Crónicas que os debo
01. Crónicas que os debo I
02. Crónicas que os debo II
03. Crónicas que os debo III
04. Crónicas que os debo IV
05. Crónicas que os debo V
06. Crónicas que os debo VI
07. Crónicas que os debo VII
08. Crónicas que os debo VIII
09. Crónicas que os debo IX
10. Crónicas que os debo X
11. Crónicas que os debo XI
12. Crónicas que os debo XII
13. Crónicas que os debo XIII
14. Crónicas que os debo XIV
15. Crónicas que os debo XV
16. Crónicas que os debo XVI

Crónicas que os debo I

Crónicas que os debo "Hospitaleros voluntarios, gracias, vuestra entrega es Camino".

Aunque con algo de retraso voy a dar alguna de mis impresiones de como he visto el Camino, en su aspecto esotérico, ya que de albergues, desvíos y flechas se encargan otros que lo hacen muy bien.

¡HE CONOCIDO A UN MONTON DE HERMOSOS SERES HUMANOS! y voy a nombrar a alguno de ellos con lo que me han hecho sentir. Creo que es la mejor aportación que puedo hacer al Camino y pienso que es lo que mejor me sale, si es que algo me sale bien, que ya lo dudo.

Jose Luis de Pamplona ¿como va la música?, sólo me conocía de leer alguna de mis "soflamas" y aún así se arriesgó a compartir unas cañas y su visión del Camino, desde una bici, con uncompañerohoyamigo que conoció en Internet. Pronto empezarás el Camino a pié y entonces alucinarás ¡Ya verás, ya!. José Luis supuso la camaradería, el compañerismo.

Bueno otro día más que no quiero hacerme pesado.

Un abrazo y buen Camino.

Amigos del foro os debo unas cuantas crónicas del Camino que por distintas historias no he mandado cuando debía pero que poco a poco irán llegando. Comencemos

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Crónicas que os debo II

Estoy en Zubiri, el resto de peregrinos estaban más fuertes que yo y han debido de seguir hasta Larrasoaña. Un día de llovizna, frío y desapacible, a esto hay que añadirle el dolor de espalda que no se va con las aspirinas y la soledad. En mi casa estaría con mi familia, posiblemente cada uno con nuestras cosas, sin hablarnos mucho, pero juntos. En el albergue vacío, se puede masticar el desarraigo, se aprecia lo que es no tener a nadie a tu lado, lo que es vivir en la calle, lo que supone dormir en donde caigas. Al rato llega Erik otro desarraigado pero él no es amateur, su desarraigo no dura unos días, ya lo arrastra de hace años y está tan acostumbrado a dejarse llevar que es incapaz de elegir, incluso si quiere cenar.

Ya no estoy solo, comparto mi frío con el suyo, mi cena con él, compartimos albergue y soledad.

Compartir es una bonita palabra que tiene sentido en el Camino.

Un abrazo y buen Camino

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Crónicas que os debo III

Salgo de Zubiri por la montuosa Navarra, estoy en un valle a favor de corriente pero el terreno se las apaña para seguir subiendo, las bajadas apenas se notan.

Los puentes, todos los puentes del Camino, el de Zubiri , el de Larrasoaña, mas tarde el de Arre, son nexos de unión de esas pequeñas poblaciones con el inmenso campo, pasar por un puente desde o hacia una población es abrir o cerrar la puerta de casa. Los puentes y más los airosos puentes medievales, me parecen como cordones umbilicales que alimentan a las poblaciones de ideas y pobladores.

Por qué motivo no me alegra entrar en una ciudad?. Aquí tendré una farmacia que me proporcione alivio para mi espalda, alivio que me permita pensar en superar este dolor y en poder seguir, también me aproxima a Irma mi amiga y benefactora que no dudó ni un momento en dejar sus cosas para atenderme en un momento de pequeña necesidad por mi parte. A pesar de los recuerdos y de las promesas no me gusta estar en la ciudad y solo cuando empiezo la subida a Cizur Menor, me encuentro bien. No debo de estar muy bien cuando salir de la Ciudadela y llegar a Cizur me cuesta hora y media. Pero lo superaré.

Y que queréis que os diga superación también es una bonita palabra que tiene mucho que ver con el Camino.

Un abrazo y buen Camino

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Crónicas que os debo IV

Y en Cizur Menor llegó el caos, la Babel moderna. Cuatro vascos en euskera, una canadiense y un australiano en inglés, dos suizas en alemán, una pareja holandesa en holandés, Maribel Roncal en todos los idiomas y yo por señas, pero hay comunicación porque somos peregrinos y queremos comunicarnos con los otros peregrinos, no nos conformamos con vernos y reconocernos, queremos saber más de nuestros colegas, de donde son, cuanto andan al día, que piensan del Camino, y es que la comunicación se da mucho en el Camino y porqué no decirlo, también es una bonita palabra.

