http://www.villapol.org/camino_de_santiago.htm
Mi camino, comenzó un 15 de agosto de hace ya unos cuantos años. Mi carácter siempre fue y es un poco diferente al de los demás. La inquietud siempre estuvo y esta todavía dentro de mí, es como la impresión constante de que estoy aquí para algo que todavía no ha llegado. Estoy buscando mi propio destino y vivo en el convencimiento de que el mismo, está todavía por llegar.
Siempre me han llamado la atención cosas que para otras personas pudieran ser superfluas o sin importancia. No es que sea un bicho raro, que creo que no lo soy, si no que mis prioridades son sencillamente diferentes.
Sé que esta forma de pensar me ha causado y me causará todavía algunos problemas en mi relación con los demás, ya que ésta forma de ser es interpretada como una forma de egoísmo. Quizá sea cierto, no lo sé, pero lo cierto es que mi vida es así, un ansia constante por seguir y seguir hacia algún lado. Tengo la intuición que un día algo pasará, todo quedará claro para mí, y sabré para que estoy realmente aquí.
A lo largo de mi camino por la vida, he tenido la oportunidad de encontrar gente con un sentido de la misma muy parecido al mío, y es curioso como nos reconocemos enseguida. Cuantas horas he pasado con ellos, soñando, planeando viajes, vivencias, ilusiones, sentimientos. La cuestión era apartarse de lo cotidiano, huir hacia otros mundos, en definitiva buscar y buscar sin tener demasiado claro el objetivo final.
Particularmente, esta sensación de disconformidad constante me mantiene especialmente receptivo a nuevas vivencias y sensaciones. Gracias a ello he buceado en medio mundo, he conocido gente muy distinta a mí, he visto paisajes y lugares maravillosos, y lo más importante, he conseguido relacionarme con personas muy distintas a mí, pero guiados por el mismo afán de búsqueda constante y de inconformismo.
Hace unos años. en un viaje a un pueblo de León, tuve la oportunidad de tener el primer contacto con el camino. Fue en un pueblo llamado Santa María de la Calzada. La carretera que me llevaba a nuestro destino en León, ni tan siquiera pasaba por allí.
No sé todavía el porque, pero al ver la indicación que indicaba Santa María de la Calzada, dirigí el coche hacia allí.
Santa María de la Calzada, es un pueblo precioso, conserva todavía el sabor de lo antiguo, de lo añejo. Allí fue donde vi al primer peregrino. Era extranjero, alto, con una apariencia especial. De el, emanaba esa rara paz que intuyes en pocas personas. Se dirigió al refugio y simplemente desapareció en su interior.
Algo había cambiado ya dentro de mí, pero yo todavía no lo sabia. Tuve la oportunidad de visitar la famosa iglesia de las gallinas. "Santa María de la Calzada, donde la gallina canto después de asada ". Eso dice al menos multitud de inscripciones que encuentras por doquier.
Posteriormente fui a un museo en donde vi por primera vez en mi vida un enorme gráfico de la totalidad del camino de Santiago, el llamado camino francés. Posteriormente he descubierto que dependiendo del lugar de salida existen otros mas, como el Portugués, el del mar etc. . Incluso he descubierto uno nuevo, llamado el camino catalán, el cual parte nada mas ni nada menos que de Montserrat. Trabajo excelente de publicidad del mismo, realizado por la asociación d'amics del cami de Santiago de Sabadell.
La semilla ya estaba dentro de mí, y así paso el tiempo, incluso los años.
Es curioso el ver como cosas que pasan a lo largo de tu vida y a la que no les prestas importancia, confluyen en un momento determinado de tu vida, y entonces te das cuenta que realmente las cosas no pasan por que si, todo tiene una lógica no precisamente demasiado lógica, y algo así me pasó. Mi espíritu soñador, se junto sin ton ni son con las vivencias en Santa María de la Calzada, los recuerdos de mi estancia en León, conjuntamente con recuerdos de hace muchos años en los que me veía caminando. Se junto con una imagen de una película que vi, cuando tenia unos 10 años, y de la que curiosamente se me quedo grabada la escena final, en la que aparecía el Lazarillo de Tormes, que así se llamaba la película, en medio de un inmenso paraje desierto con unas impresionantes nubes amenazantes. Supe entonces que tenia que irme a Santiago.
La cosa empieza a ir en serio
Seria sobre el Diciembre del 98, cuando todo esto confluyo en mi mente. Catalizado por yo que sé, la idea me vino a la cabeza, como si de lo más natural se tratase, le dije a mi familia : me voy a hacer el Camino de Santiago.
Al principio la idea era vaga, pero a medida que empezaba a informarme, el esqueleto del proyecto se conformaba en mi mente con cada vez mas fuerza. Al principio parecía una locura, pero es que cada día que pasaba esa locura se iba materializando en datos, lugares, conexiones, precios etc.
Prácticamente en Febrero tenia toda la información necesaria, o al menos eso es lo que yo pensaba. Ana Heredero, una compañera de trabajo, para colmo , me trajo un álbum estupendo en donde condensaba sus vivencias en su "camino", hecho años antes en bicicleta. Eso realmente me dio muchos ánimos, porque a través del álbum era ya capaz de ver la realidad de esos paisajes y de tener el punto de vista humano de una persona que había hecho lo que yo pretendía hacer.
Seria entonces por ese mes de Diciembre, cuando a mi proyecto se le unió otra persona. Vale decir que siempre pense en hacer el camino solo, pero una vez en el club, se me ocurrió contar todo mi proyecto a Jesús y a Joaquín. Como aquello del que no quiere la cosa Jesús rapidisimamente conecto con la idea, y no me produjo excesiva sorpresa cuando al miércoles siguiente, me dijo que sé venia conmigo. Al principio me lo tome un poco en broma, pero su convicción era igual de fuerte que la mía, y pense que de todas maneras no iría mal algo de compañía. Joaquín también conecto con nosotros, pero debido a sus circunstancia personales, supimos que nunca vendría, aunque eso sí, lo lleváramos en nuestras mentes. Como así fue en efecto. Curiosa simbiosis la de Jesús, Joaquín y yo, tan diferentes y tan iguales.
Hace muchos años que nos conocemos. No se porque increíble regla de tres me gusta la compañia de los dos, nos hemos pasado demasiadas horas hablando, filosofando, y muchas cervezas han caído en el ínterin. Lastima Joaquín que no pudieras venir, pero espero que algún día puedas finalmente encontrar lo que buscas.
Los preparativos
La suerte ya estaba echada, es decir, teníamos ya la fecha para nuestra aventura. Seria para el 25 de Marzo, y empezaría en Sahagun de los Campos, primer pueblo de la provincia de León viniendo desde Palencia. Por lo tanto nuestro proyecto cruzaría todo León y toda Galicia, o sea, unos 400 Km. Se me antojaban pocos Kilómetros, incluso hacia cábalas con mis días de vacaciones para poder salir o intentarlo desde Burgos. Que dura seria la realidad, que poco conocíamos del camino a pesar de tener tanta información. No supe buscar la verdadera información en donde realmente debía de hacerlo, es decir, en mi mismo. Después lo comprobaría y lo pagaría caro.
Empezó, entonces la búsqueda implacable del material necesario. La palabra gore-tex, paso a ser compañera inseparable, Parecía que no podría ser capaz de andar mas de doscientos metros sin este material supuestamente maravilloso.
Joaquín contribuyo a nuestra aventura prestándonos sus mochilas, chubasqueros, esterilla etc. A estas alturas ya me había comprado unas supuestas increíbles botas de trecking por 3.000 pts en Andorra, las cuales por cierto solo me duraron 8 Km durante un ensayo de recorrido que hice en Collserola.
Las botas que herede de TV3, quedaron pronto subestimadas, debido a su dureza excesiva (sabia decisión).
Finalmente en Declaton, encontré unas botas cuya relación calidad precio era aceptable. (Lo bueno no es barato).
Otra importante elección, consistió en escoger los calcetines mas adecuados para el evento. Nunca antes había realizado nada semejante, pero intuía que los calcetines debían de ser una pieza fundamental, como así fue .Vaya precio el de los dichosos calcetines, y no os cuento nada de mis horas perdidas en Prica tratando de encontrar un impermeable adecuado que me tapara hasta las ideas. (Menos mal que me lo compre).
Pero faltaba el pequeño detalle del entrenamiento, no era tan importante, pense, (craso y orondo error), no solo era importante, si no que imprescindible, lo pude comprobar mas tarde.
Total que me dedique, eso si sin mochila, a realizar unos paseitos por Collserola con mis botitas recién estrenadas. Cuando hacia 8 Km me creía el rey del mambo y capaz de dar la vuelta al Aconcagua, Dios mío que era eso comparado con lo que en realidad se nos vino encima. Lo que nadie te explica es que 8 Km en el camino suponen el calentamiento de la etapa.
Si con 8 Km en Barcelona llegaba cansadillo, con 24 Km que era el promedio diario estimado en el camino, llegaría tres veces cansadillo, eso fue lo que pense, o sea, soportable perfectamente, eso fue lo que supuse. Esos eran mis pensamientos, nadie me explico que 8 Km por 3, por un día tras otro es igual a agotamiento, ampollas, tendinitis etc.
Ya falta muy poco
Esto esta ya hecho, tenemos incluso los billetes de ida (en tren), y los de vuelta (en avión).
Cada miércoles en el club, los dos Joaquines y Jesús, soñábamos despiertos alucinando en colores sobre lo que Iba a ser el camino para nosotros, sobre las cosas que haríamos, lo que veríamos, lo que sentiríamos etc. Eso sí todo en medio de cervezas y habana 7 años con cocacola. No teníamos ni idea de la realidad tan diferente dura y maravillosa con la que nos veríamos las caras posteriormente.
Yo iba con mi idea de hacer el camino para ver que tal era capaz de comportarme sin comodidades, y, además, movido por un cierto espíritu de misticismo. Bueno era un punto de partida. Jesús hablaba de ese impulso, que por cierto nunca definió, que le empujaba a hacerlo. Joaquín solo nos miraba con cara de envidia. Incluso se atrevió a decirle a su mujer que le gustaría venirse con nosotros. Palabras textuales de el " mi mujer se quedo enganchada en el techo". Allí acabo su camino.
Lourdes era otra persona que habitualmente venia y viene los miércoles con nosotros. Ella también quería venir, pero la verdad, nadie la tomo nunca en serio. Que habría pasado si hubiera venido?. Por el camino encontramos gente por la que no habríamos dado ni un duro. Que derecho teníamos nosotros a decidir quien venia o no?.
De todas maneras me consuelo con pensar en que ella tampoco insistió demasiado.
Los últimos arreglos estaban ya listos, tenia incluso hasta la canguro que se ocuparía de llevar a Xavi al colegio.
Llego la hora de hacer la mochila, hice una lista escrupulosa de lo que yo pensaba seria lo mínimo imprescindible, (je, je, je). Supe luego que lo mínimo imprescindible era yo mismo. Hice y rehice la mochila doscientas veces poniendo todo en bolsas de plástico, ordenado, etc. Cuando lo conseguí, me encontré con un bulto enorme que pesaba 11 Kg (Lo recomendable era 7 Kg como máximo), se habrá vuelto loco el que puso ese peso, esto lo mínimo que necesito, pense. Y así quedo la mochila hecha ,y en medio del comedor, y mi cabeza llena de ideas e ilusiones de lo que seria el camino. Eso si no sabia que el 80 % de esas ideas estaban totalmente equivocadas.
Después de un corto trayecto, llegue a la estación del metro de Diagonal en donde previamente había quedado con Jesús. Fue gracioso el tener que esperar mas de media hora viendo pasar mas y más trenes, sin darnos cuenta que ambos estabamos haciendo lo mismo, al estar los dos sentados, no nos dimos cuenta de la presencia del otro.
Llegamos a la estación central de Sants y allí intentamos informarnos de que tren en realidad nos llevaba a Sahagun. Era un lío porque el tren que debía de llevarnos, venia de dos sitios diferentes e iba a dos sitios diferentes, ponía Bilbao-Hendaya-Oviedo , por no sé que increíble regla de tres, ese era el tren que también nos llevaría a Sahagun, pero como saberlo? luego me di cuenta de que esos trenes se dividen y se juntan en algunas estaciones, por lo cual si no escoges el vagón correcto puedes llegar a encontrarte en Sevilla.
La cosa empezaba bien , Jesús se dio cuenta en la estación de que su mochila estaba descosida, menos mal que llevaba aguja e hilo.
Joaquín, apareció en la estación. La verdad es que estaba como un pulpo en un garaje, no sabia muy bien que decir y en su cara se le notaba un poco la frustración de no podernos acompañar. Fuimos a tomar unas cervezas y finalmente fuimos al anden. Estaba lleno de gente, pense, que narices hacen tantas personas un jueves por la noche, con destino a Galicia?.
Una chica de RENFE, empleada de la compañia, nos indico el vagón en el que iríamos. La chica era temporal y la habían contratado como refuerzo para la época de semana Santa, la verdad es que no se le veía demasiado por la labor.
Llego por fin la hora de la salida. El tren se puso en marcha , eso si después de casi una hora de retraso. A medida que el tren avanzaba Joaquín nos dijo adiós, haciéndonos el signo de OK del submarinista. Fue realmente emocionante, incluso creo que el mismo, se emociono de verdad. La verdad es que percibí la escena como el de que se queda allí amarrado a la monotonía diaria, mientras nosotros un poco mas afortunados teníamos una ocasión de oro de vivir al margen de lo cotidiano, de vivir nuestra gran aventura, nuestro gran y esperado encuentro con todavía no sabia el que o con quien.
El tren era un borreguero autentico, Estaba absolutamente lleno, no cabia un alma. Nuestro compartimiento era cafquiano, al entrar allí me parecía haber sido transportado a una película española de los anos 40. El viajante, los niños, el señor mayor roncador, etc. Después de comerme mi bocadillo de atún con una cerveza incómodamente sentado en la unión de dos vagones, fui a dar una vuelta por el tren. Se me antojo estrechísimo, y del vagón restaurante, mejor no hablar, parecía un autentico fumadero de opio.
Volvimos a nuestra confortable habitación y nos pusimos a dormir en medio de los olores y ronquidos, esperando que la revisora se acordara de nosotros al llegar a la estación de Sahagun
Decidimos hacernos unas fotos para inmortalizar nuestra llegada y realizamos el primer trabajo serio del día, buscar un bar. Nos costo un poco conseguirlo, pero finalmente lo encontramos. Tomamos un croisant y café con leche. Allí precisamente, encontramos al primer peregrino del camino recostado sobre la barra del bar. Venia de Roncesvalles y se le veía cansado. No dudamos en comentarle nuestra condición de peregrinos, y por lo tanto colegas, el comentario que recibimos, fue: estáis muy nuevos.Mas adelante, entenderíamos el significado, y el porque de esa respuesta, cuando días mas adelante el cansancio del día a día se dibujaba en nuestras caras y lo sentíamos en el fondo de nuestras almas.
Y llego el momento de emprender el camino, pero primero teníamos que encontrado. La verdad es que no nos costo demasiado, ya que estabamos sobre él y no nos dimos ni cuenta. La clave fue el encontrarnos a un peregrino de los de verdad, pantalón corto, a pesar del frío que hacia, pañuelo a la cabeza, bordón en sus manos, enjuto todo el y extranjerisimo por su apariencia. Nos saludo ,le saludamos y me sentí pletórico, estabamos en el camino, la cosa estaba hiendo tal y como lo había imaginado. El peregrino desapareció rápidamente a través de las calles de Sahagun,
Allí sentí la primera gran emoción del camino, al toparnos clavado en el suelo, un mojón con una concha. Era la primera de las muchas que veríamos posteriormente. Estabamos en el camino, solo había que seguirlo. La impaciencia se apodero de mí, quería empezar a andar ya.
Mas adelante, comprendería que la paciencia es una de las mejores practicas con las que te has de armar si quieres hacer el camino o llegar a tu destino en condiciones. Mas adelante tuve ocasión de comprobarlo.
Y empezamos a andar, salimos del pueblo después de cruzar el famoso puente sobre el río Cea en donde cuentan las crónicas , justo a la salida del puente se celebro una gran batalla. Carlomagno, perseguía al sarraceno Aigolando en su afán de eliminar a todos los infieles el camino. Se enfrentaron allí mismo y más de 44.000 cristianos perdieron la vida. Así mismo ,Carlomagno perdió alli su caballo.
Enfilamos por un sendero artificial de piedra molida presuntamente para facilitar la marcha. Era horrible, ya que los pies no se asentaban bien al terreno, produciendo mas sufrimiento que bienestar. Vimos más peregrinos caminando delante de nosotros, se les notaba la veteranía y pronto desaparecieron de nuestra vista, evidentemente ellos por delante.
El día seguía espléndido con un sol precioso pero el frío continuaba, a estas alturas tuve que ponerme la capucha del anorax ya que se levanto un aire muy intenso y frío. Al menos las predicciones meteorológicas, no se estaban cumpliendo, ya que las mismas nos indicaban lluvia. El viento lo impedía, aunque no sé que era peor lluvia sin viento o viento sin lluvia.
Después de pasar por Calzada del coto, llegamos a la ermita de la Virgen de Perales, llamada popularmente La Perala, de gran devoción por estas tierras. Mas adelante llegamos a un pueblo llamado Bercianos del Real Camino, un pueblo realmente autentico tal como los tenia idealizados antes de empezar el camino.
Estabamos cansados ya que íbamos realmente rápidos y decidimos parar en algún bar. El concepto de bar por estos lares, es algo diferente al que nosotros conocemos, ya para encontrarlo, tuvimos que buscarlo afanosamente y apartarnos ligeramente del camino. El bar era autentico y el ir al lavabo una autentica aventura. Había un grupillo de presuntos peregrinos almorzando. Allí nos pusieron el primer sello. Es costumbre, que los bares que se encuentran en el mismo, tengan sello propio. Un tema de marketing supongo, pero eso no me quito la emoción de sellar por primera vez.
Al reemprender el camino, note algo extraño en el pie, se trataba de mi primera ampolla, empezaba pues bien la cosa. Seria el primer de las numerosas trabas que me encontré a lo largo de esta aventura.
El paisaje seguía siendo monótono, plano y desolado, hasta tal punto, que no pude evitar él emocionarme al ver allí en medio de la nada impertérrito un solitario árbol, ajeno a la nada que le rodeaba. Era una lección de supervivencia.
Ya próximos al destino, pude ver unos lagos con patos salvajes, no pude evitar el compararlos con los que tenemos en nuestros lagos municipales, vaya diferencia. Parece ser que allí es donde aconteció el famoso episodio del peregrino devorado por lobos.
A medida que íbamos llegando, nuestro ritmo se hacia cada vez más rápido, incluso nos permitíamos el lujo de perseguir y alcanzar peregrinos. Que error tras error. Como si el camino se fuera a acabar.
Llegamos a Burgo Ranero y de esa guisa, al refugio. Era el primer refugio que veíamos. Estaba hecho enteramente de Adobe, una especie de mezcolanza de barro y paja, por dentro era realmente rústico, con vigas de madera , una chimenea en la planta baja, y en la planta superior, se encontraban los dormitorios, dos grandes habitaciones con literas.
Allí dejamos las pesadas mochilas y pude evaluar los primeros estragos del camino. Pies doloridos y amago de ampolla. Fue el primer golpe a mi prepotencia. Si esto era lo que pasaba en los primeros 18 Km, que pasaría en los restantes 380 Km?.
Me puse un parche de plástico que me dio Jesús (todavía no era un experto en reventar ampollas) y fuimos a tomar como no una cerveza en lo que presumiblemente era el único bar del pueblo.
Burgo Ranero, es un pueblo de los de antes. Lo de ranero, parece que se debe a una charca próxima, en donde las ranas cantan sin ningún tipo de complejo. El pueblo es muy acogedor y se respira paz y tranquilidad por doquier. Un sitio perfecto para perderse. La iglesia era diferente de lo que aquí estamos acostumbrado. En el campanario, tuvimos ocasión de ver cigüeñas, las primeras de las muchisimas que veríamos.
Llegamos al bar ateridos de frío y nos recompensamos con unas cervezas y unas patatas fritas con ajos. Un invento realmente delicioso. Por cierto repetimos.
Preguntandonos por donde ir a comer ,me acorde que en mis planos tenia una indicación de "ir a comer a casa de la Sra. Mercedes", fonda Lozano, y eso hicimos.
Fue el primer gran encuentro del camino. La fonda es una casa particular, el comedor es el propio comedor de la casa. Cuando entramos dentro pude respirar ese ambiente de paz sosiego y tranquilidad que hace años no encontraba.
Y a todo eso, la señora Mercedes una mujer, pequeña encantadora la cual no paraba de mirarnos mientras nos iba diciendo lo que tenia para comer. A medida que cogió confianza con nosotros, y para eso no tardamos demasiado, se confirmo como una enciclopedia o libro del camino, porque ella es parte del camino. Mercedes es una de esas personas engastadas en el camino como los diamantes en una corona. Su memoria prodigiosa, nos hablaba de hechos y sobre todo de gente y más gente que habían pasado por su casa camino de Santiago. Algunos famosos como Ortega Cano el torero del que tenia una foto en la pared, otros no tan famosos, pero de los que se enorgullecía igualmente, enseñando sus fotos contenidas en dos albums. Me prometí que en cuanto llegara a Barcelona le enviaría una foto de los tres, y cumplí mi promesa.
Para sorpresas, la que me lleve al reconocer en uno de los albums, a Emilio del Tritón (centro de buceo de la costa brava). Emilio había pasado por allí con Lotti, su mujer. Me sentía extraño el verlos allí en la foto totalmente desvinculados del ambiente marinero en el que los conozco. Que cosas tiene la vida.
De la comida que puedo contar, deliciosa en su propia sencillez. Casera , pero no casera de restaurante , sino de casa ,de casa suya. Ella se sentó con nosotros mientras comíamos y mantuvimos una conversación entrañable. Me sentía extraño, hacia tiempo que no tenia una conversación tan amistosa con una persona a la que acabábamos de conocer. Estabamos empezando a sentir el camino?. Por cierto, ya he encontrado el mejor orujo del mundo. Nos lo dio la Sra. Mercedes para los postres.
Para los no muy entendidos, el orujo bueno, debe de quemar en el estomago y no en la garganta, y eso es realmente lo que estaba haciendo. Por cierto que en el mismo comedor comieron con nosotros un par de curas, los cuales tampoco hicieron ningún desprecio al vino y el orujo.
Después de la comida, volví al refugio a descansar un rato. Allí le heche un vistazo al libro de firmas, cada refugio tiene uno propio en donde los peregrinos expresan sus deseos y sus emociones. Por cierto encontramos la reseña del Emilio de Tritón, no habían dudado en colocar una etiqueta adhesiva del club de buceo. Que hacia una etiqueta de un club de buceo, allí en medio de la provincia de León ? Bueno hay gustos para todos.
Me dedique aterido de frío a inaugurar mi libreta de anécdotas, y allí en aquella mesa de aquel albergue descubri como sacar agujetas a mi mano a base de tanto escribir y escribir.
