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Salgo de Tineo (que no de Oviedo) y empiezo a andar el 10 de marzo, con 6 kilos en mi mochila, y algo cabreado porque Iberia me perdió el bordón, buscando un apoyo, que no encontraré, pues se me van rompiendo los que encuentro (o verdes o demasiado secos, por lo que en Campiello adquiriré un bordón).
Tomo un bus en Oviedo, dónde me he quedado a dormir, porque salí de Valencia, tras perder el primer vuelo, en el siguiente, que me lleva a Barajas, y desde ahí, un avión a Oviedo, pero, tras pasar encima del aeropuerto de la Vetusta perezgaldiana, por la niebla, da media vuelta y me sitúa de nuevo en la T-4 de Barajas, ¡MANDA HUEVOS!.
Pues eso, desde Barajas a Oviedo en bus puesto por Iberia, dónde llego a las tantas de la marugada, busco Hotel, en la calle Uría, frente a la Estación en cuentro en Hostal Oviedo.
A la mañana siguiente (sábado 10 de marzo) sale un auto-bus con dirección a Tineo a las 9 horas de su mañana.
El autobus, tras pasar por Grado (Milio me acordé de tí) y por Salas me deja en la plaza de Tineo a las 10:50 horas. Aprovecho para visitar la Iglesia de San Pedro (edificio franciscano del XIII con sus posteriores reformas), y dejo para otra ocasión el Museo de Arte Sacro.
El Albergue Mather Crhisti está cerrado, por lo que no puedo sellar en él ni saludar a Laureano, de forma que sello en las dependencias de Cruz Roja (que están al lado del albergue), dónde me indican que debo tomar el llamado "Camín des Frares", que va por encima de Tineo;y para acceder a él, paso por la travesía de la Torre (una Torre circular de no recuerdo que familia notable asturiana -más vale lápiz corto que memoria larga- ).
Voy en ligero ascenso hasta llegar a una fuente, llamada Fuente de San Juan, en la que está su imagen en una urna. A partir de aquí no tienes más agua ni fuentes hasta las aldeas de Villaluz ó Vega de Rey (casas particulares) o Campiello, por lo que rellena tu cantimplora.
Por el camino, voy disfrutando del paisaje, se ven al fondo las montañas leonesas completamente nevadas, y conforme se va ascendiendodejas a tu izquierda un ubérrimo valle, entre árboles.
Se sale por Las Canteironas a la carretera (apenas unos metros) para volver al camino para superar no sin esfuerzo, el Alto de Piedratecha, y si hace bueno, como a mí Nuestro señor por intermediación del Apóstol Santiago, me ha dado en éstos días, puedes ver al fondo las montañas que te esperan superar, camino de Galicia, el Alto de los Hospitales, y a tu derecha una baja neblina que te parecerá el mar.
Se llega a una pista asfaltada que baja unos 700 metros para por ella, en descenso, cruzar la carretera, y después internarse en el camino por un bosque de castaños y algo de barro caminar por una pista hasta el cruce con el Monasterio de Obona o de Santa María la Real (Parece ser que O Bona significa Agua buena, y que se hacía llevar de aquí el agua la corte asturiana; hay escritos que sitúan su fundación en el 780 por el príncipe Adelgaster, hijo natural del Rey Silo aunque realmente la fundación parece ser por la otra muy distinta, por la orden cenobitica benedictina en el S.XIII, en tiempos de Alfonso IX de León que otorgó el priviligio de que los peregrinos que pasaran por él debían de ser atendidos con una comida y la entrega de alimentos para otra jornada; lo preside una imagen de San Benito y tiene zonas de nueva construcción, junto con la fachada que se revela románica).
Para acceder al Monasterio de Obona, tenemos un desvío corto en el Camino perfectamente indicado; el desvío no son más de 700 metros y vale la pena pasear por su claustro.
Estamos a unos 10,5 Km. de Tineo. De nuevo volvemos por nuestros pasos por la pista entre castaños hasta llegar en unos 3 Km. a Villaluz, dónde hay una especie de parque con mesas y dónde se deja el camino para salir a la carretera, pasando entre las casas de Vega de Rey, Berrugoso y finalmente Campiello, en cuya curva de la carretera se encuentra Casa Herminia.
Su dueña, Herminia, dice ser una peregrina (algo pesetera -ojo-), pero lo bien cierto es que sí se preocupa por los peregrinos, da una excelente Pota de Berzas (que fuera en un par de ocasiones a comerla junto con Dª Carmen Polo, el anterior Jefe de Estado). Herminia os aconsejará.
Yo desde luego lo que hice fue, quedarme en su casa (en una edificación al lado por 10 euros) y caminar tranquilamente por la tarde hasta la erminta de San Pascual para iniciar el ascenso a Hospitales al día siguiente. Desde la ermita de San Pascual bajé hasta La Mortera y Elena y Mª Manuela (dos encantadoras señoras, situadas en el camino de toda la vida) con su tienda-bar, me buscaron transporte hasta Campiello, desde dónde al día siguiente me traslado Herminia (hasta la ermita de San Pascual).
Por la noche cené jamón de Campiello ("Si quieres llegar a viello, como jamón de Campiello"), y me guarde alimentos para el duro ascenso por hospitales.
Bueno, en mi relato, estaba en Campiello, comido y reposado; desde ahí por la tarde, tomé la carretera hasta la Capilla de Santa Magdalena del Fresno, el Espín y por camimo hasta Borres (dónde el albergue estaba cerrado y sin las llaves colgando en la puerta como me aseguraron, así que no sellé en el albergue de Borres), en Borres no hay ni tienda ni nada, así que continué pasando por Samblismo (dónde hay dos mojones que dividen el camino, uno en dirección a Hospitales y otro en dirección a Pola) y continué hasta La Mortera (dónde está casa Boto, Elenea y Mª Manuela Boto) y desde aquí a la capilla de La Mortera cuyo titular Santo es S. Pascual, dónde enlaza con el camino que parte de Samblismo que indica las dos posibilidades.
