Logroño - Santo Domingo de la Calzada
Después de dar muchas vueltas a mi impedimenta, justo antes de partir la reduje al mínimo debido al buen tiempo reinante en Logroño con lo que mi equipaje se limitó a lo mínimo para reducir peso.
Aquí empezó la primera prueba a que nos sometió el Apóstol pues con el inicio de la peregrinación empezó el frío y la lluvia y nuestra añoranza a la ropa que desechamos.
Los primeros kms sirvieron para comprobar que la BTT de mi compañero peregrino no estaba ajustada, primero las alforjas le rozaban los talones, luego el portaequipajes se le cayó, después el manillar iba muy bajo produciéndole enseguida dolor de espalda, lo cual corregimos subiendo los cuernos, la cadena le empezó a cantar hasta que le pusimos aceite con teflón y calló...
Seguimos siempre el camino peatonal hasta que la lluvia convirtió el barro en adobe que atascaba constantemente nuestras ruedas, de modo que cuando esto sucedía nos convertíamos en arrastrantes de nuestras bicis, cuando no teníamos que llevarlas a cuestas. Así que optamos por estudiar bien las indicaciones de las guías, que no son muy fiables y seguir los consejos de los lugareños respecto a la previsión del estado del camino y del tiempo, aunque a decir verdad tampoco acertaban demasiado, ni en lo uno ni en lo otro. !!
Total, que en la primera etapa hasta que no obtuvimos el sello y no arrancamos, se hizo tarde y al cabo de una hora empezamos a adelantar peregrinos andantes. Enseguida descubrí que eran del INSERSO europeo, pues la mayoría eran extranjeros, menos de la mitad mujeres y muchas parejas: qué bonito todos los pre-jubilados o jubilados haciendo el Camino.
Como nos recibió la lluvia y era el primer día nos quedamos en Santo Domingo de la Calzada. Mi compañero tenía cierta querencia hacia los Paradores o los hoteles NH, al fin tras dura negociación acabamos en el convento de las Teresitas y nos alojamos en sendas celdas austeras pero dignas. La cena compartida con otros peregrinos monásticos y residentes (no peregrinos) de la cuarta edad.
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Santo Domingo de la Calzada - Burgos
A la mañana siguiente, en contraprestación a la amabilidad de las monjas, convencí a mi compañero, que es agnóstico, para ir a la misa de la comunidad después de los Laudes. Así, a las 8hrs nos presentamos en la Iglesia del Convento en la que se encontraba la comunidad situada en el coro. La Misa era preconciliar y se rezaba de cara a las monjas y de espaldas al público, compuesto por dos ciclistas. Cuando pude apreciar que la misa era cantada y con órgano comprendí que no era la más indicada para dos peregrinos, así que media hora larga después, acabadas las lecturas y antes del ofertorio, genuflexión y fuera.
El Santo no nos lo perdonó y nos mandó agua todo el día de forma intermitente. Tanto es así que cuando paramos en Belorado para almorzar y esperar que escampase, antes de que nos trajeran el bocadillo, paró la lluvia, y así que nos montamos en las bicis volvió a caer: ¡El Santo estaba molesto por no haber asistido a la totalidad de la Misa!
Entre claros y aguas llegamos a Burgos, declinamos el ofrecimiento del amable hospitalero y directos a un mesón con camas. A mí me toco la de encima del horno, así que disfrute de calefacción en el suelo. Tan pequeña era la habitación que el canterano castellano que la amueblaba me obligaba a moverme de lado, y si sentarme quería en la taza, tenía que mantener la puerta abierta, pues no me cabían las piernas. Eso sí, mientras los peregrinos despachaban su menú peregrino, nosotros dimos cuenta de una espaldita de cordero al horno de leña. Eso permitió que pudiera disfrutar de calefacción durante más rato en mi habitación mientras se secaban mis ropas.
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Burgos - Frómista
Por la mañana, la búsqueda de una farmacia y la visita de la Catedral en obras nos ocupó bastante, pero conseguimos nuestras cremas y un sello catedralicio.
"El Cremas" me llamaba el compa, pues el Synalar rectal en el ojete, Voltaren en lo más dolorido de las nalgas, vaselina por un tubo en las ingles y con la hidratante por la cara y piernas para contrarrestar los efectos del frío, era yo todo un "encremado".
RECOMENDACIÓN: la vaselina es imprescindible donde las partes para evitar escozores y el Voltaren por las espaldas reduce sensiblemente el dolor que causa tan anti ergonómica posición.
