http://www.murcia-region.com/bicimur/espanaenbicicleta/caminodelsureste/index.htm
Camino murciano del Sureste
Me llamo Mariano Vicente, autor de estas líneas y presidente de Bicimur -Amigos de la Bicicleta de Murcia-, les quiero pedir que sean benévolos con nosotros, no somos viajeros profesionales, tampoco fotógrafos y mucho menos escritores, por lo que les doy las gracias por visitar nuestras páginas y haber tenido tanta paciencia.
Renunciamos a una descripción pormenorizada del camino, pues ya lo ha hecho y muy bien, nuestro amigo y amigo del Camino de Alicante Manolo Aliaga en su guía (Guía del Camino del Sureste en pdf).
Nosotros aportaremos un elemento nuevo, el track o camino extraído de un moderno aparato; el GPS, y algo más importante -para nosotros- nuestras propias vivencias.
Nuestro objetivo es dar a conocer, potenciar y estructurar este camino haciéndolo más fácil y accesible a los peregrinos. Establecer un nexo de unión entre Cartagena, Murcia y Santiago, entre el comienzo y el final del la andadura del Apóstol en España, recorrer 1200 kilómetros, cinco (5) autonomías, atravesar doce (12) provincias y más de trescientas cincuenta (350) poblaciones.
Camino de asimilación y vivencias, de espiritualidad y sacrificio, de compartir con los demás, de descubrirnos a nosotros mismos.
El 13-02-2007 presentamos al Sr. Alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara; así como a los medios de comunicación nuestro proyecto, que obtuvo una favorable acogida, en especial con la televisión autonómica La Siete Región de Murcia, con la que conectamos todos los días en directo hasta nuestra llegada a Compostela, lo hicimos a través del programa de las mañanas de Carmen Castelo.
La primera etapa la realizará el viajero con José Luís y Ángel, sumándose a partir de Murcia, Juan y Pepe. Calculan en 16 los días de viaje, que al final serán 15.
El tiempo, bueno en general, el viento a sido el meteoro dominante, llegando a ser duro en la jornadas manchegas. Con mucha dureza, nos recibió a la llegada a Galicia - se midieron rachas de 130 km/hora- junto con cellisca y granizo.
Superar el alto do Poio fue toda una proeza. Como anécdota, la bajada a Triacastela, tiene un 7 % de nivel y si queríamos avanzar había que dar pedales. La lluvia, hizo su aparición en 3 ocasiones sin llegar a ser determinante. Hostales, polideportivos, ayuntamientos y albergues han sido los locales de acogida. Comer cuando y donde se podía, y 1200 los kilómetros realizados.
Mariano Vicente:
El viajero, no sabe como describirse; es más bien alto, grueso, pelo castaño y frente despejada. Dicen que de carácter afable -lo más probable es que sean habladurías- y el menos preparado físicamente.
Juan Bautista Tudela:
es un hombre alto, no demasiado ancho de hombros, más bien delgado, de pelo lacio originalmente negro pero ya con unas cuantas canas. Buen rodador.
De carácter reservado, se volverá con el transcurso de los días más comunicativo y jovial.
José Luís Rodríguez:
Es más bien bajo que alto, el pelo ceniciento y encrespado.
Que cuando toca es gracioso, tendrá problemas con su rodilla derecha.
Ángel Martínez:
Ángel es alto y enjuto, de tez morena, para la ocasión se ha dejado barba. Serio y cabal, se adapta perfectamente al grupo.
Pepe Alarcón:
es de estatura media, pelo canoso, ojos vivos y bigotillo recortado. Hombre inquieto e impulsivo amante de acumular kilómetros.
Nuestros colaboradores:
Queremos dar desde aquí las gracias a todos aquellos que nos han ayudado; de una u otra forma, a la realización del proyecto.
¡¡¡ Muchas Gracias a Todos!!!
Guía Práctica
Salida: Cartagena
Llegada: Santiago de Compostela
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 1200 Km.
Nuestra primera etapa, comenzó, aunque parezca una contradicción en Murcia, en la estación del Carmen, nuestra intención, subir al regional que nos llevaría a Cartagena.
Una vez en la Dársena de Santa Lucía, donde según la tradición puso sus pies por primera vez en la península ibérica nuestro Apóstol Santiago, comenzó realmente nuestro viaje, tenemos por delante 1.200 kilómetros, cinco autonomías, doce provincias e innumerables poblaciones, pero como todos los viajes éste comenzó con la primera pedalada.
