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El Camino Inglés
00. Ferrol
01. Ferrol - Miño
02. Miño - Mesón del Viento
03. Mesón del Viento - Sigüeiro
04. Sigüeiro - Santiago de Compostela

Ferrol

Llegó el momento de partir a Galicia. Aún tenía los turrones en el estómago.
Tras unas horas de carretera sin tráfico alguno el día 26 de Diciembre, llegué a Ferrol.

Ya tenía mi habitación reservada junto al Convento de San Francisco. Deje el coche en el parkin del hotel, y tras cenar un buen caldo gallego para entrar en calor y unas viandas de la ría, me acordé del dicho "Comida reposada y cena paseada", así que decidí a pesar del frío, el viento y la lluvia, pasearme por el viejo casco de Ferrol.

La Villa de Ferrol está entre el Atlántico y su ría. Es una ciudad desarrollada con la ilustración, pero con reminiscencias de su anterior pasado.
Abocada al mar desde la perspectiva militar. Conserva barrios enteros neoclásicos como el barrio de la Magdalena, creado de nueva planta durante el reinado de Carlos III, su trazado es geométrico, típico del pragmatismo ilustrado.

Bajando por detrás de la Iglesia de San Francisco, por unas escaleras, topo con las murallas del Cuartel de Instrucción Militar. Llego hasta el puerto. La lluvia comienza a arreciar, no obstante, busco la calle Espíritu Santo, donde se ubicaba el primer hospital de peregrinos que recibía a los británicos desde las islas en España.

La calle es la primera desde el puerto, el paseo frente al mar. No veo el Hospital, ni rastro de él, pero imagino que se ubicaría en el actual edificio de la autoridad portuaria, junto a a Iglesia del Socorro.

Llego hasta el muelle de atraque y me situo en una rosa de los vientos dibujada en el suelo. Miro hacia el Sur, a Santiago. Cuántos peregrinos no harían esta misma maniobra?

Comienzo a pasear y veo dos arcos de entrada en la ciudad, el segundo, mirando al sur, más a la derecha tiene la primera señal para los peregrinos, una vieira en amarillo con fondo azul.

Al contrario que en el resto del camino, en Galicia, ponen la vieira "al revés", me explico, mientras que el punto de confluencia de la vieira amarilla debería de ser Santiago, en galicia, es al revés, el punto de confluencia de los nervios de la vieira es donde tú te ubicas y desde ahí la dirección en dispersión de las rayas amarillas de la vieira es la dirección a Santiago. Pero... ya se sabe, Galicia es diferente.

Sigo la vieira al "modo gallego", por la calle Maria Curruxeira, hasta la confluencia con la Plaza Vella, sin llegar a ella, porque ya me encuentro en el Camino Real, donde una flecha amarilla me indica que he de ascender una cuesta que paseando la supero para llegar a las puertas del Convento franciscano.

Doy la vuelta al Convento, y en la plaza de sus espaldas un cruceiro, frente al hotel donde estoy alojado y frente a Capitanía, en la plaza Fernandez Martín.

Empiezo a estar calado y ya es tarde, así que entro en el hotel, subo a mi habitación y preparo la mochila, la capa de agua para mañana y me pongo a dormir pensando de nuevo en El Camino que voy a iniciar al día siguiente.

[subir]

Ferrol - Miño

Me despierto a las 7 de la mañana, bajo a desayunar fuerte mirando desde el comedor a la ría de Ferrol. No para de llover. Toda la noche ha estado lloviendo y con fuerte viento. Miro por la ventana y no sé muy bien si tengo mal el reloj. Parece las 12 de la noche y ya son las 8.00 de la mañana.

No tengo más remedio que ponerme en marcha pues las horas de sol (Ja, ja de sol, digo de luz). Empiezo a temer que en Galicia amanezca más tarde que en el resto de España.

Me pongo la mochila, sello en el hotel y me ajusto la capa de agua. Comienzo a andar desde el cruceiro que ayer encontré frente al Hotel, tras la Iglesia de San Francisco.

Continúo por la Calle Real en el barrio de la Magdalena giro hacia la dársena tras admirar la capilla de Nuestra Señora de los Dolores (en Méndez Núñez en la Plaza de Amboaxe) y desciendo en dirección al Mercado central, hay mucho movimiento, es sábado y 27 de diciembre. Al lado del mercado queda iluminada (aún es noche cerrada), la concatedral de San julián (S. Xiao), se trata de una iglesia neoclásica edificada sobre otra medieval. Me llama la atención las torres truncadas en sus esquinas. Está cerrada. Cruzo un parque hasta el Cantón de Molins y veo una flecha que sigo y me lleva hasta la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias (también cerrada).