Con agua llegamos a Burgos y con ella salimos hacia el páramo donde nos esperaba una nueva prueba que nos preparó el Santo para probar nuestra Fé: el barro, que era más bien adobe con piedras y paja. Mientras sufría las penurias de tan duro camino adobado se me ocurrió que podría participar en una convención de distribuidores de productos ADOBE (software gráfico) y explicarles en inglés lo que significa en español su tan famosa marca comercial: elemento prehistórico, no evolucionado, que no genera nuevas versiones y constituido por los elementos más burdos de la naturaleza...
Tanto era el barro que encontramos en los interminables páramos que se atascaban las bicis, la mía más por ser más pecador. Tanto que tenía que limpiarla con palos o con los desmontables para poder continuar y con una navaja las calas. Tanto me tenía que parar que me pasaban los de a pie! Incluso una pareja con perro pastor alemán (o similar) que cogió gusto a lamerme las piernas: ignoro cuál de las cremas le atraia!, Así, fatigosamente, llegamos a un bello lugar llamado Hontanas en cuyo único bar repuse fuerzas. Allí unos peregrinos quisieron celebrar su reencuentro y pidieron una botella de vino tinto "del bueno" y el tabernero les dijo que el vino "del bueno" no lo vendía en botellas sino en vasos! Reconfortados con el chorizo y el vino en porrón tuvimos ánimos para seguir hasta el arco de San Antón, el camino atraviesa el arco de un antiguo Convento en ruinas donde apenas un hueco nos cobija de la persistente lluvia y así seguimos hasta Castrojeriz para intentar subir la cuesta de Mosterales, pero tanto era el adobe que bloqueaba ambas ruedas, incluso subiendo a pie, que desistimos. Pero es que ni bajando la empinada cuesta pudimos montar y sólo cuando alcanzamos un suelo más duro la velocidad limpió las ruedas salpicando de barro nuestra ropa mojada.
Tan agotados quedamos que en Frómista nos detuvimos en el Hotel y allí nos hospedamos. Tan empapadas estaban las zapatillas que bajamos a cenar con los calcetines de respeto, eso si pillamos unos diarios que nos sirvieron de alfombra durante la cena que compartimos con un peregrino holandés que nos contó su viaje desde La Haya: tambien era del INSERSO.
RECOMENDACION: unas sandalias son muy útiles y pesan poco.
Al día siguiente, nos esperaba la etapa reina hasta León, donde teníamos reserva, sólo 110 kms y casi todo llano. Pero esto será otra historia.
Amaneció en Frómista (Palencia) con amenaza de lluvia, llevábamos tres jornadas con un total de 210 kms y teníamos que llegar a León a 125 kms.
Hasta ahora a mi compañero lo veía siempre por el retrovisor, cuando parábamos a comer, visitar iglesias, sellar o por pipí.
Aquí empiezan los andaderos o pistas de tierra paralelas a la carretera y él a mi rebufo y yo intentando seguir a tres venecianos más mayores pero con mucho entreno.
Mi compañero no me da relevos porque ni puede. Le ataco disimuladamente para descolgarlo, el Santo se da cuenta y la amenaza se vuelve realidad pero con frío y lluvia. Me arrepiento. Le indico en qué trasera debe protegerse según la dirección del viento y seguimos sin ganas de románico, ni gótico ni sucedáneos, y así se llega a Carrión de los Condes dónde te acuerdas de las hijas del Cid y del agua que tanto necesita el campo, nos dicen los lugareños, así que paramos para ver si escampa, pero como no levanta nosotros seguimos.
Intentamos avanzar más rápido por la carretera pero el adelantamiento de los camiones e incluso el cruce con ellos es un tormento de agua y desequilibrio. Sigue el viento en contra y él se me descuelga y empieza a hacer la goma. Así alcanzamos Sahagún después de cruzar la vía del tren (por un puente). Me propone parar en la estación para calentarnos, acepto y se queda: declara la etapa neutralizada, le prometo tomar el tren en un apeadero a 17 kms para no enfriarme y sigo solo.
