Primer Xacobeo del siglo y por circunstancias de la vida, este año llegamos a Santiago de Compostela después de haber empezado el Camino del norte dos años atrás allá por Santoña. En principio no nos preocupa la posible masificación del camino toda vez que hasta el penúltimo día no coincidimos con el Camino Francés, que es el más conocido y el que suele realizar todo el mundo.
Este año se añaden al grupo dos personas más, Salva, un amigo del barrio al cual no conozco mucho pero creo que le va a venir genial entrar en contacto con el Camino y se le ve muy ilusionado y Sebas un compañero de Miguel, los dos se portarían como unos campeones a pesar de no estar acostumbrados a caminar.
23.59 de la noche, estación sur de autobuses de Madrid. Tras presentarnos mutuamente los cinco componentes al evento, nos introducimos al autobús el cual nos llevaría a nuestro destino, Ribadeo, pueblo en que el año pasado tuvimos que dejar nuestro Camino muy a nuestro pesar.
Tras ocho horas de viaje, por fin llegamos a Ribadeo, ya en la Comunidad Autónoma de Galicia, nos separan de Santiago tan solo unos 193 km.
Es hora de tomarse un buen desayuno regado al final con un licorcito de hierbas y reunirnos informalmente los cinco miembros para hablar un poco del camino, sobre todo con los dos componentes nuevos del grupo y darles una serie de recomendaciones. Hacemos fondo común y tenemos el primer referéndum democrático sobre si empezar a caminar hoy o empezar a caminar mañana Domingo. Desde Madrid ya se había dicho que como a partir de Ribadeo ya no íbamos a ver el mar podíamos aprovechar y quedarnos aquí disfrutando del mismo, hay otras opiniones al respecto debido a que el día esta nublado o con una niebla espesa y como es una hora temprana se podría adelantar y caminar con este tiempo tan bueno para ello. Tras exponer unos y otros sus argumentos y tantear con miradas cómplices sobre todo lo que opinan los nuevos compañeros, se vota y hay empate técnico con tres abstenciones, mal está la cosa, no se ha decidido nada, al final y tras dejar unos minutos de reflexión prevalece la primera idea, la de quedarnos, que suele ser la mejor.
Buscamos el albergue y tras llamar a Protección Civil que son los encargados del cuidado del mismo, nos abren y sellan nuestras credenciales. Acomodamos nuestros macutos en las literas y realizamos la correspondiente visita cultural y gastronómica a la ciudad de Ribadeo. Tras comer un buen pote Gallego regado con un buen Ribeiro volvemos al albergue y ya en el mismo nos encontramos con los que serían nuestros compañeros de camino en las siguientes etapas. Al final el albergue se llena y un grupo de de unos once peregrinos se tienen que alojar en unas tiendas del ejercito, se nota que es Xacobeo. Por la tarde, algunos playa, otros siesta, paseo, cena, una copa y a la cama que a la mañana siguiente nos esperan 28 kilómetros aproximadamente.
A las siete de la mañana toca diana, entre recoger macutos y desayunar en un bar del pueblo nos dan las ocho, hora en que nuestros pies empiezan a caminar. El día, amanece nublado o más bien con una niebla espesa, hace una buena temperatura para andar. Nos cuesta un poco salir de la población de Ribadeo y encontrar la primera flecha amarilla, pero al final preguntando damos con ella. Estamos en Galicia y aquí no vamos a tener los problemas que tuvimos en Cantabria y Asturias, todo el camino está bien señalizado. Este año ni me traigo guías, ni mapas ni nada, además Ribadeo-Santiago ya lo hice en el año 99 y algo se queda en la memoria visual.
Nada más salir de Ribadeo nos adentramos en bosques de eucaliptos, tónica general hasta llegar a Santiago. Al principio vamos caminando los cinco juntos, pero pronto cada uno coge su ritmo, caminando solos, de dos en dos; normal al ir caminando en grupo.
No puedo explicar la sensación que experimento al estar en contacto con el camino sobre todo el primer día, es una sensación de felicidad, como digo es inexplicable.