Otra bonita palabra es amistad, que presupone una serie de cosas, confianza, cariño, solidaridad, lealtad, y de esa amistad disfruté la larga y dolorosa etapa de Pamplona a Puente la Reina (pasando por Eunate) con mis nuevas amigas y foreras habituales, Irma e Inés. Nos arriesgamos a pasar entre los gigantes (o son molinos) que guardan el Alto del Perdón. En ese lugar un pequeño, limpio, cuidado, nervioso y hambriento perrito suelto, se comió de un solo bocado todo el jamón que llevábamos para almorzar, unos pasos atrás llegaron sus dueños que al enterarse de la hazaña ni pidieron disculpas, no importó llevábamos más comida. Tras numerosas paradas por fin llegamos a Puente la Reina, mis amigas se vuelven a Pamplona y es Tasio quien me reconforta con un masaje.

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Crónicas que os debo V

Eunate, lugar de culto. Nos empeñamos en decirnos ateos, agnósticos, no practicantes, por una necesidad de distanciarnos de los aspectos menos racionales de la religión, pero en definitiva cuando llegamos a un lugar como Eunate, cualquiera de nosotros que tenga un mínimo de sensibilidad, tiende al recogimiento, a la meditación, a la contemplación de un lugar de culto.

Por el contrario en esa ermita he visto supersticiones más irracionales que la misma religión (cuestión de fe). Que si son doce o son nueve las vueltas que hay que dar por el interior del claustro, que si son a la derecha o a la izquierda, que si son padres nuestros o aves marías lo que hay que rezar, que si puede o no mirar hacia atrás. Como si estos ritos fuesen una llave que abriera la conciencia de Dios e hiciera de Este, un ser sometido a nuestra voluntad o al menos a nuestras necesidades. Totalmente irracional

Prefiero el uso lúdico que vecinos y excursionistas dan a los alrededores de la ermita ya que a la vez que pueden recibir la influencia positiva del lugar (sí es que eso es posible) disfrutan de un hermoso lugar de esparcimiento.

Para mí, entrar en Eunate es como penetrar en un seno materno, acogedor. Y una de las palabras que más apreciamos los peregrinos en el Camino es ACOGIDA y de ella hablaremos en más ocasiones.

Un abrazo y buen Camino

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Crónicas que os debo VI

Puente la Reina se deja por el puente medieval en el que una inscripción nos traslada a los tiempos en los que, en las cárceles, se tenían que proveer de alimentos los mismos reos, duros tiempos.

Pronto se empieza a subir y es una subida constante, Mañeru y luego subir a Ciraurqui y luego saliendo de Lorca mas subidas y para terminar pasado Villarante otra subida. Gracias al masaje solo me cuesta ocho horas llegar a Estella. Pedro, voluntario acostumbrado a la noche y al bullicio costero, Carlos, ocupado en cien cosas, pintar la valla, picar el trocito de jardín. Buena acogida, desde el principio te dan las normas, no subir con botas, hora de cierre y de salida, no hay problema, en todos los sitios hay normas, si te las cuentan de antemano te haces una idea de lo que se espera de ti. No sé si es correcto decir que necesitas humildad para acatar esas normas básicas, en mi caso creo que se trata de sentido común y que me recuerden esas normas no me produce sonrojo ni pienso que por ello me humillen.

Hablando se entiende la gente, mis amigas y benefactoras que hicieron conmigo la etapa Cizur/Puente, vienen a verme y a saludar a Carlos al que conocen. Una vez que he estirado un poco la espalda salgo de compras y preparo cena para cinco o seis, sobremesa con historias y cuentos y como no con pacharán, eso si sin ruidos y sin levantar la voz y es que por más estricto, no se es más justo.

Humildad y comprensión son otras de esas palabras tan hermosas que se dan en el Camino y que reconozco en el comportamiento de peregrinos y hospitaleros.

