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Camino de Santiago
00. Introducción
01. Roncesvalles - Larrasoaña
02. Larrasoaña - Pamplona
03. Pamplona - Puente la Reina
04. Puente la Reina - Estella
05. Descanso por lesión
06. Estella - Torres del Río
07. Torres del Río - Logroño
08. Logroño - Nájera
09. Nájera - Grañón
10. Grañón - Belorado
11. Belorado - San Juan de Ortega
12. San Juan de Ortega - Burgos
13. Burgos - Hornillos del Camino
14. Hornillos del Camino - Itero Camino
15. Itero del Camino - Villalcázar Sirga
16. Villalcázar de Sirga - Calzadilla de la Cueza
17. Calzadilla de la Cueza - Sahagún
18. Sahagún - Reliegos
19. Reliegos - León
20. León - Villar de Mazarife
21. Villar de Mazarife - Astorga
22. Astorga - Rabanal del Camino
23. Rabanal del Camino - Ponferrada
24. Ponferrada - Villafranca del Bierzo
25. Villafranca del Bierzo - O Cebreiro
26. O Cebreiro - Triacastela
27. Triacastela - Ferreiros
28. Ferreiros - Hospital de la Cruz
29. Hospital de la Cruz - Arzúa
30. Arzúa - Santiago de Compostela

Introducción

Cuenta la leyenda que un pastor de la antigua Galicia llamado Pelayo tuvo una visión celestial de una estrella como la de Belén que iluminaba el monte Libradón. Estamos en tiempos de Alfonso II el Casto (789-842) y en tiempos de las conquistas del gran Carlomagno en Europa. Pero el personaje clave según la leyenda sería el obispo diocesano Teodomiro quien dirigiendo excavaciones en el peculiar monte para ver qué sucedía se topó con una pequeña arca en la que descubrió por inspiración divina, que se encontraban los restos mortales del apóstol Santiago, decapitado en Jerusalén en el año 42. Cuenta la tradición que los discípulos recogieron su cuerpo y lo enterraron en la zona donde habían tenido lugar sus predicaciones. Posteriormente se levantó sobre dicho monte la ciudad de Compostela.

En el mundo clásico, en las antiguas religiones del Lejano Oriente y en el más moderno mundo musulmán vemos florecer las peregrinaciones. Su meta puede ser de cualquier tipo: ciudades, cavernas, bosques, y santuarios dedicados a alguna divinidad. Las reliquias, los restos materiales de un héroe o un dios encarnado tienen muchas veces en estas peregrinaciones una gran importancia ya que la creencia general les atribuye una virtud especial.

En el cristianismo las peregrinaciones se fueron realizando en principio de forma espontánea a Tierra Santa, a lugares de martirio de santos, ... El culto a las reliquias por ejemplo, se fue desarrollando plenamente en la Europa medieval y moderna surgiendo incluso numerosas estafas de compraventa de recuerdos de santos famosos. Desde muy pronto los santuarios más célebres por los milagros que en ellos ocurrían, o por la confianza de los fieles en el poder de intercesión de los santos a que en ellos se rendía culto, se convirtieron en centros concurridísimos de peregrinación, ya por fieles de la comarca, ya por gentes venidas desde lejanos países. Así en este sentido el centro más visitado del Occidente de la época fue la impresionante Roma.

Pero poco a poco en España también van apareciendo lugares de culto derivados del descubrimientos de restos mortales de varios mártires como el de Santa Eulalia, o derivados de hechos milagrosos sucedidos en lugares como en la basílica de San Félix. Pero nada tuvo comparación al descubrimiento del cuerpo de Santiago el Mayor convirtiéndose en la mayor y más importante reliquia de todo occidente. Todos los cristianos querían acudir a Finisterre donde el sepulcro del apóstol brillaba con multitud de milagros.


Comienza así una continua peregrinación para ver el santo sepulcro creándose por lo tanto lo que hoy conocemos como el Camino de Santiago de Compostela. Realmente no existe un único camino, pues la gente peregrinaba de todas parte de Europa y por diferentes rutas, pero existen dos caminos clave que incluso hoy en día están en continuo auge. Uno es el que parte desde Somport, denominado Camino Aragonés (España); y el otro es el que parte desde Saint Jean Pied de Port (Francia) o Roncesvalles (España) denominado Camino Francés. El Camino Francés era y es el más frecuentado porque es el paso de entrada europeo a la Península Ibérica.

Aunque en principio pudiéramos pensar que dicha peregrinación es básicamente cristiana, la verdad es que hoy en día ya casi nadie utiliza sus rutas bajo un motivo religioso. La mayoría de los motivos que impulsan a la gente a realizar este camino están relacionados con intereses deportivos o de salud, así como intereses esotéricos relacionados con los temas de la nueva era. Muchos buscan en este peregrinar un retiro espiritual y de reflexión interior, pudiendo encontrar por lo tanto individuos de las más diversas creencias.

Sin duda este año es uno de los más especiales para realizar este peregrinar, pues nos encontramos en año Jubilar. Lo que significa que el día de Santiago que es el 25 de Julio coincide en Domingo. Se nos dice que el año Jubilar es un tiempo en el que la iglesia cristiana concede a los fieles, con determinadas condiciones, singulares gracias espirituales; la gracia del Jubileo es de indulgencia plenaria. Las condiciones son: visitar la Catedral donde está la Tumba del apóstol Santiago el Mayor, rezar las oraciones establecidas o en su defecto acudir a la misa del Peregrino y recibir los sacramentos de la confesión (puede ser hasta 15 días antes o después) y de la comunión. De todas formas al margen de las creencias cristianas hay quien lo hace específicamente este año porque considera que le puede ayudar a limpiar profundamente diversos y difíciles karmas.

En fin, lo que está claro es que el Camino de Santiago no tiene fronteras nacionales ni ideológicas y que cualquier persona por cualquier motivo puede disfrutar de la cantidad y diversidad de las experiencias que le propone este peregrinar. Siempre recordando, eso sí, que lo importante es el Camino y no la meta.

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Roncesvalles - Larrasoaña

27,4 km.

Sabíamos que El Camino le dota a uno de numerosas experiencias inolvidables o que llaman la atención, pero lo que no nos imaginábamos es que nada más coger el tren hacia Pamplona ya viviríamos nuestra primera peculiaridad. El plan era coger el tren hasta la ciudad de Pamplona y después el único autobús que había al día hacia el pueblo de Roncesvalles. Habíamos calculado perfectamente la llegada y disponíamos de casi una hora a la llegada de Pamplona para dirigirnos a la estación de autobuses para coger ese transporte que nos llevaría al lugar donde se iba a iniciar nuestra aventura. A pesar de que eran casi diez horas de viaje en tren coincidimos con una pareja de jóvenes tan agradable que se nos amenizó lo que en un principio podía habérsenos hecho eterno. Pero la sorpresa llegó cuando nos faltaban pocas horas para llegar a nuestro primer destino. Curiosamente el tren en el que íbamos atropelló a un pobre perro que cruzaba la vía y como el golpe fue tan fuerte se dobló el parachoques de la máquina de modo que no la dejaba avanzar. Así que debido a este en principio desafortunado acontecimiento perderíamos nuestro autobús a Roncesvalles. Nuestro primer pensamiento fue ¿Sería un mal augurio? Pero qué equivocados estábamos. Como caído del cielo el jefe de estación donde tuvimos que hacer la parada forzosa demostró su comprensión hacia nuestro problema y se puso en contacto con Pamplona para avisar de que a nuestra llegada nos pusieran un taxi pagado por la empresa a Roncesvalles. De modo que tras una hora de retraso llegamos a la estación de Pamplona y fuimos a solicitar nuestro taxi a un jefe de estación no tan comprensivo con el cual tuvimos que cruzarnos algunas palabras para obtener lo que desde un principio ya se nos había adjudicado. A pesar de todo finalmente las cosas salieron bien y nuestra querida y maestra vida decidió llevarnos gratuitamente y en el mejor servicio posible a nuestro emocionante punto de partida. La verdad es que después de estar ya tranquilos tuvimos nuestros mejores deseos para aquel perro que con su muerte nos había facilitado mucho las cosas.

Allí estábamos nosotros en una habitación llena de literas para todos los peregrinos, rodeados de gente de todas partes del mundo esperando emocionados a que llegara el día siguiente para dar nuestros primeros pasos. Esa noche ya sufrimos uno de los males del peregrino: los desagradables ronquidos a los que tendríamos que acostumbrarnos a lo largo de todo el recorrido.

Bien, por fin eran las seis de la mañana y nos poníamos en pie rumbo a lo desconocido. Nuestra primera etapa fue de Roncesvalles a Larrasoaña donde nos tuvimos que enfrentar de lleno con las montañas. Empinadas y peligrosas subidas con escarpadas y difíciles bajadas fue con lo que se nos presentó el peregrinaje, pero a la vez ya nos descubría la belleza paisajística con la que nos encontraríamos día tras día.

Pronto descubrimos que uno de los encantos de El Camino era el encuentro con otros peregrinos, una fraternidad especial rodeaba todos los encuentros que no podían ser fortuitos. Así nuestro primer encuentro fue con un individuo muy especial que estuvo con nosotros una semana. Era buena persona, pero en poco tiempo dejó ver una de las más comunes personalidades del ser humano. El típico ego de demostración. Se descubren rápidamente porque se pasan todo el día hablando de si mismos y de todo lo que pueden hacer. Puedes contarles en una sola frase tres o cuatro "yos" (yo esto, yo aquello, yo lo de más allá). Interrumpen las conversaciones de los demás para decir todo lo que saben sobre el tema de debate y siempre tienen que quedar por encima de los demás o decir la última palabra. Generalmente este tipo de Ego tiene sus raíces en dos tipos de causas: o han sido infravalorados toda su vida y necesitan demostrar continuamente a los demás su valía y ser el centro de atención, o por el contrario han sido tan valorados que se les ha subido a la cabeza y no pueden hacer otra cosa que hablar continuamente de lo buenos que son y las maravillosas cosas que pueden hacer, no soportando que se les ignore.

Descubrimos también la importancia del miedo a la soledad. Muchos individuos escapan de ella hablando y hablando todo el día, no teniendo tiempo para pensar; otros prefieren dedicarse plenamente a su trabajo sin tomarse un tiempo para descansar. En la sociedad en la que vivimos hoy en día obtener un poco de tiempo para el descanso es todo un logro y es una pena que tantas personas por miedo a enfrentarse a algún problema, para no pensar en sus desgracias, ... no sepan aprovechar esa joya en su beneficio para clarificarse las ideas. Por increíble que le parezca a algunos individuos es posible disfrutar de la soledad y de vez en cuando el cuerpo y la mente necesitan de ello. ¿De qué vale llenar el espacio del silencio con absurdas palabras?¿Realmente merece la pena escapar de nuestros pensamientos?¿No sería mejor afrontarlos y buscar la forma de solucionarlos o "arreglarlos"?

En Larrasoaña nos encontramos con que la persona que llevaba el tema del albergue era el alcalde. A este señor le encanta el camino y disfruta con la llegada diaria de peregrinos. Durante el Camino, tanto en albergues como en cafeterías existen una serie de libros donde puedes escribir, dibujar o dejar lo que te apetezca como memorias y recuerdos para los peregrinos que vienen después y como el Señor Santiago (el alcalde) anima a todos los peregrinos a que escriban en sus libros todos los que él posee son una verdadera joya. Echando un vistazo a los mismos pudimos ver impresionantes dibujos paisajísticos y mensajes maravillosos de buena voluntad y de presentación. Pero hubo uno que nos llamó particularmente la atención: soy cadáver 2ª Parte. La verdad es que describía muy bien el esfuerzo físico que hay que realizar para ir sorteando los innumerables obstáculos del camino. El alcalde Santiago tan amable como siempre con todos los peregrinos nos regaló una cinta amarilla como indicativo para nuestras mochilas y una partitura de una canción sobre el camino que en su día hicieron unos peregrinos.

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Larrasoaña - Pamplona

15,2 km.

Una vez más nos levantamos temprano para emprender otra etapa de nuestro viaje con la misma ilusión con la que empezamos así como con diversos dolores musculares debidos al esfuerzo del día anterior.

Así nos encaminamos hacia Pamplona con nuestro nuevo amigo por nuevos caminos a los que ya comenzamos a denominar "destroza pies". La llegada a Pamplona para nosotros fue terrible porque habían cambiado el albergue original por otro muy desviado del camino y llegábamos tan cansados que la ruta turística que nos hicieron dar para llegar al albergue provisional nos destrozó. A pesar de todo llegamos felices de nuevo por haber conseguido pasar una etapa más del duro camino y deseosos de darnos una buena ducha caliente y retirarnos a nuestras amigas las literas.

Antes de irnos a dormir descubrimos que nuestro amigo compañero era druida y tuvimos una interesante charla sobre el exacerbado interés de la gente en llenarse de "poderes" para ser más que los demás. El ser humano está tan necesitado de diferenciarse de los demás que busca desesperadamente cómo hacerlo, y desde luego el campo ocultista es un blanco perfecto para muchos individuos que sabiendo leer el tarot o teniendo visiones no se les ocurre mejor cosa que presentarse como seres superiores creando cierto complejo de inferioridad al "resto" de los mortales que creen que esas capacidades son sólo para unos pocos elegidos. ¡Si la humanidad se diera cuenta de sus posibilidades!

Lamentablemente para nosotros en Pamplona hubo diversos robos de gente de fuera, pues la seguridad se podía decir que en ese albergue era nula. Nosotros tuvimos la mala suerte de que nos robaran nuestra guía del Camino. Quién sabe ... quizá algún karma que curar.

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Pamplona - Puente la Reina

23,5 km.