Atravesamos la Ciudad Departamental puerto adelante, fotos junto al submarino del insigne Isaac Peral, y buscamos la salida, dirección Murcia, hacia el canal del trasvase Tajo-Segura, que nos llevará hacia nuestro destino a través del Campo de Cartagena.
Abandonamos el canal para dirigirnos al El Jimenado y Los Martínez del Puerto, poblaciones a visitar antes del Puerto de la Cadena, por donde bajaban hacia el valle del Segura romanos y ganados, nosotros no utilizaremos este acceso, hoy ocupado por la autovía, sino que lo haremos por el parque regional del Valle-Carrascoy. Pasaremos por el Santuario de la Virgen de la Fuensanta, patrona de Murcia. Tenemos a nuestros pies, unas magnificas vistas sobre el valle del Segura y de la capital de la región.
Durante el recorrido encontraremos; asfalto apenas sin tráfico, pistas y una bajada casi trialera, para acceder al Santuario, después el tráfico propio de una ciudad como Murcia.
Guía Práctica
Salida: Cartagena
Llegada: Murcia
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 60 Km.
Nuestra segunda etapa comienza, como no podía ser de otra manera, en la Plaza del Cardenal Belluga teniendo como telón de fondo el magnifico imafronte barroco de la Catedral, obra de Jaime Bort.
Nuestro primer trabajo, encaminarnos hacia la mota del río, por donde transcurre el carril bici. Seguiremos la margen izquierda del Segura, el Staber griego, el Alebo cartaginés, el Thader romano, el Taderus de los hispanos, el Sakura árabe, o el Sigura de los tiempos de Felipe II. Pronto llegamos a la "Contrapará", escenario de los juegos infantiles del viajero y partidor de todo el sistema de riego de la Vega Murciana.
El pueblo árabe, fue el principal artífice de todo un entramado de acequias, escorredores y azarbetas, que hoy forman el sistema de regadío tradicional de la cuenca del Segura. Se iniciaba en este azud del que nacían canales a uno y otro lado del cauce, formando una tupida red para regresar otra vez al río después regar los campos de cultivo.
La Ribera de Molina y Alguazas serán las siguientes poblaciones en nuestro recorrido.
Pronto el río nos conduce a la santiaguesa Lorquí, posiblemente el lugar de inmolación de Escisión durante su huida de los cartagineses. No podemos dejar de visitar la noria del Rapao y sus cangilones de madera.
Siguiendo los tortuosos -hoy menos al estar encauzado el río- meandros que el Segura hace para avanzar en su camino, llegamos a la antigua fábrica de la luz de Río Muerto que da acceso a través de una pasarela al nuevo paseo fluvial, en la margen derecha del río, que nos conduce hasta Archena y sus baños.
Las recientes lluvias y las obras de urbanización hacen que nuestras bicis se claven hasta el pedalier en el barro. Será preciso abandonar el camino y continuar por la carretera. Existe la opción al llegar a Archena de cruzar el río por el puente de Hierro para continuar por la margen izquierda por una carreterilla que nos conducirá a Ulea y de aquí a Villanueva.
De la árabe Abarán no podemos dejar de admirar sus esplendidas norias, últimas que podemos contemplar en nuestro recorrido. Pronto estaremos en Cieza, última población de la Vega del Segura por la que pasaremos, pues abandonamos este camino secular para dirigirnos a Jumilla.
El recorrido que nosotros realizamos, es el que propone la Asociación de Amigos del Camino de Murcia. Dirige el recorrido hacia la carretera que una la Venta del Olivo con Jumilla, opción que no nos parece la más acertada, debido al abundante tráfico, en especial de camiones que soporta esta carretera. En breve, realizaremos un recorrido alternativo -el que propone nuestro amigo Manolo Aliaga-, que nos evitará algunos kilómetros de asfalto.
Guía Práctica
Salida: Murcia
Llegada: Jumilla
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 97.50 Km.
Salimos de Jumilla por la Antigua Vereda Real, hoy asfaltada, hacia Ontur y Fuente Álamo. Poco antes de ésta última, junto a una casa, tomamos el camino de la izquierda en subida, una bajada, y ya estamos en Fuente Álamo.