Un abrazo y buen Camino

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Crónicas que os debo VII

Estoy en Estella. Tengo intención de llegar a Los Arcos pero antes subo a San Miguel por ver la impresionante portada románica y contemplar La Estelae, la estrella que da luz a Navarra y ¿qué es lo que veo? Impresionante. La ciudad bien definida, la parte antigua anclada en el angosto desfiladero por el que atraviesa el rio, comienza el poblado tras cruzar el puente (siempre los puentes) y discurre por la rua del Camino, en una altura San Pedro, enfrente me encuentro mirando las callejas, el palacio de los reyes de Navarra, el ensanche junto al río y los barrios nuevos. Se ve el Camino hacia Irache y se distinguen las alturas por donde cruzaremos tras habernos repuesto con buen vino de la tierra que, una fuente generosa, nos ofrece en las bodegas junto al monasterio. Si desde la entrada de Ayegui no quieres ir a Irache pasarás por un parquecillo con una fuente, no desprecies ni la fuente ni el descanso, luego lo echarás de menos en los nueve kilómetros de subida que quedan. Pronto encuentras un bosquecillo de encinas y coscojas que hacen el Camino fresco y agradable pero tienes que salir a la intemperie y cruzar los montes de Navarra que tantas jotas recuerdan por su dureza y su belleza. Bajas a Azqueta pero es una ilusión ya que de nuevo la subida te deja junto a la fuente que la tradición popular, como siempre, adjudica a los moros. Desde Villamayor de Monjardin la bajada es constante hacia los Arcos y ahí tienes mas de diez kilómetros de cultivos de cereal que atraviesas evitando los pueblos, te acompañan todo el tiempo los suaves verdes de los incipientes cultivos, el verde pardo de los romeros y tomillos y la vista de la lejana ermita de San Gregorio, en los motes de la Rioja (o ¿todavía es Navarra?). Los Arcos, un kilómetro de calle para llegar a la plaza porticada de la iglesia y salir de la población por la puerta medieval y como no por su hermoso puente. Al otro lado, el albergue atendido por voluntarios belgas, atraídos por el sol de España y por su voluntad de servicio. Son aproximadamente veinte kilómetros que recorro en unas ocho horas ya que debido a las contracturas me voy tirando al suelo para estirar la espalda, la mochila cada vez pesa más pero el Camino merece un esfuerzo más.
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Crónicas que os debo VIII

Permitirme que retroceda a Estella, al mirador desde San Miguel (arcangel templario donde los haya), porque lo que más me impresiona de la vista son los tejados. Siempre que puedo procuro contemplar una localidad que me gusta desde una altura que me permita ver sus tejados.

Recuerdo al maestro Gerardo Diego y su soneto sobre los tejados de Soria, "... peinados y rizados..." y "...en actitud orante ante la torre gigante..."

Tejados de cualquier lugar, con sus irregulares formas semejantes a campos labrados de la España minifundista. Tejados de colores por los que el Diablo Cojuelo persigue a sus víctimas hasta hacer de las suyas. Tejados que dejan adivinar (más que esconder) la vida que contienen, el carácter de sus inquilinos, su actitud ante la vida y sus posibles. "Para soñar que hermosos son los tejados..."

Y ya despiertos del sueño volvemos a la etapa.

En los Arcos me despido de mi amigo mejicano que en Estella se apuntó a la cena y que sufría una lesión en el pie que le impidió seguir.

Por la noche, quedamos en el albergue dos señoras suizas, una pareja que ha empezado en Estella y que no volveré a ver y yo, hablamos poco. Me despierto varias veces con calambres en la pierna derecha y en la espalda. Salgo sobre las ocho con intención de desayunar, el restaurante está a unos cincuenta metros, no llego. A mitad de camino sufro un calambre desde la zona lumbar por el interior del muslo hasta el vientre que me hace caer al suelo de dolor y mantener la pierna derecha muy rígida, el dolor se pasa al abdomen y pienso que voy a sufrir una hernia ya que ni con masaje ni con golpes, consigo reducir la rigidez. Se me saltan las lágrimas. Al poco la rigidez remite y el dolor poco a poco también pero aún así, pienso que el Camino ha terminado para mí. Desayuno y espero el autobús a Logroño.

Que poco me gusta la palabreja que me recuerda esta etapa pero según muchos es también muy importante en el Camino, se trata de dolor y a veces, penitencia.

Un abrazo y buen Camino

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Crónicas que os debo IX

Parsifal, el buen Parsifal, el loco inocente, el portador de la lanza sagrada, el libertador del Grial, permíteme que te dedique esta crónica con todo cariño. Un abrazo.

