Camino del Norte por Asturias
Verano de 2003
00. Madrid - Llanes
01. Llanes - Piñeres de Pría
02. Iglesia de Pría - La Isla
03. La Isla - Peón
04. El Peón - Gijón
05. Gijón - Avilés
06. Avilés - Soto de Luiña
07. Soto de Luiña - Valdés - Luarca
08. Luarca - La Caridad
09. La Caridad - Tapia de Casariego - Ribadeo

Madrid - Llanes

Agosto 2003

Reanudamos nuestra peregrinación por el Camino del Norte iniciada el año pasado por la provincia de Cantabria, hemos esperado todo un año y estamos impacientes de empaparnos de Camino.
Este año queremos recorrer toda la provincia de Asturias, siempre por el camino de la costa.
Decidimos viajar por la noche y así llegar a Llanes por la mañana para inmediatamente empezar a andar, por lo que cogimos el tren que nos llevaría a Oviedo y así enlazar con la feve, la cual nos dejaría en Llanes.
Salimos de Chamartin con veinte minutos de retraso y a pesar de viajar en clase preferente nos encontramos que el tren parece tercermundista por lo viejo, incómodo y desaliñado que estaba. No pego ojo en toda la noche y encima nos encontramos que dicho tren no tiene bar, solo un compartimento con un par de neveras tipo dominguero, en el cual por una cerveza nos mete una clavada que ni te cuento.
Aunque parezca mentira llegamos a Oviedo con unos quince minutos de adelanto, esto nos pilla desprevenidos, Paco sin ponerse las botas, Miguel dormido y a mí en otro vagón contemplando el paisaje. Hay que darse prisa en bajar porque el tren sale enseguida para Gijón.
Recogemos todos nuestros bártulos y nos dirigimos a pillar los billetes de la feve para Llanes. Este sale a las nueve de la mañana por lo que tenemos tiempo para desayunar tranquilamente y visitar por fuera la catedral de Oviedo, es muy temprano todavía.
¡Genial! En el bar donde estamos desayunando me doy cuenta que me he dejado el bordón nuevo en el tren, corriendo voy hacia el andén y al llegar me digo: Adiós bordón ¡Joder, por una vez que me compro uno! Al llegar de nuevo al bar, Paco y Miguel notan mi cara de cabreo y no me dicen nada, se me pasa pensando a ver si hay suerte y lo encuentra otro peregrino. Y nada, tendré que hacer lo de siempre, buscar en el camino un buen palo que me haga las veces de Bordón.

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Llanes - Piñeres de Pría

1er. día
02-08-03

O de cómo diecisiete kilómetros se tardan en realizar diez horas.