Desde la ermita de San Pascual, como dije me volví hasta Casa Boto, y tras una cafe con gotas, Elena me buscó un paisano que me acercó a Campiello, para cenar, ver el Barcelona-Madrid (3-3) y dormir en Casa Herminia.
Fin primera etapa
Desayuno en Casa Herminia a la que se le pegaron las sábanas, de forma que salí un poco más tarde de lo que quería. Me llevó (por algo de dinero -pactarlo antes-) hasta la ermita de San Pascual, una vez pasado, en el lugar de Samblismo el cruce de "Por la Pola" y "Por Hospitales", hasta dónde andara el día anterior.
Aquí pierdo mis guantes al equiparme. Hace frio, pero hay sol. Llevo un chusco de pan, jamón y chorizo, con algo de queso.
Inicio la etapa con una dura subida, pero la etapa no es dura, es muy, muy dura, pero muy, muy gratificante.
En el primer tramo, asciendo tras crucar por una cancela amarilla, hasta una fuente (Ojo no hay más fuentes, ni agua -potable- hasta por lo menos Monte Furado) y comienzo casi 9 kilómetros de duro ascenso. Las vistas son espectaculares, caballos salvajes, águilas, buitres, todo ello en la soledad y silencio de la alta montaña.
A Dios gracias (y a la Asociaciín de amigos del Camino de Santiago Astur-Galaico del interior), está perfectamente señalizado, y debo entender que hasta lo que se llama "Pinos Bajos" (una formación de 6 ó 7 pinos sin construcción actual alguna), no debe de haber demasiados problemas.
Llego teniendo a nuestra derecha un circo hoy sin hielo ni nieve, dónde se ven caballos salvajes a sus anchas, y en las coronas de los montes, siempre molinos de vientos de campos eólicos, que no abandonaremos de cresta en cresta durante varias etapas.
Desde Pinos Bajos, paso por las ruinas del primer hospital, que creo recordar que se llama de Paradiella (más vale lápiz corto, que memoria larga...). Aquí tenía cobertura en mi teléfono móvil y paré a tomar un resuello pero controlando el agua, desde dónde hablé por teléfono -lo que no había conseguido en toda la mañana-.
Desde aquí se inicia un brutal ascenso, que está señalizado con troncos de madera en el suelo cortados en bisel en el que se pintó las flechas amarillas, hay uno cada unos 20 pasos, de forma que en caso de niebla, no te pierdes. Las flechas aún tenían el papel en el que se encintaba para pintar su contorno la flecha amarilla.
Se asciende duramente y hay un pequeño repecho, una bajada; otro ascenso fuerte, muy fuerte y duro, demoledor, pero relativamente corto nos lleva a otro grupo de pinos, desde dónde observar el maravilloso paisaje entre caballos salvajes, y un par de rebecos para llegar a las ruinas del Hospital de Fonfaraón, nombre de la sierra, dónde hay una fuente (que le llega el agua desde el suelo, y tiene el nacimiento a tu derecha, pero dónde es muy difícil tomar agua y de dudosa potabilidad).
Un nuevo ascenso muy, muy duro, que nos lleva mirar de tú a tú a las nevadas montañas leonesas, tras una laguna natural, nos sitúa en el antiguo hospital de Valparaiso. En cada hospital la Asociación de Amigos del Camino de Santigo Astur Galaico del Interior, ha puesto un cartel indicativo del lugar, con fechas de los hospitales (sus ruinas). He visto caballos salvajes, águilas, buitres leonados, quebrantahuesos, muflones. Una pasada, pienso en esos momentos, que éste Camino es una de las últimas aventuras existentes en los caminos.
Vuelvo a mirar hacia atrás y veo como voy dejando paulatinamente la cadena montañosa de nieves, para comenzar a descender hacia el Puerto del Palo (que es la variante del camino por Pola de Allande) y sus molinos del parque eólico, en un rompe piernas de sube y baja.
Se llega a la carretrera por el paso de La Marta (1105 m), que cruzo, y veo más cerca los molinos de la central eólica del Puerto del Palo, sigo en ascenso y descenso hasta finalmnete descender junto a una laguna dónde abrevan las vacas a la carretera.
Ojo hay una señal a Pola -es volver atrás- y unos mojones blancos pequeños que van en dirección hacia los molinos, obviarlos y seguiros por el tendido eléctrico, pues por debajo de éste y en una brutal bajada (aconsejo bajar con los pies de lado o desaflojando las cinchas de la mochila para hacer contrapeso) hasta la aldea de Montefurado, dónde hay una capilla de Santiago con un Santiago muy raro, con túnica naranja, descalzo, con bordón, sombreno negro y pintada en naranja las manos, pies y cara con coloretes rojos. Muy Raro.
Aquí me sale un perrazo, un mastín pero viene moviendo la cola, sin gruñir, le acaricio la cabeza y se deja; me encuentro con el único habitante de Montefurado, es Juan Magallán Conde, que me da agua (me había quedado ya sin líquido elemental), me enseña la capilla de Santiago (el raro Santiago) y echamos un pitillo, me dice que es el único habitante de esa aldea, que se ha jubilado de pastor, por edad, pero que la ganadería está mal, que la CEE compra las vacas, los aperos, y así los viejos venden, los jóvenes no se quedan en las aldeas, y la gran industria lechera que hubiera en toda esa zona (en especial Tineo), nada de nada, se pierden las vaquerías.
Me cuenta que el camino lo pintaron subiendo a una montaña y que es una locura seguir por ehí, que él nunca lo hizo así, porque el camino siempre fue por delante de su casa, y que subir para bajar es hacer el tonto. Me indica que vaya por la AS-14 durante unos 3,5 Km. y no ir por el ilógico camino pintado.
Le hago caso y continúo por la carretera; veo alguna construcción tipo palloza y llego a Lago, dónde un bar llamado Casa Serafín está cerrado (es domingo); pero el hombre, bisojo y patizambo, me ve y me recibe y atiende con amabilidad, me sella y me regala (no me quiere cobrar) una coca-cola. Continúo entre ricos valles por caminos de montes hasta Berrucedo de Allande, dónde hay un albergue de peregrinos, pero está cerrado, me dicen que abrirá para elecciones, porqué está acabado.
