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00. Badalona - Pamplona - Roncesvalles
01. Alto de Ibañeta - Roncesvalles - Zubiri
02. Zubiri - Pamplona
03. Pamplona - Puente la Reina
04. Puente la Reina - Estella - Los Arcos
05. Los Arcos - Logroño
2007 - Logroño - León
(texto desaparecido)
2007 - León - Santiago de Compostela
00. Badalona - León
01. León - Hospital de Órbigo
02. Hospital de Órbigo - Astorga
03. Astorga - Foncebadón
04. Foncebadón - Ponferrada
05. Ponferrada - Villafranca del Bierzo
06. Villafranca del Bierzo - O Cebreiro
07. O Cebreiro - Triacastela
08. Triacastela - Portomarín
09. Portomarín - Melide
10. Melide - Santiago de Compostela
Salida desde Badalona ( Barcelona ) y llegada a Roncesvalles, pasando por Pamplona, donde conozco la ciudad. Aquí empieza el primer Camino de Santiago para un modesto peregrino, que con 24 años prácticamente no ha salido nunca de Cataluña, por lo que son territorios nuevos para descubrir caminando , y con muchas ganas !!!
Tras mucho tiempo soñando y deseando ir al Camino de Santiago, hoy es el día señalado. Va a dar comienzo mi peregrinación por todo el norte de España, unos 750-780km aproximadamente, según que libro se consulte. Se trata de caminar por las tierras de Navarra, la Rioja, Castilla-León y Galicia.
Tras meses y meses de preparar el viaje teóricamente, estoy hasta el último minuto haciendo la mochila, y salgo a gran velocidad hacia el Metro , para llegar a Barcelona y coger el autocar que me debe de llevar a Pamplona, si todo va bien.
A las 7:30 de la mañana , parto de la estación de autobuses Barcelona/Nord , con destino a Pamplona. La compañía que realiza el trayecto Barcelona - Pamplona se llama Vibasa ( VIgo BArcelona S.A. ). El precio normal es de 21,20 euros , pero con mi carné de familia numerosa me sale a 16,96 euros. Ésta es una de las veces en que uno se alegra de tener dos hermanas...
A las 8 para en Barcelona/Sants , y comienza el trayecto de unas seis horas de duración. En una zona de descanso de la autopista, el autobús para y nos da quince minutos de descanso. Analizo todos los detalles: al otro lado de la autopista hay unas montañas rocosas, de verticales paredes. Estamos cerca de Zaragoza, porque en la tienda venden postales y recuerdos de Zaragoza. Más adelante hace la única parada antes de Pamplona, la ciudad se llama Tudela, y un termómetro de la ciudad marca 21 grados. Pasadas las dos del mediodía, el autobús para en la estación de autobuses de Pamplona. Cojo la mochila, y voy en busca del billete de autobús a Orreaga/Roncesvalles. El autobús de Vibasa continua, ya que la línea es Barcelona-Irún, por lo que hay que tener cuidado de no quedarse dormido ya que Pamplona no es el destino final.
La estación de autobuses no es muy grande, y es fácil encontrar la taquilla donde venden el billete que me interesa. Está a la derecha y al fondo si se entra desde la calle , y a la izquierda y al fondo si se entra desde donde te deja el autobús, que es un aparcamiento para ellos. En la taquilla en cuestión, hay un rótulo con la palabra "información" , y se venden billetes de cuatro compañías distintas. Hay otras taquillas de otras compañías en la estación.
Hasta hace poco, la compañía que efectuaba el recorrido Pamplona-Roncesvalles era La Montañesa, pero actualmente está en manos de la compañía Autocares Artieda ( aunque en el billete pone Ativar S.L. ). El precio es de 4,35 euros, pero con mi carné de familia numerosa me sale a 3,48 euros. En total, unos 20 euros, muy barato. La parada de autobuses está en una zona de mucho tráfico de vehículos, en plena ciudad. No he venido nunca a Navarra, por lo que no conozco nada de aquí, y comienzo a pasear a ciegas , ya que el autobús sale a las seis de la tarde, faltan más de tres horas...
De lunes a viernes, el único autobús sale a las seis de la tarde, los sábados lo hace a las cuatro, y los domingos y festivos no hay servicio, por lo que solo quedaría la opción de un taxi. Camino por una calle muy ancha, y me siento en un banco. Saco un mapa de Pamplona que he traído, y veo que me encuentro en la Plaza Príncipe de Viana. El mapa no está actualizado, es de un libro algo antiguo. Debido a ello, me pone que la oficina de turismo está en un sitio donde no lo está, yo aun no lo sé, es el primer contratiempo que me encuentro...
Junto a mi banco hay una parada de autobús, y un autobús parado con el conductor en la acera fumando. Le pregunto sobre como ir hacia la oficina de turismo ( calle Estafeta ), y por la calle Sancho el Mayor, el Paseo de Sarasate y la Plaza del Castillo, consigo llegar a la calle Estafeta. Es una calle bonita y antigua. Por ella corren los toros durante las fiestas de San Fermín. No veo la oficina de turismo, porque no la hay. Le pregunto a un señor, y me indica para ir hacia el Ayuntamiento, y que pregunte por allí. Llego a la Plaza Consistorial, guiado por el mapa. De allí , pasando por la Iglesia de San Saturnino, donde antes había un albergue de peregrinos, llego a la oficina de turismo, y me la encuentro cerrada hasta las cuatro. La verdadera oficina de turismo, está situada en la Plaza San Francisco?
Vuelvo a la plaza del Ayuntamiento, y me siento en uno de sus pocos bancos, a comer. Me he traído un bocadillo para comer, y otro para cenar, lo demás ya irá viniendo. Una bolsa de patatas y unas latas de atún, también viajan junto a mí. Mientras como, observo la plaza. El Ayuntamiento tiene una fachada bonita, con decoración ( leones, escudos, campanas ... ) y algo más útil, un reloj de agujas , que me dice que no falta mucho para las cuatro . Una señora mayor está sentada en otro banco. Vemos a poquita gente pasar . Una chica sentada junto a mí habla por teléfono móvil con su novio, hasta que llega al lugar y se van, no tienen ni dieciséis años.
Veo cerca del Ayuntamiento, la fachada del Museo de Navarra, la Iglesia de Santo Domingo y la Iglesia de San Saturnino. Voy a la oficina de turismo, ya debe de estar abierta. Allí me dan un plano de Pamplona actualizado, no como el que llevo yo.
También folletos sobre Puente La Reina , Estella, Roncesvalles, Navarra y el Camino de Santiago. A mi mochila de 12 kg le añado un buen puñado de papel...
En la oficina de turismo me dicen donde está el único Albergue de Peregrinos de Pamplona, que se llama de las Hermanas Adoratrices, y está gestionado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Navarra. Voy hacia él, para obtener la credencial. La credencial es un documento necesario para pernoctar en los albergues del Camino ya que demuestra que se está realizando el Camino y no vas a aprovecharte del bajo precio de pernoctación ( entre tres y cinco euros normalmente ). La credencial te acredita como peregrino, y debe sellarse al menos una vez al día, para demostrar que se está haciendo el Camino limpiamente, sin trampas ( saltos en autobús o coche ).
Llego al albergue, y entro tímidamente. Una señora me da la credencial, su precio es de un euro, aquí o en Roncesvalles. Le digo que dentro de dos días vendré al refugio a dormir. Ella me dice que nunca me separe del dinero y la documentación, porque hay gente no peregrina que viene al Camino solo para robar. Comenta que hay muchos motivos para hacer el camino : religiosos, espirituales, deportivos, culturales, turísticos ...También comenta que el albergue de la Iglesia de San Saturnino lo cerraron al abrir este nuevo hace un par de años, ya que aquel tenía solo unas veinte plazas y quedaba pequeño. Mis motivos son excursionistas, un afán por descubrir territorios, caminar y hacer algo de turismo...
Ve viene a la cabeza, que antiguamente muchos peregrinos eran gente pobre que vivían de la caridad y no tenían dinero ni tenían posesiones, sino que comían y dormían gracias a la generosidad de la gente. Ahora, en cambio, el Camino es una especie de fuente de ingresos real para los territorios por donde pasa. Sin dinero, no hay Camino, ya que uno, lógicamente, tiene que pagarse su comida, su albergue ( para que sea mantenido, no para que nadie obtenga un beneficio económico ) , y su credencial, ya que ese papel y esa tinta la consume uno mismo y no la va a pagar otro de su bolsillo para tí. Eran otros tiempos, en aquel entonces el peregrino era visto como un héroe, con buenos ojos, y era tratado muy bien, mientras que ahora el peregrino es visto como un turista pobre o de segunda, que deja poco dinero. Está claro, que no es lo mismo hacer el Camino ahora, que exponerse a los peligros de entonces ( enfermedades, atracos con asesinato , sin material ni medicinas...), cuando muchos peregrinos fallecían en su afán de llegar a Santiago y ver cumplido su deseo , como por ejemplo la cura de una enfermedad incurable, motivo que actualmente aun impulsa a muchos de ellos a viajar hasta Santiago en años jacobeos como el 2004. El próximo año jacobeo es el 2010, y el otro el 2021, se supone que si no es en uno de ellos, no se te cumple , que le vamos a hacer tendré que luchar por mí mismo para que se cumplan mis deseos sin la ayuda de ningún santo...
En la credencial hay que escribir en el campo correspondiente tus datos personales. Tiene 40 casillas donde poder poner un sello, mientras que el Camino es de aproximadamente 30/31 etapas, por lo que te sobran unas diez que puedes aprovechar para ir sellando en localidades de paso dentro de cualquier etapa, donde no se vaya a dormir. Yo he vuelto con 11 sellos y he hecho seis etapas... Hay un mapa de Europa con los Caminos. También hay uno de España donde aparecen el Camino Francés ( el más habitual ), el Camino del Norte, y la Vía de la Plata . Tiene escritas un par de frases :
-" La historia de la Iglesia nos ha legado un gran patrimonio de fe y de piedad cristiana en el Camino de Santiago. Corresponde, por tanto, a la Iglesia la responsabilidad pastoral de la custodia de este legado " Obispos del Camino.
-" El Camino de Santiago fue, durante siglos, un camino de conversión y de extraordinario testimonio de fe" Juan Pablo II a los jóvenes en 1989 .
También aparece escrita la Bendición al Peregrino ( c. Calixtinus Sermón "Veneranda dies" LI,c XVII ) :
"En nombre de Nuestro Señor Jesucristo, recibe este morral hábito de tu peregrinación para que castigado y enmendado te apresures en llegar a los pies de Santiago, a donde ansías llegar, y para que después de haber hecho el viaje vuelvas al lado nuestro con gozo, con la ayuda de Dios, que vive y reina por todos los siglos Amén. Recibe este báculo que sea como sustento de la marcha y del trabajo, para el camino de tu peregrinación, para que puedas vencer las catervas del enemigo y llegar seguro a los pies de Santiago y después de hecho el viaje, volver juntos a nos con alegría, con la anuencia del mismo Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos Amén ".
"-La credencial es solo para los peregrinos a pie, caballo o bicicleta, que desean hacer la peregrinación con sentido cristiano, aunque sólo sea en actitud de búsqueda".
"-La credencial no genera derechos al peregrino".
"-Las dos finalidades de la credencial son el acceso a los albergues que ofrece la hospitalidad cristiana del camino y para solicitar la Compostela en la Catedral de Santiago, que es la certificación de haber cumplido la peregrinación. La Compostela se concede solo a quien hace la peregrinación con sentido cristiano: devotionis affectu, voti vel pietatis causa, y sólo a los que llegan hasta la tumba del apóstol, habiendo recorrido al menos los 100 últimos kilómetros a pié o a caballo, o 200km en bicicleta."
La Credencial se la dan a cualquiera que la solicite, no te preguntan nada de si eres cristiano, o de los motivos que te impulsan a hacer el Camino. En Roncesvalles sí que te hacen rellenar una hoja para estadísticas, pero te la dan igualmente aunque pongas la cruz en la casilla de motivos deportivos...
Me dirijo por la famosa calle Estafeta ,ya con la deseada credencial en mi poder, hacia la Estación de Autobuses. Hay un par de tiendas que venden gorras, camisetas, recuerdos y figuras que tienen toros por todos los sitios, las fotografío. Hasta una tienda de discos vende estas camisetas. Llego a la estación de autobuses, y espero . Sentados junto a mi hay varias personas con sus grandes mochilas, por lo tanto, deben de dirigirse a Roncesvalles como yo. A las seis parto en el autobús hacia Roncesvalles...
Tras salir de la zona urbana, la carretera va ganando altura entre bosques de aspecto y colorido otoñal. En una hora, llego a Roncesvalles, complejo religioso y turístico situado en el Pirineo navarro, son las siete de la noche. Al bajar del autobús nos juntamos cuatro. Tres somos de Cataluña, y uno es de Madrid. Así, acabo de conocer a Anscari ( Manresa, Barcelona ), Adrián ( pueblo cercano a la ciudad de Madrid ) y Sandra ( Sant Quirze del Vallès, Barcelona ). En Pamplona, la señora me ha dicho que ya habían llegado hoy cinco catalanes para dormir en Pamplona, no sé si es casualidad o es que somos muchos por el Camino. Supongo que es por la gran popularidad que tiene el excursionismo en Cataluña...
Vamos a la oficina de atención al peregrino, donde pagamos los cinco euros que cuesta dormir en el albergue de peregrinos, y donde nos sellan la credencial. Que ilusión, ya tengo un sello en ella. Aquí también se puede conseguir la credencial, entonces te cobran seis euros, cinco por dormir y uno por el documento. El Madrileño ya la tiene usada, ya que ha hecho del Camino desde Astorga hasta Santiago de Compostela, por lo que se ahorra el euro. Soy el último en pagar y en llegar al albergue, tengo el número 32 en mis manos. Así, dormiremos 34 personas, los 32 peregrinos más lo dos hospitaleros holandeses. Esta improvisada situación, la de ser el último del día en llegar al albergue, voy a convertirla en casi una tradición a seguir ...
Con la incertidumbre en el cuerpo, y sin saber que me voy a encontrar, me dirijo entre la oscuridad de la noche hacia el albergue. Me recibe una pareja de hospitaleros holandeses, junto a la puerta. Forman parte de una asociación de amigos del Camino de Santiago en Holanda. Cada dos semanas vienen dos o tres miembros a sustituir a los que han pasado las dos semanas anteriores. Los de hoy no comprenden el castellano muy bien y la comunicación es muy difícil. Me adjudican la cama superior de una litera, pero como la de abajo está libre , me quedo abajo. Dejo la mochila, y vamos los cuatro a reservar la cena a la Posada, ya que es necesario hacer la reserva. Yo me he traído cena, pero la hospitalera me ha dicho que no se puede cenar en el albergue, o al menos eso me ha hecho entender...
En cambio , otros peregrinos van a cenar en el albergue, incluidos los dos hospitaleros. El menú de peregrino cuesta en el restaurante y en la posada, 8 euros. El menú normal, 15. Para beneficiarse del precio del menú de peregrino, hay que pernoctar en el albergue. Es obligatorio reservarlo antes de las 20h, e ir a comerlo a las 20:30h. A las 22h cierran el refugio con llave, y ya no se puede entrar ni salir de él. El albergue, de unas 100 plazas, es el habitual. Hay otro de juventud, algo más caro, que es usado normalmente por peregrinos en bicicleta, porque las aceptan...
Tras la reserva, vamos a la Real Colegiata de Roncesvalles, donde a las 20h tiene lugar la emotiva bendición del peregrino. Somos unas 30 personas, hay tres señores haciendo la misa. Luego va pasando la gente en fila, y pensando que es la bendición del peregrino me meto en la fila, y luego al volver con los tres me entero que no, que eso es una comunión o eucaristía, que desilusión. Pero luego sí, al final llega la bendición del peregrino, y nos hacen salir y ponernos delante del todo de pié en fila, frente a los tres señores que hacen la misa, y siguen en los asientos los asistentes no peregrinos. Nos bendicen y vamos a cenar a la Posada...
En la posada, en un comedor de mucha iluminación y bonita decoración, cenamos diez peregrinos, todos en la misma mesa. Somos los 4 españoles, más seis extranjeros que hablan otros idiomas. La mesa es redonda y no muy grande. En el menú del peregrino, no te dejan elegir, y no sabían que habría cuando hemos ido a reservar. Finalmente, de primero un plato de verdura, y de segundo pescado con patatas fritas. Algo de vino tinto, que pruebo por primera vez, y agua. De postre traen 10 yogures de plátano, estamos castigados, no nos han dicho de elegir el sabor, al que no le guste que se lo regale a otro ...
Salimos los cuatro del restaurante y vamos a la zona bar , que es pequeña y con una chimenea. El motivo es que Adrián, Sandra y Anscari fuman, y fuera hace frío. Un señor, de Castellón, y ex telegrafista, duerme en la posada, el precio es de 35 euros me comenta. Me dice que a que hora saldremos, y le digo que los hospitaleros me han dicho que a las siete encienden las luces y a las ocho cierran el albergue. Entonces el señor, algo mayor, de unos 60 años, se va a dormir para madrugar mañana. Le comento que duerma en albergues, que son más baratos, creo que no conocía su existencia. Los siguientes días lo veré en el mismo albergue que yo. No lleva saco de dormir...
Tras unos diez minutos en el bar, terminan de fumar, hemos estado junto a una chimenea que da calor sin leña ( algún truco habrá ). Nos vamos al albergue a dormir. El albergue es una sala enorme con unas 50 literas, ya que es de cien plazas. Abajo hay otra planta , con mesa comedor, lavadora que funciona con monedas, lavabos, duchas y muchos libros y revistas para leer , entre ellos varias biblias , la revista MaxiTuning y muchas cosas de temática del Camino . Los lavabos, hay de hombre ( dos duchas, tres inodoros y tres urinarios ) y de mujer ( no he entrado, jejeje ). Abro el saco de dormir, y me meto a descansar, mañana será el primer día de caminata, y será duro. En el suelo hay unas rejillas que emiten calor, igualmente esta noche he pasado frío. Es la única noche que paso frío ...
Disfrutando de los bosques del Pirineo navarro, se me va el santo al cielo, y me dan las dos y algo a tres km del inicio de etapa. Luego toca correr y llegar a oscuras al albergue, tras haber pasado un feliz día caminando por la vida ...
Ha llegado el día de comenzar el místico Camino de Santiago, una experiencia única e inolvidable. Un viaje hacia el conocimiento de uno mismo, de lugares y sus gentes?
Unos ruidos me despiertan. Son las cinco de la noche, y estoy metido en el saco, calentito. Un chico que duerme al lado mío , que es de Bilbao, ha madrugado mucho y está con la linterna encendida, trasteando en su mochila. Es imposible dormir. Además, esta noche , un chico que dormía en un rincón, roncaba muy fuerte. Trato de dormir, pero con el ruido molesto es imposible. A las cinco y media, opto por salir del saco, y entre la oscuridad, me dirijo hacia las escaleras que bajan a la planta inferior. Éstas se ven ligeramente iluminadas?
Bajo por las escaleras, y en la planta baja, observo que hay una señora leyendo. Aquí si que está la luz encendida. Me siento en una silla, y comienzo a leer. El chico que tanto ruido provocaba, baja con su mochila, y se queda en la mesa removiendo su equipaje. Aprovecho para volverme al saco de dormir, e intentar conciliar el sueño. Inexplicablemente, vuelve a su saco y de nuevo comienzan los ruiditos.
A las 6:50, se encienden las luces de la sala, a la vez que empieza a sonar música religiosa , vaya manera más mística de despertarnos tienen estos hospitaleros holandeses. Por suerte , la radio está en la zona de los hospitaleros, junto a la entrada, y me queda algo lejana ...
Me preparo, y cuando estamos dispuestos a salir, digo a los tres peregrinos que conocí ayer, que si nos hacemos una foto juntos, para tener un recuerdo, ya que igual no nos volvemos a ver nunca más. Un peregrino extranjero es el encargado de hacernos las cuatro fotos, una con cada cámara. Entonces, a las siete y algo de la mañana, es hora de salir al exterior, ya que el albergue cierra a las 8. Yo me quedaría dentro, ya que en el exterior aun es de noche, y hace frío. Los dos próximos días saldré del albergue pasada la hora teórica de cierre?
Una vez en el exterior, me despido de los tres peregrinos, que se conocieron ayer. Podría ir con ellos, pero varias cosas me hacen decidir no seguir adelante hacia el primer pueblo con ellos. Por una parte, prefiero hacer el Camino en solitario, y por otra, ya que estoy aquí, me gustaría conocer Roncesvalles. Los tres peregrinos, parten entre la oscuridad, y alumbrados con sus linternas frontales, hacia el primer pueblo del Camino, llamado Burguete, para almorzar, ya que aquí no abren el restaurante y la posada hasta las 8:30. Yo me quedo sentado en el bordillo de una acera bajo una farola, leyendo la información que he traído de casa sobre el Camino y el itinerario que haré estos días. Lo más lógico es esperar a que den las diez , hora en que abren la Real Colegiata, aquí sentado, para luego verla, hacerle fotos, explorar la zona, y comenzar a caminar?
Soy una persona, excursionistamente hablando, inquieta. Estar parado esperando a que den las diez, es perder la oportunidad de explorar zonas que todavía no conozco, en pleno Pirineo navarro. Así, sin pensarlo, y bajo todo pronóstico, mi comienzo de Camino de Santiago, es en sentido inverso, una especie de Anticamino de Santiago?
Con el gorro de lana y los guantes puestos, pues hace frío y es de noche, comienzo a caminar , carretera arriba, en sentido inverso al habitual, a ver que encuentro. La carretera se llama N-135, y se dirige a Francia. Tengo tiempo hasta las diez de la mañana, hora a la que abre el conjunto monumental, para explorar algo que de haber comenzado el Camino como el resto de peregrinos, no hubiera visto. Cuando estoy apunto de dejar atrás la Real Colegiata, observo el amanecer junto a su torre. Es un cielo rosado y azulado.
Mientras yo me dirijo por la carretera cuesta arriba hacia el Alto de Ibañeta ( 1057m ), los tres peregrinos que conocí ayer ya deben de estar llegando al primer pueblo, Aurita/Burguete. Al chico de Madrid y a la chica de Sant Quirze, no les voy a ver más.
Al chico de Manresa le alcanzaré mañana, en el refugio de Pamplona. El chico de Madrid va a ir a toda prisa para intentar llegar a Logroño en cuatro días, cosa que como le digo no va a lograr, ya que en Estella cogerá el autocar hacia Madrid. La chica de Sant Quirze ha quedado con una amiga y tiene que saltarse dos etapas en autobús, para llegar a Santo Domingo de la Calzada y volverse para Barcelona. Mi objetivo es Logroño, así que el único que va a por el Camino completo es el de Manresa, que ha cogido el Paro. El de Madrid había cogido la baja, y yo trabajo la próxima semana...
En el arcén de la carretera, encuentro la primera recompensa a mi afán de descubrir y explorar paisajes nuevos para mí, es una fuente, con lo que a mi me gustan!!! Un cartel indica que se llama Apeziturri, que significa fuente de los clérigos o del cura, ya que se supone que de ella bebían los clérigos en sus paseos . Es una fuente de piedra, con una virgen de piedra encima. La acompañan varias macetas con flores. Para aligerar peso en la subida, dejo la botella de agua de 1,5L junto a la fuente, y continuo la ascensión con 1500 gramos menos en la mochila, que pesa unos 12 kg ...
Pasan muy pocos coches. A ambos lados de la carretera, el bosque de hayas presenta un aspecto otoñal, con diversas coloraciones , es la mejor época para estar en la zona. Voy ganando altura, y llego a una extensión de césped. En ella, una casa de paredes blancas con una flecha en el tejado que indica la dirección y sentido del viento. Sobre la flecha, un pájaro de metal. Me acerco a la casa de la pradera, se trata del Centro de Migración de Aves Roncesvalles-Orreaga, y tiene una exposición de entrada gratuita. A estas horas, aun está cerrada ...
En esta zona se escuchan constantemente disparos, no me hace ninguna gracia. Hace mucho viento, el cual aumenta la sensación de frío. Las señales sitúan a 10,5 km de aquí a Luzalde/Valcarlos, el primer pueblo de Navarra tras entrar por la frontera francesa, a cuatro kilómetros de distancia de ésta. En Navarra el Camino atraviesa un paisaje muy diverso. En poco varios días se pasa de los húmedos hayedos de la montaña a los cultivos de cereales de la cuenca y a las viñas y almendros de Estella?
Según las señales, he subido por el GR11, el sendero de Gran Recorrido que atraviesa el Pirineo de punta a punta por la vertiente española. Hay dos modestos monumentos de piedra, uno de ellos es el monumento dedicado a Roland. También hay una capilla impactante, ha valido la pena subir. Si no me equivoco, se llama ermita de San Salvador. Es de forma muy extraña, y está rodeada de paisajes abiertos, ya que desde el alto se observa un dilatado paisaje de montañas, algunas de ellas son alta montaña, sin vegetación...
Observo con perplejidad la extraña ermita. El tejado es desigual, ya que en unos puntos baja hasta a una distancia de un metro aproximadamente respecto a suelo, mientras que en otros puntos se queda a unos cuatro metros del suelo. Vaya tejado más puntiagudo ... La forma también es desigual, una cara es tres o cuatro veces más grande que la contraria. Además, junto a la ermita hay una cruz más alta que ésta, y una campana está situada en la cruz, no en la ermita. Desisto en encontrarle cualquier tipo de lógica al extraño monumento. Sólo le falta la olla, para tener los tres elementos clave del Santuario de Nuria, los cuales son la cruz, la campana y la olla...
Al lado de la capilla hay un montoncito de tierra con muchas cruces clavadas. Casi todas están hechas con dos ramas de árbol, rudimentariamente. Supongo que las van poniendo los peregrinos . Una señal de tráfico indica la altura del lugar, 1057m, y aprovecho para calibrar mi reloj altímetro. Marca 1071m, lo sitúo en 1057m . Me resguardado del viento un rato tras un muro de la capilla, ya que hace frío y mucho viento. En el alto de Ibañeta antiguamente había un monasterio de San Salvador. Hoy una capilla y un modesto monumento recuerdan su glorioso pasado...
Tras haber disfrutado del lugar que los demás peregrinos no van a ver, a excepción de los que han venido de Francia por este Alto, comienzo el descenso hacia Roncesvalles. Al llegar a la fuente de Apeziturri, recojo la botella de agua. Me quedo mirando a la virgen, y le saco una fotografía. Luego la adorno, y le saco otra. Bueno, más bien le saco muchas iguales intentando hacerla sin flash. Más adelante Isa, una chica de Vic ( Barcelona ), me borrará las repetidas cuando haya hecho las 400 y algo que me caben en la tarjeta de memoria ...
Le he puesto a la virgen mi sobrero, una flor, una concha y una botellita de agua al niño. La foto queda divertida. Después de estar un buen rato adornando la figura y riendo, me voy para abajo a explorar el complejo turístico que es Roncesvalles, que ya debe de estar abierto. Veo un albergue juvenil , con aparcamiento de bicicletas en el exterior. No es donde se duerme típicamente, aquí lo suelen hacer los peregrinos en bicicleta. En la entrada pone Gatzeen Aterpetxea, que significa albergue juvenil en euskera. El albergue se llama Orreaga. La recepción es de 16 a 21h y el precio son 8 euros para menores de 30 años y 10 euros para mayores de esa edad, es un hospital del Siglo XVIII...
Entro en la iglesia del complejo turístico, es la Real Colegiata de Roncesvalles. No hay nadie, fuera tampoco. Nada más entrar, hay una máquina que pone: ocho minutos de iluminación un euro. Un cartel muestra los horarios de misa: los laborables a las 20h, los sábados a las 21h, y los domingos y festivos a las 8:30, 12 y 19h. Veo que hay una cripta del siglo XIII. Tras la sorpresa del euro por ocho minutos de luz, viene otra... en una placa metálica pone : " la iluminación interior de este monumento ha sido patrocinada por Iberdrola ", parece ser que Iberdrola , turistas y peregrinos son copatrocinadores...
El silencio es sepulcral. La iglesia está oscura, estoy solo. Los cristales de colores sobre los que hay unos dibujos religiosos dejan pasar una débil luz. Veo los dibujos, la Virgen de Roncesvalles bañada en plata y una estatua de Santiago . Me quedo mirando fijamente a la escultura de Santiago. Parece una marioneta, tiene una cabeza desproporcionada, grande. Me gusta. Tiene el bastón y la calabaza donde se transportaba el agua. En el sobrero tiene una concha. Me siento en unas escaleras situadas en la entrada para copiar lo que dice el cartel , solo y en silencio :
-Amigo que llegas a Roncesvalles quien quiera que seas... te damos la más cordial bienvenida. Por favor, respeta esta iglesia que ahora vas a visitar.
-Piensa que más allá de las maravillas de su arquitectura, es testimonio de unos hombres que creyeron en Dios y levantaron estas piedras para morada de Cristo, vivo en medio de los suyos.
-Este es un espacio hecho para el silencio y la oración. El lugar en que se une la comunidad para celebrar la Eucaristía.
-Déjanos pedirte que no turbes su recogimiento. Permítele ser para lo que fue hecho.
-Contempla más con el corazón que con los ojos, la belleza que crearon los hombres de otro tiempo.
-pero busca sobre todo en su penumbra el discreto misterio del Dios que se revela a los humildes.
-Y a tu regreso que el gesto maternal de la Virgen de Roncesvalles te acompañe siempre a lo largo del camino.