A Pétrola nosotros continuamos por la carretera, aunque existe la posibilidad de hacerlo por camino, que como en el caso de Jumilla intentaremos realizar de nuevo en un futuro.
Salimos de Pétrola por camino hacia la Finca de La Galana, pasaremos antes la Laguna de Pétrola. ¡Ojo! A la salida de Horna, no continuar por la carreterilla, como hicimos nosotros, te llevará a la autovía de Alicante. No tuvimos más remedio que continuar por la vía de servicio hasta Chinchilla. Después de Horna hay que continuar por el camino que sigue nuestra misma dirección y que nos llevará a la estación de ferrocarril de Chinchilla.
No es bueno correr demasiado, en este caso el error de Horna, lo cometimos por "exceso de velocidad", el deseo de algunos integrantes del grupo por acumular kilómetros hizo que no comprobáramos con la suficiente asiduidad los datos y prestáramos poca atención a las señalizaciones.
El día tampoco acompañó mucho, viento, mucho viento, aguanieve en algunos momentos, y frío, lo que provocó cansancio y muchas ganas de acabar la etapa cuanto antes. Todo este cúmulo de circunstancias vuelven a forzar los errores y no sabemos salir de Chinchilla, no encontramos el camino, preguntamos, salimos por donde nos parece más oportuno, nos perdemos, seguimos, nos volvemos a perder, como tabla de salvación llamamos a Juan Manuel, amigo de Albacete y compañero de salidas en verano, que viene en nuestro rescate y con su moto nos guía al centro de la ciudad.
Comimos en Pétrola, donde también existe un albergue.
Guía Práctica
Salida: Jumilla
Llegada: Albacete
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 98 Km.
Ya con mejor animo, sigue haciendo viento -en contra por supuesto- como la etapa anterior, pero ha salido el sol y hace mucho menos frío. El hecho de que lloviera en los días anteriores a nuestra llegada aconseja ser cautos a la salida de Albacete y nuestro amigo y salvador Juan Manuel, propone evitar el barro al menos hasta el polígono industrial, cosa que hacemos. Por la vía de servicio y algunos caminos llegamos a la Gineta, donde damos cuenta de una caja de los famosos "Miguelitos de la Roda". Repuestos y con ganas continuamos hacia la Roda entre tendidos campos de cereal donde la tranquilidad es absoluta, solo interrumpida por el silbar del viento.
Pronto llegamos a Minaya y de aquí al Provencio. Esta segunda parte del recorrido se caracteriza por los amplios horizontes de viñedos con algo de cereal intercalado. El camino más arcilloso ha hecho que en algunos tramos fuéramos haciendo "eses" como beodos, no por el vino no, sino para librar los charcos y el barro. Je, je..., alguno no lo consiguió y terminó imitando a las croquetas.
Cruzamos el río Záncara y entramos en El Provencio. La nota humana de la jornada la ha puesto Jesús, el Párroco de Ntra. Señora del Rosario, enfermo al que operarán al día siguiente, y al que prometimos una oración por su curación al Apóstol Santiago.
En El Provencio un nombre: Manolo, con solo pronunciarlo se abren todas las puertas. Es una persona afable, siempre dispuesta ayudar, que se desvive por los peregrinos, por facilitarles la estancia. Nosotros pernoctamos en el polideportivo municipal. También gracias a Manolo, que nos abrió la escuela publica, pudimos enviar a la televisión regional las fotos de las jornadas anteriores.
Gracias a El Provencio y a Manolo.
Cenamos embutido y queso de la tierra regado con un buen caldo de la cooperativa El Rosario.
Guía Práctica
Salida: Albacete
Llegada: El Provencio
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 84.50 Km.
Pese a la distancia, más de cien kilómetros, y el numero de poblaciones atravesadas no tenemos gran cosa que contar.
Continuamos con el itinerario previsto; almuerzo en el Toboso y visita al museo del Quijote. Entre el pueblo de Dulcinea y Quintanar de la Orden solo mencionar que no fuimos capaces de descubrir las flechas que nos llevarían en línea recta hasta la Puebla de Almoradier, por lo que continuamos hacia Quintanar. Algunos problemas a la llegada y salida de esta población por la construcción de la circunvalación que solventamos sin mayor complicación.
Hasta Villacañas por carretera. En la Villa de Don Fadrique el grupo se desgaja en dos; Juan Bautista y yo continuamos por el centro de la población, continuando el resto por la circunvalación, ya no nos veremos hasta Tembleque.