Entro en un bar, que me llama la atención, moderno, bien puesto, recién inaugurado (apenas 1 año), se llama "La culpa fue de María", me sellan en él, pues los dueños son dos hermanos -peregrinos además- que se vuelven a la aldea por culpa de una idea de una amiga, María; de ahí el nombre del local.
Se portan estupendamente, me dicen que en el siguiente pueblo, la Villa de La Mesa, hay albergue pero no hay tienda ni bar. Tomo unas claras (me invitan a otra), me llevo un bocadillo para cenar y me indican que para comprar algo puedo ir a la tienda de al lado, de toda la vida, Casa Gago y a Amalia, la dueña, me atenderá.
Efectivamente entreo en Casa Gago y me atiende Amalia, a quién le compro fruta y leche y algo para desayunar. Me indica el camino (aunque está perfectamente señalizado le escucho con atención).
Salgo de Berrucedo de Allande por el lado de la iglesia, que cuenta con una bonita españada con dos campanas; y en un ascenso (que a estas alturas ya no me parece duro pero lo es), llego a un bosque precioso; corono un parque eólico, para bajar por la carretera a Villa de la Mesa.
Mesa, un pueblecito pequeño enclavado en un valle a los pies de dos montes con molinos eólicos. Me dicen que la llave del albergue está en la puerta. Paso por la Iglesia de Santa Magdalena y veo que hay un refugio privado. Bueno, he llegado al albergue y efectivamente la llave en la puerta, me sello y encuentro todo el albergue a mi disposición. He hecho la etapa más dura de mi vida, pero preciosa, 26,5 Km. con alta montaña.
Me ducho, escribo un poco, leo el diario de peregrinos y... a dormir para mañana continuar.
Salgo de La Mesa a las 8.30 horas tras desayunar los víveres comprados a Amalia en Casa Gago, y comienzo un ascenso que nace al lado del albergue, por carretera, es duro para primera hora, sin calentar. Son 35 minutos de ascenso, al lado de los molinos.
Aconsejo que pares a la altura del último molino, en el ascenso y mires atrás, abajo el pueblo de La Mesa, al fondo las montañas nevadas, al este, por dónde andamos al anterior día el sol sale con fuerza levantando la niebla y a lo lejos se ve el puerto de Hospitales.
Continúo el ascenso hacía Buspol, corono y comienzo a llanear. A la altura de la torre de electricidad me vuelvo de nuevo, la vista con el sol nacido es estupenda. Veo a mi derecha un prado, con una palloza derruida y sobre el monte unas piedras que a buen seguro... no se, igual... parece que haya alguna mamoa, pero no puedo ahora subir.
La palloza derruida no es la primera que veo, ni será la última que veré en el día de hoy. Llego a Buspol, aldea llena de barro, que tiene la capilla de Santa Marina de Buspol, cuya pequeña campana es de 1.327.
El camino me lleva a una verja que paso y cierro, y comienzo al fondo a ver un pantano. A lo lejos un pueblo grande. Es Grandas de Salime. Tengo por delante un descomunal descenso de unos 8 kilómetros en los que de nuevo desajusto las cinchas de la mochila de los hombros para bajar con contrapeso.
La bajada se hace larga y pesada, muy dura. Ojo con las rodillas. Se baja hasta 130 metros!!!. Veo un perrillo color canela que me acompaña y sigue unos cientos de metros, hasta que se queda en su zona, mirandome y despidiendose con su movimiento del rabo.
El continuo descenso me lleva a un punto en que divide el camino, a la izquierda, a Salime, embarcadero, paso en lancha (pero debe estar concertado con el Concello de Grandas), y a la derecha a la presa del embalse. Continúo hacia la presa paso debajo de una gran palloza derruida, y finalmente entre niebla que sube del pantano, me meto en un camino lleno de hojas de carballo, castaño que me llegan a media pierna.
Voy de bajada, sin mucha visibilidad y "tanteando" con el bordón. Me duelen las piernas, y noto las rodillas. Hace frío, el vaho se confunde con la niebla y con el humo de mi pitillo.
Acabo por fin con el durísimo descenso saliendo a la carretera As-14, para pasar sobre la presa del embalse. Sigue haciendo mucho frio y las piernas me piden un descanso. El descenso ha sido brutal. Paso el embalse y veo una edificación, parece..., si lo es un bar o un hotel.
Llego a la puerta de un hotelito o algo así, pero... está cerrado. Mi gozo en un pozo. Inicio por la carretera un ascenso, que se revela duro por el asfalto. Hay un tramo que señala un mojón que finalmente se revela imposible de franquear por la cantidad de agua en el camino, vuelvo atrás a la carretera hasta llegar por ésta a Grandas de Salime.
Me encuentro hecho puré de las piernas, el descenso de Buspol hasta el Pantano, ha sido francamente duro.
Paro en la Pensión Arraigada, dónde como algo, me caliento y descanso. Me cuenta la señora que atiende que por la lancha a contratar con Ayuntamiento de Salime me hubiera ahorrado parte de la bajada y subida para salir por la GS-1, más de 5 km.
Lástima!!!.
Un poco repuesto, llego al albergue (junto al Ayuntamiento), está abierto, pero no hay nadie, ni sello. Sello en el Ayuntamiento y paso al Monasterio de San Salvador, obligado, pues el Rey Alfonso IX de León estableció la obligación de pasar por el Monasterio de San Salvador a los peregrinos, pues ir a Santiago sin visitar al Señor...
La iglesia-Colegiata de San Salvador tiene libro de visitas, es del año 1.186, y se posponen diversos estilos desde el románico hasta barroco y aún posteriores. Tiene un porche con techo de madera en su perímetro y de pizarra.
Hay un Museo Etnográfico que estaba cerrado. ¡Jolín que racha llevo!.
