Camino de Santiago de Madrid
Relato de un peregrino
Francisco Fernández Mayo
Primavera-Verano 2004
0a. Prólogo
00. Justificación
01. Madrid - Colmenar Viejo
02. Colmenar Viejo - Manzanares el Real
03. Manzanares el Real - Cercedilla
04. Cercedilla - Segovia
05. Segovia - Santa María la Real de Nieva
06. Prólogo de la segunda fase del Camino
07. Santa María la Real de Nieva - Coca
08. Coca - Alcazarén
09. Alcazarén - Cigüeñuela
10. Cigüeñuela - Castromonte
11. Castromonte - Cuenca de Campos
12. Cuenca de Campos - Sahagún de Campos
13. Sahagún de Campos - Bercianos del Real Camino
14. Bercianos del Real Camino - Mansilla de las Mulas
15. Mansilla de las Mulas - Villadangos
16. Villadangos - Astorga
17. Prólogo del Relato de la Tercera Fase
18. Astorga - Rabanal del Camino
19. Rabanal del Camino - Molinaseca
20. Molinaseca - Cacabelos
21. Cacabelos - Vega de Valcarce
22. Vega de Valcarce - Triacastela
23. Triacastela - Sarria (por Calvor)
24. Sarria - Portomarín
25. Portomarín - Palas de Rei
26. Palas de Rei - Ribadiso
27. Ribadiso - Monte do Gozo
28. Monte do Gozo - Santiago

Prólogo

Sin personajes no hay historia - ni real ni ficticia - y sin historia relato.

Por eso, ahí va mi más sincero agradecimiento a todos los que de una manera u otra han participado en MI CAMINO y que hacen posible EL RELATO.

Agradecimiento ante todo a mi esposa por tener en todo momento encendido el móvil y estar a la espera de novedades.

Agradecimiento muy especial a mis compañeros de trabajo que, aún sin realizarlo físicamente, han vivido MI CAMINO con intensidad y algunos hasta con preocupación.

Agradecimiento al senderista informante del Pardo, al empleado de la gasolinera y a los municipales de Colmenar; al pastor de la Cañada; a los del Bar de Matalpino; al cura que me roció con agua bendita en Manzanares y al municipal que me informó.

Agradecimiento al lotero de Cercedilla y al peregrino checo.

Un muy especial agradecimiento a mis amigos Jesús, Araceli y Juan Carlos que tan buena acogida me dispensaron y también a cuantos me hicieron recordar mis tiempos de estancia en Santa María la Real de Nieva.

Al ciclista de Nieva, al pastor y a la pastelera de Navas; al comunicativo labrador, a Pepín el del Bar y a la funcionaria de Alcazarén también mi reconocimiento.

Muchas gracias también a María la Venezolana, a Teodoro el del Restaurante, a los rumanos ortodoxos y a los dos miembros motorizados de la Benemérita.

A David y Esther muchas felicidades y que vivan su matrimonio con intensidad e ilusión.

Agradecimiento para el miembro del Coro de Simancas y para el sacerdote y ¡ Cómo no ! también y muy especial a Juan Carlos Alonso, el Vigilante, el Buen Samaritano.

Agradecimiento a los amigos discordantes y por favor: No se lleven tanto la contraria..

También les doy las gracias a los de Peñaflor de Hornija: A la familia que me recibió, al dueño del Bar, al sacerdote y a la señora que me dio el agua fría.

A la persona que se ocupó de abrirme el albergue de Castromonte, a las que me curaron los pies, a las jóvenes que rechazaron mi invitación, al señor de la barba de Rioseco y a los extremeños cuidadores del Canal, gracias, muchas gracias..

Tampoco puedo olvidarme de la señora de los torreznos de Tamariz ni de su familia, ni del Alcalde de Cuenca de Campos.,ni de Yolanda, ni de los jubilados del banquillo, ni del ciclista de la ermita, ni de los que dialogaron conmigo en Arenillas, ni de la enfermera de Sahagún, ni del sacerdote irlandés, ni del matrimonio que me ignoró, ni de Iñaqui el Ingeniero, ni de los hospitaleros de Mansilla, Villadangos y Astorga, ni de las chicas de la escoba...A todos ellos mi agradecimiento.

Agradecimiento a Conce, Toyi e Ismael por el buen desayuno que me ofrecieron y a Rosalina y Alfredo por todo.

Pero por encima de todo y sobre todo GRACIAS A DIOS ...
Por los ríos, por las flores, por los pinos y retamas
Por las llanuras y montañas
Por las mariposas y hormigas
Por los conejos y ranas
Por los reptiles y otras criaturas
Por los hombres, ciudades y aldeas
............................................................
Por darme fuerzas para hacer el Camino
Por darme una nueva oportunidad cada nueva aurora
GRACIAS DIOS MIO: GRACIAS.
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Justificación

RELATOS DE UN VIAJERO-PEREGRINO
Tal vez fue en 1.959 cuando hice promesa de ir andando desde Santa María la Real de Nieva en Segovia hasta Madrid.

Pasaron más de 40 años sin que ésta se cumpliera a pesar de no desaparecer de la mente del promitente.

Desde hace algún tiempo venía concibiendo la idea de dar cumplimiento a lo prometido pero haciendo el recorrido en sentido inverso y siguiendo el Camino de Santiago de Madrid.

De hecho el pasado año me entrené para ello pero al final siempre claudicaba, sentía miedo, no me creía capaz y en consecuencia desistía.

Sin embargo, después de estudiar la travesía de Madrid, el itinerario a seguir, las localidades a atravesar, las distancias, así como otros detalles, y después también de obtener cierta documentación a través de internet, me decidí, por fin, a emprender esta aventura, a hacer una parte del Camino de Santiago y a cumplir la ya rancia promesa, y digo rancia no porque lo sea en sí, sino muy al contrario, rancia por el mucho tiempo transcurrido.

Es así como después de hacer los correspondientes preparativos, el viernes día 14 de mayo, salí esa misma noche en ferrocarril para Madrid, llegando a la Capital de España sobre las 7 de la mañana del 15. Inmediatamente tomé el suburbano hasta la estación de Opera; desde allí por la calle Independencia me dirigí a la Plaza Santiago, lugar en el que se encuentra la Iglesia del Santo y donde da comienzo el Camino de Madrid. Era mi deseo recibir la bendición del peregrino antes de iniciar la marcha sin embargo ello no fue posible porque hasta las once no se abría el templo.

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Madrid - Colmenar Viejo

Salí pues del lugar a las 8 h. y comencé la travesía de Madrid llevando en mis manos el bordón y sobre mis espaldas la mochila, más tarde comprobé que con demasiadas cosas.

A través de las calles de Santiago y Amnistía primero y de Independencia y Arrieta después llegué a la Cuesta de Santo Domingo para acceder luego a la de San Bernardo y recorrerla en toda su longitud; crucé la de La Palma y tuve la intención de acercarme a saludar a mis parientes pero me di cuenta de que era la festividad de San Isidro y que estaban cerrados los establecimientos; seguí pues subiendo por la calle de San Bernardo, dejando atrás las Glorietas de Ruiz Jiménez, de Quevedo y la Plaza de Juan Zorrilla, ésta ya en la calle Bravo Murillo que me llevaría a la Plaza Castilla. Desde esta Plaza me encaminé hacia Fuencarral.

En la breve guía que llevo conmigo dice textualmente: "La señalización comienza al final del barrio de Fuencarral, en el Paseo de las Alamedillas, dejando a la izquierda las instalaciones deportivas Santa Ana. Un camino nos conduce hacia la autovía de Colmenar que salvamos mediante un paso elevado junto a una gasolinera y donde se encuentra la primera flecha amarilla de nuestro camino.

Aquí, en Fuencarral, surgieron los primeros problemas; crucé toda la población fijándome en las placas y no encontré por ninguna parte el Paseo de las Alamedillas sin que tampoco las tres personas preguntadas supieran indicármelo aunque una de ellas sí me orientó hacia el Complejo Deportivo Santa Ana.

Encontré el paso elevado, crucé la autovía de Colmenar y busqué la señal amarilla pero no la encontré

Caminé hacia la tapia del Pardo pero en dirección equivocada, al final la encontré; debiera haber tomado dirección Norte y la tomé Noroeste. Así pues para llegar a dicha tapia la marcha fue bastante dificultosa, subí, bajé, avancé, retrocedí, pasé junto a una escuela de equitación, etc. Pero al final estaba en el extremo más oeste de la tapia. En sus inmediaciones había mucha gente, unos haciendo deporte, otros con sus niños y todos disfrutando del hermosísimo paraje y del espléndido día. La primavera lucía sus mejores galas en el manto multicolor de innumerables flores silvestres de vivísimos colores.

En la zona hay muchas sendas. Otro caminante iba por una senda paralela a la que yo llevaba, estando la mía más próxima a la tapia. Un poco más adelante me pasé a la que él seguía; pasado un cierto tiempo se paró a descansar en lo que parecía la boca de una conducción, yo le adelanté y le di los buenos días.

Había recorrido ya un buen trecho y decidí pararme unos instantes a la sombra de un arbolillo para comer un bocadillo y así recuperar fuerzas; fue entonces cuando el senderista me alcanzó y yo le pregunté: ¿Usted está también haciendo el Camino de Santiago ?. No, pero usted se ha desviado y está dando un buen rodeo, así me habló.

Era sin duda un buen conocedor del terreno y también de lo que mi guía decía puesto que me manifestó: No siga usted el camino que va encajonado entre la tapia y la vía durante varios kilómetros hasta el Apeadero del Goloso como sin duda le indican sus hojas. Debido a unas obras, no sé si del AVE, tendría dificultades para llegar a Tres Cantos.

Me señaló un edificio que se veía aislado en la lejanía, es un hospital, se llama Sears, vaya hacia él; cuando llegue tiene que cruzar dos pasos elevados que encontrará justo detrás, una vez los haya cruzado tome el carril de las bicicletas, verá que es de color rojizo, siga dicho carril hasta llegar a Colmenar después de pasar por Tres Cantos.

Seguí sus instrucciones al pie de la letra, cuando llegué al Hospital entré en la cafetería y compré una botella grande de agua, casi me la ventilé de un par de tragos, iba sediento. Descansando unos minutos reemprendí la marcha, crucé las pasarelas, tomé el carril de las bicicletas y a no dejar que las piernas quedaran en el paro. ¡Qué camino más largo! Parecía que no iba a llegar nunca a Colmenar; esta sensación la tuve también en días posteriores repetidas veces; ¡Qué calor! ¡Cuánto sudor! Algunos automovilistas tocaban el claxon en señal de saludo, los ciclistas también me saludaban.

Al final llegué a Colmenar sobre las seis de la tarde, estuve 10 horas caminando sin parar. Creo haber recorrido unos 45 kilómetros.

Como se pueden imaginar, llegué rendido, me informaron de un hostal pero estaba cerrado, había un teléfono al que llamé, la propietaria me dijo que sí tenía habitaciones pero que estaba fuera y tenía que esperar sobre una hora. Mientras tanto ocupé el tiempo en un bar liquidando otra botella de agua, pero de las grandes. Cuando la señora llegó, me dio la habitación, se la aboné y me acosté después de haberme dado una buena ducha. Dormí hasta las siete del día siguiente, hora en la que inicié la segunda etapa.

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Colmenar Viejo - Manzanares el Real

Día 16. Al principio casi no podía mover las piernas.

La salida de Colmenar se realiza por una preciosa vaguada, ahora la señalización es correcta, la naturaleza está virgen, flores mil, trinos pajariles constantes, concursos granoteros (de ranas), incontables vacas paciendo en las grandísimas fincas cercadas con paredes de piedra, grandes moles de granito pues no en vano nos vamos acercando a la Sierra.

Oigo unas voces lejanas, sigo caminando, eran las de un pastor al que di alcance y con el que conversé en el corto espacio que recorrimos juntos, acompasando yo mi paso al suyo; me habló de la trashumancia, al final llegó a su punto de destino: una enorme finca, cercada como todas, propiedad del Ejército, del que había obtenido el correspondiente permiso para apacentar en ella sus ovejas ya que actualmente no se utiliza para el adiestramiento de los soldados.

Me dio algunas orientaciones y me deseó un buen camino, sin dificultades.

Seguí pues mi camino y cuando me disponía a pasar por debajo de una línea férrea recibí una llamada de Ana María, le di novedades, todo iba bien, y a continuar para que el motor no perdiera revoluciones.

Al fin diviso Manzanares el Real y voy aproximándome poco a poco, bajando una cuesta, hasta que, cuando estoy próximo a cruzar el puente del embalse, oí tañer las campanas, tocaban a misa; me da tiempo de llegar a depositar mi mochila y mi bordón sobre una de las robustas columnas de la iglesia y me dispongo a oír misa.

Cánticos preciosos, un grupo de unos 30 niños renovaron, en torno al altar, las promesas del bautismo, el próximo domingo, día 23, harán la primera comunión (y tal vez la única).

Al salir de la iglesia un municipal me informó y orientó hacia el Hostal "El Tranco". Para llegar a él tuve que subir la Avenida de La Pedriza, unos dos kilómetros, al final lo encontré y conseguí habitación, comí y me acosté siendo aproximadamente las 13,30; a las 17,45 me levanté para escribir el parte diario que resumí así: Etapa interesantísima, estoy muy cansado pero seguiré adelante mañana, si Dios quiere. Me volví a acostar.

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Manzanares el Real - Cercedilla

Comencé la nueva etapa a las 6,30 después de abandonar la habitación, apenas se veía. Bajé por la Avenida de La Pedriza hasta el puente que hay a la entrada del pueblo para así encontrar y seguir las flechas amarillas que me indicarían de nuevo el camino; pude cruzar el río sin necesidad de llegar al pueblo, atajando un poco y haciéndolo más corto pero no lo hice por temor a no encontrar la señalización.

Pasé, dejándolo a la izquierda, junto al castillo en ruinas y después de caminar un largo rato también dejé a mi izquierda el club hípico "Cinco Herraduras, todo el rato, o casi todo el rato se va ascendiendo.

Al llegar a una llanura mientras camino se va proyectando sobre la pared de piedra, paralela al camino, mi silueta ya que el sol me da por la derecha; he de confesar que me hizo cierta gracia ver mi propia silueta..

Mientras tanto, percibo un agradabilísimo olor a jaras y a otras plantas mil; a lo largo del camino hacen su presencia los numerosos madroños, no en balde son el símbolo de Madrid; mis oidos se alegran con los constantes trinos de los pajarillos, con el aún más pertinaz croar de las ranas, eso sí, agua, agua, hay mucha agua. Después de ver un gran lagarto dejé a mi izquierda un pueblecito y al coronar una cuesta vi, a lo lejos otro; el primero era Boalo y el segundo Matalpino .

En ese momento recibí llamada de Ana María, le dije que todo iba bien y que estuviera tranquila, le indiqué mi posición y me despedí. A continuación llamé a mis compañeros de trabajo por si hubiera alguna novedad.

Seguí acercándome al pueblo que había divisado desde lo alto y al final llegué a Matalpino. Una joven esperaba el autobús en una parada, me informó de donde había un bar para poder desayunar; a él me dirigí, encontrando tres personas en el mismo. Buenos días, póngame un café con leche por favor. Por ser peregrino, el propietario no quiso cobrármelo pero al enterarse que era medio catalán me dijo: Páguemelo, páguemelo. Yo me disponía a pagarlo cuando dijo: No hombre que es una broma .

Entablé conversación con los presentes, me dijeron que este camino lo hacían todavía pocos peregrinos y que el día anterior había pasado uno bastante más joven que yo.. Mientras hablaba con ellos sonó mi teléfono, atendí la llamada y luego me eché la mochila a cuestas, cogí mi bastón y abandoné el establecimiento después de darles las gracias y de despedirme.

Ahora iba hacia Cercedilla, ¡ Cuántos arroyos! ¡ Cuánta agua! ¡ Qué maravilla !. La Sierra transcurría por mi derecha, casi al alcance de la mano; el agua en algunos puntos brotaba en medio del camino.

Y casi a la entrada de Navacerrada hay una explanada y para llegar a ella, antes, hay que salvar un arroyo con bastante caudal, lo salvé a través de un puentecillo.

En la explanada está el Paseo de La Llonguera y en ella una placa dice así:

Recuerde que este camino
concebido para disfrutar del contacto con la
naturaleza. Usted puede convertirlo en un
espacio de libertad y respeto. Que se
mantenga en equilibrio de sonidos y
silencios ...
Por tanto olvide las prisas, procure no
levantar la voz... Pasee...No tronche una
rama, no corte una flor, no pise una araña;
estaban aquí antes que usted.
Así, en invierno podrá disfrutar de la
visión de los copos de nieve cayendo
cadenciosamente ... Tal vez oirá silbar el
viento entre las ramas desnudas ...
En primavera respirará el perfume de las
flores zumbando de insectos, el bullir de la
vida que recomienza...
En el estío apreciará la protección de la
fronda, hogar de las chicharras monocordes,
frente a los rigores de la canícula...
En el otoño oirá crujir bajo sus pies las hojas
secas y llegará el olor de la tierra
húmeda...
Y en toda época gozará del canto de
los pájaros.
Merece la pena, no lo estropee.

¡Qué bonito!. Me alegré de haber respetado al lagarto, en ningún momento quise importunarlo aunque la verdad es que tampoco hubiera tenido tiempo pues enseguida se escondió entre las piedras.

Bueno ya estoy llegando a Navacerrada pero he de seguir hasta Cercedilla. La cuesta que hay a la salida de Navacerrada es una señora cuesta ¡Vaya con la cuesta!, al fin llegué a la carretera por donde hice parte de la travesía y el resto por un sendero que se aparta de la misma.

A las 12,30 estaba en Cercedilla; busqué un Hostal . Me encontré con un lotero que me dijo; Ojalá pudiera yo caminar como usted. Era evidente que no podía, me expresó sus padecimientos y entre ellos el azúcar. Me invitó a que le comprara un décimo, no podía decirle que no, era un caso de conciencia

Me dirigió a un Hostal llamado "Casa Longinos", ubicado junto a la Estación; dígale que va de parte del lotero, será bien atendido y podrán hacerle un precio un poco más arreglado y así fue efectivamente, pero tuve que atravesar todo Cercedilla.

Ya en el Hostal comí, me dieron habitación, me duché y me acosté un rato, hasta las 16,30 que me levanté para, sentado en la cama, escribir el resumen de la jornada.

Quiero aquí destacar que cualquier sospecha que pudiera existir de encontrar alguna peregrina que pudiera hacerme el viaje más grato o corto resultaría falsa ya que voy más sólo que la una; pero no por ello las jornadas dejan de ser muy gratas aunque sí se presentan un poco largas.

En el bar de Matalpino me dijeron, como ya dije, que el día anterior había pasado un peregrino más joven que yo; sin duda, me ven viejo, pero ¿Acaso lo soy ?. Yo mismo me contesto: El que no se conforma es porque no quiere

En cualquier caso esta aventura andariega me ha rejuvenecido bastante.

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Cercedilla - Segovia

Después de pasar la noche en Cercedilla y de haber descansado bien, salí a las 6,20 pues me esperaba una jornada dura. Desde el mismo Hostal comienza una cuesta que se prolonga varios kilómetros; En un punto de la carretera se indica una altitud de 1.200 metros así como las coordenadas geográficas que no son otras que las que se indican a continuación: Latitud 40º 45´40 ´´ Norte, Longitud: 4º 04´ Oeste. Sigo ascendiendo, qué valle más maravilloso, dejo a mi izquierda el Centro de Formación de Banesto; dichosos los empleados que sean llamados para ser formados en este lugar.

Y sigo, sigo, sigo hasta encontrar un hito que indica 605 Km. a Santiago; las piernas empiezan a notar el cansancio, tal vez porque todavía no se habían puesto a punto. Dejé atrás también el Albergue Juvenil "Las Dehesas", algo más arriba un nuevo indicador señala: "Arroyo Pedregoso" y "Calzada Romana". Sigo el ascenso, cruzo por el puente del Descalzo y me topo con la Residencia Lucas Orbazabal, de la Universidad Politécnica de Madrid.

Hay vacas y caballos por doquier, agua en abundancia, se oyen sonidos totalmente relajantes. Oí el trino de un pájaro desconocido por mi, nunca antes lo había visto ni sentido, pude localizarlo en la rama de un pino, eso sí pinos muchos, esbeltos y hermosos; el avecilla en cuestión cada vez que trinaba hacía un movimiento acompasado con la cabeza..

Ahora tomo ya la Calzada Romana, muy bien conservada por cierto, pendiente en extremo y larguísima. Después de recorrer un buen trecho, al llegar a un puente, me paré unos instantes y aproveché para hacer una llamada a Ana María. Vi en las cumbres unas nieblillas y comencé a tener algún temor. Sigo el ascenso hasta llegar a otro puente en el que me vuelvo a detener unos instantes que aproveché para llamar a los compañeros de trabajo.

El ascenso es penoso en extremo, la pendiente es pronunciadísima, llegué a pensar que los romanos, los constructores, en éste caso hicieron el trazado siguiendo no la línea de mínima pendiente sino la de máxima. Es evidente que eran muy buenos topógrafos y constructores y que en realidad son mi esfuerzo y cansancio los que me hacen ver las cosas de ese modo. Descanso de vez en cuando, respiro con dificultad y me digo: Yo sólo en estos lugares.

Son las nueve de la mañana, llevo casi tres horas subiendo, subiendo y subiendo; ahora parece que el ascenso está tocando fin; el sol comienza a darme por la derecha. Por fin alcanzo una explanada y en ella un indicador señala la distancia de 599 Km. a Santiago. Hay también una placa con la siguiente inscripción:

La calzada romana que unía Segovia con Maccum (quizás Madrid) cruzaba la Sierra de Guadarrama por el Puerto de la Fuenfría. La obra romana muy transformada por las grandes reformas que sobre ella realizó Felipe V, data de..
CALZADA ROMANA DE LA FUENFRIA

Mientras tomaba nota de esta inscripción que figura en la explanada superior de la Calzada Romana, vi llegar a un joven con su mochila, se paró y me dio los buenos días, su acento me delató su extranjería; yo le contesté, intercambiamos algunas frases y yo terminé de copiar la inscripción

Data de la época del emperador Vespasiano, que reinó entre
los años 69 y 79 d.C.
El trazado de la vía en el lado segoviano es recto y con una
pendiente casi constante. Estas características refuerzan la
idea de su origen romano.

De nuevo entablo conversación con el extranjero, me dijo haber pasado la noche en su saco de dormir en la montaña y haber pasado frío. Iniciamos conjuntamente el descenso hasta llegar a Segovia. Vaya etapa interminable. El encuentro fue sobre las 10 y no llegamos a Segovia hasta las 14,30 h.-

Mi amigo era el peregrino, más joven que yo, que habían visto pasar por Matalpino.

Lo primero que hicimos al llegar a Segovia fue buscar un restaurante donde poder comer para reponer las energías perdidas, le invité. La comida consistió en una ensalada y una paella.

Era de la República Checa y no hizo otra cosa, durante todo el descenso, que no fuera interesarse por el Régimen Anterior y por la transición a la Democracia. Me hizo muchas preguntas sobre Franco y sobre la Dictadura.

En mi opinión tenía una idea bastante equivocada del período en cuestión.

Me dijo tener estudios universitarios pero no fue muy explícito. El castellano lo hablaba bastante bien.

En las cuatro largas horas de descenso pudimos ver una ardilla, muchas explotaciones ganaderas y numerosos caballos sueltos junto al camino.

En otro lugar del recorrido otra inscripción decía:

A Don Antonio Blázquez arqueólogo y gran conocedor del
Guadarrama se debe la correcta datación del origen de la
calzada. El recorrido se recogía a finales del siglo III en el
itinerario de Antonio cuya vía XXIV unía Mérida y Zaragoza
pasando en su parte central a través de Coca, Segovia,
Meaccum, Titulciam y Alcalá de Henares. La aparición del
Miliario de Cercedilla en 1.910 permitió a Blázquez adscribir
Con seguridad el paso de la Fuenfría a esta vía.

La Fuente de la Reina brota con sus aguas frescas y puras a unos 3 km. del Puerto de la Fuenfría. Era lugar de parada y descanso tras las fatigas del viaje desde Madrid.

En 1.718, Felipe V decidió construir el Palacio de La Granja para facilitar sus frecuentes visitas a las obras. En 1.721 se comienza la restauración del camino, cuyas labores duran hasta 1.728. El camino de la vertiente Sur cambió su trazado, utilizando para ello explosivos y gran cantidad de mano de obra. A pesar de todo este esfuerzo, el clima y la altitud obligan a continuos arreglos.

El Conde de Floridablanca en 1.778 ordena otra reparación del camino en ambos lados del Puerto.

Una vez que hubimos comido en el Restaurante fuimos en busca de alojamiento para pasar la noche. Mi amigo dijo de ir a la Plaza Mayor pues allí encontraríamos alojamientos más baratos; llevaba consigo una buena guía del Camino en la que también figuraban hostales y pensiones, etc. Por categorías. Así lo hicimos pero antes pasamos por la Plaza del Azoguejo donde pudimos contemplar el Acueducto, una vez más yo y por primera vez él; también nos acercamos al Instituto viejo en el que tantas veces me examiné cuando hacía el Bachiller.

Hablamos con una chica soldado que montaba guardia en la puerta del Regimiento de Artillería.

Ya en la Plaza Mayor tuvimos suerte, encontramos una pensión donde pudieron ofrecernos dos habitaciones. Me duché y me acosté un rato a descansar; mi amigo se fue a conocer la Ciudad. Más tarde nos reunimos en la Plaza, a las 8 de la tarde, me dijo que había visitado El Alcázar y la Catedral, dimos un paseo por las calles Isabel la Católica, Juan Bravo y Cervantes; después de visitar dos iglesias y la Casa de Las Puntas nos sentamos en una terraza de la calle Fernández Ladreda a tomarnos un café.