Caminamos casi toda la mañana entre una niebla espesa pero siempre, antes del mediodía se despeja dando lugar a un sol esplendido. Me vienen a la memoria algunos paisajes de cuando realicé este camino en el año 99. Tras algunos descansos breves de diez minutos debido a las interminables y duras subidas con las que nos hemos encontrado nos paramos ya todo el grupo en el Albergue de Gondán, nos refrescamos un poco y Salva parece ser que no ha hecho caso a nuestras recomendaciones, se ha traído ropa de más por lo que decide dejar en el albergue un jersey de lana de cuello alto que pesa lo suyo, jaja, a quien se le ocurre. A dos kilómetros de Gondan nos dicen que hay un bar por lo que seguimos andando ya con bastante calor y decidimos refrescarnos la garganta con unas cervezas y refrescos. Hay que realizar un último esfuerzo, tan solo nos queda unos cuatro kilómetros hasta Vilanova de Lourenza, población que alcanzamos prácticamente a la hora de comer. Buscamos el albergue que por supuesto también es de la Xunta y lo cuida una chica del pueblo, al llegar solo hay una pareja esperando, sellamos nuestra credencial y nos disponemos a comer en el pueblo de menú. A la vuelta nos encontramos con el grupo de chicos y chicas (los doce), más chicas que de chicos los cuales serían nuestros compañeros peregrinos hasta llegar a Santiago. Por la tarde siesta, descanso, piscina y vuelta por el pueblo. El albergue que es bastante amplio al final se llena y hay gente que tiene que dormir en el suelo. Cenamos unos bocadillos y pronto nos metemos en el saco.
Como todas las mañanas toca la rutina de ordenar el macuto, algunos tardan más que otros, por lo que siempre hay que esperar a alguien. Desayunamos con el grupo de los doce en un bar y desde éste divisamos a un grupo bastante grande de peregrinos que empiezan su marcha, llegarían a la centena. Empezamos a caminar como lo haríamos en el día de ayer, con niebla. Nada más salir de de Lourenza nos adentramos en un espeso bosque de eucaliptos, pronto alcanzamos al gran grupo y nos cuesta un buen tiempo adelantarles, no es que fuéramos a un ritmo rápido, pero ya se sabe que cuando se camina en grandes grupos la marcha se ralentiza a lo que hay que añadir que el camino es estrecho. Tras casi una hora de caminar con ellos, salimos del bosque y nos encontramos con la antigua nacional 634, que pronto dejaríamos para adentrarnos por corredoiras en las que a veces parece que se hace de noche por lo cerrado del follaje de los castaños y otros árboles, la verdad que es una gozada caminar por estos parajes. No dejaríamos las corredoiras hasta llegar prácticamente a Mondoñedo. Tras un buen desayuno, realizar algunas compras y pasear por sus calles seguimos nuestra marcha hacia el pueblo de Abadín. Caminamos por una carretera comarcal poco transitada de vehículos y entre montañas, poco a poco cada uno va cogiendo su ritmo, yo me quedo de los últimos junto a Paco. Por este tramo de vez en cuando nos cruzamos con alguna aldea pequeña y en todo él se respira tranquilidad, casi no nos cruzamos con ningún alma, peregrinos tampoco. Pasado el pueblo de Lousada, las flechas nos dirigen a un camino el cual poco a poco se empina; a estas alturas de la mañana la niebla ha desaparecido y la subida se convierte en gran subida interminable que junto al calor reinante se hace más cuesta arriba. Tras un buen tramo de subida, nos encontramos con la Ermita de San Martiño de Galgao con una explanada con sombras y una fuente que ni pintada. Descansamos un poco y afrontamos ya el último tramo de nuestra etapa de hoy. Antes de llegar a Abadín decidimos comer en el pueblo de Gontán y tras una suculenta comida nos dirigimos al rio cercano a darnos un baño en una poza, descansar y por supuesto echarnos la siesta. Después del merecido descanso nos dirigimos ya a Abadin donde nos acomodamos en un gimnasio al no existir albergue, ducha, tarde tranquila e intercambios de experiencias con el grupo de doce peregrinos, una pareja de Madrid y un chaval de Murcia, compañeros de peregrinación en este improvisado albergue. Antes de meternos en el saco, primeras curas de ampollas, a Salva le han aparecido un par de ellas bien majas, por lo que con aguja, hilo y betadine se las exploto y curo (cosa que no se debe hacer, pero se hace).
