del peregrino, pero no obstante me adentro en esa maravillosa catedral y cumplo con el ritual de abrazar al Santo Patrón de España y de paso pedirle por un par de personas amigas, que en estos momentos necesitan que "alguien" desde arriba les eche una manita en sus enfermedades, que casualmente son la misma en ambos casos.

Busco donde alojarme ya que mañana continúo mi ruta y por la tarde recorro el casco viejo de Santiago, que al igual que la catedral es una obra de arte.

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Santiago de Compostela - Negreira

9-05-2003
21,7 km.

Amaneció una mañana muy "gallega". El suelo estaba mojado, sin duda había estado lloviendo la noche anterior lo que confería a las calles de Santiago ese sabor tan bonito y típico de sus calles.

Acompañado de una ligera niebla me dirijo a la Rua das Hortas donde las flechas amarillas me sacan de la ciudad y me adentran en un bosque muy tupido y fantástico donde no obstante de esa niebla se disfruta andar por entre los eucaliptus respirando ese aroma tan peculiar de estos árboles.

Transcurrida mas de hora y media llego a un cruce de caminos donde no veo marca alguna ni a nadie a quien preguntar. Me doy cuenta que en algún lugar no he seguido el camino correcto y después de muchas vueltas salgo hasta una pequeña carretera desierta. Después de estar esperando mas de media hora, hago señales a un coche que viene, se para y le pregunto el camino a seguir.
El conductor me indica que he equivocado el camino y que el desvío está mucho más atrás de donde yo vengo. Este buen hombre se ofrece hasta la carretera general, ya que el coche no puede entrar por los caminos y están un poco complicados.

Acepto que me lleve para atrás y al cabo de un buen rato me deja por fin en la carretera que va a Negreira, pero mi sorpresa fue grande cuando veo que de nuevo me encuentro al lado de Santiago de Compostela.
Dado que la carretera general está en obras y que es un peligro andar por sus arcenes, tomo la decisión de coger un autobús que veo se detiene en una parada unos metros delante de mi.

De esta manera llego a Negreira, habiendo recorrido sólo en esta etapa unos 16 kms. solamente.

Llego al buen albergue de este pueblo, la puerta se encuentra abierta y no hay nadie.

Aprovecho para afeitarme debidamente, ducharme con agua caliente durante un buen rato y lavar a conciencia mi ropa sudada, inclusive lavar las botas con un cepillo que en algunos albergues tienen para este menester, de manera que las botas quedaron limpias del barro y polvo que llevaban adheridas en su piel como testigos de los días pasados.

Desde que salí de Oporto hasta este momento la mas absoluta soledad ha sido mi compañera y creo que por esta ruta que he tomado hasta Finisterre, ésta va a seguir siendo la tónica de mi viaje. No obstante el ánimo no decae y ya queda muy poco para su término.

Por la tarde llega al albergue una chica española que había comenzado su peregrinación en Roncesvalles y tres franceses.

La chica me comenta que se siente con el ánimo muy contrariado, ya que si bien siente la alegría de haber llegado a Santiago, lo cierto es que no sabe el por qué un sentimiento de tristeza la está embargando. Yo se muy bien de lo que habla. Eso mismo lo he sentido yo anteriormente y la comento que eso es el "veneno del camino" que al igual que a ella a muchos otros les ha ocurrido y termina diciéndome que para el próximo año lo volverá hacer.

¿Qué tendrá el Camino de las Estrellas para que después de haber sufrido caminando con una mochila a la espalda que pesa unos 8 kilos, haber pasado días de lluvias, calores, ampollas, calambres, etc etc, sientas pena de terminarlo?

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Negreira - Olveiroa

10-05-2003
33 km.

Amanece con bastante niebla, pero se adivina el sol y el presagio de un buen día para caminar.

Efectivamente, a medida que la mañana transcurre la niebla se disipa y el sol hace su aparición, lo que permite despojarte del forro polar y quedarte en manga corta, aunque corre una ligera brisa.