Llegamos a Llanes a eso de las doce de la mañana. Hace un sol de justicia y mucho calor pero las ganas de caminar y los escasos diecisiete kilómetros que tiene esta etapa nos hace inmediatamente ponernos en marcha.
Saco mis mapillas y mi hoja de ruta que he ido recopilando por la red, las instalo en unas correas de mi macuto y emprendemos el Camino hacia las poblaciones de Poo y Celorio.
Ansioso por encontrar una flecha amarilla, a los cinco minutos de empezar a andar diviso una en una farola, está en plena carretera pero inmediatamente nos conduce por caminos, esto me empieza a gustar.
Ya en el Camino empezamos a tropezarnos con mojones con el baldosín de la vieira indicando la dirección hacia Santiago, estos están un poco deteriorados y a veces se prestan a la confusión, pero bueno, es grato saber que aquí en Asturias se preocuparon en el año 93 en ponerlos, no como en Cantabria.
En Celorio realizamos una primera parada técnica, la ola de calor hace estragos en los componentes al evento y nos tomamos un par de tercios con aperitivos varios, hay que reponer fuerzas y refrescar la garganta.
Paco y yo recordamos este pueblo con mucho cariño, en el año 1980 estuvimos de campamento con nuestra Parroquia y nos hacemos una foto en la finca donde se instaló el "Kampa", ahora es una urbanización, teníamos once añitos entonces... ¡¡ Como pasa el tiempo!!
Levantamos el campamento situado en la terraza de un bar y nos dirigimos hacia las poblaciones Barro y Niembro, observo que en comparación con Cantabría, hay más flechas amarillas, recuerdo que en Cantabria las pude contar con los dedos de la mano.
El calor es insoportable, son aproximadamente la dos de la tarde y hemos recorrido muy pocos kilómetros. A la salida del pueblo de Niembro perdemos las flechas amarillas o por lo menos no las encontramos. Nos topamos por primera vez con una pareja de peregrinos que están al igual que nosotros, un poco desorientados, nos cuentan que salieron de Irun, no les volveríamos a ver, siguen por un camino y nosotros nos paramos en el último bar del pueblo a preguntar y de paso tomarnos las primeras sidras del Camino.
Tras varias explicaciones de la gente del lugar que nos dejan igual pese a su empeño por ayudarnos y tres botellas de sidra, decidimos no comer y realizar una comida-merienda-cena en algún pueblo más adelante, si comemos ahora con el calor que hace nos puede dar algo.
Cogemos un camino que se dirige a la Playa de Torimbia, hay que subir un pequeño monte y una vez arriba el paisaje es genial, se divisa todo el mar y abajo la playa antes mencionada, la cual nos han comentado es nudista.
Bajamos hacia ella y por supuesto nos desnudamos para darnos un chapuzón, se agradece sentir la brisa marina y el agua fresquita en todo el cuerpo.
Nos hemos liado en la playa y se nos ha hecho un poco tarde, pero bueno ha merecido la pena.
Dirigimos nuestros pasos hacia el final de la playa donde divisamos un camino el cual sube hacia otro monte. Vemos que poco a poco el camino va desapareciendo y como temíamos termina al borde de un acantilado. Poco a poco y con mucho cuidado vamos bajando, Paco se quiere dar la vuelta, le tranquilizo diciéndole que he encontrado un sitio donde se puede bajar más o menos (mentira). Al final y con un poco de cuidado vamos a parar a la Playa de San Antolín la cual tiene una longitud aproximada de 1.200 metros.
Yo, al final me resbalé y mis pies fueron a parar al agua. Al día siguiente este percance me pasó factura al haber andado con los pies mojados.
Seguimos nuestros pasos hacia las poblaciones de Naves, Villahormes y Nueva. Volvemos a encontrar las flechas amarillas, nos van llevando por caminos y carreteras comarcales, el paisaje verde es impresionante, me acuerdo de las etapas por tierra de campos del Camino francés, este es diferente.
Llegamos a Nueva, no sabemos como lo hemos hecho pero, si bien hemos realizados muchas paradas, se nos han hecho eterno los quince kilómetros aproximadamente que hemos recorrido, es tarde, solo nos quedan unos dos kilómetros hasta el albergue que hay en Piñeres y decidimos comer algo por si en Piñeres no encontramos ningún establecimiento, estamos hambrientos.
Después de unos bocatas de tortilla francesa con chorizo y alguna ración que otra, nos dirigimos a Piñeres. Nos quedamos de piedra cuando nos topamos con el albergue, casi nos lo pasamos de largo, se encuentra cerrado y abandonado entre hortigas y maleza, es una pena, de estar abierto sería acogedor. Hay un cartel con fecha del año 2001 en una ventana, donde pone unos teléfonos, llamamos y nos dicen que verdes las han segado, vamos, que nos busquemos la vida. Reunión, voto por seguir adelante, Santi proveerá; alguien dice de ir a un camping, pero para dormir al raso nos podemos buscar un prado sin que nos cobren nada... seguimos el camino, va anocheciendo y Santi provee, unos dos kilómetros mas adelante nos topamos con la Iglesia de San Pedro de Pria con un porche que ni pintado y al lado del cementerio.
Nos metemos pronto en el saco, tengo un dolor de cabezón horrible, el calor y la sidra tiene la culpa, me tomo una aspirina que me da Miguel y al rato caigo rendido.