Junto a la ría (custodiada por los fortalezas, una a cada lado, el castillo de San Felipe y el Castillo La Palma, fortaleza inexpugnable que el espia inglés Pit, dijera que solo faltaba que la cadena que por la noche cerraba el paso a la ría entre ambas fortalezas fuera de plata) se encuentran los astilleros y empresas que voy bordeando (junto a cuarteles como el de la Infantería de marina), hasta llegar a una rotonda que indica a la Coruña por la vieja carretera (El puente sobre la Ría llamado As Pias). Cruzo la carretera por debajo, y empieza a verse algo de claridad. Pero la lluvia continúa constantemente sobre mi capa de agua.

A mi derecha va la carretera de As Pias, la sigo y veo en un momento determinado el puente sobre la ría que va a Fene. Antes de entrar en el puente (donde a lo lejos un pescador parecía que se volaba del aire que hacía), giro a la izquierda junto a un muro y un solar y llego hasta el polígono de Gándara por la Avenida del Mar. Me encuentro con la vía del ferrocarril (Ferrol-Betanzos) y cruzo por debajo. Inicio una subida por la calle da Pena hasta San Martiño de Xubía. Éste monasterio de aspecto tan moderno (Siglo XVIII) tiene su origen en el siglo IX, un antiguo cenobio de Cluny. Desde San Martiño tomo un camino asfaltado donde hay una flecha amarilla hasta un crucero que dejo a mi izquierda para seguir el Camiño do Salto y después el Paseo Marítimo peatonal por la ribera de la ría.

Hace frío, la capa de agua a veces se me pone de corbata. No aguantan los "clics" el aire y no llevo plomos para coserlos en su base. Me pongo mi cinturon (cartucheras militares) por encima de la capa de agua, a ver si aguanta el viento....

Por detrás de la central eléctrica y por camino de asfalto llego al Muiño de As Aceñas, cruzo el puente del molino, rodeo una fábrica y por fin llego al puente sobre el río Xubía para entrar en Neda.

El agua resbala por la capa de agua y por mi sombrero, pues la capucha de la capa de agua no aguanta el viento. Llevo la cara mojada y se me está helando la nariz.

Así al llegar a Neda busco un bar. Ya hay luz del día. Entro me pido un café con leche calentito con gotas... aprovecho para sacar una bufanda para ponermela alrededor de la boca y de la nariz que empiezo a no sentir.

Llevo el pelo completamente empapado y el sombrero chorrea agua.

Veo el edificio del albergue. Está cerrado. Parece un buen lugar. Nuevas instalaciones. Me han hablado bien de este albergue, pero aún no puedo quedarme en él, apenas he andado 10/12 Km. Parece que amaina el aire, pero no la lluvia.
Voy por la carretera cruzo el puentecillo sobre el río Basteiro y por detrás de la Iglesia de Santa maría cruzo el río Belelle entrando así en la villa de Neda por el Camiño do Paraíso. Parece una premonición, pues en ese momento deja de llover. Llego a la Torre del reloj, al parecer el antiguo Hospital de Peregrinos y llego hasta la Iglesia de San Nicolás, donde hay un cruceiro que me parece que es uno de los más antiguos de toda Galicia. Retrocedo para volver a la Plaza da Rectoral y salir de Neda para entrar en el Concello de Fene, donde enlazo con la carretera que en Ferrol dejé y que cruza la ría (As Pias).

Al lado de la Casa de Cultuta de Fene por unas escaleras que subo, llego a la Rua Alcalde G. Díaz (As Foxas) topándome con el Lavadero de Mundín.

Comienzo a caminar a la izquierda del lavadero entre árboles y hojas de castaño que acolchan el camino y sus charcos de agua.

Inicio la subida hasta el lado de la autopista. Comienza a llover fuerte, y tras pasar bajo los pilares de la autopista (OJO PORQUE AQUÍ HAY UNA FLECHA MAL PINTADA QUE INDICA METERSE EN LA AUTOPISTA PARA CRUZAR POR SU ARCÉN Y HAY HASYA UN HUECO EN LA ALAMBRADA DE LA AUTOPISTA, NO HACER CASO DE LA FLECHA E IR POR EL CAMINO DE TIERRA DE AL LADO DE LA AUTOPISTA PARA PASARLA POR DEBAJO ENTRE SUS PILARES) salgo al Polígono de Vila de Colo, donde hay flechas amarillas para todos los gustos. Opción 1ª, opción 2ª, opción 3ª.

Es decir que en algunos lugares NO HAY SEÑALES y en otros DAN OPCIONES. la leche!!!!

Me voy a la derecha, por una corredoira estrecha, con agua y con mucho follaje hasta cruzar de nuevo la autopista por encima (paso elevado). Aquí además de la fuerte lluvia, el aire de nuevo me retira cada dos pasos la capucha de la cabeza. Me dificulta el avance.