Estoy en el autobús, sin darme cuenta estamos pasando Torres del Río y recuerdo la primera vez que pasé por allí. El Camino sube hasta lo mas alto de Sansol para cruzar la carretera y bajar un vallecillo, en el fondo una fuente excavada en el suelo y bien empedrada y acondicionada con un banco, un lugar muy fresco donde reposar para subir a Torres del Río, en esos años no había albergue pero daba igual, las flechas te llevaban a lo más alto del pueblo para luego descender y alcanzar mas tarde las mayores alturas de la ruta, desde el autobús, en esas alturas, distinguí a la chica canadiense con el australiano y otra chica que había visto en Puente La Reina y que hablaba bastante bien el español. Iban despacio, la subida era fuerte. Luego el autobús se distancia del Camino para entrar en pueblecillos fuera de la ruta y también pasa por Viana. Calles medievales, restos de murallas, catedral con trazas románicas, casas blasonadas, grandiosas ruinas de grandezas anteriores y muchos comercios, restaurantes, bares, tiendas, farmacias, bancos... "un de todo" (y si son pequeños dos, que diría un amigo mío). Aunque por el Camino aún tienes que pasar por una ermita en la que los vecinos pasan a la fresca los días de verano, en el bus llegas a Logroño rápidamente, pero hasta que te acercas a la estación de autobuses aún falta trecho. Cuando empieza la ciudad a mí me da otro calambre, como el de la mañana, que me hace caer del asiento al suelo y retorcerme de dolor pensando en la hernia o en algo peor. Cuando llegamos a la estación, me doy cuenta de que nadie se me ha acercado a preguntarme qué me pasa, a nadie le importa? o acaso tienen miedo de que interfiera en sus planes y en sus rutinarias y ordenadas vidas. Puedo ponerme de pié y bajar del autobús, a una de esas personas que me ha acompañado y que me mira con ojos de terror, le pido por favor que me baje la mochila, como puedo la guardo en una taquilla de consigna automática, dejo el bordón sobre las taquillas y salgo encogido a la caza del taxi que encuentro a las puertas de la estación. En el momento de agacharme para entrar, otra contractura y nuevo numerito con taxista incluido
- No se preocupe, es doloroso pero ni es grave ni contagioso -
Me tiro largo en el asiento de atrás y de esa guisa llego a las urgencias del acogedor hospital.
Otro día sigo que se está haciendo muy largo y no se trata de eso.
La soledad de la que hablaba en mi primera crónica no tiene nada que ver con la lastimosa e impotente soledad que experimenté en esa mañana y la soledad para bien o para mal es otra de esas palabras que me gustan y que encuentro en el Camino aun cuando estás en medio de la gente y eso es debido a que tú eres peregrino, una opción que y te aísla te distingue, como otras te humillan y marginan
Un abrazo y buen Camino

PD. Gracias por hacerme saber que tras la pantalla hay lectores.

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Crónicas que os debo X

A la media hora de estar en urgencias, una persona sin identificar me preguntó qué era lo que me pasaba, mientras, estuve andando ya que sentado empezaba otra vez el asunto. Pasada otro cuarto de hora me hicieron pasar a un pasillo interior del hospital con otros enfermos. A los quince veinte minutos una joven y simpática MIR de primer año, acompañada de una veterana enfermera, me preguntaron, tocaron, hicieron moverme, agacharme, girarme y... diagnóstico "ESTÁS MUY GORDO" (para ese viaje no necesitaba alforjas) debieron de verme la cara de mala leche que se me estaba poniendo y ampliaron el diagnóstico "LUMBALGIA" y como la mala leche hacía que me pusiera de un verde pardo tirando al negro, una explicación técnica que mira por donde, no entendí pero sí que comprendí. Resultado, un raro músculo que tenemos en esa zona y que interfiere en el movimiento de la pierna hacia arriba y lateral, estaba inflamado por exceso de ejercicio y afectaba a los músculos de la espalda y a su vez al aparato respiratorio etc.

Tratamiento, hoy (eran como las 10:30) reposo, mañana puedes andar incluso una etapa de 25km pero nada de peso, y lo mismo pasado mañana. Una inyección con antiinflamatorios y analgésicos ahora mismo y pastillas (que muy amablemente me dieron) para la próxima semana, es muy conveniente calor en la zona lumbar y nada peregrino, QUE TENGAS BUEN CAMINO, eso me animó mucho y es que mis cuidadoras también eran peregrinas, por eso no tuve que explicarles nada.

Con una camiseta y mi palestino abrigando mis doloridos riñones salgo a la avenida de la República Argentina y "puñetas" allí estaba la tienda donde mis amigos de Rioja compran y me mandan asiduamente el bacalao (es un vicio), me presento y me invita a unas olivas aliñadas con ajo y perejil y con ese consuelo voy a la estación, recojo el equipaje y el bordón, saco de la mochila todo lo que no es vital, (incluida la navaja multiusos), lo meto en una bolsa y lo facturo para casa, luego voy al puente de piedra y en el bonito parque, me tumbo al sol hasta la hora de abrir el albergue, ese día no toca comer, "ESTOY MUY GORDO".

Un abrazo y buen Camino.

Se me olvidaba ¿qué os parece la palabra alegría?. A pesar de todo, seguía en el Camino y eso era para alegrarse ¿o no?.