El camino se torna contrario a lo que ha venido siendo en Galicia.

Las grandes explotaciones ganaderas se ven de forma muy frecuente y se ve que están creadas con los medios mas avanzados para estos menesteres.

Se ven magníficos tractores y unas instalaciones muy cuidadas con todo tipo de instrumental para sacar el máximo rendimiento al ganado.

Aquí ya los grandes claros te permiten ver en las crestas de las montañas esos "molinos" productores de energía eléctrica que tanto afean los montes, pero que crean energía limpia.

Etapa dura, de las llamadas "rompe piernas", ya que constantemente es un sube y baja.

Poco antes de llegar a Olveiroa, a lo lejos se divisa, lo que de entrada parece el mar, pero no es mas que el embalse de Fervenza.

La entrada a Olveiroa es dura por carretera y consiste esta localidad en una pequeña aldea con un solo bar pegado a la carretera, donde no disponen de comida y solamente te pueden preparar algún bocadillo.

El albergue es muy bueno. Está divido en dos partes. En una se encuentran la parte de dormitorios y duchas y enfrente otra casa rústica también en piedra dispone de cocina, comedor y chimenea donde te calientas con troncos de leña encendidos.

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Olveiroa - Finisterre

11-05-2003
35,3 km.

Ultima etapa de mi viaje y he de reconocer que el tiempo se ha portado muy bien conmigo ya que el sol ha lucido de una forma brillante, lo que me ha permitido disfrutar de bastantes panorámicas que merecían la pena.

La salida de Olveiroa, para el que no lo sepa y quiera hacer esta etapa tiene un problema que puede ser serio.

Para cruzar el río Logoso, no existe ningún puente y lo tienes que hacer apoyándote en unas grandes piedras que están sumergidas en el agua y que apenas sobresalen para que puedas pisar en ellas, pero aún así estas piedras la corriente del agua las ha movido y no es posible ir dando saltos de piedra en piedra, por lo que es fácil que puedas caer al agua con mochila y todo. Es mas feo subir a Hospital por la carretera, pero es mas seguro.

A la salida de Hospital te acompaña un olor muy característico y desagradable. Proviene de la fábrica de Carburos Metálicos /Ferroatlántica/.

Aproximadamente después de haber caminado unos 17 kms. a la salida de un monte aparece ante ti un sendero que baja hasta Cee y desde la atalaya de este monte la vista de la Ría de Corcubión es impresionante, si además tienes la suerte de llegar en un día claro como el de hoy.

Llegado a Cee sigue el camino por el paseo marítimo que se une a Corcubión, prácticamente pegados ambos pueblos, donde se impone un descanso y reponer fuerzas antes de continuar.

La salida de Corcubión se hace a estas alturas muy dura, ya que hay que subir una fuerte pendiente de por lo menos 2 kms, que atraviesa un bosque para descender a la carretera general que bordea el mar.

El paso por Sardiñeiro es muy bonito y aquí hay que subir de nuevo al monte para, por fin, después de una hora de caminar, iniciar la bajada hacia la playa de la Langosteira que a esa hora estaba radiante de sol, la arena blanca, el agua transparente y las rocas limpias sin el menor rastro de chapapote, no obstante de lo que algunos gallegos dicen.

En el comienzo de la playa existe un mirador y asientos de piedra, con una placa, homenaje a Camilo José Cela y allí me senté contemplando durante un buen rato aquella maravillosa panorámica, que no obstante de ser domingo, en su entorno de playa y pinos no habrían mas de 10 personas paseando. Ante aquella maravilla no dejaba yo de pensar en el por qué de que los humanos seamos tan burros, ya que vivimos en ciudades, rodeados de otros seres como nosotros y millones de coches contaminando y creando sus autoridades una estructura en donde el automóvil sea el rey de la creación.

Ante mi la vista del pueblo de Finisterre y detrás de él, el monte coronado por su famoso faro.

Ascendí los 3,5 kms que te llevan desde el pueblo hasta el faro para contemplar una panorámica del Océano Atlántico increíble.