Mientras copio esto, llegan tres franceses y se encienden las luces tras introducir ellos un euro en el aparato. Antes han llegado dos personas que no lo han metido, yo tampoco. El aparato muestra la cuenta atrás, cuantos minutos te quedan de luz. El lugar se llama Iglesia Colegial , es del siglo XIII y fue mandada construir por el gran rey navarro Sancho VII el Fuerte. Está presidida por la talla del siglo XIV de Santa María de Roncesvalles.
En la zona hay una oficina de turismo, a la cual entro. Es un molino del siglo XVIII. Cargo en la mochila más papeles de lugares de Navarra. Venden una entrada de 2,10 euros que incluye un museo y la visita al Claustro del siglo XVII. Al Mausoleo de Sancho el Fuerte del siglo VIII no se si va incluido en la entrada o si es gratis pero guiado. A una especie de ermita o iglesia pequeña la entrada es gratuita pero ha de ser guiada la visita, así que tampoco me atrae. ésta se llama Iglesia de Santiago. Una pareja francesa , al ver como la contemplo, se ofrecen y me hacen una fotografía junto a ella. ...
Me gustan las iglesias pequeñas y humildes, tipo ermita , más que las grandes y ricas. Hay un Silo de Carlomagno, de entrada gratuita pero guiada. Es del siglo XII y también se llama Capilla del Sancti Spiritus. Así, están cerradas y hay que ir a informarse para que te hagan la visita guiada. Una placa en el Silo dice:
- " es la edificación más antigua de Roncesvalles. Fue construida en tiempo de Don Sancho de la Rosa, Obispo de Pamplona, en la primera mitad del siglo XII, a expensas de Don Alfonso el Batallador, Rey de Navarra y Aragón. Tiene un subterráneo o cripta que servía de osario a los peregrinos que morían en el Hospital. La leyenda la supone en el mismo lugar en que Carlomagno mandó construir la tumba de Roland y recoger los restos de los soldados muertos en la batalla. Fue restaurada en 1979 en el XII centenario de la batalla de Roncesvalles."
En el complejo monumental y turístico también hay hotel, posada y restaurante.
Delante del Silo, que está cerrado, estamos la mochila y yo en el suelo. Como unos cuantos garbanzos, y lleno una botellita de plástico con ellos. Me como los que han sobrado, y tiro el pesado bote de vidrio a la papelera. Éste era parte de la cena, no los traje para transportarlos. Es un truco para ahorrar peso de esos que no se explican en los libros sino que se aprenden a base de buscarte la vida excursión tras excursión. No conozco a nadie que lo utilice, pero tiene que haber mucha gente que no esté dispuesta a llevar peso innecesario y utilice este truco u otros mejores. Me he ahorrado el peso del bote de vidrio , la tapa metálica y el agua de la botellita, que me he bebido, ya que da pena tirarla tras haber hecho cientos de kilómetros con ella desde mi casa...
El Camino de Santiago coincide por Navarra con el GR65, así que se deben de seguir las marcas de pintura blanca y roja que señalizan los senderos de Gran Recorrido. Cuando la recta blanca y la roja están paralelas indican la dirección del sendero, mientras que cuando están en perpendicular, es decir, en forma de aspa, indican que no se debe de ir por esa dirección.
Cuando en vez de rectas, cada color forma un ángulo de 90 grados, indican un cambio de dirección. La señalización del Camino de Santiago tiene lugar con flechas de pintura amarillas ( lo más habitual ), mojones con placa de cerámica donde está dibujada una concha ( situados en cruces, cambios bruscos de dirección o puntos conflictivos ), placas de cerámica en cascos urbanos con una concha dibujada ( situadas en edificios cuando el Camino atraviesa cascos urbanos ), señales metálicas de carretera ( tienen dibujado un peatón, una concha y una flecha, y están situadas donde el Camino cruza o sigue una carretera ) y paneles informativos ( situados en puntos clave , tienen mapa e información ). También se pueden encontrar montoncitos de piedras ( hitos ), cintas , inscripciones, ... realizados por peregrinos y particulares...
De Roncesvalles se parte carretera abajo, es la carretera por la que hemos llegado a Roncesvalles, se llama N-135. A unos 50 metros, se coge una senda a mano derecha, está indicado. Un panel indicativo, nos informa :
" Sobre la cordillera pirenaica, a uno y otro lado de Roncesvalles, se encuentra el macizo de Quinto Real, que es el más extenso coto de caza mayor de Navarra, el precioso valle de Aézcoa y el bosque de Irati, la segunda mancha de hayedo más extensa de Europa, tras la selva negra alemana. Pero la Ruta Jacobea, en su camino hacia el sur hasta Pamplona, recorre rincones de gran belleza en los pueblos de Auritz/Burguete , Auritzberri/Espinal , Biskarreta/Guerendiain , Erro , Zubiri , Larrasoaña , Iroz , Huarte y Villava."
Es un precioso inicio de Camino. La senda va paralela a la carretera, y está sombreada por hileras de píceas. Más adelante vienen hayas y acebos. La coloración de las copas de los árboles es el resultado de unir hojas marrones, verdes y amarillas. El bosque está vestido de otoño. La senda está cubierta de hojas caídas, y los rayos solares se cuelan débilmente entre el espesura del bosque, siendo la senda bastante sombría. Es como caminar por el interior de una cueva, cuyas paredes y techo no son rocas, sino materia viva: árboles y más árboles...
A unos 200 metros del comienzo de la senda, a mano izquierda, veo al otro lado de la carretera la llamada Cruz de los peregrinos, o Cruz vieja. Es un crucero gótico del siglo XIV trasladado a aquí en 1880. En la base se ha embutido un capitel renacentista que representa a los reyes navarros, Sancho el Fuerte y Clemencia, su esposa.
Abandono el Camino y cruzo la carretera hasta llegar a la cruz. Bonito lugar para ubicarla, y bonita foto la que tomo de la cruz, con un telón de fondo compuesto de árboles otoñales , y la luz del sol intentando abrirse paso entre las hojas de las copas. Vuelvo al camino, y me dirijo hacia el primer pueblo, Burguete/Auritz , a unos 3km de Roncesvalles. Me doy cuenta de que he perdido la hoja en donde estoy escribiendo el diario de viaje, y comienzo a retroceder. Al comienzo de la senda, me la encuentro, está bañándose en un mar de hojas que cubren la calzada...
Son las 12 del mediodía, cuando por la senda encuentro un banco de piedra, en plena naturaleza. Me tumbo sobre él , mirando hacia el cielo, aunque básicamente lo que veo son las copas de los árboles, casi no hay cielo visible. Es un bonito lugar para el reposo y la meditación. Más adelante hay un desvío hacia la derecha señalizado con el nombre de" camino canónigos - bidea ", yo debo de continuar recto, en dirección a Burguete...
Dejan de verse hayas, ahora el bosque está formado por unos árboles altos, parecen pinos, y el suelo ya no está cubierto de hojas. Aparece un edificio, al terminarse el bosque. Giro a la izquierda, y en unos 300m de carretera solitaria aparezco en la carretera general, la N-135. En esta zona hay varias naves y el cuartel de la Guardia Civil. Tomo la carretera hacia la derecha, y caminando por ella, entro en Burguete. A mano izquierda, antes de entrar a las primeras casas, hay una zona ajardinada con dos barbacoas y cinco mesas de piedra con dos bancos de piedra cada una, es un merendero o zona de picnic...
El Camino sigue la carretera, que atraviesa el pueblo. Varios escritos antiguos sitúan en este pueblo la Batalla de Roncesvalles, en la que fallecieron Roldan, Oliveros, y el rey Marsilio, junto a otros cuarenta mil combatientes cristianos y sarracenos. Es un pueblo formado por casas unifamiliares, no hay ni un bloque de pisos. El pueblo tiene hoteles, restaurantes, una farmacia ... Las casas son muy bonitas, algunas tienen el tejado muy puntiagudo y colores vistosos , sobre todo en los marcos de las ventanas. Casi todas las casas son de fachada blanca, y tejado rojizo. También están adornadas con flores de colores que viven en macetas. El pueblo tiene forma alargada, va a lo largo de la carretera, de ancho es pequeño. Una valla metálica tiene algunas conchas de metal, es un pueblo del Camino...
Caminando, llego a la altura de una plaza, en donde están situados el Ayuntamiento, la iglesia, un parque pequeño con césped , un área de picnic , un bar con terraza, y una fuente. ¿ Quién da más ? Una campanada me da la bienvenida. El parque tiene árboles, y bajo su sombra hay situados bancos de madera. El área de picnic está formada por dos mesas de madera con sus correspondientes bancos también de madera, en una de ellas almuerzo un bocadillo. Fotografío el Ayuntamiento, que tiene porche, balcón, y ventanas rojas...
La fuente es una obra muy sofisticada, nunca he visto una tan ingeniosa. Es una especie de losa vertical, con parte delantera y trasera. Delante, arriba hay un grifo que al abrirlo el agua cae a una pica. El agua de la pica va a parar al otro lado, para luego volver al lado inicial pero en a través de la parte inferior de la losa. Hay otro grifo, situado más abajo, que al abrirlo el agua va a parar a una pica , que mediante una rampa va a parar a una piscinita al otro lado, y de ella por una rampa baja a otra. El que la ha ideado, ha sido muy ingenioso, es una especie de pista de minigolf ...
Tras la exploración de la fuente,ahora le llega el turno a la iglesia. La iglesia se llama Iglesia de San Nicolás de Bari, como la antigua, y de aquella conserva el emplazamiento y la portada barroca. Tiene un reloj que me recuerda a " Regreso al futuro ". Es bastante grande, y de agujas, las cuales marcan que son más de la una y cuarto. Lo que más me atrae es el reloj. La puerta, que es de madera, está cerrada. Va a ser la tónica a lo largo del camino, todos los pueblos tienen la iglesia cerrada.
El pueblo está desierto. Solo hay una pareja con un hijo muy pequeño, que se están haciendo una foto, pero claro, en ella sólo aparecen dos de las tres personas. Me ofrezco para hacerles una fotografía , y así aparecer los tres en ella, y tras hacerla me dan las gracias. Se ofrecen para hacerme una a mí, y les digo " no, gracias".
Continúo atravesando el pueblo por la carretera. Llega un momento en que unas flechas amarillas pintadas en el asfalto de la carretera te hacen cruzar al otro lado para abandonar el pueblo por su derecha, pero no las veo. Continúo por la carretera hasta el final del pueblo, viendo una panadería, un supermercado, y una gasolinera. Aquí el pueblo ha acabado, y no veo en la carretera ninguna señal del Camino, eso me hace sospechar, que me he pasado de largo.
Regreso hacia el pueblo por otra calle, paralela a la carretera, para ver cosas nuevas, y de camino a la plaza , me cruzo con un señor mayor que pasea por las calles del pueblo con dos enormes vacas. Tras haber explorado el pueblo, cojo el Camino, dejando la carretera y yendo hacia la derecha, para salir de Burguete.
Al abandonar el pueblo, se debe cruzar un río Urrobi a través de un puente de madera peatonal. El puente a un lado tiene barandilla de madera, al otro no. Hace unos diez metros de largo por un metro de ancho, aproximadamente. Me apoyo en la valla y contemplo como pasa el agua, que refleja la luz solar. El sonido es cautivador. Es la hora de comer, de manera que aprovecho el romántico lugar, para hacerlo. Así, me siento a comer en el puente, con los pies colgando, en el lado que no tiene barandilla.
Mientras termino el bocadillo que he comenzado a comer en la plaza de Burguete, observo el agua. La cristalinidad del agua, y la poca profundidad del río, me provocan. Me calzo unas chanclas, me arremango los pantalones, y me dirijo a una orilla del río. El reto, es atravesar el río de orilla a orilla, unos diez metros, sufriendo por la baja temperatura del agua. El meter los pies en las gélidas aguas, es lo peor. Luego, tras dejar de sentirme los pies, comienzo a caminar. Es un reto que me he planteado y que debo superar, aunque cueste cierto sacrificio. Hacia la mitad del río, me empiezan a doler las dos extremidades, la profundidad es de unos treinta centímetros. La otra orilla se va acercando, mientras observo como enturbio el agua con tierra del fondo, con mi caminar. Finalmente llego a la otra orilla del río, superando el desafío...
Pasada la prueba, ahora pongo a prueba mi nuevo reloj. Se supone que es sumergible, voy a comprobarlo y a la vez saber la temperatura de la gélida agua. Lo dejo en el fondo del río sobre una roca, y me vuelvo al puente a comer con los pies colgando, tras secármelos con la toalla. Al acabar de comer, voy a por el reloj , marca 12,8 grados de temperatura, y continúa funcionando, así que confirmo que es sumergible como era de esperar , a la vez que compruebo que el agua está a una temperatura de 24 grados centígrados más baja que mi cuerpo, de ahí el notarla tan gélida?
Hasta aquí, todo ha sido disfrute, sin prisas. Pero resulta que son las dos y media de la tarde y llevo 3 km de etapa, me quedan unos 20km aproximadamente. En esta época a las siete ya ha oscurecido. Las cuentas no cuadran, es decir, me va a tocar caminar de noche. Cuanto más corra, durante menos tiempo deberé de caminar a oscuras. Por desgracia, es el momento de dejarse de romanticismos, y ponerse a caminar en serio?
Reinicio la peregrinación, en soledad, y así hasta llegar a Zubiri. En toda la etapa, no me encuentro con ningún peregrino, ya que al haberme retrasado subiendo hacia Francia, me he quedado el último del día. Parece que hoy este trozo de Camino es todo para mí.
Emprendo el camino hacia Espinal/Aurizberri, el siguiente pueblo, situado a unos tres o cuatro kilómetros. Camino por una ancha pista, dejando a mano derecha varias naves ganaderas, en el interior de las cuales veo vacas y ovejas. La pista transcurre entre enormes extensiones de pasto para el ganado. Una vaca me hace " muuuuu " muy potentemente desde lejos, le contesto con un mugido menos potente, no creo que haya logrado escucharme?
Entre extensos prados verdes, con telón de fondo formado por árboles y montañas peladas del Pirineo navarro, veo ovejas de patas y cabeza negras, caballos y vacas. Se cruza una valla por un portillo , y entro en un bosquecillo de hayas, con un riachuelo , llamado regata de Oiarzabal. Más allá son prados extensos. Paso el riachuelo por encima de piedras colocadas para ello. Entonces la pista se ha convertido en un sendero. Más tarde vuelvo a pasar el riachuelo, esta vez por una roca de unos dos metros de longitud a modo de sencillo puente de piedra sobre el riachuelo.
Este tramo, aparte de GR65, es GR11, el sendero de Gran Recorrido que atraviesa todo el Pirineo de punta a punta por la vertiente española. Unas señales lo hacen recordar. El GR11 Y GR65 vienen de Burguete, mientras que para ir a Zubiri se debe seguir el GR65. Me noto una astilla clavada en el pie, me descalzo, la localizo y la retiro con precaución. Retomo el caminar, ahora sin dolor?
Viene otra roca a modo de puente, y una bifurcación, en la cual debo continuar recto . Camino sobre una pista cubierta por un mar de hojas. Se une una pista por la izquierda, que debe ser la que he dejado antes. La pista va a parar a un cruce , y sigo hacia la derecha , como está indicado. Corono una especie de alto, y al otro lado, abajo se ve el siguiente pueblo, llamado Espinal/Aurizberri, entre prados y bosque.
Bajando por la pista, entro al pueblo. Hay una fuente construida con piedras que no tiene agua. Una señora mayor sentada en la puerta de su casa y yo nos saludamos. Este pueblo también está formado de casas unifamiliares. Éstas tienen un tejado muy puntiagudo, y se parecen a las de Burguete. La iglesia, de época moderna y dedicada a San Bartolomé, es puntiaguda y extraña. Tiene una torre estrecha y alta con un reloj, coronada por una cruz. Nunca había visto una iglesia tan rara. Me meto en su patio, se ve preciosa. La puerta está cerrada. Hay una fuente de piedra decorativa, no de beber. Ésta sí tiene agua. El patio está porticado y el suelo es de piedras. Hay columnas. A este mágico lugar se acude también dejando el Camino. La pista va a parar a la carretera, que transcurre en perpendicular, y entonces el Camino va a la derecha, pero se ve a la izquierda la iglesia. Tras contemplar el patio y la iglesia, tomo la carretera y me dirijo para abajo, donde sí es el Camino...
La carretera es la calle principal del pueblo. Paso por la biblioteca/ colegio del pueblo, que es una casa más, de fachada blanca y ventanas, balcón y puerta rojos. El tejado es puntiagudo y desproporcionado, ya que hacia un lado cae al menos el doble de altura que en el otro, llegando casi a tocar el suelo en el lado largo. Más adelante paso junto al Ayuntamiento. Este pueblo también es de forma alargada, va a lo largo de la carretera, y es estrechísimo. Paso por una plaza, donde hay un busto de metal. Está dedicado al rey navarro Teobaldo II, fundador de la localidad, en 1269. Al lado, se encuentra una taberna con terraza en la plaza. Llega un momento en que en la carretera hay flechas amarillas pintadas sobre el asfalto que te hacen cruzar al otro lado e ir hacia la izquierda, donde comienzo a caminar por una carretera poco transitada. Pero antes, he seguido recto ( me he vuelto a pasar el desvío ) y he explorado el pueblo viendo una panadería y una casa rural, para luego volver atrás.
La carretera va entre prados, que al fondo están limitados por bosque. Me cruzo con una pista, y luego cojo un camino a la derecha . Camino bajo hayas y avellanos, siempre cuesta arriba. También hay zarzas. Finalmente, llego a la loma cimera, cerca de dolmen de Arriurdin, es el Alto de Izosta. En este punto , un mojón indica que Zubiri está a 17km, voy terriblemente mal de tiempo. En esa población está el primer albergue, y son las cuatro de la tarde, faltan tres horas para que comience a oscurecer. Sin lugar a dudas, voy a llegar al albergue de noche, debido a tanta exploración que estoy realizando hoy...
El sendero va a parar a un cruce con una pista, y tomo hacia la derecha La pista va cuesta abajo a través de unos extensos prados, donde pastan unas vacas, hacia la carretera general. Al estar en alto, tengo buenas vistas hasta el horizonte. Hay prados, montañas, cultivos y un cielo azulado despejado. Me parece incluso ver Roncesvalles a lo lejos, entre bosques. Bajo corriendo por la pista para ganar tiempo, y llego a la carretera general a su paso por el Alto de Mezquiritz. Hay un monumento de piedra, aparece la virgen de Roncesvalles grabada en la roca, y ésta está acompañada por muchos ramos de flores que la gente ha dejado aquí.
Atravieso la carretera , que en este punto presenta un aparcamiento, y en una bifurcación tomo hacia la izquierda. Una señal dice que hacia la derecha se llega a los Altos de Enebela tras 3,7 km por un sendero local. El sendero por el cual camino, desciende dentro de un denso y bello bosque de hayas, por la falda del monte Errebelu . Es un lugar sombrío y húmedo. Aprovecho la cuesta abajo para ganar tiempo corriendo un trozo, ya que se me va a hacer de noche de camino a Zubiri.
Al llegar a un cruce con otro sendero, voy hacia la izquierda y aparezco en la carretera general. Sin llegar a pisarla, cojo un sendero a la derecha que se introduce en el bosque. Subo por el sendero, hasta llegar a una bifurcación, en donde tomo hacia la izquierda, comenzando a caminar por un ancho camino pavimentado con losas. Acompañado por el sonido de las campanas de las vacas y por el olor que desprenden las plantas, voy caminando por dicho camino granate, hasta salir a la carretera general, en una zona con un gran cruce.
En ella, a unos cien metros vuelvo a encontrar la continuación, un camino igualmente pavimentado del mismo color. En la discontinuidad he tenido que atravesar un curso de agua de pocos centímetros de profundidad , por una especie de puente que en realidad son pilares de cemento, No hace falta dar saltos de un pilar a otro, ya que están muy cercanos y se puede atravesar tranquilamente caminando. Me ha provocado la idea de pasar este curso de agua en chanclas, pero no hay tiempo que perder. Transcurre sobre hormigón, no sobre tierra. Es la regata que viene de Sorogain.
Ahora, en el mojón con el símbolo de la concha pone Zubiri a 11km, he recorrido en los últimos cuarenta minutos, seis kilómetros, según los mojones. Me doy la vuelta, y veo la zona de prado alta, desde la cual se tenían buenas vistas pasado el alto de Izosta. También veo el bosque por el cual he bajado tras cruzar la carretera a su paso pro el Alto de Mezquiriz. Llego a una carretera, voy la tomo hacia la derecha , es de las que son poco utilizadas. Ésta carretera pasa por unas casas del pueblo, llamado Bizcarreta/Gerendiain o Viscarret , cruza la carretera general, y continúa por el pueblo al otro lado de ésta, que es donde está prácticamente todo?
El Camino no pasa por la iglesia, así que abandono en Camino y camino por las calles del pueblo hasta llegar a ella. Es la Iglesia de San pedro Eliza, románica del siglo XIII-XX según un cartel, es decir, es de un estilo románico de transición del siglo XIII y recientemente modificada. Hay un parque infantil y una fuente junto a ella. Suenan cinco campanadas, ya son las cinco. Un gato es el único habitante del pueblo que veo, está desierto. Un bar tiene en la fachada la altitud ( 781,60m ) , las coordenadas de su posición , y un reloj de solar. Antiguamente, había un hospital de peregrinos en esta localidad, del cual no han quedado restos, y no existiendo aun el hospital de Roncesvalles, este pueblo era la primera y obligatoria parada tras cruzar la frontera con Francia.
Vuelvo al Camino, y continúo el peregrinaje, hacia Zubiri. En el pueblo, he visto cuatro tractores de juguete, de un tamaño adecuado para que el niño se monte encima y circule, supongo que los padres los compran para motivas a sus hijos y que éstos salgan a los padres y conserven el trabajo rural que llevan a cabo, en vez de abandonar el pueblo e irse a la ciudad en busca de trabajo.
A la salida del pueblo, y siguiendo una pista igualmente enlosada, llego al cementerio, que está situado en un alto, a unos diez metros a la izquierda del Camino. A él se accede por un pavimento igualmente enlosado. En la puerta, metálica, pone el año de construcción del cementerio, el 1931. Me acerco , y me sorprendo al ver que se puede abrir en lugar de estar cerrada. Entro al cementerio. Consiste en una zona ajardinada de unos diez metros de ancho y veinte de largo, limitada por un muro de cemento, y en éste hay una puerta metálica. Hay unas cuarenta tumbas, que consisten en una cruz o losa de cemento clavada en el suelo, no es de los de construcción vertical en donde se meten los ataúdes en los habitáculos. Me asomo por encima del muro, y tengo una fenomenal vista del pueblo que acabo de abandonar, ya que el cementerio está situado en un alto. El campanario de la iglesia es lo más alto del pueblo, y se asoma sobre los tejados rojos de las casas, que son todas de fachada blanca. Ya no son aquellas casas puntiagudas y de colores vistosos que habían en los dos primeros pueblos de la etapa, ese tipo de casas ya no las voy a ver más?
De camino al cementerio, un tractor que ha venido de la cercana y paralela carretera, se ha metido en la pista enlosada. ¿Le comprarían al señor un tractor de juguete de pequeño? Creo que en la época en que él era joven, aun no existirían esos juguetes, al menos de tamaño humano, de los pequeñitos de mover con la mano igual sí...
Del cementerio, bajo por un robledal. Tras cruzar la carretera general, por una ancha pista llego al pueblo llamado Lintzoain, que es el primer pueblo que encuentro apartado de la carretera general. Un gato viene desde una casa a hacerme "miauuu" , mientras atravieso el pueblo. Una casa, que tiene muchas flores rojas y rosas en macetas, está defendida por cuatro gatos que me miran al pasar. Paso junto a una fuente con dos caños y una larga pila donde supongo que beben los animales. En el pueblo está la pequeña iglesia parroquial de San Saturnino, del siglo XIII y estilo románico tardío, la cual no veo. La devoción a este Santo francés, obispo de Tolosa, entró con los peregrinos franceses.
Pasado el pueblo se sube una gran cuesta cementada, Me doy la vuelta, y desde las alturas veo el pueblo abajo y la pista por la que he entrado a él al otro lado. He pasado el pueblo merendando galletas, quizá el gato que ha venido a verme ha sido por interés galletero?
En un cruce sigo recto , y en un mojón leo Alto del Erro a 4km , son las seis de la tarde, que mal pinta el asunto, queda una hora para que anochezca. Camino entre robles, pinos silvestres, y un denso bojeral. Veo más ovejas de cabeza y patas negras pastando. En unos 50m dejo la pista y cojo un sendero a la derecha, el mojón de la concha indica que Zubiri está a 7,5km . La mitad va a ser de subida al Alto del Erro, y la otra mitad de bajada, aproximadamente. En el Alto del Erro , hay una losa de piedra de más de dos metros de longitud, que representa la medida del paso del gran héroe francés Roldan, yo no la voy a ver, pese a que en teoría está en la calzada del Camino.
Camino por un bosque de pinos silvestres, hayas y robles. No es un bosque tan espectacular como el del comienzo de la etapa, estos árboles son de menor altura. Se trata de ir por el bosque siguiendo por donde indican las señales. Me encuentro un mojón de Larrasoaña 12,5km y luego otro de Zubiri 6,5km . Llego a un montoncito de ramas y rocas, con una concha y una placa metálica, en memoria de Shingo Yamashita, peregrino japonés fallecido aquí en agosto de 2002. Paso cerca de tres torres de telecomunicaciones. La subida al Alto del Erro han sido continuas y suaves subidas y bajadas. Una vez en él, he bajado junto a una línea de alta tensión hacia la carretera a su paso por el Alto del Erro, dejándome atrás y sin ver, el famoso paso de Roldán. Veo la puesta de Sol, son las siete de la tarde.
Al otro lado de la carretera, voy por una pista ancha, la cual se dejo a unos 50m cogiendo a la derecha un sendero, en cuyo cruce pone Zubiri a 4 km. Paso cerca de un corral de vacas en estado ruinoso, es la llamada Venta del Puerto o del Caminante, antes era posada para peregrinos. Enfrente hay toros pastando...
Continúo con prisa y por bosques de pinos y robles, hacia Zubiri. Hay afloramientos de roca en el Camino que hacen mi caminar complicado, ya que está oscureciendo y hay poca luz. Debería pararme y buscar mi linterna frontal en la mochila, pero no quiero perder tiempo y sólo me apetece llegar cuanto antes al albergue, ya hace doce horas desde que comencé a caminar.
A las 19:40 , en medio de la noche, llego al Puente de la Rabia, en Zubiri, a través del cual entro al pueblo. Antes de cruzarlo, hay una luz, sale del albergue privado, mientras que yo voy a pernoctar en el municipal. Atravieso el histórico puente, y paso junto a la iglesia del pueblo, llegando a la calle principal del pueblo. Camino bajo la luz de las farolas, sin saber donde puede estar el albergue. No lo encuentro, ni veo a nadie para preguntárselo. Sé que está en la vieja escuela, antes era un colegio.
Encuentro a un señor, y le pregunto. Resulta que está en esa misma calle principal, que es la carretera general. A las 19:45, llego al albergue municipal. Fuera hay una tienda de campaña montada. Entro al albergue, y pregunto por el hospitalero. Me responden que la hospitalera ya se fue, por lo que cojo la primera cama que veo libre, y dejo la mochila. La hora de sellado y del pago del precio (cinco euros) es a las 19h, luego esa persona se va. Así, hoy dormiré gratis, y me quedaré sin sello en la credencial, que debe ser sellada cada día para demostrar que no se hacen trampas?
El albergue tiene dos salas iguales, una cerrada por obras y una abierta. Así, la parte funcional es la sala donde estoy, un lavabo que no se utiliza mucho por no estar en muy buen estado, y dos barracones situados en la calle, de los que hay en las obras para guardar material. En uno hay duchas y para lavar, y en el otro lavabos, los dos están nuevos. En la sala, que no es muy grande, hay diez literas ( 20 plazas ), una mesa con dos bancos que se utiliza para comer, internet a un euro, utensilios de cocina ( vasos, platos, cubiertos, cazuelas ... ). Fuera hay una mesa de piedra. La máquina de refrescos no funciona. Tiene libros para leer. Además, el albergue era una escuela...
El número total de plazas es 40, 20 en cada una de las dos habitaciones. Es propiedad del Concejo de Zubiri, quien también lo gestiona. Está abierto todo el año, y se puede salir durante la noche ya que nadie lo cierra. Hay un radiador eléctrico que nos da calor, y un tendedero cercano con ropa secándose. No tiene cocina, y sí microondas. Es familiar, sencillo y acogedor, me gusta ya que es pequeño y humilde. Tiene mantas y almohadas. Al escoger entre pernoctar aquí o en Larrasoaña, algo a tener en cuenta es que Zubiri tiene muchos más servicios que Larrasoaña, incluido centro médico. Además, llegar hasta Larrasoaña supone alargar una etapa dura, y dejar para la siguiente etapa Pamplona a sólo 15 km ...
En el pueblo hay centro médico, supermercado, bar, panadería... un papel dice que los lunes y martes no hay misa ( hoy es martes ), de miércoles a viernes es a las 18h, los sábados a las 19h y los domingos a las 11:30h, en la iglesia parroquial de San Esteban, que es la iglesia del pueblo. Un barracón tiene cinco duchas y cuatro grifos para lavar, el otro cuatro inodoros, mientras que los que nadie utiliza están formados por un inodoro y tres duchas en peor estado. No hay diferenciación por sexo. Tras ducharme, las chanclas mojadas las dejo debajo de la litera pensando que mañana me he de acordar en cogerlas, cosa que no haré, y se quedarán allí junto a la toalla. Por cierto, el agua estaba fresquita.