Después del descanso y una vez repuestos, fuimos a dar un corto paseo por el pueblo. Recorrimos sus calles vacías, su plaza mayor, la cual no era mayor que la más pequeñas de las plazas a las que estamos acostumbrados en Barcelona, pero eso sí, mucho más autentica, y finalmente decidimos ir a la estación de tren del pueblo, la cual se encuentra situada a un Kilometro de distancia ,al que se llega andando a través de un camino de tierra. Me pareció volver a mi infancia, cuando paseaba al atardecer durante mis vacaciones por algunos pueblos de Andalucía, mientras el sol se ponía en el horizonte
Al volver, encontramos a un payes arando la tierra con su hijo de corta edad. En cuanto nos vio, se dirigió hacia nosotros y nos pregunto si estabamos en el albergue, desde luego pinta de peregrinos deberíamos de hacer. Resulto que el buen Señor, era el hospitalero, nombre que se da a la persona responsable de un albergue. Este trabajo es realmente duro y es voluntario. La premisa imprescindible, es que debes de haber hecho el camino previamente para optar a esta posición. Por supuesto ellos no cobran nada y eso si gastan muchisimo de su propio tiempo. Que gran labor la de esta gente.
Volvimos al refugio, y Jesús se empeño en hacer fuego en la chimenea del mismo. La verdad es que el frío era intenso y nos hacia falta algo de calor. Fue un momento inolvidable, ya que mientras escribía, la chimenea me iluminaba con su luz rojiza, dando un ambiente de lo más agradable
Llegaron unos cuantos peregrinos mas. Total seriamos unos seis, uno de ellos venia en bicicleta. Finalmente apareció el hospitalero con su mujer, su hijo y dos perros, Estuvieron un rato charlando con nosotros, son gente muy agradable, nos explicaron los problemas que en un pueblo como Burgo Ranero, pueden tener personas que como ellos, se dedican al campo. Hablamos de subvenciones agrícolas y de unas cuantas cosas más. Nos cobraron las 300 pts, que es el donativo que cada peregrino dona para cubrir mínimamente sus gastos (cantidad irrisoria), y nos advirtieron sobre la posibilidad de nevadas por la zona, que era por cierto lo que nos faltaba por oír. Estabamos preparados para todo menos para nieve.
Por la noche y visto el éxito con la Sra. Mercedes, decidimos volver a probar la cena con ella, y no nos equivocamos, ya que volvimos a triunfar. Allí cenamos con un peregrino de nombre Julián, el cual venia de Roncesvalles y que comía por cierto como una lima. Comio mas que nosotros dos juntos. Se comió una lubina entera enorme. A mí me apetecían un par de huevos fritos con chorizo, y eso fue lo que me comí. Estaban riquisimos.
La conversación fue muy agradable. Julián, nos explico sus aventuras con las ampollas y otras lindezas más. Evidentemente la Sra. Mercedes, se unió a nosotros. Corrió el orujo y una maravillosa tarta que ella misma había hecho. Realmente se notan los productos naturales pense.
Julián venia de Australia, es español, pero le habían obligado a regresar a España para cumplir con el servicio militar. Había venido unos meses antes para poder hacer el camino y quedarse un tiempo en Santiago, ciudad en donde estuvo viviendo por algún tiempo. A fuerza de conocer en Santiago a peregrinos, tomo la decisión de hacer el camino para descubrir que es lo que movía a tanta gente a hacer lo mismo.
Al acabar de cenar, nos encontramos con la no muy agradable sorpresa de que estaba lloviendo a mares
Con un frío y un viento atroz ,mas la lluvia ,nos metimos en el albergue y fuimos directamente a dormir. Vaya mañana que nos espera, pense.
Nuestra primera noche de albergue no pudo ser más "diferente". Debido al frío tuve que dormir vestido, con saco y encima una manta. Eso si con una mezcolanza de miedo e ilusión por lo que el día siguiente pudiera depararnos . Dicho día, se perfilaba como una nueva aventura . No había coche que pudiéramos utilizar y solo nuestras piernas y nuestras ganas nos llevarían hacia nuestra siguiente etapa. Esto era real.
Realmente durante el resto del camino, siempre nos acompaño esta curiosa sensación de nunca saber que sucedería, no solo al día siguiente, si no en las horas siguientes.
En cualquier momento una sorpresa agradable o no podía desencadenarse en cualquier momento, colmándote de alegría o de miedo y tristeza, como así sucedió.
Nos vestimos con lo poco que quedaba para vestirnos, ya que al menos yo, dormí con todo puesto y después del aseo y hacer la mochila, firme en el libro de visitas del albergue. Escribo unas líneas en mi diario y lo hago con dificultad, debido a que tengo las manos heladas y me cuesta moverlas, me deseo en mi diario "un hasta luego", y fuimos como, no al bar.
Un café con leche y algunas pastas, en aquellas condiciones, son realmente una bendición.
Hemos empezado a andar. El frío y el viento nos corta la cara, yo he tenido que ponerme la capucha del anorax. Jesús tiene la cara morada, y no lo esta pasando precisamente bien.
El camino es largo y solitario.
El frio muerde la cara y las manos .
El paisaje es estremecedor, totalmente plano, no hay ni un montículo en todo lo que somos capaces de ver. Campos arados nos rodean por doquier y se me antoja que estoy en medio del mar, ya que solo la línea del horizonte es lo que soy capaz de ver, mire en la dirección que mire. Hay momentos en que me parece estar en un inmenso mar de color verde, color que da el trigo naciendo de la tierra.
Nos ocurre una anecdocta, me doy cuenta que un cuervo, se empeña en seguirnos a lo largo de los plataneros que se encuentran plantados a ambos lados del camino, inexorablemente cada 9 metros. Están plantados con tanta exactitud, que utilizamos el numero de pasos entre árbol y árbol, para controlar nuestra velocidad. Cuando llegábamos a 9 pasos, ojo, vamos muy deprisa, bajemos el ritmo. Es curioso como se dispara uno a caminar sin querer.
Volviendo al cuervo, se quedaba quieto mirándonos fijamente, cuando parecía que íbamos a alcanzarlo, emprendía el vuelo y se colocaba 4 o 5 arboles mas adelante. Así continuo el juego durante mas de media hora.
Probablemente le hacia gracia al Sr. Cuervo, el ver allí en medio de la nada a dos peregrinos. Finalmente se canso de nosotros y se fue en un amplio vuelo al medio de los campos. Mi rodilla me duele un poco, nada de importancia pense.
Mis pies empiezan también a quejarse, y eso que solo llevo dos horas andando, definitivamente soy un urbanita. Cuanto entrenamiento me faltaba, pero cuanta fuerza quedaba todavía dentro de mí por salir. Yo no lo sabia aun.
Es la primera vez en el camino ,que me enfrento a un problema de este tipo. Posteriormente me di cuenta, que estos problemas son muy comunes entre los peregrinos, y que solo hay una forma de arreglarlo, que es adelante, y sacar fuerzas de donde puedas. El que más el que menos se encuentra en una situación de estas un par de veces al día. Y son situaciones como estas, las que te forjan poco a poco, las que hacen que te conozcas un poco mejor, las que hacen que tus prioridades cambien bruscamente en cuestión de minutos. Que te rías allí sobre el camino, de la mentalidad cotidiana de la vida en ciudad. Que te parezca ridículo conceptos tan importantes para nosotros, como coches, trabajo, diversión etc. , ya que de pronto te encuentras ante una realidad o una prioridad mucho mas fundamental y acorde con tus mas primarias necesidades de subsistencia.
No se trata de saber si el coche que me comprare será blanco o verde, lo único que me interesa en este momento, es si mis pies están aguantando o no, es saber si aquella nube que vemos en el horizonte descargara sobre nosotros o no, es saber si tu compañero o tu mismo aguantara o se desplomara, que distinta forma de ver la vida. El camino empezaba a mostrarnos parte de su cara real, lejos el folclore y todavía no habíamos visto nada.
Tomamos fotos y por fin entramos en un vallecillo con algunos arboles. Que difícil era encontrar arboles en aquellos paramos.
Mi rodilla me duele ya mucho y solo quiero llegar al siguiente pueblo Reliegos para tomar un pequeño descanso. Cuando creo estar llegando a Reliegos, nos damos cuenta de que nos hemos confundido de pueblo. Todavia quedan unos kilómetros más. Nadie que no sea un caminante puede imaginar lo que significa unos kilómetros mas en esas condiciones.
Nuestro amigo Julián, el de la casa de la Sra. Mercedes, nos alcanza en esos momentos. Va a una velocidad endiablada, es todo un profesional del camino. Se quedo un rato hablando con nosotros bajando a nuestro ritmo. Llevaba en la mochila nada mas ni nada menos que 14 Kg. Cuando lo normal es no pasar de 9 Kg. Realmente es un atleta.
Después de desearnos suerte, Julián arranco otra vez a Mach 3,perdiéndose rápidamente en el horizonte. Si sigue a esa velocidad se pasara de Santiago y no se enterara , pense.
Reliegos esta ya a nuestro alcance. Es un pueblo muy curioso, con casas escarbadas dentro de las montañas. Una persona de las pocas que se veían por allí, nos cuenta que en realidad no son casas, sino bodegas de vino. Me parece muy bien, pero donde narices están las viñas?.
El camino real francés que es donde nos encontramos, pasa justo por el medio del pueblo. Por allí pasaba la gran arteria Burdigala-Asturica Augusta.Alli mismo confluia el camino de Legio VII, por lo que se puede intuir, la importancia que dicho pueblo, tuvo en su dia.
Buscamos un bar en donde descansar, pero el único que hay en el pueblo, esta cerrado, y ante la perspectiva, decidimos tirar directamente hacia Mansilla de las Mulas.
Este ultimo tramo, es de 5,5 Km. , lo que equivale exactamente a una legua castellana. Un antiguo dicho popular dice no en vano:
"La legua de Castilla ,desde Reliegos a Mansilla"
Por cierto, en Reliegos vi los restos de lo que debió de ser un maravilloso castillo o monasterio templario.
Seguimos caminando y como estamos cansados buscamos un sitio en donde tomar un descanso. El frío y sobre todo el viento, es fortísimo con una fuerza brutal. Me encuentro encerrado en mi propia capucha con el espacio justo para ver por donde va camino, ya que sin ella habría acabado con las orejas congeladas. Finalmente y a la salida del pueblo, encuentro un frontón en donde parecía que el viento no era tan fuerte, nos colamos dentro y reposamos durante un cuarto de hora acurrucados contra la pared, esperando que un rayito de sol se apiadase de nosotros y calentase un poco nuestros cuerpos.
El tramo desde el frontón a Mansilla de las mulas, se me antojo monótono y cansado. Desde luego el camino artificial para peregrinos que venia acompañándonos desde que iniciamos el camino, no ayudaba en absoluto, dándonos una sensación constante de monotonía.
Finalmente llegamos a Mansilla de Las Mulas, y a la entrada el pueblo vimos un monumento dedicado al peregrino, en donde se veía esculpida en piedra blanca la figura de dos peregrinos cansados, vestidos con pantalones cortos y apoyados en una cruz con semblante cansados. Esta imagen, llego realmente a emocionarme porque me veía allí mismo reflejado, era realmente nuestra viva estampa. El escultor había captado el espíritu verdadero de lo que sentíamos, seguramente el mismo fue peregrino.
Mansilla es un pueblo precioso, tiene una zona antigua realmente notable, rodeada por unas antiguas murallas, que le dan un aspecto monumental. A través de una calle típica, llegamos al refugio, nuestro segundo refugio.
Hemos tenido que pasar previamente por la puerta de los peregrinos, llamado Arco de la Concepción situada en la entrada Oriental.El refugio se me antojo fantastico, era grande, confortable y sobre todo caliente, con calefaccion. A estas alturas, esto es un autentico lujo.
Encontré a Laura la hospitalera, una chica muy agradable y simpática. La encontramos justo en plena faena de limpieza de los lavabos. Me ofreció sal para poderme lavar los pies, tarea que acometí de inmediato. En el lavabo, encontré un barreño y allí me recree durante un largo rato, mirando mis pies inmersos en ese magnifico recipiente de agua caliente con sal. Parece mentira el milagro que esa agua caliente con un poco de sal ejerce, en unos pies doloridos.
A continuación, tome una ducha también de agua caliente que me hizo sentir como el rey del mambo.
Como agradecí en aquellos momentos la labor de los hospitaleros, que mantenían todo aquello para gente como nosotros de paso, que hoy llegaban y mañana se iban.
Mi rodilla se quejaba con unas punzadas muy fuertes, y fue la primera vez que tome conciencia que el camino para mí, podría empezar a peligrar. Aquel dolor no era normal, y empece a hundirme moralmente, ya que no entiendo que es lo que me pasa. La hospitalera cree que tengo una tendinitis en la rotula.
Mi moral esta bajo mínimos, y de repente sin saber tampoco porque saco fuerzas de no sé dónde. Me niego a hundirme y en medio de mi desesperación, hago el propósito de sobreponerme.
Empiezo a entender lo que es en realidad el camino. Nosotros no tenemos control sobre él, es él quien manda aquí, es el que té acepta o te rechaza.
Después de hacer la colada con un agua helada en el patio del albergue, intente olvidarme de mi problema y decidimos irnos a comer, a un restaurante cercano al albergue.
El bar se llama "Las delicias", y realmente se come bien. Las tapas son de lo mas variado, aquí te ponen una tapa gratis cuando pides una bebida, la tapa es aleatoria, y va desde unos macarrones hasta un poco de paella. Comimos algo llamado bistec de jamón, que resulto ser lomo puro y duro. La cuajada era aceptable, pero el orujo no era gran cosa. Como me acorde del de la Sra. Mercedes.
Después de comer, me fui al medico de urgencias a que me mirara la rodilla. Después de mirarme, me dijo que necesitaba tres días de descanso. Me quedo helado, no puedo estar tres días parado. Total decido no hacer ni caso y seguir el camino hasta que no pueda más.
Llegue al albergue y me tumbe en la litera. Al cabo de una hora me levante y noto con alegría que me encuentro mucho mejor. Esto me levanta la moral, incluso tengo ganas de coserme lo que es mi primera ampolla declarada.
La técnica es sencilla, se coge aguja e hilo y se desinfecta con betadine. Luego con calma, se hace pasar la aguja por la ampolla, y se vacía. Se hace un nudo con el hilo de tal forma que rodee a la ampolla. Se pone una gran cantidad de betadine y finalmente se pone una gasa con esparadrapo y betadine encima de todo este lío, y a rezar para que funcione. El hilo hace que la ampolla no se cierre y de esa manera el agua es continuamente drenada hacia fuera, con lo que en teoría la ampolla no se reproduce.
El problema es que no tenia esparadrapo, pero la solidaridad es el mejor activo de los peregrinos, y uno de ellos me dio todo lo que necesitaba en aquellos momentos.
Este peregrino llamado Javier, iba con su mujer llamada Maria. Están haciendo el camino a plazos. Salieron de Roncesvalles hacen unos años y van completando trayectos. Al finalizar el mismo, se vuelven a casa hasta la próxima ocasión. Luego comienzan justo en el lugar en donde lo dejaron por ultima vez.
Su objetivo es llegar a Villafranca del Bierzo, y acabarlo el año que viene.
Me encuentro bien, estoy escribiendo mi diario en un despacho muy cómodo y caliente sobre una mesa preciosa. Allí tengo ocasión de aprender un poco mas de Mansilla de Las Mulas. Hay gente que remonta esta población al periodo de los romanos, pero no ha podido ser demostrado, ya que las primeras noticias sobre esta población, datan del 1181.
Parte de la muralla de Mansilla . Al fondo un nido sobre un poste .
Este pueblo, tenia tres hospitales para peregrinos y era un destino codiciado por los mismos, ya que en ese recinto amurallado, se libraban de los peligros del pillaje muy comunes en los solitarios campos de León.
Este pueblo tiene por costumbre pegarse "cabezazos" entre el gobierno y la oposición.
Esta costumbre que se celebra una vez al año, consiste en ponerse en medio de la plaza del pueblo. En una banda el gobierno, en otra la oposición, eso sí de punta en blanco y banderitas a lo largo del cuerpo. Entonces empieza un ritual de insultos, El que insulta baja la cabeza mientras lo hace y el insultado tiene posteriormente su turno. Se ponen a parir.
Pronto se unió a mí la hospitalera y la pareja que me ayudo con las ampollas. Empezamos una conversación de lo más animada. La hospitalera no dudo en hechar la culpa de mi presunta tendinitis a mi costumbre de no beber agua. La conversación fue derivando y pronto la hospitalera y el peregrino se revelaron como autenticas enciclopedias vivientes. Lo sabían todo de todo especialmente lo concerniente a historia, costumbres, geografía, una autentica lección de sabiduría y de memoria.
Estamos en vísperas de Semana Santa, y todo el pueblo se prepara para ello. La hospitalera nos invito a vivir este ambiente de una forma directa. Hoy es el día del pregón de Semana Santa y nos fuimos a la casa de juntas.
En el recorrido pude evaluar la belleza del pueblo, es realmente bonito. Llegamos a la casa de juntas a eso de las 10 de la noche. Allí nos encontramos con las fuerzas vivas el pueblo, alcalde, concejales etc. En un salón enorme, encontramos también una exposición de todos los pasos que saldrían por el pueblo en la Semana Santa que se nos venia encima, así como una exposición de los diferentes vestidos de cofrades y de tallas de madera. Nunca antes habia visto nada semejante.
Un traje me llamo especialmente la atención, era el de la orden de los bebidos. No todo el mundo puede entrar en esa orden, para ello tienes que pasar un examen muy especial, consistente en beberte de un trago nada mas ni nada menos que media botella de orujo. Dura labor se me antojo. La orden de los cirroticos se les debería de llamar.
Mi rodilla me molesta. Después y en el mismo salón, la banda de trompetas y tambores empieza a tocar los principales temas de los pasos.
Fue imponente, allí los tenias a todos firmes, uniformados y solemnes. La acústica de la sala, conjuntamente con la solemnidad del momento, te ponía la piel de gallina, era imposible ser insensible a ello, especialmente en el momento en que un solo de trompeta fina como un hilo de seda, apunto de quebrarse, sonó en medio del silencio mas sepulcral.
Mas tarde, Laura la hospitalera, Jesús y yo, fuimos a un bar a tomar un café.
Laura es una chica muy especial, tiene veintitantos años y realmente como conté antes, es una maquina de soltar datos, un pozo de sabiduría. Pero pronto, mientras hablábamos ,note en su expresión, en sus movimientos y en la cantidad ingente de cigarros que fumaba, que algo raro pasaba algo definitivamente no iba bien.
Finalmente me lo explico. Ella esta en medio de una gran depresión, piensa que ya esta medio curada pero yo sé que no es verdad. Su madre persona influyente en el pueblo, la puso de hospitalera para ayudarla a salir del pozo en que se encuentra
Mi opinión, es que ella no esta hecha para un pueblo tan pequeño como Mansilla, en donde todos se conocen. Ella se siente acorralada ya que quiere conocer mundo, y allí no puede, por lo que se va consumiendo poco a poco.
Pobre Laura, espero que te vaya bien en la vida. Ella nos acompaño a cenar, y después de un bocadillo de tortilla, nos fuimos a dormir. Laura algún día te escribiré para saber de ti
Encontramos una gasolinera y nos resarcimos con creces a base de café y pastas. A pesar del sol, el frío es importante. Seguimos caminando paralelos a la carretera e incluso en ocasiones por la misma. El paisaje ya no es plano y a lo lejos me parece adivinar ya la silueta de los montes de León, parecían lejísimos e inalcanzables, y sin embargo debíamos de pasarlos si queríamos llegar a Galicia.
Pronto cogemos una desviación y abandonamos la carretera, por lo que parece ser que era el autentico camino. Autentico si que lo era, a tenor de las piedras que encontrábamos y de las empinadas cuestas que tuvimos que sortear.
En un recodo del camino, encontramos a la pareja de peregrinos de Mansilla de las Mulas.Estaban alli sentados mientras almorzaban tranquilamente y se curaban las ampollas. Nos quedamos un rato con ellos, mientras tanto aprovechamos para llamar a la familia con el teléfono móvil. Vaya peregrinos de pacotilla pense, con movil y todo. No sé que habrían pensado de nosotros unos cientos de años atras .
La pareja continuo camino , mientras nosotros descansamos un rato mas. Fue especialmente emotivo para mi, el ver dentro de un cercado a una familia muy curiosa. Se trataba de un caballo una yegua y un potrillo. Parecían y de hecho eran una autentica familia.
Mi rodilla de peor en peor. Pronto alcanzamos un tramo que se me antojo horrible por sus características. Puedo asegurar que para mí fue el peor de todo el camino. El mismo, desapareció y se convirtió en el arcén de la autovía de entrada a León. Los coches iban rapidisimos y la distancia que nos separaba de ellos, era de apena un metro. Todo el misticismo del camino se había evaporado y nos vimos transportados a lo más crudo de la civilización.
Ya a la entrada de León, vi un puesto de la cruz roja y me pare a que me hacharán un vistazo a la rodilla. Entre dentro e interrumpí una clase de reanimación. Sin embargo, me atendieron dentro de una ambulancia situada a las afueras. La chica que me vio, me dejo acongojado. Me dijo que la rodilla estaba muy hinchada y que no la tenia nada bien. Me pusieron reflex por ponerme algo y con algo mas en mi garganta que el cuello, llegamos al refugio municipal de León.
Este refugio es la antigua escuela de huérfanos de RENFE. Curioso refugio este. A parte de perdernos para encontarlo, cuando llegas ya realmente cansado, tienes encima que subir una serie interminable de escalones hasta llegar a recepción.
Vaya broma de mal gusto, el encontrar después de una etapa interminable esos escalones. Mi rodilla, estaba en las ultimas y tanto se me notaba, que el recepcionista, me hizo sentar. Menuda cara que debía de traer. Incluso me ayudo a llevar la mochila a la habitación que nos toco en suerte, aunque más que una habitación, aquello era un horno. Vaya contraste veníamos del frío y nos meten en un microondas.
Este albergue, es el resultado de las presiones a las que se sometió en su día al alcalde de León, quien parece ser, pensaba que los peregrinos eran turistas cutres en busca de ocasiones para no gastar dinero. Total que al final parece ser que se decidió a montar este refugio, el cual se utiliza también para otros fines y para acogidas de las más variopintas personas. El ruido causado por otras personas acogidas en el refugio y que nada tenían que ver con peregrinos, era importante, pero bueno, ya se sabe, dura vida la del peregrino.
Después de una ducha y con la moral, o lo que quedaba de ella por los suelos a causa de mi rodilla, nos fuimos a comer. Nos dejamos caer por un restaurante cercano al albergue, que nos habian recomendado. El restaurante se llama La casa del Sr. Membibre, al menos el nombre prometía. Nos trataron realmente bien, patatitas con cerveza de primero, con una paellita y un churrasquito, todo eso por 900 ptas.
Allí me paso una anécdota divertida, la señora del restaurante, que por cierto parece ser que es otra de las joyas del camino, me comento que era muy buena masajista, al menos eso ella aseguraba, incluso contó una serie de anécdotas de gente que venían a propósito a que les diera un masaje. Yo ni corto ni perezoso, le pedí que me hiciera una demostración, a lo que la señora accedió de inmediato. Ya me frotaba las manos pensando en un delicioso y tonificante masajeo, cuando la señora me pidió que me tumbara en el suelo del mismo restaurante, allí en medio de las mesas.
Ya la cosa me pareció extraña, pero bueno, así lo hice y me tumbe boca abajo y espere sus manos en mi espalda. Pero de repente la señora se puso encima de mí apretándome contra el suelo en una autentica maniobra de aplastamiento. Durante unos instantes, pense realmente que la paella el churrasco y el orujo me iban a salir por las orejas, y eso fue todo. La buena mujer se levanto y me pregunto que tal. La cosa había durado unos 5 segundos. Creo que realmente la gracia del masaje, estaba en sobrevivir al peso de la buena señora.