Recordé las veces en que iba a esa misma calle a comer, a un comedor barato, cuando me desplazaba a Segovia a examinarme como libre. Una de las iglesias visitadas fue la de San Miguel, en ella se coronó reina de Castilla a Isabel la Católica.

Como teníamos que madrugar para seguir el Camino, nos retiramos pronto a descansar.

Mi amigo desde Segovia desviándose por Avila, Salamanca y Zamora haría el Camino del Oeste, llamado también el de La Plata y que a través de Benavente, Alija del Infantado (no hace muchos años Alija de los Melones), Quintana del Marco (localidad en la que el emperador romano Marco tenía una Quinta o Casa de Campo), Villanueva de Jamuz y Santa Elena, también de Jamuz, se uniría con el Camino francés en Astorga.

Yo continuaría hasta Santa María la Real de Nieva.

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Segovia - Santa María la Real de Nieva

Salí a las 6 de la mañana, dormí bien, seguí la ruta indicada en mi guía. Pasé por el pueblo de Zamarramala, es el más próximo a Segovia; en la ermita de San Roque una lápida dice así:
No conozco a nadie que habiéndose acercado a este lugar
no haya sido conquistado por esta visita sorprendente, por
lo que debemos aprovechar para contemplar por última vez
en nuestro camino la bella capital segoviana.

De esta localidad podemos destacar el privilegio que tenían las mujeres de ser las regidoras durante algunos días, eran las que mandaban en el pueblo y el día de Santa Agueda incluso estaban facultadas por disposición o cédula real a cobrar peaje.

Dejando atrás a Zamarramala se llega a Valseca; en la Plaza Mayor se gira a la izquierda y se sale del pueblo por la calle de Los Huertos para llegar a la localidad del mismo nombre. En esta calle encontré un gran camión que aunque estaba reculado y con la parte trasera de su caja en una propiedad privada, invadía su cabina la calle que, más bien, es estrecha.

Recorrí aproximadamente kilómetro y medio y seguí el camino que gira a la derecha, sin embargo no encontré la piedra sillar a la que se hace referencia en la guía, pero a pesar de ello seguí adelante hasta llegar a Los Huertos.

Estoy ya en Los Huertos y es momento propicio para hacer una parada en el Bar del pueblo y desayunar un par de huevos fritos con unos chorizos segovianos. Recuperadas las fuerzas, de nuevo me eché la mochila a cuestas y tomando el bordón salí del establecimiento, no sin antes pagar mi consumición y despedirme cortésmente de la Señora que tan bien cocinó mi desayuno.

Voy camino de Añe, no hace mucho que abandoné Los Huertos cuando dejando atrás la ermita de Nuestra Señora llegué a la que fue línea férrea de Medina del Campo - Segovia, y digo fue, porque en la actualidad sólo queda el balasto, habiéndose retirado los raíles. Al pasar por delante de la ermita tuve la tentación de sentarme en unos bancos que hay en el exterior pero no lo hice.

Seguí fielmente las instrucciones sin que en este punto me sirvieran de nada; crucé la ahora mal llamada vía pero no pude acceder al camino que transcurre paralelo a la misma porque han cortado el acceso colocando una valla en la propiedad y según parece ésta incluye también el propio camino pues de lo contrario ha habido una usurpación de terreno público. Sea como fuere, yo me vi obligado a caminar aproximadamente un kilómetro sobre el balasto para, al fin, encontrar el puente por el que habría de cruzar el río Eresma.

En este punto sería recomendable modificar la señalización.

Después de este puente enseguida sale un camino a la derecha que atraviesa un pinar, así pues, me introduje en dicho pinar, hacía mucho calor y me senté a la sombra unos instantes. Un golpe de aire (en mi pueblo voleada) levantó una nube de polen y yo interrumpí el descanso.

Por fin salgo del pinar, los campos ahora son de cereales, predomina la cebada aunque también hay alguna finca sembrada de centeno. Mucho tiempo hacía que no veía un centenal, quizá desde que los terrenos de secano de mi pueblo se transformaron en terrenos de regadio. Ello me hizo recordar las muchas veces que recogí el llamado cornezuelo, hongo parásito de las espigas y que tiene aplicaciones en medicina.

De este modo, atravesando un pinar y viendo como las espigas de los cereales se mecían mientras yo caminaba; al fin llegué a Añe. En su fuente bebí, llené mi botella y me refresqué un poco la cabeza. Saludé a dos mujeres que encontré en el lugar y una de ellas me indicó un pequeño atajo para salir de nuevo a la carretera que había abandonado para ir en busca de la fuente..

Fui por donde la mujer me indicó; descendía por una pequeña pendiente y mientras lo hacía, veía a mi derecha un pequeño bosque, estaba al otro lado del río.

Crucé el río Moros por el puente y luego saliendo de la carretera me aproximé al pequeño bosque para ver de qué arboles se trataba. Debía tratarse de una especie protegida, el lugar estaba vallado y observé un panel en el que se anunciaba la financiación del Fondo Europeo para la Conservación de la Naturaleza.

Creo no haber visto nunca antes ese árbol, no pude saber de que especie se trataba. Fuera de la zona vallada había algunos ejemplares, uno de ellos a pesar de estar totalmente hueco, pues sólo tenía la corteza, estaba sin embargo muy frondoso.

El río estaba totalmente invadido por ovas y también por ranas a juzgar por el constante croar de las mismas.

Viendo el bosque quedé gratamente sorprendido y pensé que algún día me enteraría de qué especie se trataba.

No sin antes meditar cuán grande es el Creador, de lo que tiene vida y también de lo que carece de ella, seguí mi camino, volviendo a la carretera que había abandonado momentáneamente y que debía seguir unos dos kilómetros hasta llegar a una ancha pista de Concentración Parcelaria que surgía a la izquierda. El recorrido por esta pista me resultó un poco largo pero como todo lo que empieza termina acabando, es por eso que llegó un momento en que mis pies pisaban las calles de Pinilla - Ambroz.

Antes de tomar la pista había dejado atrás, también a la izquierda, el Prado de Santiago, donde optativamente pude haber girado a la misma mano para acortar un poco el camino.

Las tierras de Castilla son propensas a dar sed a quienes las transitan, mi caso no iba a ser una excepción, por eso, a pesar de haberme saciado en el pueblo anterior y de haber bebido ,en este último recorrido, el contenido de una botella grande, apee mi mochila y dejándola apoyada en el pilar de la fuente que allí encontré, bebí y me refresqué, teniendo presente que hay que reponer las pérdidas en forma de sudor.

El pueblo me dio la impresión de que estaba abandonado, no vi a nadie y sólo en un par de casas había indicios de estar habitadas.

Ahora me lleno de júbilo al saber que estoy a punto de concluir la Primera Fase del Camino de Santiago de Madrid, camino que empecé el 15 y que concluiré, Dios mediante, hoy día 18 cuando llegue a Santa María la Real de Nieva.

Así pues, me encaminé hacia Pascuales, por la carretera para evitar las obras del AVE (Tren de Alta Velocidad) y mientras me iba acercando pensé y me pregunté ¿Qué habrá sido de mi amigo y condiscípulo Leoncio? ¿Seguiría los estudios? ¿Estará en el Pueblo?. Decidí preguntárselo a la primera persona que me encontrara pero no pude hacerlo, no me encontré a nadie.

Leoncio era un amigo y compañero de curso, era alto y delgado, estudiábamos en el Colegio de los Dominicos en los últimos años de la década de los cincuenta. El, todos los días se desplazaba en bicicleta para asistir a clase, pertenecía al grupo de los externos.

Dejando atrás Pascuales me iba aproximando a Santa María que ya divisaba desde hacía algún tiempo; pensé que era el momento de llamar a mi amigo Jesús, natural y residente de la mencionada Villa, para darle una sorpresa; tomé el móvil y marqué su número. Se puso Araceli su mujer, pregunté por Don Jesús y le pedí, por favor, hablar con él. Esta fue nuestra conversación:

- Don Jesús
- Sí, dígame
- Mire, le habla un peregrino que se está aproximando a Santa María y que hace el Camino de Santiago. Quiero darle una sorpresa.
- Deme alguna pista
- Se la daré, pero antes dígame si tiene clase esta tarde
- No tengo clase, ya estoy jubilado
- Pues bien, ahí va la pista: Retroceda al año 1.959 por ejemplo. ¿Qué le podría sugerir ese año?
- ¿ Puede estar relacionado con los dominicos ?
- Efectivamente, lo está.

En este punto de la conversación cambió el tratamiento que nos estabamos dando, ahora el usted se substituye por el tú.

- Dame otra pista
- ¿ El apellido Fernández te sugiere algo ?
- Sin duda, eres Fernández Mayo
- Pues sí hombre ¿Qué tal estáis?
- Muy bien. Vaya sorpresa. ¿Cuánto tardarás en llegar?
- Media hora aproximadamente
- Te espero. ¿Recuerdas mi casa?, está al bajar desde la Iglesia
- Sí, la recuerdo. Hasta dentro de un momento
- Hasta luego.

Mientras doy los últimos pasos, pienso en algunos de los "dichos" de mi pueblo que seguramente serán universales pues no somos demasiado arrogantes, ni somos los mejores, tampoco los más listos y menos aún los más guapos; hay, por el contrario, pueblos que sí lo creen y de ahí su permanente descontento y constantes reivindicaciones.

Los dichos a los que quiero referirme son: "Todo lo que empieza acaba" o "Todo lo que nace, muere" y si vamos un poco más lejos, también el que dice: "Nada permanece, todo se transforma" aunque este sea de un pensador griego que le llevaba la contraria a su compatriota que decía: "Nada cambia, todo permanece".

Sin querer entrar en más filosofías, yo me limito a corraborar que el Camino empezó y el Camino terminó. Pero ¿Terminó igual que empezó ?. No., es evidente que no. Lo comencé con miedo, sin seguridad en mi mismo, con un determinado talante y lo finalicé sin miedo, con mucha más confianza en mi mismo pero sobre todo en Dios; creo que mi talante también ha sufrido una positiva variación.

Y dicho esto he de concluir diciendo que transcurrida media hora aproximadamente desde la llamada, estaba ya ante la puerta de su casa. Me estaba esperando, nos abrazamos y me hizo pasar al interior.

La alegría fue grande por ambas partes, sólo después de un pequeño descanso y de una buena ducha comí un poco de la comida que me ofreció.

Sobra decir que después de tanto tiempo sin vernos teníamos muchas cosas para decirnos, recordamos los viejos tiempos de estudiantes, nuestras peripecias, tuvimos un recuerdo para profesores y compañeros ya fallecidos, me informó de todos ellos así como de los que por ser de la zona los había visto en alguna ocasión, entre ellos del ya referido Leoncio.

Así di por Cumplida mi promesa y terminado mi viaje de peregrino en esta primera fase, proponiéndome proseguirlo en cuanto tenga ocasión.

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Prólogo de la segunda fase del Camino

Día 23 de junio, me desplacé en automóvil hasta Santa María la Real de Nieva, lugar en el que había finalizado la etapa anterior. De Tarragona partí sobre las cuatro de la tarde yendo por la carretera de Soria hasta San Esteban de Gormaz donde, torciendo a la izquierda, tomé la de Segovia que pasa por Ayllon.

Antes de llegar a Segovia tomé otra carretera secundaria que me hizo conocer, si bien sólo de pasada, Sepúlveda y Cantalejo, hasta que por fin llegué a Bernardos donde pasé la noche pues era ya algo tarde y no quería importunar demasiado a mis amigos. Al pasar por Sepúlveda tuve recuerdos de Francisco Tomás Alonso Ortiz.

La mañana del 24 amaneció muy buena, como todas las anteriores, el tiempo era realmente espléndido. Una vez levantado y aseado desayuné y salí para Santa María, recordé las veces en que por aquélla carretera que ahora transitaba nos llevaban al Eresma de asueto, también de todos los compañeros y amigos, naturales de los pueblos del contorno, tales como de Carlos Herranz (Miguelañez), de Aurelio Monjas (Domingo García) y de José Antonio Bellido (Ortigosa).

Antes de llegar a Ortigosa, a la derecha, hay un cerro llamado de San Isidro, allí existen los restos de una ermita y en mis tiempos de estudiante oí decir que en dicho Cerro había habido asentamientos primitivos y que se encontraban restos de aquéllas culturas. Confesaré que incluso tuvimos la idea algunos amigos de aprovechar las vacaciones para subir al mismo a realizar excavaciones, sin embargo no dejó de ser una idea más o menos fantástica que nunca se llevó a la práctica.

Vaya oportunidad que se me presentaba en esta ocasión para poner mis pies en el mencionado Cerro. Así pues, dejé el coche junto a la carretera y subí andando.

Hay en el lugar un conjunto de rocas pizarrosas con grabados post-paleolíticos, está perfectamente señalizado y delante de cada grabado se ha colocado un panel explicativo. Todo está muy bien, salvo la huella dejada por los desaprensivos con sus inscripciones amorosas, de esas que proliferan por doquier, en paredes, estatuas, árboles, etc. Y que no hacen otra cosa que no sea reflejar la escasa sensibilidad por el arte y por la historia así como la mala crianza y falta de respeto al medio.

El Cerro de San Isidro constituye una de las principales representaciones, tal vez la más importante, del arte rupestre de la zona Centro.

Los grabados representan escenas de lucha, de caza, de pastoreo así como también animales, especialmente bóvidos y equinos.

Con nuestros dibujos tratamos de aproximarnos a las representaciones de algunos paneles.

Panel 2: Por la gran profusión de escenas, personas y animales no lo Dibujamos.

Panel 3:

Panel 4:

Después de contemplar este retazo de nuestra historia que no prehistoria ya que entiendo yo que ésta no existe; para mi hay historia desde el mismo momento en que el hombre aparece sobre la faz de la Tierra.

Después también de contemplar desde lo alto el hermoso paisaje que circunda el Cerro, dejando transcurrir algún tiempo para no llegar demasiado temprano a la casa de mis amigos, arranqué el coche y fui hasta Ortigosa de Pestaño, apeándome en la explanada que hay delante de lo que fue la Estación del ferrocarril. Me invadieron los recuerdos del pasado; allí tomaba o dejaba el tren en mis tiempos de estudiante. Recuerdo como cargábamos nuestros enseres en la baca del único taxi que había en Santa María y cuyo propietario era el Señor Donato para subir hasta el Colegio, en ella se portaban colchones, baúles, maletas, etc.

Las instalaciones del ferrocarril están abandonadas, la línea se cerró, los raíles se levantaron y la Estación está medio caída. ¡Qué pena!. Ahora todo se mueve, al parecer, bajo el único criterio de la rentabilidad. Nuestros políticos se han olvidado de que hay servicios, o al menos debe haber, que por ser sociales deben seguir prestándose aunque no resulten rentables.

Dejé Ortigosa y me dirigí hacia la casa de mis amigos Jesús y Araceli. Al llegar tuve un pequeño incidente al no percibir un pequeño desnivel en el terreno y golpear el cárter del automóvil aunque sin consecuencias.

Jesús y Aracelime hicieron tomar algo a pesar de haberles manifestado que ya había desayunado, ellos también lo habían hecho.

Con Jesús visité el Colegio que fue de los Dominicos (mi antiguo Colegio), tuvimos un recuerdo para todos los frailes que fueron nuestros profesores y que, en su mayor parte por edad, suponemos fallecidos; estuvimos viendo también la Iglesia y su claustro maravilloso. Quise ver a Don Eusebio, profesor de Literatura y a Juanita, hija de la Casa en la que estuve parando un verano, ambos deseos resultaron fallidos pues no estaban en sus casas.

Don Angel, el sacerdote del pueblo me selló la credencial.

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Santa María la Real de Nieva - Coca

Cuando hubimos reposado la comida, sobre las cuatro y media de la tarde me despedí y tomando la mochila y el bordón me puse en camino pues era mi intención hacer la etapa Santa María la Real de Nieva - Coca.

Apenas comencé a caminar, concretamente en Nieva, me alcanzó un ciclista que apeándose de su bicicleta me acompañó unos 300 metros, luego montando de nuevo se alejó. Le advertí de lo peligroso que era el sol, iba descubierto de la cintura para arriba; me dijo que se protegía con cremas. Había iniciado el Camino en Madrid.

Para llegar a Nieva se toma un camino que transcurre paralelo a la carretera por la izquierda, se dejan atrás unas granjas y enseguida estamos en la población.

Después de pasar Nieva se toma un camino a la derecha que nos introduce en los pinares, a unos 80 metros de la carretera hay un merendero con varias mesas, una fuente y tres fogones o parrillas. Pronto entré en un pinar que me resultó bastante extenso. Cuando llegué a un claro contemplé, a mi izquierda, una capa de flores de color lila, eran las de los cardos que profusamente habían nacido y crecido en aquélla zona; a mi derecha se había realizado la repoblación forestal, alcanzando ya los pequeños pinos a altura de un metro aproximadamente.

El sentido de la vista se sentía reconfortado. La zona en cuestión, desprovista de pinos altos, era una zona baja y más húmeda, no muy extensa, por ello pronto la dejé atrás y me introduje nuevamente en otro pinar, siendo ahora las retamas en él existentes las que daban placer a nuestros sentidos, al de la vista las numerosísimas flores amarillas y al del olfato el agradabilísimo olor por ellas desprendido. Así pues, la flora que antes era de color lila ahora se transformó en otra de color amarillo.

El olor de estas flores amarillas ya tuvimos ocasión de percibirlo anteriormente en la Sierra de Madrid.

Caminando por estos pinares se llega a Navas de la Asunción, a la entrada del pueblo conversé con un pastor muy interesado en conocer las diferentes etapas de mi viaje, me habló de cañadas al igual que había hecho el de la etapa Colmenar- Manzanares el Real; me dijo que el sábado, día 19, había visto pasar un grupo de cuatro o cinco peregrinos; me habló también de otras rutas diferentes de las que mi guía indicaba, por razones de elemental prudencia no las seguí prefiriendo ajustarme a mi propia información.

Ya en Navas, al pasar por delante de una pastelería salió del establecimiento su propietaria para preguntarme si deseaba sellar la credencial, le dije que sí. Ella me dijo ser amiga del Camino de Santiago y puso a mi disposición el Libro del Caminante por si deseaba hacer alguna anotación, la hice como correspondía reflejando cual era la motivación de mi peregrinación. Después me ofreció un pastel que tuve que rechazar advirtiéndole que tenía algo de azúcar y que no debía tomarlo.

La salida de Navas se hace por la carretera, se pasa por delante de la Ermita del Santo Cristo que se deja a la izquierda. Un poco más adelante se abandona la carretera y se toma un camino que sale a la izquierda y que nos llevará hasta el cañón del río Eresma.

En este camino los calcetines y el calzado se me llenaron de esas espiguillas que se adhieren con tanta facilidad en cuanto alguien se aproxima y que luego no dejan de molestar con sus pinchazos; eso me ocurrió en una zona en la que invadían el camino.

Dejé atrás una finca en la que estaban echando los purines por aspersión utilizando para ello una cuba con dispersor tirada por un tractor. ¡ Que olor más insoportable!, aceleré el paso para alejarme lo antes posible; era una finca grande, en el extremo opuesto a mi camino dos personas conversaban y tenían un 2 C.V..Cuando había dejado unos trescientos metros atrás la citada finca, el propietario del 2 C.V. me alcanzó y rebasó unos 20 metros y encarando su coche hacia la finca de mi derecha se paró. ¡ Que gran tipo! , tenía ganas de hablar, me hizo preguntas, le contesté. Confieso que me cayó muy bien. Me dijo que la finca que estaban abonando era de su propiedad, que había trabajado mucho desde los trece años, que pudo haber entrado como empleado en la Caja de Ahorros pero que su padre no le había dejado porque de haberlo permitido hubiera tenido que buscar un criado al que tendría que pagarle más de lo que su hijo (mi interlocutor) ganara; también me dijo haber comprado muy pronto un tractor y que en gran parte se lo habían subvencionado. Me habló de sus tres hijas, dos de ellas están de profesoras en Madrid, la tercera es psicóloga, son simpatizantes del Sr. Zapatero y del PSOE, mire usted, por más razonamientos que les hago no hay forma de poderlas convencer. ¿ Qué voy a hacer? Al fin y al cabo son mis hijas, así que hagan lo que quieran aunque yo no logre entenderlas..

Mi amigo no tenía que hacer camino y por lo mismo no tenía prisa en acabar la conversación.

En ese momento me llamó Ana María, le dije donde estaba y lo que hacía.

El hombre quiso que le pasara el móvil, se lo pasé y estas fueron sus palabras: Tiene un marido muy simpático. Su marido está en perfectas condiciones de seguir caminando, tiene mucha tralla.

Al fin me despido diciéndole: Bueno, ha sido un placer esta conversación con usted pero tengo que dejarle pues he de seguir mi Camino para llegar a Coca y mire ya que hora es. Nada, no se preocupe, llegará a tiempo, ahora enseguida llegará al Eresma y luego no tardará en estar en Coca.

Efectivamente llegué al cañón del río Eresma, allí giré a la izquierda, dejando el cañón y el río a la derecha. Siguiendo el curso del río se llega a Coca después de recorrer unos cinco kilómetros.

¡Caramba! Llegué ya de noche y luego tuve que localizar el albergue, en él dormí yo solo sin que ocurriera nada digno de mención salvo que la puerta tenía por cerradura una cuerda que sujetándola a un cáncamo del marco evitaba que permaneciera abierta o que con el aire diera portazos.

Antes de acostarme tuve ocasión de ver nuevamente el hermoso castillo de la Ciudad recordándome la excursión que hicimos desde Santa María la Real de Nieva en el año, creo, 1959, con motivo de su inauguración como Escuela de Capacitación Agraria después de haber sido restaurado. Tanto el castillo como las fortificaciones son fabulosas como fabulosa es la Ciudad pues no en vano fue la cuna de uno de los más destacados emperadores romanos.

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Coca - Alcazarén

Eran las 6,30 h. aproximadamente del día 25 cuando salí de Coca hacia Villeguillo, hice el camino por carretera al objeto de evitar los caminos blandos, arenosos, de los pinares pero creo que fue una decisión equivocada pues por aquí el recorrido es más largo. Cuando llegué al pueblo no pude desayunar por estar cerrado el bar, así que no me quedó más remedio que proseguir hasta llegar a Alcazarén, llegando aproximadamente a las 13,30 h.

Villeguillo es el último pueblo de la provincia de Segovia, luego entramos en la de Valladolid.

De Villeguillo se sale por la carretera de Olmedo, está perfectamente señalizado, pero enseguida tomamos un camino que sale a la derecha y que después de recorrer kilómetro y medio cruzamos el límite provincial, estamos ya en la Cañada de los Gallegos, camino utilizado por los segadores que antaño venían desde Galicia para la siega en estas tierras castellanas. Después de recorridos unos cinco kilómetros se cruza la carretera que, en el kilómetro 29, une Olmedo con Pedrajas de San Esteban, continuamos adelante por la cañada, luego una senda nos llevará hasta el puente sobre el río Eresma que deberemos cruzar, recorridos unos 500 metros por la carretera N-403 se toma un camino que sale en dirección a Alcazarén que ya lo tenemos a la vista, a unos 2 kilómetros.
La travesía por los pinares era unas veces al sol y otras a la sombra pues por ser altos y estar separados del camino los pinos no ofrecían mucho refrigerio. ¡Que diferencia de éstos pinos resineros con los de la Sierra Segoviana!

Pasé junto a fincas enormes, de 6 u 8 Ha., plantadas de fresas; no sabía que por esta zona se plantara dicho cultivo, pensé que era plantación exclusiva de Huelva; las estaban regando con modernas instalaciones de riego.

En Alcazarén, más tarde, me explicaron en el Bar que dichas plantaciones no eran para recoger el fruto, las fresas, sino que eran para suministrar las plantas a los andaluces; se arrancarían, mecánicamente todo, luego se harían manojos y se llevarían a sus destinos para ser transplantadas.

En Alcazarén me dirigí al yuntamiento, allí me dieron la llave de la Ermita del Santo Cristo del Humilladero, tal es el albergue o Casa del Peregrino. En la sacristía se han habilitado cuatro literas y servicios, incluida ducha. Así pues, cuando eran, más o menos, las 14 h., después de ducharme, me acosté a descansar que buena falta me hacía. Eché un sueño y aproximadamente a las 17 h. me desperté y salí a comer algo, lo hice en el Bar Pepín que me sirvió una buena ensalada y un par de huevos fritos, dejándome como nuevo, con buen ánimo para seguir el Camino el día siguiente. En el mencionado Bar me sellaron la credencial y también dejé constancia de mi paso en el Libro del Caminante, firmándolo como anónimo.

Alcazarén está emplazada al sudeste de la provincia de Valladolid y dista de la capital 35 km. Se encuentra formando parte de la comarca llamada "Tierra de Pinares" y su altitud es de 747 m. Sobre el nivel del mar.

Iglesia de San Pedro

El origen de la Villa surge en pleno período emiral, entre los siglos VIII y IX, con el fin de servir de alberguería

fortificada para dar cobertura defensiva y poder abastecer a los usuarios de la calzada que comunicaba al-Andalus con las tierras del Norte por Guadarrama. Pese a este primigenio origen árabe, el establecimiento de Alcazarén pasó pronto a manos cristianas. Las primeras campañas desarrolladas por Al-Mans del 977 al 1.002 darán al traste con este primer establecimiento cristiano.

Fue Alfonso VI quien la rehabilitó e inició tareas repobladoras.