Ceno en la mesa, un plato de garbanzos con atún. Aun me quedan tres latas más en la mochila que traigo desde Badalona. En la mesa tengo delante al señor de Castellón, ex telegrafista, que a partir de ahora va a dormir en albergues, como le dije. Dice que no conocía este ambiente. Mañana me lo encontraré de nuevo en Pamplona, y pasado en Puente la Reina, durmiendo en los mismos albergues que yo. También está el chico de Bilbao, que se llama Pedro. Somos diez personas, más dos que duermen fuera en tienda de campaña. Deduzco que la mayoría ha llegado hasta Larrasoaña para dormir, ya que ayer éramos 32 en Roncesvalles, o bien han utilizado algún albergue privado o pensión.
Según la distribución de las etapas del Camino de Santiago, la primera etapa finaliza en Zubiri o en Larrasoaña ( el siguiente pueblo ). La segunda en Pamplona o Cizur Menor ( el siguiente pueblo pasado Pamplona, a 3 km ). Las siguientes terminan en Puente la Reina, Estella, Los Arcos y Viana o Logroño. Así, de los 32 peregrinos que dormimos ayer en Roncesvalles, una parte estarán en el albergue municipal de Larrasoaña, situado en el interior del Ayuntamiento ( el Concejo ), y los demás me los encontraré ahora en el albergue municipal de Zubiri. En Puente La Reina en teoría deberíamos volvernos a encontrar.El hecho de que los peregrinos sigan normalmente esta distribución de etapas, hace que cada día cuando vas al refugio a cenar y dormir, te suelas encontrar a la misma gente.
Van dos noches, y en las dos he sido el último peregrino en llegar al albergue, y mañana va a pasar lo mismo, e incluso llegaré más tarde que hoy. El primer día de Camino ha sido intenso, es hora de descansar y recuperar energías, para mañana continuar. A las diez de la noche es la hora de apagar las luces, pero unos minutos antes ya estamos todos acostados. El único que no está acostado, es el de Bilbao, que sigue haciendo cosas con su equipaje. Finalmente apaga las luces, y felices sueños?
Relato de la segunda etapa del Camino. Gran parte de la etapa consiste en recorrer por prados y bosques el valle de Esteribar, pasando por pequeñitos pueblos, hasta la entrada a la tríada urbana Villava-Burlada-Pamplona .
Un nuevo día ha llegado. Anoche me quedé dormido al momento, ya que llegué cansado tras más de doce horas de caminar. He dormido en la colchón superior de una litera. Esta noche, no he pasado frío. Por la noche entra la luz de las farolas a través de los cristales de las ventanas, por lo que no hay oscuridad. El refugio se queda abierto toda la noche, ya que no viene nadie a cerrarlo. Salgo del interior del saco de dormir, y preparo el equipaje.
Tras almorzar, a las nueve de la mañana , pese a ser las ocho la hora de cierre, salgo el último del albergue, junto al chico de Bilbao, llamado Pedro. No ha venido nadie a cerrar, se queda abierto. Por delante tengo un nuevo día de caminata, ésta vez para llegar a la primera gran ciudad del Camino, Pamplona. Por detrás, tengo mis chanclas y mi toalla debajo de la litera secándose, me he olvidado de ellas y aun no lo sé...
Llevo puestos el gorro de lana, los guantes y la chaqueta. Por la calle principal voy hacia la iglesia, dedicada a San Esteban, la cual sólo conserva de la época medieval los muros. Es de fachada blanca, como la mayoría de las casas, y en la torre del campanario tiene un reloj de agujas, además de una campanita en el tejado. Al llegar a ella giro a la izquierda. Suena una campanada, el pueblo se despide así de mí. La calle que acabo de coger va a parar al Puente de la Rabia.
El puente da nombre al pueblo, ya que Zubiri significa pueblo del puente. Es un puente gótico de dos ojos de medio punto, por debajo del cual transcurre el río Arga. Su nombre se debe a que es un rito tradicional de la región hacer dar tres vueltas al ganado en torno a su pilar central para resguardarlo de la rabia. Se supone que bajo ese pilar está enterrada Santa Quiteria, la cual produce la protección del animal. Pienso que no van a coger la rabia, pero porque se van a morir del resfriado que van a coger de meterse en el río para ponerse a dar vueltas sobre su pilar central...
En este punto me quedo contemplando el puente desde distintos puntos de vista : desde un lado, desde el centro ... buscando buenas fotos. Pedro continúa su camino, y me quedo sólo. Pasan dos peregrinos que acababan de salir antes que nosotros y que se habían parado a comprar pan, uno es suizo y una es canadiense ( Quebec ). Así, me he quedado el más atrasado del día, para variar...
En el centro hay un balconcito, me asomo en él y observo el puente desde una perspectiva más. Me recuerda al puente romano de Mérida, de casi un kilómetro de longitud sobre el río Guadiana, que conocí el pasado julio, ya que tenía también el balconcito. Éste es su hermano menor, muy menor...Mientras estoy en el balcón, un coche atraviesa el puente, nunca me hubiera imaginado que está abierto a la circulación...
Continúo con mi caminar , un rato a pie y otro andando, tras haber escuchado las campanas de la iglesia que sonaban a modo de despedida al pasar junto a ella y dirigirme al puente. Al otro lado del puente retomo el Camino, que no pasa por el interior del pueblo. Un gorro y unos guantes de lana me protegen del fresco de una mañana de finales de octubre. Bueno, es más frío que fresco, la chaqueta la llevo atada hasta arriba...
El Camino de Santiago continúa hacia Larrasoaña sin cruzar el puente y por tanto sin entrar en la población, lo mismo que ocurre en Larrasoaña, el otro posible final de etapa. El puente se cruza si se quiere visitar Zubiri o pernoctar en el albergue, ya que el Camino transcurre por el otro lado del río.
Del puente se va a una zona de casas, donde debe de estar el cementerio, que no veo. Seguidamente me alejo del pueblo por un descenso pedregoso, hasta que un riachuelo cruza la senda. Lo paso por una losa colocada a modo de puente. El Camino transcurre por un modesto bosque y entre vegetación de baja altura. Observo a mi derecha cuatro burros comiendo hierba , uno es marrón, uno es blanco con manchas negras, otro blanco con manchas marrones y el último es todo blanco excepto la cabeza que es marrón... que variedad, hay para elegir, con lo iguales que parecen las ovejas...
El Sol no aparece y el fresco continúa. Abajo, a lo lejos, observo a vista de pájaro un pueblo, formado por casas blancas de tejado rojo, una iglesia antigua ( de coloración típica de piedra, diferente a la de las casas modernas ) y la carretera general que pasa rozando al pueblo. Supongo que debe de ser el siguiente pueblo de Camino, Larrasoaña, pero en verdad se trata de uno de esos pueblos por los que el Camino no pasa, pero yo sí. Larrasoaña está más lejos...
Llego a un cruce y voy hacia la derecha. Está por venir un tramo de Camino muy feo, famoso por la fábrica de magnetitas. Voy por la pista, pasando junto a unas instalaciones eléctricas, hasta llegar a su fin, una carretera, es la carretera de Osteritz. La tomo hacia la izquierda, y se trata de caminar por la carretera, sin arcén, y sin coches, escuchando el ruido de la fábrica de magnesitas. La carretera hace una ligera y constante subida. Me pongo a correr, ya que estar aquí caminando es perder el tiempo...
Corriendo adelanto a algún peregrino. Llega el momento en que una concha me dice que deje la carretera y me meta hacia la derecha, es como ir de Guatemala a Guatepeor. Se trata de atravesar los terrenos privados de la empresa de magnetitas, concretamente, la zona de acumulación de residuos de dicha empresa. A la entrada de la pista, justo cuando se deja la carretera, un gran cartel metálico dice : " Atención, va a atravesar terreno industrial de MAGNA S.A. ( MAGnetitas NAvarras S.A. ) , no salga del recorrido ". Salir, no salgo, pero correr...
El ruido es fuerte, el panorama desolador. Tierra, camiones de obra, tuberías... En una tubería alguien ha escrito en pintura " Santiago 715 km ", vaya ánimos ... Al salir del tramo industrial un cartel avisa de ello. Dentro está todo señalizado, es una gran pista con una bajada final con tablones de madera a modo de escalones.
Alcanzo al peregrino de Bilbao, Pedro, que está parado cambiándose de calzado, ya que tiene ampollas en los dos pies, y le duelen. Yo lo único que tengo son ganas de volver a caminar disfrutando de ello y del paisaje, y estoy a un paso de ello. Me acerco a ver una pequeña catarata cercana, a la izquierda del Camino. La peregrina canadiense, que es la última del día ya que la adelanté al correr, nos alcanza y nos hace una foto juntos, es mi único recuerdo material del chico de Bilbao...
Dejo al chico con sus tareas de cambio de calzado y continúo mi caminar, por una calzada bonita de piedras colocadas. Llego a una zona de casas en la montaña, es una pequeña población llamada Ilarratz. Hay una fuente de piedra construida el año 1917. Es un rincón del mundo bonito para beber y descansar. Me saco la mochila, fotografío la fuente, y la observo. Tiene dos abrevaderos. Lleno la botella de agua, me quito los guantes y el gorro de lana, y retomo el Camino. En ese punto me han adelantado el chico de Bilbao y la canadiense. Tengo de nuevo el placer de ser el último de la etapa...
Tomo una carretera a la derecha, y por ella paso junto a dos caballos. Uno es la madre y el otro el bebé, que está lactando de la madre mientras ella come hierba. Me acerco, y me quedo observándolos mientras ellos también me observan de cerca. Los tres estamos pensativos, yo más que ellos. Somos tres animales, cara a cara. Son de color marrón, y la madre tiene una campana en el cuello. Tras acercame bastante, les dejo tranquilos y me voy alejando, a lo que dejan de mirarme y la madre vuelve a comer hierba...
Sigo caminando, y a la derecha hay una especie de masía antigua con un pequeño cementerio, debe de ser la ermita de Santa Lucía. Está modernizada, ya que su fachada de siglos de antigüedad contrasta con la antena parabólica que hay instalada en la misma fachada. En una curva de la carretera cerrada a la derecha, se debe dejar y tomar otra a la izquierda, para llegar hasta Esquirotz o Esquíroz. Yo continúo por donde no se debe, es decir, carretera abajo, y tras pasar por un puente sobre el río Arga y caminar unos 200m de carretera recta, delimitada a la derecha por un prado de hierba grandioso, llego al pueblo que vi hace rato a vista de pájaro arriba, descubro que se llama Urdaniz/Esteribar...
Urdaniz es un pueblo que está formado por unas treinta casas y una iglesia, más una pista de frontón. Subo por el pueblo hasta llegar a la iglesia, y la rodeo. Junto a la entrada hay unos arcos bajo los cuales está la puerta, y delante hay césped. Bonito rincón solitario para refugiarse de una posible lluvia. Para variar, la iglesia está cerrada, como todas las de los pueblos que voy recorriendo. Atravieso el pueblo en sentido contrario, vuelvo a la carretera, y tras pasar el río y subir por ella, tomo el desvío de la curva cerrada, que es por donde continúa el Camino...
Se llega a Esquirotz, que son siete casas si no cuento mal, por una carretera estrecha. Es de doble sentido de circulación pese a que es imposible que dos coches quepan por lo estrecha que es, pero bueno, estadísticamente es prácticamente imposible que dos coches se encuentren en esta carretera olvidada y solitaria?
Pasado el pueblo ya camino por sendero, la carretera ha quedado atrás. Paso un riachuelo gracias a un puentecito y camino por un paisaje verde de campos. He cruzado la carretera de Setoain. Llego junto al Puente de los Bandidos, puerta de acceso al pueblo llamado Larrasoaña, en el cual está el segundo albergue del Camino. De aquí habrán partido esta mañana los veinte peregrinos que hay de diferencia entre los 30 que dormimos en Roncesvalles y los 10 que dormimos en Zubiri, es de suponer. Un cartel informa:
" Larrasoaña era considerado el centro comercial y económico del Valle de Esteribar. A principios del siglo XI había aquí un Monasterio de San Agustín, regido en esta época por el abad Azuar, a quien el Rey Sancho el de Reñalém le encomendó su hija, Urraca. En el siglo XVIII en esta villa habrán cofradías en dos ermitas, una en dirección norte dedicada a Santiago, y la otra al sur bajo la advocación de San Blas. De Larrasoaña a Pamplona el Camino y la carretera van por el fondo del valle, siguiendo la orilla derecha del río Arga. Pasaba el Camino viejo por Antxoriz y luego cruzaba a la orilla izquierda del río Arga; seguía por Irotz y volvía a cruzar el río por un puente medieval " .
La Orden de San Agustín, era una orden muy activa en la atención a los peregrinos de Santiago. La población, era un referente en la ruta jacobea. Su configuración urbana, consiste en una calle principal, donde pasaba el Camino, y las casas a ambos lados, como sucede con muchos pueblos nacidos gracias al Camino de Santiago. El puente es llamado Puente de los Bandidos, porque aquí eran frecuentes los atracos a peregrinos, por ser un lugar de paso obligado en aquella época. Cruzo el puente, gótico del siglo XIV, mientras cuatro paletas lo están arreglando. Éste tiene dos balconcitos.
Al otro lado del puente, hay una iglesia consagrada a San Nicolás de Bari. Es un santo muy presente en el Camino, ya que es uno de los principales protectores de los peregrinos. La iglesia tiene dos campanas en la torre, y rejas en la parte inferior. A la izquierda se toma la calle principal, que me lleva hasta el Concejo de Larrasoaña, donde está ubicado el albergue...
Llego con la intención de sellar mi credencial, ya que en Zubiri no lo he hecho y no quiero llegar a Pamplona a los dos días de haber partido y sin ningún sello del recorrido para evitarme posibles problemas. El Concejo está situado en una plaza, y en un banco de ésta me encuentro a Pedro. Entro a la edificación, y sorpresa!!! Hay un sellador en la entrada !!! Lo cojo y me pongo el sello en la credencial. Subo las escaleras, con la intención de ver como es el albergue, situado en la primera planta, pero está ya cerrado. En la primera planta hay dos puertas, una es el albergue y la otra el Ayuntamiento
Una mujer llega a la plaza en coche y nos dice " buen Camino ". Los peregrinos somos inconfundibles con nuestras grandes mochilas. Me voy del lugar por donde he venido hasta salir del pueblo. Pedro se queda allí trasteando cosas en la mochila, para variar. De camino veo una casa con detalles artísticos de madera a mano derecha en la calle principal, por ejemplo en su balcón. No he visto no la ermita de San Blas ( al sur del pueblo ), ni la de Santiago ( al norte del pueblo ), que son lo que quedan de recuerdo de las dos cofradías dedicadas a la atención del peregrino que habían en el pueblo con su correspondiente hospital cada una?
Son las 11:40, los peregrinos que han dormido aquí deben llevarme unas tres horas de ventaja, aunque Larrasoaña sólo está situada a unos cinco kilómetros de Zubiri. Camino comiendo una bolsa de cacahuetes con miel cuando se me presenta delante un lugar ideal para pararse, y ponerse a pintar un cuadro, eso sí, el que sepa dibujar, yo no... La estampa está formada por unos árboles de hojas amarillas, altos y delgados, junto a baja vegetación, que forman una primera barrera, tras la cual hay césped y un conjunto de construcciones antiguas, seguramente una masía. El cielo está azul claro y completamente despejado, y todo presenta gran iluminación gracias al Sol...
Atravieso un conjunto de construcciones, formado por la masía del imaginario cuadro, un hotel y poco más. El pueblo se llama Aquerreta. Salgo por un portillo, hay enormes pastos con ovejas de cabeza y patas blancas, y vacas. El Camino queda barrado por un conjunto de caballos. ¿ Tendré que abrirme paso entre ellos ? . Me dirijo con cierta duda hacia el obstáculo, hay unos seis caballos que no me dejan avanzar por la pista, junto a una valla y portillo por el que he de pasar. A ambos lados el camino está vallado y hay pastos con muchos caballos. Me acerco, y los caballos echan a correr a ambos lados hacia los pastos por un trozo sin valla, y me queda el camino libre, al final ha acabado el asunto en que los caballos son asustadizos y no he tenido que pasar entre ellos...
Tras caminar entre campos, y cruzar una carretera, camino por un bosque de pinos silvestres. Se escuchan coches, ya que la carretera va apartada pero paralela y cercana al Camino, por el fondo del valle en dirección a Pamplona. Hay un tramo con escalones de madera, de los que se utilizan en las vías férreas. El Camino transcurre ahora por la orilla izquierda del río Arga, que está a unos cinco metros del Camino, pero escondido tras los árboles...
Bajo hasta la orilla en una especie de desvío, y el paisaje en fantástico, nada que envidiar a la selva amazónica. Observo un río ancho, de unos ocho metros, junto a un tramo de pequeñas cascadas que emiten sonido, y no ruido. Hay árboles a ambos lados, de manera que el río está tapado por sus copas, creando un ambiente húmedo, de poca luz y de mucha vegetación, parecido a una selva. El suelo está cubierto de hojas marrones y amarillas mojadas. Un tronco caído va de lado a lado del río, y me provoca, como también el atravesar el río de orilla a orilla como ya hice con uno pequeñito y menos profundo en Burguete...
Busco las chanclas en la mochila, para meter los pies y ver si me atrevo con lo de atravesar el río, y no las encuentro, me doy cuenta de que me las he olvidado en Zubiri. Estoy demasiado lejos para retroceder, si retrocediera debería dormir en Zubiri o como mucho volver a comenzar y dormir en Larrasoaña. Me dirijo por la orilla hacia el tronco caído que atraviesa el río, y me subo en él. Camino sobre el tronco despacito agarrado de una rama, hasta que debo tomar la decisión de seguir adelante sin agarre o no. Mientras estoy meditando el asunto, me cae una hoja en la cabeza, puede ser una señal divina, diciéndome que no lo haga. Desisto y me vuelvo a la orilla. Veo a Pedro pasar por el Camino desde la orilla y le saludo desde mi escondite. Ya vuelvo a ser el último peregrino del día. Más adelante, atravieso el río hasta el otro lado, en una zona de amplias rocas y con una cascada artificial, hace unos 20m de ancho...
La senda que va por el margen izquierdo del río por un bosque, va a parar a un puente que cruza el río. Al otro lado del puente está el pueblo llamado Zuriain. Una máquina de refrescos ubicada bajo un tejado de tejas rojas construido para protegerla de la lluvia me da la bienvenida. En el pueblo está la iglesia de San Millán, medieval y reformada en los siglos XVI y XVII, pero no la veo. Es un pueblo que va a lo largo de la carretera general. El Camino llega a ella, y en ella se va hacia la izquierda. No me hace ninguna gracias caminar por el arcén pasando los coches a más de 100 kilómetros por hora junto a mí, pero no hay alternativa?
Un ciclista circula por el arcén en el que estoy caminando, hacia mí, y antes de llegar a mi altura, se aparta hacia el carril de los coches y me saluda al pasar. Al otro lado de la carretera, es decir, a la derecha, hay unas trescientas ovejas y un pastor, en una zona de césped. Comienzo a contarlas, pero es imposible, y hago un cálculo aproximado sabiendo las que llevo contadas y el espacio que ocupan respecto del espacio total que ocupa el rebaño. Estaría bien preguntarle al pastor cuantas lleva, pero igual ni él lo sabe, además de que me tomaría por loco?
Cuando a mano izquierda aparece una carretera hacia Ilurdotz , por fin dejo de caminar por el arcén de la carretera general, y camino por otra más pequeña hacia Ilurdotz. La carretera cruza un río a través de un puente llamado Anchoriz. Abajo en el río hay un pescador metido en el río pescando, lo veo al mismo tiempo que el cartel " coto de pesca intensivo, prohibido meterse en el cauce ". Pasado el puente giro a la derecha, un mojón con concha sitúa a Iroz/Irotz a 1km de distancia...
Voy por una pista , que pasa cerca de las ruinas de una cantera, y después por un sendero a media ladera, hasta que llego a Iroz. A su entrada, hay una fuente. En el sendero he adelantado a Pedro, que no va a gusto por sus ampollas. Cruzo por la carretera el río Arga a través del puente románico de Iturgáiz, de tres ojos, y aparezco en la carretera general. Cojo un sendero a la izquierda, que va paralelo a la carretera general, por su parte izquierda. Es mucho más seguro que caminar por el arcén.
Un mojón de piedra con concha dice que Cizur está a 14kilómetros. A la izquierda y abajo, se ve una zona de picnic con seis mesas con dos bancos cada una, y cuatro barbacoas. En ese punto estoy parado en el sendero mirando el mapa y me doy cuenta de que en el suelo, delante mío , hay una serpiente de unos 60 centímetros de longitud parada. Me asusto, y ella también, se va al margen izquierdo del sendero y paso rápido por si acaso, ya que no me gustan y es la primera que me encuentro una tan bien visible. Comienzo a atravesar un pueblo, llamado Zabaldica ( Esteribar ), que está al borde de la carretera general...
En el pueblo, hay una iglesia románica del siglo XII consagrada a San Esteba protomártir. Al otro lado, sobre una colina, se ve una iglesia antigua. Abandono el Camino, cruzo la carretera, y por una cuesta cementada ancha de gran pendiente llego a arriba, se trata de un pueblo. Los perros ladran, están sueltos y se me acercan. No hay nadie y las puertas de las casas están abiertas. Debo irme si no quiero ser mordido y dejar el tema de la iglesia...
Sobre una puerta está el cráneo de un animal muerto, que pueblo más extraño y fantasmal. Bajo de la colina, para retomar el Camino, y me vuelvo a encontrar a Pedro, que busca agua y no encuentra. Desde aquí abajo no se ve el pueblo, solo la iglesia. Al decirle que vengo de allí arriba me dice que cuanto me he entrenado, que él está que no se aguanta y yo siempre para arriba y para abajo. Me gusta investigar y descubrir rincones y lugares por los que no pasa el Camino y que seguramente jamás vería...
Dejo a Pedro atrás con su búsqueda del valioso líquido para un excursionista. Ya hace muchos años que mi primo me dijo en el transcurso de una larga excursión por la baja montaña de la comarca de La Selva, que el agua es oro en una excursión, y ahora siendo ya un excursionista enamorado de la montaña y no un chaval de 14 años extasiado con su primo que le lleva un día entero de excursión alrededor de su torre en Vidreres, puedo corroborar que tenía toda la razón...
El sendero en el cual he visto la serpiente va a parar al arcén izquierdo de la carretera general, y avanzo por ésta, hasta que en unos cien metros la cruzo para llegar a una zona de descanso ajardinada, con lavabos , dos barbacoas y mesas y bancos de picnic de piedra. En la zona que acabo de pasar, donde la serpiente, eran de madera.. Se debe de coger un sendero a mano derecha antes de llegar al lavabo, pero yo voy al lavabo, y me siento a la sombra que hace para esperar a que aparezca por el horizonte Pedro, y decirle que aquí hay un lavabo donde proveerse de agua. Aparece a los diez o quince minutos...
Le digo que esa construcción son dos lavabos con pica para poder coger agua, y va a proveerse del oro incoloro, inodoro e insípido, al menos en teoría, ya que el agua potable de muchas zonas deja mucho que desear. El oro negro y el oro metálico quedan muy lejos de la vida de peregrino, y los coches son aparatos extraños que parecen que nunca los hayamos utilizado...
Retomo la marcha, y paso junto a una ermita y varias masías. En la fachada de una de ellas pone " Partido judicial de Aoiz, lugar Arleta ". Se trata del caserío de Arleta, y consta sólo de dos edificios: el antiguo Palacio del Señorío , el cual tiene una ventana geminada en su torre, y la Iglesia de Santa Marina, la cual tiene una talla gótica de ésta. Más adelante paso junto a los restos del despoblado de Santiagozar,
El Camino pasa a tener contaminación acústica, hay mucho ruido. Cruzo un túnel que salva la Ronda Este ( carretera de circunvalación de Pamplona ), y camino por una pista ancha paralela a dicha carretera, bordeando la montaña llamada Miravalles, y saliendo del valle de Esteribar. Al otro lado del monte, y situado en el valle de Ezcabarte, llego al puente medieval sobre el río Ulzama, de seis arcos. Al otro lado del puente se encuentra la Iglesia de la Trinidad, del siglo XII, junto al albergue de peregrinos llamado Trinidad de Arre, en el término municipal de Villava. La iglesia también es llamada ermita de la Trinidad de Arre. El albergue está en una magnífica ubicación, junto al río y el puente medieval. Me gustaría haber dormido en él. Es el tercer albergue del Camino, y está en una parte del Camino que hace que dormir en él no sea lo habitual, no es final de etapa.
La naturaleza se ha acabado, y da paso a la ciudad. Ya todo es ciudad hasta la salida de Pamplona, ya que no hay separación física entre Villava, Burlada y Pamplona. Camino por la calle Mayor de Villava, es la primera población con bloques de pisos. Unos paletas tienen puesta en la radio una canción de Melendi que me viene como anillo al dedo, la letra dice " Voy, caminando por la vida, sin pausas pero sin prisas ". Un póster me da la bienvenida al País Vasco, nación ocupada por España y Francia, según dice. También tiene un mapa formado por el País Vasco teórico, Navarra y parte de Francia, junto a un peregrino y varias conchas. Un póster completo, con la información de habitantes ( 2.902.962 ) y kilómetros cuadrados ( 20.947,2 ) del territorio representado en dicho mapa...
Dejo el camino para ir a una gran plaza que tiene una fuente. El agua sale por la boca de un pez con cabeza de león o un animal imaginario parecido a éste, y va a parar a una gran concha que hace de pica. Hay una iglesia muy alta con un reloj en la torre del campanario, y una estatua dedicada a Sancho VI el Sabio, es la plaza mayor de Villava. El Camino pasa literalmente por el interior de una pequeña gasolinera, y llego a Burlada?
Me siento en el borde de un jardín a comerme una bolsa de patatas, que llevan más de cuarenta kilómetros de caminata en la mochila y unos cuatrocientos kilómetros de autocar desde Badalona hasta Roncesvalles. Para más inri, tengo delante de donde me las estoy comiendo un supermercado Dia%, la marca de las patatas que me estoy comiendo, tanto viaje para nada, pudiéndolas haber comprado aquí enfrente...
Continúo con la caminata urbana. En un cruce, se acaban de chocar dos coches y un agente de la autoridad regula el tráfico. Más adelante, tras llevar muchísimo tiempo de caminar en línea recta desde el puente medieval, dejo la calle y tomo un desvío a la izquierda , que va paralelo a ésta y pasa por la puerta de un parque enorme. Entro al parque y me siento en un banco a descansar. Tras un rato de descanso, salgo del parque y sigo por el Camino...
Hay que girar a la derecha y pasar por un túnel, es una zona de paseo, con árboles, y a la izquierda hay un río con patos. Se llega a una carretera, que tomo hacia la izquierda y voy por el arcén. Ésta acaba en otra, que tomo hacia la derecha, y llego hasta un puente medieval que cruza el río Arga. El puente románico es llamado de Santa Magdalena, y da acceso a la ciudad de Pamplona. En el extremo de antes de cruzarlo hay un monumento de piedra que consta de una cruz y una virgen. Al otro lado, Pamplona?
Pamplona es una ciudad grande, y capital de Navarra. Tiene decenas de monumentos y edificios antiguos. La catedral y la ciudadela son de los más importantes, así como la muralla. Estoy en Pamplona, son las cinco de la tarde, y se trata de ir siguiendo las indicaciones del Camino. Al otro lado del puente, a la izquierda, hay otro monumento parecido al anterior, en un parque, y es necesario dejar el Camino para verlo de cerca, cosa que hago. Camino entre las murallas de Pamplona, y paso por un puente levadizo y bajo un arco. Me quedo mirando dicho paso, e imaginando como levantaban el puente e imposibilitaban que nadie pudiese entrar en la ciudad amurallada. A los pocos metros llego a la Puerta de Zumalacarregui , que da acceso al casco antiguo de la ciudad, por el cual no es aburrido caminar como pasa en Villava y Burlada. La entrada al casco antiguo, por el puente medieval, el puente levadizo, las murallas, el arco y el portal, es una entrada triunfal y bonita para el peregrino, que ya ha superado el tramo de Pirineo...
A las 17:30 llego a la puerta del albergue, llamado de las Madres Adoratrices. Hoy dormiré en él. Lo llevan ellas, el Ayuntamiento de Pamplona y la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Navarra. Su precio es de cinco euros, es el único de Pamplona, tiene 100 plazas, a las 22h apagan las luces, a las 22:30 se pide silencio y no se puede salir después de cerrado.
No me apetece dejar la mochila e irme a ver la ciudad sin ella, además nunca se sabe si puedo acabar hoy en el albergue de Cizur Menor, a 3 kilómetros de Pamplona y final alternativo de la segunda etapa. De manera que exploro la ciudad con la mochila de más de diez quilos a cuestas, durante las tres horas y algo de recorrido turístico por la ciudad. Recorro el trazado del Camino, yendo por las calles Carmen, Mercaderes, San Saturnino y por la calle Mayor. La catedral no la he visto, tampoco la busco. Entonces acaba el trazado por casco antiguo, y voy por una ancha calle, junto a unos jardines con varios portales. Continuando por el Camino, paso por los jardines de la Ciudadela, y ahí lo dejo abandono, ya que continúa hacia el campus universitario, en las afueras de la ciudad, y hacia Cizur Menor. Voy a visitar dicha edificación militar. Está rodeada por unos bonitos jardines, con grandes extensiones de césped. Se entra por un puente y una puerta llamada Puerta del Socorro, que data del año 1720. Un cartel informa :
"Ciudadela: fortaleza militar mandada construir por Felipe II, trazada por el ingeniero militar Jacobo Palear "Fratín" según los más rigurosos cánones de la escuela italiana del s. XVI. En 1571 se coloca la primera piedra. En 1646 se termina la fortificación. En 1889 se derriban los baluartes de San Antón y de la Victoria. El Jefe del Estado Español por decreto de fecha 21/05/1964 cede al Ayuntamiento de Pamplona el conjunto histórico de la Ciudadela, 275840 metros cuadrados. Esta sucesión suponía aplicarle una finalidad cultural y de esparcimiento. El 23/07/1966 el Ayuntamiento tomó posesión de la Ciudadela. Hoy en día el Ayuntamiento destina la Ciudadela para encuentros culturales, zonas de esparcimiento y espacio de ocio. "
Se lo tienen bien montado los habitantes de esta ciudad, pedazo zona ajardinada para pasar la mañana, la tarde, tomar el sol, sacar a pasear al perro, correr, pasar el rato con la pareja, escuchar la radio ... Entro y subo al Baluarte de Santiago, y de él voy caminando a los demás. Me asomo a los extremos para contemplar la ciudad...