Continúo saliendo de Grandas por una cuesta llevadera hasta La Farrapa, por un camino agradable al lado de la carretera. Veo un mojón a mi derecha, y me meto casi a sabiendas que se trata de un "desatajo" de esos que te sacan unos metros de la carretera para volver, es hacer los lados de un triángulo, los catetos, en lugar de ir por la hipotenusa, lo que ocurre es que los catetos están llenos de barro y agua y la hipotenusa seca.
Llego a Ceraijería (paro en el bar tomo un plátano y dos claras), comienza a lloviznar, y saco la capa de agua. El camino está embarrado. Me lleno los pies hasta los tobillos de barro. Paso delante de la capilla de la Esperanza de Malineda, y por carretera, con los pies mojados, paso junto a un albergue rural, en San Julián, para llegar al albergue juvenil de O Castro, llevado perfectamente por Marisol Alvarez Arias (985-92.41.97), a quién le debo remitir éstas notas y algunos trípticos de la AGACS del Camino Primitivo.
Me quedo aquí aunque es pronto, son las 15 horas de la tarde, pero la verdad el descenso al Pantano de Grandas, me ha dejado bastante estropeado por hoy.
Me ducho, me seco bien (los húmedos pies que llevaba desde hace unos kilómetros por el agua, los regatos, charcos y barro) hago algo de colada, y sale de nuevo un tímido sol.
Visito el Castro en el Chao de San Martín, un Castro Celta perfectamente conservado (también cerrado) pero accedo a él y me paseo por su gran muralla. Pienso que no se si estoy en la Asturias gallegizada o en la galicia asturinizada.
Subo a un edificio (instituto de estudio para el Catsro -de inminente apertura-) desde dónde veo en su totalidad el castro, y un bucólico paisaje.
Paseo un poco por la tarde sin mochila para relajar las piernas y tras una reconformtante cena, me voy a dormir.
Desayuno con Marisol, y sobre las 9,30 h. una vez el sol ha despejado un poco la niebla, salgo, con un día bastante frío (Estamos en invierno). Paso junto al edificio de Instituto para estudio de O Castro del Chan de San Martín, por el que llaman "Camín Francés" (muchos pequeños tramos en el Camino primitivo los denominan camín francés, y coinciden a la alida de los pueblos por el Camino Primitivo, desconociendo el motivo de tal nomenclatura).
Por el Camín Francés, llego hasta la ermita de San Lázaro, y a partir de aquí el camino juega entre la carretera y sendas. Cruzo por delante de la ermita de Santa Magdalena de Peñafuerte, y continúo en ascenso por un camino que se dirige hacia un monte con molinos de parque eólico (como no). En ese tramo me cruzo con dos franceses, con los que comparto agua y un cigarro. Me dicen que vienen de vuelta de Santiago y se van A ROMA!!!. Que envidia no disponer de tiempo...
Llego a la carretera para coronar por ella teniendo a mi izquierda los molinos. Llego al Puerto del Acebo, dónde hay en un parte más alta en la carretera un acebo con sus típicas bolitas rojas y hojas enceradas de color verde intenso con sus formas puntiagudas.
Quiero llegar a la venta dónde dicen las guías que hay todos los servicios.
Ando unos 2 kilómetros por carretera para llegar a Galicia, por Lugo, y la carretera, sin muestras de venta alguna, me lleva algo más de un kilómetro a la aldea llamada Acebo. Una casa derruída, y al fondo, lo que parece una venta.
Veo un monolito en el que se explica el sentido opuesto de las vieiras en Galicia, es decir hasta antes de Galicia, dónde confluyen los nervios de la venera indican la dirección hacia Santiago. En Galia, al contrario, la dirección hacia Santiago lo marcan al revés, desde el punto de unión de los nervios hacia dónde éstos se separan.
Llego a la puerta de lo que debía de ser la venta y dentro de ésta hay un teléfono público, pero aquí no hay nadie. Está cerrado, a pesar de haber contenedores como en un punto ecológico.
Me amuelo, y continúo por detrás de la venta, por el camino, en ascenso corto, dónde un cartel en una pizarra, con letras amarillas, me dan la bienvenida al Concello de A Fonsagrada. A partir de aquí veré unos carteles direccionales en punta de flecha, dónde hay pintado, no se muy bien si una vieira, un sol o un cangrejo amarillo, pero que está perfectamente colocados.
Llego a la aldea de A Cabreira, con la fortuna de que llega un coche con unos paisanos (matrimonio), que abren una especie de establecimiento de taberna, por llamarlo de alguna manera. Para mí un oasis. Tomo una estrella y al rato el paisano se sienta en la única mesa del establecimiento, y comparto un orujo.
Me explica (en gallego casi ininteligible -quizás por la falta de dientes-) que la venta de Acebo era un referente para los peregrinos, pero que la señora ya no está. Los dos hijos, uno de ellos trabaja en el Ayuntamiento y el otro en un hotel. Que el hijo del hotel se casó y la esposa estuvo tresdías llevando la venta, pero que no se ganaba más que dos vinos al día, y se divorció. La venta se cerró y ya no hay nada.
Me dice, no sin otro vaso de orujo, que el camino está pintado hasta Fonfría por un "desatajo", que no vale la pena, que hay mucho barro ahora en invierno, que por la carretera le gano más de 15 minutos, y que se pintó porque muchos vienen en grupo el fin de semana y en grupo sí que es complicado ir por la estrecha carretera, pero que vaya hasta Fonfría por la carretera y a partir de ahí por el camino que lo pinto protección civil de A Fonsagrada y que está muy bien, y que son "os ataxos de toda la vida".
Le hago caso. Bajo por la carretera hasta Fonfría, dónde no hay bar, pero sí una fuente- Voy por un camino en un bosque de abetos hacia Barbeitos, dónde el camino te saca a la carretera en un cruce (que indica Europizarras S.A.), escucho tremendos ruidos a mi izquierda como truenos. Es una cantera.