¿Cómo denominar el siguiente día después de dormir en Pamplona? Finalmente se nos ocurrió el dicho adecuado de "Contra viento y marea", dicho que utilizaremos para varias etapas posteriores. Hemos sufrido de todo tipo de cambios climáticos desde un sol que cae en picado hasta un temporal que casi no nos dejaba avanzar. Estos tres días han sido muy entrañables sobre todo porque hemos ido conociendo un poquito mejor al grupo de gente con el que coincidimos para comenzar el camino. La verdad es que es un grupo fantástico a todos los niveles.

El primer día ha sido durísimo, finalmente nos hemos tenido que ir acostumbrando a un camino totalmente desecho lleno de piedras que se te clavan en las pobres plantas de los pies. Este día sabíamos que nos teníamos que enfrentar al temido Alto del Perdón cuya inclinación es tremendamente sufrida, lo peor para nosotros es que ese alto coincidía ya casi a final de etapa por lo que acumulábamos el cansancio de haber conseguido llegar hasta allí. La verdad es que el paisaje ya se va transformando de aquellos bosques de hadas por los que pasamos a grandes claros abiertos en los que se pueden ver varios kilómetros. En fin, que tras unas horas de camino nos plantamos ante el famoso alto. Realmente imponía su pendiente, sobre todo cuando veíamos intentar subirlo a los peregrinos que van en bicicleta. Se suele denominar a este tipo de pendientes tan inclinadas con el término "rompe piernas", así que podemos hacernos una idea de lo que estamos hablando. Bien, decidimos enfrentarnos a la montaña y comenzamos a subir. Fran tenía un ritmo más rápido que el de Eva y el otro chico que nos acompañaba, así que emprendía la subida con mucho ímpetu y cuando veía que se estaba alejando demasiado se paraba para esperarnos. Gran fallo puesto que eso le costó una lesión en las rodillas. Todavía éramos novatos en nuestra manera de afrontar el camino y ambos lo pagaríamos, Fran ahora y Eva después. La verdad es que Eva tomó la actitud de la tortuguita que sube despacito, pero al final llega perfectamente, de manera que los dos kilómetros de picada hacia arriba los subió a un ritmo infinitamente lento, pero finalmente seguro. A veces en la vida nos apresuramos a tomar decisiones o nos desesperamos para conseguir nuestro objetivo y eso no es bueno, las cosas hay que tomarlas con mucha calma para llegar a buen puerto. Es curioso el nombre con el que bautizaron a dicho alto "el Alto del Perdón". Eva comenta que como subió tan despacio tuvo muchísimo tiempo para pensar. Dice que tras preguntarse varias veces el porqué del nombre llegó a la conclusión de que era para liberarse de los fallos cometidos en la vida a través del sufrimiento de subir la cuesta, así que con toda naturalidad del mundo empezó a pedir perdón y siguió subiendo con varias oraciones en el pensamiento de gratitud por la vida y por los buenos momentos que ella nos ofrece. Fran dudaba entre seguir avanzando o pararse a esperar a Eva. No quería dejarla sola por lo que le pudiera pasar, pero por otro lado se daba cuenta de que al ir parando sus rodillas se enfriaban por el frío y el viento que hacía y eso le podía costar una lesión. En la vida a veces tenemos que tomar una serie de decisiones por las que siempre tenemos que sacrificar algo que para nosotros es difícil, pero a través de esas decisiones es como maduramos como personas.


Allí arriba había un parque eólico así que el viento helado que azotaba esas alturas era impresionante, de hecho la Asociación de Amigos del Camino incluyó arriba un monumento al peregrino culminado por una leyenda que dice "Donde se cruza el Camino del viento con el de las estrellas".

Estábamos felices, habíamos conseguido subir más o menos bien, así que allí mismo donde pudimos resguardarnos decidimos hacer una parada para comer algo, pero poco a poco el dolor de las rodillas de Fran iba aumentando y decidimos ponernos en marcha para llegar cuanto antes al refugio. Y es que pensábamos que lo peor ya lo habíamos pasado, pero ¡qué equivocados estábamos! Allí nos esperaba la bajada, más inclinada que la subida y formada a base de grandes y medianas piedras que ya no sólo nos destrozarían los pies sino que inevitablemente las rodillas tendrían que sufrir. Y así fue, en aquella cuesta abajo Fran terminó por fastidiarse las rodillas, aunque al menos podía seguir andando a pesar del dolor. Tras varias horas de dura caminata por fín llegamos a Puente la Reina y al refugio para ponernos a descansar en seguida esperando que las rodillas de Fran estuvieran mejor a la mañana siguiente.

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Puente la Reina - Estella

22,1 km.

Nos levantamos al día siguiente a la expectativa de los dolores, pero lamentablemente todo seguía igual. A pesar de todo él no quería quedarse allí y prefería avanzar un poco más a un sitio donde pudiéramos estar mejor. Además coincidió en domingo y necesitábamos unas buenas rodilleras, así que tuvimos que salir en busca de una farmacia que estuviese de guardia. Para colmo nos azotó un fuerte temporal que no nos dejaba avanzar demasiado bien. Así que debido a ambos problemas decidimos caminar por la carretera en vez de por lo caminos que por ende estarían embarrados. Finalmente nos dimos cuenta de que no fuimos los únicos que pensamos hacer eso. A veces cuando las cosas se tuercen es mejor dar el brazo a torcer por mucho que nos disguste y aceptar la nueva situación, porque de esa manera todo irá mucho mejor. Uno de nuestros recuerdos más emocionantes era que cuando llovía de una manera muy fuerte e íbamos por la carretera avanzando como podíamos los coches que nos veían nos pitaban para darnos ánimos, sacaban la mano por la ventanilla haciéndonos la señal de la victoria, ... Realmente los seres humanos tenemos una gran capacidad para apoyar y animar a los demás desinteresadamente que sería una pena desaprovechar.

De manera que intentamos llegar a Estella cuanto antes y de la mejor manera posible. Conseguimos encontrar la farmacia y así al menos Fran podía andar mejor con unas rodilleras decentes, en vez de la venda auxiliar que llevábamos en el botiquín. Finalmente llegamos a Estella. Fantástico refugio y fantástico hospitalero que comprendiendo la lesión de Fran nos dejó quedar al día siguiente para descansar. A ese refugio acudía todos los días un señor mayor que había sido boticario con unas hierbas importadas de Rusia según nos contó. Se dedicaba a curar las heridas de los peregrinos que podía mediante emplastes de esas hierbas. Así que Fran recibió también algún emplaste de recambio e instrucciones de cómo utilizarlos. La verdad es que le vinieron muy bien, lo que nos recuerda que realmente la medicina moderna, que nos llena el estómago de porquerías y que nos da productos que siempre nos producen algún efecto secundario, no debería considerarse como la única y verdadera y rechazar sistemáticamente todo aquello que no sea técnica e innovación. Realmente hay momentos en los que la antigua medicina tan simple como un emplaste de hierbas puede ser tremendamente útil. ¿Porqué no caminar juntas de la mano? En vez de estar discutiendo cual es válida y cual no

Como sabíamos que nos íbamos a despedir del grupo que habíamos conocido excepto del compañero este que decidió seguir con nosotros, quisimos salir todos a cenar como despedida. Eva le preguntó a un señor dónde podríamos cenar tranquilos y nos dirigimos al restaurante. Allí nos encontramos a otra compañera brasileña que se llamaba Rita y también había estado con nosotros alguna vez en el camino. Lo pasamos muy bien, fue entrañable, es maravilloso ver como unas personas que no se conocían hasta hacía unos días ya conversaban como si fueran de toda la vida. Realmente todos estamos conectados, sólo tenemos que aprender a darnos cuenta.

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Descanso por lesión

A la mañana siguiente decidimos dar un breve y suave paseo por Estella mientras hacíamos tiempo para poder volver a entrar en el refugio que estaba cerrado mientras lo limpiaban. Estábamos un poco tristes por habernos separado de ese grupo fantástico, pero por otro lado sabíamos que nos encontraríamos con gente nueva y con nuevas cosas que contar. Uno no debe aferrarse demasiado a las cosas ni a la gente porque sino después cuando llega el momento de seguir avanzando se sufre demasiado. La vida está en continuo movimiento y hay que aprender a moverse con ella para sacarle el máximo provecho.

Así, por la tarde llegó la gente nueva. Eran muchísimos y varios tuvieron que dormir en colchones en el suelo, de manera que nuestro compañero ayudó a acomodarse a varias chicas, en concreto tres nuevas amigas que después nos iríamos encontrando en el resto del camino, y con las que compartiríamos algunas experiencias.

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Estella - Torres del Río

28,9 km.

Hacia allá nos dirigimos un día más. Esta vez nuestro punto de llegada será Torres del Río. ¿Qué nos ocurre? Nos preguntábamos una y otra vez. Resulta que la guía del Camino de Santiago marcaba como final de etapa un pueblo llamado Los Arcos, pero a nosotros algo nos decía que debíamos seguir varios kilómetros más hacia Torres... Una fuerza desconocida nos empujaba a los tres hacia allí, así que decidimos escuchar nuestra intuición y encaminarnos hacia el misterioso pueblo de Torres del Río, tras poner un remedio casero para poder andar con facilidad sin forzar la rótula a base de unas tiras de esparadrapo elástico en las rodillas de Fran, que nos había recomendado una médico catalana que conocimos en el albergue de Estella y que realizaba el Camino con su esposo también médico. Al salir de Estella cogimos la variante de Azqueta y nos perdimos la famosa fuente del vino de la que mana vino en todo momento, pero habíamos escuchado que ese era el tramo original y procurábamos no desviarnos de lo que queda de camino medieval real. El camino es maravilloso, todo por pistas de tierra, entre pequeñas arboledas, y muy lejos de la civilización. Fantástico para escucharte un poco, a veces el ruido de la gran ciudad no deja que nos escuchemos a nosotros mismos y eso es una pena, estamos convencidos de que si nos hiciéramos más caso el mundo iría mucho mejor.

Bueno pues así poquito a poco vamos llegando a Torres del Río después de pasar una serie de pueblos laberínticos en los que casi nos perdemos. Y por fin descubrimos quizá el por qué nos atraía tanto el famoso pueblo. Allí reside la iglesia octogonal del Santo Sepulcro, símil del templo de Jerusalén y cuya construcción se atribuye a los templarios. En el tímpano de fuera preside una cruz patriarcal símbolo de esta famosa orden militar. Así pues estaba claro que por allí fluctuaba la energía de los antiguos templarios, y no tardamos en comprobarlo. Cuando ya nos instalamos en el albergue del que hablaremos más tarde, decidimos ir a visitar la iglesia por dentro... Impresionante, pequeña, pero impresionante. Tiene una bóveda gallonada espectacular y hablando energéticamente todo parecía confluir hacia el centro. Todos nos callamos nuestras sensaciones al entrar en el sepulcro, pero luego no pudimos evitar comentarlas. El primero en entrar fue Fran y nada más comenzar a andar por la iglesia sintió como una oleada de energía que emanaba del suelo le recorría desde los pies hasta la cabeza, Eva sintió como una tormenta de energía le atravesaba el cuerpo cuando pasó por debajo del símbolo del tímpano, y nuestro amigo se dió cuenta de que en el centro de la iglesia confluían todas las energías, así que aprovechó para estar algún rato sentado allí, en el suelo para "recargarse".

Después de la interesante experiencia y ya muy cansados decidimos irnos a dormir al albergue. Albergue muy especial porque estaba lleno de runas y símbolos en la pared apenas perceptibles más para el que sabe lo que son. Estuvimos hablando un rato con la hospitalera que era italiana. Nos contó que los pusieron en su día para protegerse de energías negativas que les andaban rondando por su labor de mantener el interés, junto al pueblo, del Santo Sepulcro y el Camino de Santiago. Más adelante nos enteramos de que ella y su esposo pertenecían a la orden de Malta. Aquello más que un albergue parecía una casa de turismo rural y tuvimos que pagar por esas comodidades un precio bastante alto, pero mereció la pena. Ponían música ambiente espiritual y relajante, todo con flores, y lleno de poemas y textos que nos llamaron la atención y que decidimos copiar:

LA GRAN INVOCACIÓN

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya Luz a las mentes de los hombres,
Que la Luz descienda a la Tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya Amor a los corazones de los hombres,
Que Cristo retorne a la Tierra.

Desde el Centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres,
El propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el Centro que llamamos raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz y selle la puerta donde se halla el mal.

Que la Luz, el Amor, y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.

ORACIÓN INDIA POR LA PAZ

OH Gran espíritu que habitas en el cielo,
guíanos por el camino de la paz y el entendimiento,
permítenos vivir juntos como hermanos y hermanas.

POEMA

Por un áspero camino un cansado peregrino busca la Felicidad;
y cuantos al paso halla todos le dicen que vaya Más Allá.

Y cruza por los estrados de los palacios dorados buscándola con afán;
y entre el rumor de la orgía siempre una voz le decía: Más Allá.

A gentes de las montañas pregunta si en sus cabañas con ellos habita en pax.
Y ellos bajan la cabeza respondiendo con tristeza: Más Allá

Penetra con desaliento por los claustros de un convento y se postra ante un altar.
Y entre el rumor de las pieces oye a veces, solo a veces, Más Allá.

Al fin, en el camposanto con ojos llenos de llanto busca la Felicidad;
Y una figura huesosa le dice abriendo una fosa: Más Allá.