Entro en el monte e inicio una subida desde la que adivino la vista de la ría de Ferrol. Hace frio, voy con guantes, con bufanda, la cabeza completamente mojada y los pantalones empapados hasta la altura de las rodillas por debajo de la capa de agua.

Paso el monte llamado Pena do Pico y un chaletazo que se llama "Mazatlán". Unas casas al lado de un riachuelo me indican que estoy en Cabanas.

Junto al riachuelo hay un paso de invierno en el que el agua me llega a media bota. El molino de Batán que está en funcionamiento me lleva hasta una corredoira donde me cruzo con un perro negro tuerto. Le hago una higa (nunca se sabe...) y vigilo de reojo con el bordón (punta metálica) hacia atrás. El perro una vez he pasado me ladra y viene hacia mí. No me espero. Me doy media vuelta, le apunto con el bordón y el tuerto can negro, se para en seco. Voy avanzando de espaldas y finalmente el perro desiste.

Subo una cuesta y veo una carretera, delante un mojón de la xunta y al fondo la playa de la Magdalena. Una pasada. Antes de cruzar subo a mi derecha hasta San Martiño de Porto y me acerco hasta el Molino Sucursal de Priorato (que también funciona y está en perfecto estado). Vuelvo por la carretera hasta el mojón, donde hay una barandilla de hierro que baja en escalera hasta una carretera en descenso que lleva a un túnel bajo la vía del tren. Desde ahí, al pinar de la playa de la Magdalena. Una preciosidad de playa.

Junto al mar bajo los pinos evitando así el aire y la lluvia, llego al final por el paseo marítimo hasta la desembocadura del Eume. Hay una escultura de una virgen al otro lado del cauce.

Por debajo de un puente de ferrocarril de color azul, llego hasta el puente sobre el río Eume (construido por el linaje de los Andrade - Fernán Pérez de Andrade "O bo" en el siglo XIV), tenía 79 arcos, y en su día había en uno de los arcos un Hospital para peregrinos atendido por un ermitaño que contó con 12 camas; en el XVI sólo tenía 4 camas y en 1.841 se deshizo la capillita y el hospital de peregrinos para enlosar con sus piedras la plaza de San Roque de Pontedeume. (Hoy el puente sólo cuenta con 15 arcos de los 79 iniciales) Al fondo sobre la ría y al pie de la montaña que ya os diré... PONTEDEUME.

Es sábado 27, día de feria. Paseo por sus calles, desde la Plaza de España me acerco hasta el Torreón de los Andrade que está cerrado.

Veo la pulpería llamada "Melide" que anunciara en su relato Ludovico (q.e.p.d.) me acuerdo de su relato por sus concellos natales...

Haciendo caso a Luis, no entro en la pulpería, subo por la Calle Real, hasta la Iglesia de Santiago, que visito. Al salir en la rectoral un sacerdote me sella la credencial. Me explica qué significa el Xacobeo.... Ah, padre, ya comprendo...
el sacerdote muy solícito (se ve que quiere charlar) me invita a un vino dulce y unas pastas (es la una del mediodía, tengo hambre, bebo deprisa tomo una pasta, me despido y me bajo a comer algo).

En la misma calle Real hay unos soportales con porches y mesa velador. Me siento en una mesa. Me despojo de la capa de agua, pongo la mochila de reposapiés y pido una botella de albariño, pulpo, y un pincho de carne. Va cayendo el vino y aún caen algunos chupitos con el cafe. Hablo por teléfono con Riera y me advierte de la tremeda subida que tengo por delante.

Descanso un poco, al fin y a la postre estoy bajo unos soportales, sentado, recién comido tomando un chupito y sin mojarme.

Antes de iniciar el ascenso a San Miguel de Breamo, leo en una publicación un par de anécdotas:

- O cu da Raiña: Se dice que cierta reina inglesa vino a casarse con un Rey español (Supongo que se trata de Felipe II), y al llegar a Ferrol, la princesa no quería mojarse los pies, así que descendió sobre una roca, a la que saltó y al resbalarse fue a dar con sus reales posaderas en la roca. Los ferrolanos la ayudaron a levantarse y el Rey dio a Ferrol el título de villa real (que ya tenía, por eso Ferrol es real dos veces). Y desde entonces la roca se llama O cu da raiña.

- El anillo de San Rufino: Rufino, monje activo que fundó varios monasterios en la zona, una día caminando por entre los bosques, que quejó contra el Creador por el mal tiempo que le daba en su misión fundadora. Acto seguido se arrepintió de su queja y para expiar su pecado lanzó al río un anillo, que dijo que no volvería a ser visto hasta que hubiera sido perdonado. Al día siguiente en el refectorio de su cenobio había de cena truchas, y al abrir al pez, se encontró Rufino el anillo en el interior de la trucha. Su pecado fue perdonado.