Después de comer fui a urgencias en la casa de salud de León. Quería que le hecharan un vistazo a mi rodilla. Me visito una doctora, que sin tan siquiera tocarme la rodilla, me diagnostico tendinitis y de receta 6 días de reposo, y se fue quedándose tan pancha. Seis días, como si me sobrara el tiempo, o no tuviera otra cosa mejor que hacer.
Menos mal que el enfermero que se quedo conmigo fue algo más comprensivo que el iceberg anterior, al menos entendía la situación y así me lo dijo. Pedir descanso a un peregrino, es como pedir la luna, me recomendó que fuera con el mayor de los cuidados, ya que por entonces mi decisión de continuar, ya estaba tomada.
Volví al refugio y ya mas fríamente, empece a valorar la situación, veía que el camino para mí, estaba pendiente de un hilo, ya que a pesar de mi voluntad por seguir, me daba cuenta de que la rodilla no estaba demasiado de acuerdo conmigo, ni mucho menos con mi voluntad.
Me di cuenta que si no hacia algo, lo único que podría hacer es coger un autobús para Barcelona. Decidí entonces saltar una etapa y llegar de la forma mas cómoda posible al siguiente refugio de Villadangos del Paramo. De esa manera, sacrificaba una etapa, pero me daba una oportunidad de llegar a Santiago.
Hable con el hospitalero sobre la posibilidad de quedarme una noche mas en el albergue, y accedió sin problemas. Después cogería un autobús y Recuperaría esos 18 Km
Posteriormente decidí no quedarme en aquel albergue, y salir a la mañana siguiente hacia Villadangos, 18 Km en autobús, y allí esperar a Jesús con lo que descansaría en realidad dos días.
Por la tarde fuimos al centro de León, queríamos visitar la ciudad. La ultima vez que estuve aquí, fue hace unos 6 años con Otilia y recuerdo a León con mucho cariño.
Andamos, yo me arrastre, hasta llegar al conocido barrio húmedo, centro de todo lo que quieras encontrar en León. Allí nos llevamos una sorpresa, nos habíamos olvidado de que estabamos en Semana Santa, pero en Leon no, y nos encontramos de bruces en medio de un paso de Semana Santa, pero de aquellos auténticos, con caperuzos, virgen, autoridades señoras con peinetas y señores con la típica capa castellana, tambores, trompetas y cientos de personas situadas en las calles estrechísimas del barrio, lo cual hacia imposible buscar una ruta de escape ya que nos encontrábamos prácticamente copados. Decidimos pues ir detrás del paso, hasta encontrar una calle por donde girar.
La imagen era espectacular, todos iban detrás del paso de punta en blanco y detrás de todos, nosotros dos con una pinta de impresión, anorax, tejanos y en mi caso , barba sin afeitar desde Barcelona. Supongo que alguien pensaría que lo nuestro era una promesa.
Decidimos dejarnos de misticismos e ir a un bar llamado el Cafetín Este bar había sido de una hermana de Jesús quien monto el mismo con su pareja de entonces. Ella parece ser que lo dejo todo, pareja incluida, y se fue a vivir a EE.UU. con un profesor de física.
El cafetín, es un bar precioso con una decoración típica de los mas refinados bares de tertulias y, además, es librería. Es decir, es algo así como una librería bar.
Nos tomamos algo llamado el especial de la casa, que en el fondo era ron quemado, chocolate café y nato, aparte de otros elementos sin identificar. Acabe tocado.
A todo eso y mientras saboreamos "la especialidad", por la calle no hacia mas que pasar un paso tras otro. La estrechez de las calles hacia que creyéramos que el paso se iba a meter dentro del bar. Eso si cuando pasaba uno de ellos se bajaba el volumen de la música. Respeto ante todo. Era un cuadro inolvidable, caperuzos, trompetas etc. pasando por fuera, y nosotros dentro sentados viéndolos pasar con la musca bajita, y una copa en la mano.
Esto de la Semana Santa de León es autentico, la gente corre de un sitio a otro para ver el paso de turno, porque en realidad todos los pasos salen a la vez y el centro de León es un cumulo de procesiones que incluso deben de ceder el paso las unas a las otras cuando se cruzan por el camino. Por cierto nunca en mi vida había visto tantisimas señoras con abrigos de piel de zorro, foca o lo de lo que sea con tal que sea de piel.
Cuando salimos del bar, intentamos visitar la catedral pero estaba cerrada a cal y canto, que lastima, porque el rosetón visto desde dentro es impresionante.
Con ese desencanto, seguimos paseando, pero estabamos rodeados por los pasos. Es inimaginable esa sensación sino se esta allí. Decidí llamar a casa para que Otilia sintiera los tambores y trompetas de su región. El ruido era ensordecedor, por lo que finalmente decidimos buscar algún sitio más tranquilo.
Siguiendo el consejo de los camareros del cafetín, fuimos a un sitio llamado El Infierno en donde a parte de tener una cierta garantía de comer bien, teníamos alguna oportunidad de encontrar al ex cuñado de Jesús.
El infierno, es una típica taberna en el más amplio sentido. Estaba a rebosar de gente, la alegría y la amabilidad nos rodeaba por todas partes. Había mucha gente en la barra picando, bebiendo y charlando, eso sí todos de punta en blanco. Es un ambiente muy diferente al que estamos acostumbrados en Barcelona, allí la gente realmente se relaciona socialmente en sitios como el que nos encontrábamos, grupos, parejas, todos estaban allí disfrutando de aquel ambiente.
Jesús pidió algo llamado revuelto y morcilla. Como ya hace tiempo había aprendido que los conceptos de aquí son un poco diferentes de los de allí, fui a la barra y pregunte que es lo que habíamos pedido, entre las risas de la gente de la barra que deberían de estar pensando, de donde sale ese pardillo, eso si con cara muy amable. Nos explicaron, que revuelto, era un platazo de chorizo pero sin tripa. Es como si cogieras un chorizo enorme lo abrieras y pusieras todo el magro sobre un plato.
Espantado por el espectáculo culinario que teníamos enfrente de nuestras narices, nos disponíamos a no hacer demasiado el ridículo, y empezamos a comer vigilados por alguna mirada disimulada de los parroquianos del lugar. Entonces apareció el excuñado de Jesús.
Es un tipo simpático, amable, agradable, con una cierta caída a bohemio de los años 70 u 80. En cuanto vio el espectáculo de la mesa, no dudo en intentar parar en la cocina lo que habíamos pedido y que se encontraba todavia por servir. Al no poderlo hacer, ya que estaba casi a punto, no se le ocurrió otra brillante idea que la de pedir mas comida.
Yo no sabia donde meterme. La tortilla de atún, cezina, y otras virguerias, se añadieron a la mesa. Todo estaba buenisimo, pero con lo que había allí podríamos alimentar a todos los peregrinos que pasarían durante el próximo mes.
Despues de una charla de lo más agradable, nos dispusimos a volver al refugio, pero sorpresa, un nuevo paso de procesión, impedía la salida del local, y este era de los largos. Era un paso enorme, con romanos y todo. Yo estaba algo nervioso porque eran las once menos cuarto y el albergue cerraba a las 11.
Cuando hubo pasado el ultimo romano, fuimos lo mas deprisa que permitía mi rodilla, a través de los atajos que nos mostró el ex de Jesús, y así llegamos al refugio en punto.
Fuimos a dormir, pero pasamos una noche tropical. La calefacción estaba a tope. Tuve que dormir desnudo y con la ventana abierta.
Tarde bastante en llegar, ya que mi rodilla me molestaba bastante, y pense que realmente estaba acabado. Llegue finalmente a la estación y compre un billete a Villadangos. Tuve que esperar casi dos horas en la sala de espera a que viniera el autobús. Decidi aprovechar mientras tanto el tiempo, para poder poner al día mi diario en el bar de la estación. Mientras tanto, mi cabeza iba valorando las posibilidades que me quedaban de llegar a Santiago.
El autobús me condujo a la salida de León en medio de un trafico infernal, realmente si me tenia que perder una etapa, aquella era la ideal. Que rápido se va motorizado y que lento se te hace cuando caminas, realmente es una sensacion extraña la de poder desplazarse sin mover las piernas.
Llegue a unos cinco Kilómetros antes de Villadangos, y me apee del autobus. Queria ver que tal respondía la rodilla, y la verdad es que no me fue demasiado mal.
Después de caminar esos Km, y tener que preguntar, llegue al albergue. Es bastante nuevo y tiene buena presencia. Esta dotado de todos los servicios necesarios, chimenea incluida. Suerte que me lo encontré abierto, ya que naturalmente fui el primero en llegar. Fuera hacia un sol muy agradable, y decidí tumbarme en el césped del jardín y puse mi rodilla al aire libre, en contacto dircecto con el sol y así estuve en tumbado y tratando de descansar por un largo rato.
Mi rodilla casi no me molestaba y con la mente lo más positiva posible, me fui al consultorio medico municipal. Allí me miraron la rodilla y al contrario de lo que paso en León, aquí si me dieron ánimos y sobre todo Voltaren. No quería cantar victoria, ya que cada vez que el dolor aminoraba, después el mismo volvía con la misma fuerza o mayor.
Parece ser que vuelvo a tener una oportunidad de llegar o al menos de no acabar aquí, y voy a saborearla. Al rato llego Jesús, no venia demasiado cansado, ya que la etapa era de pura transición.
Mientras estaba tumbado sobre la hierba del jardín del albergue, empece a filosofar sobre lo que realmente es o pudiera ser el camino. Creo realmente que tiene algo de vivo. Tu no escoges el camino, el te escoge a ti. El te permite seguir adelante o hundirte. En el camino, no eres nada mas que tu mismo. Es una lucha continua entre tu mente y tu cuerpo, y aun así y a pesar de poner todo lo que tienes para poder seguir, algo inconmensurable finalmente decide si seguirás o no.
Sentado, leyendo estas notas, puede parecer una tontería todo lo que digo, pero cuando estas allí, te parece de lo mas real y me atrevería decir natural. Supongo que cada persona tiene su propia percepción de lo que es el camino, la mía es o fue esta. Es sobre todo una gran cura de humildad. Que diferentes pensamientos eran los que tenia ahora allí medio anclado en Villadangos, comparado con los que tenia antes de salir de Barcelona.
Aprendes, que tampoco estas tan solo en el mundo, y que el mundo no gira solamente entorno a ti. Cada uno de los peregrinos es un mundo aparte, todos tenemos en el fondo un motivo para estar allí, pero nadie sabe a ciencia cierta si realmente acabara o no. Las sorpresas durante el camino son constantes y los días de euforia se alternan con días negros y tristes en donde parece que finalmente te derrumbaras. Aprendes a pensar solo en el hoy, ni tan siquiera piensas en lo que harás una hora después, que importa si el problema lo tengo ahora ? .Como me decía una francesa, mañana es otro día, no pienses en él, solo piensa como acabaras o que harás para acabar hoy.
Tengo la moral muy alta, la rodilla no me duele tanto. Mientras tanto, llego la pareja de madrileños, o sea, el escritor y su mujer. El viene en un estado lamentable, por culpa de las ampollas que le están castigando de una manera implacable. El pobre parece una maquina de hacer ampollas.
Hemos comido en una fonda de Villadangos y bastante bien por cierto. Mención muy especial tiene la dueña de la fonda. Es una chica delgadisima, rubia joven y con unos labios intensamente pintados en rojo, su ropa le estiliza aun más su increíble figura, en definitiva, es un ángel. Me impacto de una forma real. Ella y su hija Bea no pueden pasar desapercibidos, su forma de moverse, de hablar, de inclinarse sobre la mesa cuando te pregunta que vas a comer, todo eso es autentica armonía. Pense, que narices hace una persona como esta en este sitio?.
Mas tarde en el albergue, encontré en el libro de visitas, referencias a ella, no me extraña en absoluto.
Han llegado al albergue un grupo de matrimonios de mediana edad. Son gente muy maja y abierta. El frío es intenso y decidimos encender la chimenea, cada uno salió en una dirección distinta en busca de leña. Me adentre en una especie de campo donde había un montón de palets abandonados. Allí me encontré un grupo e niños muy pequeños que se habían construido una cabaña con resto de maderas.
Estaban realmente sucios pero la imagen de los niños acompañados por un par de perritos la mar de graciosos, era autentica e inolvidable.
Encendimos la chimenea y pronto todo el albergue, se lleno de humo, no sabíamos que era peor, o pasar frío o ahogarnos con el humo. Decidimos que lo peor era lo segundo y tuvimos que abrir todas las ventanas para aclarar el ambiente.
Harto de tanto humo, me fui por el pueblo a dar una vuelta, y de paso buscar una farmacia. El pueblo es muy bonito y tranquilo. Tuve la oportunidad de visitar la iglesia con sus inevitables cigüeñas y ver una preciosa puesta de sol.
Volví al albergue y conocí finalmente a la hospitalera del lugar llamada Rosario.Vino con su hija, la cual era de lo más espectacular. No se como habían conseguido encender la chimenea, ya que no había ni rastro de humo en el albergue. Estuvimos un rato charlando, y ya de noche fuimos a cenar, como no, a la famosa fonda de la famosa rubia. Cenamos realmente bien, una tortilla de patatas y judías con jamón.
A la vuelta al albergue, habían llegado mas y más peregrinos, Especialmente un maño que parecía un autentico profesional del camino, ya lo había hecho varias veces, y nos alecciono sobre todas las posibles cosas que nos podía pasar, ladrones, tormentas, etc. Menos mal que a estas alturas, ya estabamos curados de espantos.
Después de una lección magistral por parte del maño sobre rodilleras y demás utensilios imprescindibles para enfrentarnos con las montañas, me fui a dormir, eso si como es ya una costumbre, en medio de los inevitables ronquidos y charlas de los que preferían quedarse despiertos.
Fuimos a desayunar como no a la fonda de nuestra amiga la rubia delgada. Allí la encontramos, con un vestido verde. Parecía a punto de irse a una fiesta, pero no, allí estaba haciendo cafés con leche a pesar de la hora. Eso sí, su sonrisa no la abandonaba ni un instante. Después de desearnos buen camino, emprendimos la marcha.
Cruzamos a través del pueblo, y pronto quedo a nuestras espaldas, justo en el momento de una espléndida salida de sol. Todo presagiaba un día estupendo. Cruzamos unos bosquecillos preciosos envueltos en la niebla del amanecer, y oyendo el graznido de vete a saber que aves. Llegamos a una especie de arboleda en donde había docenas de nidos de cuervos, el ruido era ensordecedor, y no pude evitar el pensar en la película de los pájaros, ya que había machismos. Supongo que estas cosas solo se ven en sitios así.
El camino transcurría en gran parte por la carretera, cosa realmente desagradable después de los idílicos momentos vividos en los bosques. El ruido de los coches y la velocidad a la que pasaban me hacían poner nervioso. Alguno que otro hacia sonar su bocina, saludándonos y deseándonos buen camino. Yo respondía levantando mi bastón. Era realmente de agradecer la sensibilidad de esos conductores hacia nosotros. te hacia sentir realmente acompañado.
Pronto llegamos al Hospital de Orbigo, que diferente era de lo que me lo había imaginado. Esperaba algo tosco, industrial, y lo que encontré fue un pueblo precioso.
El hospital de Orbigo, es famoso por su puente, el llamado puente honroso.Cuenta la historia, que un caballero, se declaro en prisión de amor por su amada, y no se le ocurrió otra cosa mejor que ponerse a un extremo del puente, por cierto un puente larguisimo, y empezó a retar en singular combate a todo caballero que se le ocurriera intentar pasar por allí.
Parece ser que el buen caballero llamado Suero de Quiñones, con la ayuda de unos amigos consiguió derrotar a cuanto se le puso por delante. Hasta un total de 300 caballeros, venidos de toda España, Portugal y parte de Europa. Todos fueron desmontados de sus cabalgaduras durante los treinta días que duro la contienda. Una vez cumplida su hazaña, se fue en romería hasta Santiago, en donde deposito un brazalete de oro de su amada a los pies del apóstol. Parece ser que dicha diadema aun se conserva por allí.
A parte de por la hazaña del caballero Suero de Quiñones y sus nueve mantenedores como se les llamo a sus amigos que le ayudaron a derrotar a los 300 caballeros, este puente fue testigo de violentos enfrentamientos entre suevos y visigodos allá por el año 452,
Cruzamos el puente, cuyo río por cierto llevaba gran cantidad de agua y se me ocurrió de repente una de esas ideas brillantes. Primero fue una posibilidad, pense, porque no me quito de encima parte del equipaje y se lo endoso a correos?.
Esa idea descabellada en principio, se convirtió en una obsesión. Le dije a Jesús, voy a correos a facturar parte de la mochila. A Jesús se le debió de antojar una gran idea porque no dijo ni mu y nos fuimos a un estanco a comprar papel de embalaje.
Una señora amabilísima nos ayudo, en la tarea de buscar cajas y embalar. Sus consejos de como debíamos de hacerlo sin herir la susceptibilidad del empleado de correos, fueron muy valiosos como posteriormente se demostró.
Realmente no era una idea novedosa ya tal como nos comento la buena señora, no éramos los primeros en tomar esa decisión allí en este pueblo.
De lo que yo pensaba cuando inicie el camino, era lo mínimo imprescindible para llevar en la mochila me deshice sin demasiados esfuerzos de 4 Kg. Es increible como cambian las prioridades respecto a las necesidades.
Calzoncillos, zapatillas, la colchoneta, chubasqueros, funda del saco, todo eso emprendieron viaje de vuelta a Sant Cugat por el módico precio de 460 ptas. Después de esta vaciada, la mochila ya no parecía la misma, y desde luego no pesaba tanto. Solo esperaba no haberme equivocado en las cosas embaladas y no tenerlas que necesitar posteriormente.
La realidad, me demostró que todavía era capaz de pasar con mucho menos. En medio del pueblo, un señor nos paro y nos hizo la inevitable pregunta: de donde venís? . al responder que de Barcelona, el buen Señor se deshizo en elogios hacia los hospitaleros del albergue del pueblo, los cuales parecen ser que eran también catalanes. Esta misma persona, nos explico como durante la semana que viene se celebraban en el pueblo unas fiestas, consistentes en emular la hazaña del caballero del puente. Los vecinos hacían una especie de justas entre ellos. Lo que no sé, es si después al perdedor lo tiraban puente abajo o no.
Quedamos encantados del pueblo. A la salida nos encontramos con un dilema, el camino estaba señalado con dos flechas amarillas, uno a la derecha y otra hacia la izquierda. Cuál tomar?. Unas chicas nos dijeron que tomáramos el de la izquierda, ya que el otro era una variante medio turística para hacerte conocer un par de pueblos más. Aplicamos la famosa ley del peregrino "no caminaras ni un solo metro en vano", y nos fuimos por el camino recto.
Aquí por primera vez desde que emprendimos el camino, pude quitarme el anorax, ya que la temperatura había subido un poquito. Eso sí todavía tenia un suéter y una camiseta debajo.
Pronto empezó nuevamente mi calvario particular. Sin previo aviso la rodilla se despertó con un dolor muy intenso. Para colmo el camino transcurría paralelo a la nacional en medio del ruido y ya un importante calor. Mi rodilla fue poniéndose cada vez peor. El dolor empezaba a ser intratable. De intratable, paso a intensisimo y tuve que pararme varias veces para poder descansar, pero no había manera.
Allí en medio del camino y en el suelo sentada comiendo frutos secos, encontramos a Rosa, una chica de Mallorca. Se me antojo como la imagen perfecta de la armonía, pequeña, sonriente y con ese acento mallorquín tan característico. Tendría sobre los cincuenta años, pero su jovialidad y su energía la hacían parecer mucho más joven Posteriormente tuve ocasión de conocerla un poco mas a fondo.
Pronto llegamos a un cruceiro llamado de San Toribio, situado en la cima de un monte, desde donde se divisa allá a lo lejos Astorga. Nos paramos a comer. Mi rodilla estaba al limite, sentía un dolor insoportable. Apenas pude tragar unos cuantos bocados en medio de un nudo de angustia que me venia desde el estomago. Después de comer me tome a la vez, un voltaren y un gelocatil, menudo cóctel para el estomago pense, pero que saliera el sol por Antequera, a mí me daba ya lo mismo.
Recuerdo que mientras estabamos comiendo a la sombra de unos sauces, oí un ruido. Mas que un ruido era un zumbido, resulto que nos habíamos sentados a escasos metros de un avispero, era lo que nos faltaba.
La bajada desde el cruceiro se hace a través de una pendiente muy fuerte, o sea, lo peor para rodillas tendinitis y otras lindezas. Empece a bajar y el dolor se hizo todavía mas fuerte si cabia, por lo que me vende la rodilla con la esperanza que así me la sujetaría mejor, craso error, el dolor fue todavía peor y no podía moverme, por lo cual y visto el éxito me volvi a quitar la venda y así como pude, apoyado en el bastón y bajando de lado, llegue hasta abajo. Pero aun quedaban 5 Km para Astorga y un terrible camino de piedras por delante. Entonces milagrosamente el cóctel de calmantes empezó a hacer efecto y al aminorarse el dolor pude llegar hasta Astorga.
Ironías del destino, cuando creiamos haber llegado, nos encontramos todavía con una cuesta marcada como del 22 %. Porque cada final de etapa acababa en una cuesta escaleras o algo que nos hiciera ir hacia arriba?
Llegamos al albergue de los holandeses situado en medio del pueblo. Es un albergue funcional con secadora y centrifugadora, pero no había sala de reunión Todo el albergue era un gran dormitorio. Por cierto me hizo gracia el comprobar como las camas eran idénticas a las que había en mi compañía cuando hice la mili en Alcoy, los mismos hierros las mismas arandelas metálicas. Cuantas horas había pasado en Alcoy contemplando esos hierros mientras perdía el tiempo esperando el fin de semana.
El hospitalero era un holandés con cara de cura quien nos sello y nos cobro las preceptivas 300 ptas. Parecía bastante serio pero en el fondo era un trozo de pan. Me tome dos botellas de agua y después de la obligada ducha, me tumbe a descansar.
Astorga es una población muy bonita, antiguamente llamada "Asturica Augusta", fue un enclave romano muy importante, de hecho por la ciudad se conservan restos perfectamente conservados. Allí se cruzaba la ruta Traiana con la ruta de La Plata procedente del sur. Astorga es la capital de la Maragateria y esta repleta de iglesias, destacando la catedral de Santa María del más puro gótico. En la cúpula destaca la famosa figura del alférez Pere Mato, que se hizo famoso en la batalla de clavijo. Gastronómicamente hablando son famosas las mantecadas y el cocido maragato, que por cierto no probé.
Pronto empezaron a llegar el resto de los peregrinos con los que habíamos compartido etapa tras etapa, albergue tras albergue. Era bonito el ver como todos finalmente llegábamos, mas o menos bien, pero allí estabamos. Primero aparecieron con una marcha espléndida, los matrimonios de Santiaguenses, después lo hizo Rosa, fresca como una ídem como si viniera de allí al lado. Se puso en un catre al lado mío.