Desde el Baluarte de Santa María veo uno de los usos de la Ciudadela, es el mismo que tenía el Castillo de Montjuic de Barcelona hasta hace poco que lo prohibieron, se trata de la escalada. En el césped, unas cuantas bicicletas, y en la murallas, cinco chavalines a unos tres metros de altura en la muralla, y desplazándose en horizontal, que divertido que parece, la caída con el césped no debe de doler mucho, pero a ninguno le veo caerse. El exterior es todo césped, con gente paseando, sentada en los bancos, tumbados en el césped,... está mejor utilizada así que en su pasado militar...
Dentro de la Ciudadela hay una ermita. Salgo de la Ciudadela, y me pongo a caminar por la ciudad, sin nada claro, hasta que llego a un Carrefour, tras haber pasado por una calle muy ancha con mucha circulación, cerca de un hospital. Estoy en la otra punta de la ciudad, cuando anochece. Como aquel que dice, casi que estoy más cerca del albergue de Cizur Menor que del de Pamplona...
Vuelvo para detrás, sin saber muy bien por donde tirar. Esta vez utilizo una calle ancha con varias rotondas, con bastantes tiendas. Compro una barra de pan para la cena en una panadería, y me despisto. Es de noche, no he estado nunca en la ciudad, y no sé por donde estará el albergue, camino por intuición. Un señor me ve consultando el plano de la ciudad, es decir, perdido, y me orienta hacia la calle Mayor. Menos mal, porque estaba yendo en otra dirección perpendicular a donde en verdad tengo que ir. El viento no le deja manejar bien el mapa, y el señor , algo mayor, se enfada con él. Le doy las gracias, y prosigo con mi búsqueda del albergue.
En las proximidades del albergue, en el casco antiguo, veo a uno de los tres peregrinos que conocí en Roncesvalles, a los otros dos no les voy a ver más. Es el chico de Manresa, Anscari. Está con un peregrino canario, y con otro japonés, y me dice que ayer durmió en el albergue de Larrasoaña, como yo suponía. El pobre no va a pasar de Cizur, a tres kilómetros de aquí, por problemas físicos, mientras yo llegaré a Puente la Reina, de manera que no le volveré a ver?
A las 20:45, y siendo el último del día, como ha sucedido en las dos etapas que llevo de Camino, llego el último al albergue de peregrinos, hace casi dos horas que ha anochecido. Entro por la puerta, y la hospitalera que me dio la credencial hace dos días, no está. Ahora hay otra más joven, a la cual le extraña que llegue tan tarde. Le pago los cinco euros, me sella la credencial, y me comienza a hablar, mientras yo tengo ganas de llegar a la habitación, e irme a cenar?
Me pregunta sobre cosas de Cataluña, ya que ella suele venir a Cambrils, donde unos familiares tienen un apartamento. Le digo sitios donde puede ir. Algunos le suenan pero no ha estado, en otros ya he estado. Le recomiendo Vall de Núria, y recuerdo para mí mismo la similitud entre Roncesvalles y Vall de Núria, ambos complejos turísticos en el Pirineo con hotel, restaurante, museo, iglesia, ermita, buen paisaje, albergue y donde te cobran por todo. A Roncesvalles sólo le faltan un tren cremallera y un lago artificial?
Tengo el número 21, que somos los que vamos a dormir hoy aquí, más el hospitalero que viene a sustituir a la hospitalera que me ha recibido. Dejo el equipaje en el colchón, me han vuelto a asignar por tercera vez consecutiva el colchón superior de una litera.
Voy al comedor a cenar. El comedor es una sala no muy grande, con una mesa y sillas, la cocina está en una sala diferente. Al entrar, veo a Pedro de Bilbao, y al extelegrafista de Castellón, están cenando. Así que nos volvemos a ver las caras. Me hago un bocadillo de atún con el pan que he comprado en Pamplona, y con atún que tengo de Badalona, aun me quedan unas cuantas latas...
Pedro me ofrece un yogurt de chocolate, tiene buena pinta, pero le digo que se lo coma él. Insiste, y finamente acepto, se lo agradezco, y yo a él le doy pan , ya que le hace falta más del que tiene, ha sido un buen trueque , los dos hemos salido beneficiados, una especie de simbiosis entre dos animales de la misma especie. Hablamos. Dice que ha ido a un centro médico a curarse las ampollas. Antes de entrar a Villava ya lo había dejado atrás, ya que tenía dolores en los pies. También me dice que perdió el saco de dormir en la primera etapa ya que lo llevaba colgando en el exterior de la mochila, y que se tiene que comprar otro. Yo me he dejado las chanclas y la toalla en Zubiri. En Los Arcos una chica me dirá que ha perdido también alguna cosa. Va a ser cuestión de crear una entidad de objetos perdidos en el Camino por peregrinos...
El señor de Castellón, de unos 60 años, escribe en la libreta del albergue con código Morse, se lo conoce muy bien porque fue telegrafista hace años. No he leído ni leeré ninguna libreta de firmas, no tengo tiempo para ello siempre ocupo la jornada completa al límite, y no me queda tiempo para ello. Estamos en la segunda planta. Son habitaciones con literas, en la mía hay tres. Además, está el comedor, la cocina y dos o tres baños con ducha, que no tienen diferenciación por sexo. El albergue también se llama Aterpetxea...
Me asomo por la ventana de la cocina y por la del comedor, se ve la ciudad a oscuras con luces de origen artificial. Al comedor llega el chico de Manresa, con dos peregrinos que ha conocido y que me presenta, uno es de Las Palmas y el otro es de Tokio. De esa forma, conozco al canario Jorge y al japonés Shusaku. Sacan una botella de vino, y me sirven un poco, en un pequeño vaso de cerámica. Por no rechazar el detalle, lo pruebo por segunda vez, y no me gusta, pero me lo termino, es un poquito...
Más tarde aparece la peregrina canadiense en el comedor, y le ofrecen vino y se queda. La canadiense tiene unos 45 años, siempre se está riendo, y siempre tiene cara de ir algo contentilla ( bebida ). Son las diez y media de la noche, a las diez han apagado las luces, y hay una buena tertulia montada en el comedor, donde somos cuatro personas. Aparece el hospitalero, al que todavía no había visto, ya que al llegar había una hospitalera. Anscari le pregunta: ¿ ya es tarde no ?, ¿ nos tenemos que ir a dormir ... ? y el hospitalero dice: " no, os iba a decir que os podéis quedar un ratito más "...
Le dicen al hospitalero, que tome asiento, y le sirven vino. Pasado un rato, se lo termina, y le vuelve a servir vino el canario. El chico de Manresa se ha ido a dormir. El japonés y la canadiense hablan en inglés, vete a saber que dicen. El canario habla con el hospitalero, que es de Pamplona. El canario lee la mano a la canadiense, y se van a las doce y pico de la noche, luego vuelven a aparecer y se van. En el comedor estamos sólo el hospitalero y yo, charlando. Más bien el habla, y yo escucho. Me dice que lleva desde 1997 haciendo de hospitalero . Me explica anécdotas que le han pasado. Ésta es la última noche que abre el albergue este año, lleva viniendo todas las noches desde marzo , mes en que abrió el albergue. Dice que ya deja de venir porque vienen pocos peregrinos, y que no va a venir ningún hospitalero a sustituirle. Bufff , he llegado por los pelos!!! A partir de ahora, es obligatorio llevar a Cizur Menor, o dormir en un hotel o pensión de Pamplona.
A la una de la madrugada, pese a ser a las diez el apago de las luces y a las 22:30 el silencio, nos vamos a acostar, ante mi insistencia, el quiere continuar charlando ya que es su última noche, pero yo mañana debo hacer otra etapa, y tengo que descansar. Voy a la habitación sigilosamente, y me meto directo en el saco, el cual ya he dejado preparado, sacado de la mochila y extendido, al ver que la conversación en el comedor se iba a extender hasta pasadas las diez y media, hora en que todos ya estaban durmiendo en sus camas, excepto los cuatro que hemos estado en el comedor de charla. Cierro los ojos, dando por concluida una nueva e interesante jornada caminando por la vida?
Tercera etapa del Camino de Santiago. Abandono de la zona urbana, para tomar contacto con los campos de cultivo de cereales de la Cenca de Pamplona. Ascensión a la Sierra del Perdón , y descenso hay Puente la Reina, donde habrá un místico paseo nocturno. En Galar me hago una tendinitis en la rodilla que me acompañará 100km hasta Logroño.
Son las siete!!! Son las siete!!! La voz del hospitalero, me despierta. A las 7 de la mañana, el hospitalero, llamado Javier, va pasando por las habitaciones y gritando que son las siete, que hay que levantarse. Y así todos los días. Hace seis horas, estábamos él y yo de parloteo aun. Saco la cámara de fotos con la intención de llevarme un recuerdo, y el japonés nos hace una foto al hospitalero y a mí, mientras el hospitalero me hace una con el japonés. Para variar, es el recuerdo material que me llevo de ellos. Bueno, hay algo más, el hospitalero me da su dirección postal, y yo le doy la mía, para mandarnos cartas. Le digo que le escribiré una contándole como me ha ido el Camino hasta Logroño, que es lo que tengo previsto hacer esta semana. Además, le enviaré una copia de la foto, donde salimos con un crucifijo y un póster religioso en la pared, y yo con las galletas de Badalona en la mano, mi desayuno.
A las ocho de la mañana abandono el albergue, y emprendo el Camino, dejando atrás a mi nuevo y único amigo navarro. El itinerario hasta la Ciudadela ya lo hice ayer. Al final de la calle Mayor, a mano izquierda, hay una iglesia llamada de San Lorenzo. Entro, hay gente rezando. En la fachada tiene un reloj con luz. El refrán dice que a quien madruga Dios le ayuda, pero a mí no se me va a cumplir, ya que hoy me voy a hacer una tendinitis en la rodilla.
Camino bajo la atenta mirada de la Luna menguante , que domina el cielo. Paso por donde ya caminé ayer, y más adelante por la zona universitaria. En ella pone " Santiago 705km ", supongo que para evitar que los universitarios emprendan el Camino y falten a clase, desmotivándoles con tan cantidad de kilómetros por delante. Siguiendo el Camino, no hace falta llegar hasta las facultades, éste va por la carretera. Pero yendo por la carretera, unas señales me han hecho entrar hacia el Edificio Central de la Universidad de Navarra, y he aprovechado para que me sellen la credencial, lo hace el conserje en la entrada. Hay un pozo en unos jardines, y voy a verlo, dentro no hay nada.
Salgo del campus universitario y regreso a la carretera por la que iba, me han adelantado unos cuantos peregrinos que no han entrado en las instalaciones universitarias. En los jardines cercanos hay un puente de piedra, y cuando lo voy a fotografiar comienzan a atravesarlo tres universitarias. Me espero a que terminen de atravesarlo y lo fotografío, son el puente de Azella y el río Sadar. Ahora me toca pasarlo a mí, y lo hago. Más tarde camino por un paseo paralelo a la carretera, que a estas horas está bastante llena de coches en sentido a Pamplona. Tras pasar sobre una gran carretera, llamada Ronda Oeste, llego subiendo por un paseo de calzada roja de unos 3 metros de ancho, y paralelo a la carretera, a Cizur Menor / Zizur Txikia.
Un cartel, situado en la entrada de la localidad, me informa de que hay dos iglesias y una fuente medieval en la localidad. A mano izquierda del Camino está la Iglesia Sanjuanista, del siglo XII. Me acerco a ella, pero un gran perro me está mirando en la puerta de una casa y no sé si pasar, porque no veo si está atado o no. Tras meditar, me pongo a caminar lentamente, mirando al perro, y éste se levanta y me ladra agresivamente, menos mal, está atado con una cadena. Camino por delante de su casa, y llego a la iglesia, cerrada, y me vuelvo al Camino.
Más adelante dejo el Camino y subo a mano derecha a la cima de la colina en la que está situado el pueblo, en donde está la iglesia de San Miguel, del siglo XII. Ésta tiene un campanario ancho y con dos campanas bastante grandes, y abajo unas rejas, se parece a la iglesia de Larrasoaña. Tras examinarla, vuelvo al Camino pasando por un parque infantil de columpios modernos. Veo el albergue de peregrinos de Cizur. Éste es el final alternativo de la segunda etapa. El final de la tercera está en Puente la Reina, allí tenemos que coincidir todos los que partimos de Roncesvalles, en teoría. El chico de Manresa, según me va a decir el canario en Puente la Reina, se va a quedar aquí en Cizur Menor, tras solo tres kilómetros de etapa, porque le duele la rodilla y va a hacer reposo. No tiene prisa, dice que va a hacer el Camino sin prisas en un mes y medio...
Esta etapa ya no es de bosques. Los bosques acompañan al peregrino de Roncesvalles a Villava, aproximadamente. Luego viene el tramo urbano, y de ahí en adelante hasta Logroño ( y hasta Galicia ) son grandes extensiones de campos, cultivos y como mucho, baja vegetación. A la salida de Cizur, que no es uno de los pueblecitos pequeños, tomo el primer contacto con paisajes típicos de las etapas de Castilla, pese a que aun estoy en Navarra, en las cuales el Camino es una pista ancha, de color claro, que avanza a través de extensos cultivos de arena oscura, que parecen infinitos. Es tierra removida sin ninguna plantación, para ser exactos, tierras fértiles de cereal, propias de la Cuenca de Pamplona?
Antes de ello, atravieso unos campos de cereal, avanzo por una carretera junto a unas modernas casas, más tarde dejo las casas atrás, y finalmente dejo la carretera para coger una pista a la izquierda, entre grandes extensiones de tierra marrón oscura, son ondulaciones. Atravieso dos carreteras desiertas, una es la que he dejado hace un rato al salir de Cizur Menor. Mirar si viene un coche antes de cruzarla es casi perder el tiempo.
El contraste entre la carretera y los cultivos aun es más fuerte. Hacia donde me dirijo, en el horizonte hay una sierra llamada del Perdón, y en lo alto hay un parque eólico. Que diría Don Quijote de ese ejército de aerogeneradores si estuviera aquí...
En el cielo, otra batalla se está librando. El Sol lucha contra las nubes, éstas son más fuertes de momento y no le dejan aparecer, el cielo presenta un aspecto tenebroso. En lo alto de una colina, a mano izquierda, la silueta de la iglesia y el juego de colores del cielo de fondo la pintan fantasmagórica. Está situada en el pueblo de Galar. Hoy hace mucho viento y el día está nublado, los días anteriores han sido de buen tiempo, soleados. A la izquierda del Camino, a lo lejos, en la cima de una colina, está el pueblo llamado Galar, el Camino no pasa por él, yo si...
Dejo el Camino cuando veo nacer una pista a la izquierda que intuyo que va al pueblo. Si que va a él, pero haciendo un gran rodeo y subiendo por otro lado de la colina, ya que de frente hay cultivos. Se me ocurre la idea de dejar la mochila, subir al pueblo, y volverla a coger al bajar, pero no me hace gracia dejarla en medio de la nada e irme con lo puesto, prefiero irme tranquilo y llevarla encima. La subida se hace más larga de lo que parece. En el pueblo, que queda oculto casi por completo desde el Camino, veo una fuente. Es la recompensa al desgaste de la subida, el beber de su agua. De otro modo, no lo hubiera hecho jamás. Le hago una foto, detrás aparece en ella el concejo del pueblo. Fuera de una casa hay una vieja prensa de vino.
Llego a la cima de la colina, en donde está la fantasmagórica iglesia. La tengo delante de mí. Tiene dos campanas en la torre, y una puerta porticada que puede servir para refugiarse en caso de lluvia. En la puerta, hay un papel colgado que pone " Parroquia de San martín, en este templo celebramos la Eucaristía todos los domingos y fiestas, a las doce del mediodía. Teléfono de contacto del sacerdote responsable del culto en este templo 948281230 " . Hace un viento terrible, y las nubes son grises. Escucho dos truenos. Vete a saber, igual hasta llueve hoy, me digo. Desde aquí arriba, las vistas aéreas son fantásticas. Veo Pamplona desde la cima de la colina, en cambio desde el Camino no se ve. También veo el Camino en diminuto en medio de los cultivos. Comienzo a bajar por el pueblo, hay un espantapájaros que me llama la atención, es una escoba boca arriba, el cepillo es la cabeza?
He salido del albergue a las 8:05, un poco más tarde de la hora del cierre, las ocho. Entre subir y bajar, he empleado unos 45 minutos. Ayer también salí pasada la hora de cierre, y además el último. Además, en las tres ocasiones he sido el último peregrino en llegar al albergue de los 30, 10 y 20 peregrinos que hemos dormido en ellos, vaya casualidad. Para ganar tiempo, cometo el error de bajar corriendo a toda velocidad de la colina por la pista y con la mochila a cuestas, de manera que al llegar al cruce con el Camino, tengo una molestia en la rodilla izquierda, que va a dar lugar a dolor , ya que me acabo de hacer una tendinitis ( eso dice el diagnóstico la zona de urgencias del Hospital de Granollers una vez regresado a casa y tras más de 100km de caminar a partir de habérmela hecho ).
Retomado el Camino, por la pista entre cultivos, y en una zona aislada de árboles hay una bifurcación, cojo hacia la derecha y más tarde viene un cruce donde hay que seguir recto, a la izquierda hay una especie de lago en dicho cruce. Pasada la zona de árboles, vuelven a ser todo cultivos, y enfrente tengo a los aerogeneradores , en lo alto de la Sierra del Perdón, donde luego tengo que subir ( iré a la derecha del situado más a la derecha, al llamado Alto del Perdón , porque Santiago se le apareció a un Peregrino para darle agua y salvarle de morir ). A la derecha del Camino hay una iglesia antigua y una masía. No sé que esos dos edificios forman un pueblo llamado Guendulain, quien se va a imaginar que una iglesia y una casa ya tienen nombre de pueblo...y eso va a hacer que luego piense que estoy en Guendulain cuando en realidad esté en el siguiente, Zariquiegui. En Guendulain antiguamente había un hospital de peregrinos de la Cofradía de Santiago. En la actualidad, sólo hay ruinas, destacan las de la iglesia parroquial de San Andrés ( siglo XVI ) y el palacio de los condes de Guendulain.
No visito las ruinas de Guendulain. Continúo por el Camino, que hace subida unos dos kilómetros hasta que llega a Zariquiegui, pueblo que consta del típico núcleo urbano y además de una urbanización vistosa desde lejos, en la falda de la montaña. En el Camino hay dos bancos blancos en medio de la nada, me provocan y me siento. Como unas galletas acariciado por el viento, bueno más bien agredido por él. El viento es terriblemente fuerte. Miro al cielo, y las nubes se desplazan a una velocidad enorme. Veo las ruinas de Guendulain, por donde he venido, no sé que tienen nombre aún. Al pasar por su lado no se veían debido a unos árboles. Parecen una iglesia junto a otro edificio antiguo. Aquí en los bancos hay cinco árboles que seguramente habrán sido plantados para dar sombra a los peregrinos que se sienten a descansar aquí en verano.
Mientras escribo el diario, agarro bien el papel porque si se me escapa voy a tener que ir a recogerlo a Pamplona casi...Ya entiendo el por qué de colocar aerogeneradores en esta zona. Tras una subida, llego a un rincón del mundo que me encanta. Es un lugar solitario, con dos bancos blancos como los de antes, buenas vistas, una cruz de un peregrino belga fallecido aquí, y un cementerio. Me siento en uno de los dos bancos a contemplar el bello y solitario paisaje. De donde vengo, desde estas alturas veo el núcleo urbano de Pamplona, campos y el pueblo al que he subido, que desde esta perspectiva no parece que esté en lo alto de una colina. Se ve la iglesia y el edificio cercano, que forman Guendulain, mientras que el pueblo que está por venir es Zariquiegui, pensando yo que será el primero, Guendulain. Enfrente, a lo lejos, que viene a ser a la derecha del Camino, hay en los campos una carretera y tras ella un pueblo, llamado Astrain según mi mapa. En éste veo una iglesia antigua en el centro. A la izquierda, siguiendo el Camino, está el siguiente pueblo, Zariquiegui, estoy a un tiro de piedra de él, y detrás de mí está el cementerio de Zariquiegui.
Junto al banco, una cruz de Koks Frans, peregrino belga ya mayorcito que sufrió un ataque cardíaco aquí. La gorra que llevaba está encima de la cruz, atada a ella. Tiene un montoncito de piedras, una vieira o concha, y también su foto de peregrino grabada en porcelana, rota. Como el mundo es un pañuelo, dentro de dos días, en el albergue de los Arcos, donde los hospitaleros son de una asociación de amigos del Camino de Santiago de Bélgica, dará la casualidad que ellos dos vinieron a la colocación de la cruz con los familiares. Me explicarán que los familiares vinieron de Bélgica hasta aquí para ponerla, y me enseñan fotos de la colocación. La cruz ha sido hecha por el hijo del fallecido, con materiales del fallecido, que tenía un taller.
A unos cincuenta metros de los bancos, está el cementerio, cojo el desvío y voy a verlo. Está delimitado por un muro y una puerta metálica que está cerrada. Hay un gran árbol en el interior. Al cruce de los bancos llega la peregrina canadiense, exactamente de Quebec, en Pamplona dijo que era una zona muy independentista de Canadá. Dice " Ohhhh pueblo, cafeee ". Cuando se llega a arriba de la cuesta, a los bancos, es cuando aparece de repente el pueblo. Y es que tenemos el pueblo muy cerca, y detrás de él la sierra y el ejército de aerogeneradores funcionando con el fuerte viento que azota la zona hoy.
Dejo el idílico lugar y continúo con mi peregrinación. Atravieso el pueblo, que es pequeño, tiene una urbanización cercana. La iglesia es de San Andrés, está a pie del Camino, y tiene una portada románica. No se le ve ningún tipo de servicio, la canadiense se va a quedar sin el deseado café por el momento. Me pregunta por el siguiente pueblo ya que llevo el mapa en la mano, porque quiere café, y le digo que el siguiente será Zariquiegui, a unos dos kilómetros de éste, Guendulain. Pero claro, lo que yo no sé aun es que la iglesia más la casa eran un pueblo, Guendulain, por lo que el segundo y cercano pueblo que le digo, es donde estamos, Zariquiegui. Así, el siguiente pueblo y posible café, no está cerquita, sino a 6 kilómetros y al otro lado de la Sierra del Perdón, teniendo que subir primero al Alto del Perdón,. Sé de alguien que se va a estar un buen rato sin su deseado café...
La peregrina se queda atrás, yo continúo en solitario como siempre . A mano izquierda cojo un sendero, dejando el camino que llevaba siguiendo, un mojón indica Puente la Reina/Gares 14 kilómetros. Son las doce del mediodía. El sendero va flanqueando la ladera, a la izquierda están cerca los aerogeneradores, se escucha su sonido. A los dos lados hay baja vegetación. A la izquierda tengo la ladera, a la derecha vistas hasta el horizonte. También se ve el túnel del Perdón, por el que la autovía atraviesa la sierra. Llego a una fuente de piedra, donde hay una peregrina que me suena de haber visto en el albergue de Pamplona, creo que durmió en mi habitación. En la fuente está el año de su construcción grabado en la piedra, el MCMXC , es decir, 1990, pensaba que sería más antigua al utilizar la numeración romana. Pone Reniega, en honor a la fuente Reniega de una leyenda de la zona. La leyenda dice que el diablo ofreció a un peregrino agotado y sediento enseñarle el emplazamiento de dicha fuente si renegaba de su fe, entonces el peregrino no cayó en la tentación, y más tarde se le apareció el apóstol Santiago para llevarle a dicha fuente y darle de beber en su vieira. La peregrina se ofrece a hacerme una foto, ya que me ve que voy a fotografiar la fuente. Hoy llevo una cadena dorada con una concha a modo de colgante. Los días anteriores he llevado una concha grande colgando de la mochila.
Tras la foto, continúo con la subida, hacia el Alto del Perdón. Me paro a contar la frecuencia del aspa de un aerogenerador. En un minuto, da 30 vueltas. Cada aerogenerador tiene una velocidad de giro diferente, algunos se mueven rápido, otros casi están parados, que curioso, quizá tengan diferente orientación y al que le da más de pleno el viento gira más rápido. Unos últimos pasos, y corono el alto del Perdón, o Alto de Santa María de Erreniega ( 780m ). Aquí el viento no es enorme, sino terrorífico. Como me descuide voy a salir volando. No sé como aguanta ahí el monumento al peregrino. Se trata de unas figuras de metal a modo de procesión de gente peregrinando a pie, a caballo y en burro.
Llega la peregrina, que es extranjera, por lo que la comunicación es difícil, y me da a entender que le haga una foto con el monumento al peregrino detrás, con su móvil. Creo que es estadounidense. Le hago una foto y ella también me pregunta algo del mapa. Es entonces cuando deduzco que a la canadiense le dije mal lo del pueblo ya que siendo esto el Alto del Perdón, aquello debía de ser Zariquiegui. La mujer de aquí, me dice que Guendulain eran los dos edificios antiguos...
Le he hecho una foto con su móvil, y ella me hace con mi cámara una foto con el monumento al peregrino. Mi móvil tiene más años que yo casi, y lo de hacer fotos va a ser que no...Me gusta mucho el monumento al peregrino, las figuras son de tamaño real, planas y metálicas, oxidadas. Son catorce peregrinos, y cuatro animales, en fila. También hay un monumento de piedra en el que estoy resguardado del viento, dice : " en este lugar se alzaba la Basílica y hospital en honor a Nuestra Señora la Virgen del Perdón . Astráin. " y una placa en él dice: " este pedestal fue inaugurado el 08/09/98 siendo párroco de Astráin D. Félix Herce " . Hasta hace no mucho tiempo, en este lugar habían dos ermitas de San Cristóbal, la Basílica de Nuestra Señora del Perdón, y un hospital. Hasta aquí arriba venía gente de toda Navarra por motivos religiosos, y cada año la imagen visitaba la Basílica de la Trinidad de Arre. No me extraña que ya no estén ni el hospital ni la basílica ni las ermitas, habrán salido volando un día de fuerte viento como el de hoy, lo extraño es que los aerogeneradores aun estén en su sitio.Leo " 1996 Parque eólico del Perdón ". Abandono el lugar con el papel en el que escribo el diario de viaje bien agarrado, ya que aquí si el viento me lo arranca de la mano no voy a tener que ir hasta Pamplona a recogerlo, sino a los Pirineos.
Por lo alto de la sierra va una carretera, el camino no la sigue, simplemente la cruza y desciende por la vertiente contraria a la que hemos subido. Es una bajada famosa por su dureza, debido a la gran cantidad de piedra suelta. Lo compruebo en mis propias carnes. Eso de bajar con una rodilla tocada cuesta abajo por ese terreno y con una mochila de más de 10 kilos no es el Camino que uno viene a buscar tan lejos de su casa, tiempos mejores vendrán. Desde el Alto del Perdón, me impacta el hecho de ver todo los pueblos que me faltan por pasar hoy. Veo Uterga, Murazabal, Óbanos hacia el sur, en el Valle de Vardizalbe y creo que se asoma también Puente La Reina al fondo. Hacia el norte, de donde vengo, se ve la cuenca de Pamplona, y al fondo los Pirineos. Es como una acuarela, se ven campos de varios colores, árboles y pueblos, todo llano. Voy bajando del Alto del Perdón, con ganas de llegar al final del descenso, me pregunto de donde habrán salido tantas piedras, es el único tramo del Camino con tantas rocas sueltas, es extraño. La pista acaba en una valla, que atravieso por un portillo, y pasa a ser sendero. Hay bifurcación, voy a la derecha. La vegetación en esta vertiente sur de la sierra, es la típica mediterránea, hay encinas, coscojas y matorrales.
Me hago una de las reflexiones típicas de peregrino: si el que busca encuentra, ¿ Cómo es que yo busco Eunate y no la encuentro ?. Ni desde el Alto del Perdón, ni desde aquí, la logro ver. Bueno, pues ya la veré si algún día hago el Camino aragonés, que es en donde está ubicada. Yo estoy haciendo el Camino francés, el más utilizado, de aquí a pocos kilómetros, en Óbanos, y no en Puente la Reina como dicen los libros, se une al Camino aragonés.
El Camino va entre campos, son bellos paisajes. Estoy subiendo por una pista, con árboles a la izquierda y cultivos a la derecha, cuando de repente aparece a unos doscientos metros un pueblo. Aquí un banco de piedra formado por dos piedras y una losa horizontal sobre ellas, tipo dolmen. Junto a éste, están una virgen de piedra de unos 120 centímetros, una cruz clavada en el suelo con un corazón y una concha, y un par de macetas con flores de colores rosas y naranjas. " Virgen María, haz que yo busque a Jesús, yo encuentre a Jesús, yo ame de verdad a Jesús, 15 de agosto de 2002.?