A Villacañas entramos cruzando las vías del tren por una pasarela peatonal. En la cafetería situada en el parque junto a la estación, almorzamos ricamente. De postre un sabroso helado.
Salimos de la población por un bonito y solitario camino que bordeando un campo de aerogeneradores nos lleva a Tembleque, entrando junto a la iglesia de la Asunción.
Esa noche "comentamos" las incidencias de la jornada, como se había producido la segregación del grupo y como se habían seguido caminos separados, la conveniencia o no de realizar una visita más pausada a la poblaciones, la de seguir lo más fielmente posible el camino señalizado etcétera. Sigo pensando, al igual que entonces, que hacer kilómetros sin más, no es mi opción. Yo necesito "vivir" el camino, empaparme de las gentes y de las cosas por donde paso, incluso perder el tiempo en algún momento. No hablo ya de la necesidad de tomar notas o fotografías o recabar información. Estoy hablando de algo más que dar pedales.
Guía Práctica
Salida: El Provencio
Llegada: Tembleque
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 100 Km.
La charla de la noche anterior ha servido de bien poco. Al parecer no expliqué suficientemente que en Villanueva de Bogas hay una forja, y en ella están José Luís y su madre Pilar; hospitaleros y con uno de los seños más bonitos del camino.
Ya fuera del pueblo, junto a campo de olivos, me está esperando el resto del grupo. "Llamada al orden" por retrasarme y perder el tiempo charlando. Por supuesto nadie se había enterado de lo de la forja... Seguimos pedaleando.
Hay que vadear un arroyo, nadie se decide, cruzo el primero y me apuesto al otro lado a la caza de una instantánea "interesante", no hay suerte y todos logran pasar al otro lado sin mojarse demasiado.
Pronto dejamos Mora a nuestra izquierda, al fondo, sobre un alto el castillo de Almonacid de Toledo. Algunos dicen que su fuente es la mejor del camino, buena sí es, la mejor; no lo sé.
Salimos de la población en dirección a la ermita de la Virgen de la Oliva por la ruta de Don Quijote, el camino presenta algunos tramos especialmente hermosos al estar flanqueado por almendros en plena floración.
A la altura de Burguillos volvemos a las andadas. Nos encontramos con un ciclista que nos dice: -llegaréis a un cruce; a la izquierda Burguillos, a la derecha Nambroca, recto Toledo -.
Propongo seguir las flechas y continuar por Burguillos, que Manolo Aliaga sabe lo que se hace. Pues nada, rectos a Toledo. Consecuencia: nos perdemos.
Llegamos a una autovía de circunvalación, cruzamos como al otro lado por un paso subterráneo siguiendo el camino de una cantera. Avanzamos entre polvo y enormes camiones, no tiene salida. Para entrar en Toledo tenemos que jugarnos la vida cruzando los cuatro carriles de la carretera.
Estoy muy enfadado, y para colmo, no tenemos plaza en el albergue, no hemos llamado para reservar.
Toledo compensa de sobra los sinsabores, pasear por sus calles es el mejor bálsamo
Guía Práctica
Salida: Tembleque
Llegada: Toledo
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 56.60 Km.
Salimos de Toledo por la puerta de la Bisagra, rectos hacia las casas del otro lado de la plaza. Hay un local que abre temprano -seis de la mañana- donde hacen churros y chocolate. Están buenos los churos, no son los mejores que he probado, pero están buenos. También el chocolate.
Regresamos a la puerta de la Bisagra para retomar el camino por el paseo de Alfonso VI. Continuamos por la margen derecha del Tajo, aguas abajo, hasta las juntas con el Guadarrama, para subir por la margen izquierda del afluente hasta Rielves, donde almorzamos. El dueño del local -Bar el Pistón-nos regala unos mecheros-linterna por nuestra condición de peregrinos.
Continuamos por camino terrero hacia Huecas y Noves donde nos encontramos con un panel metálico con la inscripción Camino de Santiago del Sureste. A partir de aquí el camino está señalizado con unas bonitas tablillas de color amarillo muy visibles sobre el pardo paisaje. Dentro de las poblaciones son sustituidas por azulejos muy originales.