Felipe V, en el siglo XVII le concedió el privilegio de villazgo dejando así de pertenecer definitivamente a la jurisdicción de Olmedo como había ocurrido hasta entonces..Como ya se dijo anteriormente, la Villa tiene dos iglesias, una bajo la advocación de Santiago Apóstol es de estilo románico-mudéjar, de la segunda mitad del siglo XIII, reformada y

Iglesia de Santiago

ampliada en los siglos XVII y XVIII. Sus tres naves tienen arcos de medio punto y bóvedas de cañón. El ábside se apoya directamente sobre el basamento de mampostería y está formado por tres fajas de arcos que están alineados en vertical; en su interior está decorado con pinturas góticas al fresco. La otra iglesia, de la que actualmente se conserva la cabecera y la torre que fueron restauradas recientemente, fue una de las primeras iglesias de estilo mudéjar que se construyó en la zona, bajo la advocación de San Pedro. En cuanto a la ermita del Santo Cristo del Humilladero es de estilo barroco de mediados del siglo XVIII. Su fachada principal da a la calle de Las Cruces, llamadas así por las cinco cruces de piedra que se encuentran delante y que al parecer eran parte de un antiguo Viacrucis

De cigüeñas está sobrado el pueblo, en cada una de las torres de las dos iglesias había, al menos, 8 parejas. Para evitar desperfectos les han construido una estructura metálica para que hagan allí sus nidos.

Después de recuperadas las fuerzas necesarias me dirigí nuevamente a la Ermita y en su sacristía acabé de hacer estas narraciones cuando eran las 20,30 h. Así pues dejé el papel y el bolígrafo, me puse el pijama y me dispuse a dormir pues la jornada siguiente sería larga.

He de destacar que fue una experiencia inolvidable: dormir en la Sacristía de una Ermita. Nunca estuve mejor acompañado, mi cabezal estaba separado del Santísimo Cristo por una mera pared.

En la villa de Alcazarén hay una calle dedicada al famoso bandolero Luis Candelas, fue una sorpresa para mí ver la placa y después de hacer el comentario en el Bar Pepín, me dijeron que en esa calle hubo antiguamente una fonda, antes llamadas ventas, y que fue en ella donde se apresó al famoso bandolero.

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Alcazarén - Cigüeñuela

Nueva jornada, son las 6´30 h. cuando salí de la Ermita, la cerré y fui al Ayuntamiento a depositar la llave en el buzón que hay en el porche. Por la parte trasera de la Iglesia de San Pedro salí del pueblo, crucé la carretera N-403 y seguí avanzando, dejando a la derecha una fábrica de resina. Más adelante alcancé un punto en el que hay una explotación ganadera denominada " Las Brazuelas" y aquí en el camino, justamente a su altura, hay un crucero precioso, esbelto y tallado. Esa era la sorpresa a la que se hacía alusión en mi guía. Este punto indica el Ecuador del camino entre Madrid y Sahagún de Campos.

Entre los esbeltos pinos hay numerosos arbustos con flor amarilla y su agradable olor nos deleitó nuestro sentido del olfato.

El Eresma vuelve a surgir a nuestra izquierda y lo cruzamos por la carretera comarcal que une Matapozuelos con Mojados.

Poco antes de llegar a esa carretera y al puente en cuestión, en un espacio de unos 500 metros, vi como cuatro conejos cruzaban el camino, uno primero, a los pocos segundos otro y así sucesivamente, ello indica sin duda que el hábitat es el propicio para esta especie. Ni antes ni después vi ningún otro conejo hasta Valdestillas que fue el lugar en el que redacté los últimos acontecimientos acaecidos.

Pasado el kilómetro 20 de la citada carretera, unos 500 metros después de cruzar el río, se toma una pequeña cañada que en 2 kilómetros desemboca en el Adaja.

Cruzado el Eresma seguí el camino indicado por las flechas; en este recorrido vi grandes fincas de zanahorias, cebollas, patatas, remolacha y cereales varios.

Con el objetivo de llegar a desayunar a Valdestillas no me detuve a descansar en la alameda que hay junto al puente sobre el Adaja. En este puente alguien que pasó antes que yo mató una pequeña culebra.

Sobre el Adaja, un pequeño puente de escasa luz invita, en sus remansos, a un tranquilo descanso. Ahora quedan 5 kilómetros para llegar a Valdestillas.

Anduve los cinco kilómetros que faltaban para llegar a Valdestillas pero antes de llegar arranqué una cebollita de una de las fincas y después de pelarla me la comí, siempre me gustaron mucho las cebollas.

Se atraviesa Valdestillas por su eje central norte - sur, luego se cruzará el puente bajo la vía del ferrocarril siguiendo la carretera.

Al cruzar Valdestillas me encontré con un primer bar, pedí un par de huevos fritos, la señora que me atendió me dijo que no me los podía hacer y que fuera al bar que había en la misma calle un poco más adelante. En este segundo bar, su propietario tampoco me los pudo servir pues no estaba la cocinera. Con gran resignación seguí adelante, pensando que sería un sacrificio más y que me vendría muy bien el no comer hasta el próximo pueblo pero he aquí que a la salida del pueblo hay un restaurante con un porche fabuloso, fabuloso para mí, no por su grandiosidad sino por lo oportuno que me resultó pues hacía un sol de justicia; me senté, sentí una agradabilísima brisa y como estaba cerrado me dispuse a anotar las últimas notas.

Fue entonces cuando recibí llamada de Ana María, le di mi situación tanto física como geográfica y le manifesté lo que aquí acabo de escribir.

Unos instantes más tarde llegó una hermosa joven venezolana llamada María y me dijo que el establecimiento se abría a las once; decidí esperar para así poder reponer fuerzas y seguir después mi camino, renunciando al sacrificio citado y que pocos instantes antes estaba dispuesto a realizar.

La iglesia del pueblo tiene una hermosa y esbelta torre, las calles están muy bien arregladas y resulta un pueblo acogedor.

En la explanada que hay delante del Restaurante hay unos toboganes para los niños y una fuente, a mí juicio, de muy mal gusto. Trato de representarla con los siguientes dibujos.

Al fin abrieron, pedí una buena ensalada con un par de huevos y unos choricetes fritos, servidos y comidos, pagué y me despedí, me desearon buen camino y la señora del propietario me pidió una oración al apóstol para que le diera salud, por lo visto tenía algún problema en las manos.

Al pasar por debajo del puente del ferrocarril y seguir la carretera se ha de tener sumo cuidado pues no existe arcén y la visibilidad es escasa.
Pronto se deja la carretera y se toma una senda que va paralela por la izquierda, es arenosa.

De Valdestillas salí siguiendo las instrucciones, hasta tomar la senda arenosa, por la carretera. A la sombra de un pino, en la orilla, se encontraban sentados una pareja de jóvenes, chico y chica; les invité a que me acompañasen: me preguntó la chica: ¿ A dónde vas ? le contesté : A Santiago de Compostela.

¿Qué es eso? ¿Dónde está? ¿Vas a buscar una chica ?. No.

Enseguida vi que los muchachos no eran nacionales. Les pregunté y me dijeron que eran rumanos, les seguí preguntando ¿Cuál es vuestra religión?. Ortodoxa, me contestó la chica. Después de destacar las coincidencias y las diferencias con respecto a la católica, les expliqué que Jesús se había rodeado de doce apóstoles y que uno de ellos fue Santiago, les dije también que según la tradición el apóstol Santiago fue enterrado en España, concretamente en un lugar del Norte, en Galicia; en ese lugar surgió una ciudad que se llama Santiago de Compostela.

Les expliqué, lo mejor que pude, en qué consistía esta peregrinación. El muchacho no abrió la boca en toda nuestra conversación, ella quedó muy sorprendida con mis explicaciones y siguió preguntando: ¿ Dónde está Santiago ? ¿Cuántos kilómetros hay desde aquí? Yo le repetí que se encontraba en el Norte de España, en una Comunidad Autónoma llamada Galicia y que la distancia aproximada desde donde estabamos era de unos 500 kilómetros. ¿Los vas a hacer todos andando?. Sí. ¿ Y vas solo ?. Sí. ¿ Y dónde duermes ?. En los albergues o en el campo. Ella añadió: Nosotros estamos aquí esperando a que venga mi padre a buscarnos con el coche pues vivimos a dos kilómetros y no nos atrevemos a ir andando con el calor que hace. Caramba, les dije: ¡Tan jóvenes y os da miedo andar 2 kilómetros!. Ella hablaba bien el castellano, él me temo que no pues como ya dije no habló ni una sola palabra, se limitó a escuchar.

Después de esta conversación yo seguí mi camino y ellos se quedaron sentados esperando.

Son siete kilómetros los que nos separan de Puente Duero y que seguiremos sin perder de vista la carretera. El Duero se cruza por el magnífico puente medieval que da nombre a esta localidad "pucelana".

La senda paralela a la carretera en algún tramo era arenosa lo que dificultaba la marcha; al fin llegué a Puente Duero sobre las 14 horas, bajé a la alameda, lavé los calcetines y para refrescar un poco mojé los pies no sin dificultades pues no hay un sitio muy idóneo para ello como tampoco para descansar a la sombra. Todo estaba lleno de la pelusa desprendida de los chopos.

Aproveché para ponerme unas tiritas en los pies mientras los calcetines se secaban al sol y también para redactar los últimos acontecimientos.

Después de atravesar el río por el puente se tomará un camino que transcurre por el margen izquierdo. Más tarde hay que introducirse en un pinar, se pasará por delante del Restaurante " El Bohío " y se llegará a la verja de un campo de deportes que se seguirá hasta tomar la carretera que en menos de un kilómetro cruza el Pisuerga por un extraordinario puente romano.

Sobre las 16,30 salí de Puente Duero hacia Simancas.

Seguí fielmente las instrucciones reflejadas en mí Guía; pasé por un gran pinar que llega hasta las mismas puertas de la Villa; Cuando en un punto del pinar me había parado y dejando la mochila en el suelo me dispuse a refrescar un poco y echar un buen trago de agua para combatir la sed aparecieron dos guardias civiles motorizados que venían por mi camino, al llegar a mi altura se pararon y después de saludarme cortésmente se interesaron por mi procedencia y camino; después de unos breves instantes de conversación se despidieron deseándome un buen peregrinaje, yo les di las gracias y me despedí con esta frase: Que les vaya bien. Adiós.

Así llegué a Simancas y crucé el río por el Puente; siguiendo las flechas subí la empinada cuesta que a través de varias calles nos hace llegar a la Plaza Mayor, en ella hay una magnífica fuente con varios caños, primero me sacié y después llené mi botella. Destacar aquí, que siendo caminante de Santiago es muy fácil cumplir la frecuentísima recomendación médica de beber agua, mucha agua, al menos 3 litros diarios, yo creo que en todas las jornadas rebasé ampliamente esta cantidad.

Ahora se culminará la ciudadela de Simancas en fuerte ascenso, tras tortuoso pero espléndido callejeo entre casas blasonadas, nos llevará al Castillo o Archivo Histórico Nacional.

Mientras llenaba mi botella oí tañer las campanas y vi a un grupo de personas ir en una determinada dirección, supuse que iban a misa. Fui tras ellas y llegué a la Parroquia del Salvador, me dispuse a oír misa. Había una boda, David y Esther se casaban. ¡ Qué elegancia ! Algunos caballeros llevaban chaquet y muchas señoras iban elegantísimas, especialmente me fijé en una, creo no haber visto nunca un vestido tan elegante, su cuerpo también era majestuoso.

La homilía estuvo muy bien, como toda la ceremonia, y sobre todo el coro era extraordinario. Cuando hubo terminado la misa y la ceremonia, uno de los miembros del coro se me acercó para interesarse por mi Camino de Madrid, él había realizado el Francés y era su intención emprender el que yo estaba haciendo, de ahí su interés por recibir información. Se la di y le felicité por lo bien que habían cantado y así nos despedimos.

Cuando ya habían salido del templo la mayor parte de los asistentes me acerqué a la sacristía y el sacerdote me selló la credencial. Le di la enhorabuena por lo bien que había cantado el coro y le dije que tenía que ser un orgullo para la Ciudad tener un Coro de esa categoría, él me dijo: No son de Simancas, son de Valladolid y van a las bodas cuando se les llama.

Me despedí del sacerdote y echando mi mochila a cuestas me dispuse a seguir caminando hasta llegar al próximo pueblo, Cigüeñuela, distante tan sólo seis kilómetros y en el que también había albergue.

De ese modo acortaría la etapa del día siguiente; mi intención era dormir en el albergue de Cigüeñuela pero como siempre han de suceder imprevistos he aquí lo que me pasó.

En los siguientes términos se expresa mi guía: Desde la fortaleza buscaremos el paso peatonal subterráneo de la autovía Tordesillas - Valladolid. Pasado el túnel peatonal tomaremos, hacia la derecha, la segunda calle que, tras una leve cuesta, nace a la izquierda. Cruzaremos terrenos parcelarios por un camino carretero que, en 1800 m. Nos llevará a un cruce. Tomaremos el camino de la DERECHA. Después de 4 km. De inadvertida ascensión se llega a Cigüeñuela.

Salí de Simancas, subí la cuesta y seguí las flechas; al llegar a la confluencia de caminos tomé el de la derecha, tal y como se indica en la Guía aunque de forma errónea. Así, después de mucho andar se me hizo de noche y al final en lugar de llegar al pueblo llegué a una carretera, surgió la duda, ¿ Hacia dónde ir ? ¿Hacia la derecha o hacia la izquierda?. Fui hacia la derecha y después de caminar casi una hora al final llegué a una urbanización en construcción. Allí había un vigilante jurado, su nombre: Juan Carlos Alonso, él fue mi salvación.

Me dijo que el camino que había tomado era equivocado, que debía de haber tomado el de la izquierda para llegar en un breve tiempo al pueblo. Igualmente me señaló mi nueva equivocación al girar nuevamente a la derecha cuando ya estuve en la carretera, había desde allí 2 km. para llegar a Cigüeñuela pero habiendo girado a la izquierda en lugar de hacerlo a la derecha.

Así pues, ahora seguía encontrándome a seis kilómetros de dicho pueblo, es decir, como si no hubiera salido de Simancas.

Le pregunté al vigilante si tenía agua fresca, a mí me quedaba alguna en la botella pero estaba muy caliente, me contestó que sí, pero que tenía la justa para él en un termo. Comenzamos a hablar, le manifesté que estaba muy cansado y que no iba a seguir, que me quedaría allí a dormir aunque fuera sentado y apoyado en una de las paredes o bien, tumbado en el suelo. Fue entonces cuando puso su poca agua a mi disposición. En un vaso de plástico echaba yo 3 partes de la mía, caliente, y una de la suya, fría, de ese modo la tomaba, digamos que natural, ni fría ni caliente. Me dio también una pieza de fruta, concretamente una nectarina, que acepté de buen grado, luego partiendo en dos su bocadillo de jamón me hizo comer una mitad a pesar de no querer aceptárselo porque hambre, lo que se dice hambre, no tenía y sí mucho cansancio.

Tenía el vigilante como acompañante una gatita muy cariñosa, todo el rato estuvo rozándose conmigo. El sujeto en cuestión, un buen samaritano sin duda, era simpático, joven, delgado y, al parecer, buen deportista. Me dijo haber estado en Tarragona y en Santes Creus así como que un compañero suyo venía a Cambrils donde tenía un apartamento.

Después de un rato de conversación dijo: Esta tarde ha venido una familia a ver el chalet piloto, vamos a ver si lo dejaron abierto y si es así podrá descansar en la cama, de lo contrario tendrá que contentarse con el sillón que yo tengo. No tuvimos suerte, el chalet lo habían cerrado. Tuve que descansar y dormir en el sillón.

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Cigüeñuela - Castromonte

A la mañana siguiente le di mi nombre y dirección, le ofrecí mi casa y le mostré mi agradecimiento. Me alegraría mucho que algún día viniera por Tarragona.

Así pues, cuando eran las 6,30 h. me despedí y comencé a desandar lo que la noche anterior había andado, hasta llegar a Cigüeñuela y más tarde a Wamba (nombre de Rey Godo ).

De Cigüeñuela se sale por su parte alta hacia el Oeste, dejando una finca tapiada a la izquierda. Se evitará una bifurcación a la izquierda inmediatamente posterior y después de 400 metros hay una encrucijada de caminos, se optará por el de la izquierda. Después, a un kilómetro se presentan nuevamente tres posibilidades, ahora se habrá de seguir el camino de la derecha que se pierde hacia el horizonte. Hasta Wamba solo hay camino "puro y duro" con un recorrido de 5 kilómetros.

La entrada en Wamba se hace más grata al tener que bajar por la vaguada del Arroyo Hornija. Es un buen pueblo y su Iglesia una gran fabrica.

En la parada del autobús me detuve a conversar con dos hombres que allí había, pero antes me había descalzado y mojado los pies en una acequia o canal que vertía sus aguas al citado Arroyo, aprovechando también la ocasión para ponerme unas tiritas y mientras esto hacía, una rata de agua cruzó de un lado al otro muy cerca de mí.

Deduje que los hombres no estaban en la misma onda, se contradecían en todo, si uno decía que estaba bien señalizado el Camino el otro decía que no; el primero que pasaban muchos peregrinos, el segundo que pasaban pocos y que por donde realmente pasaban muchos era por el Camino Francés; como para el primero Sahagún de Campos ya quedaba cerca el segundo le espetó: Sí, tú vas corriendo y llegas en un instante; entonces intervine yo para decir que estabamos a 88 kilómetros aproximadamente. De estas discusiones llegamos a la conclusión, de todos sabida: "Todo es relativo. Un mismo hecho, visto por ojos diferentes, tiene distinta interpretación".

En pleno Valle del Hornija se localiza este municipio que guarda una riqueza histórica, cultural y artística de gran relevancia. Toma su nombre en el 672, cuando se elige al noble Wamba como monarca godo de todo este lugar. Puede presumir de haber pertenecido a varias diócesis. Posee una de las pocas iglesias de estilo mozárabe que hay en España, se trata de la iglesia de Santa María. En el centro de lo que fue el antiguo claustro que estuvo adosado a la iglesia se encuentra una tumba donde se cree que está enterrado el monarca godo Recesvinto.

En Wamba no pude desayunar, los bares estaban cerrados, así que no me quedó más remedio que seguir adelante, camino de Peñaflor.
Salimos de Wamba por la carretera de Peñaflor de Hornija en dirección al cementerio. Inmediatamente a la altura de una ermita, tomamos a la izquierda un camino que asciende un pequeño cerro desde el que, a siete kilómetros, se divisa Peñaflor.

Camino de Peñaflor las numerosísimas mariposas, de vistosos colores, revoloteaban en mi alrededor. ¡Cuánta vida se manifiesta a lo largo de todo el Camino!.

La entrada a Peñaflor es malísima, hay que descender a un valle profundo, sima, con numerosísimas piedras sueltas que pueden dar al traste con la alegría de algún caminante. Al fin hemos salvado el obstáculo, estamos ya en la cota más baja y ahora nos toca subir por un sendero estrecho y muy pendiente hasta volver a alcanzar la cota más elevada que apenas hace unos minutos hemos perdido. Realicé varias paradas en el ascenso para descansar y tomar aliento.

En la primera casa, en su exterior, a la sombra de una morera, estaban sus propietarios sentados y con ellos sus nietos. Yo, después del enorme esfuerzo realizado tanto para bajar - tenía que ir echando el freno - como luego para subir, me senté a descansar también a la sombra y preguntándoles me indicaron donde había una fuente y donde estaba el bar, hacia él me encaminé después de haber descansado un rato.

Tuve que esperar a que viniera la esposa del propietario para que me preparara una ensalada (tomate, lechuga, cebolla y aceitunas) así como un par de huevos fritos y unos choricetes, acompañados con salsa de tomate; no pude acabar la empresa, era demasiada comida. Mientras estaba en el Bar tocaron a misa, eran las 13,30, el sacerdote me dijeron que tenía que atender a varios pueblos.

La persona que se colocó a mi lado, contestándome a un comentario sobre la iglesia, me dijo: En la parte posterior de la Iglesia estaba la vivienda del sacristán y que ésta se había caído estando toda la familia dentro y que ninguno había sufrido daño alguno y que para él eso había sido un milagro.

La Iglesia es majestuosa, de dos piezas, la posterior podríamos decir, tal vez incurriendo en error, que es de estilo románico mientras que la anterior lo es de estilo gótico. Son dos partes muy diferenciadas. La parte que yo denomino románica no es que tenga un arco de medio punto y una bóveda de cañón sino que ésta está constituida por 15 robustos arcos, muy próximos entre sí, uno junto a otro.

Al finalizar la misa pasé a la sacristía y el sacerdote, no disponiendo de sello, me firmó la credencial. Le invité a venir a Tarragona y le di mi dirección.

Sobre el comentario que le hice de los arcos, yo no había visto ninguna otra iglesia con esas características, me dijo que tal vez estuvieran allí los templarios y que además de iglesia fuera fortaleza y ello explicaría la robustez de la misma.

Terminada la misa pasé nuevamente por el Bar para recoger la mochila y abandonar el pueblo. A la salida una señora me llenó la botella de agua fría

Peñaflor es un pueblo ubicado en lo alto de una colina, se conservan restos amurallados así como un torreón.

Descenderemos del espolón donde está ubicada esta población por su parte Norte, en dirección al pequeño puente sobre el río Hornija. Cruzaremos el puente hasta llegar a un cruce de carreteras, no nos desviaremos, A pocos metros, las flechas nos sacarán del asfalto.

Inicié el descenso por la parte opuesta a la entrada, ahora estaba saliendo del pueblo. Llegué a una alameda distante aproximadamente 1 kilómetro, ubicada junto al puente al que acabamos de referirnos, allí me tumbé y descansé hasta las l7,30 h., dejando pasar, de este modo, las horas de máximas temperaturas.

A esa hora salí para Castromonte, distante 10 kilómetros que recorrí en unas dos horas. ¡Qué calor desprendía el terreno!.

Abandonada la alameda, se remontará la pequeña ladera Este del valle del Hornija. Una vez recorridos unos 1.500 metros se toma una bifurcación a la derecha por el que iremos unos 250 m. Para luego tomar el camino de la izquierda. Castromonte nos saluda con la esbelta torre de su iglesia desde hace varios kilómetros.

Habiendo llegado al pueblo tuve que buscar el mal llamado albergue municipal, se trataba de una gran sala, podría ser la Sala de Juntas, en ella sólo había tres mesas con sus respectivas sillas además de otras muchas plegables, en el pasillo que da a los servicios había también dos bancos de jardín, bancos de listones. En uno de ellos intenté dormir, por la mañana me dolían todos los huesos.

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Castromonte - Cuenca de Campos

Aunque estaba muy incómodo al llegar la madrugada quedé roque despertando a las siete; me lavé con la escasísima agua que salía del grifo y me puse en camino hacia Medina de Rioseco.

Medina de Rioseco "Ciudad de los Almirantes" puede parecer sorprendente, pero es así, Es una ciudad asentada en plena meseta castellana a doscientos kilómetros del mar más cercano, se constituyó el 19 de abril de 1424 en sede del almirantazgo del reino de Castilla por decisión de su titular Alonso Enríquez.

Es la capital natural de la Tierra de Campos. El río Sequillo atraviesa parte de la ciudad más moderna.

Durante la dominación romana aparece ya nombrada como la "forum egorrorum", la plaza de los mercados.

Alfonso III, rey de Asturias y dueño de todas las tierras situadas al norte del Duero, manda repoblar estos Campos Góticos.

A mediados del XVII, Felipe IV concedió a Rioseco el título de Ciudad y comienza la construcción de un canal.

El 14 de julio de 1808, en el teso del Moclín, las tropas francesas vencieron a las españolas y tomaron la ciudad.

Realicé este recorrido por carretera, la brisa de la mañana hizo que me resultara agradable. Al llegar a Valverde aparecen los clásicos palomares de Castilla aunque en honor a la verdad he de decir que no vi paloma alguna y sí muchos cuervos.

La iglesia de Valverde tiene torre de espadaña con tres campanas y un ojo de buey en la parte superior coronado por la veleta.

Un tractorista me adelantó y me saludó, le correspondí; en esas llanuras castellanas, solitarias e inacabables, siempre se agradece cualquier gesto que te haga recordar que no estás sólo en el desierto.

Ya estoy en Rioseco, así denominan a Medina de Rioseco los naturales de la zona, pasé por delante del convento de las clarisas y de la iglesia de San Francisco que está en restauración, enseguida llegué a la Plaza Mayor pero antes me detuve un momento ante el monumento a los héroes de la batalla del Moclín contra los franceses.

En la Plaza además del Ayuntamiento se encuentra el ambulatorio de la Seguridad Social, aquí, en urgencias, me curaron el pie derecho y me pusieron unos apósitos.

Estando el crédito a punto de agotarse, busqué un establecimiento donde poder comprar una tarjeta para el móvil, llamando a continuación al Señor Brú para darle novedades.

Poco antes de llegar a la Ciudad recibí llamada de Ana María, también ella me dijo que tenía el crédito a punto de agotarse.

Me senté a desayunar en el Bar Cubero, tomé un café con leche y dos abisinios, nombre que le dan a unas pastas con crema en su interior, y que hacen que el desayuno sea más completo.

Después de pagar y de invitar a unas jóvenes que se habían sentado en la mesa de al lado, también a desayunar, a que me acompañaran a hacer el Camino, invitación que, naturalmente, rechazaron, crucé la calle y en una tienda compré algo de fruta.

Mientras caminaba se me acercó un señor con barba, de unos cuarenta años, de buen porte y aspecto cuidado, dijo ser de Santervás, me preguntó si estaba haciendo el Camino de Santiago, le respondí que sí. Él prosiguió diciendo: No vaya por Barrueces ni por Moral de la Reina, ese recorrido es muy duro, vaya usted por cualquiera de los márgenes del Canal de Castilla hasta llegar a la presa, después ya verá enfrente un pueblo es Tamariz de Campos, vaya hacia él; de ese modo realizará siete kilómetros a la sombra de los chopos y el trayecto se le hará más llevadero. Le hice caso, seguí sus instrucciones y no me arrepiento de ello.

Creo haber leído en alguna ocasión algún pasaje bíblico con algún punto de coincidencia, salvando naturalmente las diferencias.

El Canal de Campos, ramal norte de Castilla, es fruto del sueño ilustrado del siglo XVIII de dotar a la meseta central de un "puerto de Mar". Rioseco se convirtió en un puerto fluvial extraordinario, a donde llegaban y de donde partían todo tipo de mercancías pero especialmente de cereales. En 1.955 se cerró a la navegación, aunque mantuvo y mantiene su utilidad para el riego. Actualmente hay un recorrido turístico de varios kilómetros en barco.