La virgen tiene una serpiente en los pies, y de la cabeza de la serpiente cuelgan dos rosarios de verdad, no de piedra como la serpiente y la virgen. El pueblo se llama Uterga, es el primero de los que he visto desde el Alto del Perdón. Hay publicidad de un albergue restaurante con menú del peregrino, bocadillos y bar cafetería. Ya sé donde se va a poner contenta la canadiense, aquí es donde puede tomar su deseado café, si es que aun le apetece...
El Ayuntamiento tiene dos máquinas de refrescos junto a su fachada, original forma de recaudar dinero. En verano se tienen que ganar un buen sobresueldo , ya me imagino a los peregrinos bajando asfixiados bajo un sol de infarto del Alto del Perdón, y viendo el pueblo de repente tras aquella subida por pista como un oasis, por no decir el espejismo de una máquina de refrescos para el que ya haya agotado sus provisiones...
Junto al Ayuntamiento está en el suelo dibujado en grande lo que supongo que es el escudo de la localidad, con baldosas de un color diferente a las normales, que forman el dibujo colocadas entre las normales. Hay una iglesia gótica llamada Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Uterga. Abro una puerta, parece un espejismo, que una iglesia de pueblo esté abierta. Y lo ha sido, al abrirla, me encuentro detrás una segunda puerta, que sí está cerrada.
Hay una fuente de 1921 que dice : " de Pamplona a Puente en Uterga la mejor fuente ". El albergue restaurante está lleno de obreros comiendo, en una especie de terraza. Al salir del pueblo bajo por una pista, y llega un momento en que la abandono y cojo un sendero a la derecha. Hay campos a derecha y a izquierda. Tras una subida al Alto de Oianburua, veo dos pueblos por delante, mientras que a la derecha se ve otro y detrás se ve Uterga, donde ya he pasado. El primero de los dos pueblos que tengo por delante es Muruzábal, al cual llego entre campos de cereal, almendros, y las primeras viñas.
El Camino pasa Muruzábal por su periferia, rozándolo por su calle derecha. A la izquierda queda el pueblo. Es más grande que el anterior. Primero son casas modernas, luego hay gran campo de fútbol de hierba. Me siento en el césped, y me quito la chaqueta, que he llevado puesta hasta ahora. Llego a tres cruces metálicas, recto es el Camino, a la izquierda en el pueblo. Giro a la izquierda para investigar por el pueblo y encuentro una bar restaurante y un parque con fuente. Un mural muy bonito en una fachada, dice Eunate a 2 kilómetros a la izquierda. En el pueblo hay una iglesia con un cementerio. Exploro el pueblo antes de volver al Camino, que va por la periferia y no entra en él. Hay varios mojones con concha que indican hacia Eunate, que es una iglesia en medio de campos, que forma parte del Camino aragonés.
Hay varios edificios antiguos. Es un pueblo no tan pequeño como el anterior y bonito. Hay un edificio llamado Cabo de Armería de Marqués de Zabalegui, y el cartel dice " este edificio fue construido por Don Juániz de Echalar obispo de Calahorra y la Calzada. El monumental palacio de sillar con tres torreones de ladrillo en sus esquinas data de principios del siglo XVII y sigue los modelos manieristas de la anterior centuria, aunque en la decoración utiliza elementos propios del barroco. En el piso noble se sitúan dos escudos con las armas de Echalaz, Oscáraz y Pérez de Rada". En la iglesia pone : " Parroquia de San Esteban : esta curiosa construcción arranca en las primeras décadas del siglo XIV aunque es objeto de ampliaciones y reformas hasta alcanzar su configuración actual. Consta de portada y nave gótica de cruz latina. En el siglo XVI se añade una capilla conocida como Del Escolar o De San Juan Bautista y en el siglo XVII se lleva a cabo la ampliación más importante con el crucero, capilla mayor y sacristía. "
Al salir del pueblo, dejo la carretera, que iba por la periferia del pueblo, y cojo un sendero a la derecha. Hay una cruz metálica de unos dos metros en ese punto, y detrás de ella se ve Óbanos, está cerca. Tardo unos quince minutos en llegar a él, he tenido que pasar bajo un túnel y seguir un desvío para subir al pueblo debido a unas obras. Leo un cartel sobre el misterio de Óbanos, es una representación teatral del Misterio de San Guillén y Santa Felicia. El cartel dice: " A Óbanos, la vieja villa de los infanzones navarros, se llega después de pasar el Alto de Erreniega , entre Pamplona y Estella. Allí el peregrino revive necesariamente el misticismo de Felicia y la altivez y posterior arrepentimiento de su hermano Guillén. Desde la bien compuesta Plaza de la Villa el caminante alza su vista hacia la ermita de Arnotegui y sueña con los milagros del camino ".
A lo lejos y en unos campos, veo la iglesia de Eunate. También veo la Sierra del Perdón, está bastante lejos el ejercito de aerogeneradores, desde aquí no es tan temible como de cerca. Aquí no hay nada de viento, y el Sol hace un rato que ha vencido a las nubes y el resto del día va a ser soleado.
Atravesando Óbanos, veo un colegio con alumnos !!!Acabo de descubrir, por fin, que en Navarra viven niños!!! Unos obreros con la radio a todo volumen, escuchan una canción en inglés, no se si me viene como anillo al dedo la letra como pasó con Melendi y Caminando por la vida ayer en Villava, quizá sí. Me siento junto a un albergue privado. Entro a ver si me ponen un sello, pero no veo a nadie en recepción y me doy la vuelta. Llego a una gran plaza, con una iglesia , el Ayuntamiento, un monumento con una cruz de hierro, y un arco o puerta que se debe de cruzar por debajo. En la plaza leo: " La Fundación Misterio de Óbanos, los ermitaños de Arnotegui y todo el pueblo de Óbanos, en homenaje a D. Santos Seguiristain Eguilaz, creador del misterio de Obanos 21/4/2001 ! Ultreia ! Aquí se estrenó el misterio de San Guillén y Santa Felicia el 28 de agosto de 1965. LAUS DEO "
En la iglesia, pone: " Parroquia de San Juan Bautista: edificada en 1912 en estilo neogótico para sustituir a otra anterior situada en la antigua cooperativa que se encontraba en mal estado y era insuficiente. De la antigua iglesia se aprovecharon algunos materiales de la portada, los arcos del pórtico y la torre. La iglesia es de una sola nave y un solo ábside con contrafuertes al interior. En el exterior se encuentra la portada del siglo XIV que se cobija bajo un pórtico." En su sacristía se conserva como reliquia el cráneo de San Guillermo, enfundado en cubierta de plata. Se conserva una tradición, en la que el Jueves de Pascua de cada año, se reparte al pueblo vino con agua, pasado por la venerada reliquia.
Al atravesar el pueblo, primero he andado por un barrio moderno, luego ha venido la zona antigua de la plaza, y ahora viene más zona moderna, y una ermita antigua, que es donde se junta el Camino Aragonés que viene de Somport, con el Camino francés que viene de Roncesvalles. A la salida del pueblo, un cartel te despide del pueblo, recordando que dicho pueblo es el cruce de Caminos, y no Puente la Reina, cosa que nunca había sabido ya que todos dicen que se produce en Puente la Reina y hasta hay un monumento allí dedicado a ello. " Dejas Óbanos, cruce de Caminos. Que San Guillermo y Nuestra señora de Arnotegui desde su ermita acompañen tu peregrinación. ! ultreia et suseia ! www.misteriodeobanos.org "
En Óbanos se ha representado el Misterio de Óbanos desde 1965 hasta 1978, y desde 1993 hasta la actualidad, anualmente. Dicha representación dramatiza la antigua leyenda jacobea, en la cual Santa Felicia, a la vuelta de peregrinar a Santiago, decide quedarse como eremita en Amocain, y su hermano Guillermo ( duque de Aquitania ), enfadado porque ella no quiere volver a la corte, la mata, y tras arrepentirse, él mismo peregrina a Santiago, quedándose en su regreso en Óbanos hasta el día de su muerte.
Bajo por una pista que cruza una carretera que va de Puente la Reina a Campanas. Un perrito de grandes orejas viene contento moviendo la cola a verme. Vive en una de las huertas que hay junto al río Robo. El Camino sale a la carretera general, que va de Pamplona a Logroño. Hay un albergue llamado Albergue del Hotel Jakue, pone que está cerrado del 15 de octubre al 19 de marzo, y que a 200m está el de los Padres Reparadores abierto todo el año. A la derecha, en una isleta de la carretera general, hay un peregrino de hierro, es un monumento bastante conocido, realizado en 1965 por Gerardo Brun. En dicho monumento, pone " y desde aquí todos los Caminos a Santiago se hacen uno sólo " . Ya estoy por lo tanto en Puente la Reina, localidad de la famosa estatua.
Para hacerle una foto, tengo que meterme en el centro de la carretera general, es una larga recta y cuando veo que no vienen coches lo hago y le saco un par de fotos. Voy por la acera junto a la N-111 que va a Estella y Logroño, como yo, y llego al albergue donde voy a dormir, llamado de los Padres Reparadores . Tiene entre 72 y 100 plazas, el precio es de cuatro euros y es propiedad de la Comunidad de Padres Reparadores. Tiene cocina, comedor con dos mesas más dos bancos cada una, internet, habitaciones con literas ( en la mía hay tres ) y lavabos y duchas sin diferenciación de sexo. A las ocho se va la hospitalera y queda la puerta abierta pudiéndose entrar y salir, como sucede en Zubiri a las siete de la tarde. En el comedor hay una chimenea. Son las cinco, cuando entro y me encuentro con la hospitalera, en una mesa al lado de la entrada. Qué temprano que llego hoy al albergue!!!
A las cinco de la tarde llego al albergue, es mi primera llegada sin haber anochecido, y la única hasta Logroño ya que mañana volveré a llegar de noche y el último. Le pago los cuatro euros a la hospitalera, que está sentada cerca de la entrada, y me voy a la litera que me adjudica. Como siempre, me ha tocado en el colchón superior de una litera.
Salgo a conocer el pueblo, después de haberme duchado con un par de apaños ( bolsas de plástico de chanclas y camiseta interior de toalla ). Hay cinco duchas y dos inodoros para todos. Se está bien bajo el agua calentita después de haber sido un día fresco. En Zubiri el agua no era caliente. Hay una máquina de venta de golosinas, Matutanos y chocolatinas en el comedor, así como otra de bebidas. Hoy voy a comprar algo de comida por primera vez en el Camino, y le pregunto a la hospitalera si hay microondas. Dice que no, así que olvido el tema de comprarme una pizza para cenar.
Salgo del albergue, el cual está situado en la calle Crucifijo. Junto a él, está un centro de enseñanza de los padres reparadores ( un colegio o instituto privado ), y la Iglesia del Crucifijo. Entro a dicha iglesia, famosa por su Crucifijo. Está oscura, para encender la luz hay que meter una moneda a modo de limosna. Ésto no es la Real Colegiata de Roncesvalles, no piden un euro para que se enciendan. Dentro están la imagen románica de Santa María de las Huertas ( el nombre antiguo de la iglesia ), y un cruficijo renano del siglo XIV, con la cruz en forma de árbol, no como las habituales. La iglesia presenta aspectos de dos épocas, ya que la del Santo Cruciijo es fruto de reedificar la existente iglesia de Santa María de las Huertas, aproximadamente en el siglo XV.
Camino por la calle Mayor. Hay una figura de peregrino de más de un metro de altura junto a un comercio, que me gusta. El pueblo está simétrico a ambos lados de la calle Mayor, es un pueblo creado gracias al Camino. Hay una iglesia muy alta, a la cual entro a oscuras, y veo un Santiago iluminado en la oscuridad, es la famosa talla de Santiago ?Beltza? ( el negro ). Es la llamada iglesia de Santiago el Mayor, de fachada románica del siglo XII. Su puerta presenta un arco polilobulado al estilo de los de San Pedro de la Rúa de Estella y San Román de Cirauqui. Tiene un retablo mayor del siglo XVIII dedicado a Santiago y una imagen de San Bartolomé del siglo XIV. En EL Suelo llaman la atención los tableros de castaño, como ocurre en otras iglesias navarras.
La calle Mayor llega hasta el Puente medieval, donde acaba el pueblo. Al puente se accede bajo un arco. El puente lo mandó construir la reina debido a la gran afluencia de peregrinos. Ésta quiso facilitarles el paso del río Arga. No se sabe si fue Doña Mayor, esposa de Sancho el Fuerte, o su sucesora, Doña Estefanía, esposa de Don García de Nájera. Junto al puente está la Oficina de Turismo, y entro a que me den un plano de la ciudad. Me doy cuenta de que el casco antiguo son cuatro calles a lo largo del pueblo, y una de ellas es la calle Mayor que ya he recorrido. Subo al puente , y desde el punto más alto contemplo el río hacia ambos lados. Es un puente románico de seis ojos de medio punto y cinco pilares, aligerados por unos cuantos aliviaderos, y tiene el característico trazado de albarda. Al otro lado del puente, hay un refugio privado.
Está oscureciendo. Me dirijo a una calle de las longitudinales con la intención de pasar por las cuatro haciendo zigzag, y en ella acabo el recorrido, por el momento, ya que me encuentro con un supermercado. Hago la compra : una botella de 1L de Cacaolat, un montón de bolsas de Matutano pequeñas ( precio joven ), una bolsa de pelotazos grande, un brazo de gitano de chocolate grande, cuatro natillas de chocolate, una barra de pan y un paquete de jamón dulce con olivas. Para una buena cena, no pueden faltar en Cacaolat, el Matutano y unas olivas, el embutido y el pan son para acompañar.
Veo al japonés y al canario dentro comprando también la cena, van cargados con ocho latas de cerveza y una botella de vino. Ellos salen del supermercado antes que yo. Ahora salgo yo, y cargado con dos bolsas de comprar me voy hacia la calle Mayor, donde veo al peregrino de Castellón. Va caminando por la calle bebiendo una lata de cerveza, eso en Barcelona está prohibido, aquí no lo sé. Ya ha cenado en un restaurante. La lata, se la han dado el canario y el japonés, me dice que se han ido al río a cenar.
Me voy con las bolsas para allí, por la calle Mayor y ya de noche. Es una calle peatonal. Llego al puente, y les veo abajo, en una zona de césped. Bajando, un peregrino italiano me intenta dar un susto por detrás, no lo consigue. Están los dos hambrientos cenando, no han comido hoy, yo tampoco. No veo al chico de Manresa con ellos, les pregunto y me dicen que se ha quedado en Cizur y ellos han continuado sin él, ya que iba a estar allí quizá unos días descansando debido a la rodilla que le duele. Me presentan a tres peregrinos que están con ellos y que dormirán en el albergue privado, situado al otro lado del río, separado del pueblo. Uno se llama Pedro y es valenciano, mientras que los otros dos son italianos, padre e hijo. El japonés y el canario tienen unos treinta años, y los italianos unos cuarenta el hijo y sesenta el padre. No les voy a volver a ver.
El canario me dice " a que no te metes en el río " y le he dicho que claro que no, ya es de noche y el río es profundo. Me ofrecen comida, pero tengo que cenar. Les dejo allí bajo el puente y me voy hacia el albergue a cenar, son las 19:30. De camino al albergue me encuentro un grupo de cinco personas que me preguntan sobre la Iglesia del Crucifijo, quieren entrar y está cerrada cuando el horario de cierre son las ocho. Les digo que cuando yo he pasado estaba abierta, y voy a preguntar al albergue, donde está la hospitalera con el párroco. Éste dice que si que les abre la Iglesia, y yo vuelvo a la calle principal, y les grito para que vengan, ya que paseando por la calle Mayor ya están bastante lejos entre que he ido al albergue a preguntar y he vuelto.
Ceno pan, con atún de Badalona, mortadela con olivas, a la cual ya le he comenzado a hincar el diente en el río. También bolsitas de Matutano y natillas de chocolate. En la cocina hay para cocinar, aunque no hay microondas. A las ocho se va la hospitalera, menos mal que hoy he llegado a una hora digna, ya que las habitaciones que no ha dado están cerradas con llave. Hay muchos peregrinos que no he visto hasta ahora, supongo que habrán comenzado hoy el Camino desde Pamplona y no desde Roncesvalles como yo. Parece ser que el idioma oficial en el albergue es el inglés, no me entero de nada.
Llegan al albergue el canario y el japonés, y toman asiento. Sirven vino, y traigo Matutanos pequeños para acompañar. Visto el éxito, voy a por la bolsa grande de pelotazos, y ahí estamos hasta las once o así de la noche. Más tarde, salimos a dar un paseo nocturno los tres por el pueblo. Es un paseo místico, el estar caminando por el pueblo oscuro y solitario, con tantos siglos de historia. El puente está oscuro, pensaba que tendría iluminación siendo un monumento tan importante, uno de los puentes más famosos de todo el Camino. Con la compañía del fresco de la noche, recorremos la calle Mayor hasta el puente , y regresamos, son las 23:30 de la noche, todos duermen. Me meto directamente en el saco de dormir, sin hacer ruido, he dejado éste preparado, así como la mochila, ya que mañana tengo pensado madrugar mucho e intentar hacer dos etapas de golpe, más de cuarenta kilómetros, pese a la tendinitis en la rodilla. Voy al séptimo cielo en un abrir y cerrar de ojos, en una bella y mística población?
Relato del día de octubre de 2005 en que caminé más de 40km por tierras navarras, dos etapas seguidas, ya que necesitaba recuperar un día para acabar en Logroño a tiempo de volver al trabajo.
Es la continuación de los relatos publicados : etapa 0, etapa1, etapa 2 y etapa3. Mas adelante publicare el sexto relato, y de momento ultimo, el de la llegada a La Rioja tras haber atravesado el Reyno de Navarra.
Un nuevo día ha llegado. A las 6:30 me levanto, soy de los primeros, al contrario de lo habitual. Hoy no tengo tiempo que perder, voy a intentar hacer dos etapas en un día, en total más de cuarenta kilómetros. Almuerzo natillas y Cacaolat, y a las siete salgo el primero del albergue, es de noche. Atravieso el pueblo, y cruzo el famoso puente, a oscuras. Sigo las indicaciones, y fuera del pueblo camino por una pista. Al otro lado del puente está el barrio de Zubiurrutia, en el cual está el Convento de las Comendadoras del Espíritu Santo, fundado en el siglo XIII y con larga tradición hospitalaria. Se puede visitar su templo renacentista, que sustituyó a la iglesia medieval. No lo veo. A mano izquierda he visto una cruz. Es completamente oscuro, ya no hay luz de la ciudad, así que saco el frontal, y camino con él puesto. Veo la Luna escondida detrás de las nubes.
Voy siguiendo las indicaciones. El Camino es alternativo debido a unas obras. La luz lunar hace que se vea algo blanco ( la pista ) entre la oscuridad ( los campos a ambos lados ). La pista más adelante pasa a ser un sendero, que al ser más estrecho, hace que ya no tenga que alumbrar con el frontal de lado a lado. Caminar sólo, a oscuras y por estos parajes alejados de la civilización, da algo de respeto. Hay pinos y matorrales.
Tras una rotonda, entro al pueblo de Mañeru, donde encuentro una fuente de 2004 en una bonita plaza. Me siento en un banco de la plaza a beber Cacaolat. En la plaza del Fuero está la casa consistorial , es decir, el Ayuntamiento. Al lado está el colegio. En el pueblo hay una iglesia, la de San Pedro Apóstol, y una ermita, la de Santa Bárbara. La iglesia tiene una imagen de Santa Bárbara. A las 8:15, caminando entre campos, paso junto al cementerio , en las afueras del pueblo. Entro un momento, y les dejo descansar en paz. El cementerio está amurallado y abierto. El pueblo no era muy pequeño, y la iglesia sobresale en altura al resto de las casas.
Camino por pista entre campos de viñas, cereales, almendros y olivos. Delante a lo lejos hay un pueblo con forma de colina, con una iglesia arriba del todo, se trata de Cirauqui. Me cruzo con dos pistas. En la segunda, veo a la derecha un conejo de culo blanco, que corre mucho al huir. A la entrada del pueblo, a la izquierda y a lo lejos se ve el cementerio, mientras que a la derecha hay unos arbustos y un bar a cincuenta metros según un cartel. Cirauqui significa nido de víboras, en alusión a la colina rocosa sobre la que se asienta. Tiene un núcleo medieval muy bonito, me gusta mucho el pueblo.
Cirauqui tiene, entre otras cosas, la Iglesia de San Román ( s. XII ), la Iglesia de Santa Catalina de Alejandría( s. XIII ), puente y calzada romana. Es un pueblo grande, de casas antiguas y en forma de colina. Se atraviesa el pueblo por el interior. Ya hay luz, está amaneciendo, en Mañeru todavía era de noche. Como he madrugado, espero que Dios me ayude y logre llegar a Los Arcos. Pasando por debajo de unos pisos, hay para sellarse la credencial, y me hace ilusión, ya que el pueblo me ha gustado mucho y me llevo el sello de recuerdo en la credencial. Lástima que no dispongo de más tiempo para verlo mejor.
La iglesia de San Román es la que hay en la cima de la colina. Conserva del primitivo edificio ( siglo XIII ) una portada ojival polilobulada, emparentada con la de Santiago de Puente la Reina y la de San Pedro de la Rúa en Estella. En 1692 sufrió una gran reforma que ha llegado hasta la actualidad. En el interior se conserva una ara votiva de época romana con inscripción.
Abandono el pueblo descendiendo por una pista que tiene cipreses. En el pueblo sólo hay casas antiguas, no hay nuevas. El pueblo queda atrás, pero a la vez me lo estoy llevando conmigo, en el corazón. No he explorado ninguno de los dos pueblos que he pasado, ni he visitado sus iglesias, aunque al menos el Camino pasa por el interior de ellos y los he podido ver de cerca. Es una lástima que Cirauqui y Puente la Reina estén tan juntos, y se tenga que elegir entre dormir en uno o en otro. A las afueras de Cirauqui, llego al famoso tramo de calzada romana, con puente romano incluido, recientemente reformado, y de un sólo ojo. La calzada romana en algunos tramos conserva el empedrado. Sobre esta calzada han pasado muchísimos peregrinos, es el tramo más antiguo de todo el Camino. Son las 8:50, a estas horas suelo salir del albergue, pero hoy ya llevo 8 kilómetros caminados. Con 24 años, tengo toda la vida por delante para volver y explorar ambos pueblos.
Tras un rato de caminar, cruzo una gran carretera de siete carriles, cinco centrales más 2 laterales, gracias a un puente que pasa sobre ella. Unas piedras y troncos en el suelo indican que no hay que coger una pista a la izquierda, sino ir al puente. Tras el puente voy hacia la izquierda, como indica un simpático montoncito de piedras. En unos cien metros dejo la pista y cojo a la derecha. El día está nublado, el cielo está gris, y hace bastante viento. Llego a un puente medieval, el cual tiene en el centro un pilar con piedras encima. El Camino cruza varias veces la pista que he cogido tras el puente de la carretera, y que va paralela al Camino, entre campos de arbustos. A lo lejos se ve la carretera...
Me duele la rodilla izquierda, como ayer. Cuando llegue a casa me diagnosticará el médico una tendinitis en ella. Tengo que llegar a Los Arcos, aunque sea lo último que haga, se me ha metido entre ceja y ceja, si hay que ir a la pata coja, se va. Cruzo un puente de troncos, y camino paralelamente a la carretera, que está a unos cincuenta metros. Así, el paisaje no es bonito. Llego a un cruce y debo girar a la izquierda, indica que es un desvío provisional, y por un túnel atravieso la ancha carretera. Entonces, giro a la derecha y camino por el arcén, no porque esté indicado, sino porque me lo dicen unos obreros. El cachondeo con la carretera continúa, ahora se cruza a la carretera general por debajo de nuevo al otro lado. Veo en ella que pone " Estella 9 km , Logroño 55km ". En el puente inicial sobre la carretera general, ponía " Logroño 66 km ".
Son las 9:35, cuando paso por debajo del Canal de Alloz. Más adelante cojo un camino a la izquierda, y llego a un puente medieval de piedra de dos ojos, en el cual me siento. Es el puente de Camino Real, y cruza el río Salado. Según la guía del peregrino medieval, de Aymeric Picaud, el agua de este río es mortal, y los peregrinos que bebían de ésta morían y eran desollados por dos navarros. Me quito el calzado para sacar las piedrecitas que han entrado, bebo agua, y meto el frontal en la mochila. Me acabo de quedar sin agua. Cruzo un túnel, y al comienzo de una carretera ancha cojo un camino a la izquierda, un mojón indica Estella a 9km.
Son las 9:48 de la mañana. Un pájaro negro y de pico naranja, se me cruza volando. Me encuentro un corazón en el suelo hecho con piedras, y el interior de cerezas. El camino se cruza con una pista, y tras una subida, llego al pueblo llamado Lorca. Fotografío la iglesia, llamada de San Salvador y del siglo XII, aunque modificada posteriormente. El pueblo se atraviesa por la calle Mayor. Una puerta tiene unas conchas y a Santiago en la fachada, donde el número de la casa. Llego a una bonita plaza con fuente y parque infantil, es hora de beber hasta la saciedad!!!
Saliendo del pueblo, unos perros ladran. En el suelo me encuentro a dos pajaritos muertos, primero a uno y después a otro. Al salir del pueblo llego a la carretera, y entonces continúo por el arcén izquierdo, hay un bar. Más adelante cojo un sendero a la izquierda, un mojón indica Villatuerta a 4km. Hay un rebaño de cientos de ovejas, con un perro y un pastor. Nos saludamos el pastor y yo, al perro lo dejo tranquilo. Continúo con mi caminar bajo un cielo gris. A la derecha va una carretera y a la izquierda unos campos marrones. Giro a la izquierda, momento en el cual dejo de ir paralelo a la carretera ,que me acompañaba en paralelo desde que he salido de Lorca. Saludo a un señor que está en un tractor. Dejo la pista para coger un sendero a la derecha. A lo lejos se ve un pueblo grande. Un cartel dice :
"aquí hubo un hospital de peregrinos. Está pasando por las inmediaciones del hospital de peregrinos de Arandigoyen , en la actualidad desaparecido, que fue regentado por la Orden de San Juan de Jerusalén, fundado en 1099, acogiéndose al principio benedictino de hospitalidad, expresado en el capítulo 53 de la regla de San Benito : todos los invitados que se presenten deben ser bienvenidos como Cristo, por él mismo dirá 'yo era un extraño y tú me has bienvenido '. Se debe mostrar adecuado respeto a todo, especialmente a los que comparten nuestra fe y a los peregrinos" Amigos de Irache.
Voy por una pista de tractor entre cultivos, directo al pueblo. Me como una pasta alargada de chocolate, es una especie de brazo de gitano, para coger energía, y porque me estoy muriendo de hambre. Continúo caminando siguiendo las indicaciones. Al otro lado de la carretera está el pueblo Arandigoyen, y le hago una fotografía. Por altura, destaca la iglesia. Llego al pueblo llamado Villatuerta, a través de una zona de casas nuevas, un polideportivo y un colegio, atrás han quedado los campos.
Hay unos obreros con la radio a todo volumen. Paso junto a una farmacia. Atravieso un puente románico de dos ojos sobre el río Iranzu . Se pasa por el Ayuntamiento y por un bar restaurante con menú de peregrino. Estoy a 22,6km de Los Arcos. Veo una especie de payaso de colorines, muy llamativo, y me acerco a él. La nariz parece un botón, lo aprieto, !!! y es una fuente !!!. Que sorpresa!!! En la plaza de la iglesia, hay una estatua con un cartel ( Veremundo, n. 1020, patrón del camino jacobeo navarro. Villatuerta 1999. ), una fuente decorativa, una fuente para beber, y por supuesto, una iglesia, que es llamada Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. La iglesia es del siglo XIV, excepto el campanario que es del siglo XIII. El altar mayor y las capillas son renacentistas y barrocos.
Abandono el pueblo por un sendero entre cultivos. Es un pueblo casi todo de viviendas modernas. En lo que va de día, ni ha salido el sol, ni he visto a ningún peregrino. Varias decenas de pájaros echan a volar. A la izquierda del camino , hay un desvío que va a parar a la ermita de San Miguel. Es un antiguo monasterio, del siglo X, propiedad de Leyre, que en el siglo XVII fue transformado en ermita. Está junto a 8 mesas de picnic, cada una con dos bancos, y dos barbacoas, todo de piedra y entre olivos, a unos 50m del Camino. Al otro lado del merendero está la entrada, abierta, y entro. Hay un altar, y una especie de bancos pegados en las paredes, para sentarse. Pruebo una oliva y está mala, el sabor es amargo. Las hay verdes y negras. Cerca está la empresa Azko Nobel, junto a otras. Vuelvo al Camino, y continúo con el peregrinaje, a través de un suelo recubierto por hojas rojas, hasta llegar a una zona ajardinada acondicionada para hacer picnic, tiene dos mesas con bancos, barbacoa y fuente. Es una fuente con forma de montaña.
Cruzo la carretera de Nobeleta, y llego a un puente de madera y metal, a través del cual paso sobre el río Ega. En un terreno vallado, veo a tres caballos, huele a estiércol. El pequeño se me queda mirando. Más adelante una señora quita malas hierbas a la entrada de su finca. Hay un olor insoportable y desagradable, debido a la industria que hay junto al Camino, estoy entrando en Estella. Voy por una carretera vacía, dejando atrás la industria. A la derecha hay bloques de pisos a lo lejos. Veo una cruz de piedra, y una fuente, en la cual pone " buen pan, excelente agua y vino, carne y pescado, llena de toda felicidad ". A la derecha hay un río con patos y altos árboles que bañan al río con sus hojas amarillentas caídas. En la cima de una montaña hay una gran cruz. Aun no he entrado al denso núcleo medieval de Estella, estoy a punto de hacerlo. Hay un gran parque ajardinado con bancos, árboles y un caballo negro y blanco comiendo césped, mientras que detrás del parque está el río con ocas, y al fondo, casas antiguas.