Paso Silvela, dónde no hay nada, y por detrás de una casa en Paradanova (hay bares), salgo a una zona recreativa con una capilla con símbolos jacobeos, con la cruz del temple.
Un ascenso me lleva a un agradable camino de bosque, lleno de abetos que pasan a pinos autóctonos. Todo está bien señalizado. Se me hace especialmente largo el camino, parece que no avanzo a pesar de que mi ritmo es bueno.
A mi derecha tengo la carretera y desde un alto veo el pueblo de A Fonsagrada con una especie de "pirulí".
De repente, comienzo un descenso (pienso... malo, todo lo que se baja, se ha de subir...) y efectivamente, veo arriba a una diferencia de unos 250 metros sobre mi cabeza A Fonsagrada. El ascenso es tremendo. Son unos 600 metros de dureza sin par para un final de etapa, o a mi me lo parece. Los 13 Km. Desde Acebo me parecen más. Hay tramos en la cuesta final de un desnivel de un ángulo de 60 grados.
Al llegar a A Fonsagrada veo la "Escuela Taller Camino Primitivo". Busco desesperadamente un bar. Desatiendo las flechas y el primero está cerrado, más adelante encuentro el Restaurante Cantábrico, dónde entro hecho "unha farrapa". Bebo, repongo líquidos y pregunto por la pulpería (de fama en toda Galicia) y me comenta la camarera (de origen sudamericano) que ya no existe, que hay una nueva pulpería, pero que ellos tienen pulpo, y "botelo". No me atrevo con el botelo de A Fonsagrada (hace poco comí un botillo en Cacabelos y me tuve que quedar "desparramado" a dormir). Así que me tomo el pulpo (excelente) y pido tras otras tapas un dulce de Fonsagrada. Es una especie de tarta de almendras con crema pastelera. Vale la pena.
Ya repuesto, pregunto por el Albergue y me indican que está a un par de kilómetros en Padrón, bajando por el Camino.
Paso por la iglesia (cerrada) con un extraño tímpano, y en su lateral la fuente que da nombre al pueblo. Me lavo la cabeza como se hacía antaño en la fuente sacra, y bajo hacia el albergue.
Son las 16 horas, pero hoy no camino más. En la puerta del albergue hay un teléfono 628.92.50.37, de Victor, que es el responsable de protección civil. Responde de inmediato y baja su esposa para abrir el albergue.
Me cuenta que es la casa do crego (del cura), que se adquirió por la xunta para albergue, pero que no tienen ayuda alguna de nadie. Hago un donativo, y ya en mis posesiones, veo un albergue estupendo, que tiene en la parte alta goteras y una habitación con peligro de derrumbe parcial del techo. No tienen ayudas....
Victor es el responsable de que el camino en ésta zona esté tan bien señalizado.
Me ducho, hago colada que tiendo (con peligro de que un caballo se me coma la ropa) y subo a A Fonsagrada.
Paseo por el pueblo, pregunto por la nueva pulpería, entro tomo algo, pero no como nada, estoy saciado. Hay un Museo, que a éstas horas está cerrado. Miro hacia El Acebo con sus lejanos molinos de parque eólico, y voy a comprar algo para la cena y desayuno. Me bajo al albergue, que tiene máquinas hasta de café, y una radio dónde me entero de las noticias del mundo.... casi mejor no haberla conectado.
Recojo la colada con un caballo que me sigue como un perro, al que le doy un par de onzas de chocolate, y me dispongo a dormir para la jornada de mañana.
Entre nieblas, y tras desayunar, salgo sobre las 9 de la mañana. El sol que comienza a levantar, despeja la niebla. Llevo una naranja y una manzana en la mochila por si acaso... Salgo de la aldea por delante del cementerio y sigo por un camino de bosque junto a la carretera. El Camino lleno de barro y regatos, un verdadero río, de nuevo me lleva a la carretera, para pasar Viladongo. No he tomado el desvío de Pobra de Burón que es la anterior capitalidad del Concello, porque NO HE VISTO EL DESVÍO O NO ESTÁ SEÑALIZADO., pero en cualquier caso debí de haberlo tomado ayer a la salida de Paradanova.
Veo abajo a mi izquierda Montouto, y arriba junto a la creta dela montaña (con molino de parque eólico -como no-) veo una capilla, a la que llego, en la que pone que está restaurada por la Escuela Taller de Camiño Primitivo. Dentro no hay Santo Titular ni nada. Está vacía.
Al lado está el antiguo Hospital de Peregrinos de Montouto, está límpio de maleza, y reformado. Hace viento, mucho aire frío. Dejo la mochila y paso al dolmen del prado de al lado, de dificil acceso (saltando por detrás de las ruinas del hospital) el prado está encharcado, pero llego hasta el dolmen.
Me vuelvo con los pies húmedos al antiguo hospital y allí soplando el viento muy fuerte, me cambio los calcetines por unos límpios. Descanso un poco, me tomo la naranja y me tiendo en el saco durmiendo una hora mecido con el sonido del viento. Es una experiencia sin par, estar dónde miles de peregrinos hasta principios del S. XX pernoctaron.
Salgo de mi pequeña ivernación, para comenzar a descender desde los 1.050 m de altura con el fuerte viento frío, aunque con sol, a zonas más bajas en las que reina la niebla....
Inicio el descenso a Paradavella, son unos 350 m. de desnivel, en una fuerte, de nuevo bajada durante 4 Km.; pero nada tiene que ver con la pasada de Buspol al embalse de Salime.
El Camino está bien señalizado, pero se hace duro el descenso. Entre dos casas con cabras y perros, en una mágica neblina llego a Paradavella. Hay dos bares Casa Vilar, que dice no tener pan y me envía al otro, a Casa García, que está cerrado. Vuelvo a Casa Vilar, que ha cerrado, pero el hombre se apiada de mi y abre, finalmente me da un chusco duro queso y chorizo. Repongo líquidos y fuerzas.