Mi maldad es castigada con granizo y al llegar a El Burgo Ranero me digo: pero que c..., yo puedo esto y 40 kms más (llevaba 80 con agua y viento frontal) y así me propongo seguir hasta León-solo, el Santo se apiada, cierra el grifo me envía rayitos de sol y yo cada vez que me cruzo con un peregrino aflojo y me enrollo, nos lamentamos de lo mal que lo hemos pasado. El Camino sigue todo llano y casi recto, calculo distancias a base de padrenuestros y ave marías, Dios, nunca había rezado tanto!, empezaban a salir mis firmes y viejas raíces cristianas y disfruto con mi pedaleo solitario, el paisaje no vale nada y no hay paisanaje, ni siquiera peregrinos, así tres horas hasta entrar en León, sigo las flechas amarillas de la entrada y 3 kms mas allá llego a un campo de fútbol dónde no hay nada ni nadie en peregrinación. Vuelvo al centro, ni ganas de maldecir me quedan, veo garita de información pregunto por el albergue y el por qué de las marcas falsas a lo primero respuesta a lo segundo silencio.
RECOMENDACIÓN: sigue las marcas amarillas pero no a fe ciega, aplica tu propio criterio, no te fíes de las guías: sigue tu intuición, creo que algunas confusiones u omisiones buscan que te pares a preguntar y consumas.
Me sellan, me ofrecen cama que declino, paso por tienda de bicis y me aprovisiono de energéticos y un nuevo retrovisor (se me rompió en una estúpida parada y caída de la bici (ella sola, como León) allí me dicen que el tren se debería tomar en Carrión hasta Astorga porque el camino no lo vale: a buenas horas me lo dicen! Por fin llego a mi habitación donde compruebo que he estado 8 hrs pedaleando y descubro unas bolsas debajo de mis ojos que me llegan a las rodillas, pues al igual estoy agotado!
Duchado salgo con el compa a recorrer Leon-solo (la ciudad ha cambiado de nombre y se llama así: "Leon-Solo" algo como "Catalunya Lliure" pero a lo manchego, y como no, la Catedral envuelta como la de Burgos, os acordais de Cristo (el que envolvía edificios), pues aquí envuelven monumentos para rehabilitarlos y así tendremos que volver para admirarlos. Aprieta el frío y regresamos a cenar y dormir por fin! me salen en el cuentakilómetros 128 kms.
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León - Rabanal del Camino
Si mi preparación me daba una forma superior a la de mi compa, a la mañana siguiente soy yo quien no le sigue (él llegó a León a las 3 y desde entonces baño y descanso!). Amanecemos a las 7.30 pero la visita al albergue para lo de su sello y consulta desde allí la meteorología por Internet hace que partamos a las 9!
La salida de la ciudad es más penosa que la entrada, ya estamos en el páramo y la lluvia, viento en contra y frío 5/6 º nos acompañan de nuevo un buen rato hasta poco antes de Astorga que sólo hace frío. Visita de los edificios pseudo modernistas (el palacio episcopal lo inició Gaudí) y tratándose de la capital de la Maragatería, a comernos cocido maragato, lo duro fue retomar la bici: El cansancio, el cocido y las subidas que nos recibieron con un frío digno de invierno me hicieron humillarme a la potencia del compañero de viaje y así me arrastre 78 kms hasta Rabanal del Camino, dónde el Santo se apenó de mis sufrimientos y escuchó mis oraciones, encontramos las dos últimas habitaciones en el único hostal existente y en uno de los albergues nos esperaba un masajista que no tenía apenas parroquia, fueron las 3.000 ptas. mejor gastadas de todo el viaje.
RECOMENDACION: allí donde encuentres masajista no lo dejes pasar.
Esta población vive de los pobres peregrinos: hay tres albergues, un hostal, una tienda, una casa con habitaciones, un artesano y cuatro casas. Los albergues están muy bien, sobre todo el de los ingleses tienen, incluso una secadora y el ambiente peregrino es increíble!.
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Rabanal del Camino - Molinaseca
Amanecemos a las 8 con frío y amenaza húmeda, con niebla, frío y viento, por supuesto no a favor, ideal para el ciclismo, nos espera un puerto de 15kms y un desnivel de 500mts y lo que era peor una bajada de 18 kms con un desnivel de 990mts.