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Crónicas que os debo XI

Antes de llegar al albergue de Logroño, hay un pequeño local con una portada románica muy simple y que conmemora el lugar en donde estuvo la ermita de San Gregorio, estoy intentando leer la inscripción y un paisano, de la forma más natural del mundo, me cuenta que el Santo de mi nombre hizo con él un milagro, al curarle repentinamente de una enfermedad congénita. Yo le miro y mi racionalismo me impide ver al ser humano que hay tras el mensaje y empiezo a hilar conjeturas de cómo y porqué pudo curarse. Él con la fe y la devoción tiene bastante;

"San Gregorio me curó el día de su onomástica tras acudir a la romería"

En la puerta del albergue están los que yo creía australianos pero son: un australiano de mi edad aunque delgado y atlético, una canadiense Keli de 24 años (como mi hija), pelirroja y guapísima y con una agradable risa que regala tras cada frase, y una estadounidense de origen azerbayano que se llama "Airina", tiene 18 años (como mi hijo) es guapísima y habla español muy correctamente. Están descansando, compran comida y se despiden, quieren llegar a Ventosa, les regalo las olivas que quedan y me despido.

En el albergue estamos, los tres jóvenes alemanes que vi en Roncesvalles y que terminan aquí, las señoras suizas, un matrimonio alemán que comienza en Logroño (que no volveré a ver) y yo, poco puedo hablar así que descanso.

Es viernes y he quedado con una amiga en juntarnos en Logroño para hacer el resto de Camino juntos, vendrá sobre las 8 o las 9, alecciono a los hospitaleros para gastarle una broma, se trataba de que cundo llegara mi amiga Marina y preguntara por mí, le dijeran que me habían tenido que echar por gamberro y grosero y que me fuera a buscar a comisaría, no se que tal hubiese salido la broma pero los amigos hospitaleros tuvieron más conocimiento que yo y no me siguieron la corriente.

Marina, espero que ya estés totalmente bien tras tu operación, ¿las sigues teniendo tan bonitas?, creo que conociéndote un poco, esa noche, de ser cierto, duermo en comisaría ¿o no?.

Religiosidad y diversión sana o simple buen humor se dan en el Camino como en cualquier lugar, hay que apreciarlas y valorarlas.

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Crónicas que os debo XII

Que bonito es el Camino sin mochila. La he dejado en la estación de autobuses de Logroño. Subir a la Grajera y pasear por entre los pinos, descansar un poco a la fresca, otra subidita y ya, Navarrete. Antes de entrar en el pueblo las ruinas de la iglesia del monasterio de san Juan de Acre.

¿Os habéis fijado en que las ruinas del románico tienen dimensiones humanas? Quiero decir que parece que sean de construcciones de tamaño abarcable por cualquier persona, se notan las proporciones de sus arcos, se prevé una altura razonable que deje, las pinturas de los techos, al alcance de la vista de cualquiera en ambientes de poca luz. En las ruinas de San Juan de Acre, podemos ver que el grosor de los muros es considerable y sinembargo el tamaño del hueco de sus ventanales y de su portada es "humano". Las ruinas románicas me dejan la sensación de ser los restos de una casa de muñecas para gigantes.

¿Para comer?, lo teníamos claro: Huevos fritos, chorizo, pan y vino.

A la salida de Navarrete es en donde están las ventanas y portada del monasterio formando el muro de fachada del cementerio, entre los capiteles encontramos tres que tienen que ver con las armas y el dragón, ¿Gabriel, San Miguel, Roldán, todos?.

Seguimos subiendo y en el alto de San Antón aún se pueden apreciar la multitud de pequeños mojones que alguien diseminó por el paisaje, dándole un ambiente místico y algo turbador.

De bajada hacia Nájera, el Poyo de Roldán, ya sabéis, ese del duelo con Farragut, y el paisaje sucio por los restos de una antigua explotación petrolífera, ese aspecto, algo desolado, permanece hasta justo antes de cruzar la carretera de circunvalación. Llegamos al albergue en donde está Pedro (un abrazo Pedro), voluntario que sale y un tal Juan, ¿qué opinión podéis tener de un señor que te recibe con una fuete de chorizo y pan y un porrón de vino?, ¡impresentable total! Menos mal que su acompañante, Inés de Bilbao, con su dulzura, atempera al gallego.

Juanito, si lees esto ¡te chinchas!, que todos sepan lo buenas personas que sois Inés y tú.

Desde la estación de autobuses avisamos a Logroño de que ya pueden mandar la mochila y lo que a nosotros nos ha costado algo más de cinco horas, a una jodida mochila le cuesta veinticinco minutos.

Hospitalidad es la palabra de hoy, tres hospitaleros voluntarios que lo único que esperan es: Ser útiles a los peregrinos, y estos tres, solo son una representación de los cientos que hay.

Un abrazo y buen Camino

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Crónicas que os debo XIII

Y de Nájera al... cielo para unos y a la m... para otros, pero no he comentado la etapa.