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Iglesia de Pría - La Isla

2º día
03-08-03

Nos levantamos prontísimo, a eso de las seis y cuarto, he dormido un poco mal, Paco y Miguel me han despertado unas cuantas veces con sus ronquidos. Ayer, al final tuvimos compañeros peregrinos en nuestro improvisado albergue, dos chicas y un chico, tampoco les volveríamos a ver en todo el camino.
El paisaje es genial, hay un poco de niebla y a pesar de ser temprano hace una temperatura agradable, ideal para andar, pero se nota que hoy, al igual que ayer, va a hacer mucho calor. Paco reparte unos melocotones y empezamos a andar.
Hasta Ribadesella hay unos 12 Kms, según los mapas que llevo. Vamos caminando siempre por caminos, el paisaje es impresionante, bosques, prados, fincas... todo verde. Cruzamos las aldeas pequeñas de Cuerres, Toriello, El Infierno y La Espina.
Va amaneciendo, el sol parece que va a poder con la niebla y el cielo nublado, pero al final en casi toda la jornada matinal anduvimos con el cielo encapotado.
Todo el Camino del norte va paralelo a las vías del Feve, varias veces hemos atravesado las vías del tren y hoy hasta llegar hasta Ribadesella no nos hemos cruzado con ninguna persona, solamente con un tren de mercancías, el cual al vernos nos ha pitado, el maquinista, claro.
Hemos caminado tranquilamente disfrutando a tope y a eso de las once de la mañana llegamos a Ribadesella. Nos tomamos un buen desayuno regado al final con un orujo de hierbas, me compro unos tapones para los oidos y Miguel un cepillo de dientes.
Cruzamos toda la ciudad, la ría y nos dirigimos hacia la playa. Al final de esta, vemos que hay un cartel indicando una ruta para bicicletas que se dirige hacia las poblaciones de San Pedro y Abeo, lo cogemos al no ver por ningún lado las flechas.
En esta parte del Camino vamos caminando muy cercanos al mar. Un poco más adelante de Abeo realizamos una parada técnica en lo alto de una montaña, hemos encontrado unos paneles indicando que por esta zona hay una ruta jurásica con huellas de dinosaurios en unos acantilados y aprovechamos para preguntar a unos excursionistas si le suena haber visto flechas amarillas comentándonos que más adelante nos vamos a topar con ellas. Nos damos cuenta que al lado hay un bar y nos decimos que ya que estamos aquí, pues nada, aprovecharemos para beber algo.
Empezamos a andar de nuevo dirigiendo nuestros pasos a la población de Vega, volvemos a toparnos con nuestras amigas las flechas. Seguimos caminando muy cerca del mar pero ahora entre bosques. Llegamos a la Playa de Vega o de Berbes, como también se la denomina la cual se mantiene en estado natural y Paco que va el último nos avisa que nos hemos despistado y hemos cogido un camino erróneo, volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos hacia la población de Berbes.
Volvemos a perder las flechas, vamos pendientes de ellas pero a veces es difícil su localización, están tapadas por la vegetación o simplemente no existen, en muchos tramos tenemos que abrirnos paso entre la espesa vegetación a bordonazo limpio. Al final cogemos un camino que va bajando hacia el mar entre mucha vegetación y como en la jornada de ayer vemos que poco a poco no existe camino ni nada y va a parar a otro pequeño acantilado. Como podemos vamos bajando a la playa y tras una valla electrificada (lo digo por experiencia propia) llegamos a la Playa de Arenal de Morís.
Tras un breve parón en el chiringuito nos dirigimos a Venta de la Espasa, seguimos caminando muy pegados al mar, es una gozada. Llegamos a la playa del mismo nombre y divisamos al final de ésta, la población de La Isla, destino de la etapa de hoy.
Buscamos el albergue y a la señora la cual nos dará las llaves y nos sellará nuestras credenciales. Amablemente nos conduce al albergue y nos da una serie de recomendaciones. Estamos solos en el albergue y no nos hemos cruzado en toda la etapa de hoy con ningún peregrino.
Después de comer en el pueblo, Paco y yo nos vamos al albergue a echarnos la siesta, Miguel quiere darse un baño en la playa. Ya por la noche cenaríamos en el albergue unos bocatas de chorizo Pamplona y una ensalada de arroz al estilo peregrino.
Sobre las once de la noche, después de dar una vuelta por el pueblo y tomarnos un peloti, nos vamos a la cama.

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La Isla - Peón

3er. día
04-08-03

Homenaje a Don Agus.