El albergue municipal tiene 114 plazas. Hay un puente peatonal moderno sobre el río. Delante de una imponente iglesia, hay una especie de balconcito en el río, desde el cual observo al río y a la iglesia. Mirando a la iglesia, sobre ella se ve otra, mientras que a la derecha se ve un puente antiguo de un ojo sobre el río, el casco antiguo, y sobre las casas, la torre de otra iglesia. Así, desde aquí puedo ver tres iglesias antiguas. En Estella, hay decenas de monumentos, como sucede en Pamplona.
De momento, parece un pueblo de casas antiguas, muy grande. Cruzo el puente de un ojo, llamado puente de San Miguel o puente de la Cárcel. La primera calle a la izquierda es la Calle Mayor, voy por ella. Hay casas antiguas, y tiendas. A la derecha aparece una iglesia muy alta, que está cerrada. Es la iglesia que se veía por encima de las casas, desde el balconcito, cuando delante tenía dos iglesias más, una de ellas con estatuas en la fachada. Retrocedo, y vuelvo a pasar por el puente. Cojo la primera calle a la derecha, es una calle paralela a la calle Mayor, pero en el otro lado del río. Está el albergue privado. Veo el Palacio de los Reyes de Navarra ( siglo XII ), ejemplo de la arquitectura civil románica, y con un capitel en el que aparece Roldán luchando ). También veo el museo Gustavo de Maestú , la oficina de información, y más edificios, desde el exterior. Esta calle es el Camino, y no el cruzar el puente ni la calle Mayor. Llego a un arco, y tras pasar bajo él, acaba el casco antiguo, y las viviendas ya son modernas.
A las 12:10 he llegado al pueblo. En la calle Mayor una persona mayor me ha preguntado si el pueblo era bonito, y le he dicho que mucho. Saliendo de la localidad, paso junto a un supermercado enorme, y empiezo a subir una cuesta en una zona de casas nuevas, para luego bajar a la carretera por la urbanización. En ella he visto un monumento. Se trata de la localidad de Ayegui, vecina de Estella. Es esta población se encuentra la iglesia de San Martín de Tours, barroca del siglo XVII, la cual tiene un gran crucifijo gótico del siglo XIV.
A lo lejos se ve el monasterio y las bodegas Irache. Cruzo la carretera, y aparece un cartel publicitario : " Bodegas Irache, desde 1891, Variedad Graciano ". Hay viñas, y un pájaro negro escondido bajo un arbusto, me ve pasar. Llego a la legendaria y única fuente de vino del mundo.
" Peregrino, si quieres llegar a Santiago, con fuerza y vitalidad, de este gran vino echa un trago, y brinda por la felicidad ". " Normas de uso: a beber sin abusar, te invitamos con agrado, para poderlo llevar, el vino ha de ser comprado. Prohibido beber vino a menores de 18 años ". " El presidente del Gobierno de Navarra, Excmo Sr. D. Juan Cruz Allí Aranguren inauguró esta fuente del vino el día 23 de noviembre de 1991. Propiedad y generosidad de Bodegas Irache ".
Con emoción, por el mítico momento, abro el grifo y bebo un poco de vino. Me estoy un rato . Saco una bolsa de Bocabits para acompañar, y echo cuatro tragos. Está comenzando a llover, son las 13:40. Un cartel dice que estoy siendo visto en directo a través de la web de Bodegas Irache. Aun me queda una etapa completa por hacer hoy. Abandono algo contentillo el lugar, en donde un hombre ha cogido algo de vino en una botella de plástico, y llego al monasterio de Santa María la Real de Irache, situado en la vertiente septentrional de la montaña llamada Montejurra, lugar emblemático del carlismo navarro.
El monasterio ya recibía las visitas de los peregrinos antes de que existiera Estella. En el año 1054, se construyó aquí por iniciativa de Don García de Nájera, un hospital de peregrinos, antes de que el Rey Sancho Ramírez fundara Estella. En el siglo XVII aquí se creó la primera universidad de Navarra. El conjunto monumental actual consta de una iglesia románica de los siglos XII-XIII, un claustro plateresco, y también un edificio y un claustro construidos en el siglo XVII para albergar la universidad. La torre de la iglesia se construyó en 1609 y está inspirada en las herrerianas del Escorial. Veo la fachada del monasterio, así como una fuente en un jardín , junto a algo realmente antiguo : " prohibido lavar coches bajo multa de 1000 ptas ". Hay un museo del vino también en la zona.
Por pista, llego a un cruce, en donde hay dos posibilidades de continuar hasta Los Arcos: a la derecha se va a Los Arcos por Azqueta y Villamayor de Monjardín ( lo normal, lo que elijo yo ), y a la izquierda se va a Villatuerta por Zaraputz y a Los Arcos por Luquín . Son las dos del mediodía, llueve un poco, y el cielo está amenazante.
Con cuatro tragos de más, ya que nunca bebo, y corriendo bajo la lluvia, con una mochila de 12kg y una tendinitis en la rodilla, me dirijo hacia Los Arcos, a unas cuantas horas de aquí, por el camino más largo, 20km, y no 16,3km que hay por Luquín. Si continúa lloviendo, puedo pararme en el primer pueblo, y luego continuar hasta Villamayor de Monjardín, que tiene dos albergues, pienso. Cruzo una carretera y entro en una urbanización con restaurante, y " camping Iratxe ciudad de vacaciones ", el cual tiene piscina, pista de tenis, pista de frontón, campo de fútbol de hierba. En la zona, llamada complejo residencial Irache, hay también un hotel. A lo lejos veo una colina con una construcción arriba, es el Castillo de Monjardín, y según el mapa no está ni a la mitad del Camino a Los Arcos?
Se me cruza un conejo gris y negro, de culo blanco, corriendo. Paso por el interior de un gran túnel circular, parece una tubería gigante. Por encima pasa la variante de Igúzquiza. El Camino es de color naranja, y va entre cultivos, y entre bosques. En un bosque veo a muchísimas ovejas, algunas me miran. Las acompañan tres perros, y un pastor, con el cual me saludo levantando el brazo, y él responde igual. Somos las únicas personas en la zona. Sigo sin ver ni un solo peregrino en todo el día, parece que hoy el Camino de Santiago es para mí. Cruzo una carretera local desierta, y en un edificio verde, bebo agua en su fuente. Una publicidad en el edificio verde, dice: " albergue parroquial de Villamayor, descansa, disfruta, y paga lo que quieras . L ALBRG + MDRN DL KMINO ". No sé que será esa edificación verde, está cerrada con llave, y en pleno bosque. Llega un momento en que se ve Azqueta al pie de la colina, y Villamayor por la parte superior, mientras que en la cima está el castillo. Cojo dos piedras de recuerdo, y cargo con ellas el resto del Camino hasta Logroño.
Siguiendo las indicaciones, y tras una corta subida cementada, entro al primer pueblo, Azqueta. A la derecha hay una mesa con dos bancos y una barbacoa. A la izquierda está la iglesia parroquial de San Pedro, la cual tiene un interesante retablo mayor. Hay una plaza pequeña con cuatro bancos, un escudo de piedra del pueblo y una fuente, de la cual bebo, de 1986. Es un pueblo pequeñito que se atraviesa por la carretera. Al salir del pueblo, se ve la pista, y el campanario de la iglesia asomándose. Un perro a un lado, y un gatito al otro, me miran al pasar junto a la finca rústica en la que viven, mientras que un perro me ladra.
Llego a un cruce, y tomo a la izquierda, un mojón indica Villamayor de Monjardín a 2km. Voy caminando junto a las viñas. Al fondo hay cultivos, un campanario, y la colina con el castillo de San Esteban en ruinas. Una leyenda cuenta que Carlomagno se apoderó de toda Navarra tras conquistar este castillo, en una feroz lucha en la que murieron tres mil hombres que defendían el castillo. Desde ahí arriba deben de haber muy buenas vistas, lástima que no tenga tiempo para subir. Caen gotas y hace viento. Llego a una construcción extraña con un doble arco de medio punto que descansa sobre una columna central geminada con capitel, es una fuente gótica del siglo XIII llamada Fuente de los moros. Es un aljibe cubierto con bóveda de cañón que me recuerda al que hay en la Alcazaba de Mérida, el cual me gusta mucho. Éste también me gusta, aunque no hay comparación. Ésta fuente fue restaurada en 1991, a raíz de la cual el tejado es de losas de piedra. Me meto dentro, hay unas escaleras que bajan hasta una acumulación de agua estancada. Las escaleras son desiguales, y están anaranjadas por las partículas de tierra que ha debido de arrastrar el viento hasta aquí dentro. El depósito de agua tiene una especie de pozo en el centro. Me siento en las escaleras, y me como unas natillas y unos cacahuetes. Luego me pongo sobre el pozo para ver que hay en su interior.
Abandono la fuente, y continúo con la subida, hasta llegar al pueblo, en donde pregunto por la fuente medieval. Me dicen que aquello era la fuente medieval. En el pueblo está la iglesia románica de San Andrés ( s. XII-XVIII ). Su torre barroca, sobresale por altura del resto del pueblo. En el interior de la iglesia se encuentran, entre otras cosas, una cruz procesional románica de plata del siglo XII bastante rara, y un capitel en el que parece estar representado luchando Roldan, como sucede en otro capitel del Palacio de los Reyes de Navarra o en otro situado en la fachada del hospital de San Juan de Acre, en Navarrete. Es un pueblo de casas antiguas. A la derecha veo el albergue parroquial cerrado, y a la izquierda está la iglesia. Pone abierta todo el día, y está cerrada. A la derecha hay una plaza con una fuente de 1948, la quiero fotografiar y no puedo, se me ha llenado la tarjeta de memoria de la cámara. El Ayuntamiento está en el Camino, cerca de la iglesia.
A las 15:45, parto hacia Los Arcos. Por delante tengo doce kilómetros sin ninguna población, todo son ondulaciones de cultivos de cereal y viñas. Al comienzo el paisaje está formado por viñas amarillas que forman filas perfectas, y el resto es el color rojizo del suelo. Más adelante, a la izquierda hay un bello bosque de árboles plantados simétricamente, quizá sean plátanos, mientras que a la derecha hay cañas, y detrás viñas. Un cartel dice que hacia la izquierda hay un bar mesón, pero no se ve nada. Todo son campos, y soledad. No he visto ni a un peregrino en todo el día. Ya nada puede impedir que llegue hasta los Arcos, es el siguiente pueblo pero está aun a muchos kilómetros. Desafío abiertamente al cielo, que empiece a llover y a ver si puede conmigo...
Está todo el cielo gris, pero de momento no se atreve. Estoy en medio de la nada. Hay una estatua de una mujer, junto a un huerto. Hay un hombre en un tractor, y hablo un rato con él. Me dice que un equipo de aquí cerca ( Osasuna ) va el primero de la liga de fútbol, mientras yo le digo que en mi ciudad tenemos un equipo de básquet que juega en la liga española. Dice que en la fuente medieval, en verano se bañan los peregrinos, ya que está en un tramo de subida a Villamayor de Monjardín, y en verano los peregrinos están cansado ya que hace mucha calor. El señor es un hombre de campo, debe de conocer bien la lectura e interpretación de las nubes. Me dice aguantará, y que no lloverá. Parece que el cielo, no acepta mi desafío...
Camino entre campos de tierra removida marrón oscura, y viñas. Cruzo una pista, lugar en el cual hay una fuente con una piedra a modo de banco. Me quedan 10km para llegar a Los Arcos, que es el siguiente pueblo a Villamayor, entre los dos solo hay campos infinitos. Llevo algo más de 30km de andar, desde que he partido esta mañana. Para sorpresa de un servidor, comienza a llover. No puede ser, el señor de campo se ha equivocado, el desafío ha sido aceptado!!!
Comienza a caer fuerte, y corro hacia unos cipreses, a resguardarme un poco. Me quedo sin poder escribir en mi diario de viaje, se ha mojado el papel. Compruebo que un ciprés, no es el mejor árbol para resguardarse de la lluvia, precisamente, ya que su copa deja mucho que desear. Y suerte que he tenido, porque no hay más árboles, todo son ondulaciones de campo, cuando llegas a " coronar " una, se abren nuevas vistas, igual a las anteriores, es decir, más ondulaciones hasta el horizonte...
Me pongo bajo los cipreses, el chubasquero. Es un poncho del todo a cien, lo voy a estrenar. No estoy en el mejor lugar para descubrir que es de manga corta. Debo arremangarme la chaqueta y el suéter, para no mojármelos, y con los brazos al aire, y mojados, continúa con la peregrinación. Veo a dos tractores, en los campos, arando la tierra. Parece que no paran de trabajar, ni lloviendo. Dejo la pista, y cojo otra a la izquierda, mientras continúa lloviendo. He visto una casita en ruinas, a cincuenta metros del Camino, y resulta que está sin techo. No hay donde cobijarse, no hay árboles, sólo hay campos, y continúo con la peregrinación bajo la lluvia, con el simple chubasquero de sesenta céntimos...
Cada vez que corono un montículo, espero que por fin de vea el pueblo, pero nada, así una y otra vez. Por más que ande, siempre tras una ondulación de terreno, vendrán otras tantas. Me duele la pierna hace rato, debido a la tendinitis. He tenido que reducir el ritmo, voy anormalmente lento, me siento indefenso. Quiero ir más rápido, pero no puedo, voy cojeando. Dios mío, que ven mis ojos, vienen dos peregrinos a los lejos, detrás mío!!! Son los primeros que veo hoy, y están llegando más tarde que yo. Al ritmo que voy, me alcanzarán rápidamente. Poco a poco me van recortando la ventaja que les llevo, y finalmente me pasan . Han salido de Puente la Reina, como yo, pero su intención no era hacer dos etapas de golpe, sino dormir en Villamayor de Mojardín. Lo que no han tenido en cuenta, es que los dos albergues de esa localidad están cerrados, y se han visto obligados a continuar hasta Los Arcos...
El camino se acerca a un bosque que hay en una especie de sierra. Poco a poco, me voy acercando a Los Arcos, bajo la lluvia, que no ha cesado desde que me vi obligado a poner el chubasquero bajo los cipreses. El cielo aceptó mi desafío, pero el vencedor, pese al esfuerzo y el suplicio, he sido yo. Ante mí, un cartel con el nombre " Los Arcos ", lo toco, y me quedo mirándolo y meditando, lo he conseguido!!! Son las 18:40, llevo casi doce horas de caminar hoy. Bajo la lluvia, camino por el pueblo en busca del albergue. En una fuente, pone :
" Liber Sancti Jacobi, Liber Peregrinationis, Libro IV, capítulo VI, folio 194, Per Villam que dicitur arcus decurrit aqua letifera; el ultra arcus ad pontun hofpitale intra arcus fet hofpitale idem decurrit aqua letifera iumentif et hominib ; Bibentib; EA . agua potable " La verdad es que me he quedado igual. Supongo que presumen de que en ese libro, que es la primera guía turística de Europa, se dice que en los Arcos hay algo bueno, quizá el agua. Los Arcos tuvo su momento de gloria al ser lugar de cobro de peajes y cambio de moneda, al estar en terreno semifronterizo. Es una villa medieval fundada sobre otra de origen romano.
Camino por una calle de casas antiguas, en la cual veo una farmacia. Cojo otra calle, la Calle Mayor, la cual tiene panadería. Veo una fuente y una iglesia parroquial del siglo XVI, a la que luego vendré a la Misa del Peregrino. Se trata de la Iglesia de Santa María, y en realidad tiene elementos que van desde el siglo XII al XVIII, habiendo románicos, góticos, platerescos y barrocos. Por ejemplo, el retablo es barroco, y está presidido por una talla gótica policromada de Santa María de Los Arcos. La sillería del coro es plateresca, mientras que el gran órgano es barroco. La gran torre, del siglo XVI, combina elementos góticos y renacentistas, mientras que el claustro es gótico flamígero. Paso por debajo de un arco, llamado Portal de Castilla, debido a que lalocalidad formó parte de la Corona de Castilla entre 1463 y 1753, y en un par de minutos, a las 19:10, tras más de doce horas de Camino, y más de 40kilómetros, llego al albergue de los amigos. Un gato negro en la puerta me recibe...
En Los Arcos hay cuatro albergues. Este es el normal, se llama Albergue Isaac Santiago. Es de propiedad municipal, y lo llevan la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Navarra, como el de Pamplona. Tiene 72 plazas, el precio es de tres euros, hay cocina, dos comedores, y un masajista presta sus servicios de pago. Los hospitaleros son una pareja de belgas mayores. La señora me lleva a mi litera, y me han regalado una toalla porque me dejé olvidada la mía en el albergue de Zubiri.
Voy a la misa, es una misa normal con gente del pueblo, casi todos son muy mayores. Tiene lugar en la Iglesia de Santa María, muy decorada por dentro. Al final, el cura llama a los peregrinos, nos pone en primera fila, y nos habla , mientras los ciudadanos de la ciudad nos miran. Nos pregunta de donde somos. Somos siete, hay de Holanda, Alemania, Andalucía... Nos da dos tarjetas de recuerdo. Dice que es el párroco Jose Luis, y nos pide que al llegar a Santiago de Compostela le demos un abrazo a Santiago de su parte, que recemos por la paz en el mundo, y que recemos a la Virgen por los enfermos de Los Arcos, que ellos esperan eso de nosotros.
A la salida de la misa, está diluviando. La gente está esperando a que pare un poco para salir, yo no me lo pienso dos veces y echo a correr hacia el albergue, al cual llego bien remojado, tras pasar bajo el Portal de Castilla, cruzar la carretera de Mués y atravesar el río Odrón a través del puente de peregrinos. Voy al comedor, y ceno pan, la última lata de atún que me queda de Badalona, mortadela, y aperitivos Matutano. He hablado con los dos hospitaleros belgas, que hablan castellano. Les hablo sobre la cruz del belga muerto pasado Pamplona, junto a un cementerio, y me dicen que ellos fueron a la colocación del recuerdo, y que la concha mira hacia el cielo, no había apreciado el detalle. Me enseñan unas fotos de la colocación, en donde ellos salen. La familia vino expresamente desde Bélgica para ello. A las diez de la noche, me voy a dormir, tras una larga y dura jornada de peregrinaje?
Llegada a La Rioja tras atravesar el Reyno de Navarra durante 150km de caminar...
Hoy es mi último día de la primera parte de mi sueño. Lástima que haya tenido que ir rápido en algunas ocasiones, hoy va a ser lo mismo de nuevo. Me levanto a las siete y media de la mañana, ya que del refugio hay que salir antes de las ocho. En el albergue, creo que todos son extranjeros, excepto una catalana y una andaluza, que han dormido en mi habitación. Cuando todavía no ha amanecido, salgo a caminar, coincidiendo con éstas dos peregrinas. Veo la compleja torre de la iglesia de Santa María, con luz, en la oscuridad. Durante los primeros instantes del Camino, paso al lado de un cementerio, en el cual hay una frase ya mítica para mí, que leí en un libro del Camino de Santiago : " yo que fui lo que tú eres, tú serás lo que yo soy ". Cementerio, 1849.
El refugio en el que he dormido, está a las afueras de la ciudad, a mano derecha una vez pasado el puente. Los hospitaleros ayer sabían que faltaba alguien por llegar, es decir, yo, porque se lo dijeron los dos que me adelantaron en los campos mientras deambulaba cojeando en medio de la nada y bajo la lluvia.
La gente que he visto en el albergue, ha sido diferente a la habitual, ya que ayer hice dos etapas en un mismo día. Los que me iban acompañando, habrán dormido en Estella. Aquí me han dicho que llegaron a ver al chico de Madrid el día anterior, aquel al que lconocí en Roncesvalles, y que salía a toda prisa para intentar llegar a Logroño en 4 días. Me dicen que en Estella se volvió para Madrid, estaba claro que no le iba a dar tiempo.
A la izquierda está la ermita de San Blas, en donde antiguamente había un hospital para enfermos contagiosos. Al santo se le atribuye, entre otras virtudes, la curación de la peste, y se cree que su devoción entro en España gracias a peregrinos que venían a Santiago desde algunas regiónes de Europa en las que se guardan reliquias del santo.. En Pamplona, al otro lado del puente de Santa Magdalena, se cree que es posible que hubiera un hospital para enfermos contagiosos.
Al lo lejos se ven dos pueblos. El siguiente pueblo, Sansol, es visible desde el comienzo. Hay dos mesas de madera para hacer picnic. Camino por una pista ancha entre viñas y cultivos. Hay una especie de cabaña de pastor. Me adelanta un mejicano. El suelo está embarrado, de las lluvias de ayer.
Se cruza un riachuelo por un puente, llamado puente del Vado. A la izquierda y a lo lejos, hay unas montañas rocosas. Un cartel, dice algo parecido al que vi ayer : " está pasando por las inmediaciones del hospital de peregrinos de Melgar, en la actualidad desaparecido, que fue regentado por la Orden de San Juan de Jerusalén, fundada en 1099, acogiéndose al principio benedictino de hospitalidad, expresado en... " ( continúa como el de ayer ).
La pista acaba en la carretera local que va de Sanson a Desojo, entonces tomo hacia la izquierda. Veo como la carretera se dirige a Sansol. Por ella, entre cultivos, me voy acercando poco a poco. La iglesia del pueblo destaca mucho, por su anchura y por la altitud del campanario. Bajan varias personas por la carretera paseando desde Sansol. Entro al pueblo, y abandono el Camino, que pasa por el albergue, para ir a ver la iglesia.
Es una iglesia barroca del siglo XVII dedicada a San Zoilo , debido a que Sansol fue encomienda del Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes, lugar en el cual están las reliquias de dicho santo. Desde su puerta, veo abajo, a vista de pájaro y muy bonito, el cercano pueblo de Torres del Río.
Siguiendo las indicaciones, por un corto y duro descenso, llego hasta el río Linares. Lo cruzo por un puente, y llego a Torres del Río. Arriba se ve el pueblo que acabo de abandonar, Sansol, Paso por la escuela, y voy a ver el famoso Santo Sepulcro, y en el su interior me ponen un sello en la credencial. El monumento, completamente románico del siglo XII, tiene un cuerpo central de planta octogonal, un torreón adosado en forma de cilindro, y una linterna rematando la cúpula del cuerpo principal, que servía de faro para los peregrinos. Es sus capiteles hay una imagen del Descendimiento, y otras imágenes llamativas. También hay un crucifijo gótico del siglo XIII. En el interior, la gran cúpula peraltada sugieren una inspiración musulmana, y se asemeja a la Mezquita de Córdoba.
El origen de la iglesia no está muy claro, parece que debe de relacionarse con la Orden del Temple, ya que su planta es muy similar a la del Santo Sepulcro de Jerusalén, cuya custodia era a cargo de los Caballeros del Temple. Otras hipótesis la relacionan con la Orden del Santo Sepulcro , o al Monasterio de Irache, que en el siglo XII tenía su máximo esplendor. Por el pueblo están las dos españolas del albergue, me despido de ellas, y me dirijo rápidamente hacia Logroño, ya que con esta tranquilidad no llego para coger el autocar del mediodía...
Al lado de la iglesia del Santo Sepulcro he estado hablando con un hombre extremadamente anciano. Cuenta cosas sobre el pueblo, parece que está ahí para ver pasar a los peregrinos. Entre sus historias dice que había un hombre en el pueblo hace tiempo que nunca iba a misa, y cuando vino la guerra, se puso en la entrada de la Iglesia del Santo Sepulcro, y decía que para destruir la iglesia, primero tendrían que matarle a él. Le digo al señor, que a ver si nos vemos otra vez que vuelva, y me dice que no cree, yo le digo que sí, parece que no le quede mucha vida por delante con la edad que tiene, pero nunca se sabe, ojalá me lo vuelva a encontrar algún día y me cuente alguna otra batallita. En el pueblo hay otra iglesia que no visito, la de San Andrés.
Voy caminando por los campos , siguiendo las indicaciones. Paso cerca del cementerio. El paisaje no es plano, la pista va entre colinas que albergan cultivos mediterráneos. Tras una subida llego a una carretera , a lo lejos una gran ciudad, debe de ser Viana, o Logroño. Paso junto a la ermita de la Virgen del Poyo, del siglo XVI y con una talla gótica de dicha virgen. Una leyenda dice que la virgen fue hallada en este lugar, y ésta no se dejo llevar a otro lugar, de manera que tuvo que construirse un templo aquí para albergarla. Ahora viene un descenso llamado de mataburros.
Caminando rápido, adelanto a algunos peregrinos. Uno es de París, otro es de México, éste último me ha adelantado antes, a la salida de Los Arcos, cuando yo iba con un ritmo tranquilo. Dice que le gusta mucho España, y que me tome una cerveza en las Ramblas de Barcelona de su parte . Adelanto a un peregrino que va exageradamente cargado, como una burra.
Paso junto a unas ruinas, que son un antiguo asentamiento romano, llamado Cornava. Cornava era una de las ocho aldeas que en el año 1219 constituyeron Viana. Veo una rana muerta boca arriba. Viana está a 19 kilómetros de Los Arcos, pero ya la tengo delante. Voy caminando por el arcén de una carretera grande, hacia Viana, que está ahí pero que nunca llega. Más lejos, y a la izquierda, está Logroño. El final de esta etapa suele ser Viana, y no Logroño. Dejo la carretera para ir por un camino por su izquierda, en paralelo, y luego de nuevo a la carretera, que sigue siendo una larga recta. Finalmente, entro en Viana, y bebo en una fuente, tengo muchísima sed. Son las 12:25, cuando por un arco entro en el casco antiguo de la población. Hay un supermercado Dia%, y me compro una bolsa de patatas Matutano con sabor jamón...
Mientras voy comiendo las patatas, paso por la gran iglesia gótica, llamada de Santa María, construida entre los siglos XIII y XIV. Se está celebrando una boda. Veo una plaza con fuente, el Ayuntamiento y otra iglesia. Salgo del casco antiguo tras cruzar bajo el Portal de San Felices. A las 12:45 salgo de la ciudad. Es una ciudad con bastantes monumentos, que recuerdan un pasado glorioso debido a su actividad mercantil y jacobea. Camino entre cultivos pequeños, son huertos. Más adelante, camino por una carretera que va entre viñas y olivos, que se dirige a la ermita de la Virgen de Cuevas o Trinidad de Cuevas, barroca del siglo XVII. Llego a la zona de la ermita, está ajardinada, tiene árboles, y mesas de picnic. Aquí estaba la aldea de Cuevas, otra de las ocho aldeas que en año 1219 dieron origen a Viana. En el siglo XIII, aquí había una iglesia perteneciente a un convento de trinitarios, orden benemérita en la asistencia a los peregrinos.
.Logroño se ve cerca, pero el Camino parece que no se dirija a esa ciudad. El tiempo se me echa encima, he hecho algunos trozos corriendo para ganar tiempo y me vuelve a doler la rodilla bastante. Es un no parar de cambiar de camino, finalmente aparezco en un camino cementado de color rojo, y éste parece que se aleja de la ciudad. Se pasa cerca de fábricas, cerca de viñas, pero el núcleo antiguo sigue sin aparecer. Aparecen más monumentos con una concha metálica adherida. A la derecha se ve un pueblo llamado Oyón , y detrás de él montañas rocosas y molinos de viento, en la lejanía, que ya los llevo viendo desde hace rato.
El camino cementado rojo comienza a hacer cuesta arriba, hasta que comienza a descender, punto en el que veo Logroño al otro lado de la colina. Hace mucho sol. Al final de la bajada, una mujer que tiene un tinglado montado delante de su casa, para sellar a los peregrinos la credencial, y de paso pedir la voluntad. Dice que en Torres del Río solo han dormido tres personas. El primero que llega desde los Arcos, soy yo. En el sello pone " Felisa, higos, agua y amor ".
Paso cerca del cementerio, y el color rojo del cementado va perdiendo intensidad, a la entrada de la ciudad. Hay un monumento de tres pilares con una especie de átomo metálico. Cruzo el llamado Puente de Piedra sobre el río Ebro. El río es ancho, y el puente, que es carretera también, largo. Es un puente construido a finales del siglo XIX, que ha sustituido al anterior, medieval. El puente medieval fue mandado construir por el Rey Alfonso VI, uno de los mayores impulsores del Camino, y llegó a tener doce arcos y tres torres defensivas, debido a la importancia estratégica del lugar. Incluso fue reparado por Santo Domingo de la Calzada, y posteriormente por su ayudante y discípulo San Juan de Ortega.
Tras pasar el puente, girando a mano derecha accedo a la Rúa Vieja, calle paralela al río, en la que se encuentra el albergue de peregrinos. Llego al albergue, y entro, son las 14:55 . La hospitalera de Logroño me sella la credencial, y le digo que no me quedo a dormir, que me tengo que ir corriendo a la estación de autobuses ya que en menos de media hora sale el autocar hacia Barcelona. Me dice que ella también está haciendo el Camino de Santiago a tramos, igual que yo, y que la estación no está muy lejos, por lo que si me doy prisa me dará tiempo. Me da un mapa de la ciudad, me indica por donde ir, y sin problemas y con prisas, llego a la estación y compro el billete del autocar.