Y es que esta etapa la hice en autobús (ya sé que a muchos les hará gracia que alguien que se las da de peregrino coja el autobús) y solo tengo por excusa que me mandó la médica reposo de mochila y no fue posible que el conductor del autobús quisiera dejar la mochila en la carretera a la entrada de Grañón, lo comprendí, monté en el autobús y le di las gracias, pero debía de intentarlo.

En Grañón no vi nada especial, solo me chocó lo de la caja de dinero (¿propaganda?) lo cierto es que yo vi dinero y el famoso cartel de *deja lo que te sobre y coge lo que necesites*. También me sorprende que no haya normas escritas por las paredes, aunque está claro que hay normas que te hacen ver si es necesario, se lava en tal sitio, puedes tender en este sitio mejor que donde tú lo has dejado, a tal hora se apaga la luz , estas en tu casa, cuídala, etc. (para los mal intencionados si es que los hay ¡no me llamaron la atención ni una sola vez, no hizo falta!). Cuando les dije a las personas que hay en el albergue que participaba en estos foros con relatos y crónicas me pidieron por favor que no les nombrara, pues vale.

No me resisto a contar una historieta (ya sé que de abuelo, pero la edad me ampara y al que le resulte pesao, que no siga).

Como media humanidad conoce, yo, como muchos otros varones de mediana edad y prolongado peso, decía, YO RONCO MUCHO, no me da vergüenza pero si puedo, procuro dormir aparte para no molestar, pero voy a cualquier sitio con la cabeza alta porque no es ninguna enfermedad del espíritu roncar, es mas me pongo tapones para que no me molesten otros roncadores ni los que salen a mear, ni los que madrugan mucho, ni los que estrujan millones de bolsas de plástico a las seis de la mañana, ni...

(todos molestamos, solo algunos somos conscientes y procuramos evitarlo). Bueno decía que ronco y así lo avisé, en una sala de reuniones hay dos habitaciones de pladur, en una de ellas con sillas y tableros, hay unos colchones en donde me dijeron de dormir, cojonudo para todos. A la mañana siguiente cierta persona que se empeña en pronunciar tres veces la egrrrre, me dice desconsolada *grrreggoguio, no te olvidaré nunca* gracias pero no lo merezco, dije yo discreto, *si, si que lo megueces ya que no he podido pegag ojo en media noche, si vuelves me dogmigué bien lejos*, (tengo una fan más, es que no sé que les doy, je, je, je).

Venga vamos a ser serios un poquito, en Grañon detecté (además de buen trato y amabilidad), mucha profesionalidad, como lo digo, para bien y para mal, profesionales del asunto del Camino, con un estilo propio, cortés... Solo decir que, a mi entender, no son los únicos profesionales del Camino pero con ese estilo sí. Chapeau.

Un abrazo y buen Camino.

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Crónicas que os debo XIV

De Grañón a Villafranca Montes de Oca es una etapa que puede hacerse un poco pesada por ser de 28 Km y subida constante pero es una rara mañana de final del invierno que más parece de primavera florida, el aire limpio y el cielo, azul muy intenso con algunas nubes como vellones de algodón, el paisaje lleno de luz que resalta los tonos marrones que quedan del invierno y los distintos verdes de los campos que adelantan sus cosechas hacia el verano que se promete en el aire. No hay apenas árboles y los que hay, todavía no tienen hojas. En la mañana queda algo del frescor de la noche que da esa sensación de limpieza en la cara y en los pulmones. El espíritu se relaja, el paso se hace ritmo con la naturaleza que te calma la vista con un horizonte cierto casi próximo. Avanzas por pistas y carreterillas, pero no te percatas del Camino de tan ensimismado que estás por el ambiente de la mañana y cuando te das cuenta, resulta que caminas en grupo.

Quiero hablaros del grupo, pero antes destacar unas notas de la ruta. Ya estamos en Burgos, hay muchas poblaciones en el Camino y en todas puedes descansar en una fuente o en algún local, en Belorado hay muchos establecimientos de todo tipo además de albergue, y esa mañana hay mercado, en Tosantos están haciendo un albergue que pronto estará en marcha y de Villafranca ya hablaremos.

Volvemos al grupo:

Marina que ya he nombrado, (que se encuentra bastante bien pero un poquito floja, ya que el amigo Carlos acertó en sus deducciones) compañera y hoy también amiga, que se mantuvo a mi lado a pesar de mi lentitud.

El matrimonio americano, rondando los setenta años, delgados, muy altos, de pelo blanco y con gran interés por aprender español y conocer la esencia de nuestra cultura y sentimientos. Alguien en una ruta andando por Guatemala les habló del Camino de Santiago y aquí estaban.