Pues en estas andaba leyendo un servidor, cuando decidí ponerme la capa de agua (ya que no amainaba la lluvia) e iniciar ese anunciado duro ascenso.

De nuevo en la Iglesia de Santiago, por unas escaleras se llega a una empinada cuesta que con un cartelito de madera indica S. Miguel de Breamo. Un pie tras otro, muy despacio, con el apoyo del bordón, sobre las resbaladizas hojas, fui subiendo el monte. La tremenda subida tiene escalones de piedra (ya casi sin forma) a modo de peldaños que ayudan a la subida para no resbalar entre el barro, las hojas y el reguerito sempreterno de agua. Me topo con una carretera y dos casas, sigo por el camino asfaltado hasta el templo románico del S.XII de San Miguel de Breamo. Desde su ábside miro hacia las rías, una cortina de agua no me permite la visibilidad que esperaba de las rías de Ferrol, Ares y Betanzos. La vista en día claro debe de ser impresionante, pero... si chove, chove!!!

El descenso hacia Buiña por el monte es incómodo pues el barro se ha apoderado del estrecho sendero. Mi idea era llegar a Betanzos, pero cada paso me cuesta más porque el barro me impide avanzar, el viento me dificulta el andar y la lluvia me está calando todo el cuerpo.

Hay momentos en las subidas, que no sabes qué es el sudor, la lluvia o la bruma. Es un estado de permanente humedad y necesito secarme un poco. Además en el ascenso, el licor me ha salido por los poros de la piel. Vaya ascenso.....

Por un camino de monte llego a la autopista, que rodeo por debajo junto a una marisma del río Baxoi. Desde lo alto de la autopista caen de vez en cuando chorros de agua con fuerza, los esquivo. Aprovecho para echar un pitillo al abrigo de la autopista (aquí no me moja la lluvia) y un paisano que con paraguas pasa a mi lado, me indica donde está el albergue, que desde este lado del río veo al otro margen.

Me dice que no se me ocurra pasar por la marisma, que él ya vió un perro atrapado una vez en la marisma y se quedó entre las arenas de la marisma.

- Arenas movedizas!!!!

Así que siguiendo las indicaciones del parroquiano, llego por la empinada cuesta de viadeiro pasando el puente medieval de un solo ojo a la Villa de Miño, entro en un bar (Bar Miño) y pregunto por protección civil, para que me abra el albergue. Un joven me da el número, llamo y me dicen que en diez minutos estarán en la puerta del albergue.

Acabo mi saltaparapetos y me dirijo al albergue (junto al polideportivo y la escuela). Allí al momento llegan los de protección civil, me dan la llave y HOGAR DULCE HOGAR.

El albergue para mí solo, con ducha de agua caliente, y el sistema de calefacción (por el suelo como las antiguas glorias). Se me ocurre deshacer la mochila y poner a secar todo en el suelo.

Tras unas llamadas de teléfono después de la ducha, salgo a cenar. Llevo ropa seca (calzocillos y calcetines secos) todo un lujo. Voy al restaurante BAHIA donde ceno un caldo gallego (cómo no) y un chuletón.

Tras los cafés y mi vaso de agua después de ellos, me vuelvo al albergue.
Sigue el viento y la lluvia. Me acuesto pensando: Mañana será otro día.

[subir]

Miño - Mesón del Viento

Domingo 28 de diciembre de 2.003.-

Me despierto a las 7.30 de la mañana, y aún es de noche. Sigue lloviendo pero parece que el aire ha amainado. Ha debido de soplar todo el aire del mundo esta noche.

Compruebo con alegría que toda la ropa la tengo seca. La recojo del suelo, que está calentito. Me preparo mis bártulos peregrinos y subo a la villa de Miño. En un bar lleno de pescadores, tomo un desayuno hasta con zumo de naranja!!! Qué lujo. Salgo aún de noche de Miño por la carretera que lleva a la estación (que no funciona) y paso las vías por encima de un puente elevado de color azul o verde (aún no hay suficiente luz). Nada más bajar el paso sobre las vías giro 180º a mi derecha y después bajo hacia la playa. Empieza a haber luz.
La lluvia es continua pero no muy intensa. Paso junto a un pazo precioso que está frente a la desembocadura del río Lambre donde la playa forma un estuario digno de ver. Por el margen del río, enseguida llego al ponte do Porco (el cerdo -porco- era el animal insignia de los Andrade, de "o Bo" -el bueno-). Una cruz sobre un cerdo me indica que efectivamente estoy cruzando por el Ponte do Porco, que dejo tras de mí para iniciar una subida de ¡¡aupa!! hasta superar la autopista, para iniciar otra subida de ¡¡¡órdago!!! (en la que el sudor y la lluvia se confunden en mi cuerpo), hasta llegar a San Pantaleón de la Viñas. Una Iglesia medieval (cerrada). Intento preguntar por la llave (pues delante está la Fundación Montecelo") y ahí me indican que no tiene la llave. Le pido sellar, y tampoco tienen sello (o eso dicen). Tomo resuello frente a San pantaleón y leo allí (lo que no copié porque llovía y quitarme la capa, la mochila para después no poder escribir bajo la lluvia) una inscripción en relación con unas indulgencias no plenarias, que en determinado día (supongo que será el de San Pantaleón) en la procesión ante el cristo orando cinco padrenuestros (uno por cada llaga) y 7 avemarías (uno por cada dolor de Santa María) había una indulgencia de no recuerdo cuántos días o años para las almas del purgatorio.