La noche tampoco fue ningún desperdicio, los tres tuvimos nuestras experiencias. Comenzando por Fran, se acostó preocupado por sus rodillas porque la derecha seguía con mal aspecto y grandes dolores. Así se quedó dormido rápidamente debido a su esfuerzo extra. Al quedarse dormido instintivamente comenzó a recuperar la sensación que le había recorrido por el cuerpo cuando estábamos en la iglesia. Pero al recordar esa sensación automáticamente realizó una conexión energética con unos templarios que supuestamente residían en la iglesia. Allí nos comentó que le entregaron una energía muy especial para que la usara en parte para curarse las rodillas y en parte en lo que le quedaba de "Camino" (el resto de la vida). Así les dio las gracias y finalmente despertó dándose cuenta de que dicha conexión había durado toda la noche. Eva decidió realizar una conexión energética a través de unas visualizaciones con la iglesia para ver si veía algo, y así fue. Allí se encontró también con un caballero templario que le dijo que la estaba esperando. Ella nos comentó que decidió preguntarle por qué habían tenido ese impulso de ir hasta allí, y él le comentó que junto con sus compañeros querían que fuéramos para renovar nuestras energías. Y que por eso cuando entramos en el sepulcro aprovecharon para "limpiarnos". Le dio las gracias y se despidió. Tras la visualización estaba muy cansada y decidió que ya era hora de irse a dormir. Nuestro amigo nos comentó que prefería hacer un viaje astral para ir a ver a su mujer, la cual por cierto pilló en la ducha, según nos comentó a la mañana siguiente. Esto abre para nosotros una vía de debate muy interesante. Mucha gente se obsesiona porque no es capaz de realizar viajes astrales y piensa que ellos son una pista para medir la evolución propia, gran equivocación, pero que muy gran equivocación a no ser que lo que estemos midiendo sea la evolución astral. Lo que realmente nos interesa en estos tiempos no es ni el control mental de los grandes psíquicos ni los viajes astrales de los maestros del astral. Lo verdaderamente importante en evolución radica en el nivel espiritual de cada uno y eso sólo se mide a través de la capacidad de Amor a los de más y una Fe inquebrantable. Así que si en algún momento pensaste que no estabas evolucionado porque no sabes hacer viajes astrales, no tienes telepatía, ni sueños premonitorios, ni sabes adivinar el futuro no te preocupes porque eso no vale de nada ante la divinidad, esas pueden ser herramientas que ayuden a llegar a ella, pero nunca el fin como objetivo. Se nos viene a la mente en estos momentos para decirte "las apariencias engañan".

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Torres del Río - Logroño

20,3 km.

Por fin nos levantamos al día siguiente, y Fran pudo comprobar como su rodilla izquierda estaba curada y la derecha tenía mejor aspecto ¿la energía de los templarios? Así que emprendimos el viaje hacia Logroño. Como Fran había mejorado volvió a intensificar la marcha, que no era otra cosa que ir a su paso natural. Así que el resto tuvo que acelerar un poco el paso. Para Eva esta etapa fue especialmente difícil como así lo dejó reflejado en su diario "...otra vez he puesto a prueba mi resistencia. Tengo que recordarme una y otra vez que debo tomarme las cosas con mucha más calma. Vivimos muy acelerados y estresados."

Y llegamos finalmente a Logroño. Allí nos dimos cuenta de que el carrete de la cámara de fotos se había roto y que habíamos perdido unas diez o doce. Fue una pena, pero ya estamos acostumbrados porque siempre que salimos de viaje nos tiene que pasar algo con la dichosa cámara, a pesar de que saca unas fotos fantásticas. En Logroño pudimos lavar nuestra ropa en la lavadora de la que disponía el albergue y descansar bastante bien. Sobre todo relajar las piernas y los pies que por entonces ya comenzaban a estar llenos de remiendos. Pudimos cocinarnos un plato de pasta y charlar con algunos peregrinos, especialmente con uno que se llamaba Walter de Austria y que siempre realizaba el camino a toda velocidad. Era uno de los primeros en llegar al albergue y la gente bromeaba mucho con él por ello.


La nota de este día fue que Fran recogió por el camino una camiseta con un triglifo celta que parecía se le había caído a algún peregrino. En el albergue descubrimos que era de una de las chicas a las que habíamos ayudado en Estella, así que desde aquel momento comenzó una agradable amistad entre las tres chicas y nosotros.

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Logroño - Nájera

29,1 km.

De Logroño partimos pues hacia Nájera, no sin evitar algún que otro conflicto con nuestro compañero de viajes, viendo ya que aparecían numerosas tensiones entre nosotros puesto que no nos dejaba ningún tiempo para estar tranquilos. Quizá volvamos a reiterar la pena que da desaprovechar la soledad, pero por qué tenerle tanto miedo, si a la hora de la verdad nacemos y morimos solos. ¿Por qué no sacarle el máximo partido? Es cierto que la soledad eterna, sin contacto humano es terrible, pero ¿no es terrible también la situación contraria? No tener ningún momento para estar a solas con tus pensamientos ... En ese momento habríamos dado lo que fuera por un poco de soledad. De hecho ya hacía tiempo que Fran caminaba delante para no tener que estar todo el rato escuchando a nuestro compañero. Además surgían algunas discrepancias entre nuestras ideas de la vida que hacía que nuestro apasionado amigo subiera continuamente el tono de voz.

La particularidad de este día radicaba en unos 17 km. en los que no había posibilidad de repostar ni agua ni comida, y para colmo era en el final de etapa, cuando ya uno estaba muy cansado. Así que dispusimos que cuando partiéramos llevaríamos nuestras cantimploras llenas. Era un día espectacularmente caluroso y sabíamos que necesitaríamos beber mucho para soportarlo como era debido. La sorpresa llegó nada más empezar, cuando tuvimos que recorrer varios kilómetros por carretera donde los camiones casi nos empujaban fuera de la calzada. La peculiaridad radicó en que Eva que generalmente iba detrás y bastante despacio se situó delante de los dos chicos y tiró de ellos con gran velocidad hasta terminar esos incómodos y peligrosos tramos de carretera nacional. Al llegar ya a una desviación del camino hacia los montes nos encontramos con un grupo de españoles que iban haciendo también el camino y que estaban descansado. Se los veía agotados y además habían cometido la imprudencia de comer alguna cosilla salada por lo que tenían muchísima sed. Se habían acabado sus cantimploras y tendrían que finalizar la etapa sin beber ni gota. Fran les contó lo que había hecho Eva y uno de ellos muy acertadamente dijo: "Y luego les llaman el sexo débil". Es una pena que exista tanto machismo en el mundo, que se considere a las mujeres por debajo de los hombres, que no se las valore, que se les pague menos por los mismos trabajos, que tengan que enfrentarse con total perfección a las labores de casa y del trabajo, o que como una aberración en algún país árabe tengan que taparse la cara con unas telas que ni las dejan respirar, que se les considere simples objetos posesión del hombre... etc. Así no se construye el mundo. Mientras sigan existiendo en la humanidad esas clasificaciones sexistas degradantes para la mujer no se podrá pretender decir que el mundo va a mejor, esta es una asignatura pendiente muy importante que sólo se aprobará con matrícula de honor. Aunque hay que reconocer que se ha avanzado bastante, a uno se le ponen los pelos de punta cuando escucha esas historias de mujeres maltratadas por sus maridos o novios que incluso llegan a matarlas por cualquier estupidez...

Bueno después de esta importante reflexión dimos de beber al grupo de españoles y seguimos nuestro camino. Eva ya volvió a su ritmo normal y seguimos avanzando hasta llegar al famoso Alto de San Antón. Realmente no es muy alto, pero posee unos parajes excepcionales y con el buen día que hacía se ofrecía un recorrido maravilloso. Cuando ya nos acercábamos vimos varios montículos de piedras que se situaban a las márgenes del camino. La tradición cuenta que si vas dejando piedras que trajiste de tu lugar de residencia o que vas encontrando en el camino y te llaman la atención puedes formular un deseo, que se cumplirá. La verdad es que Fran vio un enorme pedrusco que quiso cargar sin saber porqué hasta la cumbre del alto, pero lamentablemente para él nuestro compañero le desconcentró y perdió aquella maravillosa intuición en pos de la lógica que le decía: pesa demasiado, ¿a dónde vas con eso? Fue una pena porque cuando llegamos arriba descubrimos emocionados un inmenso campo de montículos de piedras que representaba todas las cargas y deseos de los peregrinos que habían pasado por allí año tras año. Así Fran se dio cuenta de que aquella intuición de subir el pedrusco estaba totalmente justificada.

Se nos estaba acabando el agua y la teníamos muy bien contabilizada para que nos llegara justita hasta el refugio, pero no contamos con un imprevisto. Volvimos a encontrarnos con el grupo de españoles que se encontraban fatal debido a su falta de agua, posiblemente deshidratados. Así que Fran ni corto ni perezoso les ofreció agua, así bebieron todos hasta que a Fran le quedó solo una poca. De esa manera tuvimos que redistribuir de nuevo nuestras existencias de agua. Finalmente nosotros también nos quedamos sin agua bastante antes de llegar al refugio. Fueron unos kilómetros espantosos, el camino estaba lleno de piedras que destrozaban los pies y nuestro compañero no hacía otra cosa que comentar enfadado que hubiéramos dado toda el agua a aquel grupillo. Lo más sorprendente es que este individuo se llamaba "evolucionado" y se creía en un nivel superior. Una vez más se demuestra que con la teoría no sólo llega, hay que poner en práctica toda la sabiduría. Y qué mejor momento que ayudando a alguien que no conoces en detrimento de tu bienestar ... Se lo hicimos ver y más o menos se dio cuenta de su error. Interiormente Fran y Eva ya se daban cuenta de que pronto habría que dejar partir a este compañero de viajes...

Ya llegando a Nájera teníamos programada una parada muy importante. En una pared de una fábrica un párroco había escrito un bello poema al peregrino que queríamos leer y copiar. En esto que pasó un joven que nos llamó la atención y decidimos indicarle dónde estaba el poema. Él agradecido nos dio las gracias y también hizo un alto en su camino para copiarlo.

POEMA DEL CAMINO DE SANTIAGO, Eugenio Garibay (párroco)

Polvo, barro, sol y lluvia
es Camino de Santiago
Millares de peregrinos
y más de un millar de años.

Peregrino, ¿Quién te llama?
¿qué fuerza te atrae?
ni el campo de las estrellas
ni las grandes catedrales.

No es la brava Navarra
ni el vino de los riojanos
ni los mariscos gallegos
ni los campos castellanos.

Peregrino, ¿Quién te llama?
¿qué fuerza te atrae?
ni las gentes del camino
ni las costumbres rurales.

No es la historia y la cultura
ni el gallo de La Calzada
ni el palacio de Gaudí
ni el castillo de Ponferrada.

Todo lo veo al pasar
y es un gozo verlo todo,
más la voz que a mi me llama
la siento más hondo.

La fuerza que a mi me empuja
La fuerza que a mi me atrae
no se explicarla ni yo.
¡Sólo el de Arriba lo sabe!

Una vez terminado de copiarlo decidimos dirigirnos ya sin pausa al refugio porque necesitábamos beber urgentemente, pues teníamos principio de insolación. Así llegamos finalmente al albergue donde nos trataron especialmente bien lo hospitaleros. La nota curiosa fue que te asignaban tus literas y a nuestro lado le tocó a aquel joven que nos había llamado tanto la atención. Las tres chicas llegaron muy tarde y por poco se quedan sin lugar donde dormir, si no fuera porque avisamos a los hospitaleros de que faltaban ellas. ¡Increíble, otra vez nos tocaba ayudarlas! A estas alturas uno empieza a preguntarse ¿algún karma?

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Nájera - Grañón

27,3 km.

A la mañana siguiente procuramos desperezarnos lo mejor que pudimos y dirigirnos hacia Santo Domingo de La Calzada. Salimos de los últimos del refugio y cuando ya habíamos avanzado unos kilómetros Fran y el compañero de viaje tuvieron una disputa porque aquel individuo hizo una gracia de muy mal gusto sobre un peregrino y Fran le contestó que no era para reírse. Él tuvo la osadía de contestarle que el entender esa gracia estaba por encima de la inteligencia de Fran. A partir de ahí, Fran se dio cuenta de que no era conveniente seguir con alguien así un camino de peregrinación, así que no quiso saber nada más de él. De manera que al llegar al pueblo siguiente decidimos despedirnos de él. Avanzamos pues nosotros dos solos el resto de la etapa hasta Santo Domingo. Eva se despistó y no se dio cuenta de que el sol caía muy fuerte y se fue quemando las piernas, hasta que el dolor se hizo muy fuerte. Llegamos a Santo Domingo bastante rápido sobre todo para encontrar una farmacia donde comprar una buena crema para las insolaciones. Tuvimos tiempo de comer e incluso de esperar a que la farmacia abriera. Así que mientras esperábamos pensamos que sería mejor seguir adelante unos kilómetros más hasta el pueblo de Grañon, donde había un refugio más hogareño y así recuperar la tranquilidad que habíamos perdido desde hacía días. Estuvimos haciendo tiempo en una plaza ante la famosa catedral del gallo. Cual fue nuestra sorpresa que vimos llegar a aquel famoso chico que tanto nos había llamado la atención sin saber por qué. Instintivamente lo saludamos, nos presentamos y le propusimos que se viniera a Grañón con nosotros, no sin antes tener remordimientos por si acaso el joven nos salía como nuestro anterior compañero de viaje. El chico se llama Eduardo y es de Brasil, había venido sólo a sus 22 años desde allí para realizar el camino. A Fran se le pasó por la cabeza de la manera más insospechada que si acabábamos con ese joven el camino lo llevaríamos a Finisterre (¿?). Nuestro nuevo amigo decidió venirse con nosotros y pronto descubrimos que era un chico maravilloso, estudiante de mística y muy sensible a los temas sobre evolución espiritual.

Así poco a poco tardando mucho más de lo debido por la apasionante conversación que estábamos teniendo llegamos a Grañon. Allí descubrimos que el refugio estaba dentro de la iglesia, se dormía en colchonetas en el suelo y sólo éramos ocho peregrinos. Para nosotros aquello era una bendición. Fran le aplicó la crema a Eva durante varias horas y tuvo que dormir boca abajo y con las piernas fuera del saco. Aun a sí dormimos los dos fenomenal. Seguimos teniendo una grata conversación con Eduardo sobre cómo es Brasil, sus edificios, su mística, la sensibilidad de la gente, ...