Pasamos la finca y castillo de San Silvestre para llegar a Quismondo con su fuente y abrevadero del caño, donde un cartel indica que es agua no potable, pero que todo el pueblo usa y según nos dijeron vienen de otros pueblos a llevársela. Cientos de garrafas se trasiegan en la fuente, en fin, cosas de la burocracia.
Subimos hacia un vértice geodésico para bajar, tras atravesar el cordel de Talavera hacia Escalona y su castillo.
En Escalona paramos a comer; y lo hicimos abundantemente, de la bebida mejor no hablo. Lo anterior y que el trayecto que nos quedaba era todo cuesta arriba, provoco una desgana generalizada. Marchando un café bien cargado, pero ni por esas.
Comenzamos una tediosa tertulia con unos parroquianos que nos desaconsejan el itinerario previsto, mucho mejor por San Martín de Valdeiglesias. Argumentos como que los parroquianos no realizan el trayecto en bicicleta, sino en potentes y cómodos automóviles, sirven de poco, al grupo le gusta más esta opción. Resultado: continuamos por la nacional. Nos perdimos Paredes de Escalona, Cenicientos, Cadalso de los Vidrios, los Toros de Guisando... el asamblearismo tiene estas cosas.
Llegamos a San Martín prácticamente de noche, dormimos por 15 ¬ por cabeza en una casa rural que nos recomendaron en el ayuntamiento.
Guía Práctica
Salida: Toledo
Llegada: San Martín de Valdeiglesias
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 86.40 Km.
Salimos nacional 403 adelante, hacia El Barraco, ya no la abandonaremos hasta Ávila.
El Tiemblo; al que no entramos, -al grupo siguen gustándole las circunvalaciones-, queda a nuestra izquierda. La carretera tiende hacia arriba, ya no cambiará hasta pasar el puerto de la Paramera con sus 1.375 metros. En realidad no ha dejado de subir desde Escalona, a excepción de un tramo antes de San Martín. En El Barraco reponemos fuerzas para enfrentarnos al puerto que tenemos delante. Son ocho kilómetros de nada. Ya en el alto contacto con el Diario de Ávila que nos quiere hacer una entrevista. El día anterior llamé a Raquel la presidenta de Los Amigos del Camino en Ávila; a la que no podremos ver por estar en Valladolid recogiendo, junto al Alcalde de Gotarrendura, el premio de la Fundación Villalar de manos del Presidente de las Cortes Regionales. Ella nos puso en contacto con Javier Martínez, vicepresidente de la asociación y redactor del periódico, que nos propuso la entrevista que nosotros aceptamos de buen grado. Ya en Ávila, fotos, preguntas y respuestas que nos harían acreedores al día siguiente de una página completa del periódico.
Tras la entrevista, intento de visita a la ciudad y total desacuerdo en el grupo sobre quedarse en Ávila o continuar. El hecho de que aún no fuera medio día complicó la situación, las diferencias eran palpables llegando a manifestar uno de los componentes: "Total para lo que hay que ver en Ávila mejor seguimos".
Ante una afirmación de este tipo sobre una ciudad Patrimonio de la Humanidad, uno se queda sin argumentos. Parece que este viaje solo sirve para acumular kilómetros. De mala gana, yo en particular y algún otro componente del grupo, continuamos hacia Gotarrendura. Ya en el pueblo de Santa Teresa, recibimos una magnifica acogida por parte de autoridades y vecinos. Dormimos en el propio ayuntamiento.
Esa noche los ánimos estaban "caldeados", comunico al "grupo" que el viaje no se está ajustando a la programación prevista ni a los intereses originales. Les recuerdo las previsiones de hacer una página web, una exposición fotográfica, incluso una guía escrita. Si no tenemos tiempo para las fotografías, ni para tomar notas, ni para disfrutar del viaje... yo lo dejo.
Algunos pensaban que a la mañana siguiente, ya más calmados, el viaje seguiría su curso.
Guía Práctica
Salida: San Martín de Valdeiglesias
Llegada: Gotarrendura
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 78 Km.
Y no fue así. A la mañana Juan Bautista planteó si se aportaba más dinero al fondo que habíamos creado para el viaje o se disolvía éste. Aquello iba en serio, durante el desayuno se hicieron las cuentas, se pagó lo debido, el fondo económico se cerró y ya cada uno continuó por su cuenta.
Se formaron dos grupos: Pepe, José Luís y Ángel por un lado y Juan Bautista y yo por otro. Aunque quedé con Ángel en vernos en Medina, del Campo comer juntos y volver a tratar el asunto ya no nos volveríamos a ver.