Los siete kilómetros a lo largo del Canal se me hicieron cortos. En un punto del mismo, dos trabajadores, que me dijeron ser extremeños, realizaban trabajos de mantenimiento. Antes había visto pasear, por un camino próximo, a una señora de mediana edad en actitud como de súplica, con los brazos abiertos y las palmas de las manos hacia arriba; pensé que tal vez trataba de captar algún tipo de energía, acaso la solar.

Cuando llegué a la presa, efectivamente vi el pueblo de Tamariz de Campos y hacia él me dirigí. Cerca de las eras, estaban regando una finca con una instalación de aspersores; sin pretenderlo me duché y ello aunque traté de esquivar el chorro de agua echando a correr. Fue en ese momento cuando un lagarto cruzó el camino y se escondió rápidamente, casi lo pisé.

Crucé las eras y entré en el pueblo pasando al lado de la iglesia de San Juan, está situada en las afueras del pueblo, era un templo de gran valor, en la actualidad sólo se mantienen en pie dos caras de una altiva torre, de piedra en su totalidad y la portada románica.

A finales de los años 40 la edificación pareció no interesar y se decidió su derribo y desalojo, pasando así todo el mobiliario a otras iglesias. El Altar Mayor es el que en la actualidad ocupa el centro de la Catedral de Santander, retocado para su adaptación a ese lugar. Las piedras de sillería que cubrían sus muros se utilizaron en el pueblo para el arreglo de otros edificios

No tardé en llegar a la Plaza, en ella, además del Ayuntamiento se encuentra la iglesia de San Pedro y también un pequeño bar. En el bar dejaban pasar el tiempo un pequeño grupo de jubilados, después de saludarles pedí una cerveza sin alcohol, estaba muy fresca, luego el propietario me ofreció otra, no la acepté y preferí llenar mi botella del agua de una fuente cercana. ¡Qué buena! .

Les regalé un paquete de avellanas para que acompañaran los vasetes de vino o las cervezas que estaban tomando. Me lo agradecieron mucho. Comieron los tertulianos, un sujeto que llegó luego en una moto y hasta la misma encargada de repartir la correspondencia, es decir, la cartera.

El sujeto de la moto tenía un aspecto poco refinado. Por lo que escuché, debe ser el terror de los cangrejos, manifestó que había cogido más de cien kilos unos días antes.

Allí esperé unas horas hasta que flojo el sol para luego seguir hasta Cuenca de Campos.

Mientras dejaba transcurrir el tiempo en la puerta del bar, a la sombra, con los pies en alto apoyados en una silla, vino un muchacho a sacar una sombrilla, era nieto del señor que atendía el bar y que ya se había retirado a comer al igual que sus acompañantes, cerrando el establecimiento; me dijo que iría esa tarde a cangrejos con su abuelo y que había muchos.

Conversamos un momento, me interesé por sus estudios, dijo tener que desplazarse todos los días a Rioseco, a un colegio de religiosas, dijo también haber sacado buenas notas. Se fue a casa, al otro lado de la plaza, para venir a los pocos minutos con unos folletos (trípticos) y unas postales del pueblo que me entregó, hablamos algo de su historia.

Es Tamariz una población muy antigua, pero no se tienen noticias de ella hasta el siglo XI. Su nombre probablemente es de origen berberisco, (Tamariz procede del vocablo Taray, arbusto mimbreño que crece a orillas de los ríos ).

Más tarde tomó partido por los Infantes de Aragón, en contra de Pedro I de Castilla y fue la residencia de la reina aragonesa Doña Leonor con sus hijos en 1354. El Canal de Castilla en su ramal de Tierra de Campos, atraviesa el Término de Tamariz, dejando a su paso dos fábricas y dos esclusas, la sexta y la séptima.

He de hacer mención al Monumento a los Caídos que se encuentra también en la Plaza junto a la Iglesia de San Pedro; tiene una base escalonada, un cuerpo prismático en el que se encuentran las inscripciones y otro superior tronco-piramidal. Este es el texto: Caídos por Dios y por España /José A. Primo de Rivera / Onésimo Redondo Ortega / Tte. Francisco Villamayor Melgar / Cbo. Eterio Blanco Sánchez y Sdos. Carlos Delgado Blanco, Fernando Alonso Rodríguez y Andrés Benito Medina. PRESENTES.

Más tarde volvió, esta vez con su abuela que me trajo una bolsa con comida, una botella de agua muy fría y unos apósitos para mis pies. El contenido de la bolsa era de tres torreznos, un trozo de costilla en aceite, un chorizo frito, pan y un par de naranjas. Insistió tanto que no pude rechazarla.

A las 17,30 h. salí para Cuenca de Campos, no pensaba que hacía tanta calor, recorrí los 8,5 km. del trayecto por carretera, el asfalto echaba fuego, recordé el calor que pasé cuando hice prácticas en los hornos siderúrgicos en mis tiempos de estudiante en Asturias.

Sudaba de lo lindo, el gorro venía empapado de sudor al igual que la camisa.

Cuando estaba en el kilómetro cinco, me faltaban tres para llegar, un hombre segaba una finca de alfalfa con una segadora arrastrada por el tractor; al verme paró su máquina y salió a la carretera a saludarme, resultó ser el Alcalde de Cuenca de Campos, Don Faustino González Miguel. Me preguntó si pensaba quedarme en el albergue aquélla noche, le dije que sí. Sacó su móvil e hizo una llamada a la chica encargada del mismo, su nombre es Yolanda.

Al llegar a la entrada del pueblo me senté en un banco y conversé durante unos diez minutos con cuatro jubilados que también se protegían del sol; desde allí, fui para el albergue encontrándole cerrado. Pasé a la otra acera para evitar el sol y me senté en un tranco a esperar que vinieran a abrir el establecimiento; mientras tanto abrí la bolsa que me habían dado en Tamariz y comencé por los torreznos, estaban riquísimos. Cuando estaba empleado en esta labor tan apetecible y sobre todo tan alimenticia, salió de la casa colindante con el albergue una señora a la que pregunté ¿Está cerrado el albergue?, ella me contestó: Vino la chica a abrir pero como usted no llegaba se fue a hacer un recado pero no se preocupe usted que volverá enseguida.

Y así fue. No me dejó terminar con el contenido de la bolsa, tuve que interrumpir mi comida.

Yolanda me abrió, me enseñó la habitación y los servicios y luego rellenó los impresos de rigor, me inscribió en el correspondiente libro y después de cobrarme 6 euros me hizo entrega del justificante y me selló la credencial; luego se retiró y yo terminé de comer para, a continuación ducharme, lavar la ropa sucia, colocarla en el tendedero y por último acostarme a descansar. No pudiendo dormirme, no tardé en incorporarme para redactar los últimos acontecimientos.

El albergue es un gran albergue, tanto por su extensión como por sus servicios; creo que de momento está infrautilizado por los pocos peregrinos que aún hacen esta modalidad del Camino. El Pueblo, todo él, está muy bien arreglado. Desde aquí, felicitar a todos sus vecinos y al Sr. Alcalde como representante del mismo.

Me olvidé decir que el Señor Alcalde me manifestó haber hecho el Camino cuatro veces y estar enamorado de él. Este año piensa repetirlo y ha conseguido convencer al Señor Presidente de la Comunidad para que también lo haga.

Cuenca de Campos está situada al Noroeste de Valladolid. Su nombre obedece a su posición topográfica y el apellido de Campos por estar en las vastas comarcas, que por haberse establecido en ellas los godos, fueron llamadas por los historiadores de la Edad Media Campos Góticos, de cuya denominación sólo se usa la primera palabra.

Esta localidad ha sido designada con los nombres: Caucia de los vacceos primero, después, Concha Camporum y por último Cuenca de Campos, cuyos nombres expresan en sus diversas combinaciones literales una idea matriz: la referente a la posición topográfica que este pueblo ocupa. Es un pueblo cargado de historia. En 1378 el rey Juan I de Castilla y León cedió su castillo a los Duques de Frias, que construyeron su palacio en lo que años más tarde sería el Convento de las Clarisas.

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Cuenca de Campos - Sahagún de Campos

Día 28 de junio, amaneció un día estupendo, Abandoné Cuenca a las siete de la mañana. Pasé por la ermita de San Bernardino, le pedí al Santo su intercesión, bebí agua del pozo que hay en la explanada y que se ha de sacar con una bomba de mano, de aquellas denominadas de palanca. ¡ Cuánto tiempo hacia que no las veía!. Antes, hace unos cincuenta años, jugaba, con los demás chicos del pueblo, con una instalada cerca de la Panadería y que era con la que se sacaba el agua para beber pues no teníamos en aquélla época agua corriente.

Dejé la ermita y tomé un camino de los de Concentración Parcelaria, en dirección Este; iba con una cierta inquietud ya que dejé de ver las flechas indicadoras del Camino. Buscaba la caja del ferrocarril que fue Villalón- Rioseco a la que hacía referencia mi guía, no la encontré.

Cuando estaba próximo a la carretera de Palencia giré a la izquierda y enseguida estuve en Villalón de Campos.

En este tramo, desde la ermita, siempre tuve a la vista, primero en la lejanía, unos silos que a medida que caminaba se hacían más próximos hasta llegar a su ubicación.

En los últimos metros, antes de Villalón, media docena de gazapos, conejillos, se recreaban en el camino, estaban jugando, pero inmediatamente se metieron en los campos de cultivo ante mi presencia.

Ya en el pueblo, fui a la Plaza Mayor. ¡ Vaya Templo ! ¡Vaya Plaza!

En medio de la Plaza hay un monolito de estilo gótico que la preside, le denominan "El Rollo", está profusamente labrado y es digno de admirar.

Ha sido identificada esta villa con diversas poblaciones romanas, en su recinto se han localizado restos celtibéricos y cerámica romana o altomedieval.

Se sabe que Fernando III dispuso en 1294 que la villa pudiese celebrar mercado todos los sábados del año y el monarca Fernando IV le concedió nuevos privilegios. Después de una serie de vicisitudes durante los reinados de Alfonso XI, Pedro I, Juan II la cedió al conde Luna quien la vendió a D. Rodrigo Alonso Pimentel, conde de Benavente, convirtiéndose a partir de entonces en señorío de los Benavente.

Su Rollo o picota es sin duda uno de los más hermosos de España, se erigió en 1523; se levanta sobre un basamento octogonal que consta de cinco escalones. De esta plataforma arranca su primer cuerpo, de planta cuadrada con nichos y columnillas en cada cara; sobre los doseletes figuran relieves de medallones. Su segundo cuerpo es igualmente de planta cuadrada aunque más reducida, con columnillas en sus ángulos y bichas, a manera de gárgolas. Su remate se forma mediante cinco pilares interpretados como pináculos, resolviéndose el central como un florón coronado por un hierro con aspas horizontales.
Fue restaurado por primera vez en 1927. Se ha apuntado la posibilidad de que fuese obra de un arquitecto que trabajaba en la catedral de Burgos.

Han estado en Fiestas, los feriantes se habían instalado en la Plaza y su contorno, las casetas estaban cerradas al igual que todos los establecimientos. Como aquella noche hubo verbena ahora los cuerpos tenían que descansar.

Gracias al Todopoderoso que pude encontrar un bar para desayunar, se trató del "Restaurante Bécares ", acaso el único abierto en todo el Pueblo. Tuve que conformarme con un café con leche y un par de madalenas; antes había intentado comprar unos churros pero el churrero no me los vendió porque tenía un encargo de la Residencia para las 9 de la mañana y, según él, iba muy mal de tiempo, no sabía si los tendría listos para esa hora; en mi opinión, tal vez interesada, el churrero tenía poco sentido comercial. Yo tampoco le iba a pedir dos kilos, media docena serían suficientes.

Así pues, con lo puesto y lo añadido, me puse en camino de Fontihoyuelo. A tres kilómetros se encuentra la ermita de la Virgen de Fuentes; se trata de un edificio barroco del siglo XVIII de ladrillo; presenta tres naves separadas por pilares que soportan arcos de medio punto; dispone de camarín donde se veneraba la imagen de la patrona del pueblo. La Virgen de Fuentes fue trasladada a la iglesia de San Miguel.

Un ciclista, de mi quinta más o menos, llegó con su medio de transporte e hizo un pequeño descanso en el porche. Le pregunté si también era peregrino, me contestó que no y me indicó que si tenía sed fuera a la parte posterior donde había una fuente y que su agua era muy buena. A ella fui y en ella bebí.

Era una buena zona de descanso, el agua estaba fresquísima y muy buena; había sombra y varias mesas de piedra, unas rectangulares y otras redondas.

El lugar invitaba a quedarse allí toda la mañana pero eso no podía ser

En la ermita había un porche o portalina y en uno de sus rincones me sorprendió ver dos escobas, similares a las que antaño usábamos para barrer en las eras y también en el corral (ahora se diría patio) de la casa y que nosotros, en la zona de La Bañeza, llamábamos de hojaveras.

Así me orienta mi guía en este punto: Abandonamos Villalón desde la Plaza Mayor. Buscamos la calle que desemboca en la carretera de Fontihoyuelo. Al final de esta calle principal que nace hacia el Norte, nos reencontramos con las flechas amarillas sobre un puentecillo desde donde sale nuestro Camino.

Vamos ya camino de Fontihoyuelo, es el segundo municipio con menor número de habitantes de Tierra de Campos. Se sabe que en tiempos medievales formaba parte de la merindad de Carrión de los Condes, y sus tierras eran lugar solariego del abad de Sahagún, del maestre de Santiago y de la familia Cabeza de Vaca. Por aquel entonces el asentamiento situado sobre estas tierras recibía el nombre de Fuente Foilolo.

Su iglesia parroquial es la de San Salvador, con retablo rococó y esculturas del siglo XVIII. Se celebra la fiesta de San Roque.

Fue el primer pueblo de mi recorrido donde encontré bodegas bajo tierra, cuevas.

En 6 Km., dejando el inadvertido cerro Angulo a la derecha, llegaremos al prácticamente deshabitado pueblo de Fontihoyuelo. Siguiendo unos metros por la carretera desde el centro de esta población, nos incorporamos al camino que nace a la izquierda. Evitamos el camino que surge, en pocos metros a la izquierda y que se dirige al cementerio.

Después de ver subirse a un tejado de uralita, sin duda, a uno de los poquísimos habitantes del pueblo, con grave riesgo de caída, salí del mismo siguiendo fielmente las instrucciones anteriores.

El próximo pueblo es Santervás de Campos, hacia él me encaminé. Es el pueblo del Ángel de la Guarda que con rostro humano, barba y muy buen porte me informó en Medina de Rioseco, el que me aconsejó ir por una de las orillas del Canal.

El camino ahora no está muy bien señalizado. Hay un primer cruce que se ha de ignorar, en el segundo hay que tomar el de la izquierda. Hasta aquí todo va bien y de acuerdo con la guía pero más adelante hay una nueva bifurcación ¿ Por cual de los dos habremos de seguir ? . No hay señalización; opté por el de la derecha por parecerme el más indicado para llegar a un núcleo urbano que se veía en la lejanía pero que no sabía si se trataba o no de Santervás. Resultó que sí y nuestra decisión fue acertada.

Eran las 13 h. cuando llegué y el bar estaba cerrado. ¡Tengo suerte con los bares, todos los encuentro cerrados!. Pero a grandes males, grandes remedios. Si el bar estaba cerrado, la tienda no lo estaba; compré lo necesario para hacerme un bocadillo y situándome a la sombra de unos chopos en una fuente manantial que alimenta un abrevadero, lo comí y descansé.

El Sol con su desplazamiento hizo que, después de un tiempo, en la zona de la fuente en la que había sombra dejara de haberla. Por eso, primero estuve sentado sobre la tubería, a la sombra de los chopos y allí comí el bocadillo. De buena gana me hubiera tumbado a descansar pero no pude porque el suelo estaba lleno de hierbas espigaderas y de las cagarrutas de las ovejas. Cuando dejó de haber sombra en la fuente, crucé la carretera y me senté en la acera a la sombra de una casa.

Inicialmente pensé quedarme hasta que el Sol perdiera altura para salir con dirección a Grajal de Campos pero me cansé de esperar, como ya había ocurrido en otras etapas anteriores, y bajo la agobiante canícula de las cinco de la tarde tomé el coche de San Fernando, que es tanto como decir: unas veces a pie y otras andando.

Para llegar a Grajal de Campos antes se ha de pasar por Arenillas distante 8 km. de Santervás. La línea fronteriza entre las provincias de Valladolid y León está muy poco antes de llegar al pueblo, así pues Arenillas es el primer pueblo de la provincia de León.

Cerca de Arenillas hay un término llamado Villalaco que deriva de Villa Velasco- villabellaco- manco. Se encontraba, pues desapareció, a unos 600 m. Al Este de la villa. Perteneció a un hermano de los condes de Saldaña que era manco y de ahí le viene el apelativo Manco.

Cuando estaba pasando la línea fronteriza un par de codornices levantaron el vuelo desde la cuneta, muy próximas a mí. En el pueblo me senté en un banco a la sombra, en él había un señor de avanzada edad que por sus rasgos físicos me recordó a mi compañero el Señor Brú. No tenía trazas de haber trabajado en el campo; había también un joven de unos 35 años. Bebí en un hermoso caño que había enfrente y conversé con ellos durante más de una hora, luego salí para Grajal, siguiendo los consejos de mis amigos tomé el camino que transcurre a lo largo del río Valderaduey, por su margen izquierdo. Así llegué a Grajal que no atravesé sino que la dejé a un lado.

A Santo Tomás le corresponde la advocación de la iglesia de Arenillas, su ábside es románico-mudéjar del siglo XII, mientras que su bóveda es del siglo XIII y el resto del templo es de estilo barroco.

Me exigí un pequeño esfuerzo adicional para seguir caminando y así poder llegar a Sahagún de Campos, punto final previsto de la segunda fase de mi Camino Compostelano. Llegué cuando entraba la noche, antes, mientras caminaba, llamé a las MM. Clarisas y al Albergue Municipal; las primeras me dijeron que ya no tenían albergue y del Municipal no me contestaron.

Sahagún está enclavado a orillas del río Cea, es hito fundamental en la ruta y final de la séptima etapa del Códex Calixtinus. El nacimiento de esta villa está directamente vinculado al monasterio de San Benito

Sus monumentos más notables son: Las iglesias de San Tirso, San Lorenzo, San Juan de Sahagún y la de Nuestra Señora La Peregrina. El Arco de San Benito es lo que queda del antiguo monasterio al que se une la propia historia de la villa.

Los orígenes arrancan de una antigua ermita consagrada a los mártires Facundo (San Fagun, que da nombre al lugar) y Primitivo. El Codex ve a Sahagún como una ciudad "llena de toda clase de `prosperidades"

En el siglo X se construyó un monasterio, destruido por Almanzor. Fue con Alfonso VI (enterrado en él) cuando el monasterio pasa a los monjes de Cluny (1085). La abadía llegó a convertirse en la más importante de la península, tenía jurisdicción sobre 90 monasterios. El hospital existente en la abadía disponía de 60 camas.

Debido a la hora de llegada y al enorme cansancio que llevaba, después de dar algunos tumbos por la Ciudad, me alojé en el primer lugar que encontré que no fue otro que la "Fonda Asturiana". Me duché y me acosté tan pronto como pude, dormí bien.

El cansancio era tal que ni siquiera tuve ganas de hacer el relato de la jornada, dejándolo para la mañana siguiente.

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Sahagún de Campos - Bercianos del Real Camino

No me levanté hasta las 8 h., después de asearme y de hacer un par de llamadas redacté lo de la jornada anterior. Tomé la mochila y el bordón con intención de ir a desayunar primero y luego oír misa en alguna parte que para algo se hace el Camino, no sólo para contemplar pajarillos, mariposas y conejillos. Madrugué poco y no pude oír misa así que me quedé sólo con la intención. Aproveché para pasar por el Consultorio de la Seguridad Social a que me curaran el pie derecho

La enfermera no llegó hasta las 10,30. Durante mi espera llegaron un matrimonio primero (tal vez holandeses o ingleses), a la señora le habían salido ampollas en los pies, y un señor después, que entabló conversación con ellos. Cuando llegó la enfermera pasaron marido y mujer, he de confesar que, en sentido figurado naturalmente, me comieron la merienda pues yo iba antes que ellos; estoy seguro que no obraron de mala fe pues casi seguro que cuando llegaron no me vieron por estar yo situado en otra parte del pasillo.

Mientras curaban a la señora, con mi interlocutor que resultó ser irlandés, entablamos una conversación muy agradable, hablaba perfectamente el castellano, dijo ser sacerdote, misionero en Perú y Argentina. El acudía al Consultorio porque se le habían inflamado las rodillas. Tengo que manifestar que antes de que me dijera que era sacerdote yo ya lo había sospechado o presentido, por su porte, por su manera de expresarse, por su enorme sencillez y porque no sé que hay en ellos que aún sin querer lo reflejan. Entre otras cosas me dijo que rezaba el rosario mientras caminaba; trataré yo de imitarle.. Le pedí que rezara por mí, le desee que su problema pudiera solucionarse y no fuera obstáculo que le impidiera seguir el Camino y nos despedimos.

El matrimonio hacía unos minutos que se habían ido, me percaté que habían olvidado su gorro en los asientos de la sala de espera; pude encontrarlos en la Plaza Mayor para decírselo, enseguida fue a buscarlo.

Yo me entretuve unos minutos por la Ciudad y cuando salí y enfilé el camino pude verlos delante de mi a una cierta distancia, pronto les alcancé y les adelanté. Ahora ya estamos en el Camino Francés y nada tiene que ver con las etapas por mi recorridas anteriormente, es decir, con el Camino de Madrid. Ahora tiene buen piso, está perfectamente señalizado y hay numerosos albergues.

Hasta Bercianos del Real Camino hay plantados por la orilla, ahora ya podemos decir, de nuestro Camino, porque realmente es de los peregrinos, arboles plataneros que comienzan ya a dar su sombrecilla y que es de mucho agradecer sobre todo cuando las temperaturas son tan elevadas como las que tuvimos que sufrir en estas etapas.

Poco antes de entrar en el pueblo hay una ermita llamada "Virgen de los Perales"; no es única pues en la misma localidad otra se dedica a San Roque.

En 1998 un peregrino alemán, MANFRED, falleció a un kilómetro escaso del pueblo, allí, a la vera del Camino, se le recuerda con una lápida: En todo el recorrido hasta entonces realizado no había tenido conocimiento de ninguna otra muerte sin embargo después me comentaron que viniendo desde Roncesvalles se encuentra alguna otra lápida.

A mí, he de confesar, me causó una fortísima impresión; me detuve unos instantes y tuve un recuerdo para él.

Según parece, el peregrino en cuestión ya salió mal de Sahagún, aconsejándole que no iniciara una nueva etapa, tenía problema de corazón, él desoyó los consejos facultativos y quiso seguir haciendo el Camino. Tal vez murió donde quería morir. ¡ Descanse en paz !.

Una vez ya en el pueblo me dirigí al albergue, fue entonces cuando comencé a saber lo que realmente eran. El hospitalero, un muchacho joven, ingeniero de montes, de nombre Ignacio ( Iñaqui ), me recibió y me dijo: Si usted trae comida puede prepararla en la cocina, en ella tiene todo lo necesario, menaje, aceite y condimentos; si no trae nada, abra la nevera y tome de ella lo que desee. Yo decidí ir a la tienda del pueblo y comprar mis propias viandas pues, tal vez, podría llegar algún otro peregrino más necesitado que yo, o llegar a una hora tardía, y tener que hacer uso de las existencias del albergue.

En el establecimiento compré dos tomates, un pepinillo mediano, una cebolleta, una barra de pan y una lata de atún y luego regresé al albergue y me introduje en la cocina donde preparé una buena ensalada y un bocadillo. Fue entonces cuando vi lo que en ella había; no hubiera sido necesario que comprara nada pues la nevera estaba bien surtida. Después de la comida subí a la primera planta y elegí una litera de las muchas que aún estaban libres y me tumbé a descansar.

Otra experiencia única. Existe una ventanilla que da luz a la primera planta, por ella entraban y salían con total tranquilidad un par de golondrinas que revoloteando sobre las literas y trinando se venían a posar sobre una especie de pequeña cornisa que había en la pared. Nadie las molestaba y, creo, que a nadie molestaban.¡ Qué experiencias !, éstas sólo pueden vivirse haciendo el Camino.

Mi aspecto era el de un peregrino con barba de ocho días; aproveché esta estancia para afeitarme y así estar más acorde con la mayoría de los peregrinos de este nuestro siglo XXI. Hecho esto, bajé al Comedor y cómodamente redacté lo que estaba pendiente.

Mi amigo Iñaqui, aquí enseguida se entabla amistad, cuando le pedí que me sellara la credencial me indicó que se celebraría una cena de hermandad y que después de cenar se saldría al campo para, en presencia de la luna, recordar las experiencias del Camino así como para dar gracias a Dios los que así lo quisieran. Eran actos voluntarios naturalmente. Me pareció una buena idea y colaboré gustosamente dando un pequeño donativo.

La etapa había sido corta pero decidí quedarme en este albergue a pernoctar por la muy buena acogida y por el extraordinario ambiente que en él se respiraba. Es un edificio viejo, o tal vez muy viejo, en fase de restauración y con el suelo de la entrada gustosamente empedrado.

Llegó la hora de la cena, creo que asistimos todos los peregrinos. Los que actuaron como cocineros lo hicieron muy bien; prepararon unas ensaladas muy completas y abundantes como entrante y luego una paella con calamares que fue una delicia para nuestros paladares.