Tras mucho correr, me ha dado tiempo a llegar. Un autocar salía a las dos y pico, otro a las tres y pico, y el otro pasadas las doce de la noche, y no es plan de estarme en una ciudad desconocida hasta esas horas para luego viajar toda la noche en autocar, de esta manera, a la hora de cenar ya estaré en Badalona, alejado del Camino de Santiago?
Donde se habla de la llegada a la capital leonesa y de lo acontecido en ella, así como de una plácida noche en víspera al comienzo del final de un sueño: la tercera acometida hacia la tumba del apóstol.
Más de dos años han pasado desde que comencé mi Camino de Santiago en Roncesvalles, a finales de octubre de 2005. En aquella ocasión recorrí los primeros ciento cincuenta kilómetros del recorrido, entre la población pirenaica mencionada anteriormente y Logroño. Fue una experiencia inolvidable; el comienzo de un sueño que surgió en mi mente el año anterior, en 2004. Pasaron unos dieciocho meses hasta que retomé el Camino de Santiago en la capital riojana. En aquel entonces, Semana Santa de 2007, anduve unos trescientos kilómetros atravesando pueblos riojanos, palentinos, burgaleses y leoneses hasta alcanzar la mágica ciudad de León. Regresé a casa sumando entre mis dos escapadas unos cuatrocientos cincuenta kilómetros de amaneceres, calores, fríos, prados, villas, gentes, experiencias, apuros, miedos, alegrías, tristezas…
Hoy, día de San Esteban, me decido a hacer un trueque: renuncio a unas descansadas vacaciones navideñas, a una Nochevieja en familia, a la comida de Año Nuevo y al Roscón de Reyes. A cambio, opto por ir a pasar frío, caminar por las solitarias sendas invernales, exponerme a posibles nevadas, todo ello por cumplir un viejo sueño surgido unos años atrás: realizar la ruta francesa del Camino de Santiago, entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. Movido por esa ilusión que producen los sueños y locuras, irracionalmente abandono el cálido hogar para realizar una sufrida peregrinación, más aún en esta estación del año debido a la soledad, las pocas horas de luz y las rigurosas condiciones meteorológicas.
Me levanto a las siete de la mañana impaciente por coger el autobús. Éste emprende la marcha a las nueve menos cuarto. A las cuatro y media llego a Burgos, donde cojo otro autobús que me deja en León unas horas más tarde. Desde la estación, cruzando al otro lado del río, me dirijo al centro de la ciudad. Junto al Ayuntamiento hay un belén, mucha gente y algunos animales vivos: burros y ovejas. En un escenario aparecen diferentes personas con vestimenta leonesa y cantan algo relacionado con el Ramo de Navidad. En el interior de un edificio de Gaudí llamado Casa de los Botines visito una exposición que cuenta con animales vivos de todos los continentes, como por ejemplo serpientes o insectos palo. Hay unas paradas donde venden artesanía sudamericana, juegos de ingenio, cuadros y cosas por el estilo. Me llama la atención un jersey de Alejandría que tiene un precio de 24 euros. Por un euro adquiero cuatro minerales: Turquesa del Nepal, Siderita de Almería, Auricalcita de León y Magnesita de Lugo, los cuales harán el Camino de Santiago en el interior de mi mochila (espero que no se destrocen durante el viaje). Contemplo la cercana Catedral de León, ya ha anochecido y resplandece en la oscuridad. En el aparador de una tienda cercana quedo cautivado ante un conjunto de automatismos que representan una pista de hielo, una montaña rusa, un tren, una estación de esquí, unos carruseles y otras situaciones diversas a escala reducida.
Preguntando logro llegar al albergue donde me sellaron la credencial el pasado abril, situado junto a una iglesia, pero me indican sobre el mapa que me debo de dirigir al albergue municipal pues ellos están fuera de temporada. Allí, la joven de recepción me anota los datos, me cobra tres euros, me sella la credencial y me da la llave de la habitación número seis, donde hay alojado un vitoriano que está fuera en estos momentos. Se trata de un largo pasillo con numerosas puertas a habitaciones de ocho plazas. Al comienzo del mismo tenemos los aseos (con numerosas duchas), mientras que al final se encuentran dos salas: el comedor (con nevera y microondas) y la sala de lectura y televisión (con sofás, libros, vídeos). Me informo de que con el DNI (sin carné de alberguista) se pueden pasar en él todas las noches que se quiera, al precio de seis euros para menores de 25 años y diez euros el resto de personas.
Antes de dormir me encuentro en la habitación con Jose Antonio de Vitoria, quien comenzó ayer su Camino desde el Burgo Ranero, lugar en el que tuvo que dormir en el hostal (10 euros) ya que el albergue está cerrado en esta época. En la habitación estamos sólo los dos. Hay otros cuatro peregrinos durmiendo en otras habitaciones. Con las luces apagadas, cómodos en el interior de los sacos, nos congratulamos de dormir en tan cálido y cómodo albergue. Deseamos que todos los días tengamos un lugar así para pasar la noche, ya que en esta época del año va a haber muchos albergues de peregrinos cerrados. Nuestra imaginación vuela con lo que está por venir. También nuestros pensamientos están enfocados en el Camí dels Amics de Núria, el Camí dels Bons Homes y en si tendremos tiempo suficiente para recorrer los algo más de trescientos kilómetros que nos separan de Santiago de Compostela antes del día de Reyes, ya que las obligaciones laborales sólo las hemos abandonado temporalmente hasta esa fecha. Duermo plácidamente en tan buen lugar a la espera de que llegue un nuevo día para reanudar mi caminar: la tercera y última acometida hacia la tumba del apóstol…
Donde se cuenta lo que sucedió durante la primera jornada de peregrinaje del tercer y último asalto a la catedral de Santiago de Compostela, incluyendo el desvío por Villar de Matarife.
El tiempo siempre avanza hacia delante, por lo que si alguna cosa ha de suceder, sólo es necesario esperar lo suficiente. Mis enormes ganas de comenzar a caminar me empujan a salir a las ocho, hora temprana para ser invierno. Movido por la impaciencia de que lleguen nuevos paisajes y situaciones de deleite para el caminante me hacen salir a la calle. Atrás dejo la repetitiva y nada sugerente vida cotidiana para hacer frente a la incertidumbre, al no saber donde estaré dentro de un rato, que me pasará durante el día o que nuevos paisajes y gentes conoceré. Aseméjese a cuando el famoso hidalgo de Cervantes decide abandonar su hacienda, hacerse nombrar Don Quijote de la Mancha y ejercer el antiguo oficio de la andante caballería, en busca de innumerables aventuras. A medio leer tengo el célebre libro, por lo que sus quinientos gramos viajan conmigo en la mochila por si es menester sacarlo y seguir disfrutando del “loco tirando a cuerdo” y su infatigable escudero, quien siempre sueña con el gobierno de una ínsula.
Caminando por la capital observo que mi termómetro marca -3,5º C. Voy abrigado con guantes, gorro y braga como haré cada mañana. Junto al León Arena se encuentra un monumento taurino bastante llamativo que tiene por nombre Torio Ancestral. Voy paralelo al río Bernesga hasta llegar a la altura del grandioso Hostal de San Marcos, donde hay una gran plaza. Entonces cruzo el río por el puente de San Marcos, como han hecho tantos peregrinos desde que en el siglo XVI fue construido para sustituir a uno anterior. Anexo a la capital se encuentra Trobajo del Camino, donde fotografío una pequeña iglesia o ermita. Me llaman la atención unas viviendas cueva antes de entrar en el municipio de Virgen del Camino. En él se halla un santuario dedicado a la patrona de León. En la fachada cuenta con un apostolado de bronce formado por trece estatuas de seis metros y setecientos kilogramos cada una (los doce apóstoles más la Virgen). El retablo barroco (1730) está presidido por la Virgen del Camino.
Una vez dejada atrás la localidad, ante un túnel se me plantea un dilema a causa de una señalización incongruente. En un primer momento en vez de pasar por él tiro a la derecha y camino un cuarto de hora paralelo a una gran autopista. Al no haber visto desde entonces ninguna flecha amarilla decido retroceder, con la carga psicológica que comporta eso en el Camino. Ahora, en casa, creo que sí que era el camino correcto hacia Hospital de Órbigo pasando por Valverde de la Virgen, San Miguel del Camino y Villadangos del Páramo. La cuestión es que pasado el túnel vuelven a haber incongruencias por lo que sospecho que alguien del pueblo ha boicoteado la señalización quizá para que no pasemos peregrinos por delante de su casa. Lo único cierto es que para llegar a Hospital de Órbigo voy a dar un gran rodeo, pasando de los treinta y dos kilómetros a no menos de treinta y cinco según me contarán. Eso sí, se dice que la variante que tomo es mejor que la anterior pues su trazado está alejado de la carretera a diferencia de la más directa. Entrando en detalle, mi variante pasa por los pueblos siguientes antes de llegar a Puente de Órbigo: Fresno del Camino, Oncina de la Valdoncina, Chozas de Abajo, Villar de Matarife (el más importante) y Villavante.
La verdad es que el hecho de haber malgastado energías durante media hora, el no saber a ciencia cierta donde me hallo ni a donde voy (en mi guía no sale esta variante), y el encontrarme tantas señales amarillas tachadas y unas nuevas sospechosas e incongruentes me bajan la moral e ímpetu inicial. Lo único que sé es que camino por paisajes solitarios hacia unas montañas nevadas que se ven en el horizonte, una de ellas bastante prominente que asemejo al Puigmal. Un señor cazador de avanzada edad me dice que se llama Teleno, y que por allí se encuentra Astorga. Me cuenta que caza perdices y liebres para comérselas. También veo a dos cazadores sentados en el suelo comiéndose unos buenos bocadillos. Quizá les digan a las mujeres que se van a una dura jornada de caza, y luego la pasan disfrutando de una buena comida, del vino, el silencio y la tranquilidad del páramo leonés, donde por lo que he visto deduzco que la afición a la caza es considerable. Estos paisajes del páramo leonés difieren en algo a las interminables llanuras palentinas y burgalesas, como Tierra de Campos. Aquí muchas veces son hierbas en vez de cultivos, y prácticamente la totalidad del terreno parecen ser cotos privados de caza. Hay multitud y variadas aves. Unas son negras, bastante grandes y hacen unos sonidos peculiares. El hecho de hallarme a más de ochocientos metros de altitud en esta meseta y en invierno hace que no pase calor en las horas centrales del día. Tampoco paso frío gracias a que estoy en continuo movimiento.
En esta época del año te puedes pasar todo el día caminando sin cruzarte con ningún peregrino, ya que prácticamente no hay nadie. De hecho, en los más de trescientos kilómetros no me voy a encontrar a más de cinco. Donde sí suelo encontrarles es en los albergues, pero en número muy reducido, rondando el cero. Así, hoy no me voy a encontrar con ninguno ni durante el camino ni en el albergue. Dicen que peregrinar en invierno es reencontrarse con el verdadero Camino, ya que en otras épocas del año se encuentra masificado y pierde gran parte del encanto. Es la diferencia que hay entre subir al Bastiments, Puigmal, Pica d´ Estats, Monte Perdido o Aneto en verano o en invierno. Sé de oídas que en verano hay auténticas carreras por llegar los primeros al final de la etapa y así coger cama en el albergue, ya que muchísima gente se queda sin plaza y ha de dormir en el suelo. Por suerte o por desgracia, he podido evitar el verano durante estos años: en 2005 disfruté de los bosques de Irati en otoño mientras que en 2007 anduve por tierras riojanas y castellanas en primavera. Ambas épocas fueron diferentes a la actual, así como supongo que lo serán del verano pero por motivos completamente opuestos. Como conclusión, se podría decir que el pago del frío, la soledad y la poca presencia de albergues abiertos tiene la contrapartida de disfrutar de la soledad de estos lugares, siendo así una buena oportunidad para que el caminante o peregrino reflexione, piense y disfrute al máximo su propio Camino.
Un cartel sobre el trazado de esta variante en Chozas de Abajo me alivia, como punto final indica Hospital de Órbigo que es hasta donde hoy pretendo llegar. La etapa teórica finaliza antes, en Villadangos del Páramo, pero ni voy a pasar por allí ni puedo permitirme no hacer más kilómetros ya que de aquí a Reyes tengo menos días disponibles que etapas por hacer, de manera que he de procurar hacer el número máximo de kilómetros diarios que me permitan las pocas horas de luz de diciembre. Caminando por los campos no deja de llamarme la atención aquel particular Puigmal leonés, elevándose nevado en el horizonte cada vez más cercano. La tentación se me presenta en forma de bancos ubicados a la sombra de unos árboles en pleno páramo. Nunca va mal un pequeño descanso, sobre todo si uno va cansado, en parte debido a que voy excesivamente cargado ¡cuánta comida me ha puesto mi madre!. Me tumbo un par de minutos en uno de los fríos bancos sin ganas de leer algo del Quijote. Me encuentro excesivamente cansado, quizá porque ya al salir de casa estaba algo enfermo y el frío de esta mañana no me habrá sentado nada bien.
Cerca de un pequeño pueblo, como suelen ser todos, observo a un pastor que lleva a multitud de ovejas y a una mula con carga. ¡Vete a saber que diría el célebre caballero andante sobre tal ejército enemigo! En todo caso, una buena aventura seguro, donde desfacer agravios, enderezar tuertos y mandar a algún derrotado a comparecer ante la sin par Dulcinea del Toboso. Junto a la iglesia de Villar de Mazarife me encuentra con el “albergue Tío Pepe”, nombre bastante llamativo. Sobre ésta hay unos nidos de cigüeña, alguno aún ocupado por su huésped. Parece ser cierto eso de que las cigüeñas están dejando de migrar a África para pasar allí los inviernos debido a que los inviernos en España se están volviendo menos fríos. De todas formas, habría que hacer un buen estudio para demostrar tanto el aumento de las temperaturas invernales como la influencia en las costumbres migratorias de estas aves. Pasado el pueblo el paisaje cambia repentinamente ante la aparición de unos interminables campos de caña. Un tractor tiene puestas las noticias deportivas en la radio, creía que sólo los vehículos de ciudad tenían radio. En Galicia comprobaré como una pareja joven que trabaja el campo tienen puesto en el tractor una música dance como podría ser la cadena “MáximaFM”.
Entre pitos y flautas cada vez llevo recorridos más kilómetros, pero creo que no tantos como para encontrarme tan extenuado y cansado. Además me duele la espalda y los hombros de llevar puesta la pesada mochila durante tantas horas. Sólo deseo llegar a Puente de Órbigo, localidad unida a Hospital de Órbigo por un largísimo puente llamado “Passo Honroso”. Son las cinco y media cuando llego a dicho punto y no puedo resistir a la tentación de pararme y sentarme en él. Donde ahora estoy sentado se han librado célebres batallas. Por otro lado, se cuenta que en 1434 un caballero leonés llamado Suero de Quiñones, declarándose en prisión de amor de cierta señora, se enfrentó contra todos los “caballeros aventureros” que osaron pasar por el puente hasta romper trescientas lanzas. No cabe duda que la historia, constatada por un notario de la época, podría haber salido del mismísimo Quijote.
Dejando atrás el puente, numerosas horas de caminata y otros tantos kilómetros, me dirijo al único de los tres albergues que está abierto en esta época. A una señora que viene en bicicleta le pregunto si queda mucho para llegar a él (está en una larga recta dejando el pueblo a un lado). Resulta ser la hospitalera, que ya se iba para su casa, por lo que retrocede para abrirme el albergue, donde no hay ningún peregrino. De aquí a mañana se podrían contar muchas cosas, pero baste decir que no me encuentro nada bien. Vomito a la hora de la cena. No ceno. No me puedo dormir y a media noche vuelvo a vomitar. Siento calor (debo de tener fiebre), pero a la vez frío porque el albergue no tiene calefacción. Por otro lado, no duermo sólo, pero tampoco con peregrinos. Se podría decir que mis tres acompañantes son “peculiares”, y que no tienen donde dormir. Uno de ellos no se separa en ningún momento del envase de vino de un litro ni de su perra, a quien rescató de la muerte hace ocho años y que tiene por nombre “cara bruta” que significa “cara sucia” en catalán. Tiene la radio a todo volumen durante toda la noche, siempre sintonizando las noticias. Habla de que han matado a alguien por Pakistán. Los otros dos, que les va la cerveza y el tabaco, dicen que se veía venir. Estuvimos conversando junto a la chimenea, donde estuve con ellos hasta acostarme por ser una fuente de calor con la cual hacer frente al frío. En la habitación hay un pequeño radiador (funciona uno de los dos tubos de que consta) y mantas. De esta enferma, fría, calurosa y peculiar forma acaba mi primera jornada en la tercera vez que vengo al Camino.
Donde se constata que me encuentro enfermo, y no puede sino avanzar nada más que dieciséis kilómetros en una interminable jornada.
Los dos “sin techo” gallegos ya se han ido cuando me levanto; son las nueve y cuarto. El de Hospitalet me avisa de que se va, por lo que me quedo solo. No almuerzo ni pretendo comer nada pues ni tengo hambre ni quiero volver a vomitar, de lo que ya tengo ganas. Me encuentro mal, me siento cansado, falto de energía y de empuje. No sé que va a ser de mi Camino, lo de llegar hasta Santiago si no me recupero pronto quizá no sea posible pues, además de que he partido con menos tiempo del necesario, hay que añadir el imprevisto de mi falta de buena salud. Impulsado por la gran capacidad de sacrificio, aumentada y reforzada en montañas catalanas, me pongo en marcha hacia Astorga, situada a unos dieciséis lejanos kilómetros. En tan pequeño recorrido sólo figuran dos pueblos: Villares de Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias. Estoy cansado y tengo ganas de vomitar. No me apetece caminar pero lo hago por la obligación moral de seguir adelante. A la salida de uno de los pueblos me encuentro con una especie de espantapájaros peregrino junto a algunas cosillas. En ese lugar llamo a Alba para contarle mis penurias y frágil estado de salud. Le explico el frío que hace, con quién he dormido, que no he visto aún peregrinos en el Camino, que no hay nadie y que me planteo la posibilidad de regresar a casa sumamente derrotado.
Desde el crucero de Santo Toribio, de gran tamaño, veo por primera vez Astorga. Descanso en unas mesas que hay junto a él a modo de merendero rupestre. Tras una fuerte subida a la entrada de la ciudad observo un albergue junto a una iglesia, aún no sé que dormiré ahí. Son las dos menos cuarto. Observo unos yacimientos romanos cercanos, la plaza Mayor, el Palacio Episcopal de Gaudí y la Catedral. Me hallo en la necesidad de que me visite un médico por lo que voy al ambulatorio, donde me indican que vaya a urgencias que está enfrente. En la sala de espera nos encontramos un abuelo y yo. Esperamos a que sean las tres, cuando comienzan a visitar después del cambio de guardia. Primero va él y luego me llega a mí el turno. Le comento al médico que tengo ganas de vomitar, que vomité varias veces y que no me apetece comer ni hacer nada. Me comenta que debo de estar mal del estómago, que puede ser por muchas cosas entre ellas haber bebido agua no potable. Varias personas me informarán de que en esta región hay muchas aguas no tratadas y que son fuertes si no se está acostumbrado. Acabo en la farmacia comprando el “Primperan” que me ha recetado el facultativo para que pueda comer sin vomitar. En el albergue descanso y llamo a mis padres para informarles de que estoy enfermo. Según como pinte el asunto mañana, si no lo veo claro me voy para casa. En la estación de autobuses me han dicho que sí hay billetes para Barcelona. Sobre las seis de la tarde me voy a dormir tras tomar el jarabe y sin haber comido nada en el día de hoy. Espero que dormir más de doce horas me siente bien y mañana pueda volver a la acción, pues el haber recorrido hoy tan sólo dieciséis kilómetros me complica el poder llegar a Santiago, aún a más de doscientos cincuenta kilómetros, dentro de ocho días. Como siempre, el tiempo dirá…
Donde se da fe de cómo queda atrás la llanura castellana y me adentro en las nevadas montañas de camino al Bierzo.
Aún no ha amanecido cuando me despido de los pocos peregrinos y del hospitalero. Pronto serán las ocho de la mañana, hará catorce horas que me acosté, cosa que me ayuda a empezar con energía el día y a recuperarme algo de la posible gastroenteritis. Al partir no sé que será de mí hoy, hasta dónde llegaré o si me encontraré mejor que ayer; todo es una incertidumbre. Bajo la oscuridad de la noche paso por la plaza Mayor, donde está el Ayuntamiento, de bonita fachada. Símbolo de la ciudad son los Maragatos, dos autómatas que marcan las horas del reloj en el Ayuntamiento. Luego vienen el Palacio Episcopal de Gaudí (1899-1913, neogótico) y la catedral (comenzada en 1471), que no he podido visitar por encontrarme mal y pasar la tarde durmiendo. Atrás queda Astorga (Austurica Augusta), importante enclave de astures y romanos. En ella se cruzaban la Via Traiana (Burdigala-Asturica) con la Vía de la Plata (Emérita Augusta – Asturica), dos de las más importantes de la red viaria romana.
Le etapa teórica es de veinte kilómetros hasta Rabanal del Camino, pero debo intentar hacer todo lo que pueda para poder llegar a Santiago a pie antes de que finalicen mis vacaciones navideñas. Camino gran parte de la etapa junto a una carretera por la que no suele pasar ningún coche. Los pueblos por los que paso son Valdeviejas, Murias de Rechivaldo, Castrillo de los Polvaraces, Santa Catalina de Somoza, El Ganso y Rabanal del Camino. El único tramo alejado de la carretera aparece tras el albergue “Las Águedas”. Es el típico páramo leonés, una tierra alta, llana y habitualmente no cultivada sino destinada a la caza. De casualidad, veo a dos animales parecidos a los ciervos que me observan detenidos. Son más grandes que los rebecos del Pirineo y tienen el trasero muy blanco (me dirán que se llaman corzos). En un momento determinado cesan de mirarme para echar a correr hasta unos matorrales donde los pierdo de vista. La nieve y hielo presente en zonas sombrías da un toque invernal al paisaje y en ocasiones convierte la senda en resbaladiza.
En el Ganso me siento en un banco extenuado y cansado del peso de la mochila. Con gran esfuerzo llego hasta Rabanal del Camino. Como ya he comentado anteriormente, en este punto he recorrido veinte kilómetros y he pasado de los 800m a los 1100m de altitud. Los próximos cinco kilómetros y medio son de ascenso y llevan hasta los 1450m de altitud de Foncebadón, pueblo nevado ubicado en plena montaña. Pregunto a unos ancianos que cuánto puede haber hasta allí y como aún no son la una del mediodía me decido a continuar pese a encontrarme muy fatigado. El ascenso es continuo y lo hago por la carretera ya que la senda está nevada y sería peligroso y engorroso además de mucho más lento. El sufrimiento que padezco durante la subida no se puede explicar con palabras, así que desisto en intentarlo. Destacaré que una niebla muy densa mezclada con una fina lluvia constante a lo largo del tiempo y del espacio me tienen helado. Ascender por la sinuosa carretera sin ningún sitio donde descansar (todo está mojado), no ver nunca el final o estar en el reino de las tinieblas, son cosas que me hacen plantear la siguiente cuestión: ¿dónde me he metido?. Nada tiene que ver lo de estos días con los Caminos de octubre de 2005 (Roncesvalles-Logroño) ni de abril de 2007 (Logroño-León). Todo ello aumenta mi sensación de que debo de regresar a casa mañana mismo y reanudar el Camino en otro momento, cuando en vez de sufrir lo pueda disfrutar, cuando en vez de nieve y niebla haya sol, cuando en vez de soledad hayan algunos peregrinos a quien seguir.
Todo acaba por llegar, aunque poco más de una hora puede parecer toda una eternidad. Entrando al pueblo, los perros de un rebaño se me acercan a gran velocidad emitiendo amenazadores ladridos. Foncebadón es un pueblo abandonado, aunque en realidad, según dicen, aún vive en él una señora de unos ochenta años. La ausencia de gente y la densa niebla unida a la nieve dan un toque fantasmagórico al pueblo. Si no hallo un lugar donde dormir en este lugar voy a tener problemas pues no me apetece nada ni dormir al raso ni continuar hasta el refugio de montaña de Manjarín, ya pasada la Creu de Ferro. La primera decepción es que el bar con albergue está cerrado “por reformas”. El parroquial también está cerrado, pero mi salvación llega: un albergue privado llamado Monte Irago es lo único abierto del pueblo fantasma. Se trata de un albergue ambientado con budas, cosas asiáticas, incienso, etc. Lo importante es que he encontrado un techo bajo el que dormir ¡y con calefacción! Su precio es siete euros, el más caro en el que habré estado alojado de todo el Camino de Santiago.
La hospitalera es alemana y no sabe español. Me pregunta si voy a comer o cenar y le digo que no. Hoy es el segundo día consecutivo que no pruebo alimento. Lo que sí hago es subir a la planta de arriba, donde está la habitación, y acostarme muy cansado. Antes, por cierto, he hablado junto a la chimenea con Carlos, un escultor en madera que realiza obras de temática jacobea. Abajo se escuchan voces: es el jefe del albergue con su familia. Más tarde llega Santiago, de Ciudad Real. Vamos a ser los únicos peregrinos que pasemos la noche aquí. Me cuenta que es de Ciudad Real. Hoy ha comenzado el Camino de Santiago en Astorga. No lleva credencial, ni información de las etapas o mapa del trazado. Le explico que estoy enfermo y que por eso descanso. Comentamos las duras condiciones meteorológicas de hacer el Camino en esta época, y del sufrimiento y la soledad que comporta. Le comento que mañana en Ponferrada quizá me vaya para Barcelona porque lo estoy pasando muy mal. He sufrido mucho estos últimos días en el Camino sin haber recibido muchas gratificaciones. Me alegro de dormir en un lugar calentito ya que me hallo en un pueblo fantasma nevado a 1450m de altitud en invierno. Descanso mucho durante la noche. Seguramente el estar tomando el jarabe desde ayer me esté sentando bien. Me gustaría tener las fuerzas suficientes como para afrontar lo que me echen. Que resurgieran en mí las habituales ganas de acometer caminatas. Volver a disfrutar de la vida a cinco kilómetros por hora dejando atrás el cansancio y decaimiento del enfermo.
Donde ambos caminantes abandonan las montañas en un largísimo descenso y se plantan ante el histórico castillo templario, en tierras del Bierzo.
Faltan diez minutos para las nueve de la mañana cuando abandono el albergue junto a Santiago, con quien realizaré las próximas cuatro etapas. En el día de hoy pretendemos llegar a Ponferrada, situada a unos veintisiete kilómetros de distancia. Por terreno montañoso ascendemos hasta la Creu de Ferro y Manjarín. Hasta la célebre cruz avanzamos penosamente evitando placas de hielo y pisando nieve. Mi compañero se resbala y se da un buen batacazo. A lo lejos diviso lo que tiene que ser la Creu de Ferro, y así es. Se trata de un mástil alto con una pequeña cruz arriba (1504m de altitud). Su simplicidad contrasta con su antigüedad y con el hecho de que es uno de los puntos más emblemáticos del Camino. Desde este punto, cansados ya del sendero, continuamos por carretera. En el refugio de montaña de Manjarín, situado a unos 1400m de altitud, don Tomás nos sella la credencial. De él se dice que es el último templario con vida. Un cartel colocado junto al refugio nos indica diferentes distancias: Finisterre a 295km, Jerusalem a 5000km, Roma a 2475km, MachuPichu a 9453km, México a 9376km, Munich a 2478km y Santiago a 222km.
El descenso hasta Molinaseca (580m), de unos quince kilómetros de longitud y cerca de mil metros de desnivel, se hace pesado e interminable debido en parte a que es más largo que el sendero. La sinuosa carretera nos marea, estamos cambiando de rumbo constantemente; me recuerda a las etapas de montaña de diferentes vueltas ciclistas. El único pueblo que cruzamos es El Acebo, de casas de piedra con tejados de pizarra. Hace un tiempo, sus habitantes quedaron exentos de pagar impuestos al rey a cambio de colocar ochocientas estacas que ayudasen a marcar el camino a los peregrinos. Observamos un monumento en forma de bicicleta erigido en honor a un peregrino alemán que murió en este lugar. Santiago camina a un ritmo más lento por lo que de vez en cuando hago paradas para no separarme mucho de él. Al llegar a Molinaseca tiene los pies doloridos por las botas de alta montaña que lleva puestas. Según me cuenta, no son suyas, sino de su hermano, un alpinista que ya ha hecho algún cinco mil como el Elbrus y está planeando el ascenso al Aconcagua. A través de un puente románico atravesamos el río Meruelo, donde gozan de una playa fluvial en verano. Un cartel indica que no se debe saltar desde el puente debido a la poca profundidad del invento. Atravesamos el bonito pueblo por una calle peatonal en la que hay varios turistas, se nota que hemos dejado atrás las montañas y su soledad.
Los ocho kilómetros que restan hasta Ponferrada los hacemos por una acera junto a la carretera. Se hacen muy pesados por el cansancio acumulado. Vemos de lejos la ciudad pero tenemos la sensación de que nunca llega. Cansados alcanzamos el albergue de peregrinos San Nicolás de Flüe. Un señor mayor llamado Evaristo nos atiende; debemos depositar un donativo en la hucha. Dejamos los trastos en la habitación y una amiga de Santiago (Yasmín) nos lleva en su coche a comer a un lugar llamado “Cubelos, casa fundada en 1880”. De primero nos sirven un caldo de berza que le sienta bien al exhausto peregrino. De segundo me ponen algo de pollo mientras que ellos optan por pulpo con patatas. Ellos se decantan por vino mientras que yo me bebo una CocaCola. La cuenta es de treinta y ocho euros y sólo me dejan aportar diez. En la farmacia Santiago se compra algunas cosas para los pies, y Yasmín nos lleva al albergue donde descansamos hasta las 18:30 que comienza la misa del peregrino. Se trata de la tercera y última a la que asisto en mi Camino; anteriormente he estado en la de Roncesvalles y en Los Arcos. Ante la iglesia llena de gente mayor, el cura nos llama a los dos y nos bendice: vierte un líquido sobre nosotros mientras dice algunas cosas que lee de un papel.