Ya solos llegamos a Arévalo, compramos el Diario de Ávila en el que éramos protagonistas, visitamos la población y nos metimos entre pecho y espalda una buena cazuela de morro. Reanudamos el camino y sin acontecimientos destacables llegamos a Medina del Campo. Ya en su Plaza Mayor, frente al Ayuntamiento, tratamos de localizar a los compañeros. A través del auricular del móvil nos enteramos de que Ángel y José Luís estaban a punto de subir a un autobús que los llevaría a Madrid. Ya tenían los billetes y las bicicletas empaquetadas, al parecer la rodilla de José Luís estaba dando problemas. Buen viaje compañeros. Pepe continuó su andadura en solitario, en Ponferrada ya nos sacaba dos jornadas y en Santiago creo que cuatro. ¡Como debe de correr este hombre!
Dadas las circunstancias decidimos tomarnos las cosas con calma, por lo que nos quedamos ya a comer y pernoctar en Medina, mañana será otro día.
Magnifico comportamiento del dueño del hostal. Lavó y tendió él mismo toda la ropa sucia, ¡sin cobrarnos nada! Muchas gracias.
Guía Práctica
Salida: Gotarrandura
Llegada: Medina del Campo
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 63.20 Km.
De buena mañana, después de un buen desayuno y sin prisas, emprendemos el camino hacia Rueda, población a la que dan fama sus caldos.
Tordesillas nos recibió con su medieval arquitectura reflejándose en las henchidas aguas de un Duero rebosante. Estuvimos buena parte de la mañana visitando la localidad, recorriendo sus calles, callejuelas, iglesias y conventos,... Como no era el caso meterse un cuarto de cordero entre pecho y espalda, lo dejamos para mejor ocasión y optamos por probar bastantes de las tapas que adornaban el mostrador de un par de locales de la Plaza Mayor.
Reconfortados y alegres reanudamos el camino; el día, que había amanecido con un tibio sol, se fue cubriendo de nubes cada vez más bajas, negras y amenazantes. El frío hizo de nuevo su aparición, no podía faltar a la cita el viento, que como todos los días vino a nuestro encuentro.
Villavieja del Cerro nos recibe con sus casas oscuras y su maciza iglesia. Fuerte y corta subida, bajada "peligrosilla" hacia Becerros. Aquí equivocamos el camino, que no la dirección, haciendo varios kilómetros por una trocha hasta subir al páramo. Ya en el alto nos dejamos guiar por nuestra intuición llegando sin mayores problemas a Valdetranco y de aquí a Mota del Marqués.
El día cada vez más desapacible, el frío se ha ido incrementando a lo largo de la jornada, huele a lluvia, creo que hoy no nos libraremos.
Ya cerca de San Pedro de Latarce, el viento que durante todo el día había sido intenso pero de dirección constante, comenzó a variar violentamente, furiosas turbonadas amenazaban con llevarnos al suelo levantando toneladas de arena del camino.
Las nubes, cada vez más bajas, mostraban sus feas barrigas sucias e hinchadas, prestas a abrirse y dejar caer sobre nuestros míseros cuerpos toneladas de agua helada.
Tuvimos el tiempo suficiente para refugiarnos en la cafetería del pueblo, llena de agraciadas muchachas, pero nada que llevarse a la boca; ni una tapa, ni un dulce, menos mal que pudimos tomar un café calentito.
Amaino la lluvia, pero continúo intermitentemente. El viento, muy fuerte nos impedía avanzar, quedaban veinte kilómetros a Villalpando y a la velocidad que avanzábamos no llegaríamos de día. Tendríamos que esforzarnos al máximo, dar lo mejor de nosotros mismos, iban a ser veinte kilómetros de agonía. Afortunadamente un bosquete de pinos nos protegió del viento, el terreno se volvió favorable y logramos entrar en Villalpando justo al anochecer.
El tiempo de guardar las bicis y ya estábamos tiritando, necesitábamos con urgencia una ducha caliente. Ya no salimos del hostal, cenamos allí mismo y nos fuimos pronto a la cama.
Guía Práctica
Salida: Medina del Campo
Llegada: Villalpando
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 91.20 Km.