Bajo la colina de San pantaleón para entrar entre bosques junto a la N-651 a la temida cuesta de MATACABALOS (mata caballos). Después de haber subido la de Ponte de Porco a la Autopista y la de San pantaleón, no me pareció tan terrible.
Las piernas ya están duras y acostumbradas a andar bajo la lluvia. Aquí arriba se ubicaba el antiguo hospital de Guende en ruinas. Desciendo hasta la N-651 y entre castaños pelados (pues todas sus hojas están resbaladizas en el camino untadas del barro) y eucaliptus, llego a la Cuesta de Terra, donde se aprecia una vista de prados y mar (o lo que supongo será el mar o ría) al fondo, que la lluvia no me permite distinguir.

Cruzo el lugar de Souto hasta una fuente, entre prados encharcados llego a las ruinas de San Paio y a San Martín Tiobre para llegar al Pao do Barral, donde deja de llover para permitirme hacer el tremendo descenso por la Cuesta Sabugueiro hasta Caraña donde cruzo un puentecillo.

Aunque parezca mentira, asoma el sol para recibirme la capilla de Nuestra Señora del Camiño (llamada de los remedios) donde hay un cartel que indica "Camino Francés" - Ribadeo-Mondoñedo. Echo atrás hasta mi camino y llego a un crucero en el cruce con la N-651 para entrar sobre el Río Mandeo por el Puente Medieval en la Villa de Betanzos.

Le pido a una nativa que me haga una foto, y se niega, al segundo se vuelve y dice:

- Ah que a foto e pra você (en perfecto Português).
- Sí señora, sólo tiene que apretar este botón.
- Enton voy a ficar foto. Eu entendí ficar una foto pra mi. Eu moru en Betanzos mais non so d´aqui.

La portuguesa me hizo la foto con el sol que había salido en el puente sobre el Mandeo.

Entro a la ciudad a través del Ponte Vella, por un arco del recinto amurallado. Voy a la derecha para llegar a la Iglesia/Convento de San Francisco, donde unas franciscanas (que tardaron en abrir porque me dijeron que: "Estaban levantando al Señor") es decir en plena Misa en la consagración dentro de la casa de al lado de la Iglesia. Y me regalaron con unas frutas, y el sello de la comunidad en mi credencial.

Visité la Iglesia donde se encuentra la tumba de Fernan Pérez de Andrade "O Bo" sobre unos cerdos que hacen de pie del sarcófago.

Visito Betanzos, y llegando a la singular Plaza de los Hermanos García Naveiras, dan las once menos cuarto a ritmo de un minué.

Admiro la señorial villa que fuera una de las 7 capitales del Reino de Galicia. Veo el Pazo de Bendaña, el edificio del Ayuntamiento, la Iglesia de Santa maría de Azougue del S. XIV, y los edificios señoriales. Frente a la Iglesia de San Domingos, en la otra parte de la plaza bajo los soportales desayuno con churros y todo (es domingo). Las campanas suenas a santa misa, y aprovecho para entrar a San Domingos.

Tomando la calle del Rollo en bajada llego hasta el puente medieval de As Cascas sobre el Río Mengos, junto al lavadero municipal. Salgo de Betanzos con la pena de no poder visitarlo más a fondo, pero las horas de luz son pocas... y la etapa de hoy tiene algo más de 42 Km (hasta Monte del Viento).

Estoy avisado de que la etapa es larga y dura, no tiene señales y que por las horas de luz voy a llegar de noche al Meson do Vento.

A la salida de Betanzos una cuesta me lleva al monte, cruzo la vía del ferrocarril y después por debajo, la autopista para salir a la fonte Xan Rozo.
Paso al Concello de Abegondo, a Limiñón, y entre prados y caminos inundados (que con el tímido sol veo cómo empieza a nacer una nube con la bruma ascendiendo vapor de agua por el calorcillo del sol) paso junto a un campo de fútbol (no será el primero de hoy).