Al campo salimos el hospitalero, un señor alemán, una chica madrileña y el que esto escribe. Había transcurrido ya algún tiempo desde la cena y los peregrinos cansados, no todos habían hecho la jornada tan corta como yo, prefirieron acostarse para así poder madrugar al día siguiente. Nosotros permanecimos un momento en silencio, meditando, luego cada uno habló y expuso lo que tuvo por conveniente bien sobre el motivo de su peregrinación o sobre las experiencias vividas, etc. La noche era estupenda, apetecía seguir allí contemplando la belleza de la luna pero había que acostarse para madrugar y así poder caminar sin sufrir los rigores del calor. Así pues, nos despedimos y fuimos a dormir.

El nombre del pueblo surge de la repoblación del lugar con gentes procedentes del Bierzo. Perteneció al monasterio de Sahagún por donación de doña Palla y sus hijos en el 966.

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Bercianos del Real Camino - Mansilla de las Mulas

Comenzamos el mes de julio, Inicié la marcha a las seis y la finalicé a la una. Entre Bercianos y El Burgo Ranero encontré la siguiente inscripción en una lápida: In Memoriam. Profesor Millán Bravo Lozano. "Amó estas tierras, amó el Camino". Las Grañeras 1.932, Valladolid 1.997.

En Burgo Ranero hay una laguna con aves acuáticas y sobre todo muchas ranas que oí croar mientras caminaba; tal vez, de ahí venga lo de Ranero. La mañana estaba fresca y el tiempo transcurrido desde mi salida era de aproximadamente una hora.

La distancia a Reliegos es mayor pero también la anduve, allí hablé con un asturiano y con un viejo del pueblo pero sin interrumpir apenas mi ritmo y así, paso a paso, llegué a Mansilla de las Mulas. Antes, sobre las 9:30 h. recibí una llamada de Ana María, le informé de que me faltaban 16 kilómetros para llegar y que me quedaría en esta localidad a dormir.

Al llegar a Mansilla fui directamente a que me curaran el pie en el Centro de Salud; la enfermera conocía a Rosalina. Después me dirigí al albergue, me inscribí, compré comida, la preparé y la comí; más tarde lavé los calcetines y los puse a secar. Para recuperar fuerzas además de comer se necesita descansar y fue lo que hice, tumbarme un rato. El resto de la tarde lo aproveché para dar una vuelta por la Ciudad.

Al atardecer vinieron Rosalina y Alfredo y nos fuímos a cenar a un restaurante, me invitaron. Tuve que retirarme pronto porque el albergue cierra a una determinada hora y además debía madrugar el día siguiente, ellos lo entendieron y me disculparon.

Es una villa con trazado medieval, situada a orillas del río Esla. Fernando II de León la dotó de fuero en 1181

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Mansilla de las Mulas - Villadangos

Día 2, eran las 5:30 cuando salí del albergue, me esperaba una jornada larga, el camino se veía perfectamente, la luna estaba en su apogeo, preciosa, me dio la impresión de que nunca la había visto tan grande y tan baja; no dormí bien seguramente pensando que tenía que madrugar.

Enseguida llegué a Villamoros cuando apenas había transcurrido una hora. Del lugar nada tengo que destacar salvo que la torre de su iglesia es de base cuadrada, en ella dormían dos cigüeñas, supongo que dormían pues no sé muy bien si necesitan o no dormir y si lo hacen o no a pata firme. Junto a la iglesia dos caños hacían fluir dos abundantes chorros de agua. Eran las 6,30 cuando salía del pueblo por la calle de la Era

Más tarde crucé el río Porma por el magnífico puente de Villarente; quedaban indicios de la celebración de sus fiestas, las atracciones se habían instalado junto al río. Seguí mi camino poco a poco hasta llegar a León.

Ya en la Ciudad, estando muy próximo al domicilio de mi tía Conce y primos Ismael y Toyi, realice una llamada con el móvil para anunciarles mi proximidad y decirles que iba a desayunar con ellos.

Así lo hice, a los pocos minutos estaba con ellos.¡Qué sorpresa!, lo que menos esperaban era verme de peregrino.
Con ellos permanecí aproximadamente una hora reprendiendo a continuación el camino hasta llegar a Villadangos

De León destacaremos su Catedral, San Isidoro donde se halla la mejor colección de pinturas del románico español que representan escenas del Nuevo Testamento y un calendario agrícola de labores del campo en el medievo, San Marcos cuya fachada es un alarde del plateresco, La Plaza Mayor, las Murallas y el Edificio de los Botines.

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Villadangos - Astorga

Villadangos fue escenario de un enfrentamiento armado entre gallegos partidarios de Doña Urraca y aragoneses partidarios de Alfonso I El Batallador, ocurrió en septiembre de 1.111 en el lugar conocido como "La Matanza".

Eran aproximadamente las 5 de la tarde cuando puse los pies en el albergue de Villadangos, la hospitalera era una gallega muy simpática, las gallegas suelen serlo, natural del Ferrol, no sé si sigue siendo o no del Caudillo; conocía Pantín, el pueblo de Sergio. Se nos dispensó una muy buena acogida y la estancia fue muy agradable.

Conocí a tres jóvenes que habían comenzado en León y era, por tanto, su primera jornada; manifestaron estar muy cansadas. Las tres habían finalizado sus estudios, una de Ingeniería Técnica Industrial, otra de Fisioterapeuta y la tercera de Magisterio. Sus nombres respondían a Marta, María y Sonia, es de destacar que las dos primeras tienen nombres bíblicos; desconozco si entre ellas hay celos como los había entre las dos hermanas del Evangelio.

Llevaban consigo una baraja y se pusieron a jugar a la escoba, me invitaron y, como es lógico, haciendo el Camino no se puede rechazar una oferta tan sugestiva. Antes había hablado con la galleguina, la hospitalera, para ver si me podían curar el pie; me dijo que debía esperar a que llegara la persona que se cuidaba de ello pues en ese momento estaba ausente.

Así pues, acepté la invitación y me puse a jugar con ellas; había una condición: el o la que perdiera tenía que portar en la próxima jornada la mochila del o de la ganadora. Confieso que me estaban dando caña a base de bien. Tenía a mi izquierda la Ingeniero Técnico y ello se notaba, dominaba mejor la situación, no me daba ninguna oportunidad, no me dejaba hacer ni escoba ni lograba el siete velos, ni oros, ni cartas ni sietes, ni nada de nada de nada. Cuando mi colega llevaba 27 puntos yo apenas tenía tres o cuatro, ya me veía portando su mochila, no sé si sería muy pesada.

Pero, he aquí, que vino la hospitalera a avisarme de que ya me podían curar el pie. Me levanté y les dije: Ya veis que no se trata de una retirada cobarde, hay razones de fuerza mayor que me obligan a ello; muy gustosamente seguiría hasta el final pues tengo la seguridad de que remontaría el vuelo y terminaría sin ser el perdedor. Naturalmente que esto no me lo creía pero era una manera de quedar bien; algo hemos aprendido (aquí usamos el pretérito perfecto en lugar del indefinido, pocas veces lo hemos hecho a lo largo del relato) de los políticos.

Sea como fuere, mi retirada fue honrosa.

Después de todo esto les facilité mi teléfono para que me llamaran una vez concluido el Camino diciéndome como les había ido. ¿ Me llamarán ?.

Anotado un día más en el Libro de nuestra existencia, iniciamos una nueva jornada, el objetivo ahora será Astorga después de pasar por San Martín del Camino, Hospital de Orbigo, Villares y San Justo de la Vega.

Hospital de Orbigo es un buen pueblo ¡ Vaya puente romano que tiene !

Al llegar a Villares de Orbigo vi a dos familias arrancando ajos, conversé con ellas unos instantes; también conversé con un señor que caminaba con muletas, era joven y dijo ser del pueblo aunque trabajaba en Valladolid, también que había realizado en varias ocasiones el Camino, unas veces andando y otras en bicicleta; se manifestó enamorado del mismo y se lamentó del estado en el que se encuentra y que no le permite, de momento, realizarlo nuevamente Quiso invitarme a una cerveza, yo desistí y él lo entendió perfectamente, así nos despedimos.

En Villares hay dos opciones a seguir, yo fui por la de Santibañez de Valdeiglesias, en su nueva iglesia contemplé el magnífico retablo y aproveché para que me sellaran la credencial.

Después de algunas subidas y bajadas llegué a San Justo de la Vega pero antes hubimos de pasar por el crucero de Santo Toribio de Liebana donde el Santo se sacudió las sandalias según cuenta la tradición.

Y llegados a este punto y por ser una de las lecturas sagradas del día, recordaré las palabras del Evangelio:
" ..., comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros y les encargó que no tomasen para el camino nada más que un bastón, ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinturón, y se calzasen con sandalias y no llevasen dos túnicas. Les decía:
Dondequiera que entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis de aquel lugar, y si un lugar no os recibe ni os escucha, al salir de allí SACUDID EL POLVO de vuestros pies en testimonio contra ellos".

Santo Toribio, creo que fue el primer obispo de Astorga, siguió el mandato bíblico, no podía ser de otra forma.

Por lo que a nosotros toca, es evidente que no hemos seguido lo mandado por Jesús a sus discípulos pues además del bastón hemos llevado alforja (ahora mochila), pan y dinero.

Seguí hasta entrar en Astorga, atravesándola llegué al albergue municipal y me aposenté, se me selló la credencial y aboné la pequeña cuota; esto ocurríó sobre las 2 de la tarde. Lavada la ropa la puse a secar y a continuación fui a un bar "Sidrería Casa Luis", así se llama, allí por un precio especial para el peregrino, muy barato, comí un buen bistec con patatas fritas y algo de ensalada, habiendo tomado antes un gazpacho que estaba riquísimo, de postre membrillo con queso.

Astorga, la antigua Astúrica Augusta ya fue ensalzada por Plinio, Por ella discurrieron distintas civilizaciones que han forjado su propia personalidad. Es la Maragatería, sin duda, la comarca más conocida de León y Castrillo de los Polvazares, de gran tradición arriera, ha sido reconocido como uno de los pueblos más bellos de España.

En Astorga se palpa el tránsito de los siglos. Sus monumentos más notables son: El Palacio de Gaudí, la Catedral coronada por el famoso Pedro Mato, la Plaza y el Ayuntamiento con los maragatos marcando el tiempo, la Muralla, la Ergástula donde se encerraban a los presos. Destacaremos también que cuenta la ciudad con el único museo de España dedicado al chocolate.

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Prólogo del Relato de la Tercera Fase

Aquí necesariamente he de mostrar mi agradecimiento a los protagonistas de ésta mi Tercera y Última Fase del Camino.

Pero ante todo y sobre todo GRACIAS A DIOS:

Por el Sol y la sombra
Por los árboles y prados
Por las montañas y valles
Por las carballeiras y corredoiras
Por los pájaros, luciérnagas y vacas
Por los zapateros y libélulas
Por el día y por la noche
Por el arte y la solidaridad
Por las gentes encontradas y
Por haberme permitido llegar

GRACIAS DIOS MIO, GRACIAS.

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Astorga - Rabanal del Camino

Tercera Fase
El 3 de julio finalicé en Astorga mi Segunda Fase del Camino con la intención de reemprenderlo en esta Ciudad en cuanto tuviera ocasión para finalizarlo en lo que sería la Tercera y Ultima Fase.

Así pues, el 29 de agosto, desde mi pueblo natal, Cebrones del Rio, distante de Astorga 32 kilómetros, me trasladó mi primo Julio hasta la Ciudad de los Maragatos para proseguir el Camino que había comenzado en Madrid un par de meses antes.

Para celebrar la ocasión que se me brindaba, antes de echarme la mochila a cuestas, fuimos a comer un buen cocido maragato al famoso pueblo de Castrillo de los Polvazares, declarado Conjunto Histórico-Artístico e inmortalizado por Concha Espina en su novela "La esfinge maragata". Es este pueblo el ejemplo más representativo de la población maragata.

Ya en el pueblo, después de un pequeño recorrido por sus calles, nos introdujimos en el Mesón del Arriero donde nos sirvieron el famoso cocido maragato, estaba delicioso, no fuimos capaces de terminarlo; tanto Ana María como Julio lo acompañaron con un buen vino, yo, por ser abstemio, sólo bebí agua.

Me llamó la atención una de las varias inscripciones que figuraban colgadas en sus paredes, decía así:

Aquí murió el FIAR
y el PRESTAR también murió
y fue porque le ayudó a morir el MAL PAGAR

Al prestar yo considero
que voy perdiendo un amigo
y ganando un enemigo
a costa de mi dinero

Si doy, a la ruina me voy
Si fío, expongo lo mío
Si presto, al pagar ponen mal gesto
Para evitarse esto, ni doy, ni fío, ni presto
Es un aviso en general.

Seguro de que el aporte de calorías fue más que suficiente para reemprender el Camino, retrocedemos hasta Astorga unos cinco kilómetros; me dejan en la calle de Los Mártires, nos despedímos y comienzo mi nueva Fase del Camino a las 16 horas aproximadamente.

El sol calienta pero yo camino; quiero llegar a dormir a Rabanal del Camino distante unos 19 ó 20 kilómetros.

Apenas se sale de Astorga se pasa por Valdeviejas, quedando el pueblo a la derecha y luego por Murias de Rechivaldo; entre ambas localidades se encuentra, a la izquierda, la ermita del "Ecce Homo", estaba abierta pero no me detuve, continué la marcha.

Antes de llegar a Murias pasé por delante de una chopera y crucé el río Jerga.

En una propiedad cercada, a la izquierda del camino, había un caballo suelto y un alegre gallo cantaba el quiquiriquí.

Seguí caminando y dejé a mi derecha el ya mencionado pueblo de Castrillo de los Polvazares, para llegar a Santa Catalina de Somoza, atravesándola por una hermosa calle cuyas casas están repletas de geranios.

En la iglesia parroquial de Santa María me sellaron la credencial y en una casa próxima me dieron agua fresca.

Unos minutos después de salir de Santa Catalina me crucé con un alemán que hacía el Camino de regreso, nos saludamos y nos deseamos buen Camino. No tardó en aparecer un ciclista, se apeó de la bicicleta y me pidió información, al parecer iba muy cansado, le dije que para llegar a Rabanal faltaban unos once kilómetros, luego se despidió y desapareció.

También entre Santa Catalina y El Ganso hice un tramo acompañando a una señora y a su hijo de unos 10 años; habían salido de la primera localidad para finalizar el recorrido en El Ganso. Era deseo de la señora que su hijo hiciera una corta etapa para que se fuera entrenando.

No me faltaron ganas de quedarme a dormir en el albergue de la Junta Vecinal de El Ganso situado en la calle de Las Eras pero seguí adelante, tal y como había programado, hasta llegar a Rabanal del Camino del que estaba tan solo a 7 kilómetros.

A la derecha del camino sale un ramal para Rabanal el Viejo que pasa por una antigua mina romana llamada "La Fucarona". Me hubiera gustado acercarme por allí pero ya iba mal de tiempo y por ello seguí adelante sin desviarme.

Pasé por delante de las ermitas de La Vera Cruz y de San José para por fin llegar al albergue municipal donde pude descansar una vez que me hubieron sellado la credencial.

Rabanal está a 1200 metros de altitud y distante 6 kilómetros de la Cruz de Ferro.

Al albergue de Rabanal llegué ya de noche, una buena parte del recorrido se hace por un pasillo abierto en el monte y que transcurre paralelo a la carretera. En un punto del pasillo, a la derecha y al borde mismo, habían depositado un televisor y sobre él unas botas.

Al llegar al albergue y escribir unas notas, anoté también los siguientes interrogantes: ¿A quién se le ocurriría idea tan original? ¿Alcanzará la fama el artista?.

Más adelante explicaré algo relacionado con las botas, solo con las botas y no con el televisor.

Después de abandonar el pasillo para salir a la carretera y yendo el sol ya muy bajo, molestando a la vista por ir en dirección oeste, llegué, por fin, al pueblo.

Pasé frío y dormí mal por no llevar saco de dormir.

En la calle Mayor, sirga de peregrinos, se encuentra la Casa de las Cuatro Esquinas en la que se hospedó Felipe II durante su estancia en Rabanal..

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Rabanal del Camino - Molinaseca

Salí de Rabanal a las 6,30 h. Cuando caminaba por la calle me di cuenta que se había desatado el cordón de mi bota derecha; apoyando el pié en un pollo o cantón, a la luz de una farola, me dispuse a atarlo bien.

En ese momento otro peregrino que también acababa de salir del albergue me dio los "Buenos días" y ya realizamos toda la jornada juntos.

Se trataba de un joven de Elche, a lo largo de nuestro común recorrido me dijo trabajar en la Depuradora de Aguas de su Ciudad; también me contó el motivo de su peregrinación: Iba a tener una hija y quería pedirle al Apóstol salud tanto para su esposa como para su futura hija.

Se sale del pueblo por un camino a la derecha de la carretera para volver pronto a ella; se va ascendiendo hacia el Monte Irago entre robles, retamas y brezos. A la entrada de Fuencebadón la volvemos a cruzar. Fue el eremita Gaucelmo el fundador de este pueblo, hoy despoblado pero importante allá por los siglos XI y XII.

Esta inscripción en francés la encontré en una losa dejada a la vera del camino:

Ultreya
Moustafa

La Cruz de Hierro: C´est une tradition de mettre une pierre
au pied de la Croix de Fer. C´est un symbole de tout ce que
tu veux laisser tumbe pendant ton chemin.

Así pues, he llegado a la explanada en la que se encuentra la Cruz de Hierro.

Es el monumento más sencillo de todo el Camino. Hace poco tiempo, un par de años tal vez, fue profanado. Quiero pensar que por algún gamberro pues en otro caso la cosa sería más grave.

Aquí se hace obligatoria una parada y el aporte al montón de piedras de una más, así como, a ser posible, disparar la cámara y sacar una fotografía. Es lo que hice.

Después de Foncebadón se llega a Manjarín, pueblo abandonado. En él hay un refugio en el que se hace obligatoria una parada para deleitarse con el buen

desayuno ofrecido a los peregrinos y gozar del excelente trato dispensado por su fundador Alfonso y por los otros miembros del grupo. Con el tañer de una pequeña campana se atrae a los peregrinos para que realicen una parada y desayunen.

A las 11 se realiza una oración comunitaria por la paz del mundo; es un acto muy emotivo.
Todos los peregrinos que a esa hora se encuentran en el Refugio se cogen de las manos y rezan unidos; la oración la dirige Alfonso, vestido de templario, es un templario

.Nos relató el suceso de la peregrina que llegó al albergue a media noche y que dijo venir de Rusia. Les instó a permanecer en el lugar.

Después de algún tiempo alguien les trajo un cuadro y una espada de templario. Fue una sorpresa para ellos comprobar que la imagen del cuadro, representando a la Virgen, era la figura exacta de la citada peregrina. Tanto el cuadro como la espada pueden ser contemplados por todos los peregrinos.

Mientras permanecí en el lugar me deleité escuchando gregoriano.

Después de esta breve parada en Manjarín seguimos nuestro Camino hacia El Acebo distante 7 kilómetros. Al llegar le enseñé a mi amigo "El Potro", instalación usada, no hace muchos años, para sujetar las vacas y poderlas errar cómodamente, hoy ha pasado a ser una reliquia y la mayoría de peregrinos pasan sin percatarse de su existencia y de los que la ven pocos son los que conocen su utilidad.

Saliendo de El Acebo, a la izquierda, sale una carretera muy pendiente que lleva a Compludo donde hay una antigua herrería (romana) movida por la energía potencial del agua. En el mismo lugar un monumento recuerda a un ciclista fallecido.

Seguimos descendiendo por la izquierda de la carretera hasta llegar a Riego de Ambrós. Aquí mi amigo, que tenía problemas de pies, se sometió a una cura, caminando después mucho mejor.

Mientras le curaron yo entablé conversación con un Señor de 83 años; me dijo haber marchado muy joven para Madrid, sin saber leer ni escribir; haber tenido un establecimiento y también que un hijo suyo, teniente de aviación, había hecho con su mujer el Camino de Santiago y que habían escrito un libro.

Tuvo la gentileza de ir a su casa para poder mostrármelo; se trataba de un conjunto de fotografías aéreas de todo el recorrido, pueblo por pueblo, desde Roncesvalles. Era un magnífico y valioso libro.

Ya curado mi amigo, proseguimos nuestro peregrinaje después de despedirnos del simpático señor.

A continuación teníamos que recorrer los casi 8 kilómetros que nos separaban de Molinaseca.
Es un descenso penoso e interminable. ¡ Cuánto sufren las rodillas! Pero al fin terminó ese pequeñísimo Calvario y llegamos al mencionado pueblo berciano.

Se entra por la calle Real, auténtica sirga de peregrinos. En un Restaurante de la misma repuse las fuerzas perdidas, después de despedirme de mi amigo pues yo me quedaría y él continuaría hasta Ponferrada por tener el tiempo muy justo para llegar a Santiago

Antes pasé por delante del Santuario de San Nicolás de Bari y por el puente - hermoso puente - sobre el río Meruelo.

Siguiendo la calle Real se llega, en las afueras del pueblo, al albergue municipal "Manuel Fraga" en el que decidí pasar la noche. Está muy bien y el trato allí dispensado es fabuloso. Un grupo de unas 8 ó 10 personas nos dispusimos en semicírculo, sentados en sillas, alrededor de Alfredo el hospitalero. Es persona de fácil conversación y mucha simpatía.

Nos relató algunas de sus vivencias como peregrino que ha sido en varias ocasiones, nos dio algunos consejos para el camino y nos contó también algunas anécdotas como la del peregrino de Almería o la de la peregrina exhibicionista.

El peregrino de Almería al llegar a León encargó en un taller de carpintería que le hicieran una cruz (al parecer bastante pesada) y luego, en lugar de llevarla él sobre sus hombros imitando a Cristo, se la iba endosando a otros peregrinos.

La exhibicionista se trataba de una inglesa. Llegado el hecho a conocimiento de la Guardia Civil, ésta recurrió a la ayuda de Alfredo el hospitalero a quien le pidieron por favor que fuera hacia ella, a su encuentro, y tratara de convencerla de que forma tan original de peregrinar podía llevar consigo una detención por escándalo público y en consecuencia debía de cubrirse convenientemente. De este modo el hospitalero, nuestro amigo contador, cumplió una buena acción, tuvo ocasión también, aunque no por mucho tiempo, de contemplar un desnudo al natural y evitó que la Guardia Civil tuviera que actuar deteniéndola.

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Molinaseca - Cacabelos

Eran las 7 cuando salí del albergue, la mañana estaba un poquito fresca.

Siguiendo el consejo del hospitalero Alfredo, hasta Ponferrada hice el recorrido por carretera, que estaba bien iluminada.

A la altura de la entrada para Camo me crucé con otro peregrino que hacía el camino de vuelta, es decir, de regreso; al igual que el que me encontré antes de llegar a Rabanal del Camino.

Seguí caminando y entre Campo y Ponferrada crucé el río Boeza; en el puente me detuve unos instantes a contemplar el agua cristalina y a escuchar su susurro, hay en el lugar una hermosa alameda.

Una mujer madrugadora se cruzó conmigo y me dio los "buenos días" en una zona en la que, a mi izquierda, había muchas plantas de hinojo que desprendían su característico olor, agradable para mí.

Poco después ya entré en el casco urbano de Ponferrada y a través de varias calles llegué a la Plaza del Ayuntamiento habiendo pasado antes por la Iglesia Museo de las Cofradías que no la abrían hasta las once y que tiene delante un gran crucero.

En la Plaza del Ayuntamiento conversé con dos peregrinas que comenzaban su peregrinación en esta localidad, me hicieron una fotografía, una era de Madrid y la otra de Albacete; aproveché para contarles las lindezas del Camino de Madrid, luego nos despedimos.

Seguí adelante y enseguida estuve en la Basílica de la Virgen de la Encina donde oí misa. La Iglesia estaba completamente llena de fieles.

El celebrante echó una homilía profunda y valiente. Al finalizar el acto litúrgico, esperé un poquito a que saliera la gente y luego me acerqué a la sacristía para que me sellaran la credencial, el oficiante resultó ser de Navianos, pueblo próximo al mío, le felicité por su sermón y nos despedimos pero antes me dijo no haber conocido personalmente a mi tío aunque sí por referencias ya que era "el cura de los camioneros" según había oído contar

Me acerqué luego a contemplar el maravilloso Castillo de los Templarios donde otra peregrina tuvo la gentileza de fotografiarme.

Ya, volviendo sobre mis propios pasos me detuve en el Bar Espolón y desayuné. Su propietario me indicó, o mejor, me señaló el Instituto viejo de Enseñanza Media "Enrique Gil y Carrasco" donde en los años 1949 y 1950 me examiné de ingreso y primero de bachillerato. Estaba justamente delante pero de mi mente se había borrado la imagen y me resultaba desconocido el lugar.

Dos son los ríos de Ponferrada, el ya citado Boeza y el Sil que según he oído contar arrastraba pepitas de oro que eran afanosamente buscadas hasta que las aguas se enturbiaron con el proceso de lavado de carbón que se hacía aguas arriba.

La Virgen de la Encina fue declarada en 1958 patrona del Bierzo pero tuvieron que superarse las rivalidades surgidas con los partidarios de la Virgen de la Quinta Angustia de Cacabelos que, por cierto, no eran pocos. ¡ Qué pena! Muchos creyentes no terminan de entender que Virgen María sólo hay una, la madre de Cristo y de San Juan y la nuestra también, aunque se venere bajo infinidad de advocaciones.

El nombre de Ponferrada se deriva de los términos latinos Pons ferratus (puente de hierro) que hace alusión al que mandó levantar el obispo Osmundo de Astorga.

El Castillo fue construido en el siglo XII y en él se establecieron los templarios que se encargaban de vigilar el Camino y de proteger a los peregrinos.

Para salir de Ponferrada, después de cruzar el río Sil, tomé a la derecha la calle Río Urdiales y a través de otras varias salí por la antigua N-VI con dirección a Fuentes Nuevas primero y a Camponaraya después.

Hoy están prácticamente unidas estas tres localidades pues grande ha sido el desarrollo de la zona desde los años 60.