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Grañón - Belorado

15,9 km.

A la mañana siguiente Eva ya se encontraba mucho mejor y se nos ocurrió la brillante locura de ir desde Grañón hasta San Juan de Ortega para alcanzar al grupo que habíamos perdido aquel famoso día de descanso en Estella. Salimos a toda velocidad despidiéndonos de Eduardo y nos pusimos prontísimo en Belorado, supuesto final de etapa según la guía del peregrino. Con lo que no habíamos contado fue con la tormenta que se nos vino encima, decidiendo al fin quedarnos en Belorado donde descubrimos que llegamos los primeros al albergue. Si hay algo que realmente nos impresionó de esa etapa fue que una vez más los coches y autobuses que nos vieron avanzar por el camino a pesar del temporal nos pitaban dando ánimos.

Para nuestra sorpresa y deleite Eduardo llegó un poco después de nosotros decidiéndonos quedar juntos en el albergue para seguir charlando tan animosamente como lo habíamos hecho el día anterior. Fue una velada de esas inolvidables.

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Belorado - San Juan de Ortega

24 km.

Al día siguiente nos levantamos más temprano de lo habitual porque encima de Eduardo dormía un peregrino que roncaba demasiado fuerte, y éramos incapaces de conciliar el sueño, así a las 5:30 a.m. nos fuimos despidiéndonos de Eduardo para dirigirnos a nuestro siguiente objetivo: San Juan de Ortega.

Esta etapa fue de las más hermosas del camino, tuvimos que pasar tres tipos de frondosos bosques que parecía sacados de cuentos de hadas. Aprovechamos pues para entrar de lleno en contacto con la naturaleza, saludar a los espíritus del bosque, cargarnos energéticamente, ... Así en medio de la nada apareció un perro blanco de ojos azules que vino directo hacia nosotros. Se nos quedó mirando, nos dio unos besitos, nos sonrió y volvió a desaparecer. La verdad, no sabemos que decir al respecto pues fue uno de esos momentos que no tienen explicación alguna. La única reflexión que obtuvimos fue que realmente los seres humanos estamos totalmente conectados con los otros habitantes de este planeta. Y que sería maravilloso que nos diéramos cuenta de ello porque seguro que podríamos aprender muchísimo de ellos.

Poco a poco nos acercábamos al monasterio de San Juan de Ortega que sería nuestro próximo refugio. Allí nos volvimos a encontrar con Eduardo y con él volvimos a tener otra de esas charlas que se hacen llamar existenciales. Cada vez estrechábamos más los lazos de amistad con aquel maravilloso joven. Estaba claro que el destino quería que nos encontráramos. A veces la vida nos hace llegar todo tipo de individuos que nos ayudan a ser mejores, a reafirmarnos en nuestros ideales, etc. Ningún encuentro es casual, y el Camino de Santiago nos lo estaba recordando.


San Juan de Ortega tiene una iglesia con un particular capitel. Cada equinoccio tiene lugar lo que los vecinos llaman "milagro de la luz" consistente en que los rayos del sol entran por la ventana izquierda de la fachada incidiendo directamente sobre el magnífico relieve de la Anunciación con un tinte de luz dorada. A este efecto se le atribuyen propiedades milagrosas contra la esterilidad.

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San Juan de Ortega - Burgos

27,6 km.

Bueno, un día más nos levantamos dispuestos a seguir avanzando hacia Santiago de Compostela. Salimos bastante temprano de S. Juan de Ortega, dejando a nuestro amigo Eduardo todavía durmiendo, porque teníamos muchas ganas de llegar a Burgos.

Los primeros kilómetros transcurrieron por campos vallados de ganado y árboles maravillosos. Al parecer la mayoría de los peregrinos habíamos tenido la idea de salir temprano así que íbamos todos casi en pelotón. Nosotros dos esperábamos poder desayunar en el famoso pueblo de Atapuerca como finalmente pudimos hacer, además tuvimos la grata sorpresa que mientras nos tomábamos nuestro chocolate apareció por allí Eduardo con la misma intención que nosotros, así que decidimos volver ha hacer el camino juntos. En Atapuerca tuvo lugar en 1054 la batalla entre el rey de Castilla y León, Fernando I y el de Navarra, Don García, que se saldó con la muerte de este último. En el lugar hay en conmemoración de la batalla un dolmen. Pero Atapuerca también es importante por sus excavaciones arqueológicas sobre la prehistoria donde han tenido lugar grandes descubrimientos de los antepasados del hombre.

A la salida de Atapuerca y ya los tres juntos tuvimos que pasar por los límites de un campo de tiro militar y ascender por un monte desde el que ya podíamos divisar Burgos. Parecía tan cerca ... La verdad es que tuvimos que comprobar directamente eso de que "las apariencias engañan".

Dimos un impresionante rodeo para pasar por todos los pueblos del camino, el paisaje era algo abrupto y la mayor parte de la etapa la pasamos en silencio. Pudimos disfrutar de algún pequeño bosque de pinos un tanto seco y de unos pueblos muy hermosos hasta que una buena tromba de agua nos sorprendió en pleno descampado. Corrimos para protegernos y ponernos nuestros ponchos para el agua y seguimos avanzando hacia la ciudad de Burgos.

Las cosas continuaron con total normalidad hasta que llegamos al albergue. La verdad es que el final de etapa fue terrible. Diez kilómetros atravesando polígonos industriales, con el ruido de camiones que iban de un lado para otro, y un asfalto que nos destrozaba los pies (al menos había parado de llover), además de tener que cruzar la ciudad de un extremo a otro. Estábamos muy cansados. Algunos peregrinos decidieron coger el autobús para saltarse ese tramo hasta el refugio, pero nosotros nos habíamos prometido que lo haríamos todo a pie. Así que tras un duro esfuerzo por fin llegamos al albergue que estaba situado en medio de un parque. La verdad es que fue uno de los mejores. Además nos llevamos una gran alegría porque nos reencontramos con el grupo de brasileños que habíamos dejado atrás en Estella. Como te puedes imaginar Eduardo estaba muy feliz de encontrarse con gente de su país. Descansamos un poco, pero como no habíamos comido los tres decidimos que era hora de comer, así que ahora ya como turistas cogimos un bus al centro de la ciudad para ir a comer algo, y por supuesto hacerle una visita a la catedral, una de las más impresionantes de España. Fue muy gracioso porque en el autobús nos encontramos a una religiosa muy simpática que nos animó a seguir adelante.

La alegría nos la llevamos cuando nos encontramos a aquel peregrino de Luxemburgo que hacía tantos días habíamos despedido pensando que no lo volveríamos a encontrar. Y allí estaba, en plena ciudad. Es un buen momento para preguntarse si existe la casualidad... Estuvimos charlando un poco con él y nos comentó que estaba pasando unos días en un monasterio y escuchando cantos gregorianos pues deseaba retirarse del mundo unos días. Nosotros le comentamos un poco nuestras incidencias del camino y ya finalmente nos volvimos a despedir nuevamente de él.

Por fin devoramos la comida y con cámara en mano nos dirigimos hacia la catedral. Una vez allí pudimos disfrutar de su belleza y por ende nos encontramos de nuevo con las tres chicas que nos íbamos encontrando siempre por el camino. Hay que decir que en cierto modo ya estábamos haciendo el camino también con ellas, lo que era un verdadero placer.

Ya muy cansados decidimos que era hora de volver al albergue y para ello tomamos de nuevo un autobús. La sorpresa vino cuando subimos al auto porque nos volvimos a encontrar a la misma religiosa que habíamos conocido cuando fuimos a comer. Ella también muy sorprendida de volver a vernos nos preguntó qué tal lo habíamos pasado en la catedral, si nos había gustado, ... Por fin llegamos al albergue y nos pusimos a dormir.

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Burgos - Hornillos del Camino

18,3 km.

A la mañana siguiente nos levantamos y nos despedimos de Eduardo. Él quería ir lógicamente con el grupo de brasileños y nosotros teníamos que volver al centro para hacer unas gestiones, así que con algo de tristeza le dijimos adiós esperando poder volver a encontrarlo en el camino. Otra vez en el centro decidimos entrar a desayunar en un bar que había por allí. Gente muy amable nos atendió, y pudimos sentarnos tranquilamente en una de las mesas porque éramos los únicos clientes que había en ese momento. Mientras planificábamos lo que íbamos a hacer ese día entró una pareja que también decidió desayunar allí y casi sin darnos cuenta comenzamos a hablar con ellos. Nos comentaron que eran mexicanos y que estaban recorriendo España. Hablamos del Camino de Santiago y de nuestras experiencias y también de su viaje por España. Nos comentaron que lo estaban pasando muy bien, pero que al principio tenían mucho miedo de que los españoles fuéramos racistas hacia ellos, pero que cuando llegaron se dieron cuenta de que no había nada de lo que preocuparse. Esto fue algo que nos sorprendió mucho. Buen momento para tratar el tema del racismo. ¡Qué pena da que los pueblos se marginen unos a otros! En la memoria de todos debería estar la terrible segunda guerra mundial y la exterminación judía. La pregunta es ¿Nunca vamos a aprender que todos somos la misma cosa representada de distintas maneras? Sin duda alguna queremos dejar constancia de que el odio hacia otra raza por ende simplemente porque es diferente es uno de los sentimientos peores que hay en este mundo.

Seguimos charlando y nos preguntaron por qué hacíamos el camino. Nosotros les respondimos que la verdad a esas alturas ya no lo sabíamos... Así nos expusieron una interesante teoría: "Para nosotros el peregrino va a Santiago en busca de sus orígenes, pues intenta rememorar el origen de su alma que no es terrestre".

Después de desayunar y de despedirnos de esa encantadora pareja mexicana cogimos de nuevo un autobús para retomar el camino que partía del albergue y dirigirnos hacia Hornillos del Camino. Fue un recorrido interesante aunque ya se comenzaba a tener constancia de ese paisaje llenos de campos de trigo que te dejaba ver el horizonte en la lejanía. No se divisaba ya ningún árbol, pero los campos dorados eran maravillosos. La mayoría de los peregrinos hacían su final de etapa en Hontanas, pero a nosotros nos apetecía parar en Hornillos y descansar lo mejor posible. Los peregrinos franceses suelen parar aquí por que en el medievo existió un hospital y leprosería dependientes de un monasterio francés. Así que pasamos el día rodeados de unos simpatiquísimos peregrinos francófonos.

Decidimos cenar a gusto en el único bar que había allí y nos llevamos una sorpresa maravillosa con la atención que nos dieron. Se puede decir que fue espectacular. El propio dueño nos servía los platos con una exquisita educación y la comida estaba estupenda. Ya cuando nos íbamos tuvimos el placer de charlar con él sobre el futuro de la zona. Le comentamos que parecía una zona muy seca y él nos dijo que era todo lo contrario, comentaba que debido a las ayudas económicas de la CEE para la plantación del trigo la gente del lugar lo plantaba incluso en los sitios más imposibles, pero que cuando se acabasen las ayudas muchos de esos terrenos se abandonarían dejando paso así a una buena vegetación, quedamos con él en que si volvíamos por allí dentro de 15 años lo comprobaríamos.

Del albergue de Hornillos nos llevamos dos frases muy interesantes:

"Al comienzo es esperanza
al final es una huella en el Camino"

"Los caminos fáciles no llevan lejos"

(Proverbio Chino)
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Hornillos del Camino - Itero del Camino

31,2 km.

Una mañana más nos levantamos preparados para una nueva etapa. Estábamos decididos a realizar un largo trayecto, pues queríamos llegar a Itero. Así que nos pusimos en marcha por el camino. Poco se puede decir de esta etapa más que fue tremendamente dura. El hecho de no ver ningún árbol, de haber aumentado los kilómetros a recorrer y una mala señalización que nos hizo perder mucho tiempo no nos ayudaron demasiado. Ya a media tarde llegamos a Itero casi muertos, especialmente Eva, el problema fue que el albergue de la orden de malta ya había cerrado sus puertas por temporada y pensábamos que tendríamos que recorrer otros seis kilómetros para encontrar el próximo. Pero gracias al destino todavía encontramos a los hospitaleros que nos comentaron dónde podíamos encontrar otro albergue que estaba abierto a unos metros, incluso se ofrecieron a llevarnos en coche porque veían muy mal a Eva. Pero nosotros les dijimos que lo queríamos hacer a pie, nada de transporte. Sonrieron y nos indicaron lo mejor posible el camino y como encontrar a la hospitalera. De paso aprovecharon para invitarnos a desayunar en su albergue a la mañana siguiente. Dicen que estos hospitaleros le lavan los pies a todos los peregrinos que llegan a su albergue como forma de darles la bienvenida.