Hoy nos hemos levantado un poco más tarde, era la primera vez en dos días que dormíamos sobre un colchón y se prestaba a disfrutar de él.
Volvemos a la mecánica rutina de hacer las mochilas, Paco no se como lo hace pero siempre tiene todas sus pertenencias desparramadas por todo el albergue y Miguel tiene que meter todo bien dobladito y en su sitio, por lo que casi siempre tardamos en salir una eternidad... paciencia.
Empezamos a andar dirección Bueño y Covian. Hoy ha amanecido soleado y seguro nos espera una buena etapa de calor.
Sobre las once de la mañana llegamos a Colunga, no hemos tomado nada desde que hemos salido de La Isla y nos paramos a tomar un buen café con leche con su correspondiente bollería o bocatas, dejando para el final un orujito de hierbas, el cual siempre es necesario para afrontar la etapa.
Nos vamos alejando de la costa y las flechas nos van dirigiendo hacia las aldeas de La Venta Peón, Conlledo y Pernus esta vez por una carretera comarcal recién asfaltada. El calor empieza a hacer sus efectos.
Más adelante llegamos a Priesca donde podemos contemplar la Iglesia Parroquial de San Salvador con vestigios de románico y prerrománico.
A partir de aquí, seguimos por caminos entre bosques de eucaliptos hasta llegar a la población de Sebrayo donde nos refrescamos en el albergue al no haber ningún bar en el pueblo (cosa rara).
Hoy también ha habido un momento en que en algún sitio nos hemos despistado y hemos perdido las flechas, al final hemos ido a parar a la carretera nacional, pero gracias a eso hemos encontrado un oasis regentando por una señora muy amable que nos da conversación, dos tercios bien fresquitos y nos recomienda que en Villaviciosa comamos en el restaurante El Quijote, dan de comer muy bien y a buen precio.
Pasamos por delante de la fábrica de sidras el Gaitero, famosas en el mundo entero, de estar abiertas seguro que hubiésemos pasado a hacer una visita pero ya era tarde y están cerradas.
Llegamos sobre las tres de la tarde a Villaviciosa todo sudorosos y localizamos el restaurante. La buena señora tenía razón, de primero, sopa, de segundo verduras o fabada y de tercero costillas o merluza, pan, vino y casera, natillas de postre, café, copa y cigarrin, todo un homenaje por lo bien que lo hemos hecho.
Dada la situación en que nos encontramos tras la suculenta comilona y al sofocante calor que reina fuera, decidimos ir a la piscina municipal, resultando ser ésta climatizada. Paco y Miguel se dan un baño, yo no puedo con mi alma y en un banco me echo una siesta, otro sitio a añadir a mi lista de lugares raros donde he dormido. Me despierto, me doy un bañito, nos damos una ducha y proseguimos nuestro camino.
De aquí hasta Avilés no pude conseguir ningún mapa. Nos dirigimos a la oficina de información turística y al preguntar por las flechas amarillas, parece ser que a la chica le suena a chino, pero nos da un mapa de toda la zona, algo es algo.
Tenemos dos posibilidades para ir dirección Gijón, coger la AS-256 o la N-632, elegimos esta última, parece que es mas corta y menos transitada de coches. Son más o menos las seis de la tarde y no tenemos ni idea de donde vamos a dormir hoy... Santi proveerá.
Empezamos a subir, todavía hace bastante calor pero nos dirigimos a una zona de niebla. Pasan unas dos horas y seguimos subiendo, no hemos visto ni un pueblo. Vamos caminando los tres separados, cada uno a su ritmo, voy el primero y de vez en cuando miro para atrás, mi ritmo es rápido pero no quiero perder de vista a mis amigos.
Paco recibe una llamada de Madrid y nos comunica que Don Agus, Párroco de nuestro barrio de toda la vida, ha fallecido; entristecidos recordamos con mucho cariño a una de las personas que más se ha entregado a los demás, a él le debemos entre otras muchas cosas, el amor a la naturaleza, a caminar por ella respetándola y disfrutándola a tope y a otros muchos valores. La triste noticia nos pilla haciendo una de las cosas que aprendimos de él, caminar y compartir. Comentamos que esta etapa, la cual está siendo muy dura se la dedicamos a él. Seguimos caminando pensando en lo ocurrido y en todos los campamentos en los que hemos participado desde el año 80 junto a él. Pensando en D. Agus la subida se nos hace menos dura.
Todavía subiendo vamos llegando a la niebla, que cada vez se hace más espesa. A la altura de El Pedroso cogemos un desvío hacia el pueblo de El Peón, nos han dicho que por aquí se acorta algo.
Por fin llegamos al alto del puerto tras más de tres horas subiendo. Según vamos bajando, a este lado del valle, la niebla va desapareciendo y vemos que es un valle precioso.
Son aproximadamente las nueve de la noche cuando llegamos al pueblo de El Peón, localizamos una iglesia con porche que por casualidad esta dedicada a Santiago, por hoy sería nuestro albergue. Vamos a cenar unos bocadillos a un bar y ya de noche tras un peloti nos dirigimos a la Iglesia a dormir, hoy ha sido una etapa muy dura.