Por caminos de monte entre barro y árboles, pisando sus hojas mojadas, voy atravesando la carretera, y pasando por los lugares de Rombo hasta llegar al ponte de Limiñón, donde me meto por una carretera (donde hay un mojón) a la izquierda asfaltada pasando por un centro de enagas y una fuente y por San Esteban de Cos. Esa carreterita me lleva a San Antonio de Cos, donde hay un cruceiro.

En unas casas me indican que debo desviarme hacia el interior del bosque para llegar a Santiago de Meangos, a donde voy, pidiendo agua a una aborigen que me ofrece agua con gas. Me bebo con su entero consentimiento la botella entera (de litro) y continúo hasta la Iglesia de Santiago de Meangos (cerrada y sin llave en las casas de alrededor).

Empiezo a tener hambre y decido bajar a la carretera por un Campo de Festa donde hay dos bares. En uno de ellos entro, me sellan y me cambio de camiseta y camisa (que aún llevaba mojada).

Tras el reposo, salgo del bar y.... de nuevo la lluvia. Me pongo la capa de agua y continúo hasta ponte Presedo, por camino a a través de Monte llego a Leiro, donde marca un albergue (cerrado), y visito la Iglesia de Leiro. Continúo entre bosque embarrado hasta Boucelló, Freán San paio y Santo Tomé de Vilacoba.

El ascenso a Vizoño es toda una epopeya. Los caminos están perdidos y cerrados por la vegetación (Tojos que cortan como cuchillos y que me deshacen la capa de aguas a jirones), los angostos caminos están llenos de agua, en algún tramo hasta el tobillo y fango que dificulta el andar. Poca visibilidad pues la bruma comienza a posarse sobre las montañas. La referencia de la Antena de TV CUIDADO HAY MÁS DE UNA ANTENA Y AUNQUE LA DE MESON DEL VIENTO SEA LA MÁS LARGA DESDE ABAJO NO SE APRECIA.

Comienza a hacer frío, se ha ido el sol, una lluvia inicia poco a poco a calar. Mi capa de agua está hecha un higo por los tojos que han crecido hasta mi cara, por lo que he de ir con cuidado de no cortarme o pincharme un ojo.

En unas casas, en Fontela, un paisano del que no entiendo casi nada cuando habla, me indica que la subida por el Camino Real es impracticable en esta época, que él vive a pie de camino y que va a su casa por otro sitio, dando un rodeo, pero que a mí me deja en buen camino cerca de la autopista. Nos acompañamos por senderos de monte para salir a una carreterita asfaltada que debía llamarse la cuesta de MATATODOBICHOVIVIENTE MENOS PEREGRINOS Y PAISANOS. Jorrr que cuesta, la más empinada.

Ascendemos a paso de tortuga, el paisano se ríe con su pitillo apagado en la boca y empieza a toser. Escupe un sanguinolento gapo y dice:

- Ah... el tabaco mata, dicelo en el paquete.

Me mira y se ríe. Yo voy afixiado, me río con él. Me empieza a hablar y no le acabo de entender. Pasamos cerca de un campo de fútbol y rodeándolo llegamos a una taberna, allí el paisano se deja invitar a un orujo que despacha de un trago, yo me conformo con un café cortado con gotas. Me despido del paisano y por un puente elevado cruzo la autopista.

Voy lleno de barro, los pantalones mojados, los pies húmedos, el pelo mojado, la cara helada, y poco a poco me voy acercando a As Travesas. La luz empieza a caer en picado, ya se sabe en el monte.... Tomo un camino de bosque que me lleva a un sendero con tojos, hasta un arroyo, donde meto los pies hasta por debajo de la rodilla. Voy jodido, no llego, no hay luz, no puedo acampar al aire libre, es de noche, hay bruma (haciendo honor al antiguo Hospital de Bruma), tengo frío y el calabobos no para. No llevo linterna ni luz alguna, hay sitios entre senderos que he de tantear con el bordón.

Llego a una carretera frente a unas granjas abandonadas. Pasa un coche al que paro. Le pregunto por Mesón del Viento, y me dice que a 2/3 Km, que no vaya por el camino de Monte que llegue a la carretera de Betanzos y que allí gire a la izquierda y que llego enseguida. Se ofrece a llevarme, a pesar de mi lamentable estado le doy las gracias y continúo por la carretera a pie.

Llego a la carretera a Betanzos, giro a la izquierda y diviso la antena de TV, bastante cerca, ansío llegar, los coches y camiones pasan a mi lado llenándome de agua. Ya me da todo igual, mojarme o no ¿Que más da si estoy completamente empapado? Son las 18,15 h de la tarde, aquí ya es de noche y con niebla. Veo la gasolinera y un cartel con letras rojas en grande que pone Hostal.

Sí señor, con dos cojones, ya he llegado.