Seguimos teniendo suerte, estos días atrás hemos conseguido desayunar caliente en un bar, tomarse un café calentito regado con un orujo de la tierra viene muy bien para afrontar los primeros kilómetros de la etapa. Y al igual que los días anteriores amanece nublado, por lo que caminar se hace ameno, todo esto unido al paisaje tan formidable de Galicia es una verdadera gozada caminar. Seguimos caminando por corredoiras y caminos entre bosques de castaños y robles pasando de vez en cuando por granjas; caminamos tranquilos y me deleito realizando fotografías a plantas, árboles y paisajes. Tras quince kilómetros por caminos, vamos a parar a Santiago de Goiriz y ya en la carretera nacional realizamos un pequeño descanso en un bar donde nos tomamos el segundo desayuno de la mañana. Apenas nos quedan cinco kilómetros para llegar a Villalba, una de las poblaciones más grandes de este tramo. A las puertas del pueblo nos encontramos con el albergue, edificio moderno con hospitalero de la xunta. Tras la comida de menú en un restaurante de al lado la tarde se presenta tranquila, siesta, ducha, partidita de mus, en resumen muy relajada. El albergue es grande y se llena de peregrinos, también bastantes bicigrinos; las habitaciones, una para chicos y otra para chicas, algo poco común, pero bueno. Después de una cena suave con productos de la zona comprados en el supermercado y otra cura de ampollas, esta vez a Miguel, pronto nos subimos a dormir.
Parece ser que este año no hay remolones a la hora de levantarse y eso que al ser cinco personas siempre suele haber alguien con más pereza, pero no, prácticamente todos los días antes de las ocho de la mañana ya estamos desayunados y preparados para empezar a caminar, cosa que me agrada y no añade más cabreo a mi estado normal de mala leche matinal., ya se sabe, parafraseando a Baroja : "Mi vuelta del campo de los sueños es brutal al entrar en el país de lo cotidiano"; a mi, me pasa lo mismo.
Hoy no amanece con niebla, pero sí un poco nublado, ayer por la tarde llovió; al final, a todo lo largo del día caminaríamos con un sol de justicia, el día de más calor de todo el recorrido. En principio decidimos llegar a Baamonde que dista de Villaba 19 km. Salva va lento a causa de sus ampollas, pero mucho más lento camina Sebas que parece que tiene algo de tendinitis; a lo largo de toda la mañana camino solo, las noticias del estado de los tullidos me vienen vía mensaje y un par de veces que camino con Miguel, por lo que decido llegar tranquilamente a Baamonde y esperar a ver la situación. Según nos vamos acercando a Santiago nos vamos encontrando con más peregrinos y en la etapa de hoy con varios me cruzo. Llego a Baamonde tranquilamente pensando en mis cosas (si de una vez por todas salgo de mi nido, pido traslado a un pueblo y salgo de este Madrid que a veces me vuelve loco...) y en un bar al lado del albergue espero a todos los miembros de la expedición, por supuesto con una cerveza estrella de Galicia. Parece que la situación es más cruda de lo que pensaba, realmente Salva va mal, pero peor Sebas que no puede con su alma del dolor, parece que tiene tendinitis. Decidimos comer aquí comprando de nuevo productos de la zona como queso de tetilla, lacon y demás viandas, echarnos una siestecita y ver que pasa. Paco, Miguel, Salva y yo decidimos caminar por la tarde hasta Miraz donde al parecer hay una casa del antiguo cura que la utilizan como albergue, Sebas por su parte quiere quedarse, pero al final le motivamos un poco y decide unirse con nosotros. Hasta Miraz hay 15 km y todos ellos transcurren por bosques solitarios, todo una gozada, de vez en cuando alguna aldea con no más de cuatro casas, al igual que Miraz, donde solo hay un bar (sufiente), cuatro casas, un cementerio y la antigua casa del cura, nuestro albergue de hoy. La casa está en malas condiciones y sucia, es una pena que los peregrinos no cuidemos estos hoteles. Al final llegan todos sanos y salvos, ducha fría, cena a base de queso de tetilla y embutidos varios, más tarde visita cultural al bar donde compartimos con el grupo de los doce peregrinos una velada bastante entretenida.