Hasta Caponaraya hay 6 kilómetros, allí hice un pequeño descanso junto al río Naraya que recordaba perfectamente así como la torre del reloj y la Ermita de la Soledad debido a las numerosas veces que por allí había pasado de niño cuando residía en Cacabelos.

Entré en la Ermita, recé, copié una inscripción del Libro de Visitas o del Peregrino que me sorprendió y que veremos a continuación, también yo dejé constancia de mi paso por el lugar.

"La fe sin obras es fe muerta"
Soy el que camina descalzo
así me han bautizado aquéllos
que andáis frente a mí.
Hoy ha sido el cuarto día que ando con los pies desnudos.
poco importan los motivos, los míos, míos son
entenderlos o comprenderlos... de mi nacen
fatigado estoy espiritualmente... Reventado...
el espíritu culmina su expresión mediante el acto
Mi cuerpo sucumbe, se rinde en paz estoy
puesto que el equilibrio (cuerpo, mente y espíritu)
requieren observación, silencio y paciencia
Todo llega, permito y acepto

Al pasar por el lugar tuve un recuerdo para Don Celso, sacerdote sanabrés encargado de Carracedo y de Camponaraya, un gran hombre, de buen corazón aunque tal vez con alguna debilidad; terminó sus días en un pequeño pueblo de la Comarca Sanabresa. Yo le quería mucho, cuando le veía corría a besarle la mano y siempre caían 50 céntimos de peseta o la peseta completa que en aquéllos tiempos eran para mí una fortuna y que no tardaba en emplear en regaliz o en cualquier otra chuchería.

Nada más salir de Camponaraya, a la izquierda de la carretera, está la Cooperativa y por delante de la misma pasa un camino que nos conduce, a través de hermosos viñedos y de algunos frutales, a Cacabelos, que será el final de la etapa del día 31 de agosto del 2004.

A Cacabelos se entra por San Bartolo y Cimadevilla que es donde se ubica la ermita de San Roque. Ahora estaba en terreno conocido, la conocía perfectamente; en ella observé algunos cuadros, dos ánforas y algunos otros objetos que me resultaban muy conocidos; se habían trasladado del Santuario de las Angustias.

Pudiendo seguir mi camino para finalizar la etapa en Villafranca del Bierzo preferí quedarme en la localidad donde aprendí las primeras letras, robé las primeras ciruelas o peras y tuve los primeros - y aún no olvidados - amigos.

¡ Cuántos recuerdos ! ¡ Qué infancia más feliz !.

Trataré de narrar todos los pasos dados en este queridísimo pueblo.

Realicé la entrada por la calle de los Peregrinos, sirga peregrinal. En la Iglesia de Santa María, llamada habitualmente Iglesia de la Plaza, oré unos instantes, después por la calle de las Angustias fui a la relojería-joyería de mi gran amigo Ricardo (antes Ricardito ). ¡ Cuántos tinteros volcaríamos sobre nuestras ropas cuando con siete u ocho años nos hacían copiar párrafos del Quijote !¡ Cuántas trastadas haríamos ! ¡ Cuántas guerras de romanos contra romanos !.

Una vez delante de la relojería, observé en su interior cuatro o cinco personas, pensé que se trataría de clientes y decidí esperar a que salieran para entrar yo y darle un gran abrazo a mi mejor amigo de la niñez. Cuando me percaté de que las personas que se encontraban en el establecimiento no eran clientes sino amigos de Ricardo y que sencillamente estaban acompañándole entré con la mochila a cuestas, con el gorro muy calado y con el bordón en la mano.

Eran aproximadamente las 13 h.; no di ni los buenos días ni las buenas tardes, es decir, no saludé; me limité a quedar como una estatua ante ellos, en mis labios no había ni un atisbo de sonrisa, serio, muy serio permanecí durante unos instantes. Todos quedaron mirándome absortos; tal vez alguno pensó que estaban en presencia de un peregrino mudo.

Pasados unos 8 ó 10 segundos (casi una eternidad) Ricardo se decidió a hablar y estas fueron sus palabras: " Y luego, quítate el gorro ."

Yo obedecí, me lo quité y fue entonces cuando la tensa situación anterior se tornó en alegría y risas. Nos abrazamos y me presentó a sus amigos; todos me reconocieron a pesar de ser un poco mayores que nosotros. Es evidente que les di una gran sorpresa; enseguida Ricardo me invitó a comer y me dijo: Vete primero al albergue a ocupar plaza porque están llegando muchos peregrinos y corres el riesgo de quedarte sin ella. Así lo hice, pasé por el albergue, ocupé habitación, me sellaron la credencial y me duché.

Ricardo nos llevó a comer al Restaurante "El Gato". Eramos cinco comensales, nosotros dos y otros dos amigos de Ricardo, uno de ellos acompañado de su hijo. Comimos bien y la sobremesa fue muy agradable incorporándose a la misma mi buen amigo Adauto que tomó café con nosotros.

Adauto fue vecino en Cacabelos y ahora reside en Tarragona por lo que volvemos a serlo. Estaba de vacaciones y cuando se enteró de mi estancia en Cacabelos vino al encuentro.

Me hablaron de la posibilidad que tenía, en esta ocasión, de ver a Eutiquio.Es otro amigo de la infancia, íbamos juntos a la Escuela. Me dijeron que estaba en San Clemente restaurando unas casas; esta pequeña localidad se encuentra muy cerca de Cacabelos; enseguida mostré mi deseo de verle y Adauto se ofreció a llevarme en su coche. En el desplazamiento convenimos que yo simularía ser un comprador y que así la sorpresa sería mayor.

Ya en su casa nos atendió su esposa que enseguida le avisó. Vino Eutiquio y yo le dije después de saludarle con las "buenas tardes": Mire usted, me he enterado que está interesado en vender sus casas y yo, en principio, estoy interesado en ellas.
Eutiquio me miraba con recelo, creo que tenía la mosca tras de la oreja, algún tipo de sospecha de que no había tal interés.

Proseguí diciendo: Bueno si llegamos a un acuerdo ha de darle una buena comisión a Adauto ya que ha sido el intermediario. Por favor ahora no se mueva, déjeme que de media vuelta en derredor suyo para verle el perfil porque de esta manera sabré si tenemos o no posibilidad de llegar a un acuerdo.

Fue entonces cuando viendo la chanza y las risas que tanto a Adauto como a mi nos sobrevinieron se dio cuenta y enseguida me reconoció.

Otra enorme alegría. ¡Vaya día!.

Pasó a enseñarnos sus casas, están restauradas con sumo gusto, la zona es tranquilísima y el paisaje muy bonito; las alquila como casas rurales.

Nos ofreció unos buenos racimos de uvas de los que dimos buena cuenta, pasamos un rato juntos recordando nuestras peripecias de la niñez y más tarde nos despedimos.

Sobre las 20 h., después de haber regresado a Cacabelos, la mujer de Jaime y cuñada de Adauto preparó una merienda-cena a base de ensalada, tortilla española, jamón y otras viandas que comimos en la terraza de su hermosa casa; luego dimos un paseo y después me retiré al albergue pues estaba próxima la hora de cierre.

En lo que ahora es albergue, antes, que era un simple cobertizo que circundaba el Santuario de la Virgen de la Quinta Angustia, se celebraban las ferias de San Miguel y allí colocaban sus puestos los vendedores de mantas, cobertores, etc. pagando una módica cantidad al Capellán encargado del Santuario.

El estilo de la Iglesia es neoclásico, destacan dos columnas cilíndricas en la fachada, toda ella está construida de granito. En el interior tiene varios altares laterales, en uno de ellos existe un cuadro de la Virgen de la Leche que muy bien pudiera ser obra de un famoso pintor cuyo nombre preferimos omitir por razones evidentes.

La Virgen está en el Camarín y el retablo es precioso.

No podemos dejar de destacar el relieve existente en la puerta de la sacristía en el que el Niño Jesús, colocado sobre un pedestal, recibe el cinco de oros de San Antonio, a la vez que éste retira el cinco de copas. Es algo originalísimo y según nuestras noticias el fabricante de naipes Heraclio Fournier quiso, años ha, comprárselo al Capellán ofreciéndole un cheque en blanco. La oferta, evidentemente, fue rechazada.

El Santuario en épocas pasadas perteneció a la Diócesis de Santiago y tenía, suponemos que aún tiene, unas propiedades, prados y viñas, donadas bajo condición de que no pudieran disponer de ellas ni el Ordinario de Santiago, ni el de Astorga, ni ningún otro, tampoco podían venderse.

Cacabelos es el centro de la gran olla berciana con un microclima que hace que la fruta madure con algunas semanas de antelación respecto a otros lugares próximos.

Son muy conocidas en todo el contorno las Fiestas de la Pascua y a la Virgen de Las Angustias se le profesa una gran devoción siendo la Patrona de Cacabelos.

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Cacabelos - Vega de Valcarce

La madrugada del uno de septiembre invitaba a caminar, salí temprano del albergue y después de unos minutos comencé a subir la cuesta de Pieros que no resulta precisamente corta. A mi izquierda iba dejando el Cerro llamado Castrum Bergidum.
Pieros
era un pueblecito de pocos habitantes, hoy se ha extendido y muchos son los que han construido en las cercanías del Santuario de Las Angustias.

En mi niñez estuve, en alguna ocasión, en la Casa de Don Eduardo Rosón, residente, parte del año, en este pequeño pueblo. Alguno de sus sobrinos tuvo cierta notoriedad en la época de La Transición Española.

Pasado el Pueblo se continúa por la carretera hasta llegar a la de Valtuille de Abajo y un poco más adelante se toma un camino que sale a la derecha; en él a pocos metros de la carretera hay un taller de escultura con varios trabajos expuestos tal y como puede apreciarse en la fotografía.

El recinto está cercado y así dice la inscripción que hay en la puerta:

" Allí donde mis sueños echen raíces y la libertad sea un muro de luz y aire
puro, esa sí será mi tierra"

Nogueira
Estudio de Escultura A. Nogueira

Ahora se continúa y se va ascendiendo, a la derecha y a unos 500 metros veo una columna de humo, parece ser que se trata de una escombrería.

Entrando ya en Villafranca del Bierzo observé unas 30 colmenas, justo enfrente del Albergue Municipal de Peregrinos en el que me paré para sellar la credencial.

Allí leí y copié las siguientes inscripciones:

"Un refugio, agua y comida
eso espera el peregrino
encontrar en el camino
para calmar su fatiga."

¿Quién ayuda al caminante
que después de todo el camino
viene herido y vacilante
machacadas sus rodillas
con los tobillos punzantes
y le duelen sus costillas ?

Jato ayuda al caminante
¿Quién es Jato en el camino?
¿Sanador de los dolores?
¿Samaritano perdido?

Es un ente dominante
transmisor de la energía
que la entrega cada día
sin dudarlo ni un instante.

Un buscador de infinitos
a la orilla del camino
cuando pases por su puerta
haz un alto, peregrino.

Y seguí, un poquito más adelante me sellaron nuevamente la credencial en el Refugio " Ave Fénix ", allí copié:

Bienvenido al Hospital "Ave Fénix"
un refugio por amor
si tu ánimo es optimista
bien recibido serás,
si quieres colaborar
todos te lo agradecerán
Que la luz de las estrellas
refleje tu caminar
y que la luz de Cristo
sea tu camino y verdad.
¡ ULTREIA !

Nuevamente, después de copiar lo expuesto, me eché la mochila a cuestas; enseguida llegué a la Iglesia de Santiago, es de estilo románico.

La puerta que tiene a la vera del camino se denomina "Puerta del Perdón" pues Calixto III (Papa español) concedió el privilegio de que los peregrinos que no pudieran proseguir su camino ganaran aquí el jubileo igual que ante la tumba del Apóstol en Compostela
Unos instantes más tarde me crucé con unos ciclistas catalanes a los que fotografié ante el Castillo de los Marqueses de Villafranca, eran de Granollers.

Avancé por la Ciudad hasta cruzar el río Burbia. En la estatua al peregrino que hay en el puente se encuentra esta poesía:

Si es Dios lo que te mueve, peregrino
o es el arte, la historia o poesía
Villafranca del Bierzo ya sería
el principio y final de tu camino;
más si tu corazón seguir anhela,
¡ adelante, peregrino, a Compostela !
que el cielo de Galicia ya es vecino.
Hernán Alonso, 1999

Villafranca que nació y llegó a ser importante gracias al Camino de Santiago tiene dos ríos: El Burbia y El Valcarce. Es paso obligado para llegar al Cebreiro.

Después de Villafranca viene Pereje distante unos cinco kilómetros; mientras hacía este recorrido llamé a Ana María y le di novedades, todo iba según lo previsto.

En Pereje visité la Iglesia, tiene un retablo pequeño pero hermosísimo, en ella me sellaron la credencial y luego en un bar desayuné un par de huevos fritos que rematé con un café con leche.

Todo este recorrido desde Villafranca lo hice por carretera y en todo momento me acompañó el río Valcarce que transcurre paralelo y a escasísimos metros de nuestro caminar. La vegetación es abundante, el paisaje muy hermoso e invade al caminante una sensación de frescura y paz.

En Trabadelo pasé por delante de una fábrica de embutidos y recordé verlos a la venta en el Carrefour de Tarragona. Al seguir mi camino vi un coche con matricula de Barcelona, entablé conversación con su propietario; me dijo ser de Cuenca y su mujer de Trabadelo, la conoció en el Congreso Eucarístico de Barcelona. Mi amigo, octogenario ya, tenía muy buen aspecto y según él: "Pasar unas vacaciones en Trabadelo era la mejor terapia".

Mientras caminaba, en ocasiones rezaba el Rosario o meditaba sobre el pasado, así lo venía haciendo desde el comienzo y pedía que este Mi Camino produjera sus frutos. Aprovechaba las pequeñas paradas para leer la letanía pues después de tanto tiempo sin recitarla ya se me había olvidado.

Por si pudiera ser útil para alguno saber el significado del término "letanía", diremos que es equivalente a "ruego" "súplica".

Así pues, sin dejar de andar llegué primero a Portela que viene a significar "paso estrecho" y después a Ambasmestas, donde se mezclan las aguas de los ríos Valboa y Valcarce.

Ambasmestas hubo un tiempo que perteneció a la Diócesis de León.

Su iglesia tiene una pequeña torre de espadaña y sus campanas están muy decoradas. En el centro del retablo está San Pedro, de Papa..

Todo el retablo es de estilo barroco; en ella también realicé una plegaria y el sellado correspondiente.

Esta jornada estaba ya a punto de finalizarse, había recorrido 24 kilómetros y sólo me faltaban 2 para llegar a Vega de Valcarce, aquí descansaría siguiendo los consejos del hospitalero de Molinaseca para poder coronar O Cebreiro con más facilidad en la etapa siguiente.

¡ Adelante pues !. Seguí caminando hasta llegar al Albergue Municipal de Vega

Allí estaba la hospitalera María, recibiendo a los que íbamos llegando. ¡ Qué hospitalera más guapa ! ¡ Qué hospitalera más simpática ! Un motivo más para dar gracias a Dios.

Subí a la primera planta y elegí la litera que más me gustó de las que aún quedaban libres, luego bajé y lavé a mano algunas prendas para, a continuación, colocarlas en el tendedero a secar.

Como había gastado algunas calorías en mi desplazamiento desde Cacabelos ahora debía reponerlas y por eso bajé a la tienda a abastecerme de fruta y de lo necesario para preparar una buena ensalada.

Una vez hube comido fui a pedirle una manta a María pues las noches eran frescas y, como ya dije en otro lugar del relato, no llevaba saco de dormir.

Fue entonces cuando sentándome delante de María, la contemplé más detenidamente. Realmente tenía un nombre adecuado, muy adecuado, a su físico. Ella me dijo: No se preocupe, dispondrá de una manta y no pasará frío.

No estaba muy cansado y por tanto no tenía necesidad, o al menos mucha necesidad, de descansar. Preferí seguir sentado donde estaba, delante de la mesa de María; ella entraba y salía pues iba atendiendo las necesidades de los peregrinos.

Mientras tanto, ocupé mi tiempo en leer una gran parte de los escritos hechos en el Libro de Visitas o del Peregrino; los hay en diversos idiomas y algunos con un profundo contenido espiritual.

Otros, sin embargo, más superficiales, se limitan a reflejar lo hermoso que resulta el Camino, la solidaridad que en él se manifiesta así como otros valores que se han ido encontrando y siendo esta la tónica general en los libros de los diversos albergues, en el de Vega Valcarce hay una nota muy singular y es que muchos peregrinos han querido dejar constancia de la hermosura y simpatía de María, algunos incluso manifestaron haberse enamorado de ella y, por si esto fuera poco, han dejado sus números de teléfono. ¿Llamará María a alguno de ellos? . Yo me inclino a pensar que NO.

Visto todo esto, me dirigí a María y le dije: ¡ Caramba, cuántos admiradores tienes !, ella se sonreía. Y continué: Eres una rompe corazones y no me extraña porque yo mismo creo que también me estoy enamorando de ti en este momento. Ahora la anterior sonrisa se trocó en risa abierta.

Durante unos minutos me ausenté, fui a ver las prendas del tendedero; cuando volví, María estaba acompañada de una amiga y conversando con ellas les dije que mi infancia había transcurrido en Cacabelos. Fue entonces cuando su amiga me dijo: " Mi padre es de Cacabelos ".

A continuación se estableció entre ambos este diálogo:

- ¿ Qué edad tiene?
- 65 años
- Entonces seguro que le conozco. Fuimos juntos a la Escuela. ¿Cuál es su nombre?
- Bueno, le llamaban "El General"
- Efectivamente, lo recuerdo muy bien. Ahora ¿ Dónde está ? ¿ Está aquí en Vega ?
- Sí
- Pues mira ¿ Por qué no te acercas a casa y le dices que en el Albergue hay un peregrino que quiere darle un abrazo ?

La chica fue a casa y al momento su padre me esperaba en la sala, yo había subido al dormitorio, me avisaron y bajé enseguida. Nos reconocimos inmediatamente, nos abrazamos y conversamos un buen rato, luego ya nos despedimos y me deseó un buen Camino, yo también le deseé lo mejor y le di la enhorabuena por la hija tan guapa.

Tú eres el Santo, Señor Dios único, el que haces maravillas

¿ Acaso no es una maravilla que en dos días haya podido ver y abrazar a dos amigos de la niñez a los que hacía 55 años que no veía ?

Después de este encuentro conversé con algunos peregrinos que ya habían coincidido conmigo en otros albergues o en el camino y posteriormente fui a misa. Durante la espera recité las siguientes oraciones:

De Discernimiento
Oh alto y glorioso Dios,
Ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta
sentido y conocimiento, Señor
para cumplir tu Santo y veraz mandamiento

Alabanzas a Dios Altísimo
Tú eres el Santo, Señor Dios único,
El que haces maravillas.
Tú eres el fuerte, el grande, el altísimo, el omnipotente
Tú, Padre Santo, rey del cielo y de la tierra
Tú eres el Trino y Uno
Señor Dios de los dioses
Tú eres el bien, todo bien, sumo bien
Señor Dios vivo y verdadero
Tú eres el amor, la caridad, la sabiduría, la humildad
Tú eres la paciencia, la belleza, la mansedumbre, la seguridad, el descanso
Tú eres el gozo, nuestra esperanza y alegría, la justicia y la templanza
Tú eres toda nuestra riqueza y satisfacción, la belleza y mansedumbre
Tú eres el protector, nuestro custodio y defensor
Tú eres la fortaleza, el refrigerio, nuestra esperanza y nuestra fe
Tú eres nuestra caridad y dulzura
Tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador.

Estas oraciones y otras que irán apareciendo las repetí en jornadas sucesivas y, sin duda, dieron su fruto.

Cuando fue la hora, me acosté a descansar, no pasé frío gracias a la manta que me dio María, dormí bien a pesar de haber un peregrino que roncaba algo.

El Municipio de Vega Valcarce lo componen 25 pueblos, su altitud media es de 600 metros. Por él discurre el río Valcarce al que rodean varias montañas como Capeloso, Las Coronas, etc.

Por su situación geográfica, Vega ha tenido una gran importancia histórica como paso natural hacia Galicia.

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Vega de Valcarce - Triacastela

La salida del albergue tuvo lugar a las 6,30. Pasé por Ruitelán, Las Herrerias, Hospital, La Faba y La Laguna; son pueblos muy cercanos entre sí, en apenas ocho kilómetros están estos cinco pueblos. En Ruitelán y La Faba hay albergue.

Esta es la fase dura del camino pues en una distancia aproximada de 6 kilómetros hay que ganar una altura de unos 500 metros.

La Laguna es el último pueblo de León y el preludio del Alto O Cebreiro del que dista tan sólo un kilómetro siendo la diferencia de cotas de 170 metros.

Así pues, comenzamos el ascenso ya en Las Herrerías y lo finalizamos en El Cebreiro, vaya ascenso, es para no contarlo. No obstante lo subimos sin grandes dificultades, eso sí, con el consiguiente cansancio. Ibamos juntos cuatro peregrinos, a saber: un maño, un vasco, un zamorano y el leonés que esto escribe.

El maño era pequeño de estatura, de paso corto; en llanura y en las cuestas abajo no sobresalía pero subiendo era una máquina, nos dejó a medio camino al zamorano y a mí. Llevaba sombrero pero no lo utilizaba, tampoco el bordón; subía muy desahogado y pienso yo que debía estar muy entrenado a subir montañas.

El zamorano y yo hicimos una parada para descansar y desayunar en La Faba, nos zampamos unas tostadas acompañadas de un café con leche.

Aproveché la parada para llamar a Ana María, luego reemprendiendo la marcha enseguida pisamos tierra gallega.

Con el maño y el Vasco nos volvimos a encontrar en El Cebreiro pues ellos desayunaron allí después de haberlo coronado. También coincidí con una pareja que habían sido compañeros en la etapa anterior y que no habían hecho noche en Vega, prefiriendo seguir hasta La Faba. Ahora, aquí, en El Cebreiro también reponían fuerzas. En el Santuario de Santa María de O Cebreiro oré ante el Santísimo, y entre otras oraciones:

Bendición de San Francisco de Asís

Oh Dios, que sacaste a tu siervo Abraham
de la ciudad de Ur de los caldeos
guardándolo en todas sus peregrinaciones
y que fuiste el guía del pueblo hebreo en el desierto
Te pido que te dignes guardar a este siervo
que por amor a tu nombre,
peregrina a Santiago de Compostela.
Sé para mi compañero en la marcha
guía en las encrucijadas, aliento en el camino
defensa en los peligros, albergue en el camino
sombra en el calor, luz en la oscuridad
consuelo en los desalientos y firmeza en los propósitos
para que, por tu guía
llegue incólume al término del camino
y, enriquecido de gracias y virtudes
vuelva ileso a mi casa lleno de saludable y perenne alegría
El Señor me bendiga y me guarde
me muestre su rostro y tenga misericordia de mí
me mire benignamente y me conceda la paz
El Señor me bendiga
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Amén.

Hice una fotografía y sellé la credencial. Fue aquí donde se produjo el conocido milagro que relatamos a continuación por si alguno de los posibles lectores de éste relato lo desconoce.

Un campesino de una aldea próxima subió a oír misa al Cebreiro un día muy desapacible y de nieve. El celebrante, un monje de bastante menos fe que el campesino, sintió interiormente un cierto desprecio hacia él por hacer ese esfuerzo y sacrificio. En ese momento, en el de la consagración, las especies sacramentales se convierten visiblemente en el cuerpo y la sangre de Cristo, quedando recogidas en la patena y en el cáliz.

Tanto el piadoso aldeano como el incrédulo celebrante están enterrados en la misma Capilla del Milagro.

El Milagro del Cebreiro probablemente ocurrió en el siglo XIV y lo conmemoran el cáliz y la patena del siglo XII que están expuestas a la devoción de los peregrinos en una caja fuerte.

Este punto del Camino es otro lugar emblemático como, por ejemplo, la Cruz de Hierro.

Existe una Palloza-Museo que es interesante sea visitada por los peregrinos.

La salida del Cebreiro se hace pasando por delante del albergue, en él vi también cuadras para caballos.

Poco a poco se va descendiendo por la falda del monte dejando siempre a la derecha la carretera que se cruzará a la salida de Liñares. A la entrada del pueblo un niño acariciaba un gatito que tenía entre sus brazos; le pregunté: ¿Me lo regalas ?, está claro que la respuesta fue negativa; le pregunté también ¿Quieres venir a Santiago?, la respuesta fue No

Fotografié su Iglesia. El peregrino que aparece en la fotografía en último término, es el maño al que ya me referí en la subida al Cebreiro

El nombre de Liñares equivale a Linares, terrenos en los que se cultiva el lino. Según parece El Cebreiro cubría sus necesidades de tejidos gracias a la concesión otorgada por La Corona.

Pasado el pueblo comienza un ascenso para alcanzar el Alto de San Roque cuya altitud es de 1270 m., es decir, 80 menos que la del Cebreiro. Aquí hay también un monumento al peregrino, uno más, fue fotografiado y ello me dio la oportunidad de un pequeño descanso.

Muy cerca del Alto de San Roque está la localidad de Hospital da Condesa, al llegar encontré el albergue cerrado, era demasiado pronto. Seguí caminando y dejé atrás Padornelo para comenzar un nuevo ascenso, ascenso durísimo aunque corto. Cuando se ha remontado, se encuentra uno en el Alto del Poio

cuya altitud es de 1425 m., es decir, se encuentra 155 m. más alto que el Alto de San Roque.

En este ascenso sí que siente uno ganas de retirarse pero se ve tan cerca el Restaurante que hay en la cima que sacando fuerzas de flaqueza se sigue adelante hasta lograr coronar la montaña. Eso fue lo que hice.

En el Bar "Puerto O Poio" me senté a descansar un poco y, a la vez, para no perder el tiempo, pedí un par de huevos fritos con un choricete, de postre un café con leche.