En fin, nos despedimos de ellos hasta la mañana siguiente y nos dirigimos al pueblo cercano para encontrar el albergue. Eva ya casi no podía dar un paso más y Fran se estaba agobiando porque aquel pueblo parecía un pueblo fantasma. Llamamos a varias puertas y casas para ver si alguien nos podía informar de dónde estaba el refugio porque nos habíamos perdido entre las laberínticas calles. Al principio no salía nadie a contestar, no se veía ni un alma y la desesperación se apoderó de nosotros. Así que decidimos pedirle a Dios en un ruego de súplica mezclado con enfado que por favor nos ayudara, que no enviara a alguien para informarnos porque no podíamos más. Inmediatamente empezó a salir gente de sus casas para dar una vuelta, para charla con los amigos, para limpiar la calle, ... etc. Aquel pueblo que hacía unos minutos parecía abandonado se llenó de pronto de un montón de gente como por arte de magia. Le dimos las gracias a Dios por habernos escuchado y le preguntamos al primer aldeano que nos encontramos. Este hombre fue tan amable que incluso nos llevó al albergue que resultó ser el ayuntamiento del pueblo. Allí descubrimos que era un refugio muy limitado en plazas, pero eso no nos importó porque al final sólo fuimos nosotros dos y un peregrino de bicicleta que también se había perdido y viendo que se le hacía tarde decidió parar allí para pasar la noche. La madre del alcalde era la hospitalera y se portó fenomenal con nosotros. Pudimos darnos una buena ducha caliente y descansar un poco. Pero los detalles de esta gente no acabaron ahí. Necesitábamos provisiones, pero resulta que la única tienda del pueblo estaba cerrada, pues los dueños estaban en una fiesta en el pueblo vecino y no volverían hasta muy tarde. Pero nos dijeron que eran gente muy amable y que no pasaba nada por ir por la noche a pedirles que nos abrieran la tienda. Pero estábamos tan cansados que tras varias veces de intento frustrado ya nos habíamos hecho a la idea de que esa noche no íbamos a cenar nada. Pero ya cuando las esperanzas casi se habían desvanecido apareció por el refugio el señor que nos había ayudado a llegar a él comunicándonos que los dueños de la tienda ya habían llegado y que ya les había comunicado que nosotros estábamos esperándoles. Así que este ángel temporal para nosotros nos acompañó hasta la tienda donde nos recibieron con las brazos abiertos. Le dimos profundamente las gracias a este señor y posteriormente a los dueños de la tienda que hasta incluso nos pidieron perdón por no haber estado por allí. Es increíble la amabilidad, caridad y ayuda a la que puede llegar el ser humano cuando está dispuesto, y el Camino de Santiago lo demuestra. Todos llevamos un alma generosa dentro, sólo tenemos que dejar que se manifieste. Si el mundo se rigiera así este planeta sin duda sería un paraíso.

Bueno, el asunto es que pudimos finalmente realizar nuestras compras e irnos a dormir sin el bullicio de los grandes albergues. Le dimos las buenas noches al peregrino de bicicleta y descansamos lo mejor que pudimos. La verdad es que fue una noche tremendamente reparadora.

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Itero del Camino - Villalcázar de Sirga

27,6 km.

A la mañana siguiente nos levantamos y decidimos aprovechar la invitación para desayunar de los hospitaleros de la orden de malta. Aparecimos por allí y nos saludaron. Sonriendo nos dijeron que ya teníamos mejor aspecto que ayer, en especial Eva. Así pusieron la mesa con un montón de comida, y aunque desayunamos todos juntos nos sirvieron ellos mismos, y ni siquiera aceptaron nuestra proposición para limpiar lo platos cuando acabásemos. Realmente fue una gente maravillosa. Descubrimos además que uno de ellos era de nuestra ciudad lo que hizo que confraternizáramos un poco más. En fin, todo parecía indicarnos que aquel día sería fantástico.

Nuestro siguiente objetivo era Villalcázar de Sirga. El camino fue bastante agradable y pudimos volver a disfrutar de un interesante paisaje. Además descubrimos que una vez más decidimos hacer una parada en un pueblo templario sin saberlo. De hecho había allí enterrado en su iglesia el último de los maestres de la zona. Lo curioso es que también se encuentra el sepulcro del infante don Felipe y su esposa doña Leonor. La iglesia ha dado mayor importancia a estos dos príncipes medievales que al templario de manera que una pantalla esconde el sepulcro del templario que ni siquiera aparece en las postales que se pueden comprar como recuerdo. ¿Algún tipo de rechazo? Posteriormente descubrimos que si.

Cuando llegamos al albergue descubrimos que era un lugar muy acogedor y que no había demasiada gente, parecía que estábamos escogiendo los albergue más tranquilos. Como había cocina decidimos prepararnos un buen plato de pasta. Pero entonces apareció el párroco de la iglesia a organizar las cosas, pues el hospitalero se había ido el día anterior. La verdad es que era un señor con un carácter muy fuerte, pero muy agradable. Tuvimos el placer de charlar un rato con él y pudimos deducir que no se llevaba muy bien con los hospitaleros de las diversas órdenes relacionados con los templarios. Él mismo nos enseñó desinteresadamente la famosa iglesia y luego nos despedimos de él cuando llegó un grupo de turistas para irnos a descansar.

Por allí había varios textos que recogimos en nuestros diarios:

"No corras, ve despacio
que a donde tienes que llegar es a ti mismo"
(Juan Ramón Jiménez)
"Caminante, son tus huellas,
el camino, y nada más.
Caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino
sino estelas en el mar."
(Antonio Machado)
ORACIÓN DEL BOSQUE

HOMBRE:
Yo soy el calor de tu chimenea en las frías noches de invierno
y la sombra amiga cuando calienta el son de verano.

Yo soy la estructura de tu casa y la tabla de tu mesa.

Yo soy la cama en la cual descansas,
el material con el que haces tus navíos,
el mango de tu hazada y la puerta de tu refugio.

Yo soy la madera de tu cuna y también la de tu ataúd.

ESCUCHA MI ORACIÓN: ¡NO ME DESTRUYAS!

LA PEREGRINACIÓN

Para ir con provecho por el Camino de Santiago no basta coger la mochila y caminar, hace falta ponerse en actitud de peregrinación ... y la peregrinación tiene una tradición muy rica en cuanto a camino de oración, de búsqueda, ...

Cuando al término de un día de marcha, el peregrino echa una mirada hacia atrás y otea el camino que ha recorrido, apenas puede creer que sus pies tan frágiles hayan podido franquear ese espacio.

Es entonces cuando comprende que la marcha es un símbolo: símbolo de esfuerzo, de trabajo, de victoria. Y así es concebida en la Biblia.

Pero la marcha tiene otro significado. Es una liberación de los "reclamos del mundo". El peregrino abandona las preocupaciones de la vida cotidiana. Es un desprendimiento completo. Se encuentra en situación de "desierto". Estar en el desierto no sólo significa alejarse de la sociedad humana, sino vivir con Dios. Es una donación total de la persona al amor de Dios.

La espiritualidad de la peregrinación roza aquí el ámbito de la mística: La marcha del peregrino ya no es un simple ejercicio atlético sino una profunda experiencia interior.

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Villalcázar de Sirga - Calzadilla de la Cueza

22,9 km.

A partir de Villalcázar de Sirga empezamos a coincidir en albergues con poca gente lo que nos ayudó a descubrir esa faceta del camino más tranquila que hasta ahora no habíamos podido vislumbrar debido a estar frecuentando albergues con un mínimo de cincuenta personas. Es curioso como se acostumbra uno al bullicio de la ciudad y como da por sentado que el resto del planeta es así. Tuvimos especialmente la posibilidad de disfrutar de la soledad en el trayecto hacia Calzadilla de la Cueza, pues nos enfrentábamos ese día a unos 17,5 km. de absoluta soledad, sin pueblos, sin edificios, sin nada de nada.

Nos levantamos ese día muy tranquilos y habiendo descansado muy bien, pero con el recuerdo en la mente de que se día nos íbamos a enfrentar a dicho reto de soledad. Bueno suponíamos que no iba a ser para tanto, que la guía exageraba mucho, pero qué equivocados estábamos. Hacía un sol radiante y mucho calor. Ya se podía observar claramente ese paisaje llano, sin árboles incluso un poco árido recordándonos a una especie de desierto. Pasamos un pueblo donde reunimos provisiones y descansamos para comer y reanudamos nuestro viaje. Pasamos por una arboleda y por un hermoso río, pero poco a poco veíamos acercarse una inmensa zona desierta que se perdía en el horizonte.

Así más tarde o más temprano comenzamos a seguir el camino que por allí pasaba. Pronto descubrimos que era todo línea recta, una recta que con el paso de las horas se hacía interminable. Allí estábamos los dos, perdidos en medio de la nada avanzando solos y ningún peregrino a la vista. Es en esos momentos donde realmente te enfrentas a la soledad, al silencio sepulcral que te presiona, que te agobia y así poco a poco la desesperación se va haciendo contigo. Deseas ver a alguien, oír algo y gracias a dios de vez en cuando aparecían peregrinos en bicicleta que te saludaban y te animaban, para luego desaparecer por el horizonte. ¡Qué suerte! pensabas, el los llegarán en seguida...

La verdad es que aquella famosa recta, nos resultó infernal ya no sólo por la soledad, por la monotonía del paisaje sino también por el calor que hacía. Seguíamos avanzando sintiendo que no progresábamos en nuestro caminar, mientras la tarde caía oscureciéndose poco a poco y en el horizonte la nada. Seguíamos avanzando cada vez más desmoralizados incluso pensando que tendríamos que dormir finalmente al aire libre. Además el cansancio se hacía para aquellos kilómetros mucho más doloroso y apetecía menos andar. Pero milagrosamente poco a poco comenzamos a divisar al fondo una especie de campanario aunque no se veía nada más. Se nos ocurrió que tal vez podíamos pasar la noche por allí. Le pedimos a dios que nos enviara a alguien para decirnos a cuanto estaba el pueblo para decidir que hacer. Y así, como de la nada apareció a lo lejos un tractor. No dudamos en pararlo y preguntarle dónde estaba el pueblo. Él sonriendo nos dijo que ya estábamos en él. Que lo teníamos delante. Y así fue cuando nuestros ojos asombrados descubrieron que la nada que se veía al fondo durante todo el camino era debida a que el pueblo se encontraba escondido tras una especie de cañón. Avanzamos unos metros y nos acercamos al borde...

Allí estaba el pueblo que tanto estábamos deseando ver. En esos momentos te acuerdas de esos acontecimientos en la vida que te han hecho sufrir, pero que más tarde o más temprano llegan a su fin y recuerdas esa satisfacción entre lágrimas por haber conseguido salir adelante.

El albergue estaba además a la entrada del pueblo así que por ese día no hicimos nada más que entrar, comer y dormir.

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Calzadilla de la Cueza - Sahagún

22,3 km.

Ya más tranquilos nos levantamos a la mañana siguiente totalmente repuestos después de haber estado durmiendo más de lo normal. Nuestro siguiente objetivo era Sahagún. Comenzamos a avanzar por el camino que marcaban las flechas amarillas y pronto nos dimos cuenta de que aquel camino había sido modificado por las fincas. Ahora se bordeaba sin sentido alguno un montón de tierras cuyo camino estaba destrozado por el paso de los tractores y ya comenzaban a dolernos desorbitadamente los pies. Observamos la guía con detenimiento y descubrimos que la carretera nacional iba mucho más directa así que haciendo una excepción preferimos avanzar por allí en vez de por las fincas. Pero cual fue nuestra sorpresa que cuando llegamos a la carretera nacional descubrimos un panel que indicaba que aquel era el camino original. Entonces nos dimos cuenta de que lo habían modificado a través de las fincas para que los peregrinos no fueran por la nacional por peligro de atropellos. Pero entonces nos preguntamos porqué habían cambiado el camino de una forma tan desorganizada obligando a hacer al peregrino más kilómetros de los que debería y por unos caminos que hacían mucho daño a los pies y piernas. Mucha gente, en especial los poderosos engañan a la gente diciéndole que la van a ayudar, que es por su bien, por sus hijos, ... y luego te das cuenta de que todo era un terrible engaño para proteger sus intereses. Desgraciadamente en el Camino de Santiago también tienes la mala suerte de comprobar esto. Algunos bares o restaurantes, incluso tiendas de servicios deciden cambiar las señales del trazado original solo con el propósito de que el peregrino pase por sus locales para consumir sin pensar que para el peregrino unos metros de más son unos metros más que hay que sufrir.

Así que ahora con la conciencia más tranquila avanzamos por la nacional sabiendo que estábamos haciendo el trazado original que acortaba unos 4 kilómetros al que habían desviado. El pueblo era muy bonito y el albergue nos resultó muy confortable. Una vez más éramos muy pocos, pero nos llevamos unas gratas sorpresas. En primer lugar nos encontramos de nuevo con una de las brasileñas que nos había dejado atrás. Estaba enferma, tenía hinchadas las piernas y no podía seguir avanzando con normalidad así que se había retrasado mucho y por ello pudimos volver a verla. Quisimos conocerla un poco mejor y descubrimos que hacía yoga y capoeira, pero nos reconocía que era muy impaciente y orgullosa de manera que había comenzado el camino esperando aguantarlo perfectamente, incluso mejor que sus acompañantes infravalorando un poco a aquellos que iban más lentos que ella. Entonces nos contó que aquella enfermedad que le desgastó las piernas le había ayudado a bajar los pies a la tierra y dejarse de fanfarronadas y aprender una dura lección de tragarse el orgullo. Una vez más pudimos comprobar cómo el camino le enseña a uno lo que tiene que aprender en ese momento.

Pero allí en el albergue de Sahagún también nos llamó la atención un señor muy simpático que se llama Rafa al que para nuestra sorpresa conoceríamos los días siguientes. El cual entró en el albergue de una forma un tanto singular diciendo "¡Esto parece un hotel de lujo!"

Dormimos en el mismo compartimento que la brasileña y un matrimonio mayor de Suiza que vivía en el Amazonas. Así que te puedes hacer una idea de lo gratificante que fue esa tarde-noche con una interesante conversación sobre el sentido profundo de la vida.

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Sahagún - Reliegos

30,7 km.

Salimos temprano a la mañana siguiente un tanto descontentos de que la noche anterior el hospitalero no hiciera callar a unos jóvenes que no estaban respetando el descanso de los demás. Hay que tener en cuenta que en el Camino uno se encuentra de todo y no todos hacen el camino con un motivo interior, otros lo hacen sólo pasárselo en grande. La salida de Sahagún es un tanto complicada porque te enfrentas a un escalestri de carreteras nacionales en las que no puedes equivocarte de dirección y aunque la flecha amarilla te ayuda mucho hay que estar muy atentos a los que se hace.