Hostal Canaima. Me abre la puerta la señora y me ayuda a quitarme los girones de la capa de agua. Tengo habitación. Jorrr. Subo a darme una ducha, pongo la ropa sobre el radiador, me tiendo calentito en la cama y veo un partido de baloncesto Madrid-Barcelona.

Bueno, perdió el Madrid. Me fumo un pitillo, y me bajo a cenar. Al subir a descansar miro en mi cartera una estampita de Santiago, y pienso: hoy me lo he ganado, de verdad.

[subir]

Mesón del Viento - Sigüeiro

El lunes 29 de diciembre de 2.003.

Me levanto descansado. ya superado el cansancio psicológico de la llegada al Alto del Mesón del Viento. La ropa se ha secado en el radiador. Bajo a desayunar. Me atavío con la otra capa de aguas (de repuesto que llevaba) y con una bruma baja comienzo a andar por al lado de la carretera hasta el siguiente cruce que tomo a la izquierda hasta llegar a un camino asfaltado también con un mojón de la xunta, que sigo en dirección a Cabeza de Lobo, después cruzo Carreira, Mámoas y llego a Carballeira donde hay un arroyuelo que he de saltar.
Me meto en el bosque y sigo un camino que hay una alambrada y está cerrado.
Media vuelta, tomo otro en un cruce con un cruceiro y a mitad del camino, está todo encharcado, es un prado con agua (según la medida de mi bordón) hasta más arriba de la rodilla.

Vuelvo atrás y salgo a la carretera. La bruma se ha convertido en lluvia fina. Empieza a haber luz. Paso el lugar de A Rúa y paro en un bar donde tomo un café y la dueña me regala con unas pastas navideñas. Salgo por delante de San paio de Buscás, con su impresionante imagen policromada. A la altura del Molino de Trabe y el Ponte de Cubo, me desvío de nuevo hacia el monte. Un árbol derribado en medio del camino hace que pase entre el follaje, y me corto la capa de aguas nueva. Sigue la lluvia cada vez en forma más gruesa. Cruzo una carretera donde llego a Outeiro d'Abaixo. Paro en la Fuente donde repongo agua y llego a la Iglesia de S. Xiao de Poulo (San Julián de Poulo), ya en Outeriro de arriba. Me meto por un camino donde hay un mojón de la Xunta hasta Senra y después el lugar de Calle con un cruceiro. Ya por asfalto llego a la Iglesia de las Mercedes y entro en carballo, donde me desvío por un camino donde hay un mojón de la Junta y flechas. Apenas a 400 m. el agua me llega a media bota y he de dar vuelta atrás, parece que en medio del prado debe de haber 50 cm. de agua o más.

Sigo por la carretera hasta ponte Pereria, de nuevo por un camino lleno de barro me meto al monte. Unos operarios están realizando unas obras, he de pasar por debajo de un cubo de hormigón sobre el que está trabajando una máquina pesada. Veo un lavadero y el prado que hay al lado por el que debo atravesar está inundado. Me niego a volver a meter los pies en el agua. Salgo como puedo del prado por un paso de agua junto a un regato, hasta un camino de tierra y después a la carretera hasta Carrás. Inicio una subida por un camino de monte que hace que la lluvia me sea más llevadera. Un precioso paisaje me lleva hasta Baixoia en el Concello de Oroso. Por un paso subterraneo cruzo la autopista y me meto en un largo camino con cruces de camino. Veo un mojón. No hay ni una casa, ni un bar. Paro al lado del mojón, me tiendo bajo mi capa de agua un ratito a descansar.

Un coche pasa preguntándome si he visto unos perros. Le contesto que los he oído pero no los he visto. Oigo cazadores. El camino recto de unos 3 kilómetros, me lleva a Sigüeiro, donde a las 16 horas llego y paro en un Hostal que por fuera tiene buen aspecto. Pregunto por el siguiente hotel, y me indican a 7/8 Km. El Castro.

Paso a comer, sopa de fideos y huevos fritos con jamón. se hacen las 17 h.
Pienso en seguir, y pienso que tengo una hora de luz, que voy a volver a llegar de noche, y finalmente me digo... si ayer llegué tarde, hoy pronto. Y pido una habitación, que pago junto con la comida.

Subo a la habitación y... deprimente. No funciona la calefacción, las paredes son con papel llenas de moho. La humedad es latente. De mi boca sale vaho dentro del cuarto.

Pido cambio de habitación y me dan otra similar, con vistas al puente sobre el Tambre. En fin, así es la vida, pero en ésta funciona la calección (y no hay pulpos que suben por la pared -je,je,je-).

Me echo una siesta, y dejo la ropa sobre el radiador. Al rato bajo a dar una vuelta por Sigüeiro. Llueve ahora a mares. El pueblo lo visito en un plis-plas. Me acerco hasta por donde continuaré mañana. Por fin me vuelvo al Hostal. Hermanos Marín. Por fuera parece algo decente, por dentro, las habitaciones son una pena.