En frío y a molinillo empezamos a subir, enciendo luz trasera intermitente por la niebla, en ocasiones anteriores ya la había tenido que utilizar por la lluvia, subir con frío, culotte corto, y las perneras que deje porque pesaban!!, menos mal del masaje, pero me dijo que tenía una distensión muscular en la pierna derecha, encima de la rodilla y si se me agrava la distensión?, pues le doy mas fuerte con la izquierda, ahora me duele la izquierda y a la derecha no le pasa nada, se equivocó el masajista?, NO, el Santo volvió en mi ayuda y me curó, sino no lo entiendo. Así estaba con estas reflexiones y algún padrenuestro hasta alcanzar un pueblo donde me prometí regalarme un té con algo azucarado, pues no, Foncebadón es un pueblo abandonado y lo único que encontramos fue una pareja de argentinos en bici: él de INSERSO y ella guapísima de dulce y meloso acento, nos hace foto con su acompañante, ella no sale en la foto, ni por frío se la hacemos, será su hija, no lo parecía, su amante o enfermera? me digo que mejor seguirlos (o seguirla, me encanta seguir culos femeninos encima de una bicicleta) pero se ponen a tirar y por aquí no pasamos, así que adiós y pensando que si amante o enfermera coronamos la Cruz de Fierro, qué viento y qué frío! y ahora a buscar una piedra para subirla al pie de la Cruz.
RECOMENDACIÓN: antes de coronar para y búscate la piedra que allí no quedan.
El autor a la izquierda y Javier (alias "Litus") a la derecha, embozados al bajar de la Cruz de Ferro. Llevando papel hasta en los zapatos y bolsas de plástico en las manos
Hemos subido, el esfuerzo da calor pero ahora cómo bajamos? Cautelarmente había cogido papel de periódico, metemos una hoja entre camiseta y maillot, otra entre este y el paravientos y otra debajo del impermeable y así forrados usamos las bolsas de plástico (todos los peregrinos llevan muchas bolsas de plástico para hacer ruido a la hora de levantarse y así despertar a los restantes peregrinos que todavía no han empezado a hacer ruido con sus bolsas de plástico) que protegen del agua nuestra impedimenta dentro de las alforjas que son muy permeables, y nos envolvemos las manos (los guantes de invierno pesaban y no los llevamos). Empezamos a bajar la pendiente y tomar velocidad a pesar de los frenos y a congelarnos, la hipotermia amenaza, recuerdo de un verano que me cogió un pedrisco en lo alto del puerto de Espinelves. El Camino es mortificación y sacrificio, pero tanto he pecado yo para merecer esto?
Las manos dejan de responder y yo no dejo de frenar, no sea que luego no tenga sensibilidad, la niebla oculta el paisaje, los caminantes van por camino y nosotros por carretera. Oímos campanas, el Santo nos ofrece una iglesia y tocan a misa, le prometo ir y rezar y se me aparecen dos casuchas y humo: señal de vida humana. Paramos a lo que sea, nos cuesta descender de las bicis y estas caen en el barro, es igual nosotros adentro: es un refugio con chimenea y estufa. Qué aspecto deberíamos tener cuando nos ofrecen el lugar más próximo al fuego, nos ayudan a sacar nuestras capas exteriores y nos ponen el café azucarado en la mano que no puedo ni sostener y allí nos estamos un buen rato, hasta que reaccionamos, pues el tiempo no mejora.
Allí vemos a una pareja de brasileños, hay cantidad de ellos en el camino, que llevan un perrito de salón en brazos, otro nos cuenta una historia de un ladrón de peregrinos, otro que una ciclista fue atropellada hacia poco en el tiempo y en la distancia, y así cada uno su historia...
Dos cafeses después, nos ponemos el tejano de vestir, nos forramos de papel las piernas debajo de los tejanos, más papel en pecho y hoja adicional en espalda, se forran las zapatillas con solapa (había más papel en el refugio). Dos bolsas de plástico en cada mano y bajo cero, que decían que estábamos, continuamos el descenso que quedaba...
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Molinaseca - Portela de Valcarce
Muertos de frío a pesar de nuestro empapelamiento, mientras bajábamos veíamos sucesivas cruces de hierro en la ladera, ¿eran de peregrinos muertos que nos precedieron? No, antiguamente se explotaban minas de hierro y todos se pusieron a hacer cruces y clavarlas por el Camino.
Llegamos a Molinaseca, donde acaba la bajada y paramos a por un té, pedimos papelera y nos remiten al suelo, así empezamos a sacar papel y creo que debieron pensar que éramos contrabandistas o similares.
En Ponferrada paramos a por bocadillo en un bar que sirvieron un bocadillo de tortilla a la francesa a la Reina Sofía y allí esta colgada la foto del bocadillo y enmarcada la sartén, el tenedor, la paleta, el plato, etc... También damos espectáculo desvistiéndonos!
Seguimos camino con mejor tiempo nuestra ruta peatonal, que desapareció repentinamente por las obras de una autovía por lo que debimos continuar por una carretera con intenso trafico hasta una fonda de camioneros en Portela de Valcarce, en la comarca del Bierzo.