El día amanece con niebla, con mucha niebla. El albergue al final se llena y algunos peregrinos han dormido en el jardín de la casa, los pobres amanecen calados por la niebla. Por suerte el bar del pueblo está abierto, desayunamos tranquilamente y con una temperatura ideal para caminar reanudamos nuestro camino. Mañana ideal para caminar, nada de calor, la niebla deja pasar tímidamente al astro sol y se le puede contemplar sin ningún peligro, el paisaje por esto lugares como siempre, genial. Sin ninguna novedad, bueno bastante carretera interminable, llegamos al pueblo O Mesón, nos tomamos unas estrellas y decidimos comer en un restaurante del pueblo. A pesar de que nos ponen cantidades inmensas de comida por haber tenido que esperar demasiado tiempo, la comida dista mucho de estar buena, pero hay mucha hambre y ya se sabe, nosotros no somos turistas, intentamos ser peregrinos y siempre el peregrino agradece, no exige. Hasta Sobrado Dos Monxes solo nos quedan aproximadamente cinco kilómetros y mi reloj biológico me pide una siesta por lo que nada más salir del pueblo y debajo de un árbol me hecho una cabezadita. A las dos horas me despierto y emprendo mi marcha al encuentro de mis amigos, al rato encuentro a Paco y Salva en el lago de Sobrado descansando a la sombra, Miguel y Sebas han decidido ir de un tirón hacia el Monasterio. Ya en el Monasterio buscamos al hermano hospitalero, todo en él es amabilidad y hospitalidad, como no puede ser menos. Aquí nos encontramos con un grupo muy numeroso de peregrinos de distintas edades y nacionalidades, más de cien, se nota que nos acercamos a Santiago y que es año Jacobeo. Cola en la ducha, paseo por el pueblo, cena, peloti y a la cama.
Hoy vamos al encuentro del Camino Francés, temo encontrame con él por la sencilla razón ya comentada antes de ser año Xacobeo y haberse puesto de moda esto de hacer el Camino de Santiago, cosa que me parece muy bien pero que mucha gente utiliza las infraestructuras del Camino para hacer turismo barato y cutre y no empaparse bien de él, lo digo con conocimiento de causa como más adelante expondré.
El grupo de la ONU al despertarme ya ha salido del monasterio y poco a poco nuestro grupo se va despertando pero como estos días atrás a las ocho en punto nuestros pies dan cuenta del camino. Dormimos en una gran habitación llena de literas, estaba llena y en los claustros también había gente, lugar donde a media noche me dirigí para huir de los ronquidos de Paco y algún que otro peregrino. Desayuno rápido, copita de la tierra, carretera y manta. Hoy no ha niebla y parece que el sol va a calentar pero corre un ligero aire que se agradece. Etapa tranquila, solo unos 22 kilómetros hasta llegar a Arzua lugar donde nos encontraremos con los peregrinos del Camino francés y otros caminos. A pesar de mi elevado ritmo de caminata y como en años anteriores siempre suelo caminar junto a Paco o bien ir mirando constantemente para atrás y divisarle para no perderle de vista, recuerdo el primer año que cada dos por tres me daba un toque al móvil para que parara en el próximo bar, este año no va a ser menos y oasis que divisábamos cervecita que caía. Sin ningún acontecimiento digno de mención llegamos a Arzua y buscamos el polideportivo que al igual que el año 99 iba a ser nuestros aposentos. Me lo temía, está hasta la bandera, buscamos un hueco, sellamos nuestra credencial, ducha y comida buenísima de menú en el pueblo, el cual es bastante grande y parece que ser que está de fiesta...mal asunto. Comer y venirme un sopor insoportable es todo uno por lo que el menda se dirige al polideportivo a disfrutar de la siesta. A las dos horas me despierto y a la que voy a tomarme un café voy llamando al grupo para saber de ellos, Sebas y Miguel en la piscina y Salva y Paco todavía en el restaurante jugando al parchis con las camareras y con una copilla de más....sin comentarios jaja. Y nada, para celebrar que hemos llegado hasta aquí también me tomo un peloti y pasamos la tarde descansando tranquilamente. Cenamos en el mismo bar que comimos unas hamburguesas y nos vamos a ver que ambiente hay en las fiestas, yo me tomo un peloti y me retiro al polideportivo, otros tardarían un poco más...
La tranquilidad del las anteriores etapas se pierde. Prácticamente somos unos de los últimos grupos en desalojar el polideportivo, la gente con tal de coger plaza en el siguiente albergue se levanta hasta las cuatro de la mañana para caminar, me dicen que es la tónica general en el Camino francés, una pena. Yo prefiero el "Dios o Santiago proveerá" y saborear bien el camino, si hay que dormir en el suelo, pues suelo, en un porche de una iglesia, pues en un porche, como techo las estrellas, pues genial, que le vamos a hacer cada uno entiende su camino de una manera distinta pero se olvidan la máxima de que el "el turista exige, el peregrino agradece" y muchos de estos se piensan que el camino es una carrera y se toman el camino como en su vida real, una lucha por ser el mejor sin importarles los demás y pisoteando al de al lado para conseguir su objetivo.