Descansados, bajamos pronto a desayunar. Montadas las alforjas y colocadas las bolsas de manillar, nos dedicamos a recorrer el pueblo y dejarnos impresionar por una de sus dos iglesias. El cuerpo no difiere demasiado de otras muchas, lo que llama la atención es su cuadrado torreón semiderruido, que presenta una imagen fantasmagórica entre la bruma de la mañana.
Seguimos nuestra ruta atravesando el río Valderaduey para entrar en la provincia de Zamora. Pedalada tras pedalada llegamos a Cerecinos de Campos. Continuamos hacia San Esteban del Mollar; en esta zona perdimos las flechas o nos encaminaron hacia la vía de servicio que esta colmatada de maleza, mejor seguir rectos por el camino.
De San Esteban a Benavente no hay mayor trabajo que seguir las indicaciones. Pasas el río Esla y enseguida se llega a esta última población.
Almorzamos, compramos aceite para la cadena y echamos a suertes: continuar por el camino o hacer el tramo hasta Astorga por carretera. Desde la puesta en servicio de la autovía, la general apenas tiene tráfico; asfalto casi virgen solo para nosotros, imposible resistir la tentación. Para completar el cuadro, el viento casi favorable, es la primera vez en todo el camino. Todo un placer.
Comimos en La Bañeza y nos fuimos a merendar a Astorga. Que buenos sus hojaldres y mantecadas, ya estamos en el camino francés.
Guía Práctica
Salida: Villalpando
Llegada: Astorga
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 94 Km.
Desayunamos en Astorga y almorzamos en Villafranca del Bierzo, la Cruz de Ferro nos esperaba. El día desapacible, lluvioso. El viento como siempre, el frío en aumento; en fin, el día ideal para montar en bici. La salida de Villafranca no sabíamos si hacerla dando pedales o remando, el reciente aguacero había dejado las calles inundadas. Ya en terreno abierto todo fue más fácil, al menos no estabas expuesto a una ducha improvisada cada vez que se acercaba un automóvil.
Poco a poco fueron cayendo los kilómetros y el terreno volviéndose más montaraz. La lluvia y el viento en aumento pero nuestro objetivo cada vez más cerca. Pasado Foncebadón suena el teléfono, es la televisión autonómica para nuestra crónica diaria. Estamos en plena subida y no tengo donde guarecerme del viento que en estos parajes sopla con furia, entre racha y racha voy desgranando el pequeño diario de la jornada.
Por fin aparece uno de los hitos más paradigmáticos del camino: La Cruz de Hierro. Situada a 1.524 metros en el puerto de Irago, el "Portus Montis Yraci" del Códice Calistino, divide la Maragatería del Bierzo. Icono del Camino de Santiago esta situada sobre un montón de piedras. En ella podemos encontrar casi de todo, los peregrinos han ido dejando a lo largo de los años, no solo guijarros, también múltiples objetos inútiles que al viajero le hubiera gustado contemplar más detenidamente, pero el clima no acompaña. El magnifico paisaje que el viajero ha contemplado en otras ocasiones, hoy a penas se entrevé entre las nubes bajas, casi pegadas al suelo y para completar el cuadro, la lluvia y el viento. Con nuestros cuerpos ateridos por el frío, reemprendemos la marcha. Si a la subida ha sido el viento el que nos ha castigado, en la bajada será la lluvia y el frío.
Por El Acebo pasamos sin detenernos, las fotos casi imposibles entre la condensación, la lluvia y el temblor de nuestras manos. Un ultimo intento y continuamos hasta Ponferrada.
Llegamos al albergue antes de que lo abran, por lo que decidimos cambiarnos en el patio y ponernos ropa seca. Nos cambiamos ante la mirada impasible y perdida del resto de peregrinos, que como nosotros aguardan la apertura del albergue. Ya secos nos fuimos a comer a La Fonda, local al que el viajero tiene aprecio y en el que siempre lo han tratado estupendamente.
Guía Práctica
Salida: Astorga
Llegada: Ponferrada
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 53.50 Km.
Salimos de Ponferrada con un tiempo similar al del día anterior, pero con más viento, hoy sobrepasará en algunos puntos los 120 km/h.
Nos concentramos solo en avanzar, siempre adelante, vega del Valcarce arriba. El imponente paisaje que nos rodea apenas lo podemos entrever. Entre ráfaga y ráfaga el sonido monótono del rechinar de la cadena. Necesita un poco de aceite, la engrasamos todos los días que llueve, pero aún así el agua la deja como los chorros del oro. Nos da miedo parar a tomar algo, lo haremos en Herrerías, antes de subir Ocebreiro, y esperamos que no nos abandonen ni las fuerzas, ni las ganas.