Empezamos a hablar durante un buen rato. Me contó que venia desde Roncesvalles, o sea, a años luz de aquí tanto en distancia como en mi imaginacion. Esas personas procedentes de Roncesvalles a estas alturas del camino, se me antojaban héroes y de hecho lo son. Rosa venia sola, a una marcha muy lenta, ya que era consciente de sus limitaciones y lo que quería era llegar, y vaya si lo estaba consiguiendo. Había dejado al marido y a sus dos hijas allá en Mallorca y después de entrenarse de lo lindo, empezó el camino. Su familia la había apoyado en todo momento y eso la hacia muy feliz. Cada vez que revelaba un carrete de fotos, lo enviaba a Mallorca para que la vieran. Que dulce era su voz. Que envidia me daba su serenidad.
Repentinamente empezamos a oir tambores y trompetas , fuimos sobresaltados a ver quees lo que pasaba. Me levante de la cama y mi rodilla para gozo mío había decidido tomarse unas vacaciones. Serian los calmantes? , Seria Rosa ¿Vete a saber. Pero parece que la rodilla ha decidido por su cuenta , empezar una partida de poquer contra mi.
Salimos a la calle y nos encontramos con una señora procesión de Semana Santa. Era diferente a la que vimos en León, esta era solemne y realmente bonita. No se mascaba el ambiente turístico ni festivo del de León.Alli la gente (mucha menos), contemplaba respetuosamente la procesion.
Fuimos hasta la plaza mayor, una preciosa plaza mayor, en donde nos encontramos congregados a todos los pasos esperando el inicio para comenzar. Cada uno esperaba su turno. La plaza estaba casi vacía de gente y esto le daba al tema aun mayor solemnidad si cabe. Recuerdo la mirada de los peregrinos franceses, viejos amigos nuestros, que atónitos lo miraban y lo fotografiaban todo con una cámara desechable sin explicarse que significaba realmente aquello. Que diferencia de culturas, a pesar de ello era imposible abstraerse de aquel espectáculo humano, era emocionante.
Era curiosa esta pareja de franceses, él parecía salido de un libro de Custeau y ella en cuanto a aspecto y carácter era la típica francesa. Fue muy agradable la parte del camino que hicimos juntos. Ella es enfermera de profesión, me aconsejo beber mucha agua, lo cual parecía ser un remedio milagroso para la presunta tendinitis que sufría. Como a estas alturas un milagro era lo que me faltaba empece a beber agua, solo Dios sabe la de litros de agua que fui capaz de ingerir después de aquel consejo .
En realidad no sé si me alivio, pero fue un respiro para mi riñón y una bendición para el sediento camino, ya que sin remedio, debía de detenerme cada kilometro a realizar la ya famosa meadita del peregrino, tal como la bautice, la cual no quedaba exenta de esfuerzo, ya que entre la mochila, y toda la ropa que llevaba encima, no era una tarea fácil.
Volviendo a Astorga y al singular momento en que nos encontrábamos no pude por menos que observar la imponente portada del ayuntamiento con su campanario y las famosas estatuas de Colas y Colasa los cuales a las horas en punto, se mueven, haciendo sonar las campanas, recordándome a las típicas ciudades Austríacas o Alemanas que utilizan semejantes elementos para dar un toque diferencial a la aburrida vida ciudadana.
Absorto entre las trompetas, tambores, Colas y Colasa, apareció el inevitable ciudadano dispuesto a ilustrarnos de los menores detalles de la ciudad, lo cual por cierto era de agradecer. Enseguida adivino que éramos peregrinos, lo cual no era una hazaña tal y como vamos vestidos, y con la pinta que teníamos.
Se esforzó en ilustrarnos sobre las antiguas procesiones de años anteriores, cuando los militares intervenían en ellas. Explico no sin lujo de detalles el increíble silencio y solemnidad que tales militares imponían en la procesión. La verdad es que podía imaginármelo perfectamente ya que cuando hice la mili tuve la oportunidad de desfilar en cuestiones similares y la verdad que el tema impresiona.
Lo más curioso vino cuando el buen señor, se esforzó en convencernos de que Astorga es una importante base militar de misiles con cabeza nuclear, todo un hallazgo.
Para entonces mi rodilla continuaba milagrosamente sin dar señales de dolor, por lo que pude desechar mi plan iniciar de buscar un transporte alternativo a Rabanal, lo cual por cierto no habría conseguido, ya que sencillamente no existe.
Muchisimo mas animado, fuimos a cenar a casa García, (recomendado por su precio) y allí me harte de patatas fritas con huevos y como no del orujo de turno. Con el estomago lleno y la cabeza también fuimos al albergue. Por el camino, nos encontramos con todos los pasos, los cuales y cada uno a su aire, iban recorriendo la ciudad a golpe de corneta y tambor. En la cara de los integrantes se notaba ya el cansancio de tantas horas dándole a lo mismo.
Fue especialmente emocionante e ilustrativo el ver como un paso se recogía dentro de la iglesia. Los nazarenos estaban realmente cansados y ya no coordinaban, dando continuos tropezones y abandonando el aire de solemnidad, substituyendo el mismo por otro mucho mas diferente y profano.
Cuando todo hubo acabado, y una vez obtenida la bula del hostelero me quede un rato fuera del refugio. El hostelero debido a las fechas en que nos encontrábamos, decidió no ser tan estricto y cerrar un poco mas tarde las puertas del albergue. La verdad que allí sentado rodeado de iglesias y una luna de excepción estaba sumido en un entorno irreal e irrepetible que muy difícilmente volveré a vivir.
Noche también indescriptible de ronquidos, especialmente los de un peregrino ya entrado en años que roncaba con matricula de honor, posteriormente procure huir de el en otros albergues.
Poco a poco empezamos a dejar Astorga atrás nuestro y como no, mi rodilla se despertó. Sentí miedo ya que no quería volver a pasar por el calvario del día anterior, pero poco a poco el dolor se estabilizo en un nivel soportable el cual pude controlar a través de un paso constante.
Esta parte del camino es quizá una de las que recuerdo con mas cariño. Es precioso es lo que esperas encontrar, es el lugar donde puedes ponerte en contacto mas intimo contigo mismo. Nos encontramos pues, en la Maragateria, región que pensaba solo existía en los libros de texto y no en la realidad. Es un paisaje impresionante por lo solitario, amplio y vivo a su vez.
Nos adentramos por el valle del silencio, autentico silencio, solo interrumpido por el canto de algunos pajarillos. Pude imaginar el sentimiento de los antiguos peregrinos andando por semejantes parajes, los mismos son sobrecogedores. Parece todo creado para no oir nada ni a nadie, excepto a tu mismo. Le comente varias veces a Jesus que se parase a oír el silencio.
Por primera vez, lo mas fuerte que podía oír eran mis propios pensamientos y sentimientos. Pude percibir la fuerza del camino, y pude presentir la energía de los miles de personas que antes pasaron por aquí. Emoción solo entendible para las personas que han tenido la dicha y la suerte de contemplar lo que yo contemple, en aquellos increíbles campos maragatos.
Las famosa y lejanas montañas que veíamos allí por Sahagun, estaban ahora enfrente nuestro, mañana las subiremos pense, si el que manda por allí arriba y mi rodilla quieren. Pude por fin encontrar el sentido a todo lo que estaba haciendo, imposible de explicar.
Poco a poco, vamos dejando atrás uno tras otro los pueblos maragatos que nos íbamos encontrando. Eran pueblos increíbles como el entorno que lo rodean, techos de paja a la antiquísima usanza y en medio de un silencio imponente, sin prácticamente habitantes.
Encontramos un bosque de pinos Atlánticos, al que bautice inmediatamente como el bosque de las serpientes, debido a la forma de los troncos de los arboles. Nos adentramos en el a descansar y de paso a meditar, ya que era realmente lo mejor que podíamos hacer en aquellas circunstancias .
Cada rincón parecía creado para ello, incluso tuve la sensación de que los rincones que escogíamos para descansar en realidad eran ellos los que nos escogían a nosotros, como un lugar muy especial, el de la montañita de piedras, en donde nos paramos no sabemos porque. Después descubrí que alguien había hecho allí en aquel mismo lugar una pila de piedras. Porque nos paramos allí y no en otro lugar?
Desde la perspectiva del que lee estas líneas puede aparecer la palabra casualidad, desde la perspectiva de los que estabamos allí la palabra adecuada era destino, ya que así lo presentimos.
Pasamos por El Ganso , el primer pueblo donde es posible ver casas con cubiertas de paja. Este tipo de cubierta , se remonta a la prehistoria y a perdurado durante siglos y siglos.
Y así andando y alucinando, entre maravillosos bosques, llegamos a Rabanal del camino, el pueblo más bonito de mi camino particular. He de volver.
Rabanal esta al pie de la mítica subida a Foncebadon, punto critico para los peregrinos de antes y los de ahora, ya que una inoportuna nevada puede enviarte a casa sin remisión. Foncebadon es un importante puerto de montaña, de hecho conocí a gente que tuvo que volverse después de verse sorprendidos por un temporal de nieve y tenerlo que dejar para otro año.
Escritores y peregrinos de hace años, aconsejaban el gurdarse de esas montañas y buscar rutas alternativas aunque más largas. Y ese era el panorama que veía desde Rabanal pueblo que me recordaba muchisimo a cualquier pueblo del valle de Aran.
Llegamos a las dos de la tarde al albergue Gaulcemo, regentado por la cofradía de amigos del camino de Sant James allí por las Inglaterras. Ellos se habían preocupado de reconstruir la casa en la que nos encontramos, a través de donativos, y la habían convertido en una autentica maravilla, con sala de reuniones chimenea, biblioteca cocina, es decir, de todo.
A través de unas fotos pudimos comprobar la metamorfosis del edificio durante la reconstrucción. Era de agradecer que alguien allí en Inglaterra, a quien nunca conoceremos, halla dado su dinero para poder construir aquellas instalaciones que ahora yo estaba disfrutando.
Una vez aposentados , fui al jardín de la casa en donde no pude aguantar la sensación de tumbarme a pesar el frío reinante y seguir con mis meditaciones.
Después de dar descanso a mi mente me fui a un restaurante en la misma plaza del pueblo, en donde comimos de maravilla, primer plato lentejas buenisimas de las que repetí dos veces, y luego rematado con un filete con patatas de las autenticas, café y un maravilloso pastel de queso. Mas café y copa de orujo. Señores de las estrellas Michelin, lo que os estáis perdiendo, pense.
El restaurante en sí mismo era ya de por sí muy bonito, con un patio de piedra y pizarra con docenas de flores en las paredes.
Decidí que el mejor sitio para hacer la digestión era el jardín de la casa, en donde volví a tumbarme en medio de las flores césped y bañado por un maravilloso sol que ahora me daba en la cara por completo
Posteriormente empezaron a llegar Rosa la mallorquina, las parejas de gallegos, uno de Guadalajara y así hasta llenarse el albergue por completo.
Por la tarde y ya en la sala de reuniones tuvimos una charla o tertulia muy interesante, entre todos los que allí nos encontrábamos. La chimenea encendida y todos mirándonos frente a frente en medio de la charla es una sensación inolvidable. Posteriormente cuando cada uno se fue a sus que haberes, me quede al lado del fuego a escribir mi diario , y leer argo sobre este pueblo. Rabanal fue hace tiempo una localidad importante para los peregrinos,con varios hospitales e iglesias.
Rabanal, parece un pueblo pirenaico.
Rabanal es el ultimo refugio antes de empezar la subida a la mitica monte Irago,en donde se encuentra Foncebadon. Este refugio de Rabanal parece que fue en su dia una avanzadilla del de Ponferrada . Fue construido justo aqui ,con el fin de proteger a los peregrinos del dificil paso por los montes previos a la llegada a Ponferrada.
La iglesia de Rabanal , Santa Maria es puramente romanica y un raro ejemplar por aquellos laares .Parece ser que pertenecio a la orden del temple alla por el principio del siglo XII. Los templarios protegieron en su dia a los peregrinos en la dura subida al monte Irago.
Posteriormente y alla por Galicia era la guardia civil y no los templarios los protectores ,ya que si algo no ha cambiado a lo largo de los años , es la desproteccion y los asaltos a los que antes y ahora se ven sometidos los peregrinos. Oimos casos de ello.
Después de llamar a casa fuimos a cenar al restaurante de la plaza en donde habíamos comido al mediodía, el problema es que había fútbol, y eso no se perdona ni en la Maragateria, por lo que tuvimos que ir un poco antes al bar para poder encontrar mesa. Fue una sabia elección, ya que si no pudiésemos habernos quedado sin cenar.
Por cierto, cenamos sopa de verduras y huevos fritos con chorizo. Con una noche sin frío, pero en medio de una ligera bruma, nos fuimos a dormir.
Nos preparamos para la lluvia colocándonos toda la parafernalia que teníamos preparada al efecto, y cuando nos disponíamos a salir, dejo de llover.
Empezamos la marcha, sabemos que esta etapa es quizás la mas dura del camino, pero vamos mentalizados. Vamos bien, nuestro paso no es rápido pero es firme y seguro. El día es gris, realmente muy gris, un gris que no se ve en la ciudad, y el frío, además, es muy fuerte, por lo que decido ponerme mi forro polar.
Que diferencia de situación entre la que estoy recordando, con la que vivo aquí un 9 de agosto a las 12 de la noche en la terraza de una casa de Menorca, justo al lado del mar, donde estoy escribiendo estas líneas. Que afortunado soy de poder tener estas vivencias tan dispares y a sí mismo tan relacionadas entre sí, ya que aquí al lado del mar y con una copa en la mano, es como si estuviera volviendo a hacer el camino a medida que voy copiando mi diario al ordenador.
Seguimos caminando, el paisaje es estremecedor, Rabanal va quedando detrás nuestro envuelto en nubarrones grises y oscuros, es una visión surrealista. La subida pronto empieza, es constante y continuada. Mi rodilla va aguantando perfectamente a diferencia de otros días, supongo que el hecho de ir cuesta arriba ayuda, ya que es en esta situación cuando el dolor es más soportable.
La maragateria se nos ofrece ahora en todo su esplendor y grandiosidad. Son 10 Km de subida constante, en medio de unos paisajes estremecedores. Es curioso el ver a las negras nubes como se van apartando a medida que vamos subiendo, es como si quisieran respetarnos. En realidad estamos rodeados por ellas y la lluvia parece que aparecerá en cuestión de segundos, pero no es así, las nubes siguen franqueándonos el paso, incluso decido el quitarme los pantalones de plástico, ya que los mismos no me permiten transpirar, y estoy empezando a mojarme en mi propio sudor.
Encuentro el numero 127 en un mojón de la carretera. Porque ha de aparecer ese numero siempre en mi vida?, Y más ahora cuando estamos a punto de coronar la cumbre mítica de Foncebadon, tan lejana para mi en Astorga, cuando mi rodilla ya parecía haber llegado al limite.
Este numero me ha acompañado siempre a lo largo de mi vida. Empezó cuando hice formación profesional en mis años mozos, cuando se me asigno el numero de matricula 127. Después dicho numero, con su variante el 27, aparece siempre en momentos clave de mi vida y ahora aparece aquí también. Toda una premonición.
Mi obsesión es poder ver la cruz de Ferro. Es una sencilla cruz de hierro de no más de 30 cm de alto, completamente oxidada y colocada encima de un palo. Esta "birria", es, sin embargo, el monumento más emblemático del camino, ya que la misma, se encuentra situada sobre un montículo de miles de piedras, las cuales han sido lanzadas una a una desde hace cientos de años por los peregrinos que conseguían llegar hasta allí. Esta era una forma de redimir tus culpas o pecados, lanzándolos en forma de piedras hacia la cruz. Desde que salí de Barcelona estoy obsesionado por poder llegar hasta aquí, y eso es lo que me mueve. Si después la rodilla no me permite llegar a Santiago, pues bien, ya veremos pero al menos llegare hasta la cruz.
Placas de nieve nos acompañan en nuestro camino, somos afortunados de no encontrarnos en medio de una tormenta que tantos disgustos ha costado a otros peregrinos. El paisaje es completamente árido debido a las condiciones meteorológicas que aquellos paramos deben de soportar, si aquí no te encuentras contigo mismo difícilmente lo harás en otro sitio.
Llegamos finalmente al abandonado pueblo de Foncebadon. Antes fue una importantisima localidad del camino de Santiago .Documentos procedentes del año 1104 , asi lo demuestra ' Pasamos por en medio del mismo.
Fue realmente como volver a la edad media, las calles son auténticos fangales. El asfalto no lo han visto nunca por allí. La mayoría de las casas están derruidas o abandonadas, y el silencio es estremecedor.
Seguimos nuestro alucinante cruce a través del pueblo, y de pronto apareció delante de nuestras narices una de las leyendas míticas de Foncebadon, sus famosos perros. Ya anteriormente habíamos sido advertidos del peligro que esos perros representaban para los antiguos peregrinos, ya que incluso se habían dado casos de ataques, tal como personalmente había leído en algunos diarios de los albergues. Todo esto creía formaba parte de la mitología del camino, pero aquel perro era real como la vida misma, nos ladraba de una forma continuada y se acerco de una forma realmente amenazadora. Cuando se abalanzó sobre mí, le amenace con mi palo dando un mazazo terrible al aire, suerte tuvo el perro de que no le alcanzara porque sino , realmente habría entrado en la mitología pero de una forma real.
Finalmente llegamos a las afueras del pueblo y aquí se nos ofrecían dos posibilidades, o bien volver a la carretera, o ir por donde las flechas amarillas nos indicaban. Estas ultimas señalaban un camino que nuestro sentido común se negaba a seguir, ya que nos dirigía a campo traviesa y en medio de charcas, lodos etc. hacia el medio de la montaña. A Jesús lo note desorientado, por lo que al final tome la decisión de seguir por las flechas y ver que sucedía.
Fue una sabia decisión, ya que el camino nos condujo por unos senderos maravillosos, en medio de un paisaje increíble, la subida era realmente fuerte pero valía la pena. Yo presentía la cruz de ferro , sabia que estaba allí, esperándonos al final de tanta cuesta, y de repente apareció a lo lejos.
Era maravilloso, lo había conseguido, me puse a llorar de la emoción, no pude evitarlo fue una emoción mil veces más intensa que cuando llegue posteriormente a Santiago. Cuantas veces llegue a pensar que nunca llegaría allí, y sin embargo allí estaba. Jesús se dio cuenta de todo y me dijo aquella frase que no podré olvidar. "Nunca dude que llegarías aquí". No sé de donde saco esta idea porque yo realmente tenia mis dudas.
Esta cruz situada a 1504 metros de altura ,es uno de los monumentos mas emblematicos del camino ,la tradicion de tirar piedras es milenaria y anterior incluso a los romanos. Como dije no es mas que una sencilla cruz de hierro sobre un mastil de 5 ts de altura.
Alli a los pies de la cruz , puedes encontrar miles de piedras,muchas de ella gravadas y traidas desde los mas remotos lugares del mundo. El mastil que sostiene la cruz , ha sido cortado ya varias veces por lo que no me extraño ver a la guardia civil vigilando.
Llegamos al pie de la cruz, y cumplimos con el ritual de dejar las piedras que traíamos desde Barcelona. La verdad es que traía piedras de parte de mucha gente, unos que me lo pidieron expresamente e incluso me trajeron su piedra, y otros que nunca sabrán que tienen una piedra que les representa, allí en la cruz. Mi piedra particular, viene de Calella de Palafrugell, exactamente de la playa del Golfet, quise poner una piedra marinera allí, en medio de la montaña.
Nos hicimos las consabidas fotos en la cruz, y pronto todo lo que había sido subida, se convirtió en bajada. Esta es la peor parte para las ya destrozadas rodillas de los peregrinos y más para la mía. La bajada es realmente muy pronunciada, siguiendo la carretera .
Mi rodilla se despertó y empezó el ritual de siempre. Pronto llegamos a un pueblo, o lo que fue en su día un pueblo, llamado Manjarin. Del mismo solo quedan ruinas. Cuando más absorto estaba en el camino, sentí el sonido de una campana. Era una campana que sonaba por nosotros y para nosotros. Era Tomas, el guardián del camino, el caballero templario que dejo todo en la vida para irse a vivir en medio de la nada. Cada vez que pasa un peregrino hace sonar la campana. Es maravilloso la sensación de saber que aquella campana que ha sonado por miles de peregrinos, ahora esta sonando por mí. Parece una tontería, pero en medio del misticismo que nos rodeaba, este sonido tenia sus mal altos significados para mí. Entramos en el refugio para cumplir con el ritual de tomar un café con Tomas y darle la propinilla.
El refugio es alucinante, palabra esta que estoy utilizando con demasiada profusión en mis memorias, pero es que realmente es así, un alucine detrás de otro. Claro que para sentir ese alucine tu mente debe de estar de los mas abierta y predispuesta, y claro estar en un sitio como aquel.
Los aldrededores del albergue es un autentico barrizal. Dentro del albergue había varias personas, las cuales se me antojaron hippies de los de Ibiza de hace años. Una gran espada presidía la estancia principal, rodeada por dos velas y con una imagen de la virgen presidiéndolo todo. Un intenso aroma a incienso, envolvía el ambiente dando al mismo un misticismo conmovedor. Después de tomarnos el café y de obtener el sello, un supuesto guardián del camino, me puso un anestésico en la rodilla para poder aguantar la parte peor de la bajada que justo empezaba ahora. Gracias guardián.
Del pueblo , Manjarin , se sabe que fue un hospital importante de peregrinos en el siglo XVI. Ahora es solo un monton de piedras.
Seguimos bajando y de repente las flechas se apartaron de la carretera para conducirnos campo a través en medio de una bajada endiablada sembrado de piedras y tierra. Mi rodilla ya estaba en otra dimensión. Pero al menos acortamos unos kilómetros.
Finalmente llegamos doloridos a un pueblecito preciosos llamado El Acebo. Nos paramos a comer en un bar donde comimos realmente bien, a base de bocadillos café y como no, orujo. Hay que señalar que este ultimo era realmente muy bueno, solamente superado por el de la Sra. Mercedes allá por el ya lejano Burgo Ranero.
En el mismo bar, nos encontramos a las parejas de Santiagenses. Estuvimos comentando la jornada, y las visicitudes del camino. Después de la charla, emprendimos nuevamente el camino a través de una no menos endiablada bajada. Mi rodilla se había vuelto a recuperar gracias al descanso del restaurante. Eso y el hecho de que me había convertido en un autentico experto en utilizar el bordón para bajar, me hicieron bastante más fáciles las cosas.
Bajamos por la calle mayor de el Acebo, hasta alcanzar un valle inolvidable y realmente bonito. Es uno de los sitios más bonitos que nunca antes habia visto. Me prometí que debía de volver allí. El paisaje lo componía una pradera verde preciosa, y por doquier unos impresionantes robles centenarios de mas de 300 años, algunos de ellos. Era un paraíso.
Encontramos a un matrimonio ya mayor, que se disponía a preparar una paella. Estuvimos conversando un rato con ellos antes de emprender la marcha. Ya alcanzada nuevamente la carretera anduvimos un buen trecho, hasta llegar a un nuevo atajo.
Este nuevo atajo era infernal, el mismo pasaba a través de la montaña con unas pendientes muy importantes.
La alternativa era clara, aquel tipo de terreno no daba para alegrías. Había que bajar como pudiéramos, y así lo hice. Con la vista fija en Ponferrada, allá al fondo del todo, empezamos una desenfrenada carrera, bajando y bajando. Ya todo me daba igual, si había que romper algo ya se rompería, rodillas piernas lo que fuera.
Demostré mi maestría en bajar a tres piernas, las dos mías mas el bastón y realmente a Jesús le costaba trabajo él seguirme. Para colmo de males, empezó a llover. Preparamos toda la parafernalia, y como no cuando lo tuvimos todo listo, dejo de llover. Supongo que hay que agradecérselo al Señor Murphy.