Ha despejado, ha salido el sol pero sigue haciendo frío. Me indica Vilar que muchos van hasta A Lastra por la carretera porque el camino está impracticable de barro. En ésta ocasión no le hago caso porque quiero pasar por A Degolada y Couto con su Horno Comunal. En Paradavella hay una gran palloza con techo de pizarra. Cierto es que el camino tiene mucho barro y agua, es un regato en sí miso el camino; pero vale la pena pasar por la aldea de A Degolada, subir a Couto ver el horno comunal en medio de la aldea, y hacer un ascenso (un poco fuerte) por un camino precioso lleno de árboles y en pura comunión con la naturaleza; pero como digo el ascenso es duro. En A Lastra entro en el bar A Casoa que cerró en agosto de 2.006, pero que tiene cuño y sigue sirviendo cervezas, pero recomiendo bajar unos metros para llegar a varios bares, como Casa Miranda con sello muy caminero.En Lastra la Capilla de Santiago está -como no- cerrada.
Continúo a Santiago da Fontaneira, que está en un alto que se corona ya con demasiado trabajo. Al iniciar el descenso a la carretera, me encuentro con el mesón Bortelón, dónde compro tabaco (que estaba sin un sólo pitillo). Continúo y antes del cementerio, entro en el camino; un precioso camino, silencio, pinos y abetos, y... el sonido tán evocador del aire. La pista lleva hasta un camino asfaltado que nos baja hasta O Cadabo Lo he visto escrito con "v" y con "b", pero en el sello del albergue viene con "b" así, O Cadabo, dónde hay un teléfono 636.02.02.92, y Leandro, atiende enseguida para poner a mi disposición todo el albergue.
En O Cadabo hay tiendas, bares, cajero y de todo, y el albergue es una verdadera cucada.
Compro para cenar, leo algo y escribo, y me dispongo a dormir.
Si Galicia es la tierra de los mil ríos, la etapa que relato es la de los mil regatos. Barro. Ésta palabra resume gran parte de la etapa al menos en invierno. Empiezo desde O Cadabo por asfalto subiendo, (como no, así en todos los inIcios de etapa) hasta un camino que me lleva al Alto de Baqueriza (con "b"). A mi izquierda, la carretera. Me meto por una pista forestal preciosa, veo un zorro en una subida, y después grandes ardillas negras o muy, muy pardas. Es una pista fácil de andar. Paso por delante de la Ermita del carmen, dónde hay un área recreativa y comienzo a andar por una pista asfaltada que pasa por aldeas me lleva hasta Villafrade, un convento franciscano e iglesia (celebrando sus 550 años), y a su lado una casa de turismo rural (cerrada a éstas horas), en un pazo. Llego por asfalto viendo la torre del antiguo castillo de Castroverde del S. XIV. Entro en un bar dónde tomo un café y un bollo. Continúo por el camino pasando delante de la plaza del Concello, dónde hay una estatua en la que aparecen unos niños bajo un paraguas, y por asfalto llego tras pasar por un paso subterráneo a San Miguel del Camino.
A partir de aquí, todo es agua y barro en el camino.Una profunda congostra llena de barro e imposible de franquear sin meterse de agua hasta los tobillos, me hace que me llene de barro con dificultades para salir de éste en un tramo aún con la ayuda del bordón. Paso sobre (o por dentro casi) de un río sin paso de invierno con agua hasta media caña de la pierna. Sigo por ese tramo y veo a unos operarios que está arreglando un paso. Me pregunta como está el camino y antes de que responda me miran las piernas, con el pantalón de pana mojado hasta las rodillas y el barro hasta los tobillos, y dicen, ya lo vemos, a ver si os lo arreglamos.
En el cruceiro de Souto de Torres me cambio de calcetines tra secarme los pies. Tengo las botas muy pesadas, llenas de barro. Paso Nadela y tras volver a chapotear en charcos y barro llego a Vilar de Cas, dónde a su salida se divide el camino indicando a Gondar hacia un lado y la flecha amarilla a la derecha a Sotuomerille. Voy en dirección a Soutomerille por un camino recién arreglado, con arena que se pega al barro de mis botas, y voy andando como por encima de corcho (es la arena nueva que sin piedras aún no ha sentado).
No hay más flechas para Soutomerille, pero camino como 1 km. Y veo que el camino hace un giro a la izquierda, y el que sigue a la derecha. Miro y veo que por la derecha al fondo hay un cementerio. Me acerco y veo casa desperdigadas. Busco la iglesia. Y vuelvo sobre mis pasos para llegar al cruce.
Bajo por el que tenía viniendo a mi izquierda (ahora a mi derecha) y entre un frondoso bosque al fondo veo dos construcciones, una casa (Casa do crego) y al lado la iglesia.
Me paro en su parte posterior (no es ábside sino sacristía) admirando la celosía proto-medieval y la placa sobre ésta.
Un paisano que pasa, me mira, saluda y le ofrezco un pitillo. Lo acepta y con un profundo gallego me dice que la iglesia es de época de los romanos, construida a mano, piedra sobre piedra. Me pide que me fije en el trabajo del canteiro, vamos a la puerta de entrada, y me cuenta que la casa de al lado es del cura, pero que se iba a vender. Que se venden muchas cosas ahora por allí. Que está abandonada la aldea, pero que los campos son muy buenos y fértiles. Que uno de Lugo compro una finca enrome. Que él estaba jubilado. Que nació en el 36, en el año de la guerra (y señala el hombre, pues si de eso hace año, de antes está construida la capilla). Retengo para mí una risa, y continúo con el paisano caminando, mientras queda atrás la preciosa capilla de Soutomerille, quedándome con las ganas de visitar su retablo de piedra pintado, pues la llave la tenía el cura (según el paisano) y éste se fue cuándo se abandonó la aldea.
Retorno al camino, en dirección a Gondar. Paso el regato de rade, que comienza en paralelo, para ser parte del camino. El camino es agua, barro pisado por tractores y vacas, que me permiten pisar sobre sus huellas y no hundirme en él.
De nuevo me veo en la necesidad de cambiar los calcetines y secarme los pies, aprovecho para comer una manzana que llevo desde ayer en la mochila.