Cuando ya estábamos en camino apareció aquel señor tan simpático que se llamaba Rafa. No nos sorprendió la familiaridad con la que nos presentamos pues a esas alturas ya nos habíamos hecho a dicha familiaridad que existe entre todo el mundo que va a Santiago. Así y recordando lo bien que nos habían ido las cosas con Eduardo fue un placer hacer algunas etapas con su compañía. Fue hermoso descubrir que Rafa era de nuestra misma ciudad y suponemos que eso hizo que confraternizáramos un poquitín más. Nos comentó que procuraba hacer todos los años el Camino saliendo de puntos diferentes debido a que no tenía tiempo para hacerlo entero desde Roncesvalles. Esta vez nos comentó que había empezado un poco más atrás de Sahagún. Fuimos hablando de muchísimas cosas, comentando todo lo que ocurría en el mundo, cosas cotidianas, ... y así sin darnos apenas cuenta un recorrido que se nos podía haber hecho tremendamente aburrido por su monotonía fue divertidísimo entre otras cosas debido a la faceta bromista-irónica de nuestro nuevo compañero de andanzas.

Aunque la intención de Rafa era llegar hasta Mansilla de las Mulas, cuando llegamos a Reliegos nuestro destino de ese día, comenzó a encontrarse muy mal por unas legumbres que comimos; así que le instamos a que se quedase con nosotros en el albergue. Lo más espectacular fue que una vez más nos encontramos solos pudiendo disfrutar de unas maravillosas instalaciones con una total tranquilidad.

De allí de Reliegos recogimos lo siguiente:

UNA SONRISA

Una sonrisa cuesta poco,
pero vale mucho.
Quien la da es feliz
y quien la recibe la agradece.

Dura solo un instante
y su recuerdo, a veces,
perdura por toda una vida.

No hay nadie tan rico,
que no la necesite.
Ni nadie tan pobre que
que no la pueda dar.

Produce felicidad en el hogar,
prosperidad en los negocios y
contraseña entre amigos.

Es descanso para el cansado,
luz para el desilusionado,
sol para el triste
y antídoto para los problemas.

No se puede comprar,
ni pedir prestada,
tomarla o robarla;
sirve solo como regalo.

Y nadie necesita tanto
de una sonrisa como quien
se olvidó de sonreír.

Sonríe siempre porque la sonrisa
es el mejor regalo
que podemos recibir y
el mejor que podemos ofrecer.

Si con las prisas me olvido de
darte una sonrisa, discúlpame:
¿Tendrías la bondad
de darme una de las tuyas?

Porque una sonrisa es
la mejor cédula de identidad
para caminar por la vida.

POEMA DEL S. XIII

"La puerta se abre a todos, enfermos y sanos, no solo a católicos sino aun a paganos, a judíos y a herejes ociosos y vanos, y más brevemente a buenos y profanos"

"El Camino te hará vivir, sentir, creer y aprender. Y si sabes hollarlo convenientemente, sabrá incluso ponerte en contacto directo con tu propia identidad"

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Reliegos - León

24,3 km.

Desde Reliegos hacia León tuvimos un día fantástico, lleno de sol y de una temperatura muy adecuada. Salimos los tres, en dirección hacia una de las ciudades españolas con una de las catedrales más bellas. La verdad es que teníamos muchas ganas de llegar allí.

El viaje fue muy tranquilo y a pesar de que el paisaje era bastante monótono y podría habernos resultado aburrido, las charlas que mantuvimos con Rafa fueron muy amenas, así que casi sin darnos cuenta estábamos a las puertas de la ciudad. Hablamos mucho de la economía, de la estafa que hacen los bancos cada vez que necesitas pedirles dinero, de lo difícil que puede resultar a veces crear un hogar y de cómo de la noche a la mañana puedes perderlo casi todo. La vida siempre nos da importantes lecciones, aunque ellas a veces vayan acompañadas de algún que otro sufrimiento, pero si piensas un poco, ese sufrimiento nunca es en vano. Lo importante es seguir adelante para descubrir qué es lo que estaba oculto tras el problema y así vislumbrar el final del mismo para terminar madurando finalmente. Porque madurar, mejorar, ser mejor persona, eso es para lo que la vida te pone tantos obstáculos.

Hablamos también de la importancia del futuro, pero también del presente. De la necesidad de la gente por aparentar lo que no es para obtener un puesto de trabajo que esté valorado en la sociedad, estudiar lo que sea para convertirse en un erudito sin importar que lo que se aprenda tenga una verdadera utilidad o interese al individuo... en fin hablamos del impresionante cinismo de esta sociedad en la que vivimos, pero también con un poco de esperanza sobre mucha gente que ya se está dando cuenta de lo mal que va el mundo.

Hablamos también de asuntos denominados paranormales y de cómo mejorarían esos campos si se realizaran investigaciones cada vez más fiables, sin buscar desesperadamente la descalificación de aquello que no entendemos, porque el ser humano intenta explicar por todos los medios posibles que todo aquello que no entiende o no puede clasificar no son más que cuentos para niños o paranoias de algunos individuos, y así no se puede avanzar. A veces la mente se cierra de una manera que es incapaz de descubrir la belleza de su entorno sin tener que explicarla científicamente.

Y así charlando animosamente hora tras hora llegamos casi a las puertas de León. Allí nos esperaba una grata sorpresa que no tardamos mucho tiempo en desvelar. Habíamos parado en un pequeño pueblo con unos vecinos muy amigables a descansar y a beber y reponer nuestras cantimploras. Estábamos descansando en un banco debajo del árbol de lo que parecía ser la plaza central del pueblo y decidimos pasar un buen rato allí, antes de seguir adelante. Un vecino se puso a hablar con nosotros sobre El Camino de Santiago, y el descanso de un rato se convirtió en un descanso demasiado largo, interrumpiendo bastante nuestro horario. Decidimos por fin salir de allí pues aunque estábamos muy cerca de León, todavía nos hacía falta recorrer algunos kilómetros más y no era cuestión de seguir retrasándose. Cual es nuestra sorpresa que cuando ya estamos en marcha a los primeros metros recorridos oímos a nuestra espalda la voz de una chica llamando a Eva. Y cuando nos dimos la vuelta, allí estaban nuestras tres compañeras que habíamos dejado varias etapas atrás. Todos nos sorprendimos mucho al vernos y tras los emotivos besos y abrazos nos pusimos todos juntos de nuevo en marcha.

Pero la sorpresa no se acabaría ahí, porque tras presentar a Rafa a las chicas, una de ellas, Patricia se puso a hablar animosamente con él descubriendo como por arte de magia que ya se conocían de Internet. Al parecer ya había hablado varias veces a través de Internet en la página oficial del Xacobeo sobre trucos para hacer mucho mejor el camino. Lo más bello de la historia es que Patricia siempre pensó que le hubiera gustado hacer el Camino con Rafa y curiosamente en aquel momento había cumplido un sueño que para ella era imposible. Esto nos trae a la memoria esa cantidad de "coincidencias" que ocurren en nuestra vida y que a veces parecerían imposibles a la razón.

Así todos juntos llegamos al albergue de León. Pero sabíamos que la alegría no duraría mucho pues Patricia se había lesionado días atrás en las piernas y ya casi era incapaz de avanzar. Tras asearnos decidimos salir a ver la ciudad y sobre todo su hermosa catedral. La verdad es que quedamos maravillados de su esplendor y la consideramos uno de nuestros más bellos recuerdos. Pero estábamos muy cansados así que en seguida regresamos al albergue para descansar para el día siguiente.

La noche no la pasamos muy bien, hacía mucho calor y algunos peregrinos no respetaron el sueño de los demás de manera que aunque pudimos descansar no pudimos dormir tranquilamente. Hay que tener en cuenta que los albergues de León son muy grandes y claro cabía mucha gente y por lo tanto siempre hay más bullicio.

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León - Villar de Mazarife

21,4 km.

Cuando nos levantamos nos llevamos la desagradable sorpresa de que Patricia había hecho la mochila no para seguir el Camino a pie, sino para coger un autobús que la dejara en un pueblo mucho más avanzado el Camino donde Rafa sabía que había un señor que quizá podría ayudarla a mejorar sus heridas. Ella se resistía a dejarlo y volver a casa y lo estaba pasando muy mal.

Sus dos compañeras decidieron esperar a que el bus partiera, pero nosotros tres decidimos seguir adelante seguros de que las dos chicas nos alcanzarían en seguida, pues generalmente llevaban un ritmo muy fuerte.

Pronto encauzamos el Camino y salimos de León rumbo a Villar de Mazarife, sabíamos que Rafa quería ir un poco más lejos así que probablemente aquella sería la última etapa que pasaríamos con él, como así fue.

Las chicas pronto nos encontraron y todos juntos pudimos divertirnos en una romería que había ese día en honor a la Virgen María en el pueblo Virgen del Camino. Nosotros tres no estuvimos mucho rato porque había mucha gente y era muy aparatoso andar con las mochilas, pero al menos nos divertimos un ratito antes de seguir nuestro camino. Ese día también era espléndido y el paisaje era algo más ameno, quizá también porque una vez más llevábamos nuestras amenas charlas. Pronto las chicas nos volvieron a alcanzar pero nos pasaron porque Eva no se encontraba demasiado bien, seguramente por no haber podido dormir la noche anterior y necesitó ir más despacio. Pero la alegría pronto llegó de nuevo a nuestras vidas, ya con las dos chicas caminando con nosotros, al entrar en un bar de uno de los pueblos que se pasan, para comer, como por arte de magia nos ¡encontramos con Eduardo! Aquel chico brasileño del que guardábamos tantos recuerdo maravillosos. Y allí estaba, comiéndose uno de esos bocadillos de tortilla que era lo único que podía comer por aquellos parajes porque lo demás eran carnes y el era vegetariano. No puede sino venírsenos una enorme sonrisa cada vez que le recordamos. Así que no cabíamos de gozo, estábamos con Rafa, con Eduardo y con las otras dos chicas de manera que el mundo nos parecía perfecto. Eduardo nos contó que se había lesionado levemente y por ello se había tenido que retrasar.

Así todos juntos comenzamos de nuevo el Camino hacia Villar de Mazarife. Fue un día maravilloso. Pronto llegamos al pueblo, y después de despedirnos de Rafa que había quedado unos kilómetros más adelante con su hija, con algo de tristeza, descubrimos donde descansaríamos esa noche. Pudimos observar gratamente que en el albergue seríamos muy pocos, además pudimos encontrar una habitación para descansar prácticamente cada uno separado, de manera que aquella tarde le sacamos el máximo rendimiento a la tranquilidad y la convivencia con unos pocos peregrinos que se haría muy agradable. Después de charlar un rato y sacarnos algunas fotografías nos fuimos todos a dormir para poder aprovechar aquella noche para descansar.

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Villar de Mazarife - Astorga

30,5 km.

A la mañana siguiente nos levantamos todos muy animados y prácticamente salimos todos juntos. El paisaje recorrió sus primeros kilómetros entre campos de maíz y posteriormente pudimos disfrutar de una senda de árboles. El verde ya comenzaba a aparecer de nuevo en el paisaje. Desgraciadamente gran parte del camino era de piedras destrozadas por los tractores y Eva y Eduardo lo pasaron muy mal. A Eva le dolían mucho los pies y Eduardo terminó con uno de ellos inflamado. Una vez más la piedras del camino nos causaba algún que otro disgusto. Fue un recorrido bastante sufrido y tuvimos que hacer muchas paradas, pero finalmente conseguimos llegar a nuestro punto de destino, Astorga.

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Astorga - Rabanal del Camino

20,6 km.

Tras levantarnos un día más para emprender nuestro camino, no quisimos irnos de Astorga sin desayunar con sus famosas mantecadas. Así que nos fuimos los tres a un bar a tomar chocolate con mantecadas. Aquel desayuno fue para nosotros un manjar de dioses que nos dio mucha energía para afrontar ese día. Ese día las chicas prefirieron ir por su cuenta de manera que nos encontraríamos más tarde con ellas en Rabanal.

Cada vez no encontrábamos con más peregrinos que iban hacia Santiago, porque en Astorga se unen varios de los caminos. El paisaje comienza a ser mucho más interesante, y puedes hacerte una idea de cómo será la etapa siguiente que transcurre entre montañas.

Para nosotros fue una etapa muy especial porque hacía un día fantástico y aprovechamos para tener muchos ratos de silencio. Aunque por supuesto también tuvimos nuestras interesantes conversaciones, aunque parecía como si ese día fuera todo más superficial. Hablamos de nuestros estudios, de nuestro trabajo, de lo que queríamos para nuestras vidas. Fue un día de revisión de nuestra vida.

Pasamos por muchos pueblecitos maravillosos y casi podríamos decir que vivimos un día de picnic o de excursión dominical.

Tuvimos que transcurrir por varios tramos de carretera, pero fue muy apacible, casi no había circulación porque eran tramos ya antiguos y ahora se circulaba por una autovía.

Eduardo y Eva ya se encontraban algo mejor, pero todavía se veían algo resentidos, especialmente Eduardo. Así que hicimos esta etapa con mucha tranquilidad.

Cuando ya casi llegábamos a Rabanal del Camino nos cruzamos con un roble centenario maravilloso y decidimos parar a descansar un poco bajo la sombra que daba. Se le conoce con el nombre de "el Roble del Peregrino" porque su sombra es muy apreciada por él cuando el sol cae en picado. Además a partir de allí comienza una fuerte subida hacia las montañas y bien se merece uno un pequeño respiro para poder abordarla.

En Rabanal hay varios albergues, pero el mejor es el albergue Gaucelmo regentado por la asociación de Amigos del Camino de El Bierzo y la inglesa Confraternity of Saint James. Es uno de los refugios más agradables y hogareños que uno se encuentra por el camino. Dispone de unas buenas instalaciones y unas hermosísimas vistas, así como de un gran campo verde al cual puedes salir a descansar, meditar, escribir, o lo que más te apetezca. Los hospitaleros son muy agradables y te reciben con limonada y unas galletas que los peregrinos pueden comer a su gusto hasta que se terminen. Además a la mañana ellos mismos preparan el desayuno y te lo sirven personalmente repleto de tostadas, bizcochos, mermelada, café, cacao, ... puedes tomar todo lo que quieras hasta hartarte. Fue muy hermoso disfrutar de ellos ese día.