Aprovechando que al lado había una tienda de productos de la región fuimos a probarlos, y entre chorizo y queso cayó una botella de reserva buenísima y otra que nos llevamos a la mesa para cenar. Aquí ya se oye hablar gallego. A nuestra insistencia la tabernera (entrada en años) nos "faló galego" pero no entendía por qué deseábamos escuchar su lengua si no éramos gallegos, y es que hay gente que no entiende que escuchar y aprender otras lenguas enriquece y particularmente el gallego. Es una lengua románica con una música muy dulce y está a medio camino entre el portugués y el castellano. Si te esfuerzas y lo hablan despacio se entiende todo. Se pensaba que le queríamos tomar el pelo, hasta que entendió que nosotros también éramos bilingües y la conversación discurrió sobre lo cerrados que son los castellanos que no entienden esta riqueza cultural.
La segunda botella la bajamos en la cena que compartimos con peregrino de a pie procedente de Le Puy (origen de una de las vías francesas), él tenía previsto alcanzar Santiago en 38 días desde el inicio, ni que decir tiene que estaba en la "retraite".
Aquella noche compartí habitación con mi compañero de viaje y desde entonces comprendió que mi mujer fuera una santa y yo poco audaz en conquistas: ¡qué ronquidos los míos acrecentados con el vino del Bierzo!
OTRA RECOMENDACION: Si te pones en el culotte un care-free o similar la badana no se mancha y es menos desagradable ponerte cada día el mismo culotte.
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Portela de Valcarce - Sarria
Amanece frío, y para arriba un desnivel de 800mts en 15kms para llegar al alto de Poio, pasando por el precioso pueblo de O Cebreiro donde probamos la primera pero no la última empanada gallega, que por cierto estaba hecha con masa de pan y no con pasta amasada (pasta brisa).
El tiempo mejoró sustancialmente y con manga corta seguimos ruta para llegar a Samos. Vale la pena, aunque se dice que el Camino alternativo tampoco está mal.
Aquí le dimos al buf otra utilidad, además de protegernos la garganta o la cabeza del frío matinal y la boca del barro o agua de la bici que te precede, nos sirvió para cubrirnos la cabeza de un sol agobiante.
En la cafetería que recalamos se formó un grupo variopinto de peregrinos: un pelotón de brasileñas, pero ninguna guapa como las que salen en los carnavales, otro de ciclistas alemanes con su coche de apoyo, dos ciclistas franceses de Touluse también con coche de apoyo, dos canadienses de a pie y otros austríacos en bici. Todos reponiendo fuerzas hasta que abrieran el monasterio para visitarlo. El edificio vale la pena, el interior muy reconstruido después de un incendio y probablemente lo más interesante como las celdas y otros aposentos privados no eran visitables, pero las explicaciones de los monjes sobre unas horribles y recientes pinturas murales fue otra prueba a que nos sometió el Apóstol. Tanto es así que a media visita intentamos escaparnos pero nos pescó un monje y como en el colegio: adónde van Uds.?, y gracias a la ayuda de una guía turística nos largamos alegando enfriamiento por ir ligeros de ropa.
Lástima que la guía iba en dirección contraria, acompañando a un grupo de jubilados, pues desprendía marcha por los cuatro costados.
Así llegamos a Sarria, mi compañero busca hotel con estrellas y acabamos en una casa de huéspedes de lo más cutre que he conocido. Tenía suelo pero estaba ondulado y parcialmente cubierto con sintasol a modo de alfombra. Las paredes pintadas en donde todavía no se había desconchado, agua caliente sí pero apenas fría por lo que tuvimos que casi agotar el agua caliente para ducharnos sin hervirnos,. Eso sí, dos habitaciones con cama de matrimonio y toda la planta para nosotros.
Por la noche me despertaba el ruido de los muelles del somier (¿o tal vez mis propios ronquidos?), incluida cena muy buena y bien servida por una cubana de las que aparecen en las fotos.
En el bar de al lado, donde desayunamos, nos estamparon el sello más bonito de todo el Camino.
A partir de aquí amanecía fresco y con nieblas que levantaban para dejar paso a un sol espléndido, fue ese día que me olvide el bidón en un bar y horas después, comiendo pulpo y tetilla gallega en Palas de Rei, se me acercó un ciclista peregrino y dirigiéndose a mí me entregó el bidón.