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El Peón - Gijón

4º día
05-08-03

Mis tapones para los oidos no dan resultado, a media noche salen disparados y de golpe me trasladan a la cruda realidad... los ronquidos de Paco.
Ayer según estabamos cenando entro en el bar una peregrina, francesa, venía en silla de ruedas. La invitamos a compartir nuestra mesa y más o menos nos imaginamos (no sabía español, nosotros tampoco francés) que a ratos iba andando y otras veces en la silla, suponemos que por alguna enfermedad, pero que dormía al lado de su coche, algo no cuadraba, pero en fin, por más que nos hablaba no nos enterábamos de nada, por lo menos ella se lo estaba pasando de muerte porque no hacia más que reírse viéndonos cenar, le invitamos (con gestos) a nuestro albergue para que no durmiera sola, a lo cual accedió de muy buena gana.
Amanece cuando empezamos andar y salimos del valle por la única carretera que hay dirección Gijón. De nuevo toca subida, pero menos pronunciada y más corta que la de ayer.
Ya en lo alto de la carretera, por arte de magia aparece un bar. Llevo fatal lo de levantarme y no poder tomarme rápidamente un buen café cargado. Nos tomamos una caña gigante de... chocolate cada uno y probamos el licor de hierbas de esta zona.
Salimos del bar y en el horizonte se divisa Gijón, bajamos por una carretera, pero pronto nos desviamos por un camino el cual entra a Gijón por el barrio de Somió. A pesar de ir andando entre casas bajas y chalets el camino se hace ameno.
Llegamos a la gran ciudad pronto, a eso de las 12 y media de la mañana, hoy en principio nos quedaríamos por aquí o seguiríamos unos kilómetros mas, después de comer lo pensaríamos.
Guardamos nuestros macutos en los vestuarios de la playa, nos tomamos unas cervezas, estos se dan un bañito y a las dos y media nos metemos en un restaurante a comer que por siete euros nos ofrecen ensalada, paella, parrotxas fritas, flan, pan, vino y una copita de licor para digerir bien todo lo anterior... Genial.
Rendidos de tanto ajetreo gastronómico nos vamos a la playa a echarnos la siesta. Me despierto a eso de las seis de la tarde y Miguel y Paco siguen dormidos, les despierto y se dan un baño. Se nos ha hecho tarde y vemos que la mejor opción es quedarse a dormir en Gijón. A duras penas encontramos una pensión con derecho a cocina que por 54 euros no esta mal. Nos duchamos, nos hacemos unos macarrones con tomate y nos vamos a conocer la noche de Gijón...

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Gijón - Avilés

5º día
06-08-03

Ayer les advertí que hoy salía de Gijón como muy tarde a las ocho y media, yo me retiré sobre las dos de la noche y estos no tengo ni idea. Definitivamente la sidra me sienta mal... Bueno la cantidad.
Me levanto a las ocho, recojo mis cosas e intento despertarles sin ningún éxito, veo que están peor que yo. Les pongo una notita informándoles de mi intención de salir como muy tarde a las nueve, que como no bajen a esa hora me piro y que me bajo a desayunar. Bajan a las diez y desayunan un alkaserse... son la leche.
Siempre salir de las grandes ciudades es horrible, Gijón no va a ser menos y encima están de obras.
Nos dirigimos por la AS-19 dirección Veriña, pasamos por una central térmica o algo parecido y las flechas nos van dirigiendo hacia una pronunciada subida por carretera comarcal desviándose luego por caminos, para más adelante empezar a subir el Monte Areo bajando éste por Guimarán.
Como no podía ser de otra manera, hoy tambien hemos perdido de vista las señales, estamos cruzando un valle entre campos de cultivos y no hay ni un solo árbol ni piedra para pintar una flecha y encima tambien hoy el Lorenzo pega de lo lindo.
Damos a parar al final a la AS-19, no nos queda otro remedio que seguir por ella a ver si por lo menos encontramos un bar para poder beber algo, cosa que por suerte, así fue.
Estamos muy cerca de Avilés y pronto empezamos a divisar fabricas enormes, vamos paralelos a la autovía y entre el ruido de las fábricas, el de la autopista y el calor que hace, el camino se hace muy pesado.
Son las tres y media de la tarde y todo lo anterior puede con nosotros, añadiendo ahora el hambre y la sed. Nos encontramos al lado de un gran centro comercial, vemos un autobús, nos miramos y nos decimos que Santi lo comprenderá, pillamos el bus.
Por muy poco casi no nos dan de comer en Avilés, el autobús ha dado una vuelta enorme antes de llegar a su destino, buscamos un restaurante cerca del albergue y nos comemos un pollo asado de la semana pasada, ensalada y patatas fritas, menos mal que el orujito del final mataría la posible salmonela del pollo.
A las cinco y media abren el albergue, lo llevan la Asociación Astur Jacobea de Avilés y la hospitalera nos da la bienvenida, nos sella la credencial y mantenemos una conversación sobre el camino, se queja de la gente que pasa por aquí exigiendo y echando pestes de lo mal que esta el Camino del Norte, y tiene razón sus quejas, si quieren comodidades que se vayan a Benidorm a un hotel.
Hoy tenemos compañeros peregrinos, tres que dicen vienen tambien de Gijón andando y están de punta en blanco, ni sudorosos ni nada; no sé, yo miro a Miguel, a Paco y mi mismo, que no sudo casi nada y os aseguro que después de andar toda la mañana bajo un sol de justicia, uno no está como para ir de boda (solo es una observación), Fernando de Madrid, que se le ve que esta jodido y que quiere llegar a Santiago y dos ciclistas.
Después de la correspondiente ducha, siesta obligada, colada y arreglos varios, nos vamos a conocer Avilés.
Tras la vuelta relajada por el casco viejo cenamos de raciones, una copita y a la cama.

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Avilés - Soto de Luiña

6º día
07-08-03

O el gran palizón.