Oscar de Nájera, de casi treinta años, motero de largas melenas que recoge en una coleta, sujeta con una goma de pelo. Tuvo un grave accidente que le dejó una pierna y el pié en mal estado pero el se apaña sus plantillas y recorre el camino con un gracioso trotecillo que le da su cojera. Colega que sí, que iré por tu pueblo a tomar esos vinos.

Andrea ex monje de un monasterio siciliano, con un carácter muy afable, un espíritu atormentado y una actitud errática entre la euforia y la depresión, solo se alimenta de la caridad y va a los albergues sin cuota, no rechaza ni la compañía ni la conversación ni la merienda de nadie que le trate con cariño, es culto y hablador pero hoy va en silencio, parece ser que rezando. (Entre nosotros, le gusta Marina pero como va conmigo no sabe que relación tenemos y se corta)

Irina de 20 años rusoamericana que conseguimos que se desprenda de unos seis K de libros y otras cosas, en la estafeta de Belorado. Aún le quedan unos 16 o más K de mochila, es muy fuerte pero da signos de fatiga.

Kelly canadiense 24 años y una risa especial, habla poco, le interesa la botánica y la naturaleza en general, lleva también una gran mochila y está haciendo una fuerte amistad con Irina.

Marina dice que hemos adoptado a los jóvenes, y es posible que por parte de las chicas nos vean como "fiables".

Como he dicho, este grupo caminamos juntos casi toda la etapa, eso sí, en silencio, roto en los descansos y en pocas ocasiones más, porque silencio es otra de las bonitas palabras del Camino.

Un abrazo y buen Camino.

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Crónicas que os debo XV

Una vez en Villafranca hay que pararse a pensar que es lo mejor, si acudir al hostal o arriesgarte a pasar la noche en el albergue. Y es que el albergue de Villafranca es básico y un tanto descuidado, pero muy oportuno para los que no nos sentimos con fuerzas de acometer la subida a San Juan de Ortega, al final de esta etapa ya bastante durilla.

Irina, Kelly, Oscar y Marina duermen en el cuarto interior, yo me saco unas colchonetas a la sala grande de la entrada y los americanos en el hostal. Cenamos en el hostal y allí vemos por primera vez a los italofranceses (dos parejas superequipadas).

En este lugar suele hacer mucho frío, tengo fotografías hechas en mayo con carámbanos de hielo de un metro y trozos de hielo en los charcos, de tres centímetros de espesor, este año no hace tanto frío.

De este lugar tengo un pequeño relato que ya publiqué en su día pero que hoy repito.

¡Tierra, trágame!
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Con los relatos anteriores sobre entrega, fraternidad y solidaridad en el Camino, pensaréis que el peregrino no se encuentra en situaciones insolidarias. No es cierto, a veces ocurre que ...

Sábado Santo de 2001, es un día de mucho viento en el camino, no sé si habréis sufrido la dolorosa necesidad de cobijaros, si es preciso que se os "trague la tierra" y no encontrar ni el lugar ni la forma de hacerlo. En esos días, los peregrinos vamos buscando una caseta, unas ruinas, incluso un ribazo alto, cualquier lugar para resguardarte y hacer que pare la tortura del viento. Estás tan expuesto a la intemperie, que solo puedes recurrir al aislamiento interior para sobrellevar la etapa, pero qué ocurre, que por mas que intentes concentrarte en un pensamiento o idea no lo consigues y estos fluyen y se van arrastrados por el aire, añadiendo el caos intelectual al atmosférico.

Sin tanta retórica "un día de perros".

Pues bien, en un día así quería llegar a San Juan de Ortega, pero harto ya de aire, me paré en Villafranca Montes de Oca. Como solo eran las dos de la tarde fui directamente a comer al parador de la entrada del pueblo, creo que "El pájaro" aunque no me hagáis mucho caso.

No entró ningún otro peregrino, pero sí un desfile de camioneros con su botella de litro y medio de agua mineral que lanzaban los saludos cortos y ruidosos de las personas que hace mucho rato que no hablan con nadie y no controlan la modulación de la voz. "Buenos días, ¡valla viento frío!. ¡Casi me arranca la carga!. Y otras cosas por el estilo.

El lugar de Villafranca Montes de Oca es muy básico aunque también muy oportuno ya que no todos nos sentimos con fuerzas para, a medio día, emprender la subida al puerto de la Pedraja y llegar hasta San Juan. De todas formas la excusa del viento es buena para parar, pero un paseo mañanero por los bosques y las sierras de Oca es mejor excusa.

El albergue, está repartido en un pasillo de entrada con las dos duchas y retretes, una gran antesala diáfana que hay que atravesar para llegar al dormitorio, que es una sala, no muy grande, al fondo a la izquierda.