Me sellaron la credencial y proseguí mi andadura pasando por Fonfria, Biduedo, Filloval, As Pasantes y Ramil para llegar finalmente a Triacastela

Los paisajes que se contemplan siguen siendo maravillosos, la presencia de vacas en los prados es prácticamente constante; observé también grandes explotaciones ganaderas

En esta zona del camino el sol no tiene muchas oportunidades de producir quemaduras puesto que, en su mayor parte, el peregrino se desplaza por sombrías corredoiras. ¡ Qué castaños ! ¡ Qué robles ! ¡ Qué fresnos !.

Eran aproximadamente las cinco de la tarde cuando llegué a Triacastela; cuando estaba a la altura del primer albergue vi que otro peregrino, con el que había coincidido en varias ocasiones, salía del mismo con su mochila; me dijo que allí ya no quedaban plazas. Seguimos y nos alojamos en otro albergue, particular en esta ocasión.

Había observado, a lo largo de algunas etapas, que este peregrino, joven él, con barba y algo circunspecto, solía caminar sólo y muy deprisa. En los albergues lo solía ver siempre leyendo.

En una ocasión, antes de llegar a Triacastela, le pregunté ¿Haces el camino sólo?. Esta fue su contestación: Yo no he venido a caminar (hacer camino) sino a hacer El Camino, Mi Camino, busco para encontrar, no busco a nadie, me busco a mí mismo y encontrándome es posible que encuentre lo que ahora me falta.

No le pregunté su nombre. En el Camino no es frecuente preguntar ¿ Quién eres ? ¿Qué eres? y sí ¿De dónde vienes ? ¿ Dónde has empezado ?.

Era de Madrid y en lo que faltaba para llegar a Santiago nos vimos muchas más veces, sobretodo en los albergues y en las iglesias. Me referiré más adelante a la forma tan original que tuvo de saludar al Apóstol.

Ya aposentado en el albergue particular, me duché pues buena falta me hacía y luego en una tienda próxima compré lo necesario para preparar la cena.

A las siete era la Misa del Peregrino, se trataba de la Parroquia de Santiago cuyo párroco es Don Augusto Losada López. Asistí al igual que otros muchos peregrinos y entre ellos el que acabo de mencionar.

El sacerdote, es un gran sacerdote, asistido, sin duda, por el Espíritu Santo, logró introducirse en los corazones de los asistentes. Habló de la dimensión humano-espiritual del Camino de Santiago, habló de Jesús como Amigo, de Jesús hombre y pidió que, como primer paso, nos acercáramos a El bajo esta dimensión y que luego vendría el resto. Él, Jesús, con la intercesión de su Madre, de nuestra Madre, la Santísima Virgen María y también con la del Apóstol, se encargaría del resto.

Pidió que reconociéramos nuestros pecados en silencio así como un profundo arrepentimiento, luego nos dio la absolución colectiva. Animó a pasar por la sacristía después de misa a quienes desearan realizar el acto penitencial.

Así pues, después del arrepentimiento y de la absolución fui a comulgar y quedé en un estado difícil de explicar pero en todo caso de mucha tranquilidad, lo que no fue obstáculo para que pasara por la sacristía a dar la cara una vez finalizada la misa.

En mi caso no fue preciso llegar a Santiago para obtener los frutos deseados y he de manifestar que hacía 28 años que no pasaba por el confesionario.

El sacerdote me entregó unas hojas cuyo contenido transcribo a continuación:

Dimensión Humano-Espiritual del Camino de Santiago

Todo ser humano necesita encontrar sentido a la vida. Dar sentido a los "porqués" que surgen en lo más profundo del ser humano. Los interrogantes son infinidad, como infinidad son las respuestas, si las buscamos en la auténtica y verdadera fuente... Cristo.

Todo ser humano necesita buscar y encontrar " su sitio " en este mundo. Para ello necesitamos ponernos en camino y uno de los privilegios que tenemos en España y en todo el mundo es el Camino de Santiago = Camino de la humanidad en actitud de búsqueda y encuentro.

¿ Cuándo es necesario venir al Camino de Santiago ?

  1. Si te preocupa tu vida, el presente y el futuro...VEN
  2. Si crees que tienes que cambiar el mundo... VEN
  3. Si te cuesta hacer proyectos porque te cansas...VEN
  4. Si aún no has descubierto lo que vales...VEN
  5. Si te sientes solo/a en la vida ...VEN
  6. Si quieres ser y no puedes ... VEN
  7. Si no crees en ti y te infravaloras... VEN
  8. Si aún no has descubierto el auténtico Jesús de Nazaret... VEN
  9. Si no puedes dar respuesta a tus " porqués "... VEN
  10. Si tu vida espiritual está adormilada y quieres resucitar a una nueva vida...VEN AL CAMINO DE SANTIAGO.

Si vienes al Camino de Santiago estoy seguro que alguna respuesta encontrarás y si tú sólo no la puedes hallar, los que estamos contigo en el camino te damos la mano. Ven y nos agarramos a Jesús de Nazaret que es, fue y será el especialista en comprender al ser humano POR AMOR Y CON AMOR.

El camino de Santiago

La diversidad enriquece cuando nos comunicamos y empobrece cuando nos encerramos en lo nuestro creyendo que es lo mejor...Ante Jesús de Nazaret todos somos iguales. Los que pretenden hacer distintos a los seres humanos terminan por empobrecerles humana y espiritualmente.

El Camino de Santiago es un camino de UNIVERSALIDAD, sin nacionalismos excluyentes, donde todos nos sentimos uno y uno se siente pequeño universo caminante.

Una fraternidad vivida desde la aceptación del otro superando pequeñeces. Un camino de convivencia y de respeto. Un tiempo de reencuentro ante el ser que somos y el que deseamos ser, con Jesús como Guía y Esperanza. Una apertura al pequeño mundo de cada hermano, de cada ser humano, para comprender la Universalidad de Jesús.

El Camino de Santiago es un camino interior por dentro de uno mismo olvidando los ídolos que nos esclavizan y buscar ideales que nos dignifican. Un camino que en el desierto de nuestras incertidumbres nos abre y aclara horizontes, nos ayuda a ver y nos da luz. Nos ayuda a vivir y nos da vida.

Nos ayuda a descubrirnos y a descubrir los auténticos caminos que conducen a los grandes peregrinos Cristo y Santiago.

Un camino que nos ayuda a ser justos y libres ante todo el mundo siendo capaces de ser sencillos olvidando el orgullo que nos empobrece.

El camino te ayuda a descubrir el amor de Cristo y a vivirlo en plenitud.

Es necesario un encuentro personal con Jesús de Nazaret.

No podemos ser seguidores de Jesús sólo por oídas, es necesaria una experiencia personal. En el camino tenemos que orientar nuestra vida.

Es el momento de arriesgar porque nuestras seguridades nos atan, nos paralizan e inutilizan para el Amor.

A veces Cristo pasa a nuestro lado y no lo queremos ver: en el pobre, en el niño, en el anciano, en cualquier ser que quiere vivir.

En este camino de la vida que es el Camino de Santiago está Cristo. ¿ Lo vemos ?. No queremos verle. ¿ Impedimos que otros le puedan encontrar ?. ¿Les cerramos los ojos a la vida ?. ¿ A la ilusión ?. ¿ A la esperanza ?. ¿Con nuestro ruido folclórico en el camino los apartamos de Jesús Amor ?. A veces vemos a Jesús desfigurado. Es culpa de todos. En el camino puedo y debo descubrir al auténtico Jesús.

El auténtico peregrino es el que se pone en camino guiado por la fe de nuestros antepasados, que como el antiguo pueblo de Israel buscaba dar respuestas.

De la fe surge la cultura que hay en el camino, que es expresión y reflejo de la fe. Toda la cultura que se contempla en el camino es expresión de la fe cristiana. Querer ser cultura en el camino sin mirar nuestras raíces cristianas es perder el tiempo en la dimensión espiritual, es engañarnos a nosotros mismos.

El Camino de Santiago es un camino de fe, no es un camino cultural sin fe. El cano es para vivir, no para hablar de él o contar con la simpleza que muchas veces utilizamos. El camino es lo que el peregrino quiera hacer de él, constatando que junto al peregrino se juntan personas que sólo quieren hacer del camino turismo, senderismo o unas vacaciones fuera del contexto sociológico y espiritual.

Pero tenemos que hacer una escala de valores en este camino de búsqueda que hoy en día camina en el vagón de cola de nuestra sociedad. En el tren de nuestra vida personal.

Es imprescindible hacer proyectos factibles para no sentirnos agobiados por la vida. La vida no puede ser una carga para el ser humano. Miremos la vida con ojos de esperanza. Con fe y esperanza daremos vida a la vida.

Seamos creyentes por AMOR, no por miedo o temor. Si Jesús es Amor...¿ Por qué tanto miedo al amor ?. En el camino debes descubrirte a ti mismo y descubrir ese mundo interior que a veces no te deja ver más allá de ti mismo. El mundo necesita de ti y de tus valores. Tienes que ser evangelizador del Jesús Amor.

Si realmente buscas la vida, ven a Santiago, no tengas miedo a la vida. Cristo os espera con los brazos abiertos. Nos necesita a todos. Nunca es tarde. No pierdas la esperanza. Ven a Santiago y si buscas en el silencio y en la Eucaristía encontrarás la Vida.

Si vienes al camino no vengas en rebaño. Es necesaria la soledad personal para que nadie interrumpa tu búsqueda. El camino no es una competición de velocidad, sino un ejercicio de espiritualidad.

No vengas con prisas y a gran velocidad, sino como un ejercicio de espiritualidad; vive las etapas en tu dimensión de fe. Saborea lo que vas encontrando por el camino, procura ser tú mismo sin confundirte con la masa. Piensa...luego encontrarás respuestas.

Nunca es tarde para el encuentro personal con Cristo

Nunca es tarde para la felicidad
Nunca es tarde para amar
Nunca es tarde para sonreír
Nunca es tarde para alegrar
Nunca es tarde para encontrar
Nunca es tarde para reflexionar
Nunca es tarde, por tarde que sea, para comenzar
Nunca es tarde para encontrarte
Nunca es tarde para aprender a vivir de verdad en la verdad
Nunca es tarde para nada y menos para amar y sentirse amado por el AMOR DE CRISTO.

Olvida el pasado que fue la historia y vive el presente, que es tu realidad, proyecta el futuro, que es la esperanza. No te quedes paralizado en la vida como una estatua de sal; que si no se derrite, no da sentido a la vida.

Descúbrete a ti mismo, estarás descubriendo al Jesús de la fe. Un cristiano tiene que ser luz y esperanza para sí y para los demás.

Sal de ti mismo y te encontrarás en los demás.

Que Dios os bendiga.

AUGUSTO LOSADA LOPEZ
PARROCO DE TRIACASTELA. E27630. LUGO. ESPAÑA

Después de estas lecturas, he comprendido mejor las manifestaciones de mi amigo, el que ahora estaba conmigo en el albergue.

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Triacastela - Sarria (por Calvor)

Dormí bien, con mucha tranquilidad de espíritu; me levanté a la hora habitual e inicié la nueva etapa, optando por el recorrido de San Xil y no por el de Samos.

El primero es más corto pero también más duro.

Se sale por la carretera y se toma un camino a la derecha que sigue el curso del arroyo Valdoscuro, hay una subida que, por no estar todavía el cuerpo caliente, se hace algo pesada. Son numerosos los abedules, robles, castaños y chopos que hay a lo largo del camino y que hacen que esté totalmente sombrio. Todo él es un conjunto de subidas y bajadas.

Nada más salir del albergue, en la carretera, antes de tomar el mencionado camino, me encontré con el sacerdote y ello me causó una gran alegría, le saludé dándole los buenos días y él me deseó buen camino. Según parece acostumbra a madrugar para despedir a los peregrinos. ¡Que Dios le bendiga!

Para llegar a Sarria se ha de pasar por Balsa, San Xil, Montán, Furela, Pintín, Calvor, Aguiada, San Mamed do Camiño y San Pedro do Camiño, siendo el recorrido total de unos 18 kilómetros.

A lo largo de este recorrido vi muchas vacas en los prados; habían pasado la noche a la intemperie; las primeras horas de la mañana estuvieron frescas, casi frías.

Creo que fue aquí, en este recorrido, donde alcancé a Marcelo el peregrino descalzo. Le pregunté: ¿Por qué vas así? ¿ Has hecho alguna promesa ?. Él me contestó: No es una promesa, es un agradecimiento.

Esta contestación me sorprendió y me hizo cabilar; ahora era yo el que me preguntaba ¿Qué diferencia hay entre promesa y agradecimiento ? ¿Por qué el " Peregrino descalzo " hizo esa puntualización?.

He llegado a la conclusión, no sé si acertada o no, que el acto de la promesa es un tanto egoísta, es un condicional, es una especie de chantaje, mientras que el acto de agradecimiento es un acto más sublime al carecer de las citadas notas.

En la promesa hay un "te doy si me das". "hago si me haces".
En el agradecimiento hay un " te doy porque..." " Hago porque...".

Al llegar a Sarria, situada en una ondanada y divisada desde una cierta distancia, entré en la Oficina de Información del Peregrino para desde allí dirigirme al albergue; cuando llegué estaba todavía cerrado pero ya hacían cola unos 30 peregrinos, luego fueron llegando más.

Abrieron sobre las 13,15 h., la hospitalera fue asignándonos habitación. Una vez que estuve aposentado, me duché y bajé a lavar la ropa en la lavadora pero ya había varios esperando por lo que después de pedir que me guardaran la vez decidí ir a un bar próximo a comer algo.

Comí un caldo gallego y un bistec con patatas, el propietario también me sirvió un trozo de empanada que no quiso cobrármela.

Cuando volví a la lavadora se me había pasado el turno por lo que tuve que ponerme de nuevo a la cola, empleando el tiempo de espera, casi toda la tarde, en redactar lo acaecido durante la jornada y en hacer las oraciones que me había impuesto como una obligación de cada etapa del camino.

Tuve tiempo, no obstante, de ir a misa a la Parroquia de Santa Marina donde comulgué y realicé las lecturas.

En el recorrido de esta etapa hice dos fotografías del paisaje; en la segunda, saliendo del camino, coloqué la mochila y el bordón entre sol y sombra

En el albergue de esta localidad mis amigos los malagueños no recibieron un trato demasiado correcto de la hospitalera pues hubo un pequeño incidente.

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Sarria - Portomarín

Etapa de poco más de 21 Km. que realicé aproximadamente en cinco horas y media. Eran las 6,30 cuando salía del albergue y las 12 cuando llegaba a Portomarín.

Nada más salir de Sarria se cruza el río Celeiro por el romano Ponte Aspera, más tarde crucé la vía del tren por un paso subterráneo y a continuación apareció un arroyo. Subí por una carballeira y así llegué a Vilei.

Después viene Barbadelo y se sigue caminando entre robles, prados y vacas. ¡ Qué paisajes !. Necesariamente hemos de sentir la admiración por estas tierras y con San Francisco decir:

Loado seas mi Señor,
por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas

Según parece, Barbadelo fue en la Edad Media lugar de concentración de numerosos peregrinos y también uno de los puntos del Camino de Santiago en los que más abundaba la picaresca y las malas artes.

Siguen a Barbadelo varias aldeas, todas iguales entre sí, las fui dejando atrás en mi caminar hacia Portomarín pero no por ello he de dejar de mencionarlas, son: Rente, Mercado, Monzós, Xisto (que significa pizarra), Domiz, Leimán, Peruscallo, Cortiñas, Lavandeira, Brea y Morgade.

Después llegué a Ferreiros donde hice una pequeña parada y desayuné en "Casa Cruceiro". Es Ferreiros una humilde aldea donde los herreros (de ahí su nombre) claveteaban el calzado de los peregrinos y erraban las caballerías.

, Y siguiendo la marcha pasaríamos también por las aldeas: Mirallos, Pena,

Rozas, Moimentos, Mercadoiro Moutras, Parrocha y Vilacha desde donde divisamos ya a Portomarín.

Esta travesía se hace por corredoiras en su mayor parte, lo que supone que resulte más gratificante.

A la vista tenemos Portomarín y vamos aproximándonos poco a poco; al fin llegué al grandioso puente sobre el Río Miño.

El nuevo emplazamiento de Portomarín se inauguró hace apenas cuatro décadas. Seis años costó hacer el Pantano de Belesar que anegó el viejo pueblo y su puente medieval.

La alegría de estar llegando, la grandiosidad del puente sobre El Miño y la hermosa perspectiva que estaba contemplando me incitaron a disparar varias veces la cámara fotográfica cuando estaba cruzando el puente

En ambas se aprecia el conjunto rio-puente, así como a un grupo de ciclistas peregrinos cruzándolo y el hermoso asentamiento del pueblo, destacando, por su altura, la Iglesia.

Desde el puente hasta el albergue hay que subir una cuesta, cuesta que se me hizo un poco pesada pues ya venía escaso de fuerzas y flojo de remos.

Como ya dije al comienzo, mi llegada tuvo lugar sobre las 12 y estando el albergue cerrado pedí que me guardaran la vez y fui a un bar próximo a reponer fuerzas. En esta ocasión fue en el " Café-Bar Venecia " donde me sirvieron un par de huevos fritos acompañados con beicon y una salchicha y todo ello regado con un par de vasos de cerveza.

Dicen por mi tierra que "la danza sale de la panza ". Yo, después de esta abundante comida, no estaba para muchas danzas, así que volví a ocupar el lugar que me correspondía en la cola y seguí esperando a que abrieran el establecimiento.

Una vez abierto, pasé a ocupar mi plaza y a continuación aproveché para hacer la colada. El día estaba lluvioso y la ropa no se terminó de secar por lo que en la jornada siguiente la tuve que llevar colgada en el exterior de la mochila.

Por la tarde recibí una llamada de mi compañero de trabajo Jordi. Había comenzado el Camino en Sarria y era, por tanto, su primera jornada; venía acompañado de dos chicas: Susan y Mari-Carmen

Me dio su situación y yo les apremié para que se dieran prisa pues estaban llegando muchos peregrinos y si no llegaban pronto se quedarían sin plaza.

A continuación hablé con el hospitalero y me dijo que si mis amigos no llegaban pronto se quedarían sin litera en el albergue pero que se les acomodaría en la Cruz Roja que está justo enfrente.

Ocupé mi tiempo paseando por la Plaza Conde de Fenosa en la que se encuentran ubicados tanto la "Casa do Concello" como la Iglesia de "San Xoán " que parece una fortaleza, es una enorme mole.

Antes de realizar el embalse, se encontraba en el margen derecho del Miño bajo la advocación de San Nicolás. Fue desmontada piedra a piedra y trasladada al nuevo asentamiento; se le llama, más comúnmente, de San Juan ( Xoán ) por estar relacionada con los Caballeros de San Juan y bajo esta advocación figura en el sello de mi credencial.

Transcribo a continuación la Nota que aparece el Folleto-Guía que me facilitaron y lo hago en su propia lengua:

San Xoán de Portomarín

Igrexa- fortaleza: Trocouse o seu actual emprazament construir o encoro, trasladándose pedra a pedra ó novo pobo nos anos 60. Pertence ó Románico tardío. Destaca o elegante rosetón de fachada principal e a sua porta.
O interior é de grande simpleza, consérvanse restos de pinturas góticas.
Puerta principal. No tímpano aparece un Pantócrator e presenta unha gran ornamentación nas arquivoltas cos vintecatro anciáns da Apocalipse, o que vencella o seu anónimo autor o Mestre Mateo.

En el Mesón de Rodríguez y en el Bar España aligeré de peso mi monedero tomando unas consumiciones. En el Camino no todo ha de ser esfuerzo y sacrificio, también se permite alguna alegría de este tipo. En ambos establecimientos, ubicados en la Rúa Xeral Franco, aproveché para sellar la credencial.

Comenzaba a llover y volví a llamar a Jordi para saber donde se encontraban.

Me dijo estar llegando al puente, esperé su llegada, les vi aparecer con los chubasqueros pues había arreciado la lluvia y estaba descargando fuerte la tormenta.

Tal y como me había anunciado el hospitalero tuvieron que aposentarse en el edificio de la Cruz Roja que, disponiendo también de literas, no reunía sin embargo las condiciones del albergue.

Quedamos de cenar juntos y para ello, una vez que se hubieron aposentado y duchado, fuimos a una tienda a comprar viandas.

Después, habiéndose retirado el hospitalero, actué yo como tal durante un rato, sellando las credenciales de los peregrinos que seguían llegando.

Samuel es un joven francés al que conocí esa misma tarde. Hacía el Camino de Santiago en bicicleta desde su País. Me dijo que su familia era acomodada y que en Francia no le faltaba de nada, pero quería vivir el Camino de forma evangélica: sin dinero, sin alforja y con una sola túnica.

Así pues, sólo traía lo puesto y su bicicleta.

Me pareció un gran hombre, en sus gestos y expresión observé una gran espiritualidad.

Le invité a cenar con nosotros, sin contar con mis amigos, le dije que la cena sería un poco tarde, después de la misa de las 20,30 h..Aceptó de muy buen grado y después de dar repetidas veces gracias a Dios también me las dio a mí. Estas fueron sus expresiones: " Gracias Dios mío, gracias, muchas gracias Dios mío" añadiendo a continuación "Gracias a ti también, muchas gracias ".

Cuando me reuní con mis amigos y les comenté la invitación al peregrino francés les pareció estupendo.

A las 20,30 asistimos a misa y participé del Sacramento de la Comunión.

El Párroco hizo unas hermosísimas alusiones a los peregrinos, no en balde era la Misa del Peregrino.

Terminada la misa y ya en el albergue, preparamos una buena y abundante ensalada pues habíamos comprado para que sobrara. Buscamos al amigo francés y no encontrándolo nos dispusimos a cenar.

Más tarde, cuando estaba fregando el juego de cubiertos que me había dejado una vieja conocida de etapas anteriores, apareció Samuel y, dándole los cubiertos ya limpios, se dispuso a cenar lo que nos había sobrado y algunas otras cosas que fueron apareciendo por la cocina. De este modo cenó Samuel y no sólo él sino también otro ciclista que se incorporó. Creo que se saciaron

Durante la cena conversamos, Samuel hablaba francés, inglés y castellano;

Me traducía lo que el otro peregrino me decía.

Por cierto hemos de destacar aquí que Samuel es nombre Bíblico.

Cuando subí al dormitorio ya estaban las luces apagadas; me acosté, pero no dormí mucho ya que oía la música del conjunto que tocaba en la Plaza.

Portomarín estaba en fiestas.

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Portomarín - Palas de Rei

Día 5 de septiembre. Desperté muy pronto y decidí vestirme y calzarme para iniciar la marcha. Era todavía de noche y yo no disponiendo de linterna debía esperar a que alguien saliera del albergue para poder seguirle.

Fue un matrimonio extranjero el que me sirvió de guía, ellos sí llevaban linterna. Fui pisándoles los talones hasta que llegó el alba y comenzaron a desaparecer las sombras y a hacerse visibles las formas.

La cuesta que el día anterior tuvimos que subir para llegar al albergue ahora teníamos que bajarla, se trata de una pronunciada cuesta. Enseguida hubimos de pasar por una estrecha pasarela metálica para cruzar un brazo del Embalse de Belesar.

Mis guías constantemente iban buscando las señales con la luz de sus linternas.

Pronto comenzamos un ascenso que duró más de lo deseado, se trataba del Monte de San Antonio, luego el ascenso se trocó en descenso pasando por Toxibó.

Al llegar a Gonzar, distante de Portomarín unos ocho kilómetros, ya se hizo de día y me fui distanciando de los que tan buen servicio me habían prestado. Su albergue estaba abierto y haciendo una paradita me sellaron la credencial.

Un poco más adelante comenzó a llover, me puse el chubasquero aunque no tardé en quitármelo ya que enseguida paró. Sin embargo, al llegar a Palas de Rei alguien me dijo que allí había llovido con intensidad.

Seguí caminando, dejando atrás las aldeas de Castromaior y Hospital de la Cruz. Las características del camino seguían siendo similares a las de etapas anteriores en cuanto a vegetación, ganadería y paisaje.

Ya no hice ninguna parada más hasta llegar a Ligonde pero para ello tuve que pasar por Ventas de Narón, Prebisa y Lameiros.

En Ligonde nueva estampación del sello al igual que en el Restaurante "El Labrador " y en la casa "A Calzada " de Portos Lestedo donde me detuve a desayunar.

En esta zona me alcanzó un grupo de peregrinos a caballo. ¡ Vaya monturas que llevaban !.

Después de pasar otras dos o tres aldeas llegué a Palas de Rei, la entrada se hace por delante de la Iglesia de San Tirso.

Tampoco aquí habían abierto el albergue cuando llegué, por eso, al igual que en anteriores ocasiones, pedí la vez y mientras tanto tomé un cortadito en el Bar " Plaza ". Ya esperaban en la cola unos 15 peregrinos, entre ellos mi amigo: El madrileño que no iba a hacer camino sino que iba a hacer Su Camino.

También observé, en un rincón junto a la puerta, un montón de mochilas, unas encima de otras; luego me dijeron que eran las que había transportado el taxi-mochilas desde Portomarín. Por lo visto hay quien, no queriendo llevar peso, alquila los servicios de un taxi para que se la transporte. Esa práctica es más usual en la etapa del Cebreiro.

Y como no podía ser de otro modo, una vez ocupada litera hube de ducharme y a continuación busqué un Restaurante para comer.

Al entrar vi que todas las mesas estaban ocupadas; me acerqué a una en la que sólo había dos comensales; les pregunté y no tuvieron inconveniente en que me sentara con ellos a compartirla.

Uno de los ocupantes resultó ser el peregrino que hacía el Camino desde Madrid ( como yo ) y del que alguien ya me había hablado; la segunda persona era una chica que en las primeras etapas desde Astorga la veía con relativa frecuencia pero que luego desapareció y ya no la volví a ver hasta esta ocasión; siempre observé en ella un gran misticismo.

Comencé a hablar con ellos y el amigo del camino de Madrid me dio pelos y señales de todo cuanto yo había visto, lo conocía perfectamente. Manifestó haberlo hecho en varias ocasiones, dijo ser profesor de un Colegio de Religiosos.