Mirando aquel mar yo hablaba con él y le decía que tenia la suficiente fuerza como para acabar con tanta basura como los humanos depositamos en sus aguas. De esa inmensidad de agua salía una energía como respuesta, que yo creía se dirigía a mi para decirme, que él siendo un gran coloso, algún día el hombre acabará con el mar, con el aire, con la naturaleza, para por fin, acabar con la propia vida humana.

En el albergue sellaron mi credencial y me hicieron entrega de mi segunda "Fisterra". Allí estaban un grupo pequeño de extranjeros voluntarios en las limpiezas de playas, aunque según decían los lugareños hace tiempo no se admiten mas voluntarios.

Lo cierto es que por donde yo pasé no vi ningún movimiento de limpiezas de playas y rocas y todo bastante limpio. Posiblemente el chapapote esté inmerso en los fondos de las aguas y desde luego en las mentes de algunos gallegos que siguen hablando de ello, como si jamás se hubiera puesto remedio para solucionar esa tragedia.

Los carteles de NUNCA MAIS, aparecen en los balcones de algunas viviendas, pero a juzgar por su número, el porcentaje de las casas con cartel a las de sin cartel es muy bajo.

En los establecimientos puedes comprar muchísimas cosas, carteles, mecheros, banderas, camisetas, etc etc con el lema de NUNCA MAIS, pero lo cierto es que yo no vi que la gente tuviera interés en tener nada de eso.

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Resumen de esta peregrinación

A las 6,45 de la tarde salía para Santiago el último autocar del día, así que como no tenía interés en pasar la noche en Finisterre, me dirigí a tomar este autobús.

A la que aguardaba el autocar llamé a IBERIA y pude reservar telefónicamente el único billete de vuelta que quedaba para Madrid.

El avión salía a las 6,30 de la mañana, con lo cual tenía mucho tiempo para poder llegar a Santiago, ya que aunque desde Finisterre hasta Santiago la distancia es de unos 100 kms, hay que tener en cuenta que la ruta del autocar es a través de pequeñas aldeas y por carreteras, que en algunos casos tiene que hacer maniobra en alguna curva.

Las "meigas" quisieron que a unos 30 kms del punto de partida la bomba inyectora del autocar se estropeara y que el conductor no pudiera contactar con ningún mecánico de la empresa.

Una peregrina alemana que venia en el autocar se puso histérica, ya que a las diez de la noche salía su avión desde Labacolla a Madrid y lo perdía.

La gente del autocar estábamos abajo del mismo y entre todos la ayudamos a esta señora para que un coche se parara y la pudiera llevar a Santiago. Así ocurrió y al cabo de media hora vuelve el coche con la señora a recoger la documentación que se la había olvidado en el asiento del autocar. No se si llegó a tiempo o no.

Como era domingo el conductor del autocar no podía contactar con ningún mecánico, así que el asunto se ponía un poco feo.

Gracias a dos motoristas de la Guardia Civil que pasaban por allí de servicio en carretera (que majos son los guardias civiles y que buena gente) se pararon a ver que pasaba y una vez enterados del problema, se fueron con sus motos a no sé donde y al cabo de una hora vino otro autocar a recogernos a todos los pasajeros.

A las 10,25 de la noche, por fin el autocar llegó a la estación de autobuses de Santiago y el último autocar para Labacolla salía a las 10,30 de la noche. No me lo pensé y para el aeropuerto que me fui. Me dieron mi billete reservado y hasta las 6 de la mañana que dieron el embarque estuve toda la noche sólo en el aeropuerto con dos personas más y sin que hubiera manera de dormirme. No era cuestión de ir a Santiago a coger donde dormir unas pocas horas y al día siguiente tener que coger un taxi para ir al aeropuerto.

Todo este trayecto lo he hecho en la mas completa de las soledades desde el principio hasta el fín, cosa que no ocurre en el camino francés, donde el problema, es el enorme torrente de peregrinos que vienen desde los sitios mas inimaginables.