Ya completamente hartos de tanta bajada, llegamos a Molinaseca, pueblo muy bonito con una espectacular entrada a través de un no menos espectacular puente. Yo me sentía realmente bien y ya había tomado mi decisión de llegar el mismo día a Ponferrada. Anteriormente barajamos la posibilidad de quedarnos en el albergue de Molinaseca. El resto de los compañeros de viaje, ya no seguirían mas adelante y se quedarían allí.
Molinaseca como ya he dicho antes es un pueblo muy bonito, su calle principal es estrecha y pintoresca, Esta lleno de bares a un lado y otro de la calle. El ambiente es rural y huele a autentico. A medida que íbamos por la calle, encontramos a otro compañero de fatigas previas. Se unió a nosotros, y nos acompaño hasta llegar al refugio de Molinaseca, el cual esta situado un Kilometro a las afueras del pueblo, todo un calvario para el peregrino que después quiera volver al pueblo para cenar.
El refugio era estupendo, allí sellamos y seguimos a través de un monótono y estúpido recorrido hasta Ponferrada, se me antojo de lo más interminable.
Por fin llegamos a Ponferrada, y de esa guisa al albergue, el cual por cierto estaba situado en medio de la Plaza Mayor, plaza de la Encina para mas señas.
Es curioso, porque yo ya había estado previamente allí mismo años antes con Otilia, en un bar en la misma puerta del refugio. Como es el destino, quien me iba a decir que repetiría el lugar en unas condiciones tan diferentes.
El albergue es muy antiguo pero funcional. Todo el suelo es de madera, pero de madera, no de parket. Todo es viejo pero cómodo y suficiente, ya que solo quería y necesitaba una ducha y una cama.
Mi rodilla era ya de otra dimensión, me reía de mí mismo pensando cuanto tiempo mas iba a durar en esas condiciones. Compartimos la habitación con dos ciclistas muy majos ellos, que estuvieron enseguida de acuerdo que el camino se hace andando, todo lo demás, caballos, bicicletas etc. , es otra forma muy diferente de hacer el camino, y así lo reconocieron al afirmar que querían volverlo a repetirlo caminando.
La verdad es que los ciclistas, no se enteran del camino ni la mitad, es que es realmente imposible. Velocidad significa perder la dimensión del detalle, de la piedra, de la flor, es decir, la esencia del camino, solo piensas en carretera y carretera, incluso muchos de los senderos por los que el caminante transcurre no pueden ser recorridos por los ciclistas, que han de contentarse con seguir por la carretera, y claro, es en esos senderos precisamente donde encuentras las mayores satisfacciones.
Después de la ducha y del sellado, por cierto la hospitalera era de Barcelona, fuimos a dar una vuelta por la ciudad. Como no, estabamos en Semana Santa y claro esta, las procesiones eran inevitables. Vaya ambiente que había, que distinto es el estilo de vida de una ciudad como Barcelona con respecto a pequeñas ciudades o pueblos como Ponferrada.
La relación interpersonal aquí es una forma de vida. La gente hace vida en los bares, se comunican, hablan. Fuimos al casino y claro, aquello era una viva muestra de lo que acabo de escribir. Yo estaba absorto contemplando a la gente como iba arriba y abajo de la barra, pidiendo vinos, cervezas de todo en medio de un ambiente relajado y tremendamente familiar. Esta vida es la que me gustaría vivir.
Después de cruzarnos con las procesiones y de realizar las fotos de rigor, fuimos a cenar al típico bar "recomendado" para peregrinos. No cenamos mal y después nos fuimos a dormir, ya que estabamos realmente agotados.
Salimos de Ponferrada y atravesamos la fabrica de tratamiento de minerales por donde y justo por en medio, pasaba el camino. Es de agradecer la sensibilidad de la empresa en permitir el paso de los peregrinos.
Mi rodilla ya no aguantaba y eso que tan solo habíamos recorrido unos 3 Kilómetros. Conseguí llegar hasta un pueblecito llamado Fuenseca, allí y en el único bar, paramos a tomar un café con leche. Al mirarme la rodilla me la encontré hinchada y con síntomas evidentes de derrame interno. Otros peregrinos que se encontraban en el bar me dirijieron una mirada seria. Pense que aquello era el fin ,no podía moverme Me sabia mal porque me encontraba a 5 Kilómetros de Cacabelos, lugar en donde hace años, nació en mi el deseo de hacer el camino. Todo un símbolo para mí. Yo ya estaba roto y buscaba alternativas. La idea de volver a Ponferrada no me gustaba, ya que no llegaría. Así estaba en medio de mis cabalas, cuando la dueña del bar se ofreció a llevarme en coche Cacabelos, en donde me seria más fácil buscar una salida.
Yo acepte emocionado, ya que aquello era una muestra de solidaridad impensable para un urbanita como yo. Imaginaros una persona que no me conozco de nada, busca a su sobrina para que la substituya en el bar, y me lleva en coche. Que sensación mas extraña después de tantos Km caminando, el ir en coche sin tener que mover las piernas. Por cierto me despedi de Jesús diciéndole que trataría de llegar a Villafranca del Bierzo y sino Ultreiya para él.
La señora me explico que no era la primera vez que hacia esto, ya que a estas alturas son muchos los peregrinos que llegan en un estado mas que lamentable y necesitan ayuda. Quise pagarle la gasolina pero ella se negó en redondo. Que puedo decir, Gracias señora el bar de Fonseca por tu ayuda.
Llegue a Cacabelos y por no sé que cruel burla del destino mi rodilla se había dormido. Sin embargo, persistía el derrame, pero no sentía dolor y podía caminar mas o menos. Alguien por ahí debía de estas pasándoselo pipa conmigo, dándome una de cal y otra de arena.
Me dirigí a la plaza del pueblo de la que guardaba mis recuerdos durante mi estancia anterior y fui a buscar a la madre de Otilia. Resulto ser otra nueva odisea, ya que él numero de calle que tenia estaba equivocado y a fuerza de preguntar, conseguí dar con él numero correcto. Pero lo bueno vino después, la madre de Otilia no contestaba al timbre, a pesar de que la gente me aseguraba a ciencia cierta que ella se encontraba allí. Por lo que empezamos a gritar chillar, e incluso un señor se dispuso a saltar una tapia del patio interior para despertarla. Imaginaros él numero, yo vestido de peregrino rodeado de gente dispuesta a despertar a mi suegra. Creo que ni en una película es posible encontrar un derroche de imaginación semejante. Total, la buena señora se despertó finalmente, y después dE agradecer a mis ayudantes el esfuerzo, entre en casa.
Nada había cambiado desde entonces, la imagen que se me ofreció era bastante triste. Me enseño las fotos de Xavi que Otilia le había enviado y quiso darme 5000 pesetas para él, a lo cual me negué. Con ese dinero ella es capaz de subsistir por una semana.
Quedamos que durante el transcurso de este año iríamos a visitarla, y por cierto, haré que le arreglen la cama ya que tiene una pata rota y la pobre señora tiene que dormir literalmente de lado.
Como mi rodilla seguía fuera de este mundo, decidí intentar llegar caminando a Villafranca del Bierzo. Compre nueces a un mercader, y posteriormente pude cumplir con otro sueño, cruzar el río Cua, que pasa por Cacabelos. Cuantas veces mientras planeaba el camino en Barcelona me había imaginado este momento, y ahora lo estaba haciendo.
Me detuve en una iglesia que se encuentra a la derecha justo una vez cruzado el puente. Este punto era muy importante para mí, ya que no se porque, esta era la imagen que siempre habia tenido en mi cabeza durante los preparativos .
Cacabelos fue una ciudad importantisima para el peregrino. Fue destruida en el 1108 por un terremoto. Su estructura es la típica de un pueblo del camino. Posee una calle principal llamada calle del peregrino, que es la columna vertebral del pueblo, y en donde por cierto hay unos restaurantes buenisimos.
El viaje a Villafranca, fue horrible, la rodilla se encargo de amargármelo, especialmente en las pronunciadas bajadas que había por la carretera. No caminaba, prácticamente me arrastraba, y tuve que pararme varias veces a descansar para evitar el dolor. El camino se desvió de la carretera hacia el interior, a través de unos campos llenos de almendros y cerezos en flor, algo muy bonito y gratificante para la vista.
Las pendientes eran muy acusadas, pero pude finalmente llegar en un estado lamentable a Villafranca. Decidí pasar del refugio oficial y me fui directamente al refugio de El Jato.
Estaba a punto de empezar un episodio de mi vida que difícilmente podré olvidar jamas
Aquel refugio es algo muy especial, en el ambiente se respira se intuye algo que no es normal, no es algo malo, es la sensación de una nueva realidad, es la sensación de estar ante algo sencillamente diferente. La gente es amabilísima, una de las hijas de Jato me pregunto que me pasaba, le conté lo de mi rodilla, me dijo que se lo diría a su padre y que él me curaría, porque el Jato a parte de ser un emblema del camino, conocido hasta por las piedras, es, además, un curandero de lo mas renombrado, con una tasa de éxitos parece ser que muy importante. El no cura tu cuerpo, el busca en tu alma y te dice cual es tu verdadero mal. Su teoría es que un mal físico tiene su fuente en un problema psíquico o en algo que has hecho en la vida. Ese problema, posteriormente se transforma en un problema físico. El lee el aura de la gente y presume de ver el interior de las personas con tan solo mirarlas, La verdad no sé que decir. Lo que pude ver me dejo con la duda para siempre.
Esperaba al mago de Oz y en realidad lo que encontré fue a una persona enjuta desaliñada, vistiendo ropas viejas y gastadas. No hizo falta que nadie me dijera que él era El Jato, en cuanto lo vi, lo supe.
Se dio cuenta enseguida de mi situación y puso una mano sobre mi hombro y otra en mi rodilla en los tendones traseros, realizo una serie de movimientos sobre los mismos y me coloco sobre mi rodilla un mejunje de hierbas con una compresa. Me dijo que después me pondría arcilla, luego desapareció en la obra de reconstrucción del albergue ya que parece ser el anterior se le quemo, y ahora su objetivo es, y con la ayuda del que quisiera ofrecerse, el reconstruir el albergue.
Decidí quedarme a comer en el albergue. Comí potaje y huevos con bacalao, nada de carne, ya que en casa Jato hay que respetar la semana santa.
Mas tarde y en plena digestión tuve la oportunidad de ver a una de sus hijas como enseñaba a tocar la guitarra a otra de sus hijas y a la tercera, pintar cruces de Santiago sobre conchas, que posteriormente serian vendidas a turistas y peregrinos. Que especie de paz había en aquel lugar y las hijas eran realmente curiosas, una alta delgada como recién salida de la ciudad, la otra rubia sumisa y con un enorme respeto a su padre, en cada frase que decía esperaba la aprobación de Jato, en todo caso se podía observar un tipo de relación especial. Que difícilmente puede darse en otro lugar que no sea aquel.
Por la tarde salimos a pasear por el pueblo, visitando sus iglesias y sus jardines. La gente se estaba preparando para la procesión que debía de celebrarse por la noche, y los encontramos a todos en una iglesia preparando el evento.
Villafranca es una ciudad nacida gracias al camino de Santiago. Fue fundada en tiempos de Alfonso VI. El peregrino a la entrada del pueblo pasa por delante de la iglesia de Santiago, templo románico de una sola planta. Allí y gracias al papa Calixto III, se podía ganar el jubileo en las mismas condiciones que si hubieras llegado a Santiago, merced esta solo concedida a peregrinos enfermos o impedidos que no podían llegar. Hay que atravesar la puerta del perdón, y según nos contaron todavía hoy en día y con un certificado medico la abren a los peregrinos enfermos en la actualidad.
La verdad, es que me sentía como en otro planeta, con una sensación de irrealidad en todo lo que me rodeaba, es como si la película no fuera conmigo o como si estuviera viendo todo aquello a través de una pantalla de televisión, solo que yo estaba dentro de la pantalla.
Cenamos, y allí mismo Jato hizo una demostración de sus habilidades, primero analizo a un peregrino que llevaba un terrible dolor de espaldas causado por los 14 Kg de peso de la mochila, La teoría de Jato, es que aquella persona llevaba en su espalda un peso proporcional a las de sus culpas. No quiero hacer ninguna clase de burla ni mofa del tema, ya que dentro de aquel ambiente, las palabreas de Jato tenían su sentido y yo no iba a ser ni mucho menos el primero en desmentirlo, después de todo una de las cosas que creo que tengo claro, es que las cosas no son como parecen ser, y es que cada persona tiene una percepción diferente de la realidad. Porque entonces debe de existir una sola explicación a los hechos, y no muchas posibles explicaciones?.
Al que realmente acertó fue a la pareja de franceses que finalmente habían recalado en el albergue, les dijo que tenían un problema con la hija y en efecto así era. En primer lugar acertó con que tenían una hija, y en segundo lugar que el problema existía. Con Jesús fue como entrar en resonancia, algo extraño note entre ellos justo en el momento en que Jato paso sus manos por él. Total entre ellos queda, pero realmente era evidente la sensibilidad especial que Jato mostró por Jesús.
En cuanto a mí, tiro por la vía fácil, fue sonsacándome que no adivinándome mi vida personal, y a partir de ahí me dio una serie de consejos sobre lo que debía de hacer y como todo esto estaba afectando a mi rodilla. Son temas realmente personales y que no deben ser explicados aquí. En todo caso mi percepción final de Jato es la de una persona que a visto pasar a miles de peregrinos. Como es de lógica, un peregrino es una persona con una sensibilidad especial ante la vida y unas motivaciones personales para realizar el camino, mas o menos contundentes. Entonces es relativamente fácil si eres un poco psicólogo el sonsacar la información y poder posteriormente hacer cábalas con el asunto. Si esto lo repites infinidades de veces creo que realmente eres capaz de captar a las personas con solo mirarlas.
Jato me aconsejo que me ahorrara la primera parte de la marcha del día siguiente por carretera nacional y que me centrara en la parte más bonita y dura que era la subida a Cebreiro. Así lo hice y acepte que me llevara en furgoneta justo hasta el inicio de la subida.
Lo de la furgoneta viene a cuento, de que Jato te sube las mochilas al Cebreiro por 300 ptas. Esta subida es realmente la mas dura y espectacular de todo el camino y por esa razón casi todo el mundo acepta y prefieren hacer la subida sin la mochila. Jato te la deja posteriormente en el refugio de la cima.
Nos fuimos a dormir a un dormitorio muy curioso situado en una planta alta donde el tronco de un árbol cruza las dos plantas. Entre los consiguientes ronquidos se hizo el día, y con ello el vaivén de peregrinos preparándose para la marcha, yo me quede allí con la sensación estúpida de inutilidad. Estuve a punto de coger la mochila e irme yo también, pero ya Jesús me llevaba media hora de ventaja y eso era demasiado.
Para acabarlo de arreglar, aparecieron un grupo de alemanes que vinieron a ver a Jato. Llegaron como un rebaño. Jato su mujer y las hijas les dieron un aperitivo, y allí fui testigo mudo de los discursos, alabanzas a la obra de Jato,etc . Eso sí, todo en alemán.
El jefe del grupo hizo entrega de unos pins de una no me acuerdo asociación alemana de peregrinos, para que pudieran ser vendidos en el albergue. Vaya negocio pense , hubiera sido preferible que le hubieran dado directamente el dinero.
El alemán que llevaba todo el montaje, junto con su esposa, parece ser que furor atendidos en su peregrinación por las manos milagrosas de Jato, con resultados mas que notables a tenor de la invitación a Alemania que les hicieron, y que Jato y esposa aprovecharon. Por cierto, la mujer de Jato me enseño las fotos de Alemania, como el que enseña un tesoro. Se refería a sus amigos alemanes como sus segundos padres.
Yo ya estaba negro con tanto discurso, viendo como pasaban las horas y allí no se movía nadie. La sensación de inutilidad que tenia era impresionante. Con los ojos iba buscando a Jato por todos lados y el claro estaba a su rollo. Jato en ese momento, dio una muestra de su psicología, cuando se me acerco y me dijo : esto es una buena cura de humildad para ti. Me dejo de piedra, realmente si lo era, esas interminables horas allí sin nada que me ayudara, sin medios para moverme, me dieron la oportunidad de aprender lo limitado que uno puede llegar a ser, y en ese momento se me acabaron las tonterías, pense que ya se arreglaría todo cuando tocara la hora de arreglarse.
Jato me llevo al pueblo con la furgoneta para comprar sacos de cementos. Era ya el colmo, como si uno no tuviera prisa, encima a cargar sacos pero bueno, la vida es así y así lo afronte, en plan deportivo.
Finalmente parecía que la cosa se movía, era la una de la tarde, cundo debíamos de haber partido a las 10 de la mañana. Le dije a una peregrina Argentina curiosisima ella que hacia el camino con maleta de ruedas, si quería subir al Cebreiro conmigo, ella dijo que si, ya que estaba en el albergue recuperándose y de paso ayudando en el mismo. Por cierto que durante el tiempo que estuve allí, también tuve la oportunidad de vender recuerdos para turistas, junto con una chica que debido a una ampolla de considerable condiciones se había quedado aparcada allí.
Jato finalmente se subió a la furgoneta y le dijo a la Argentina si se podía quedar un tiempo mas con ellos, ella sin rechistar bajo su famosa maleta y se metió en el albergue.
Por fin arrancamos y empezamos a recorrer la carretera llena de coches y de peregrinos, pense que suerte la mía de poderme ahorra este trozo. Posteriormente dejamos la carretera y justo en el inicio de la subida, encontré a Jesús. No hacia buena cara y se le veía cansado, le dije a Jato que parase la furgoneta, y me baje. Quería subir, aquel era el punto. Le dije a Jato que nunca olvidaría aquella experiencia, y realmente creo que será así, es difícil olvidar a una persona de esas características.
Empece a andar al lado de Jesús. Todavía ivamos por la carretera, pero pronto las flechas nos desviaron de la misma, y allí empezó una parte del recorrido mas duro y bonito que recuerdo.
Después de una leve bajada hacia un río, rodeado de flores y verde, empezó una durisima subida en medio de castaños y a través de la primera corredeira que nos encontramos. El suelo era de grandes losas de piedra y la pendiente impresionante, para colmo, el sol lucia con toda su fuerza y el calor era importante. El cansancio, solo era mitigado por la belleza de cuanto nos rodeaba. Era imposible el ir deprisa habría sido un suicidio, tenias que escuchar a tu cuerpo y darle el ritmo que pedía.
Llegamos a un pueblecito minúsculo y allí en la fuente situada al lado del camino, me sacie de agua. Las vistas eran preciosas ya que íbamos subiendo por la ladera de una montaña viendo el valle a nuestra izquierda y las siguientes montañas, enfrente nuestro, pero separados por una considerable distancia, lo cual contribuía mas si se puede a la grandiosidad del paisaje.
Llegamos a un mojón de separación de las provincias de León y de Galicia. Por fin estabamos en Galicia, habíamos conseguido atravesar toda la provincia de León. Nos hicimos la foto, pensando en lo cerca que estabamos, Que error el mío, todavía faltaba una eternidad y muchisimo sufrimiento por mi parte.
Las laderas por las que andábamos estaban sembradas de una hierba alta y verde, la cual invitaba a saltar sobre ella, solo que si lo hacías, eras capaz de llegar al fondo del valle por la vía de apremio. Así extasiados de tanta belleza y de sed, ya que se había acabado el agua que Jesús y yo izamos compartiendo de su cantimplora, llegamos finalmente al Cebreiro.
La vista es espectacular. Situados en el Cebreiro, puedes ver a espaldas tuyas un enorme paisaje de la provincia de León, si giras 180 grados, ves lo mismo pero de Galicia, esta ultima vista es grandiosa y te hace meditar el ver la cantidad de camino que queda todavía por delante. Mi rodilla estaba muy mal por lo que al llegar al refugio, pedí hora para ver al medico de guardia.
El medico me vio, y sin ninguna duda me dijo que abandonara. El estado de mi rodilla era penoso. Me dijo que hiciera lo que quisiera pero que ya no aguantaría mas, había llegado al limite y a partir de aquí el proceso era ya destructivo y con posibilidad de importantes secuelas posteriores, que podrían desencadenar en irrecuperables. A todo esto, la enfermera que se encontraba a su lado, iba asintiendo a todo con la cabeza. Yo ya estaba curado de espantos y supongo que fue por eso que no me caí al suelo allí en el mismo momento. Después de un vendaje que me hicieron, me fui a tomar orujo y a meditar sobre el tema.
La meditación fue realmente interesante. Conocía de etapas anteriores a un tal Francisco, un a persona especial, muy especial. Vestía con chandal, su edad iría entorno a los cincuentautantos y parecía sino el abuelo de todos, sí él mas maduro.
Gracias a su carácter abierto y jovial pronto nos hicimos amigos. Francisco estuvo en su día casado, tiene hijos, pero su mujer murió hace unos años. No se le ocurrió otra cosa mejor que ser sacerdote, y en eso estaba.
Prácticamente había acabado sus estudios y esperaba ser ordenado para junio. Realmente tenia una ilusión enorme por ese acontecimiento. Su mentalidad es abierta y estaba bastante distante a las mentalidades que yo al menos tengo estereotipadas del resto de los curas. Sus creencias y su forma de ver los problemas de la vida, así como la involucraron de la iglesia en los mismos, coincidían al menos desde mi punto de vista con los de la teología de la liberación. Francisco, además, iba a ser coherentes con dichas ideas, ya que su primer destino y quizás él ultimo, como él confesaba, seria en un pueblecito perdido por Sudamérica.
No recuerdo exactamente el país, quizás Colombia. Allí existe una sociedad indígena que comparten maridos, mujeres, es decir, todos para o contra todos, quizás un sueño, en nuestra cultura, una pesadilla para los niños nacidos de unas relaciones como estas, ya que sin tener demasiado claro quienes son los padres, al final quedaban en su mayoría a su merced y totalmente desamparados, y eso es lo que Francisco quería evitar o al menos ayudar a paliar.
Francisco estaba haciendo el camino por un motivo personal, que no voy a desvelar aquí, ya que así se lo prometí.
Como decía, pronto empece a filosofar sobre mí mismo para olvidarme de lo que yo ya sabia era mi ultimo día del camino. Francisco había pasado por un trance semejante, teniendo que dejar el camino debido a una tendinitis.
Pronto, a nuestra conversación se unió Jesús y una botella de vino turbio. Yo tengo una característica especial, y es que me encanta filosofar, especialmente en buena compañía y con buen vino, y eso sucedió. Pronto la conversación empezó a derrotar sobre la existencia o no de Dios, sobre la resurrección o no de los muertos, es decir: Alguien puede imaginarse a un casi cura al lado de un agnóstico como yo, bueno quizás no tanto, con Jesús que al principio no decía demasiado, pero que al final se lanzo, y dos o tres botellas por las que ya íbamos?.
No nos quedo mas remedio que empezar a comer algo, para evitar males mayores. Aun recuerdo a Francisco mirando al cielo y pidiendo ayuda a Dios para intentar convencerme de lo que para él era evidente.
Enfrascados estabamos en la conversación cuando al final, Francisco me hizo una proposición sorprendente. Me dijo: Tu vas a ayudarme hoy en la misa que voy a celebrar. Me quede atónito, yo de monaguillo o algo parecido en una misa?. Mi cerebro decía que no, pero acepte el reto, ya que así me lo tome.