Desayunamos en la calle principal del pueblo, día con intensa niebla. El Camino a rebosar de gente, cada dos por tres vamos adelantando a grupitos de peregrinos, de mochileros, turigrinos, bicigrinos que ni saludan y van a toda leche, grupitos sin mochila pero con su bordón nuevo, etc, etc. Hasta Arca caminaría solo, con tanta gente he perdido a mis compañeros de fatiga, solo se que Miguel y Sebas van por delante, Paco y Salva detrás. De todas las maneras yo voy disfrutando de mi camino, saludando al todo el que me cruzo, contemplando el paisaje, pensando en mis cosas. El paisaje que me encuentro al llegar a Arca es pésimo, el albergue todavía no esta abierto y hay una cola enorme de mochilas y peregrinos, unos se mosquean y vociferan porque ha visto a gente que ha caminado sin mochila y no se sabe de donde la han sacado pero ahí la tienen guardando su turno, otros tienen tanta cara y ninguna vergüenza que a escasos metros del albergue aparcan su coche de apoyo y sacan las mochilas para ponérselas al hombro y llegar al albergue con ellas, yo no digo nada, me salgo de la cola y me voy en busca de un bar para tomarme una cervecita y pensar que hacer. Me encuentro a Sebas y Teje y les comento que no me quedo en ese albergue que ni los que tienen cara ni los que protestan y van de peregrinos genuinos me gustan, que me voy a unas carpas que la xunta ha habilitado, Paco y Salva llegan y apoyan mi opinión...todos a las carpas. Nos damos una buena ducha en tan singular albergue y buscamos un sitio para comer. Según me lavanto de la siesta le comento a Salva que se vaya a un médico o al puesto de la cruz roja a que le curen sus ampollas, su dedo meñique todo es una ampolla y no me gusta nada la pinta que tiene, a parte de que le ha salido un bulto sospechoso al lado del otro dedo meñique...yo no se como ha aguantado y ha llegado hasta aquí. Le acompaño hasta el puesto de la cruz roja y mientras espera la cola me voy a tomar un café con hielo y un patxaran se me ocurre una idea...Lo de Salva al final es más grave de lo que pensabamos, ha tenido que venir el médico y le ha dicho que así no puede caminar y que se lo lleva en ambulancia hasta Santiago, se le ve triste porque tenía muchas ganas de llegar a Santiago caminando. Cenando les comento a todos mi idea, no esperar a mañana para realizar la última etapa y hacer una etapa nocturna...parece que en un principio no hace mucha gracia pero argumento mi decisión y al final se decide salir de Arzua hacia Santiago de Compostela sobre las 11.00 de la noche.
Solo yo llevo linterna por lo que Paco decide comprarse una, también Miguel dice que lleva pero una vez que nos metemos el camino y ver lo que ilumina es como si no llevara, este Miguel es la leche. Tenemos que estar muy atentos para no perder ninguna flecha, la noche está muy oscura y no es plan de perderse a escasos kilómetros de Santiago. Es gratificante caminar de noche, no se contempla el bello paisaje pero se camina con una tranquilidad inmensa añadiendo que la temperatura es ideal. A la hora de camino nos topamos con un grupo de chicas valencianas las cuales van cantado, las adelantamos y proseguimos nuestro camino. De Salva nos llegan noticias, está esperando a que le realicen unas radiografías, cada quince minutos nos llama para saber de nosotros, se le nota triste por no realizar esta última etapa. Mas adelante nos encontramos con una peregrina solitaria, es de Estados Unidos y nos comenta que está recopilando información para un documental televisivo para su país, nos acompañaría hasta llegar a Santiago. A pesar de caminar de noche algunos lugares por lo que caminamos me suenan un montón, sobre todo llegando a Lavacolla lugar donde está situado el aeropuerto de Santiago y a escasos metros de nuestras cabezas nos sobrevuela un avión con un ruido ensordecedor, ya a lo lejos se divisa las luces de Santiago y nuestros pies sin quererlo parecen que van más deprisa.
Tras tres horas aproximadamente de caminata llegamos al Monte del Gozo donde siempre este tramo se me hace interminable, todo es tranquilidad, a lo lejos se divisa las luces de Santiago. Salva nos llama y nos dice que no aguanta más, que sale a nuestro encuentro sin esperar a los resultados de las radiografías, no podemos convencerle y nos espera a las puertas de Santiago, quiere entrar junto al grupo y terminar su camino junto a nosotros.
Entramos en Santiago, me pregunto el porque de estar otra vez aquí... me da igual, no le doy muchas vueltas, me siento feliz, a gusto conmigo mismo. Como siempre, aquí no termina el Camino, empieza otro nuevo.