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Rabanal del Camino - Ponferrada

32,7 km.

Pero si hay alguna etapa que destacar del Camino de Santiago es la de Rabanal del Camino hacia Ponferrada. Aparte de ser una etapa bastante larga y cansada es una de las más bellas pues transcurre por lo alto de las montañas y parece que tocas el cielo. Varias son las cosas que teníamos ilusión por visitar: la cruz de hierro, el albergue de Manjarín, y el Acebo. Muchas cosas para poco tiempo y muchos kilómetros, pero no quisimos desperdiciar la etapa y nos la tomamos con mucha serenidad saboreando cada paso que dábamos, especialmente el tramo antes de llegar a Manjarín.

El primer pueblo que cruzas en esta etapa se llama Foncebadón y está relativamente abandonado, porque debe tener unos cuatro habitantes. Es un pueblo muy famoso porque lo menciona Paulo Coelho en uno de sus libros asustando a los peregrinos diciendo que hay allí perros rabiosos y una señora loca.

Tras pasar por el pueblo comienzas a adentrarte en las montañas y te asombras de lo hermoso que es el paisaje y piensas que te encantaría quedarte allí para siempre. Parece que ya no puedes subir más, que has alcanzado el límite de la tierra y la profundidad que aportan las montañas en el horizonte te abruman y te hacen sentir pequeño. Te recuerdan que eres minúsculo en comparación con la inmensidad de la naturaleza y del universo y que tu mundo, que siempre te parece tan grande no es más que un granito de arena en una playa infinita.

Pronto nos acercábamos a la cruz de hierro. En esta cruz depositan los peregrinos una piedra que se han traído desde sus casas o que han encontrado en el camino para que transmute todas las cosas negativas que se llevan en nuestro interior. Se trata que la tires de espaldas y sin mirar hacia atrás sigas tu camino. Fue muy emocionante para todos nosotros. Ese lugar es increíble porque a fuerza de todas las piedras que han ido depositando los peregrinos se ha creado un enorme montículo en torno a ella. Allí, en la cruz de hierro es donde el camino alcanza su mayor altitud.

Después comienza una leve bajada entre matorrales que no te dejan ver el camino hacia Manjarín, otro pueblo abandonado, pero con una particularidad. Allí vive un hospitalero llamado Tomás que creó de la nada un albergue para peregrinos especialmente en invierno cuando toda la zona está cubierta por una gruesa capa de nieve. Cuentan que creó el albergue por inspiración y él se considera un verdadero templario. Sea como fuere no se encontrará un lugar así en todo el camino. Es muy agradable y con una personalidad muy singular, además ofrece café a todos los peregrinos y toca una campana cuando los ve llegar. Aunque ya se ha convertido en todo un símbolo su tocar de campana, realmente surgió para guiar a los peregrinos en días de niebla que no se ve nada, pero desde entonces se lo hace a todos. Estuvimos un tiempo disfrutando de su compañía y de sus charlas y de los conflictos de intereses, especialmente económicos, que hay en torno al Camino de Santiago.

También aprovechamos para copiar algunas cosas de interés.

El que conoce a los demás
es inteligente.

El que se conoce a si mismo
es iluminado.

El que vence a los demás
es fuerte.

El que se vence a sí mismo
es la fuerza.

(Lao tse)

También recopilamos unos interesantes dibujos sobre las diversas cruces utilizadas por la orden del Temple.

Tomás nos recomendó que si nos gustaba leer sobre templarios leyéramos el libro "La otra España del Temple, los misterios templarios

Después de un rato de charla agradable decidimos emprender nuestro camino porque todavía nos quedaba mucho por recorrer. Sabíamos que ahora comenzaba la bajada más fuerte y tuvimos que ir con mucho cuidado de no caernos o hacernos daño. Cada uno bajó como pudo. Pronto nos encontramos en la parte de arriba de El Acebo un pueblecito muy hermoso donde quedaríamos a comer. Allí hay un famoso restaurante al que todo el mundo va y nosotros no fuimos menos.

Pero pronto nos pusimos de nuevo en marcha hacia Ponferrada pasando por varios pueblos, a partir de allí el camino se volvió más difícil y duro y el cansancio nos pasaba factura. Aunque comenzamos siendo un grupo: Eduardo, las dos chicas, Eva y Fran; a partir de ahí nos fuimos disgregando sobre todo porque cada uno llevaba un ritmo que no podía romper por la dureza de la etapa. Fran fue el primero en adelantarse, luego Eva y Eduardo y finalmente las chicas.

Una de ellas se empezó a encontrar muy mal y tuvo que ir con mucho cuidado. Por un momento incluso pensamos que la habíamos perdido, pero gracias a Dios la vimos aparecer al horizonte sin demasiados problemas. Los que nos habíamos adelantado ya habíamos preguntado por si hacía falta saber dónde estaba el hospital, el albergue... Pero no hizo falta nada más que ayudarla a llegar al albergue de Poferrada. Una vez allí y tras una buena ducha todos nos recuperamos.

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Ponferrada - Villafranca del Bierzo

22,5 km.

Aunque nos levantamos pronto para seguir adelante hacia Villafranca del Bierzo cuanto antes, a Eva le dio tiempo de recoger algún que otro texto justo antes de partir. En especial nos llamó la atención el siguiente pues nos veíamos totalmente reflejados en él.

¡ Buenos días caminante!
¡Buenos días nos de Dios!.

¿Donde vas por este camino tan agreste,
y con esa mochila tan abundante?

Por el camino a la búsqueda,
y en la mochila mis responsabilidades.

¿Y tanto pesan que debes para adelante inclinarte?
¿Y qué es lo que buscas con ese ahínco tan saludable?

No lo sé, espero que al encontrarlo,
sepa de que se trata la búsqueda
y así poder compartir con los demás
la felicidad de haberla encontrado.

¿Y no puedes aflojar el equipaje?

Vive Dios que no, qué sentido tendría,
si para realizar mi búsqueda,
me tendrá que deshacer de mis responsabilidades.

Ellas siempre irán conmigo, las delegables ya están cedidas,
pero éstas ... yo las adquirí de por vida,
y serán portadas hasta mi muerte.

¿Y si en todo tu camino no encuentras lo que anhelas?

No importa, la satisfacción no es sólo encontrar,
es más importante el proceso de buscar,
y si al final hallas, será doble felicidad.

¡Qué tengas suerte caminante!

Con ella cuento gracias a Dios.

Así salimos hacia nuestro último albergue fuera de Galicia. Ya estábamos con ganas de llegar a casa y como decimos por aquí sentíamos cierta "morriña" de nuestras tierras y montes.

Los primeros kilómetros los pasamos recorriendo campos de cultivo del vino. Era tiempo de recogida, y muchas familias estaban utilizando ese día para recoger en sus pequeños tractores toda la uva de temporada que parecía estar a punto. De alguna manera para ellos, aquello era una fiesta. Charlaban, tarareaban, reían. Algún joven protestaba porque todavía no le había empezado el colegio de las vacaciones de verano y prefería ponerse a ver la televisión que estar allí, pero la madre le regañaba y le pedía que disfrutase del momento, que no todo el mundo tenía el privilegio de vivir algo así. Lo bonito del asunto es que ellos lo consideraban un privilegio al alcance de pocos.

El humano de ciudad se ha vuelto tan orgulloso que se piensa que lo más importante es tener una gran empresa, conducir coches caros y alejarse lo más posible del campo que se considera "retraso". Nos hemos aislado mucho de nuestra madre naturaleza, rechazándola por unos estúpidos intereses económicos. Y ahora estamos totalmente desconectados de ella, tanto que la hacemos sufrir continuamente consciente o inconscientemente. Abraza un árbol, te dicen las almas más elevadas, experimenta con él dándole las gracias por estar ahí y descubrirás cómo un universo de amor se abre ante tus ojos, o más bien ante tu corazón.

Hay que volver a la Madre y conseguir que nuestros niños no crezcan aislados de ella, que sientan latir su corazón para que las futuras generaciones luchen y la protejan más allá de los intereses comerciales.

Todo iba más o menos normal, hacía calor, el camino era relativamente agradable, pero la herida en el labio que se había hecho Eva no tenía buena pinta. Así que decidimos parar en el hospital más próximo que hubiera para que un médico le echara un vistazo. Pronto encontramos uno y tras un montón de tiempo de espera la atendió una chica muy agradable que le comentó que se había quemado los labios con el extremo sol que hacía y que debía ponerse una crema para curársela, pero que no era nada grave. Así que a la salida de la consulta nuestra intención fue buscar una farmacia para comprar la medicina. Lo más curioso de la jornada es que allí, tras dar la vuelta por una esquina, nos encontramos en frente de la farmacia a Eduardo con las chicas que estaban descansando. Aquella mañana nos había adelantado porque querían llegar pronto, pero de alguna manera el destino nos volvió a juntar para seguir el resto del camino juntos.

Tras comprar la medicina emprendimos el resto del camino bajo un sol acuciante y lamentablemente nos quedamos sin agua, así que todos nos pusimos bastante mal y apretamos el paso para llegar cuanto antes al albergue. Así que cuando lo vimos aparecer en aquel pueblo tan bonito nos cambió la cara y nos preparamos para descansar.

Una vez instalados descansamos un poco y fuimos a recorrer el pueblo, quedando todos juntos para cenar en un restaurante en el que nos trataron muy bien. Estábamos muy nerviosos por la etapa del día siguiente pues teníamos entendido que era terrible, larga y difícil y nos inquietaba la idea.

La peculiaridad de esa etapa es que tiene dos puertos de montaña, los cuales el primero puedes evitar yendo por carretera. Además para dar más facilidades a los peregrinos en el albergue del Fénix, te recogen la mochila por un precio muy asequible y te la suben O Cebreiro, para que no tengas que cargar con ella por aquellas cuestas tan empinadas. Aunque las chicas se animaron a dejar sus mochilas, Eduardo, Fran y Eva decidieron hacer el recorrido entero con ellas pensando que no sería justo dejarlas atrás "delegando nuestras responsabilidades". Poco sabíamos nosotros que aquella sería una etapa fascinante.

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Villafranca del Bierzo - O Cebreiro

30 km.

Así a la mañana siguiente nos levantamos con ánimo para abordar el Camino cruzando por fin la frontera de la Provincia de León con Galicia. Cogimos nuestras mochilas y salimos del pueblo camino O Cebreiro.

La verdad es que cuando vimos la cuesta que teníamos que subir sentimos mucho respeto por ella, pero confiados pensamos que poco a poco, como nos habían recomendado, no tendríamos ningún problema. Las chicas pronto nos adelantaron, pues al no llevar mochila no tenían grandes problemas para subir aquella famosa cuesta, Fran en seguida tomó la delantera y como siempre Eduardo y Eva se quedaron atrás. La nota divertida fue que apareció un coche de la policía con una pareja que nos fue preguntando uno a uno a medida que íbamos subiendo si nos encontrábamos bien , o si queríamos que nos subiesen en el coche hasta arriba. Pero ninguno lo hizo así que más tarde o más temprano llegamos todos arriba donde se pude decir que vimos otra de las vistas más espectaculares de nuestro viaje.

Pronto perdimos totalmente de vista a las chicas, y nosotros seguimos a nuestro ritmo. Lo que habíamos subido ahora lo teníamos que bajar a través de un camino muy abrupto y por el que tuvimos que andar con mucho cuidado. Decidimos para a comer abajo, en el único restaurante que había en un pueblo de allí y que utilizaban los camioneros como lugar de descanso. Nos lo tomamos con mucha calma y reanudamos el viaje, ahora ya por caminos más llanos.

Pasamos varios pueblos y como estábamos bastante cansados decidimos parar a tomar algo fresco y descansar en la hierba. De hecho nos tumbamos en un campito hallado de un río para protegernos del sol y dormir un rato. Aquella etapa era larga y se nos estaba haciendo tarde así que pronto volvimos a reanudar el camino. Muy cerca ya de Galicia pasamos por un pueblo en el que un señor tuvo la "amabilidad" de decirnos que no nos hiciéramos esperanzas que todavía no habíamos pasado lo peor.

Después descubrimos el porqué de su comentario. Pocos metros más adelante se alzaba ante nosotros una inmensa montaña que debíamos subir. Pero como lo peor era desesperarse volvimos a repetirnos paciencia y comenzamos a subir.

Pronto nos dimos cuenta de que no era tan terrible como lo pintaban, quizá porque nosotros ya llevábamos casi 700 kilómetros en cima y nuestro cuerpo estaba preparado para afrontarlo.

No hay que olvidar que muchos peregrinos hacían de Villafranca del Bierzo su lugar de partida, y enfrentarse a algo así el primer día puede ser muy cansado.

A pesar de todo, subimos tranquilos observando el maravilloso paisaje y emocionados por ver ya que estábamos en Galicia, a pocos kilómetros de Santiago. La verdad es que se fue haciendo tarde y llegamos casi a oscuras, pero nos sentimos muy bien con nosotros mismos por haber subido aquellos puertos con la mochila.

Una leyenda es la que gira entorno a O Cebreiro, y más concretamente alrededor de lo que se llama "el cáliz del milagro". Se dice que en 1300, un vecino de un pueblo cercano subió en plena tempestad a escuchar misa a la iglesia de O Cebreiro. Pero el sacerdote, poco alegre con su trabajo, despreció el esfuerzo que el vecino había realizado por fe. Así que cuando fue a tomar la hostia sagrada, ésta se convirtió en carne y el vino en sangre. Pero el milagro no se acaba ahí, pues también cuentan que cuando Isabel la Católica, al regreso de su peregrinación en 1488, trató de llevarse el cáliz del milagro de O Cebreiro, a un sitio más seguro, los caballos se negaron a continuar más allá de sus límites territoriales. Así pues, interpretado como señal divina, regalaron el relicario en el que se conserva la preciada copa que todavía hoy en día se puede visitar allí mismo.