Llamo a casa para comentar a mis padres que me sabe mal regresar habiendo andado tan pocos días después del largo viaje de venir hasta aquí y el que me espera de vuelta, pero que por otro lado no estoy disfrutando del Camino sino que lo estoy pasando mal. Hoy es el tercer día que tomo el jarabe que me recetaron y el primero que como en ese período de tiempo. Caminar hoy con Santiago seguramente me haya ido bien porque su ritmo es mucho más lento que el mío, por lo que al ir más relajado que habitualmente debo de haberme cansado menos, aunque me hallo muy cansado. Eso sí, después de haber comido me encuentro con más fuerzas. Afronto con poco entusiasmo el hecho de tener que caminar mañana hasta Villafranca del Bierzo. Por otro lado, mañana es Nochevieja y quizá no tenía que haberme ido de casa después de lo que me está sucediendo aquí. La etapa ha sido más larga de lo que pensábamos, por lo que no hemos comido hasta las cuatro. Santiago se ha ido a acostar muy cansado y sin cenar. Yo ceno por primera vez desde que salí de León, a la vez que converso con Evaristo (el hospitalero). Me cuenta su experiencia cuando hizo el Camino Portugués sin saber el recorrido, ni donde iba a dormir, ni si iba a encontrar algo de comida. La gente le acogía e incluso le daban de comer y le ofrecían dinero según me dice. Unos cuatro peregrinos también duermen hoy aquí, y están cenando por su cuenta. No tardo mucho en ir a acostarme yo también, con el deseo de descansar plácidamente. También me acompaña la incertidumbre del no saber como acabará esta escapada al Camino.
Donde se cuenta lo que nos sucedió durante la última jornada del año, y lo que aconteció durante la última cena de 2007.
De Ponferrada se podría decir que fue un asentamiento de astures y romanos. En el siglo XI se convirtió en lugar de paso obligado para los peregrinos gracias a su puente sobre el río Sil. Un siglo después la Orden del Temple construyó un importante castillo. Al cabo de nueve siglos Santiago y yo amanecemos aquí un treinta y uno de diciembre. Es una inicio de etapa atípico debido a las molestias que tiene Santiago con sus botas de alta montaña. En ese sentido, primero esperamos en una cafetería con la esperanza de que abra una tienda de deportes que no lo hace. Más tarde, en una zona de comercios esperamos a que abra otra. Aprovecho para comprar agua mineral y caramelos de eucalipto en un supermercado Dia cercano. Santiago se compra unas botas de trekking más adecuadas que las que lleva puestas y preguntamos por la oficina de correos. Nos la encontramos cerrada por ser treinta y uno de diciembre, por lo que parece que no va a poder enviar sus botas a casa hasta el próximo año.
Entre una cosa y otra, abandonamos la ciudad cerca de las doce del mediodía. Caminamos junto a una carretera con mucho tráfico rodado (N-IV) cuando observamos al otro lado una agencia de envíos postales. Cruzamos por el peligroso paso de peatones, donde ha habido diferentes atropellos trágicos según nos cuenta un trabajador de la agencia. Envía hacia su casa las botas de montaña, un jersey y un libro que ha leído en el viaje hasta Astorga. Habla con el transportista sobre un negocio consistente en instalar placas fotovoltaicas en parcelas de terreno para obtener energía del Sol, así como de la situación económica del país. El saco de dormir que ha llevado en el exterior de la mochila ahora le cabe en el interior. En la báscula compruebo que mi mochila tiene una masa de 9,2kg y la de Santiago no llega a 9kg. Del peso se podría decir que es aproximadamente noventa Newtons.
Hemos tomado la carretera porque un habitante nos ha dicho que el camino que va por la central térmica es mucho más largo. Sólo hay unos veintitrés kilómetros de etapa por lo que en principio no tenemos mucha prisa pese a haber salido tan tarde. Caminamos siempre por el arcén de una carretera sin ver el Sol pues hace unos días que el cielo está nublado. Además, en esta parte del Bierzo suele haber una densa niebla como sucede en los alrededores de Vic. En Cacabelos, pueblo reedificado en 1108 tras ser destruido por un terremoto, entramos en un bar a comer. Reconocemos a dos peregrinos extranjeros que están acabando una gruesa tortilla de patatas y nos sentamos con ellos. Yo me pido también una ración de tortilla de patatas mientras que Santiago se pide un menú. Salimos los cuatro en busca de un supermercado, donde el manchego compra unas uvas y los dos belgas cava y alguna cosa más. Son vegetarianos, por lo que no les ha hecho gracia que Santiago les diga durante la comida que por Ciudad Real se caza mucho y que él también lo hace.
Los cuatro peregrinos hacemos juntos el resto de la jornada, aunque el joven belga que va acompañado de una belga de mayor edad suele ir muy por delante. Ésta nos cuenta que es la tutora del joven en el viaje que están haciendo desde Le Puy hasta Santiago (1500km) para que el joven salde las deudas que tiene con la justicia de su país. Allí tienen la opción de ir al Camino de Santiago cuando son jóvenes en vez de ingresar en prisión, de donde suelen salir peor que cuando entraron. Nos cuenta que reciben una cantidad de dinero diaria del gobierno para cubrir los gastos, y que al regresar a casa se organiza una fiesta con la familia del que “cumple condena” y la de su tutor. Según nos cuenta es un acto más importante para el joven que para el tutor.
Tras caminar junto a unos campos de vides, sobre las cinco de la tarde llegamos entre una niebla espesa al albergue privado Ave Fénix de Jesús Jato, uno de los hospitaleros más célebres del Camino de Santiago. Comenta Paulo Coelho en un artículo que Jesús le encontró durmiendo en una cueva cuando el famoso escritor realizaba la etapa entre Villafranca y O Cebreiro. El albergue hace honor a su nombre: resurgió de las cenizas tras ser quemado por los vecinos, quienes creían que Jesús Jato era un brujo. En él vamos a pasar la Nochevieja ocho peregrinos más cuatro personas relacionadas con el albergue. Hay dos peregrinos australianos (uno de ellos sordomudo) y uno de Valladolid. Sidonie, francesa, la conocí hace unos días y viene andando desde Viena (creo que partió hace tres meses). También están los dos belgas, Santiago y yo. Por otro lado, tenemos a Jesús Jato (dueño), Braulio (hospitalero del barrio del Carmen de Valencia), Carlos (escultor en madera sobre iconografía jacobea y trabajador del albergue) y Valeri, un ruso que fue hospitalero aquí y que está muy bebido (creo que es un “sin techo”). A las ocho y media hacemos una cena en familia (invita Jato): garbanzos con patatas, pollo (estaba dentro de la estufa en papel de aluminio) y botillo del Bierzo (es algo de carne). El joven belga está bebiendo ron con cola y me sirve un vaso. También tenemos vinos y cavas. Estamos en la mesa hasta que llega el momento de tomar las uvas pues no hay otro lugar donde estar sino en la cama; fuera hace mucho frío. El sordomudo y el joven belga ya están acostados mientras que Valeri no las toma. En la televisión del albergue vemos las campanadas mientras las comemos tanto españoles como extranjeros que lo hacen por primera vez (Australia, Francia, Bélgica). De esta forma acabo el año 2007 en el Camino de Santiago, algo que no me hubiese esperado jamás, pero como se suele decir: nunca se sabe…
Donde se habla de la primera jornada de 2008, en la cual ascendemos justo a tiempo a O´Cebreiro, antes del inicio de la nevada.
De Villafranca del Bierzo se puede decir que cuenta con la Puerta del Perdón, lugar donde los peregrinos enfermos e impedidos para continuar reciben el jubileo de la misma forma que si hubiesen llegado a la tumba del Apóstol (fue concedido en el siglo XV por Calixto III y continúa vigente). No está a más de un minuto andando del refugio donde hemos pasado la noche. Le digo a Jesús Jato que tengo la credencial llena y me da una nueva y me pone el primer sello del año. Nos despedimos de la gente y abandonamos el albergue los primeros (aunque a las diez) con la intención de ascender a O Cebreiro. Braulio nos ha dado su teléfono para que le llamemos si tenemos algún problema. No hay más peregrinos que vayan a intentar alcanzar hoy los 1297m de altitud de O Cebreiro (a veintiocho kilómetros de distancia) de los que partimos hoy aquí (505m), se van a tomar una jornada reposada. Nosotros nos ponemos las pilas dejando atrás el Castillo de los Marqueses de Villafranca (siglo XVI), muy cercano al albergue.
Hoy me encuentro animado por primera vez. Ayer fue el último día que tomé el jarabe del médico y en el presente día ya parece que ha pasado todo pero por si acaso continúo bebiendo agua embotellada. El reto de entrar el primer día del año por primera vez en Galicia (O´Cebreiro es el primer pueblo gallego) me motiva, sobre todo porque es una de las dos subidas más duras del Camino de Santiago (la otra es Foncebadón-Manjarín). Los primeros diez kilómetros caminamos por el arcén (a modo de acera amarilla) de una gran carretera (N-VI) pero que al ser año nuevo está vacía. Nos plantamos en Trabadello, donde entramos en el increíble albergue (parece una casa). Más adelante comemos en un parador de turismo rural (yo una tortilla francesa con pan de hogaza y él un menú). Pasamos por Portela, Ambasmestas, Ambascasas y Vega de Valcarce antes de comenzar la verdadera ascensión en Ruitelán.
En un primer tramo ascendemos hasta un pueblo llamado la Faba, desde el cual continuamos subiendo hasta Laguna de Castilla, último pueblo de Castilla y León. La subida continúa mientras que Santiago va cediendo ante el cansancio y cada vez camina más lento. Me comentó que nunca anda, lleva una vida sedentaria de oficina, por lo que acusa más el esfuerzo que yo (a decir verdad no estoy cansado). Me detengo multitud de veces a esperar a que me alcance o se aproxime a mí. A las seis menos diez de la tarde (ya medio anocheciendo) alcanzamos una especie de monumento o hito que nos indica que entramos en Galicia. Aún nos queda un poco hasta alcanzar ya de noche O´Cebreiro. Entramos en una iglesia turística llamada Santa María la Real, en la que hay una pila bautismal con monedas. Vamos a una tienda de recuerdos y luego al albergue, que es muy amplio y gratuito al ser de la Xunta (aunque en principio desde hoy cuestan tres euros). En él dormimos ambos y un peregrino francés que está haciendo el Camino en bicicleta y que anoche ya durmió aquí. La hospitalera nos dice que los días 31dic/1enero son los únicos en los que está permitido pasar dos noches en un albergue (la excepción es estar enfermo). Estamos mucho rato bajo la caliente agua de la ducha antes de ir al bar del lugar para tomar un caliente caldo de Berza (el francés nos lo ha recomendado). No tardamos mucho en irnos a dormir acabando así la primera jornada del año. Durante la noche nieva, por lo que me alegro de haber ascendido hoy, ya que mañana deberán ascender el O´Cebreiro nevado los que pasaron la Nochevieja con nosotros, y eso hubiese sido un contratiempo de cara a llegar a Santiago de Compostela a tiempo.
Donde se deja constancia de las penurias sufridas por ambos para descender del O Cebreiro calados hasta los huesos.
El segundo día del año amanece nevando, con bastante nieve virgen acumulada en el exterior durante toda la noche (ayer al llegar no había nieve). Por ello me alegro de haber alcanzado ayer esta cota. De todas formas, la nevada nos va a molestar en la bajada aunque a los pocos kilómetros ya no nieva, sino que la precipitación es en forma de lluvia debido a la pérdida de altitud. Abandonamos el albergue temprano, a las ocho y media, alumbrados por las linternas. Tomamos la carretera, por donde ha pasado la máquina quitanieves por lo que no tiene nieve mientras que ésta se acumula en el arcén. Después de un descenso afrontamos el Alto de San Roque (1270m). En un pueblo nos metemos en la senda pero es muy complicado por el tema de los charcos y regresamos a la carretera por donde avanzamos mucho mejor. Más adelante coronamos el Alto del Poio (1335m) habiendo nevado hasta aquí durante un rato. En el alto hay un bar donde coincidimos con el francés y ambos se toman un café.
A partir de este lugar nos espera un descenso largísimo hasta Triacastela, a unos 21km de O Cebreiro. Nuestro objetivo es alcanzar hoy Sarriá (39km) pero va a ser del todo imposible debido a la lluvia. Se trata de un descenso por carretera (más larga que la senda) afrontando a veces unas fuertes rachas de viento y en la mayor parte del tiempo bajo una interminable lluvia. Yo camino a mi ritmo y él al suyo por lo que a veces debemos de andar a unos quinientos metros de distancia. En un momento que para de llover veo el Arco Iris caer sobre unos prados. Galicia es muy verde y bonita según he visto hasta ahora y seguiré viendo durante el resto del viaje. El tiempo pasa, la lluvia se acentúa. Camino con un simple chubasquero de sesenta céntimos del todo a cien bajo una intensa lluvia. Lo paso mal, tengo las manos heladas, ya no siento algún dedo. Los guantes de lana me los he tenido que sacar porque están calados. En una especie de parada de autobús espero a que llegue Santiago y hacemos un último tirón hacia Triacastela. Alcanzo el solitario albergue (no hay ni hospitalero) sobre las dos de la tarde mientras que Santiago llegará al cabo de un cuarto de hora.
Desde las dos del mediodía hasta la hora de dormir no podemos hacer nada más que descansar ya que no cesa de llover en todo el día. Por la tarde aparece el hospitalero y una peregrina que salió en julio desde Berlín y que ahora está regresando hacia Berlín desde Santiago también caminando en su año sabático. Aprovecho para escribir mi diario de viaje (voy retrasado) y para leer bastantes páginas del Quijote que hasta ahora ha sido básicamente un trasto inútil en mi mochila. También llamo a Alba, a quien comento con cierta malicia que mientras ella trabaja yo estoy en la cama leyendo. Tenemos todos los radiadores repletos de prendas de ropa secándose. Desde el interior del albergue se escucha la lluvia, y desde el pasillo se ve porque la entrada es de vidrio en vez de pared. El albergue ha ganado un galardón de arquitectura según refleja una placa. A partir de mañana los albergues de Galicia pasan de ser gratuitos a costar tres euros para gastos de mantenimiento.
Después de haberlo pasado tan mal bajando durante tantas horas lloviendo, empapados hasta los huesos y helados, como he comentado ha sucedido una tarde de reposo, escritura y lectura. Todo ello sabiendo que en esos momentos tendría que estar avanzando hacia Santiago, pues aún estoy a 128km de allí y mañana ya es día tres de diciembre. Teniendo en cuenta que hay un día de viaje a Barcelona (17 horas de bus o de tren), debería culminar el camino el día cinco, dentro de tres días, nada bueno teniendo en cuenta la multitud de kilómetros que aún quedan por recorrer y la previsión de seguir lloviendo durante los próximos días. Santiago tiene un par de días más de margen para llegar hasta allí (7 de enero) por lo que a él no le afecta tanto como a mí el hecho de descansar tras una jornada de “sólo” veintiún kilómetros cuando lo planeado inicialmente eran 38km. Para compensarlo, le comento de alcanzar mañana Sarriá (donde teníamos que haber llegado hoy, a 17km de aquí) y luego realizar la siguiente etapa hasta Portomarín, es decir, 41km en total aunque quizá para él (o para mí) sean demasiados kilómetros, más aún en esta época del año en la que las horas de luz no son muchas. De ilusiones también se vive…
Donde se cuenta lo acontecido de camino a Sarriá, cuando definitivamente divergen los caminos de ambos peregrinos, así como se informa de la llegada de uno de ellos a Portomarín.
Sobre las ocho y poco de la mañana partimos de noche de Triacastela, en la que no queda ni rastro de los tres castillos que le dan nombre. En un bar mi compañero se toma un café. Elegimos la variante de San Xil, que discurre por la naturaleza y además es más corta que la del Monasterio de Samos. Es un continuo subir y bajar que me recuerda a las primeras etapas en territorio navarro. El paisaje es todo verde, prados y aldeas se confunden y me sorprenden. Galicia es como un Montseny a gran escala. Llueve como ya sucedió ayer, y no va a parar prácticamente en todo el día. La sucesión de rampas acentúan las diferencias de ritmo entre Santiago y yo. Estando lloviendo, cada vez que me paro a esperarle empiezo a coger frío y me mojo. Le comento que lo mejor es que cada uno vaya a su ritmo y que en Sarriá nos podemos reencontrar, así le puedo esperar protegido de la lluvia en algún sitio. Así, no siendo una despedida formal, me alejo de él por última vez. Al verme sin tener que esperar a nadie, con cierta prisa por la continua y chispeante lluvia, motivado por el verde paisaje y necesitado de kilómetros, “vuelo” sobre el camino alcanzando Sarria y tirando hacia Portomarín, donde Santiago no va a llegar. En estos momentos según me dice a través de un mensaje de móvil se encuentra en un cobertizo resguardado de la lluvia mientras que yo ya he dejado Sarriá atrás y avanzo lo más rápido que puedo hacia Portomarín por lo molesto de ir calado y lloviendo durante todo el día.
Sarriá es la primera ciudad que me encuentro en Galicia. A partir de aquí es una sucesión de aldeas que pueden estar formadas por dos o tres casas las más pequeñas. Los pies comienzan a molestarme seguramente de ir empapados los calcetines. Recorro paisajes verdes, dejando atrás kilómetros y aldeas, hasta llegar a ver a lo lejos Portomarín. Me hallo cansado, me extravío y aparezco en una gran carretera por la que tomo hacia el pueblo dando un rodeo extra. Atravieso un gran puente sobre el río Miño. Abajo está el antiguo pueblo, cubierto por las aguas del embalse de Belesar. El nuevo Portomarín fue inaugurado en 1962 y tiene una iglesia que fue llevada piedra a piedra a la nueva ubicación (tiene piedras numeradas). A las cuatro llego al albergue lloviendo, aún no hay ningún peregrino ni hospitalera. Estoy muy cansado de haber caminado cuarenta y un kilómetros bajo la lluvia, tanto física como psicológicamente. Más tarde aparece la hospitalera y un señor que arregla la calefacción. Vendrán un peregrino que habla francés y dos ciclistas que van juntos: uno de Castelldefels y otro coreano. El primero llega con la cadena rota y habiendo andando bastantes kilómetros hasta aquí.
Cuando cesa de llover paseo por la calle principal porticada, entro en una tienda de recuerdos del Camino, veo por fuera la iglesia y voy a un DIA% a por un batido de chocolate, una copa de chocolate, un bote de caramelos y unos tortellini con carne. En el albergue me como la copa de chocolate, tomo algo de batido de cacao y cocino unos tortellini que me cuesta acabar. Finalmente leo un periódico de Lugo llamado “El Progreso” y me acuesto. Nos llama la atención que no puedes encender ni apagar las luces de la habitación cuando quieres, sino que son automáticas. Aunque mis pies han pagado por ello, estoy satisfecho de lo logrado hoy: de estar ayer a 128km de Santiago hoy me encuentro a 87km. Todo parece indicar que ya nada puede impedir que para el día de reyes pueda haber llegado a Santiago aunque me va muy justo para regresar a Barcelona, lo suyo es llegar el día cinco de enero. Ya veremos qué sucede…
Donde se cuenta cómo me planto a 51km de Santiago la víspera a la noche de Reyes, acercándome así a la finalización de un viejo sueño.
Desde Portomarín, la siguiente etapa va hasta Palas de Rei (24km). En cambio, parto con la intención de llegar a Melide, situada a treinta y ocho kilómetros de aquí y a tan sólo cincuenta y un kilómetros de Santiago. Hoy va a ser el único día que no llueva en toda la semana que estoy en Galicia. En un primer momento camino un par de horas junto a una carretera general, hasta llegar a Ventas de Nerón, donde por una pista asfaltada entre prados iré pasando por sucesivas aldeas ubicadas en idílicos parajes. En un momento determinado los dos ciclistas me adelantan, se sorprenden de que halla llegado tan lejos antes de alcanzarme (he partido antes de amanecer). En algunos tramos hay mucho bosque y un mar de hojas en el suelo. Lo paso algo mal en un lugar donde se escuchan disparos de algún cazador porque no es paisaje abierto como en León y asusta un poco que te puedan dar sin saber que estás ahí.
Después de dejar la senda, por lo que doy un rodeo tonto, entro en Melide por la carretera muy cansado y con los pies doloridos, deseando llegar al albergue. Reconozco en el exterior de una pulpería las dos bicicletas que me adelantaron y veo a sus dueños en el interior. Tomo asiento y me sirven vino caliente en un cuenco y cojo alguna rodaja de pan de hogaza riquísimo y algo de pulpo. Me despido de ellos pasadas las cuatro de la tarde, ellos aún tienen tiempo de continuar hasta Arzúa mientras que yo me quedaré a dormir aquí.
Voy en busca del albergue y me lo encuentro cerrado. Tomo asiento en un banco que hay en el exterior y reanudo la lectura del Quijote a la espera de que llegue la hospitalera. Algo antes de anochecer aparece y me abre. Le pago tres euros como ayer ya hice en Portomarín, y a cambio me dan el “ticket de pago”. En el interior me hago con una cama y me dedico a la lectura del libro pues no tengo otra cosa que hacer y además lo paso bien leyendo, a la vez que descanso. Es un albergue de ciento treinta plazas y en él voy a dormir yo solo. Me acuesto temprano. Por la noche escucho algún ruido en el piso de arriba que no se de que debe ser pero tampoco me importa mucho, pienso que no tengo por qué tener miedo. Recuperado anímicamente pero con los pies en mal estado en parte por los ochenta kilómetros que he hecho desde ayer visito el séptimo cielo antes de afrontar mañana una importante etapa.
Donde cansado, molido, nostálgico y feliz alcanzo de noche la catedral de Santiago de Compostela tras recorrer ciento treinta kilómetros en tres días.
A veces se sienten sensaciones que son difíciles de reflejar por escrito. Por ello me contentaré con dejar constancia de lo que aconteció en mi última etapa del Camino de Santiago, dejando a mi memoria el papel de guardar dichas sensaciones. Lo más importante podría ser que nada más levantarme, al ir al lavabo observo a través de la ventana como bajo la luz emitida por una farola una moderada lluvia tiene lugar en el exterior. Pensando en que quizá si salgo temprano y a por todas pueda llegar hasta el Monte do Gozo (47km) me visto, me pongo la mochila, el chubasquero de sesenta céntimos ya algo roto y linterna en mano salgo a la calle dejando atrás un vacío albergue. La lluvia, los pies y el gran número de kilómetros por delante son mis grandes enemigos. Por el contrario, sé que éste va a ser mi último día entero de peregrinación. Para mañana tengo los últimos 16km desde Arca o los últimos 4,5km desde Monte do Gozo si consigo llegar hasta él. Como tengo que partir mañana hacia Barcelona voy a intentar por todos los medios llegar hasta Monte do Gozo para poder plantarme en Santiago temprano y coger el tren hacia Barcelona, pese a haber 47km hasta allí y tener los pies mermados. Caminar horas y horas con los pies empapados creo que me ha afectado negativamente a la salud de los mismos. En el izquierdo tengo un dolor muscular en un lado y una gran ampolla mientras que el derecho tiene ampollas en la planta del pie que me producen dolor. Aparte tengo alguna rozadura que también resulta dolorosa.
Desde que entré en Galicia hay un mojón o hito cada medio kilómetro que indica la distancia hasta Santiago de Compostela. Topando con ellos, compruebo con nostalgia como cada vez falta menos para que se haga realidad lo que durante mucho tiempo ha sido un sueño, algo con los que fantaseas durante días y noches pero que crees que nunca lo llevarás a cabo. Me digo para mí mismo que tengo que disfrutar de lo poco que me queda y así camino, camino y camino hasta que la pura realidad va enterrando esos razonamientos y destapando el cansancio acumulado, las heridas en los pies, la lluvia que no cesa. A base de sacrificio y sufrimiento voy haciendo kilómetros. Comienzo a sentir molestias en la rodilla izquierda pero por suerte no pasa de ahí. En tierras navarras y en la Matagalls Montserrat acabé cojeando de ella. Hay aldeas, bosques, setas, e incluso veo algún peregrino, cosa no vista en los días pasados. Hay unos bosques enormes de eucaliptos y ya no deben quedar más de veinte kilómetros. Me impresiona la cantidad de prados y bosques gallegos, que no me han abandonado desde que entre en esta región, y a pocos kilómetros de Santiago aún están presentes.
Llega un momento en el cual dejo de ver los hitos cada medio kilómetro, ni rastro de ellos. El caminar parece alargarse eternamente, suspiro por llegar cuanto antes al Monte do Gozo. Hay un terreno de piedras muy molesto que transcurre en las cercanías del aeropuerto, que me hace sufrir aún más. Me empiezo a desorientar cambiando continuamente de dirección pero sin dejar de seguir las flechas amarillas. No sé si éste es el camino correcto o si lo he dejado en algún momento y me encuentro en otro de más antigua señalización y sin hitos kilométricos. Por una carretera asfaltada paso junto a diferentes cadenas de televisión (la TVE y la gallega), el tiempo pasa y el Monte do Gozo, aunque cerca, se resiste a aparecer. Pasan de las cinco de la tarde cuando llego a un lugar donde indica a mano izquierda el albergue y a mano derecha el Camino. Tomo hacia el albergue en un lugar desértico pero algo me hace detener. ¿Puedo resistirme a la tentación de llegar hoy, noche de Reyes, al final de mi Camino estando a tan sólo cuatro kilómetros y medio? Físicamente estoy muy mermado, pero me animo a hacer un último esfuerzo aún sabiendo que me va a oscurecer por el camino.
Me saco las bambas, escurro los calcetines, me miro las heridas y me preparo para partir. Desciendo del Monte do Gozo y entro en la ciudad de Santiago de Compostela. El recorrido urbano se hace pesado y largo, es una gran avenida. Más adelante me meto en otra calle que va a dar al casco antiguo. Ya ha anochecido, son cerca de las siete menos cuarto. Unos últimos pasos por unas antiguas calles sin flechas amarillas. Pregunto por la catedral. La veo desde la plaza de la Quintana. Doy un rodeo por la plaza de la Inmaculada, paso bajo un arco y me topo con la llegada de las cabalgatas de los Reyes Magos en la mismísima Plaza del Obradoiro, al pie de la Catedral de Santiago de Compostela y punto y final del Camino de Santiago. No sé si dejarme seducir por las luces de colores, la multitud y los caramelos que lanzan los reyes y pajes, o por las dos anheladas torres de la Catedral. Me hago con unos caramelos recién lanzados, y mientras me los como contemplo la fachada que tantas y tantas veces he visto reproducida en guías, libros y documentales del Camino. ¡Ya estoy aquí! Una mezcla de alegría y tristeza corre por mis venas, no sé si sentirme feliz por haber cumplido un sueño, o triste porque haya finalizado.
Hago saber por medio del teléfono a mis padres y novia donde me encuentro, algo que les sorprende sabiendo lo lejos que estaba de aquí hace unos pocos días. Atrás han quedado los bosques pirenaicos de Roncesvalles, los prados navarros, las tierras riojanas, las interminables llanuras castellanas, el páramo leonés, el oscuro Bierzo, los Montes de León, el O Cebreiro y las innumerables aldeas gallegas. En el pasado restan vivencias de todo tipo, personas, conversaciones, lugares, amaneceres, ocasos. Ahora es momento de dar carpetazo y abordar nuevos caminos. Se suele decir que al llegar a la catedral de Santiago es cuando realmente empieza el Camino. En todo caso, el Camino de Santiago ha significado mucho para mí. De él he aprendido muchas cosas para aplicar en la monótona vida cotidiana, de crecer como persona, de conocer nuevos paisajes, de entablar conversación con habitantes de distantes lugares, de hacer algún amigo. Ahora es momento de mirar adelante y buscar nuevos Caminos de Santiago. Nuevos sueños por los que tener ilusión, por los que luchar. Huir de la pérdida de tiempo, de la televisión, del no hacer nada, de las cosas malas. Tener proyectos, emprender acciones. Respetar la naturaleza, ascender montañas, llevar a cabo caminatas, observar el estrellado cielo de una cálida noche de verano.
No voy a extenderme, pues como he comentado más arriba hay cosas que deben guardarse en la memoria y no en diarios, donde es imposible que queden reflejadas. Simplemente dejar constancia de que hoy, cinco de enero de dos mil ocho, a las seis y cuarenta y cinco minutos de la tarde, he alcanzado la festiva plaza del Obradoiro al mismo tiempo que los Reyes Magos de Oriente, acabando así el Camino de Santiago comenzado en octubre de 2005. He entrado en la catedral, he abrazado al apóstol y he ido a recoger mi merecida Compostelana a la oficina de acogida al peregrino.
Ultreia.
En mayo de 2011 he publicado La ruta de las estrellas, una novela ambientada en el Camino de Santiago que trata acerca de la peregrinación de una pareja de montañeros. Puedes seguir mis comentarios y los de los lectores visitando la web www.facebook.com/larutadelasestrellas y si le das a "ME GUSTA" serás seguidor y podrás participar también. Por otro lado, la envío a domicilio por 10 euros con los portes incluidos. Si te interesa, escríbeme a
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Otra forma de adquirirla es en la librería Altaïr de Barcelona (Gran Via 616) o en su página web. Buen Camino.