Hoy gracias a Dios podemos desayunar inmediatamente después de levantarnos y oír las quejas de algún peregrino que no ha pegado ojo por no sé que ruidos ( ¿ronquidos?, ¿Nos hemos levantado pronto? Eran ya las ocho de la mañana cuando nos hemos despertado, pero bueno...).
Son las ocho y media cuando damos cuenta de un licor de hierbas en un bar del casco viejo.
Enfilamos por las calles de Avilés siguiendo las conchas que existen, echo mano de los mapillas para ver que pueblos vamos a encontrarnos y... genial, se me han perdido, bueno no-pasa nada, tengo otra hojilla con esos datos, pero no es un mapa.
Encarrilamos nuestros pasos hacia Salinas tras haber pasado por La Sablera y Campo Conde. Llegamos a un pueblo que no me suena de nada llamado Santa María del Mar, miro mi hoja de ruta y no lo veo por ninguna parte, esto, unido a que hace un buen rato que no vemos ninguna flecha llego a la conclusión que nos ha pasado lo de siempre.
De todas las maneras vamos bien, aquí en Asturias es difícil perderse, a la derecha casi siempre tienes el mar por lo que nunca podrás ir en esa dirección y con un poco de lógica y orientación se sigue para adelante.
Desde Santa María del Mar vemos que hay una carretera que se dirige hacia Naveces y este pueblo ya me suena más, allá que nos dirigimos, no sin antes parar en un bar para alternar con gente de la zona y tomarnos unos tercios, hoy tambien hace calor y no es cuestión de deshidratarse.
Llegamos a Naveces y nos rencontramos con las flechas, pronto pasamos por Santiago del Monte. Desde aquí hasta Ranón hay unos 3.3 Kms. y no tenemos ningún problema en todo el recorrido, se encuentran perfectamente las flechas y andamos por caminos entre bosques.
Pronto llegamos a El Castillo situado en la Ría de Pravia, hay unas vistas magníficas de la Ría y el Castillo con su muralla. Ya hasta Soto del Barco no queda nada, escasamente 800 metros, son las dos y media de la tarde y en el cruce de caminos de Soto comemos en un bar unas empanadas y bocadillos, un helado y una copita.
Miguel y Paco ven un cartel indicando una playa, yo necesito una siesta. Tenemos que desviarnos unos cuatro kilómetros del camino para ir a la playita, para luego volverlos a desandar, me parece demasiado, pero bueno, estos necesitan un baño y yo una siesta, no hay prisa.
Llegamos a un pueblo llamado San Esteban, yo no puedo más y en la iglesia del pueblo les digo a mis amigos que ahí me quedo a dormir la siesta, ellos siguen hacia la playa, nos han comentado que quedan todavía un par de kilómetros y desde allí hay una ruta que va a parar hasta Muros de Nalón. Quedo en llamarles cuando me despierte a ver como van y lo que hago yo. Me despierto como si me hubieran dado una paliza y encima desorientado, no sé ni donde estoy, busco un bar para tomarme un café con hielo y un patxarán para despejarme, voy volviendo a la realidad y llamo a Paco, me comenta que todavía ni se han metido en el agua... pues si que estamos bien, le digo que es tarde y que yo tiro para Muros, que les espero en El Pito, desde San Esteban me han comentado que se puede ir tranquilamente por caminos, que paso de ir hasta la playa ( que le voy hacer, soy así, ellos ya me conocen).
Llego a Muros de Nalón y vuelvo a encontrarme con las flechas, me llevan por caminos en los que nuevamente tengo que utilizar el bordón a modo de sable, hay mucha vegetación y se nota que desde hace mucho tiempo muy poca gente camina por aquí. Sin ninguna novedad llego a El Pito. Me introduzco en un bar a esperarles, llegan a la hora y pico y me comentan que por donde han ido los paisajes eran la leche, acantilados, playas, calitas, vamos que genial... me alegro por ellos.
Son las ocho o más de la tarde cuando nos dirigimos hacia Cudillero, Miguel no lo conoce y bajamos hasta el puerto, está hasta la bandera de turistas.
Sabemos que en Cudillero no hay albergue, pero preguntamos por si acaso a un policía municipal que nos confirma que nanai, que hasta Soto de Luiña, no hay albergue.
Esta anocheciendo cuando salimos de Cudillero, comentamos que si encontramos una iglesia, ermita o algo parecido la ocupamos y lo utilizamos de albergue. Se hace de noche y no hay suerte, ya no vemos nada de nada y tenemos que andar por la carretera con el peligro que eso conlleva.
En un bar de carretera nos paramos a cenar, son más de las diez y ni sabemos donde estamos, preguntamos y nos dicen que ya nos queda menos y que cuando lleguemos a Soto preguntemos en el bar de la plaza por las llaves del albergue.
Llegamos a Soto de Luiña sobre las doce de la noche, preguntamos en el bar por las llaves y el encargado nos dice que ya nos vale (eso ya lo sabíamos nosotros), que vaya horas, tenemos que esperar a que tenga menos gente y él nos acompañará al albergue... bueno, pues ponga tres pelotis.
En el albergue nos encontramos a Fernando, nos pegamos una ducha, escribimos en el libro de peregrinos donde pego una pegatina de los bebe y lucha (buena gente) y caemos rendidos en la cama.