Cuando le hablé de mi noche con el Santo Cristo del Humilladero en la ermita de Alcazarén y de que allí había dejado un recuerdo, me dijo: " Así que fuíste tú el que dejaste la hoja con canciones en castellano y catalán".

Él allí la encontró y allí la dejó. Posiblemente fuera el único peregrino que pernoctara, en lugar tan singular, después de mí.

Al relatarle mi pérdida al salir de Simancas hacia Cigüeñuela, me echó una pequeña bronca, diciéndome: ¿Es que no conoces las reglas fundamentales del peregrino?, permanecí en silencio y prosiguió: La primera regla es la de las señales.

Siempre has de seguir las señales y, por tanto, si en algún punto las pierdes, retrocede y búscalas de nuevo.

Tratando de justificar mi pérdida en el error que contenía la guía, él me cortó y me dijo: " Nada, nada, tú lo que tienes que hacer es lo que yo te he dicho, espero que no te vuelvas a perder".

La comida consistió en unos macarrones de primero y merluza con patatas fritas de segundo; comí bien.

Por la tarde, después de descansar un buen rato en la litera, salí a conocer un poco el pueblo y, cuando llegó la hora, asistí a misa.

Finalicé la jornada tomando en un bar una consumición con el matrimonio de Almería y con otro matrimonio con el que también había tenido repetidos contactos a lo largo del camino

A la pareja de Almería la conocí un par de etapas antes, cuando el marido apenas podía caminar por tener una tendinitis. El otro matrimonio, policía local él, eran también viejos conocidos, muy simpáticos y agradables.

Según ciertas informaciones, la Comarca de Palas de Rei adquirió mala fama en la Edad Media pues se escribió por algún autor que las sirvientas de los hospederos se solían meter en la cama de los peregrinos por inspiración del diablo y, también, que las que salían al encuentro de los peregrinos debían ser excomulgadas.

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Palas de Rei - Ribadiso

En esta ocasión no quise madrugar. Eran las 8 cuando salía de Palas de Rei por la carretera. Al llegar a una curva se toma una corredoira empedrada que sale por la izquierda y que con pendiente favorable nos lleva hasta San Xulián do Camiño distante unos cuatro kilómetros.

En estos cuatro kilómetros pasé por Carballal, unido prácticamente con Palas, y también por delante de una escultura "Bailando la Muñeira".

Seguí disfrutando del hermoso paisaje y vegetación, ello nos obliga a dar, una vez más, gracias a Dios con las palabras de San Francisco de Asís:

Loado seas, mi Señor, por todas tus criaturas:
por el hermano sol que nos alumbra...;
por la luna y las estrellas...;
por el viento, el nublado, el sereno y todo tiempo...;
por el agua muy útil, humilde y casta...;
por el fuego robusto y fuerte...;
por la madre tierra que nos sustenta y gobierna...

En esta corredoira por la que pasé, di alcance a una familia, más madrugadora que yo, constituida por el matrimonio y dos niños, uno de 10 años, el otro de 7. Conversé unos instantes con ellos que iban la mar de contentos. Les pregunté ¿ Estáis cansados ?, me respondieron que no.

Yo iba a buen ritmo y enseguida les dejé atrás. No en balde, a la salida de Palas, en el Restaurante " Guntina ", desayuné un café con leche y unas tostadas con mermelada y mantequilla que me dieron fuerzas para alcanzar el ritmo que llevaba.

En San Xulián dejé la corredoira para seguir avanzando por una pista asfaltada hasta Pallota, se trata de una corta distancia; luego otra vez tomé un camino que va descendiendo y que es un verdadero corredor vegetal llegando hasta Outeiro da Ponte.

Después de cruzar el río Pambre en Pontecampaña seguí entre pinos y carballos, subiendo hasta Casanova. Aquí a la vera del camino había un puesto de sellado, paré unos instantes que fueron los suficientes para que perdiera el gorro.

Cuando había recorrido unos 400 metros me percaté de la pérdida y tuve que volver sobre mis propios pasos, desandando lo andado, preguntando a los que se cruzaban conmigo si lo habían encontrado. En todos la respuesta fue negativa.

Cuando llegué al lugar del sellado me encontré con dos madrileñas que se habían parado también a sellar y a descansar unos momentos; ellas me ayudaron a recuperarlo pues se ocuparon de llamar a la señora que se encargaba del sellado y que ahora estaba en el interior de la casa haciendo sus quehaceres.

Con ellas conversé y terminé narrándoles mis experiencias en el Camino de Madrid; me escucharon con mucha atención, desconocían la existencia de ese Camino; creo que quedaron encantadas y casi estoy seguro de que lo realizarán algún día.

Eran muy simpáticas y así me lo demostraron en encuentros posteriores.

Caminamos juntos un tramo y luego, entrando en un bar, tomamos un cortado para a continuación despedirnos y seguir cada cual su propio ritmo.

Pasé por Campanilla y por Coto abandonando aquí la provincia de Lugo para entrar en la de La Coruña.

Estas fotografías fueron realizadas en este tramo del camino.

En ese momento realice una llamada a mi esposa para darle cuenta de mi estado y situación, le comenté la noticia que tuve de que un grupo de peregrinos con dos carretas me precedían. No me podía imaginar que nos separara tan poca distancia pues pronto les di alcance.

Se entra en la provincia de La Coruña por una calzada medieval que ha sido restaurada.

Leboreiro ( Campo de liebres ) tiene la Iglesia de Santa María con una hermosa imagen de la Virgen esculpida en el timpano de la portada.

Poco antes de llegar a Furelos, en sendos monolitos, hay unas placas, tres en el primero (ahora con mi mochila en la parte inferior ) y cuatro en el segundo.

Así comienza la primera placa del primer obelisco :

MILLADOIRO DE MELIDE
Orden de Caballeros y Damas del Cº de Santiago
Consejo de la Orden
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Esta es la inscripción de la primera del segundo obelisco :
IV CAPITULO GENERAL DE LA ORDEN
DEL CAMINO DE SANTIAGO.
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En la misma explanada en la que se encontraban estas inscripciones se hallaban los peregrinos de las carretas. Se habían detenido en ella; allí estaban las cámaras de la televisión.

Mientras yo hice las fotografías que acabo de mencionar, la comitiva se puso en marcha.

Enseguida les alcancé, eran peregrinos burgaleses y sorianos, formaban un buen grupo y detecté un muy buen humor entre ellos.

Como es natural no podía pasar de largo sin hacerles unas fotos.

En el mismo lugar había una mesa y en torno a ella varias señoras sentadas; repartían unos folletos del Opus Dei, cogí algunos y seguí caminando.

Para entrar en Furelos se ha de pasar por un puente medieval y pasé, pero, antes que yo, pasaron las carretas que quise fotografiar pero cuando saqué mi máquina de la mochila ya era demasiado tarde.

Pasado el puente sobre el río Furelos enseguida llegué a la Iglesia de San Juan donde una señorita estampó dos sellos en mi credencial; oré unos instantes, contemplé la iglesia y la fotografié.

La iglesia es de pequeñas dimensiones, está muy bien cuidada y es preciosa. En el lateral derecho hay un Santo Cristo con un solo brazo clavado y con el otro extendido hacia abajo; parece que nos está diciendo: "Por ti mira como estoy ".

Observé que en el confesionario había un póster de San Josemaría Escrivá, le pregunté a la chica cuál era el motivo y me respondió El Párroco de aquí es del Opus Dei. También me dijo que el escultor del Santo Cristo había sido una persona del pueblo.

Melide es cabeza de municipio, la distancia que lo separa de Furelos es de un kilómetro aproximadamente. En él se entra por un camino de tierra. Me pareció un gran pueblo.

Como eran las 12,45 aproximadamente, entré en un establecimiento y compré lo necesario para preparar la comida en el albergue.

Cuando lo abrieron entré y ocupé litera para luego bajar a la cocina y prepararme el condumio. ¡ Qué albergue !, no disponen ni de un triste cuchillo. ¿De qué sirven tantos muebles en la cocina si luego falta lo más necesario?.

Apareció, en el momento más preciso, mi amigo y compañero de trabajo Jordi, al que no veía desde Portomarín, él me dejó una navaja que me fue de mucha utilidad.

Después de comer me tumbé en la litera a descansar y en ella estuve hasta las 15 h. aproximadamente, pero, de repente, decidí abandonar ese albergue y seguir adelante.

Así pues, tomé mi mochila, me la puse a las espaldas y a caminar de nuevo.

Primero, cruzando los ríos Lázaro y Barreiros, llegué a Raido por un camino bordeado de eucaliptus que desprendían su natural olor; aquí adelanté a una familia italiana con tres niños, de 9, 7 y 5 años respectivamente, los dos más pequeños tiraban de sus carritos cargados con la mochila.

El próximo asentamiento era Boente, llegué a él y pasé por delante de la Parroquia de Santiago y entrando en ella oré durante unos instantes.

En Catañeda satisfice uno de mis pequeños vicios: Entré en el Bar y me tomé un cortadito.

He leído en alguna parte que antiguamente los peregrinos traían una piedra caliza desde Triacastela para calcinarla en los hornos existentes en esta localidad de Castañeda y preparar así la cal necesaria para la construcción de la Catedral de Santiago.

En el trayecto que me quedaba para llegar a Ribadiso, me detuve unos instantes para orinar, cuando ya había terminado oí unos pasos, era una jovencita que resultó llamarse Inés y ser mejicana.

Unos diez minutos antes la había visto sentada en un prado a la vera del camino, estaba descansando, yo la saludé.

Cuando me alcanzó hicimos unos metros juntos, le pregunté su nacionalidad y si venía sola; me dijo que quería ir sola para aprovechar mejor el Camino, quería concentrarse y para ello nada mejor que hacerlo en solitario. Tuvo tiempo de manifestarme que había cursado estudios de antropología pero que no los había finalizado; sabía idiomas y ahora está interesada en encontrar trabajo en España y cursar los de medicina.

Ojalá tenga suerte. Me pareció una chica muy sensible, además de bella.

Tenía que llegar al próximo albergue en Ribadiso y llegué sobre las 17,30.

Cuando lo tuve a la vista vi a muchos peregrinos tumbados en el césped,

Es un albergue magnífico, crucé el río Iso por su puente medieval e inmediatamente entré en el mismo.

Está ubicado en medio de un enorme prado con hórreo y ovejas incluídas, también con algunas hortensias como pueden verse en la fotografía.

La capacidad que tiene es de 62 literas pero se ha instalado una enorme carpa con suelo de madera.

Como ya no había literas cuando llegué, tuve que conformarme con ocupar una plaza en la carpa, así pues, en ella dejé mi mochila y extendí la esterilla, luego fui al río a mojar los pies y a refrescar.

Me senté en el último peldaño de la escalera que hay en el margen derecho, es decir, en el mismo lado del albergue, y puse los pies en remojo. El agua estaba más bien fría pero los pies descansaron mucho .

Había en el lugar muchas libélulas y arañas de agua (zapateros).Una libélula se posó sobre mi cabeza y otra en el dedo gordo del pié derecho; tuve tiempo de coger mi cámara y de fotografiarla antes de que levantara el vuelo.

¡ Qué maravilla de albergue ! ¡ Qué lugar más idílico ! ¡ Qué frescura ! ¡ Qué vegetación ! ¡ Qué armonía natural !.

Después del refresco en el río, me dirigí a la carpa y fue entonces cuando un peregrino de los que había encontrado varias veces en distintos lugares vino hacia mí y me dijo: " Usted no duerme en el suelo teniendo yo litera ".

Yo le di las gracias por su buena disposición pero le dije que no podía aceptarla ya que cuando uno se dispone a hacer el Camino ha de estar dispuesto a asumir cualquier tipo de sacrificio.

Él insistió tanto que al final tuve que acceder. Muchas gracias, amigo.

Era joven. Desde aquí tengo que hacer un canto en honor de los jóvenes, de los otros jóvenes, no de los del botellón o de los de la droga sino de los otros, que los hay y están entre nosotros.

Pues bien, dormí esa noche del 6 al 7 de septiembre en litera cuando debiera haberlo hecho en el suelo y sin saco de dormir. Muchas gracias otra vez al peregrino joven y anónimo

Oh Dios, te pido que te dignes guardar a este siervo tuyo
que peregrina a Santiago.
Sé para mi compañero en la marcha,
guía en las encrucijadas
aliento en el cansancio
defensa en el peligro
albergue en el camino
sombra en el calor
...............
...............

Sin duda estaba recogiendo el fruto de lo solicitado con esta hermosísima oración.

No quiero olvidar aquí, ya estuve a punto de hacerlo, el protagonismo de una ranita en la que puse mi atención y que la única característica que la diferenciaba de las que en mi tierra llamamos de San Antón era precisamente su diferente color. La vi poco antes de llegar al río ¿Acaso quería anunciarme la proximidad de un lugar bucólico y de un hermoso río?.

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Ribadiso - Monte do Gozo

En la primera parte de esta etapa también me serví de una pareja de jóvenes con linterna. Les dije: " No llevo linterna, ¿ Os importa que os acompañe ?. Ellos aceptaron de buen grado mi compañía. Les di las gracias e hicimos unos cuantos kilómetros juntos.

Al llegar a Arzúa buscaron un cajero, necesitaban dinero. Yo no me separé de ellos luego quise invitarles a desayunar en un bar; prefirieron seguir caminando.

Por Raido, Cortobe y Pereiriña pasamos de noche. Al llegar a Calzada ya vino el día. Después de agradecerles la ayuda prestada me separé de ellos, dejándoles que hicieran su camino para hacer yo el mío.

La siguiente aldea era Calle y allí, en el Bar "Tía Dolores ", aproveché para sellar y desayunar. Mientras lo hacía, llegaron mis amigos de Málaga y, unos instantes después, también las chicas de Madrid, las que me ayudaron a recuperar el gorro.

El primer encuentro que tuve con los malagueños creo que fue en la ermita de San Roque en Cacabelos; después nos fuimos encontrando en diversas ocasiones.

Ahora, a este grupo, se había sumado una chica de León que, yendo con una compañera que abandonó por problema de pies, se quedó sola. La nueva socia se llama Sonia, es algo mayor que ellos y por eso, cariñosamente, pasaron a llamarla "mami ".

Sonia es una chica con carácter y personalidad.

Dirigiéndose a mí, me dijo: "Abuelo, siempre te adelantas, cuando nosotros llegamos a un lugar, allí estás tú. ¿Cómo te las arreglas?".

Prosiguió diciendo: "¿No te enfadas si te llamo abuelo, verdad?. Es que me recuerdas mucho a mi abuelo ".

Yo le contesté: No sólo no me enfado sino que me siento halagado". Ella replicó: Pues siendo así, a partir de ahora tú serás nuestro abuelo y nosotros seremos tus nietos.

A partir de ese momento ya no nos separamos más.

En cuanto a las madrileñas que me habían ayudado a recuperar el gorro, creo que se alegraron al verme, yo también me alegré.

Una de ellas me dijo: "Hemos visto tu anotación en el escrito, referido al Peregrino Descalzo, que alguien colocó en un árbol a la orilla del camino.

Sí, vi el escrito y me pareció oportuno anotar la pregunta que le hice al citado peregrino así como también su respuesta y la conclusión a la que llegué después de meditarla.

Me despedí de mis amigas y reanudé la marcha con los, ahora, mis nietos que ya me estaban esperando.

Pasamos varias aldeas: Boavista, Salceda, Ras, Xen, Brea, Santa Irene, Rúa, Burgo, Arca, San Antón, Amenal, Cimadevila, San Paio muy próximas unas de otras. El paisaje continuaba siendo de ensueño.

La comida la hicimos en el Restaurante "Porta de Santiago" y después de comer tomamos nuevamente nuestras mochilas y ya no hicimos más paradas hasta Monte O Gozo.

Tuvimos que pasar también por Lavacolla, población que hace honor al río de su nombre. Se dice que era aquí donde los antiguos peregrinos se lavaban íntegramente por amor al Apóstol pues querían presentarse aseados ante el Santo.

Y después de Lavacolla por Vilamaior.

El nombre de Monte O Gozo se debe a la enorme alegría sentida por los peregrinos cuando llegando a este lugar veían, por primera vez, las torres de la Catedral de Santiago.

Hay aquí un enorme albergue con una capacidad de 800 plazas. Realizamos nuestra entrada con lluvia por lo que llevábamos puestos los chubasqueros, pareciendo marcianos. Pero ¿Acaso he visto yo, en alguna ocasión, a los marcianos?, entonces ¿Por qué hago esta comparación?. No lo sé.

Después del sellado, nos dieron habitación y a continuación fuimos a la ducha para bajar luego a lavar la ropa sucia pues al igual que los viejos peregrinos se remojaban en el río Lavacolla, también nosotros queríamos presentarnos, al día siguiente, limpios y guapos ante el Santo.

Cenamos en el Restaurante del Albergue y dimos ya por concluido el día.

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Monte do Gozo - Santiago

Era el 8 de septiembre, después de 10 jornadas iba a finalizar la Tercera Fase de Mi Camino comenzada en Astorga el día 29 de agosto.

Decidimos no madrugar por estar ya muy cerca de Santiago. Abandonamos el albergue pasadas las 9 h.

Pronto estuvimos en la Rúa de San Pedro que nos llevó a la Puerta del Carmen. Desde allí por la de Casas Reales primero y de las Ánimas después llegamos a la Plaza Cervantes.

Finalmente por la Rúa de la Azabachería nos pusimos delante de la Catedral.

Nótese que empleo el plural, ahora ya no iba sólo, iba con mis nietos adoptivos.

Lo primero que hicimos fue pasar por la Puerta Santa a abrazar al Santo y darle las gracias por las muchas venturas y ninguna, o casi ninguna, desventura, experimentadas a lo largo de todo El Camino.

Luego en la cripta veneramos los restos del Apóstol y de sus discípulos Teodoro y Atanasio que se encuentran guardados en una arqueta de plata.

Nuestra llegada a la Catedral, a la Plaza del Obradoiro, no revistió las notas de la de nuestro amigo, el peregrino que no hacía camino sino Su Camino, al que ya me he referido en diversas ocasiones y que prometí narrar su llegada.
Cuando estuvo en El Obradoiro, delante de la fachada principal de la Catedral, gritó :

Santiago aquí estoy, me las has hecho pasar muy ...
pero que muy ...
Ahora aquí me tienes
Ya ves que he resistido
Y quiero darte las gracias por todo

Esta es la versión que el propio interesado me dio.

Después de ver la Catedral, algunos de mis amigos la estaban viendo por primera vez, pasamos a recoger la Compostelana que naturalmente obtuvimos una vez hubimos exhibido nuestras credenciales.

La Compostelana sólo se concede a quien hace la peregrinación con sentido cristiano: "Devotionis affectu, voti vel pietatis causa", y sólo a los que llegan a la tumba del Apóstol habiendo recorrido al menos los 100 últimos kilómetros a pié o a caballo, ó 200 kilómetros en bicicleta.

Este es el tenor literal de la Compostelana que se me entregó:

CAPITULUM hujus Almae Apostolicae et Metropolitanae Eclesiae Compostellanae sigili Altaris Beati Jacobi Apostoli custos, ut omnibus Fidelibus et Peregrinis ex toto terrarum Nostri Hispaniarum Patroni ac Tutelaris SANCTI JACOBI convenientibus, authenticas visitationis litteras expediat, omnibus et singulis praesentes inspecturis, notum facit : Dominun Franciscum Fernández Mayo
hoc sacratissimun Templum pietatis causa devote visitasse, In quorum fidem praesentes litteras, sigillo ejusdem Sanctae Ecclesiae munitas, ei confero.
Datum Com postellae die 8 mensis Septembris Anno Dmi 2004
Annus Sanctus
Secretarius Capitularis

Muchos son los que comienzan el Camino en Sarria, cumpliendo así el requisito de los 100 kilómetros, para la obtención de la Compostelana.

La Puerta Santa permanece tapiada y sólo se abre la víspera de los Años Santos, da a la Plaza Quintana, es decir, está orientada al Este. Es la Puerta del Perdón.

Como pensábamos permanecer en Santiago hasta el día siguiente tuvimos que buscar alojamiento. Fuimos a ver unas habitaciones que nos ofreció una señora, se trataba de una pensión, ahora sin estudiantes por estar de vacaciones. Nos gustaron y convenimos el precio, luego dejando nuestras pertenencias y ya liberados del peso salimos a la calle.

José Manuel Portabella, marino barcelonés, miembro del grupo, y yo, decidimos ir a la Misa del Peregrino; los demás compañeros habían decidido ir al día siguiente.

Al entrar en la Catedral estaba ya repleta de peregrinos; avanzamos por la nave lateral izquierda hasta el mismo crucero, desde allí, junto a una de las columnas, viendo el presbiterio, decidimos oírla.

En sendos lados del presbiterio había 6 sillones tapizados, algunos estaban ocupados pero tres de nuestro lado estaban vacantes.

La señorita encargada de abrir o cerrar el paso a las zonas reservadas, haciendo una señal con la mano, llamó a una señora mayor que estaba, con una niña, delante de nosotros, junto a la columna y las hizo pasar al presbiterio y sentarse en dos de los sillones libres.

A continuación llamaba a otra persona, no podía creer que me estuviera llamando a mí, pero sí, repitió varias veces la señal hasta que por fin me di cuenta que la señal me iba dirigida. Así pues, pasé también al presbiterio y ocupé el sillón que estaba libre.

¡ Qué sorpresa !. Entre tantos, me eligió a mí.

Así pues, oí misa desde un lugar privilegiado, a escasos cuatro metros del Sr. Arzobispo. La concelebraban otros dos obispos italianos y participaban, en torno al altar, un buen número de sacerdotes, algunos de ellos también peregrinos.

El Sr. Arzobispo se dirigió a los fieles en cinco o seis idiomas, la homilía fue muy profunda. Se celebraba la festividad de la "Natividad de la Virgen".

Resulta emocionante escuchar del Sr. Arzobispo el número de peregrinos habido con especificación de sus nacionalidades o comunidades autónomas.

En el momento de "las lecturas" se pidió la colaboración de algún peregrino.

Estando yo a escasos dos metros del micrófono, después también del privilegio concedido, me sentí en la obligación de efectuarlas y las efectué con gran complacencia. Con voz fuerte y emocionada las leí, espero que también con voz clara. Me sentí muy contento.

Recibí, en su momento, la Comunión de manos del propio Sr. Arzobispo.

El botafumeiro lo vi perfectamente, tal vez era, la nuestra, la mejor situación para el caso; en su movimiento pendular pasaba muy cerca de nosotros.

El gigantesco incensario de plata es impulsado por 8 tiraboleiros vestidos con una especie de capa y consiguen que alcance casi el techo de la Catedral, describiendo una semicircunferencia de 50 metros de diámetro.

El humo desprendido cumple una doble función: Ritual y purificadora.

Finalizada la misa nos reunimos, tal y como habíamos quedado, con nuestros amigos en la Plaza del Obradoiro para ir a comer.

En la mencionada Plaza se encuentran el Hostal de los Reyes Católicos y el Palacio de Rajoy donde se ubica el Ayuntamiento y parte de la Xunta de Galicia.

La tarde la ocupamos en ver la Ciudad. Cuando llegó la hora cenamos en el "Restaurante Manolo" y después el grupo se partió, unos fueron de discoteca y otros nos fuimos a descansar

Los que fueron de juerga, al día siguiente estaban cansados y les costó levantarse pues habían regresado a las 3 de la madrugada y apenas habían tenido tiempo de descansar

" La Mami " se encargó de echarlos de la cama, actuando al modo de sargento de semana.

Después de aseados fuimos a desayunar, cuando hube desayunado llevé mis carretes a revelar para retirar las fotografías una hora más tarde.

Hasta las once deambulamos un poco por las calles próximas a la Catedral y yo aproveché ya para sacar billete en los autocares ALSA.

Como teníamos que dejar la habitación libre, a continuación, pasamos por la pensión a recoger nuestras mochilas y, ya con ellas a cuestas de nuevo, fuimos hacia la Catedral para asistir a la Misa del Peregrino.
Pero antes tuvimos tiempo de hacer unas cuantas fotografías más. Identifico a los miembros del grupo. El observador ve a su izquierda, un poco separado de los demás y con las manos en el bolsillo, a José Manuel Portabella de Barcelona, a su izquierda están: Sonia Viñuela Suárez (La Mami), Juan Manuel Revidiego Vázquez, Francisco Javier Pérez Ruíz, Santiago del Rio Guirado y delante, un poco agachado, Rafael Tamayo Barco.

Hicimos además, una de cada miembro del grupo, por separado.

Francisco Javier nos había dicho el día anterior que sus padres venían en autocar desde Málaga en un grupo de peregrinos. Hoy esperaba verles.

Efectivamente los encontró en la Plaza del Obradoiro y nos los presentó; a mi bajo el título de "El Abuelo". Les hizo gracia, especialmente a su madre. Entablamos conversación, aproveché para manifestarles que tenían un hijo muy majo y que todo su grupo lo era.

Creo que se sintieron muy contentos y satisfechos. A continuación ya entramos a la misa del peregrino. En esta ocasión la oí desde un lugar en la nave lateral, siguiéndola a través de una de las pantallas allí colocadas.

Como la del día anterior y como la de todos los días resultó muy conmovedora y una vez más pedí al Señor que me diera, con la mediación de Santa María y del Apóstol Santiago, fuerzas para seguir este otro Camino: EL CAMINO DE LA VIDA.

Te pido Señor que te dignes guardarme
Sé para mi compañero en la marcha
guía en las encrucijadas y aliento en el cansancio
defensa en los peligros y albergue en el camino
sombra en el calor y luz en la oscuridad
consuelo en los desalientos
firmeza en los propósitos
para que, por tu guía
llegue gozoso un día
al término de MI CAMINO.

Concluida la Misa, todos nos dimos un abrazo, nos deseamos lo mejor y nos despedimos.

Alabado sea Dios.