Se lo agradecí al Santo y a él, a quien también le ofrecí una dextrosa como prueba de reconocimiento. No lo volví a ver. Sería un enviado del Santo?
Galicia ya es conocida como rompepiernas y así fue por caminos preciosos entre bosques, con barro incluido, hasta llegar a Arzúa donde tuve la intención de dormir en el refugio por aquello de conocerlo. Pero cuando ví la habitación en donde se hacinaban las literas, me pareció que los campos de concentración eran hoteles al lado de tal densidad de literas que me imaginé llenas de cuerpos con sus olores, gases y ruidos. Dormimos en un restaurante con habitaciones muy dignas.
Por la noche nos despertaron los gritos de los seguidores del Barça. Increíble, lo que ha de aguantar uno que aborrece el fútbol y allí donde va le preguntan si culé o periquito.
RECOMENDACION: Si realmente quieres vivir el Camino vé por el peatonal. Para ello con unas cubiertas híbridas tienes bastante, pues cuando no pasas no pasas y si puedes seguir sin tacos sigues igual y mejor.
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Arzúa - Santiago de Compostela
La última etapa y la más corta discurre igualmente por bosques de eucaliptos y caseríos gallegos con hórreos en cantidad. Ahora bien, si te sales del camino, como hicimos para saludar a un conocido, resulta que el paisaje sigue siendo bello pero las aldeas son de lo más feo y deprimente: Ni nuevas ni antiguas, sino todo lo contrario.
Impresionante el mega-albergue del Monte do Gozo. Ya hará falta, pues en Galicia vimos al Ejército instalando tiendas de campaña para acoger la oleada de peregrinos que se espera este verano-otoño.
Así, con nervios y con ganas, pero también con pena, llegamos a Santiago, donde también te pierdes. Pero preguntando se llega a Roma y a Santiago también, y así dimos con la plaza del Obradoiro. Pero como su acceso era a través de escaleras no me pareció muy digno entrar a pie con la bici a cuestas así que le dije Javier que debíamos buscar otra entrada. Media vuelta y en busca de ella fui hasta llegar justo encima de la puerta del peregrino, de la que me separaba otra escalinata. Con la idea de volver oigo mi nombre y resulta que allí estaban los suegros de Javier esperándonos!
Les aseguré que hicimos todo el Camino juntos sin separarnos pero en aquel momento, justo entonces mi colega se había esfumado y así estaba explicando por dónde entré a la plaza cuando apareció el Santo en forma de milagro, era Javier que venia empujando su bici con la cadena rota en la mano, justo se había roto al llegar: ¿Y esto no es un MILAGRO?
Mi compañero, contento por haber cumplido su objetivo, mientras yo algo frustrado por haber acabado la ilusión que fragüé con los consejos de los que me precedieron y el de las guías y libros que me leí y que aquí se había acabado.
En la Casa del Peregrino por 2.000 ptas y en un par de días te envían la bici a tu ciudad de procedencia, lo cual es muy práctico.
La entrada en la Catedral es todo un número, la gente haciendo cruces en la puerta, pone la mano en la columna del Pórtico de la Gloria mientras se da de golpes contra un busto, y se equivocan pues el busto que hay que golpear es el de San Roque que está en la parte de atrás de la columna. Este Roque fue el maestro de obra, y los estudiantes golpeaban su cabeza contra la de él para ser un poco más listos en los exámenes. Evidentemente los que se golpeaban de forma equivocada, ¡un poco más tontos y no nacen!
Los restantes sentimientos que me abordan son mayoritariamente religiosos y personales que no deben formar parte de este relato, pero no se te oculta el poder y riqueza que se ha gozado y aún perdura en la Iglesia!
La misa del peregrino es a las doce, y el botafumeiro es balanceado hasta alcanzar la horizontal a lo largo del crucero. Naturalmente yo estaba en la nave, así que no lo disfrute en toda su grandiosidad. Aun así es impresionante.
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Conclusión del Camino
Definitivamente, el Camino vale la pena desde todos los puntos de vista: religioso, etnológico, humano, paisajístico, cultural, gastronómico, artístico y cómo no deportivo. Realmente, cuando vas por él te olvidas de la familia, del trabajo y de todo, menos del Apóstol, que no quiso que pincháramos ni tuviéramos avería hasta llegar al Templo: ¡mano de Santo!
A los futuros peregrinos que lo disfrutéis como lo hicimos Javier y yo, y si puede ser con más calma y mejor clima.
Félix
Peregrino arrepentido
(de sus pecados)