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Soto de Luiña - Valdés - Luarca

7º día
08-08-03

O de cómo otro día llegamos de noche.

Debido al palizón de ayer, hoy ha sido una de las noches que he dormido casi de un tirón, Paco y Miguel como son unos troncos nunca tienen problemas con el sueño.
Nos hemos levantado tarde y Fernando ya se ha ido. Recogemos todo y vamos al hotel a devolver las llaves del albergue que también lo regenta el del bar de ayer.
Hoy el desayuno es un sueño, bufete libre por tres euros, comemos de todo: zumos, café, tostada de pan de pueblo, jamón york, chorizo, salchichón, magdalenas, sobaos, galletas... y vuelta a empezar. Hoy si que es necesario un orujito de hierbas para poder digerir todo lo anterior.
Nos recomiendan varias veces que hoy vayamos por la antigua nacional 632, el camino es intransitable por lo poco cuidado que está, nadie se encarga de limpiarlo y hace bastante que nadie camina por él. En principio hacemos caso a las recomendaciones, pero ver una flecha y no seguirla es como cometer un delito, instintivamente seguimos las flechas y empezamos a experimentar que las advertencias eran razonables, esto es la selva.
Cruzamos los pueblos de Valdredo, Albuerne, Novellana, Castañeras y Santa Marina. En todos y cada uno de ellos vamos parando. A parte del calor que esta haciendo hoy (Paco se estruja la camiseta y le sale agua), meterse por los caminos es un constante subir y bajar, esto, unido al esfuerzo que hay que hacer para abrirse hueco entre las zarzas, hortigas, toxos (plantitas de espinas) y demás plantas se hace necesario repostar en cada uno de los pueblos.
En Ballota paramos a comer. Entramos en un local bar-ultramarinos-punto de reunión vecinal y nos metemos para el cuerpo unos bocadillos de lomo, lo regenta un matrimonio y charlamos con ellos del calor, del pueblo, del camino... genial, estos locales son genuinos.
El calor a estas horas aprieta y el matrimonio nos indica que a las afueras del pueblo hay un parque con sombras estupendas para dormir la siesta. Cada uno busca su hueco, estiramos los aislantes en el prado y nos despertamos a las dos horas aproximadamente.
Después de la reparadora siesta seguimos nuestro camino, desgraciadamente tenemos que caminar por la carretera nacional nueva, nos han indicado que es mejor. No recuerdo porque hacemos caso a las indicaciones, pero pronto nos arrepentimos de tal decisión... parecemos nuevos. Vamos andando por el arcén, que a veces es muy estrecho a su paso por viaductos y túneles y gracias al peso de mi macuto no salgo volando al paso de enormes camiones. La cosa se va complicando, cada vez hay más niebla y se hace peligroso andar por la carretera. Llegamos a Cadavedo y tomando unas cervezas en un bar estudiamos la situación. Paco anda jodido, hasta ahora no había hablado de las molestias físicas porque la verdad, casi ni las hubo pero como decía, Paco andaba un poco mal, arrastraba una ampolla de esas que es imposible de atravesar con la aguja al estar debajo de una dureza y hoy si que le molestaba mucho, Miguel sufría una pequeña escocedura y a mi los primeros días me molesto un poco una tendinitis que arrastraba del Camino Aragonés. Lamentándolo mucho, decidimos coger la feve hasta el pueblo de Barcia, es muy tarde, va anocheciendo y la niebla no nos deja ver mas allá de dos metros. En Barcia nos bajamos y seguimos caminando.
Seguimos andando y llegamos al albergue de Valdés cerca de Luarca, a las diez y media de la noche. Parece ser que está cuidado por una pareja de hospitaleros voluntarios y entre bromas nos dicen que esta lleno pero que nos buscará unos colchones y un sitio en el suelo, esto se agradece. Lo que no se agradece tanto es que no nos dejará ir a cenar porque normalmente a esta hora toca silencio, hace una excepción y nos deja que nos duchemos, nos saca un vaso de leche y nos manda a la cama como a unos colegiales. Más tarde, desde afuera y por la ventana nos echaría la bronca por hablar tranquilamente con los demás peregrinos en la habitación nuestras experiencias del camino... sin comentarios.