La llegada a Galicia fue muy entrañable para nosotros, pero también comenzamos a observar que las gentes del lugar ya parecen haberse habituado tanto al ir y venir de los peregrinos que se producen una serie de cuestiones muy curiosas. Generalmente los vecinos, no valoran el esfuerzo del peregrino a no ser que éste venga desde muy lejos. Pues hay mucha gente que simplemente por conseguir la Compostellae hace los 100 km. obligados y por lo tanto hacen un tipo de peregrinaje no muy bien visto entre las gentes. Esto ha provocado una serie de comportamientos en algunos peregrinos muy graciosos, puesto que unos se enorgullecen de llevar recorridos varios kilómetros, y parecen mirar por encima del hombro al resto. Mientras los que han hecho pocos, no hacen más que protestar por las condiciones que están viviendo. Ciertamente esto no son más que casos aislados, pero es interesante observarlos.

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O Cebreiro - Triacastela

20,5 km.

A la mañana siguiente pudimos observar uno de los amaneceres más bellos. Y se produjo una anécdota con nuestro querido compañero brasileño, Eduardo, que nos hizo mucha gracia. Eduardo estaba deseoso de ver el cáliz de los milagros, pero la iglesia estaba cerrada y no sabíamos cómo conseguir abrirla. Así en un ataque de lo que podríamos denominar "locura momentánea" Eduardo que veía desesperado que debíamos irnos sin ver el cáliz, decidió aporrear varias veces la puerta de la iglesia gritando desconsolado "Ésta es la casa de Dios ¿cómo puede estar cerrada?". No deja sino de sorprendernos la gran verdad que contenía aquel arrebato de "locura". Se nos vienen a la mente aquellas palabras de S. Francisco de Asís que decían así: "Apártate iglesia, que no me dejas ver a Dios"...

Y de una manera milagrosa, cuando ya nos íbamos sin esperanza alguien a quien no vimos nos abrió las puertas de la iglesia y Eduardo pudo hacer sus oraciones ante el cáliz.

Pero el territorio gallego no es un paseo de rosas. A pesar de ser uno de los recorridos más hermosos de todo el peregrinaje se le conoce como "rompe piernas", porque hay que afrontarse continuamente a intensas bajadas e intensas subidas de manera que las piernas nunca se acostumbran a un tipo de nivel.

Así siguiendo la famosa flecha amarilla seguimos avanzando por el camino hacia Triacastela. Es curioso como otra vez esas "casualidades" hizo que conociéramos a un chico por el camino que en Triacastela sería nuestro compañero de cuarto. Allí nos explicó que estaba continuamente viajando a Latinoamérica, porque estaba en un grupo de desarrollo que llevaba un chamán, y contaba cómo cuidaban a la Pachamama. Tuvimos una corta pero interesante conversación con él sobre el destino de la humanidad.

Pronto nos fuimos a dormir porque al día siguiente nos esperaba una dura etapa.

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Triacastela - Ferreiros

34,2 km.

Nos levantamos al día siguiente para dirigirnos hacia Ferreiros. Ya estábamos un poco cansados y de alguna manera la impaciencia por llegar a Santiago nos atacó. Así que pensado en avanzar más rápido decidimos ir un poco más lejos que la etapa que tenía prevista la guía que llevábamos. Pero en cierto modo fue una inconsciencia, ya que como decíamos antes, el terreno gallego requiere mucha calma. Además una fuerte tormenta nos quiso parar los pies de manera que entre el barro todavía era mucho más difícil avanzar. Así que Eva, que ya hacía algunos días que no se encontraba muy bien, fue quedándose poco a poco atrás. El camino que recorrimos fue bastante veloz, pero pronto nos dimos cuenta que con motivo de la tormenta el albergue al que planeábamos ir podía llenarse rápidamente de gente que prefería parar el peregrinaje por ese día a la espera de que mejorase al día siguiente. Así apareció el temor de llegar muy tarde y no encontrar sitio y tener que recorrer otros 15 km. para encontrar otro refugio. Por eso decidimos acelerar un poco más el paso, especialmente Fran que le pidió a Eduardo que no perdiera de vista a Eva y que él se adelantaría a conseguir plazas para los tres. En la mente de Fran el llegar cuanto antes para encontrar plazas, y en la mente de Eva el luchar con el tiempo para conseguir llegar al albergue. Poco a poco le iban fallando las fuerzas, se sentía muy agotada y temía no poder llegar ni siquiera al refugio.

Y así bajo una lluvia torrencial llegó Fran en cuanto pudo al albergue donde milagrosamente sólo quedaban ya tres plazas libres. Un poco después llegó Eduardo. Pero Eva se había quedado muy atrás, y tardaba mucho en llegar, además no pasaban peregrinos, de manera que no se le podía preguntar a nadie por ella. Fran comenzó a preocuparse, pero justo cuando iba a salir a buscarla, Eva consiguió llegar al albergue, pero casi era incapaz de andar. La ayudaron a subir a la litera y a ponerse cómoda, pero ella fue incapaz siquiera de salir a cenar, de manera que Fran tuvo que llevarle la comida a la litera. En ese momento, empezamos a darnos cuenta de que algo no iba bien.

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Ferreiros - Hospital de la Cruz

20 km.

Eva durmió todo lo que pudo, pero apenas pudo probar bocado. Aun así a la mañana siguiente parecía encontrarse algo mejor, así que con tranquilidad decidimos seguir el camino. El recorrido era menos duro que el anterior, pero aun así, la fuerzas comenzaron a fallarle y poco a poco iba retrasándose y avanzando muy despacio. Tan despacio que llegó un momento que fue incapaz de seguir adelante. Esperanzados encontramos un bar en uno de los refugios del camino donde decidimos para a tomar algo para ver si Eva recuperaba fuerzas. Pero lejos de ello, no sólo apenas pudo tomar nada, sino que lo poco que tomó le hizo vomitar.

Como habíamos recorrido muy pocos kilómetros decidimos hacer un pequeño esfuerzo e ir más despacio, Fran decidió llevar a parte de su mochila, la de Eva, para quitarle todo el peso posible. Pero eso no fue suficiente, finalmente unos kilómetros más adelante, Eva no pudo más y como se dice entre los peregrinos "rompió". A pesar del problema pudimos parar en un refugio cercano que se encontraba curiosamente en el pueblo llamado "Hospital de la Cruz". Allí estuvimos descansando durante largo rato de la tarde. Sólo nos levantamos a cenar, porque Eva quería tomar el aire y salir un poco. Pero ya en el restaurante se volvió a sentir fatal. La providencia hizo que uno de los peregrinos que allí había fuera médico, y tras verse la temperatura se observó que la tenía muy alta. Así, con una fiebre muy alta, Eva se fue a la cama a dormir...

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Hospital de la Cruz - Arzúa

41,7 km.

Durante toda la noche Eva siguió encontrándose muy mal. A las 5 de la mañana Eva le dijo a Fran, que estaba despierto, que decidía dejar el camino y que había tenido un sueño que la había tranquilizado mucho al respecto. Fran entonces decidió que dejarían el camino juntos, pero Eva le convenció para que al menos él lo terminara en representación de los dos. Entonces Fran de madrugada llamó a sus padres que vivían en A Coruña (Galicia) para que fueran a buscar a Eva.

A la mañana siguiente Eva dijo con total serenidad que no podía seguir y que por lo tanto se retiraba del camino; que tenía que volver a casa. Se montó un pequeño revuelo en el refugio, porque los peregrinos la animaron a seguir adelante ya que plantar el peregrinaje a unos 100 km. de Santiago podía resultar desesperante, sobre todo después de haber realizado unos 600 km. Pero Eva tenía una razón más poderosa que la tristeza, para sentirse feliz de volver a casa, su sueño.

Eva esa noche había tenido un sueño muy hermoso en el cual ella estaba en un campo muy verde y con flores y veía bajar del cielo a dos bellísimos ángeles de color azul y blanco que se le acercaban y con una voz dulce hasta el infinito le decían "Ya has cumplido con tu propósito, seguir no será bueno para ti. Puedes regresar a casa, te damos nuestra bendición". Ella contaba que cuando despertó del sueño se sintió anormalmente llena de paz y confianza en que lo que había soñado era real, y que por lo tanto no debía entristecerse de regresar a casa sin realizar el último tramo del Camino.

Fran entonces decidió que realizaría el último tramo en dos etapas, en vez de las tres o cuatro que solía hacerse. Le preguntó a su amigo brasileño, Eduardo, si se sentía preparado para realizarlo tan rápido, y éste dijo que sería un placer acabarlo con él, y que no tenía ningún problema en acortar el tiempo de llegada porque se sentía capaz de conseguirlo. Así salió la propuesta de que todas aquellas cargas inútiles de peso que tuvieran los dos peregrinos se las dieran a Eva para que las guardase y así aligerar el peso de las mochilas de los dos peregrinos emprendedores.

Ya por la mañana tuvieron que esperar a la llegada de los padres de Fran. La verdad es que tardaron bastante en llegar debido a que no era un sitio fácil de encontrar, lo que retrasó la partida de los dos peregrinos. Aunque milagrosamente eso no fue excusa para que realizaran los 42 km. que se habían propuesto incluso adelantando a los peregrinos que había salido muy temprano.

Así Eva se fue a casa de los padres de Fran y los peregrinos se dirigieron a Santiago.

Eva nada más llegar a la casa, se tumbó en la cama y no se levantó de allí hasta que volvió a ver a Fran y el chico brasileño. Fue durante ese tiempo que tuvo muchos sueños relacionados con ángeles, el amor, y Dios. Cuenta que hubo uno que le marcó especialmente y que jamás olvidará.

Muy cansados, sobre todo Eduardo, llegaron los dos peregrinos a Arzua. Allí, en el refugio Fran se encontró con las chicas con las que habían realizado gran parte del camino, y que se sorprendieron al verle. Ellas le preguntaron por Eva y se preocuparon de la noticia de que estaba enferma y que había tenido que dejarlo.

Se fueron a cenar todos juntos y Eva llamó, como había quedado con Fran, al móvil para ver qué tal estaban todos y así comunicarle cómo estaba ella. Así pudo saludar de paso a las chicas con las que había entablado una bonita amistad.

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Arzúa - Santiago de Compostela

38,9 km.

A la mañana siguiente Fran, Eduardo y las chicas se levantaron temprano para llegar cuanto antes a Santiago. Salieron todos juntos, no se veía nada y tuvieron que ir con las linternas por los caminos. Fran estaba ya echando de menos a Eva, aunque iba acompañado. Por eso en un momento de la etapa se distanció para ir en soledad durante unos kilómetros. Eduardo se dio cuenta de que Fran se distanciaba y decidió seguirlo. Mientras Fran llegó a un pueblo donde decidió esperar a sus compañeros. El primero en llegar fue Eduardo preocupado porque pensaba que ya no podía alcanzar a Fran, pues había pasado mucho rato desde la última vez que se habían visto. Entonces le comentó que las chicas se había quedado atrás con una compañera peregrina que se encontraron. Así Eduardo y Fran decidieron hacer un alto en el camino para descansar en una cafetería y de paso Eduardo poder llamar a su casa en Brasil para decirles que ya estaba a punto de llegar a Santiago.

Graciosamente las chicas llegaron un poco después a descansar al mismo pueblo, pero en una cafetería distinta de manera que los dos grupos se cruzaron y llegaron por independiente al famoso Monte del Gozo. Ellas acelerando para ver si cogían a los chicos y ellos decelerando para ver si aparecían.

Después todos juntos se encaminaron los últimos emocionantes kilómetros hacia Santiago y su catedral, punto final del Camino de Santiago de Compostela.

La llegada fue emocionante, pero lamentablemente había demasiada gente para pasar por la puerta santa y tuvieron que esperar mucho. Curiosamente eran los únicos peregrinos en la espera, pues los demás eran todos turistas (asunto muy común en el camino, por cierto).

Fran ya había llamado al padre para que le fuera a buscar a él y a Eduardo para ver a Eva y pasar el día en Coruña. Y como habían concordado su padre esperaba ya al lado del Hostal de los Reyes Católicos.

Fran quedó en principio que si Eva se encontraba bien, bajarían a Santiago a la hora de la misa del peregrino al día siguiente y así encontrarse todos para despedirse. Ellas quedaron de acuerdo.

Eva pudo bajar a Santiago con Fran y Eduardo y acudir a la misa del peregrino, donde todos nos llevamos una pequeña frustración; pues apenas pudimos ver nada porque la catedral estaba llena de turistas. Fue la contradicción más importante del Camino, y si se nos permite en estas líneas la canallada más grande que se le podía hacer a unas personas que llevaban unos 700 km. andando en verdadero peregrinaje hasta el apóstol.

Además el cura que ofició la misa tuvo la desfachatez de hacer un ruego especial por los peregrinos de las cofradías y turistas que estaban allí, marginando totalmente a los que verdaderamente podían llamarse peregrinos. Sobre todo por los que habían llegado ese día que era muy lluvioso y difícil de caminar. Así entristecidos el grupo salió a la mitad de la misa.

Ya fuera de la catedral las chicas se despidieron de Fran, Eva y Eduardo; porque tenían que coger un tren para volver a casa. Éstos tres decidieron pasear por la ciudad donde milagrosamente se encontraron con los peregrinos con los que habían comenzado en Roncesvalles, pudiendo así despedirse también de ellos... ¿obra del Apóstol? Probablemente guió todos nuestros pasos.

Animamos a todos a realizar este camino mágico.