Pronto dentro del bar se unieron a nosotros otros peregrinos, los cuales estuvieron de acuerdo y encantados de asistir a la misa, hay que tener en cuenta que quizás yo era el menos creyente de las personas que allí estabamos.
Fuimos a la iglesia del Cebreiro, una iglesia preciosa, en donde se dice se guarda la sangre incorrupta de un milagro que acaeció por Cebreiro, cuando un pastorcillo ofrendaba o rezaba a la virgen. Entonces un fraile se rió de el, por lo parco de las ofrendas y entonces milagrosamente el vino de torno en sangre. Este milagro fue muy famoso ya que incluso los reyes católicos peregrinaron al Cebreiro.
Francisco lo preparo todo para la celebración, poniéndose de acuerdo con una chica que hacia las veces de capellana o algo parecido.
La situación era virtual para mí, pronto empezaron a sonar las campanas llamando a misa, y del pueblo empezaron a aparecer peregrinos recién llegados como nosotros que arrastrando los pies ocuparon algunos asientos en el interior de la iglesia.
Allí apareció Francisco, vestido de blanco con un aspecto muy diferente al que nos tenia acostumbrado. Nos comento que aquello no era en realidad una misa, ya que el no estaba de hecho ordenado, pero que era casi lo mismo. Dentro, nos encontrábamos un buen numero de peregrinos, entre los que se encontraban nuestros amigos la pareja de franceses. Me sorprendió verlos allí.
El acto fue diferente al que me imaginaba, en vez de una misa, aquello fue como un dialogo entre Francisco y los que allí estabamos. En un momento determinado me hizo salir al estrado, y me hizo leer unos pasajes de la Biblia, que curiosamente hablaban de la resurrección, tema con el que no conseguimos ponernos de acuerdo momentos antes ante nuestras botellas de turbio.
Todo se me antojaba de lo mas surrealista, pero para las personas que allí estaban, parecía de lo mas corriente. Canciones, charlas, todo se mezclaba en aquel acto ya entrañable par mi.
Mi rodilla ya no se recupero, el dolor era ya extremadamente fuerte e incluso ya cojeaba visiblemente. Tenia en mente las palabras lapidarias él medico, y esta vez presentí que tenia razón. Supe a ciencia cierta que tenia que volver a casa. Francisco me hizo reflexionar sobre ello, ya que como dije antes, él tuvo que abandonar en su día su propio camino, para volverlo a emprender mas tarde. El problema era que tenia que buscar una salida a mi situación. No podía abandonar así por las buenas volviendo a Barcelona y dejarlo para mas adelante, si así lo hacia, nunca llegaría a Santiago.
Valore la situación y decidí volver a Barcelona, pero no a acabar, si no a recuperar mi rodilla y tan pronto pudiera, volver allí mismo y acabar el camino. El riesgo de continuar era excesivo y tal como estaba mi rodilla no creo que hubiera andado mas de unos pocos kilómetros.
Saque humo a mi teléfono portátil, ya que lo importante ahora era buscar un modo de regresar a Barcelona, tarea no fácil y más siendo final de Semana Santa. Varios peregrinos me ayudaron en la búsqueda de opciones, me decidí finalmente por intentar llegar a Monforte de Lemos donde hay una importante estación ferroviaria donde la posibilidad de encontrar un tren era mayor.
Desestime la opción del avión ya que el próximo, salía cuatro días mas tarde y yo necesitaba asistencia medica inmediata.
Finalmente pude contactar con Monforte de Lemos, y gracias al vendedor de billetes que se puso al teléfono, pude conseguir la única plaza libre que había en el tren del día siguiente. El vendedor necesitaba que me personara allí inmediatamente para comprar el billete, pero lo cierto es que me encontraba a bastantes kilómetros y sin transporte para llegar a Monforte. El pobre hombre una vez que le explique mi situación, me prometio que me guardaba el billete contraviniendo así todas las normas que el tenia al respecto.
Después de realizar todos esos tramites me fui a cenar con Francisco y Jesús. Curiosamente no estaba demasiado desmoralizado, la evidencia de mi situación me hacia estar relativamente tranquilo pensando que yo ya no podía hacer absolutamente nada mas, había llegado al limite. Lo único que me consolaba era mi firme propósito de volver cuanto antes.
Empezamos a cenar los tres solos, pero pronto empezaron a unirse mas y más peregrinos, empezó alguno a cantar y pronto todo el bar era un clamor de gente cantando, incluso los de la barra se unieron a nosotros cantando canciones gallegas, mientras el vino, los chorizos, etc. corrían por doquier, un maravilloso final de mi etapa.
Así envuelto entre los efluvios etílicos, me fui a dormir, no pense en nada mas, excepto cuando un holandés se acerco y me comento la posible causa de mis males. Me recomendó hacer un curioso ejercicio, diciendome que me esperaba en Santiago, asentí que si con la cabeza, pero sabiendo que no seria en la próxima semana. Aun recuerdo la frase que me dijo: Pararse es morir.
Una vez en Barcelona me di cuenta que el holandés fue la única persona entre tantos médicos que me vieron, que acertó plenamente con lo que realmente tenia.
Amaneció y una gran tristeza me invadió, sabia lo que tenia por delante. Para colmo de los colmos y como si de una premonición se tratara la concha que colgaba de mi mochila se cayo por si misma. Ya estaba fuera del camino.
Después de despedirme de Jesús, empece con la tarea de buscar transporte a Sarria y de ahí, después de Monforte. Después de explicar el caso a los de protección civil, estos se negaron a llevarme. Nunca en mi vida he visto unas mentes tan obtusas. A que civiles pretendian proteger aquellos energúmenos?. Espero que el resto de sus compañeros, no sean tan cerrados.
Finalmente una mujer que hacia de soporte de tierra de un grupo de niños con sus respectivos padres, accedió a llevarme a Sarria. Francisco me acompaño, y así llegamos a la estación de autobuses de Sarria.
Afortunadamente salía uno hacia Monforte en 10 minutos, después de un hasta siempre con Francisco, quien me prometio ponerse en contacto, fui cojeando a la estación, mi rodilla estaba muy mal,
Después de una corta espera llego el autobús. Salimos enseguida, y entonces tuve la sensación de que realmente me alejaba del camino, a medida que los kilómetros pasaban veía y sentía el camino lejos y más lejos. Podía imaginarme a los peregrinos andando a lo lejos, en otra dimensión, en otro espacio.
Definitivamente yo ya no pertenecía a el, ya me encontraba en el mundo real cotidiano.
Descorazonado, llegue a Monforte de Lemos, una ciudad realmente grande. Lo primero que hice, fue controlar donde estaba la estación, y pagar el billete. Menuda broma, ya que fueron unas 20.000 ptas. Resulta que el único sitio que el vendedor de RENFE pudo conseguirme, fue una especie de camarote particular usado en caso de emergencia por las autoridades, eso si se me antojo muy cómodo, tenia hasta ducha, lo cual en un tren de estas características, es una autentico lujo.
Cojeando visiblemente intente dar una vuelta por la ciudad para matar el tiempo, ya que resulto que eran las 11 de la mañana y el tren no salía hasta las 11.30 de la noche, es decir, todo un día de meditación.
Mi cabeza daba vueltas tratando de buscar explicaciones, soluciones, alternativas, esto no podía acabar así, sabia que si no tomaba acciones reales, el tiempo pasaría y ya nunca volvería al camino, es muy duro volver a prepararlo todo otra vez, buscar billetes, vacaciones, etc.
Absorto en mis pensamientos, observe a una chica con mochila, haciendo lo mismo que yo hacia, no le di mas importancia. Posteriormente fui al monasterio de las Clarisas, el cual tiene un museo muy importante. Es un monasterio a la antigua usanza, con monjas de clausura, torno donde dejar limosnas o comida, es decir, de todo lo que esperas encontrar en un monasterio de esas características. Observe como había gente que dejaba cestas de legumbres y comida en el torno. El monasterio tiene todavía unas cuantas monjitas, muy viejas ellas, según me comentaron, que vivían de tejer impresionantes bordados.
Como no había turno de visita hasta la tarde, volví a caminar o cojear, y me encontré de nuevo a la chica de la mochila. Los dos nos quedamos mirando, parece ser que el camino imprime algo especial, porque de seguida nos preguntamos casi a bocajarro el uno al otro si veníamos del camino. Resulto que así era. Ella lo había dejado en Sarria y estaba esperando un autobús para volver a su casa,
Estuvimos juntos hasta las cinco de la tarde, fue un gran alivio el encontrarla ya que pude olvidar por unas horas mis comidas mentales.
Hubo un feeling muy bueno, y en el poco tiempo que estuvimos juntos, nos contamos nuestras vidas con pelos y señas. Ella trabaja en un pueblo pequeño de Galicia, es funcionaria del ayuntamiento, y quiere conocer mundo. Me recordó muchisimo a nuestra querida amiga hospitalera de Mansilla de las Mulas. Que diferente debe de ser la vida en una población pequeña, comparada con las grandes ciudades, la sensación de prisión que observe en ambas chicas fueron idénticas.
Nos despedimos a la orilla del río de Montforte, y yo seguí con mi pasatiempo favorito, es decir, seguir esperando el tren de la noche.
Fui a cenar a un bar cercano a la estación, y lo acerté. Probé un pulpo a la gallega digno de mencion. Posteriormente me senté en el anden y deje llegar la hora.
El tren Estrella de Galicia, llego en punto. Me acomode en mi estupendo camarote, y allí tome la decisión que me faltaba, la pieza clave que estaba buscando, es decir, algo tan sencillo como poner fecha a mi vuelta al camino , 16 de Mayo . Me aferre a esa fecha como a un clavo ardiendo, a pesar de que en Barcelona, los médicos tenían algo que decir al respecto.
El tren salió puntual y yo me dormí enseguida, me desperté ya en Cataluña y una mezcla de tristeza, depresión, melancolía se apodero de mí, me sentía derrotado aunque en mi interior seguía luciendo la lucecita de la nueva fecha.
El día 16 de mayo vuelvo al camino, que he de hacer para estar en condiciones.
La respuesta, fue una tanda infernal de recuperación en la clínica, láseres, ultrasonidos, estiramientos, ejercicios de musculación, etc.
El traumatólogo tenia sus reservas, pero el fisioterapeuta me comprendió enseguida y me aseguro que tenia realmente posibilidades de conseguirlo si no cejaba en mi empeño, y eso hice, día tras día, en casa, en la clínica pensar en un solo objetivo, 16 de mayo
No pude evitar pensar con una mezcla de tristeza y alegría, durante el día de que tenia previsto llegar a Santiago, que Jesús ya habría llegado. Trate de imaginarme la escena. Podría yo vivirla?.
Los días pasaban y pasaban, alguno de ellos sentía dolor en la rodilla entonces es cuando más preocupado me sentía, ya que de hecho, no notaba mejoría.
El fisioterapeuta trataba de animarme, contándome que esto era normal, ya que cada día no hacíamos mas que tocar la rodilla y claro, esta se resentía. Yo por si acaso, empece en casa a realizar o repetir los mismos ejercicios de musculación que hacia en la clínica, utilizando un peso de mi cinturón de plomos de 2 Kg. Que metia en un calcetin, y asi sentado en el sofa repetia el ejercicio una y otra vez.
Seguían pasando los días del mes de mayo y tenia que tomar una decisión. Sin esperar la decisión de los médicos, compre el billete de tren de ida y el del avión de vuelta. La suerte estaba ya echada. En el trabajo empece a realizar los arreglos para poder tener 10 días mas de fiesta.
Mientras tanto, empece a realizar cortas caminatas por el bosque, con resultados satisfactorios, pero eso sí, sin mochila y en trayectos de 5 Km
Para entonces mi rodilla presentaba un precioso músculo, que seria el que me ayudaría a sostenerla e intentar conseguir mi objetivo.
Llego la víspera de la marcha, y todos los miedos el mundo acudieron a mi mente especialmente cuando empece a preparar la mochila. Eso si yo ya era un profesional del camino y sabia lo que me iba a hacer realmente falta y lo que no.
Me sorprendí a mí mismo cuando al finalizar de llenar la mochila, la misma pesaba 4.5 Kg. Que diferencia respecto a los casi 11 Kg de la primera vez.
Mi conclusión final del evento, es que mi camino pasaba por Barcelona otra vez. Eran demasiadas casualidades las que me habían empujado hasta aquí, tuve que volver a sufrir, volver a luchar para ganarme el derecho de volver al camino, y casi estaba apunto. De hecho yo no había tenido la ocasión de ejercitar demasiado mi rodilla andando, pero tenia una cierta tranquilidad.
Esta vez volvía con una mentalidad nueva, sabia a donde iba, sabia a lo que me enfrentaba y sabia lo mal que se podía pasar, pero no es la vida así? , Vamos a dejar de vivir sencillamente porque a veces la misma no es como queremos?. No es el camino en realidad un reflejo de tu propia vida?.
Me puse las botas con tranquilidad, como si de una ceremonia se tratara, los cordones poco a poco, bien puestos, la mente tranquila. Era el momento, lo sabia y me puse la mochila, la ajuste también poco a poco, y me sentí preparado. Ahora ya podía partir, no sé que, pero supe que tenia una nueva oportunidad.
Por la tarde me dirigí a la estación. Esta vez me acompaño Otilia. Xavi va durmiendo en su cochecito ajeno a todo , siento la mochila en la espalda suave y ligera , mis pies normales y mi rodilla tranquila.
Pronto llega el tren y sin mas problemas llegue a la estación de Sants, eso si después de tenerme que colar en el metro de Barcelona, ya que al ser domingo, no había cobrador y las maquinas no funcionaban. Empezamos bien pense.
A diferencia de la primera vez, esta vez no tuve que esperar al tren, ya que era el tren quien me esperaba ami. Entre en el vagón y me encontré a un gallego, muy chicharrachero el hombre, pero buena persona. Era la clásica persona pendiente de todo lo que acontecía a su alderredor y dispuesto a ayudar o informar a cualquiera que se le pusiera por delante con cara de despistado.
El tren salió increíblemente a la hora en punto. Esta vez el sol nos acompañaba, ya que la salida fue a las cinco de la tarde. En el vagón encontre al clásico borde, al que todo le molestaba, pero que no-tenia ningún inconveniente en molestar a los demás. Después de un rato el cual no se me antojo pesado, y de una parada de una hora en medio de la nada, una chica, empleada de RENFE, convirtió nuestra estancia en un dormitorio.
Enseguida me dormí. Pronto las interrupciones, la gente entrando y saliendo los ronquidos, me recordaron que no estaba en un hotel precisamente, pero era en el fondo divertido, era parte del camino.
Galicia se mostraba tal como es, lluviosa y con una espesa niebla, el mejor de los presagios pense, y no podía evitar hechar un vistazo a mi rodilla. Habrían hecho su efecto los láseres, estiramientos, terapias, etc. ?. O hablando en términos más metafísicos, me volvería a aceptar el camino y hacerme de nuevo suyo?.
Llegue a Sarria. Al bajar del tren me di cuenta que no era el único peregrino que se bajaba del mismo. Conocí a tres chicas, bueno, no tan chicas que pretendían comenzar allí también. Fuimos juntos a buscar una cafetería. Mientras andábamos, una sensación extraña recorrió mi cuerpo. Sin darme cuenta estaba en una calle que era parte del camino, mi cuerpo lo noto y me sentí enormemente feliz y emocionado. Recordé entonces, cuando semanas antes sentí la sensación de salir del camino, cuando en Sarria cogí el autobús para Montforte para poder regresar a Barcelona. Ahora sentía un sentimiento 180 grados diferentes al de entonces. Que felicidad.
Salí del bar, respire hondo y empece a caminar, paso a paso, sobre el camino, en mi camino. Iba totalmente pendiente de mi rodilla, de cualquier sensación, de cualquier síntoma, esto era ya una obsesión. No era para menos.
Pregunte a la guardia urbana si iba en el buen camino, y después de encontrar una enorme flecha amarilla, me puse a velocidad de crucero. Enfile una subida y encontré un cruceiro precioso. Lo reconocí enseguida, ya que Jesús me lo había enseñado en una fotografía, solo que esta vez, en vez de pueblo, solo se veía niebla, porque el día era gris y lluvioso.
Pase por el cementerio, con un curioso musgo sobre las paredes, tal como lo recordaba de las fotos de Jesús, pero el color azulado de la foto, se había convertido en gris.
Enfile la primera bajada, una enorme bajada, y me acorde de mis sufrimientos pasados en semejantes pendientes. De una forma instintiva, baje poco a poco y de lado para evitar cualquier problema. Mi rodilla no daba muestra de nada.
Abandone Sarria y entre en medio de la niebla, en un bosque increíble. La sensación era estremecedora y maravillosa, nunca antes había visto nada semejante, a eso mi rodilla me daba puntitos, y yo me iba moderando y preocupando a la vez.
Ande a traves de prados preciosos y en medio de lloviznas y nieblas, se me antojo que pocas cosas tan bonitas como aquello podía existir y di gracias a no se quien, por permitirme disfrutar de todo aquello. Llegue a un pequeño río, y empece una subida en medio de una caballería preciosa, cuya foto guardo como salvapantallas de mi ordenador, por su espectacularidad. La caballería estaba franqueada a ambos lados por robles imponentes y centenarios, cada uno de ellos tiene clavada una oxidada cruz de hierro.
Pasaba y me pasaban peregrinos, aquello parecía las ramblas, gracias que todavía no habían empezado las vacaciones, sino hubiéramos necesitado un guardia urbano allí mismo.
En un recodo del camino, conocí a Ana, una chica de 53 años, bajita, rubia ojos clarisimos como el aire. Ella vive en Malgrat. A pesar de hablar catalán, no podía disimular su acento profundamente andaluz.
Me adopto, y juntos seguimos el camino. Ambos pusimos la directa, y recorrimos paisajes maravillosos, corredeiras de ensueño las cuales no soy capaz de describir. Me olvide de mi rodilla, y la verdad es que a partir de aquel momento, nunca mas me volvió a molestar. Mi pesadilla, al menos aquella pesadilla había acabado definitivamente.
Seguimos andando, y al llegar a una aldea, encontramos a una amiga de Ana, su nombre Kika y es de Mallorca, Kika. Como más tarde comprendí, Kika fue todo un descubrimiento, un monumento a la generosidad. Una persona de las que no quedan.
Ana esta casada, tiene dos hijos y ella es un poema. Le gusta hacer de todo, ha subido al Montblanc, ha sido condecorada por Jordi Pujol, y por lo que adivino, se ha hecho ella solita a sí misma. Encima su marido es submarinista y compartimos varias experiencias subacuáticas.
Kika, es mas joven, tiene 44 años, aunque su cabello plateado le da un aspecto de mayor, pero esa sensación solo dura hasta que empiezas a hablar con ella. Es concejala en Alcudia y es a la vez farmacéutica. Por lo que tengo entendido, es como una institución en su pueblo.
Seguimos los tres juntos y pronto llegamos a una parte del camino, que de repente se convirtió en un río. Era el camino-rio, impensable el encontrar algo así, menos mal de las botas de Goretex.
A pesar de la amenaza de lluvia, el tiempo se mantenía estable pero nubosos. Los pueblos que íbamos cruzando eran pequeños y rústicos, gente dedicada al campo, a años luz de nosotros, o de nuestra forma habitual de vida. Pueblos casi abandonados, habitados tan solo por viejos que morirían con el pueblo.
A pesar de ello vimos a un niño que jugaba con un perro en medio de una pradera. No sé quien se lo pasaba mejor, o el niño o el perro, pero en todo caso parecían compañeros inseparables. Adivine que de hecho era el único niño del lugar y posiblemente estaba de vacaciones.
De repente me fije en una pequeña construcción y la reconocí de seguida gracias a las explicaciones de Jesus. Entre en el interior y vi una especie de capilla con una cruz, y sobre ella un montón de notas y objetos dejados por los peregrinos. Había desde medallas, a papelitos, una pila usada, y sobre todo una sensación extraña.
Deje allí mismo la piedra que Guayente me dio antes de partir por segunda vez. A falta de cruz de Ferro este era el mejor sitio, pense.
La sorpresa fue que al salir, me pareció sentir a Jesús. Parece de locos, pero lo note, estaba allí o algo de el estaba allí, y encima me indicaba el camino. Pero que clase de broma es esta pense y pienso todavía. No seria la ultima vez que tuve esta sensación.
En Ferreiros tomamos un café con leche, y posteriormente y de una tirada, llegamos a Portomarin, el final de mi primera etapa. Y la rodilla en otro mundo, que alegría el poder llegar así, cansado pero sin dolor. Por cierto Ferreiros debe su nombre a que antiguamente en aquel lugar, eran reparados todos los elementos de hierro que un peregrino pudiera tener, incluidos zapatos . Tambien se les erraban las cabalgaduras.
A Portomarin, se llega después de atravesar el Miño. Es un pueblo no muy grande, situado al lado de un pantano al que se llega después de atravesar un gran puente. Portomarin, el actual, es un trasplante del pueblo antiguo, el cual se encuentra en el fondo del pantano. En su día, el pueblo fue trasladado fuera el alcance de las aguas, y su iglesia, desmontada piedra a piedra y vuelta a montar.
Recuerdo la especial emoción que sentí al ver el final de l primera etapa, estaba llegando y no me encontraba demasiado cansado.
Llegamos al refugio, con mucha suerte, ya que nos quedamos con las ultimas plazas disponibles.
Después de una ducha fría me arregle los cansados pies, me puse en los mismos la crema hidratante, y me puse a demás una crema enfriadora en la rodilla, la cual seguía sin dar señales de ningún tipo.
Fui a comer a casa Ferreiro. Comí empanada, pollo, tarta y claro volviendo a las buenas costumbres, orujo. La comida no era para tirar cohetes, pero bueno, estamos en el camino.
El señor Ferreiro, el de la fonda, me explico la historia el pueblo y me enseño fotos antiguas del pueblo antes de la inundación. Después me puso un sello, el cual aseguro, que era de los pocos auténticos del camino. Le asegure que volvería a cenar y me dirigí al albergue. En medio de una lluvia persistente y calzando unas zapatillas de playa, me dirigí al comedor y me puse a escribir.
Fui a visitar la iglesia del pueblo, estaba lloviendo y toda la calle, era un ir y venir de peregrinos, andando todos como los patos. Esta es la forma de caminar que se te queda después de una jornada de camino.
Por la tarde, me encontré al grupo de chicas, Ana y Kika, a las cuales se habían unido unas cuanta más, adoptadas como no por Ana, y nos fuimos a cenar a casa de Ferreiro.
Como haciendo honor a los viejos tiempos, chorizo con huevos fritos y el ya inevitable orujo.
Fui a dormir, en medio del chibarri de las chicas y los ronquidos. Fue demencial, a mi derecha se puso Juanita, una de las amigas de Ana, la cual roncaba como un cosaco, a mi derecha Ana que todavía se comportaba, pero enfrente tenia a uno que encontré en el tren, el cual le hacia la competencia a Juanita . Una noche para recordarla con una copa en la mano, tapones en los oídos y media sonrisa en la boca.
A las siete en punto estaba ya caminando, me embargaba una sensación de bienestar, mi cuerpo estaba perfecto y de la rodilla ni idea.
Estaba amaneciendo, es decir, caminaba entre dos luces. Enfile la plaza del pueblo y salí de la ciudad a través de una empinada bajada, las flechas amarillas, me dirigieron a un estrecho puente de metal que atraviesa todo el pantano y me adentre en una montaña.