Tomo unas notas (gracias a las cuales puedo escribir esta serie del Camino Inglés), y se acerca la hora de la cena, ceno, me acuesto temprano.

[subir]

Sigüeiro - Santiago de Compostela

El martes 30 de diciembre de 2.003.

Me levanto muy pronto. Sigue la lluvia, pero ha amainado un poco. la temperatura es de unos 8º. La ropa se ha medio-secado. Desayuno en el Hostal y hago tiempo a ver si aclara algo el día. Ni flores. A las 8.15 salgo en dirección a Santiago. Cruzo el río Tambre y subo la cuesta hasta la Iglesia de Barciela. Camino entre pinos y eucaliptus. El día está llorón. Mucha agua, pero afortunadamente no hay viento. Atravieso por el segundo paso subterraneo la autopista. Aquí hay flechas y mojones, está señalizado. Voy avanzando por caminos llenos de agua y barro, bajo la lluvia hasta llegar al campo de fútbol de Marantes. Después cruzo la carretera, y entre cultivos llego a la fuente del inglés. Paso por la carretera (pues el paso del camino está inundado) el río Sionlla, y la vía del AVE o tren de alta velocidad, que me da un susto de muerte por el ruido que hace. No me lo esperaba y subiendo al Castro, de repente escucho un zuuuuOOOOONNNN, que me pone el corazón a mil.

La subida al castro es agradable, a media colina se rodea hasta llegar al hotel Castro. Jorrr vaya lujo al lado de la Pensión Hermanos Marín. Si lo sé me llego hasta aquí.

Empiezo a andar por un polígono industrial, paso la empresa FINSA y por detrás de unos talleres del polígono llego por la Rúa Galileo a la Rúa das Mulas, hasta Meixonfrio. Por la rúa do río subo hasta Vilares para bajar por delante del edificio de la Xunta (San Caetano) y llego al monumento al peregrino. Tomo la Rua Pastoriza, Os Basquiños, Santa Clara, Loureiro, porta da Pena, hasta San Martín Pinario, donde veo unos coches de TV.

Intento pasar a la catedral y me hace un cacheo los guardias del Rey que estaba con Dª Sofia para la Fiesta de la Traslatio de Santiago de Haifa a Santiago.

Tras quitarme la mochila y verificar que no llevo ninguna bomba, entro en la catedral, intento llegar a Santiago, pero no se puede... por seguridad. Mierda!!!!.

Rezo ante Santiago matamoros y enciendo unas velitas que debía...

Salgo por San Martín Pinario y voy a Praza de la Quintana, son las 11.30 h. y el movil se me ha "muerto". No puedo hablar con Riera con quien había quedado.

Veo a Zapatones y le pregunto por Riera. No lo ha visto. Me meto en la catedral y aprovecho para confesar, oír Santa Misa y comulgar. Es 30 de diciembre fiesta de la Traslatio. JUBILEO CONSEGUIDO.

Me acerco a la oficina del peregrino. Aún no he visto ni a un solo peregrino. Me sellan la credencial, tomo mi compostela y al salir veo un grupo de peregrinos.

Subo a la Plaza de la Quintana y me encuentro a Riera, tal y como teníamos acordado. Palabra solo hay una. Le explico que se me averió el movil. Nos vamos a comer.

Tras una visita de Jorge, que nos da razón de Xose Manuel Alvariño e Ignacio Francés, acabamos de comer y me acerca José Antonio a Ferrol a por mi coche.

Me despido de él felicitándole el año y agradeciéndole los servicios prestados, y me compro un móvil. Bueeeno, ya estoy movilizado. Me acerco a Santiago y busco habitación. Hablo con Paolo Caucci y me veo con muchos amigos peregrinos. Quedo con Tino Chao, y por un quítame allá estas pajas, nos hacemos un lío y me pierdo una cena con Erea y el grupo de Logroño en el restaurante Labrador de debajo del monte del Gozo.

Finalmente me voy a dormir. Al día siguiente quedo con XM Albariño, el gallego reciclao que vive en Miami y que vino desde allá para hacer el português. Después nos vamos de vinos por Santiago, me encuentro con Alfredo, con Carlos Mencos, con Zapatones (que me da la credencial zapatónica), con Carmen Plugiese, con Ana Conde, con Enrique, con Tino Chao, con Erea, con los de Logroño, con Mario Clavell, con ..... medio Camino. Y por la tarde tras la Misa, a esperar la apertura de la Puerta Santa y la falta de organización, y LA VERGÜENZA PARA LOS PEREGRINOS... pero eso es otra historia.

Fernando Pazos desde Valencia.