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Luarca - La Caridad

8º día
09-08-03

Tocan diana a las siete de la mañana, miro por la ventana y el cielo sigue cubierto, pienso que hoy podíamos haber estado un poco más metiditos en el saco porque parece que no va hacer mucho calor, pero las normas son las normas, que le vamos a hacer.
Eso sí, nos tienen preparados un café con leche con galletas, lo cual se agradece y aprovechamos para hablar con los demás compañeros de camino.
Nos rencontramos con los tres peregrinos con los cuales no intercambiamos muchas palabras, parece ser que entre ambos grupos no hay química; a nuestro amigo Fernando, a dos nuevos peregrinos jóvenes muy hippies-modernos; a cuatro peregrinos a caballo y a dos grupos de ciclistas, vamos que una mezcla muy heterogénea.
De Valdés a Luarca, hay un paseo. Desayunamos ya bien en un bar del puerto unos buenos bocatas con un par de chupitos.
Incomprensiblemente a las afueras de Luarca no encontramos ninguna flecha, por lo que caminamos por la carretera nacional y al final de una interminable recta divisamos una flecha que ya nos conduce por caminos. Hemos pasado por las poblaciones de Villuir y Otur.
En Villapedre realizamos nuestra primera parada técnica del día, al final se levantó la niebla y empezó a apretar el sol. Nos tomamos unos culines de cerveza en vasos de sidra y a la salida del bar nos encontramos con Fernando. Andamos un buen tramo compartiendo el camino con él y en Piñera se despide de nosotros comentándonos que se queda en el albergue porque esta muy cansado, ha realizado etapas muy largas estos días y hoy quiere descansar. Le invitamos a unas sidras por habernos aguantado todos estos días, un chaval majo.
Proseguimos nuestro camino hacia Navia donde llegamos a la hora de comer y buscando, buscando, encontramos un restaurante que por seis euros se puede elegir entre una gran variedad de platos.
Comer y quedarme frito es todo uno y esperando a Miguel que saliera del baño, me quedo sopa en un banco de un parque. Me despierto a la hora más o menos y ni rastro de estos dos, los tíos me han dejado tirado ahí, en medio del parque, les llamo al móvil y me comentan que se están dando un bañito, me dirijo hacia la playa pero al divisar donde está, les vuelvo a llamar y les digo que no voy que yo sigo caminando, cosa que no hago porque al llegar al centro del pueblo están de fiestas y me quedo viendo un concurso de escalceadores con degustaciones gratuitas de sidra... ¡ Que peligro!
Cuando llegan Miguel y Paco ya se ha terminado el concurso, pero siguen las degustaciones de sidra a lo que hay que unir otras de almejas y paella, todo esto amenizado por un grupo local de gaiteros. Aunque parezca mentira, no nos liamos mucho, es tarde y aún nos quedan unos diez kilómetros hasta La Caridad. Sin ninguna novedad llegamos al albergue de La Caridad, donde nos encontramos a los jinetes, los tres magníficos y a los hippies.
Tras la ducha de agua fría correspondiente, nos dirigimos al pueblo y nos tomamos un buen chuletón, hay que celebrar que hemos llegado hasta aquí, yo mañana por desgracia y circunstancias ajenas a mi voluntad, les tengo que dejar en Tapia de Casariego, ellos seguirán hasta Ribadeo.

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La Caridad - Tapia de Casariego - Ribadeo

9º día
10-08-03

Nos levantamos pronto, he de coger la feve en Tapia a eso de las diez de la mañana y nos encontramos a diez kilómetros por lo que por una vez nos damos prisa en recoger nuestros macutos.
El camino hoy discurre con toda normalidad, bueno le meto un poco de caña al ritmo de la marcha, si pierdo la feve que me lleva a Oviedo perdería el enlace que me lleva a mi destino.
Hace una buena temperatura para andar y nuestro camino discurre por carreteras comarcales pasando por los pueblos de Valdepares, El Franco, Porcía y Salave.
Llegamos las proximidades de Tapia de Casariego y preguntando preguntando a las pocas personas que nos encontramos nos dirigimos a la estación de la feve. Les comento a Paco y a Miguel que se vayan tranquilos al pueblo, que no me importa dirigirme solo a la estación, pero me quieren acompañar, son buenos amigos.
La estación de feve resulta a estar seis kilómetros de Tapia, un poco más y pierdo el tren. Nos hacemos una última foto juntos y me despido de mis amigos pensando que pronto se acaba lo bueno. Vuelven a recorrer los seis kilómetros que hay hasta Tapia. Se quedan en el albergue de Tapia a disfrutar de su hospitalidad, playas y gastronomía. Al día siguiente llegarían a Ribadeo, punto final del camino, por este año.
Bueno y eso es todo, de momento.
Buen Camino.