Empezó una subida bastante pronunciada pero soportable, y me adentre por una caballería preciosa. El ambiente era húmedo y gris, y el paisaje enormemente verde. Oía tan solo el sonido de los pájaros y allí solo, creía estar en otro mundo. La caballería esta rodada de musgo por todas partes debido a la intensa humedad y a la derecha una pendiente me permitía ver el valle, donde poco a poco iba quedando cada vez mas abajo Portomarin.
La subida, se hacia cada vez mas empinada pero me encontraba definitivamente en forma y disfrute metro a metro. Pude ver abajo en el valle, el grupo de peregrinos que habían salido del refugio antes que yo. Estabamos caminando en direcciones diferentes, uno de los dos tendríamos un problema, menos mal que de vez en cuando una flecha amarilla me indicaba que yo si estaba en el buen camino.
Después de acabar mi idílico y solitario pase por la montaña, conecte con la carretera nacional y volví bruscamente a la realidad.
Camine por la misma a través de un paisaje perfectamente olvidable. De pronto allá al fondo divise el grupo de peregrinos que había visto caminandoen la otra dirección.
Los alcance en el momento en que paraban a descansar, y entable conversación con ellos. No sabia en aquellos momentos, que acababa de conocer a mis segundos gran amigos del camino.
Era un grupo de ocho personas, dos médicos, Juan y el otro no recuerdo su nombre, otro con barba que venia de Roncesvalles y parecía un profesional en el arte de caminar, una pareja de chicas de Albacete, que parecían maquinitas de andar y una pareja de Mallorca.
No sabia todavía que estaba ante un grupo de profesionales, diseñados para caminar a los que no les importaba el cansancio, la lluvia o lo que fuera.
Juan, me pregunto si había comido algo, cosa que no había hecho, ya cuando salí en Portomarin, estaba todo cerrado. Me dio un par de galletas de chocolate que me supieron a gloria y me dieron nueva energía.
Emprendimos juntos el camino a través de montaña y carretera. Eran como atletas. A una velocidad increíble, se iban alternando sucesivamente en la cabeza del grupo para ganar velocidad y tiempo. A pesar del esfuerzo, me sentía muy cómodo, aunque un poco deprisa para mi gusto, pero a esas alturas todos teníamos el síndrome del refugio, es decir, había que llegar cuanto antes al siguiente refugio para conseguir sitio.
La velocidad era de seis kilómetros por hora, muy rápida, cuando lo normal es cuatro kilómetros por hora. Empezó a llover, y con esto comenzaron los problemas. Estrene por fin la capellina, y a pesar de los pesares no molestaba tanto como parecía. El problema es que al colocarte la capucha, perdía parte del paisaje y veía el camino como a través de un túnel
Menos mal que en esta segunda parte, me traje la gorra que Joaquín me aconsejo y así pude caminar sin mojarme las gafas.
Atravesamos una montaña preciosa con vegetación baja, llena de flores de mil colores. La carretera por la que caminábamos, estaba abandonada y no teníamos miedo a los coches, aunque de vez en cuando, algún despistado se metía por ella. Sin embargo, acostumbrados al ruido de las gotas de agua y de las botas al caminar éramos capaces de oír el motor a gran distancia avisándonos los unos a los otros.
Estaba entusiasmado por la respuesta o mejor no respuesta de mi rodilla, sin embargo, aquel ritmo iba a pasar factura en forma de ampollas, las cuales ya notaba formándose en mis pies.
Teníamos hambre y en los pueblos que pasábamos no había nada abierto, es decir, esos pueblos, no tienen nada que ver con los que normalmente estamos acostumbrados. Son pueblos muy pequeños, la mitad de las casas están abandonadas y nadie a la vista, al menos de una forma aparente. De vez en cuando, vemos algún viejo o vieja ocupado en sus quehaceres sin hacernos el menor caso, supongo que habrán visto pasar por allí delante de la puerta de su casa a miles y miles de peregrinos. Solo reaccionan ante unos buenos días, pronunciado de una forma sonora y contundente.
La lluvia continuaba y por fin vimos una especie de casa en medio de un vallecito que tenia pinta de bar o algo parecido. En efecto así era. Después de dejar la mochila y capelina en un recibidor, nos sentamos en un pequeño comedor. Comimos pastas, café con leche y orujo. Pude relajarme un poco y comprobar y admirar, las hermosas ampollas que se iban formando en mis pies,
La señora de la casa, una mujer muy joven, se disculpo, ya que no había lavabo y tuve que hacer mi pipí detrás de la casa mientras la lluvia caía sobre mí. Fue una sensación muy particular.
Seguimos caminando, por cierto, cuanto cuesta arrancar después de enfriarse. La parte no cubierta de mis pantalones por la capellina, estaba completamente mojada y mi cuerpo sudoroso por la falta de transpiración.
El grupo se estiro y quedamos finalmente Juan, y las dos maquinitas de Albacete. El resto iban detrás unos 100 metros. Palas del Rey parecía que no llegaba nunca. Por cierto, aprendimos lo que significa el Km gallego. Cuando le preguntas a cualquiera si falta mucho para llegar, siempre dicen un par de Kms, que al final resultan ser el doble, por eso cada vez que preguntábamos la distancia, después de la contestación replicábamos si eran Km gallegos o de los normales.
Finalmente llegamos a Palas del Rey, y con ello al refugio. Palas del Rey se me antojo un pueblo enorme y sin el encanto de los anteriores. Llovía a mares y para colmo el refugio estaba cerrado, por lo que decidimos quedarnos en la puerta haciendo cola para entrar. Fui al ayuntamiento a preguntar por la hostelera, pero no sabían nada.
Al final apareció, era una señora mayor y mal encarada, la diferencia entre los hospitaleros anteriores y los que estabamos encontrando en esta parte del camino, era patente, estos últimos parecían funcionarios, un trato frío distante y encima con alguna regañina, pero bueno de todo hay por ahí.
El albergue por cierto estaba realmente bien. En Galicia los albergue están subvencionados por la Xunta, quizás por eso sentía esa sensación de funcionariado que encontramos. Que diferencia con el refugio Gaucelmo de Rabanal del Camino.
El refugio se lleno de seguida. Me tome una ducha que me sentó de maravilla y después Juan hecho un vistazo a mis ampollas. Juan no creía en cosidos ni nada semejante. Su método era inyectar betadine en medio de la ampolla a traves de una jeringuilla, por lo que fui a una farmacia a comprarla. Me sentí un poco yonki cuando pedí la jeringuilla, pero me temo que no era el primero a tenor de la naturalidad con que la farmacéutica me la dio.
Juan, empezó la preparación de la inyección, mientras una chica rubia que hacia el camino en compañía de su tío y que había sido inyectada previamente me miraba con una sonrisa sarcástica mientras me decía, ya veras lo que te espera. Juan inyecto el betadine en la ampolla y vi todas las estrellas del cielo, todo sea por la causa pense.
Después de arreglarme un poco, me encontré con las chicas que llegaban en ese momento. Me fui a buscar una cama con ellas a una planta superior del albergue. Posteriormente fuimos a comer a un restaurante cercano al albergue. Comimos por cierto muy bien, lentejas que sabían a gloria, carne estofada y mi orujito como no.
Mientras Juan pasaba de cama en cama curando heridas y arreglando pies, ampollas, etc. , Kika hacia lo mismo, los dos son personas maravillosas, en todos los refugios que fuimos, nada mas llegar y antes de ocupar de ellos mismos, antes de ducharse, antes de nada, se dedicaban durante un par de horas a los demás. Que capacidad de entrega y sacrificio, puedo jurar que al llegar a un refugio solo tienes ganas de tumbarte y descansar, hay que tener una gran fuerza interior y grandes dosis de solidaridad para dedicarte a los demás antes de dedicarte a ti.
Recuerdo en Portomarin, que la chica rubia de la que había hablado anteriormente, se sintió indispuesta. Su tío paso totalmente de ella, y Kika sin tan siquiera quitarse las botas, llamo a una ambulancia y se la llevo a un hospital, estando con ella toda la tarde, hasta que la dieron el alta.
Desgraciadamente para ella, allí se le acabo el camino, ya que los médicos le prohibieron caminar, sin embargo, ella siguió con nosotros etapa tras etapas, trasladándose en autobús o taxis.
Su tío era la antítesis de Juan y Kika, y pude comprobar la diferencia de caracteres y pude aimismo dar gracias de que aun existieran gentes así en el mundo. Yo desgraciadamente no soy así, pero ahora tengo una nueva referencia a seguir.
Gracias Juan y Kika por ser como sois probablemente nunca leeréis estas líneas, pero la semilla y el recuerdo que habéis dejado por ahí, son de las que no se borran
Regresamos al albergue en medio de la lluvia, y me puse a dormir durante un rato.
Al despertar, Ana me presento al resto el grupo, especialmente un elemento increíble, delgado y enjuto que trabaja en RENFE y tiene pinta de ido. Va tocado con un enorme sombreo de peregrino y habla como si estuviera borracho, pero no lo esta, a primera vista dan ganas de alejarte de el, ya que da miedo, pero después te das cuenta que es una buena persona que esta allí como nosotros por sus propios motivos, de hecho me lo pase muy bien con él mas adelante.
Nos juntamos para acabarlo de arreglar con un grupo de tres gallegas con una cara de despiste de impresión. Como no tenían sitio para las tres, pusieron dos colchones en el suelo y allí pretendía dormir transversalmente las tres una al lado de otra. Sus nombres, Marta, Pili y de la otra no me acuerdo. Marta era encantadora. Estuvimos todo el grupo hablando bastante rato y nos hicimos una foto, todos juntos ya que aquellas horas fueron inolvidables para todos
Marta nos hizo firmar a todos en su bordón de peregrina
Por la noche, nos fuimos a tomar una tontería, colacao con melindros de Melide, los cuales parecen ser que son superfamosos, al menos estaban riquisimos.
La noche transcurrió sin demasiados ronquidos, exceptuando los de una de las gallegas que alcanzo por mérito propio , el calificativo de locomotora. Antes de irme a dormir, cometí un error que me costaría al día siguiente un disgusto. Me puse sobre una de las ampollas inyectadas previamente, un apósito de plástico, recordando lo bien que habían funcionado anteriormente.
La velocidad era de vértigo, habíamos oído que habría problemas de plazas en el albergue de Ribadisio, ya que estaban los militares preparando tiendas de campaña para el aluvión de peregrinos que se esperaba en agosto, y parece ser que ellos estaban ocupando parte del albergue.
Caminabamos por la carretera, cuando empezaba a amanecer, y ya a punto de adentrarnos en un bosque, vi un bordón abandonado en el suelo. Lo cogí y decidí adoptarlo, me acorde del que tuve que dejar en Cebreiro para volver a Barcelona. Parecía como un relevo, decidí llevarlo conmigo hasta Santiago.
Las corredeiras son preciosas, verdes y húmedas, el cielo es plomizo y sé que empezara a llover en cualquier momento. En realidad, la lluvia es mi compañera de todos los días, voy permanentemente húmedo, y es increíble que no me halla constipado todavía, la ropa no se seca nunca en medio de este húmedo ambiente.
Noto molestias en la planta de los pies. Es como un dolor sordo justo en la zona de las ampollas que Juan me curo ayer, especialmente en la ampolla en la que me puse el apósito de plástico.
Pasamos pueblos medio abandonados. Todos parecen cortados por el mismo patrón. La lluvia como no, aparece y los plásticos, capelinas aparecen con ella. Estoy hecho un profesional en el arte de ponerme la capelina sin pararme de andar.
Los andarines, siguen a una velocidad intratable y mi pie empieza seriamente a molestarme.
Llegamos a un pueblo llamado Melide, famosos en todas las guías de peregrinos por casa Ezequiel. Esta casa, es en realidad una pulpería, una de las mejores de Galicia, y a pesar de la hora, eran sobre las 10 de la mañana, decidimos no perder la oportunidad de probar un pulpo a la feira.
Encontramos la casa sin problemas, y entramos. Es como una gran sala con largas mesas transversales en donde comer. No había nadie a pesar de la hora, la buena señora empezó a prepararnos el pulpo, lo cual le llevo su tiempo. Mientras tanto, el vino turbio empezó a correr por la mesa.
Se me ocurrió entonces hechar un vistazo al pire, y al quitarme el calcetín, me quede horrorizado. Tenia una enrome ampolla, llena de sangre. La misma nacía en el dedo gordo y se extendía unos cuatro centímetros. El apósito de plástico que me puse en la ampolla el día anterior me había causado este desastre.
Juan me miro estupefacto, la cosa podía ser seria, recordaba a gente parada durante días por ampollas semejantes, y empezó a entrarme el síndrome de la rodilla. Cuando entraba en la espiral de la desesperación, otro de los médicos que venia con nosotros me salvo de la misma con una sencilla frase. No serás tú de esos a los que le entran la llorera. Y decidí que no, que no iba a ser de esos, a pesar de lo critico de la situación, Juan decidió intentar curarme allí mismo.
Fue casi cómico, ya que allí mismo estire la pierna en medio de la mesa llena ya de pulpo, y Juan puso encima de la mesa, la jeringuilla, apósitos betadines y esparadrapos. Era de foto decidí tomármelo por las buenas y entre pedazo de pulpo y trago de vino, Juan vació la ampolla con la jeringuilla y me inyecto Betadine. Volví a ver las estrellas mientras me agarraba a la mesa con todas mis fuerzas para no gritar, eso sí con mi pedazo de pulpo en la boca. Veía a los demás como de reojo me iban observando mientras el pulpo que por cierto era buenisimo desaparecía de la mesa. Juan me vendo el pie y me puse la bota, estaba asustado por la posibilidad de quedarme clavado allí y no poder llegar a Santiago, pero solo se quedo en susto, decidí que otros realmente estaban peor que yo e iban por delante mío. Total este es el camino, no una excursión normal y corriente.
Pedimos café de puchero y casi nos desesperamos por la tardanza de la señora en prepararlo, los peregrinos pasaban delante de la puerta y temimos no encontrar sitio.
Cuando conseguimos por fin pagar, emprendimos el camino, eso si a un ritmo infernal, nunca antes habíamos ido tan rápido. Menos mal que la cura de Juan funcionaba perfectamente, y el pie bien vendado se comportaba bien.
Salimos de Melide, por cierto un pueblo bastante grande, y entramos a unos bosques maravillosos de eucaliptos. Esta era una de las partes más bonita que había visto. La lluvia seguía cayendo y el camino era en ocasiones estanques de agua y sobre todo un barrizal. Estaba calado hasta los huesos, y el barro me llegaba hasta las pantorrillas.
La velocidad era en ocasiones de 7 Km por hora, e incluso había tramos en los que nos permitíamos el lujo de trotar. Pasábamos a los peregrinos e incluso alcanzamos y dejamos atrás a un grupo de niños que hacían el camino sin mochilas y que nos miraron anonadados, debieron de pensar donde van estas balas?.
Por fin llegamos a Ribadisio, decidí quedarme allí en lugar de Arzua, ya que nos comentaron que ese refugio era muy malo. Muy diferente es el de Ribadisio, este fue uno de los últimos refugios que funcionaron antiguamente en el camino. Ahora esta reconstruido y es una maravilla.
Esta en un pequeño vallejo, después de atravesar un puente de piedra por el que pasa un bonito río de abundante y calmada agua.
Hay un prado enorme como el de dos campos de fútbol, y el refugio, es en realidad varias casas separadas entre sí. El problema, es que el cuarto de baño esta en otra construcción y claro esto por las noches, es de lo mas incomodo.
No hay ningún pueblo cerca excepto Arzua, situado a tres kilómetros, y tampoco hay medio de comprar comida, ni de comer si no lo llevas tu mismo encima.
Llegamos y el refugio estaba cerrado, por lo que decidimos hacer cola por riguroso orden de llegada, para evitar a los espabilados.
Esperamos dos horas bajo la lluvia ateridos de frío, hasta que llego la hospitalera. Rápidamente nos coloco en los dormitorios y me fui directamente a dormir.
Llego el tío de la chica rubia que nos seguía en autobús. Llego impecable, sin una mota de barro, seco y fardando de lo rápido que había andado, y tan rápido, ya que le vieron bajarse en un taxi unos metros antes del refugio. En realidad, este espabilado, estaba haciendo el camino de ese modo, nadie quería saber nada de el.
Estuve a punto de engancharme con el cuándo y a pesar de tener mi mochila sobre la cama, decidió que la misma, o sea, la cama era suya, cambio instantáneamente de parecer cuando le mire a la cara, con mis ojos hechando fuego. Se fue a otro sitio, pero Juan al final se enzarzo con el. La verdad es que gente como esta es de lo más indeseable, gente que ocupa las plazas de los refugios sin haber andado desplazándose en coche. Es una forma de hacer turismo barato. Pero a costa de los demás. Ya que cuando el albergue se llena, el que llega tarde debe de buscar otro o dormir afuera, y eso después de 30 Km es muy duro, especialmente cuando sabes positivamente que dentro hay gente que ni se han manchado las botas.
Después de levantarme, estaba hambriento, pero no llevaba comida encima y allí no había nada a lo que incar el diente, todos los demás miembros del grupo, estabamos igual. A eso llegaron el grupo de niños que previamente habíamos adelantado, los cuales llevaban toda una intendencia encima, y nos invitaron a comer.
Me sentía un peregrino de los de la vieja usanza los cuales se mantenían de la caridad de los demás, y en realidad así era, ellos compartieron sus lentejas, su pollo, sus platos e incluso sus cubiertos para que pudiéramos comer. Gracias por vuestra solidaridad.
Juan después de dormir abrió la consulta medica y empezó su recorrido por los pacientes. Me curo la ampolla, la cual no se veía nada mal, volvió a inyectarme betadine y volví a ver la vía láctea, pero valía la pena, ya que la cura funciona.
He decidido replantearme las etapas para no forzar el pie, voy a distribuirlas de otra manera, para que cada una tenga los mismos kilómetros, ya que había alguna muy corta y otras enormes. El objetivo final es, sin embargo, llegar el día previsto.
Por fin ha llegado el grupo de chicas y menos mal que han encontrado sitio en el albergue, en mi misma caseta. Vienen cansadas pero contentas. Juanita a pesar de llevar los pies como un poema de ampollas, también ha llegado. Para que vaya quejándome, pense.
Por la tarde hice un largo paseo en medio de la lluvia, a través del prado y con mis chanclas. Es una sensación muy especial el caminar por la hierba mojada colándose entre las chanclas y acariciándome los pies. Tenia que tener cuidado de que el vendaje no se mojara demasiado.
Me acerque al río y me di cuenta que en realidad lleva muchisima agua y mi imaginación empezó a volar. Fui caminando poco a poco, sintiendo la lluvia, sintiendo la hierba baja mis pies, fueron unos momentos inolvidables.
En ese momento , aparecio Kika quien venia de Arzua
El pie no me molesta, Juan ha hecho un buen trabajo, y esto me llena de moral para afrontar la etapa de mañana, la cual es decisiva. Si mañana aguanto, mi llegada a Santiago esta casi asegurada, y me encuentro muy bien.
A la hora de cenar las chicas y yo cogimos un taxi y fuimos a Arzua, ya que no estabamos para caminar mas de lo estrictamente necesario. El taxista, nos llevo a un restaurante "de confianza", el cual resulto ser realmente bueno. Cenamos sopa y unos maravillosos huevos fritos, con unas maravillosas patatas fritas gallegas, con su chorizito, el mejor que he probado.
El camarero, nos contó su vida de amores y desamores con su ex ya novia de Barcelona. Fue una manera supongo de abrirse a alguien, y a nosotros no nos importaba en absoluto, muy al contrario.
El remate fue el orujo, botella especial, al mismo nivel que el de la Señora Mercedes del lejano Burgo Ranero, buenisimo. Ahora llovía y a través de la ventana vimos pasar a las tres gallegas que conocimos en Palas del Rey, iban mojadas y su paso era cansino, parece que no encontraron sitio en el refugio, y se dirigían al de Arzua, mala suerte pense.
El taxi vino a buscarnos y nos devolvió al albergue, allí encontramos a la chica rubia Montse, a la que le había desaparecido la cámara de fotos, iba desesperada buscándola, al final no la encontró.
Oí jaleo a o lejos y me fui al comedor, situado en otro edificio. Allí vi a varios preparando una queimada de orujo y claro me apunte al instante. Me puse como una moto de queimada. Angel el chico del enorme sombrero hizo fotos y lo pasamos muy bien
Le dije al grupo de maratonianos que al día siguiente iría con las chicas ya que no quería forzar el pie, al menos ellas iban más tranquilas, o eso era lo que necesitaba al día siguiente, una etapa de tranquilidad y charla agradable.
Al regresar ya un poco más despierto, me encontré con el grupo de maratonianos calentando ya motores. Su objetivo era llegar al próximo refugio y si les quedaban fuerzas continuar ese mismo día a Santiago.
Como dije antes, ese no era mi plan. Quería una etapa tranquila y por eso espere a las chicas. Poco a poco ellas se fueron levantando y desayunamos todos juntos. A eso de las ocho menos cuarto, pudimos ponernos en marcha.
El camino hasta Arzua fue tranquilo y nos sirvió de precalentamiento. Atravesamos el pueblo, y entramos en una casa donde sellamos y descansamosunos momentos , eso sí, no vimos a nadie.
Hacia un sol espléndido, pero ya sabia que aquello duraria poco, por lo que decidí tener a mano mi capelina por sí acaso.
Entramos en unos bosques de Eucaliptos preciosos , y pude saborear a una velocidad mucho más tranquila todo lo que me rodeaba. En el grupo vamos, Ana Guillermina, Kika y yo. Andábamos en medio de una agradable conversación, poco a poco, pero sin pausas. Que diferencia con los maratonianos, aquellos deberían de estar a esas horas besando al santo.
Las corredeiras en esta zona son espectaculares, profundas y muy húmedas. De vez en cuando salíamos a un claro del bosque para volver a adentrarnos de nuevo en la espesura del mismo. Mi rodilla ausente y mis pies perfectos, ningún problema.
Las corredeiras se transformaban en lagos que teníamos que sortear. Kika cayo mas de una vez en uno de ellos, y además para arreglarlo ,hacia rato que ya había empezado a llover. Atravesamos pueblos preciosos con las mismas característica de soledad y quietud que los anteriores.
Dejo de llover y un tímido sol nos alumbro por unos instantes, lo que coincidió con el momento en que encontramos unos campos llenos de flores. La primavera estaba ya cerca, pero allí parecía que nunca se hubiera ido.
Kika y Ana cogieron varias flores y se las pusieron en el pelo, el tiempo justo ya que empezó a llover de nuevo. Era graciosos ver la imagen de los tres caminando con la capelina puesta y en el caso de ellas las flores saliéndoles por debajo de la capucha.
Después de un monótono recorrido por carretera, volvimos a enfilar el bosque. No habíamos recorrido unos pocos kilómetros cuando nos llamo la atención una especie de monumento o capilla situada a la derecha del camino. Se trataba en realidad de una pared de piedra en la que había unas sandalias de bronce y una inscripción. Nos paramos y la leímos , nos encontrábamos en realidad ante un monumento de recuerdo a un peregrino que justo allí había fallecido. La inscripción hablaba del nombre del peregrino y decía que en aquel justo sitio se había encontrado con Dios, a un día de distancia de Santiago. Nos envolvió una profunda melancolía. Que putada pense, si al menos se hubiera muerto en Burgos o en León, pero no, fue casi rozando con los dedos su objetivo final. Estuvimos un rato en silencio, las chicas se quitaron las flores de la cabeza y las depositaron allí mismo. Yo puse una piedrecita sobre el monumento, algo que ya antes habían hecho cientos de peregrinos. Lo mismo que había visto en muchos puntos antes durante el camino, lo mismo que vi en la cruz de ferro, comprendí exactamente entonces el significado de lo que es dejar una piedra, es difícil de explicar, muy difícil, pero lo resumiré diciendo que algo de ti se queda allí.