Paso por Gondar y me dice un paisano al que pregunto, que no hay bar ni tienda ni nada, pero que a una cerveza, ya me la invita él.
Tomo esa cerveza fresca y hago un chiste con el sermón de la montaña, que le parece ocurrente al paisano que se ríe.
Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar .... cerveza al peregrino.
El paisano comenta: "Que non fagamos costume d´elo".
Por camino asfaltado inicio un nuevo ascenso hasta una cantera, para llegar a Bascuas y desde aquí el camino lleno de regatos, se vuelve a convertir en barro. Cruzo una carretera que indica Camino de Santiago, Desvío provisional en unos carteles con el anagrama del Xacobeo, un cruce que indica a la izquierda a Nadela y en la otra parte de la carretera con otro cartelín de Xacobeo de desvío provisional, es por dónde me dirijo. De nuevo camino con barro hasta superar un regato, por dónde llego a As Casas Da Viña, y subo hasta la A-6, que supero por un paso elevado.
Desde aquí sigo caminos asfaltados, salgo a la altura de lo que parece una pista de las antiguas auto-escuelas (salgo a la pista de auto-escuela porque el camino es un charco que llega a medio bordón o lo que es lo mismo hasta mi cintura), pero mis botas pesan mucho por el barro. Estoy comenzando a notar el cansancio. Supero un otero desde el que veo la ciudad de Lugo, paso cerca de una especie de vertedero, y subiendo y bajando llego a Ponte La Chanca para por el barrio del mismo nombre subir hasta Lugo, tras unas escaleras encuentro el primer bar, que además tiene el logotipo de MUNDICAMINO. Repongo líquidos y sello.
Continúo el ascenso hasta llegar a la muralla por la puerta toledana (o de San Pedro), llego al albergue dónde José Antonio, socio de la AGACS y buen amigo de los peregrinos me atiende estupendamente.
Me ducho, descanso un poco y tras unos vinos con José Antonio me indica dónde puedo llegar a un ciber-café por un asunto profesional. En Lugo me entran unas 20 llamadas no atendidas.
Tras visitar la catedral, con su Virgen de los ojos Grandes, vuelvo al albergue charlo un rato con José Antonio que me plantea una serie de cuestiones al respecto de los hospitaleros (es un hospitalero con el que tenemos que contar en la AGACS como socio y buen tipo), nos vamos a cenar estupendamente.
Ya cansado volvemos al albergue dónde me quedo a dormir. Mañana será otro día. Los 32 kilómetros de regatos y barro ya han pasado.
Niños y niñas, peregrinos y peregrinas. No hagáis la locura que éste peregrino vino a hacer de caminar desde Lugo a Melide, so pena de estar muy preparados. No lo hagan en sus casas. Partan la etapa. En definitiva quién lo hizo fue un loco furioso de atar que os cuenta la experiencia.
Tras desayunar muy temprano con José Antonio, el hospitalero de Lugo, salgo de la ciudad, no siguiendo las conchas del suelo doradas, sino por la Puerta de Santiago (en lugar de por la Porta Miña).
Desciendo junto al hospital hasta el puente romano, dónde veo el mojón que indica 101,8 a Compostela. Paso el puente sobre el Miño para por la orilla opuesta a Lugo y por delante del club naútico (será de la ribera del Miño o club deportivo más que naútico ¿no?) paso delante de la fuente de San Lázaro (agua no potable indica un cartel) y por delante del antiguo Lazareto fundado por Carlos III, el hospital de San Lázaro. Tras pasar bajo un túnel subo frente al pazo O Boucello, en ascenso hasta As Laroas, la Parroquia Do Alto y corono en la aldea de Seoane. A los 10 Km.
Llegó tras pasar delante de la Fonte A Ribicá, con un pequeño espacio recreativo, a la aldea de San Vicente do Burgo dónde se encuentra al frente opuesto de la entrada a la Iglesia, un bar que se llama Parrillada As Seixas, dónde me indica su propietaria que tienen camas para dormir, pero que están demasiado cerca de Lugo, pero que algún extranjero se queda allí por no quedarse en Lugo.
Llego a Mera, me desvío al cementerio que tiene al lado la Iglesia de San Miguel de Bacuras del S. XII, con unos canecillos en su abside (pues no puede pasar a ver la iglesia ni tan siquiera por fuera). Vuelvo al camino bajando por un paso de invierno largo de los de sillares centrales en el camino (como en tramos del ascenso a O Cebreiro) para llegar a San Pedro de Mera, que es dónde en toda la peregrinación veo el primer eucalipto, blanco todo él como pintado (pelado) y delante de éste la escuela-vivienda de 1.958 abandonada. Un poco más adelante hay un bar, El bar Román, dónde como algo. Saliendo a la derecha un desvío lleva a un restaurante, que desestimo, ya que he tomado alimento y tengo cerca San Román de la Retrota, a dónde llego y soy fenomenalmente atendido por su propietario. Se desvive con los peregrinos. Me ensañe la iglesia. Me cuenta que el miliario romano lo encontró a principios del XX un agricultor, el cura lo llevó a su casa, dónde hacía de base o fuste de dos arcos. En esa casa del cura, hubo a mediados del siglo XX una comida con autoridades y el Obispo, que se lo llevó, y al ser éste trasladado a Astorga, se llevó con él el miliario y se encuentra en el museo de las peregrinaciones de Astorga, a pesar de que hay una reproducción en el lugar dónde se encontrara.
Me enseña bibliografía y me hace, de memoria un plano con cotas del 2verdadero" camino primitivo, ya que el pintado lleva a dar vueltas, otro a Palas de Rei que no tiene sentido histórico alguno y el que pinta con flechas una asociación comarcal es el "verdadero".
Ya desestimé el desvío por Friol para acceder al camino norte por Sobrado, Boimorto, Melide y vine por éste con la finalidad de pasar por San Román, dónde en encuentro.