Cuando entré en el albergue ya estaban allí Marcelo el brasileño de la bufanda de colorines, un peregrino muy cansado en la cama y Romualdo el argentino esotérico. Luego llegaron por separado un bizkaino y un gipuzkoano que venían en bici y otras dos o tres personas más. En vista del número de peregrinos y de que a veces ronco (muchas veces, casi todas veces, bueno ¡siempre!), decidí y así lo comenté, que a la noche sacaría una cama pequeña que había en el dormitorio y me quedaría en la sala grande.

Por la tarde quedé con Romualdo y los vascos para ir a cenar y para "hacer tiempo" (una expresión tan bonita como falsa) fui al otro bar/tienda/casino/sala de TV que hay a la salida del pueblo, hasta las ocho mas o menos que pasé por el albergue.

En la sala grande, alguien había colocado una larga mesa con manteles de papel, pregunté:

–¿Sabéis para qué es esto?
–*Gipuzkoano – Nada que el párroco invita a todo el pueblo a un ágape para celebrar el final de la Semana Santa.
–¿Han dicho cuando lo harán?
–*Bizkaino - como vendrán los críos que lo harán a las once.
–Pero... ¿de la noche? (Pregunté con el temor de pasar una noche "movidita")
–*Bizkaino – ¡Bah! No creo, con los chicos... será por la mañana.

La verdad es que no debí creerle, y menos aún por la cara de complicidad que pusieron el gipuzkoano y el argentino, pero me convenía creerles y les creí.

22:15´ - Volvemos de cenar. En la sala grande no hay nadie. Saco la cama pequeña con una colchoneta que coloco enfrente de la puerta de entrada y junto a un radiador.

22:30´ - El último peregrino sale del baño, entra en el dormitorio y cierra la puerta. Esta se vuelve a abrir dejando una rendija. Yo voy al baño.

22:40´ - Salgo del baño, cierro la puerta de la calle, la de la sala grande, apago la mayoría de las luces y me pongo a repasar mí diario.

22:55´ - Recojo el diario, extiendo el saco, voy a la entrada a apagar la luz que queda.

A oscuras, vuelvo a la cama, me quito la sudadera, las chancletas, me pongo de pié, me bajo los pantalones, se enciende la luz, entran un abuelo y tres críos y detrás todo el pueblo que me mira con una sonrisita que me deja helado.

No atino a subirme los pantalones.

Farfullo excusas incomprensibles incluso para mí. Por fin consigo subirme los pantalones en medio de lo que parece un trueno y que no es mas que la carcajada que sale del dormitorio de los peregrinos.

¡Estaban al acecho esperando ese momento!.

Lo cierto es que la fiesta, a la que por supuesto nos invitaron, fue un rato de conversación alrededor de un poco de vino unas aceitunas y cortezas amenizadas por el ruido de los niños jugando, como siempre. Incluso casi hice amistad con un señor, camionero, que me saludó dos días después parando su camión, cargado con una pala excavadora grande, en mitad del camino, a la salida de Hornillos del Camino.

Durante el ágape pude ver más de una sonrisa acompañada de miradas y gestos dirigidos hacia mí, pero la experiencia mereció la pena.

En cuanto a mis colegas peregrinos, no fueron solidarios, la verdad es que...

¡Me dejaron con el culo al aire!.

[subir]

Crónicas que os debo XVI

¿Es posible empezar a subir tan temprano? Pues sí. La subida es fuerte pero el paisaje y el frescor de la mañana te aleja de la sensación de fatiga, los pinos y los matorrales te acompañan a ambos lados del Camino, brezo, juníperas, narcisos, robles, orchis, pinos, incluso alguna violeta y se suceden los paisajes y las distintas clases de vegetación y el mismo Camino. El Camino te aleja de la cruel matanza que se dio en el alto de la Pedraja durante la guerra civil, para vengar no se que ideas mancilladas y en ese paraje de monte vivo, imaginas las reatas de muertos, vivientes aún, antes de los disparos.

¿Es la comprensión olvido?

Que cada cual elija su respuesta.

Pasado el puerto en la zona que baja hacia San Juan de Ortega nos separamos y cada cual va en solitario, contemplando la naturaleza, disfrutando del día maravilloso aunque frío (hay hielo en los charcos). Llegamos a San Juan por separado pero pronto nos ponemos de acuerdo en el almuerzo a pedir, huevos con chorizo. En un camión tienda compramos para la cena que será comunitaria o por lo menos de un amplio grupo.

Visitamos la iglesia en restauración y nos acercamos a los patios en donde nos miran con mala cara y de donde salimos rápidamente.

Tras el descanso y el almuerzo el Camino hasta Atapuerca se hace corto.