Seguimos el camino descontando ya kilómetros, ya que a esas alturas los mojones indicaban la distancia que faltaba hasta Santiago. La lluvia era fuerte y esta ultima parte, se estaba haciendo interminable. El cansancio eso sí, se veía mitigado por la excepcionalidad del paisaje. Este era cada vez más bello, los eucaliptos son imponentes y las paredes de musgo son de ensueño.
Precisamente en una zona en donde la naturaleza se había vestido para que la hicieran una fotografía, la maquina de fotos se me estropeo. Kika tuvo que hacer las fotos por mí, con su cámara. Quede preocupado ya que veía la posibilidad de no poder hacer fotos de Santiago cuando llegara y eso si que no. Tenia que fotografiar todo aquello, y especialmente la clásica foto enfrente de la catedral. Decidí comprar una cámara en cualquier sitio, si pero en que sitio, si lo únicos que hay son bosques?
Decididamente cansados, llegamos finalmente al refugio de Arca. Como era habitual en las llegadas a todos los refugios, tuvimos que hacer el esfuerzo final, consistente en este caso en tener que desviarnos del camino para llegar al refugio, ya que el mismo estaba situado a 300 mts a las afueras del pueblo. Esa distancia era para nosotros a esas alturas un esfuerzo considerable.
Después de sellar y acomodarnos, me fui directo a la ducha. Por cierto tuvimos que esperar un buen rato a que una chica americana acabara sus quehaceres, ya que se metió en la ducha comunitaria y decidió que era para ella solita, y hasta que se vistió, no dejo entrar a nadie. De nada sirvieron las protestas de la gente.
Por cierto no estaba nada mal el refugio en cuestión. Los dormitorios eran estándar, pero el comedor y la cocina son cómodos y acogedores. Nos fuimos a buscar algún sitio para comer.
Tuvimos que andar unos 500 metros mas para llegar al clásico restaurante "recomendado", el cual estaba en el pueblo. Una vez allí encontramos comiendo al grupo de maratonianos, que habían llegado bastante antes de nosotros. Ellos habían decidido seguir y llegar a Santiago, cosa impensable para mí, en esos momentos. Estaban casi a punto para la marcha, me despedí uno por uno, citándonos en Santiago. Especial y emotiva fue la despedida de Juan, me había ayudado mucho y a el le debo gran parte de mí ya mas que probable llegada a Santiago. Gracias en donde quieras que estés.
La recomendación, como todas las anteriores, volvió a funcionar y comimos muy bien, sopa, chuletas con patatas y el inevitable orujo. Ya con otro carácter causado por el estomago calentito, volví al albergue. Las chicas se quedaron en la peluquería, Querían llegar a Santiago no solo en buenas condiciones físicas.
Di toda mi ropa mojada a la hospitalera para que la pusiera en la secadora, ya que estaba harto de ir todo el día húmedo, y acto seguido me metí en la cama, eso sí, por poco tiempo, ya que al rato oí jaleo risas y barullo. Como en realidad tenia más cansancio que sueño, y ya había reposado bastante, decidí ir a ver que pasaba.
Me encontré una escena que no olvidare jamas, era un grupo de personas, "los coronarios". Se trata de un grupo de una treintena de personas ya maduritas que tienen una característica común, todos y cada uno de ellos ha tenido un infarto de miocardio y han estado apunto de hacer el otro camino, ese de del que ya no se regresa.
Venían haciendo el camino en compañía de un medico y una enfermera. Todos eran de Pamplona, y llevaban una marcha increíble, al menos en la la mesa, porque andando no los vi. Llevaban cocinero y cada vez que llegaba a un refugio el cocinero les tenia preparada la comida y la bebida. El medico era el más simpático de todos, se dirigía a ellos como los señores conorarios e iba siempre señores coronarios por aquí , señores coronarios por allá. Eran simpatiquisimos , se ve que eso de ver el umbral ,da un nuevo punto de vista a la vida.
Las chicas también llegaron atraídas por tanto chibarri, y pronto estabamos todos sentados en la misma enorme mesa, cantando, bailando y bebiendo café, porque el vino se había previamente volatilizado.
El medico saco una guitarra y se puso a cantar, cosa que hacia realmente bien. El resto de los coronarios se unieron al canto y empezaron uno a uno a cantar en grupo. Lo hacían de impresión, cantaban unas jota que helaban la sangre. A Juanita se le saltaron las lagrimas mas de una ocasión y yo tengo que confesar que me sentí profundamente emocionado. En cuanto a la enfermera, era un poema, alta rubia vasca hasta la medula, se reía, aplaudía cantaba mientras ayudaba en todo.
Mas tarde la hospitalera nos invito a visitar la iglesia del pueblo, y allí fuimos todos, coronarios, peregrinos medico, todos. Parecía una procesión en medio de la lluvia que no cesaba de caer ni por un momento.
Yo iba graciosisimo con mis zapatillas playeras y mi capelina. Llegamos a la iglesia, la cual es realmente muy bonita y la hospitalera se lucio en explicaciones y comentarios. Es curioso el observar la enorme concha dibujada en el altar, era el preludio de lo que nos esperaba mañana, es decir, la entrada a Santiago.
A la vuelta pude comprar una maquina de fotos casi de juguete, pero suficiente por si la mía no volvía a funcionar. Total 2.000 pesetillas de nada, toda una inversión si mi maquina finalmente se negase a hacer fotos en Santiago.
Fui a buscar la ropa, pero todavía estaba húmeda, la verdad es que la secadora es un poco ineficiente y detrás de mí había gente esperando su turno. Me puse a escribir y se me hicieron las 11 de la noche, mi ropa estaba aun húmeda y yo con un hambre de impresión. Los coronarios nos invitaron a cenar conejo con tomate que traían, cenamos con las chicas y otros peregrinos ,allí mismo en el comedor.
Al día siguiente quería salir muy temprano, ya que quería ir a la misa del peregrino, que se celebraba a las 12 en Santiago, por lo tanto tenia que llegar allí a esa hora. Eso suponía salir a las 6 de la mañana. Les dije a las chicas que iría solo ya que ellas tenían intención de salir mas tarde, ellas ya podrían ir a la misa del peregrino del día siguiente, que es cuando tenia previsto volver en avión.
La pareja de americanos (la de la ducha), y Jose Luis el otro medico del grupo de los maratonianos que había decidido quedarse allí, me dijeron que querían venir conmigo a Santiago por lo que quedamos para el día siguiente.
Como fin de fiesta fuimos todo el grupo de peregrinos, total unos veinte, a un pub cerca del albergue, en donde, me tome mi primer cubata de hace mucho tiempo, casi nos cierran el albergue, ya que llegamos tardisimo.
Por fin mi ropa esta casi seca, pero los que esperan en la cola tendrá que seguir el camino húmedos. Me fui a dormir en medio de una descomunal bronca entre peregrinos que intentaban dormir y otros que aun estaban de fiesta. Por cierto a José Luis lo perdimos de vista y ni tan siquiera durmió en el albergue. Antes de irme a dormir se me presento un chico que dormía al lado mío, era de Barcelona y vivía justamente en la Zona Franca, venia desde Burgos y me contó que para él, el espíritu del camino acabo en el momento en que piso Galicia. Parte de razón tiene, demasiada gente quizás, pero bueno cada parte del camino tiene su característica, lo que si estoy de acuerdo con el, es en que el misticismo que viví en León, no volví a verlo mas.
Posteriormente una vez acabado el camino, no tengo mas remedio que estar desacuerdo con él. Santiago fue en realidad tan solo una meta. El camino se encuentra en el propio camino, y no en un lugar concreto.
Salimos fuera del albergue y pude darme cuenta de la magnitud de la dificultad que teníamos por delante. Es que realmente no se veía nada de nada, ni tan siquiera había luna. Para colmo una llovizna empezó a caer sobre nosotros. Como no nos íbamos a quedar allí a ver la salida del sol, empezamos a caminar mas por intuición que por otra cosa. . Nos adentramos en los bosques y puedo asegurar que la sensación de caminar por allí y a oscuras es inolvidable y maravillosos, oyendo solo las pisadas rítmicas de los tres, caminando en completo silencio, oyendo la respiración y el ruido del barro bajo nuestras botas. La linternita en medio de tanta oscuridad era como un faro y nos ayudaba a encontrar las flechas, eso sí, teníamos que pararnos continuamente para buscarlas. Empece a oír unos pasos atrás nuestro y resulto ser el de Barcelona, iba guiándose a través de nuestro ruido. Se unió a nosotros.
De repente detrás de una montaña vimos una luz blanca e intensisima. Era como una aparición, nadie de nosotros sabia que era aquello. Pero eso sí, estaba en nuestro camino, era como un gran y enorme faro. Nuestra imaginación voló por unos instantes, llegamos a creer incluso que se trataba de Santiago, pero la luz era demasiado blanca De todas maneras se nos antojaba maravilloso. Así anduvimos aun durante una media hora, cuando de repente oímos un ruido ensordecedor. Detrás de la luz blanca salió un avión, enseguida comprendimos, aquello no era ni Santiago, ni una señal sobrenatural, ni nada por el estilo, aquello era el aeropuerto de Labacolla y aquel el primer avión del día. Que desilusion, pero fue bonito mientras duro.
Las primeras luces del día empezaban a despuntar. Comprendí al ver el paisaje que aquella ultima etapa no iba a ser precisamente un paseo, tal y como creía. Delante de mí había unas montañas que tendría que subir y la pendiente no era precisamente suave.
Después de pasar por bosques de eucaliptos, algunos de ellos enormes, llegamos al río Labacolla. En apariencia era un riachuelo humilde y no me habría parado si no hubiera conocido previamente el ritual que allí mismo antiguamente se celebraba por parte de cientos de miles de peregrinos cuando llegaban a aquel punto.
La historia dice, que los peregrinos al llegar al río, se quitaban y quemaban sus ropas ya desgastadas por el viaje, y allí mismo en aquel el río, se lavaban y daban gracia a Dios por permitirles la llegada a Santiago, mientras entonaban canciones e himnos. Se me hizo extraño que aquello pudiera pasar allí, pero así fue, y me hice la foto con mi cámara, la cual milagrosamente había vuelto a funcionar.
Metro a metro, lo que debía ser una etapa triunfal, se convirtió realmente en una etapa durisima. Las pendientes eran enormes en medio de los bosques de Eucaliptos. Santiago a esta altura ya se huele, esta allí lo presiento, y con llego el momento de reflexionar, reflexionar sobre lo que había sido y significado el camino para mí. Pasaron por mi mente los preparativos con Jesús en Barcelona, el inicio del viaje, las gentes que conocimos , la amargura de la vuelta, la preparación y recuperación de mi rodilla, la vuelta al camino, los momentos de sufrimiento y de alegría, los momentos de compartir y recibir, los motivos que me hicieron emprender esta aventura. Curiosamente esos motivos se me fueron desvelando durante el camino. Al principio cuando lo inicie tenia en mi mente un montón de posibles motivos o excusas, metro a metro, kilometro a kilometro, se fue pelando la cebolla y aparecieron los auténticos motivos por los que estaba allí. Solo pido que no los olvide jamas, quizás la escritura de estas letras me ayude a recordarlos y grabarlos en mi memoria para siempre.
En medio de tantos pensamientos, oí un ruido enorme, y pude divisar a mi izquierda el alerón trasero de un enorme avión que se movía entre los eucaliptos. Vaya impresión, me encontraba al lado mismo del aeropuerto cuyas luces había visto anteriormente.
La imagen era impresionante, en medio de los eucaliptos podía ver el alerón moviéndose como si fuera un gran monstruo, no había nada más visible aparte del ruido que pudiera denotar la presencia del aeropuerto, lo que hacia la visión del alerón moviéndose entre los arboles más espeluznante.
Empece la ascensión al famoso Monte el Gozo, famosos por ser el principio del fin del camino. La subida es interminable, supongo que son ya las ganas de llegar y ver la culminación de todo aquello. Pase al lado de la televisión gallega y de la Televisión Española y me pare a hacer una foto, supongo que fue las reminiscencias de mi estancia profesional en TV3.
Por fin y en medio de la lluvia, apareció el albergue del Monte del Gozo. Había leído mucho sobre el mismo, pero la verdad, es que se me antojo enorme. Es como una ciudad con muchas casetas calles etc. Me hubiera gustado quedarme allí, pero mi destino estaba mas abajo, en Santiago.
Me pare en el monumento que se hizo en su día durante la visita del papa, la verdad en medio de la lluvia y del gris del ambiente, se me antojo como algo irreal.
Pronto empece a ver desde lo alto las primeras construcciones de Santiago. Estoy realmente llegando, todo esta a punto de consumarse, y esta vez sin quererlo me vienen otra vez a la cabeza todas las imágenes del camino desde mí ya lejana salida desde Sahagun. Estos pensamientos, se plantean de una forma natural, me doy cuenta que mi mente, esta realizando por su cuenta el epilogo del camino.
Voy andando solo, mas adelante la pareja de americanos van a un buen paso, entonces me fijo que ella va cojeando, me fijo mas y me doy cuenta que en realidad ella esta destrozada, mas adelante me explico que tenia una tendinitis y que solo la proximidad de Santiago le daba fuerzas para llegar. Como me acorde de mí mismo.
Empieza la bajada y pasa lo que sabia que pasaría, es decir, se me saltan las lagrimas, es como la guinda final a tantas emociones, kilómetros, alegrías, sufrimientos, y allí ya a la vista de Santiago, supe que ya había cumplido con mi objetivo. Santiago ya no importaba, no era mas que una ciudad, un símbolo. Lo importante era estar allí, era haber llegado, haber vencido las dificultades. La catedral y la ciudad no era mas que una guinda, una bandera de llegada, una cinta que romper al final de una etapa.
Emocionado sigo bajando y llego a la civilización. No hay nada indicado, he hecho mas de 400 Km guiado por simples flechas amarillas y a hora al final del camino me encuentro perdido, tengo que ir preguntando por la dirección de la catedral.
Mis pies están hechos polvo, me siento importante, pero todos pasan de mí. Voy pensando, eh miradme que ya he llegado, pero nada, ni tan siquiera me miran, soy uno mas de los miles, y me acuerdo de la frase aquella "no esperes que nadie se asombre de lo que has hecho", me río y me digo a mí mismo, ellos se lo pierden, y sigo andando, ya por en medio de calles repletas de gente.
En un momento dado veo la punta de una de las torres de la catedral, no siento nada especial, mi camino ya había acabado, o al menos eso creía. Por fin llegué a la catedral, me siento perdido y pregunto a una señora por la puerta del peregrino, la cual no es la puerta principal, quiero entrar por esa pequeña puerta tal y como ya han hecho antes de mi miles de antecesores.
La señora me engaña vilmente y me indica una dirección incorrecta, menos mal que la intuición todavía funciona y consigo llegar a la verdadera puerta del peregrino.
Es un momento muy especial, por eso me hago una foto antes de entrar, soy consciente que aquello es la cinta de llegada, y paso. Ya estoy, he llegado.
Voy a cumplir con la tradición de abrazar al apóstol y hago la cola de rigor. Mientras tanto voy explicando a los americanos el sentido de todo aquello, ante la mirada atónita de los mismos, realmente estamos hablando de muy diferentes culturas.
Llega mi turno, y me encuentro a Santiago, bueno a una estatua o busto de el. En el momento que lo abarazo , me vuelvo a emocionar, son demasiadas emociones en el mismo día. Después baje a la cripta, donde supuestamente están los restos del apóstol. No sé si es verdad, lo que si se es que miles y miles de personas se han postrado allí mismo donde estoy yo ahora y por un momento soy capaz de sentir toda aquella energía. Hay demasiada gente y decido que he de volver mas tarde a saboreara mas despacio, aquel derroche de arte, símbolos y tradiciones. Mi reloj se ha parado y no sé a que hora he llegado realmente a Santiago. Pero un peregrino me advierte que debiera de ir a la oficina del peregrino a sellar, antes de que se forme la gran cola.
Eso hago, y después de pasar por la imponente plaza de la platería llegué a la oficina del peregrino, situada en un muy antiguo edificio. Quede sorprendido por la organización de la oficina, todo esta controlado, hay incluso hasta una oficina de viajes para ayudar a la gente a llegar a sus casas.
Hago una pequeña cola y finalmente me preguntan mi nombre y de donde vengo, la chica me sella mi credencial y toma mi nombre para ser recordado en la solemne misa del peregrino. Ya esta mi credencial lista, tiene el sello final, la guardare el resto de mi vida como uno de mis mas preciados recuerdos.
Volví a la catedral para cumplir con el rito de los dedos en la columna y me encontré una cola enorme de gente que vienen de todas partes en cientos de autobuses. No llegare nunca pense y algo paso, todos venían bien vestidos y yo estaba allí atónito ante tanta gente con mi mochila, mi barba de no se cuantos días, mi bordón, y alguien se paro, me miro y me cedió el paso, ese alguien me miraba con cara sorprendida como diciendo, este tiene prioridad, nadie rechisto y pase ante la columna, no me sentí mas o menos importante, pero agradecí el gesto.
Puse mis dedos en la huella formada en la columna por millones de peregrinos y di el famoso coscorrón sobre la piedra. Luego gire la columna y realize el encargo que Ana, una compañera del trabajo me pidió, abrace a la supuesta virgen que finalmente resulto ser Santo Tomas. Ana te lo debía y lo he hecho.
Pierdo el tiempo esperando la misa del peregrino, faltaba una hora y la catedral estaba a rebosar, nadie mas cabia allí, incluso los pasillos estaban repletos de gente sentada en el suelo.
Conseguí un sitio en una de las alas laterales de la catedral y desperté la curiosidad de unos abueletes que empezaron a preguntarme de donde vienes, quien eres etc. . Se quedan estupefactos cuando les dije que venia de Sahagun, de Sahagun de los campos, preguntaron, si, les dije y el comentario fue, realmente tu promesa debe de ser muy grande. Esto me hizo reflexionar, yo no había hecho ninguna promesa. Cuando inicie el camino no sabia exactamente por que lo hacia, aunque después intuí el porque, pero como explicar eso a mi recién y estrenado amigo jubilado, que seguía mirándome con cara de haba.
La misa empezó , siguió y acabo, no se dignaron ni en nombrar nuestros nombres, en realidad no importaba, no he hecho esto para que me reconozcan públicamente, pero eso si , me reafirme en la idea de que todo aquello que me rodeaba, era parafernalia pura a la medida de los turistas.
El botafumeiro voló, en medio de un himno cantado por el coro. La verdad es que es espectacular el ver aquella mole volando por nuestras cabezas, su presencia hace arrancar gritos de las gargantas de cientos de personas impresionadas ante semejante espectáculo, la verdad , espectacular si lo es y la mezcla de música, himno humo y olor a incienso, es inolvidable y difícilmente descriptible.
La misa y por lo tanto el reclamo turístico acabo. Como pude, en medio de tanta gente alcance la salida, y una vez fuera pude comprobar la belleza de la catedral, así como la grandiosidad y magnificencia de la plaza del Obradoiro. Desde la misma observe una y otra vez la fachada, y pude extasiarme con la misma. Me hice la típica foto del peregrino ante la fachada. Fui a la búsqueda de alguien que me hiciera la foto, en este caso otro peregrino. Así quede inmortalizado.
Posteriormente nos fuimos encontrando en la plaza todos los compañeros de camino. Primero aparecieron Juan y los maratonianos, posteriormente las chicas con José Luis, quien se puso en medio de la plaza y comenzó a gritar, exteriorizando así de la forma más contundente posible su alegría por estar allí. Los guardias de seguridad se lo miraban con cara de decir: Le decimos algo o no.
Con las chicas fuimos a cumplir con otra de las costumbres del camino, es decir, comerse la gran mariscada. Supongo que es una costumbre bastante moderna y para determinados bolsillos, porque el precio era duro como el camino. Eso si estaba buenisima. Después me despedí muy rápidamente de las chicas. Eso hay que hacerlo así, rápidamente. Nuestro tiempo ya había pasado. Puedes prometer que ya nos veremos y cosas por el estilo, pero ya no será lo mismo, será simplemente diferente. Por cierto, mientras escribo estas líneas, tengo en mi agenda una cena en Malgrat con las chicas.
Por la tarde y ya solo, me dedique a dar vueltas por Santiago, y se me antojo que tenia verdaderas ganas de irme a casa. Pase por delante de la catedral y me dije, vamos para dentro.
Quede sorprendido, estaba completamente vacía, solo había un muy reducido grupo de personas con un guía, deambulabando de aquí por allá. Y entonces pude ver la catedral desde otra dimensión muy diferente a la de las largas colas y ruido de por de la mañana.
Me dirigí directamente al apóstol y nueva sorpresa, no había nadie al lado de el. Me senté en la misma silla donde por la mañana un vigilante controlaba a la gente, y pude ver la estatua desde todos los ángulos posibles, tocarla, acariciarla, sentir los relieves de metal y los zafiros o lo que fuera bajo las yemas de mis dedos. Pude sentir la enorme energía allí encerrada por el paso de millones y millones de personas, admirar la concha donde millones de labios habían depositado su beso. Y todo aquello era ahora solo para mí. La situación era de lo más increíble, uno de las más famosas estatuas del mundo, allí ante mí, solo los dos.
Estuve unos quince minutos y cuando me hube extasiado de tantas sensaciones, baje a la tumba del apóstol. Allí la sensación no fue tan espectacular, ya que a pesar de la soledad hay una cierta distancia de espacio, que impide un contacto más intenso.
Fui a la famosa columna de la entrada de la catedral, y allí observe sin las prisas de nadie, la huella dejada en la piedra por los millones de manos que tocaron la misma. Pude recorrer con mis dedos poco a poco todos los surcos de las huellas, volví a sentir la energía encerrada allí. Que sensación. Pense que habría gente capaz de pagar una fortuna por una situación semejante.
Ya puestos, me uní al grupito de personas que visitaban la catedral con el guía y pude aprender muchas cosas de la misma, de las que no tenia ni idea. Había un vigilante nervioso que nos decía una y otra vez que era hora de cerrar, pero el guía sé hacia el sueco, y así recorrí toda la catedral.
Salí de la misma con otra percepción bien diferente. Por la mañana aquello me había parecido un acto de lo más turístico. Ahora podía disociar completamente lo turístico de la enorme espiritualidad allí encerrada.
Me encontré mas tarde con Angel, el peregrino gritón, quien había sufrido una metamorfosis. Se había afeitado y cambiado de ropas con lo que tenia un aspecto de lo más normal. Después de unas cervecillas, me quede solo y fui a cenar y a dormir.
Por la mañana muy temprano cogí el autobús dirección aeropuerto y allí sentí por ultima vez en el camino, mi ultima gran sensación:
A medida que me alejaba, algo me hizo girar la cabeza y mirar las montañas por donde había caminado, y entonces sentí algo extraño
Yo, o algo de mí, se había quedado allí para siempre, algo de mí, formaba ya parte del camino. Ahora algo de mí esta dentro y formando parte de esa energía universal que es el camino , y de la que en su día, Jato me hablo .
En menos de una hora estare en casa. Definitivamente los tiempos son diferentes
¿ES EL FIN O HASTA LA PROXIMA ETAPA?