El único habitante de San Román, me explica que la idea era crear un albergue, que tenía los permisos, media obra y que su hija María sería quién atendería con ellos, pero... se le llenan los ojos de lágrimas y con una voz entrecortada me dice que a María la mataron. Un coche en las murallas de Lugo a ellas y dos compañeras. El hombre compungido llora, y le intento calmar. En San Román , me enseña la tumba de la joven María.
Me dice que tiene el bar porque hay que seguir la vida.... No me quiere cobrar lo consumido (un café con gotas).
Me dice que el sitio ideal para hacer un albergue es bien San Román (porque aquí se bifurca el camino) o bien en Puente Romano, dónde hay una casa rural (que cierra en invierno) o en alguna parte de Aguas Santas.
Salgo de San Román siguiendo las flechas, junto al miliario, y por carreteritas llegoa Burgo Negral, dónde hay algo así como una bodega antes de un ascenso, paso por Villamayor, Pacio (dónde me acorde de Alberto Solana al encontrarme rodeado por tres sueltos, tuve que sacar el bordón, viniendo su dueña enseguida -a Dios gracias-), para pasar por Pacio, sobre un río en el que se ve una pieza de un crucero parecido al de Melide, en la valla de una casa.
Cruzo la carretera que lleva de Palas a Friol y llego a la Casa da Ponte, Cadsa Rural cerrada, y enseguida la Ponte Romana de Ferreira sobre el que pasa el camino (a pesar que hay al lado un paso para coches desde dónde admirar el puente).
Me siento frente al puente, comienza a hacer frío, pero aún tengo horas de sol por delante. Es aquí dónde una locura desaforada se me viene encima y decido llegar a Melide. Veo un mojón (que no habría visto desde el desvío en el miliario, pues aquí se juntan el camino "pintado" y el "verdadero").
Asciendo hasta la carretera, y llego a Leboreira, al polideportiuvo de Augas Santas, a San Xorge, Montecelo, dónde hay unas escuelas que tiene "el Sr. Antonio" las llaves (982.17.30.40) aunque te quedas sobre el suelo y te duchas con agua fría -así es el camino amigos-. Pero continúo en mi camino pasando por Merlán dónde hay un bonito cruceiro, As Seixas, y comienza un ascenso que ya no parece duro, pero lo es, pasando por Cascariño, hasta el parque eólico de O Hospital. Estoy a 10 Km.. de Melide, pero va de bajada. Hospital das Seixas en la Sierra do Careón, ofrece el último de los paisajes con vistas hasta el Monte do Gozo.
Bajo pasando en unos 4 Km. Más por Vilouriz, y tras un repecho en ascenso hasta Villamor, para ir bajando para pasar un puente sobre un río y entrar en Melide.
Con la idea de descansar tras la auténtica paliza que me he dado, voy al Hotel Xaneiro (el nuevo, no el hostal Xaneiro de la rúa del camino hacia el albergue). Me meto en la bañera, me doy con alcohol de romero (que me regalara José Antonio, el Hospitalero de Lugo) y tras verme como persona de nuevo, acabo en Casa Ezequiel, dónde comparto pulpo cachelo con los primeros peregrinos que en dirección a Santiago me encuentro, dos calabreses -con su máquina de café a cuestas- y un chico de Cádiz.
Tras reponer fuerzas y unos vasos de licor café, me cuenta la hija de Ezequiel, que como consecuencia de la caída de su madre, el tema está mal, que ella lo lleva todo y se le hace cuenta arriba, que este verano, no sabe como va a estar el tema... mucho trabajo, su madre asistiendo a recuperación y su padre, como loco. Ella lleva todo, pero...
En fin, voy a mi hotel para iniciar mañana otro día.
Otra locura de etapa, no por su dureza, ni nada de eso, sino por la cantidad de kilómetros (habida cuenta de los ya realizados al día anterior).
Poco que contaros a vosotros avezados peregrinos de ésta etapa. Salgo del hotel Xaneiro temprano, paso por Boente, Castañeda y por el puente sobre el río Iso por el Albergue de Ribadiso Da BAixo, hasta llegar a Arzúa dónde em encuentro con el chico de Cádiz y almuerzo.
Salgo de Arzúa y por los sube y baja del camino, paso Preguntoño, Calle y Boavista, llego a Salceda, dónde me encuentro con los calabreses, pasamos por Ras y Brea. Paramos a comer en O Empalme, para pasar por Santa Irene dónde se ven varios peregrinos, por el arcén de la carretera llego A Rúa, Arca - Pedrouzo, por carretera hasta el cruce con San Antón y por los frondosos vosques paso por Cimadevilla y San Paio subiendo hasta Labacolla. Me quedan 6 kilómetros de ascenso hasta San Marcos y las antenas de TV y tele-gaita, para llegar al Monte del Gozo, dónde me quedo.
Llamo a Mario Clavell, con quién había quedado previamente, a quién le hice un pié agua con mis foribundas etapas, pues pensaba salir a caminar, y... le comí el camino con mis etapas, pero siempre solícito, me viene a recoger, bajamos a Santiago, vamos a la catedral y a cenar y tras unos vinos, cenamos estupendamente, tras una agradable charla, y tras contarle de mí camino.
Me entra el cansancio.Mario me acerca al Monte del Gozo, y me voy a dormir.
Al día siguiente, salgo temprano y bajo a Santiago, yo a ver al Apóstol, hago mis cosas propias y costumbres peregrinas. Me dan mi compostela, voy a la Santa Misa del Peregrino y quedo con Mario, tras beber una botella con Zapatones en O Beiro.
Vamos Mario y yo a comer, después tomando café en la Quintana me encuentro con los calabreses y Mario se despide, tan agardable como siempre.
Les llevo a visitar los tejados de la catedral y a cenar a los reyes católicos, cena de peregrino. Los chicos están encantados, son Scouts italianos.
Finalmente me despido y paso a paso llego a la estación de autobus, desde dónde parto a Madrid, para al día siguiente día de San José 19 de Marzo, Fallas en Valencia, con el Alaris llegar a Valencia a media mañana.
Fernando Pazos