Subimos por Lagunas de Castilla, todos los hierros metidos; entre el peso, la pendiente y el viento, apenas avanzamos. Es difícil mantener el equilibrio, a tan baja velocidad las rachas nos quieren sacar de la carretera. Juan Bautista se niega a bajarse y continúa con el molinillo. Yo, más pragmático, pienso que voy a avanzar lo mismo arriba que abajo y al menos no me caeré. Continúo andando. El magnifico paisaje que nos rodea pasa desapercibido, la cellisca impide inmortalizar el momento. Pasamos de la provincia de León a la de Lugo, nos quedan 152,5 kilómetros hasta Santiago, en el límite provincial, junto al monolito de la Comunidad Gallega dejo la bici e intento sacar alguna fotografía, días más tarde compruebo con sorpresa que no esta movida.
¡Por fin! El Cebreiro estamos a 1.300 metros. Y el viento barre las calles, el granizo golpea con furia hacia todos los lados, nos refugiamos en el bar. No hay luz, pero si gas y la señora se ofrece a prepararnos, no podía ser de otra manera, un buen caldo gallego. Calentito, sabroso, reconstituyente.
En el bar, la señora y nosotros, nadie más. Las calles desiertas, el albergue cerrado y en obras. Juan Bautista y yo nos miramos, no hace falta decir con palabras las pocas ganas tenemos de seguir, pero no queda más remedio, es temprano y queremos llegar a Triacastela.
Volver a montar en la bici es toda una odisea. Al subirnos el viento nos "acolcha" -palabreja de mi época de navegante- contra el muro y nos da la risa tonta, nos costará un buen rato salir de allí. Una vez en marcha, había que llevar mucho cuidado en la esquinas, el viento podía entrar con furia desde cualquier parte y lanzarnos de un lado a otro de la calle, con mantenernos verticales ya teníamos bastante trabajo.
Ya en la carretera la cosa mejora algo, al menos el viento sopla de una sola dirección. Nos acercamos a Opoio, el viento arrastra el granizo por la carretera puerto abajo, formando olas sobre el asfalto, en otras circunstancias hubiera sido bonito. La cellisca azota, con sus afiladas agujas, la cara desnuda; las gafas son incapaces de proteger los ojos, avanzamos muy despacio con ellos entornados, los labios amoratados, secos, cuarteados. Los guantes; empapados, los dedos helados, los pies no existen. Juan Bautista va delante de mí, encorvado, sufriendo, abstraído en sus pensamientos, pero siempre adelante.
Superado el alto comenzamos la bajada, y aquí nos vuelve a dar la risa tonta; siete por ciento de desnivel, asfalto excelente, pero si queremos avanzar tenemos que esforzarnos en dar pedales. La última vez que pase por aquí bajaba a más de... ¡70 km/h!
Fin de etapa, estamos en el albergue de Triacastela. Preguntamos por el hospitalero, nadie lo ha visto, nos acomodamos en una de las habitaciones libres. A la ducha, nos abrasamos, nos helamos, y eso que estamos utilizando las dos manos, este invento no funciona demasiado bien.
Arregladitos con nuestras mejores galas -si me viera mi mujer no me dejaba salir del albergue-; la verdad es que daba pena vernos, nos fuimos a un bar cercano donde intentamos recuperar parte de lo gastado, y a fe mía que lo conseguimos.
Guía Práctica
Salida: Ponferrada
Llegada: Triacastela
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 77 Km.
Comienzo mal la mañana; a pesar de hacer un tiempo magnifico, que diferencia con el día de ayer, ya llevo los pies empapados. Estas veredas más que caminos parecen riachuelos, un regato tras otro atraviesan el camino y eso cuando no discurren por él, es imposible mantener los pies secos -he de decir que voy andando las más de las veces, estos porcentajes son demasiado para mí-.
En el alto hay que tomar decisiones; Samos por la izquierda, por la derecha el Camino Real. El viajero en su anterior recorrido por estas tierras lo hizo por el monasterio y como era domingo pudo oír misa cantada por hermosas voces. En esta ocasión se ha escogido la opción de San Xil y Sarriá. Va a conocer así el viajero los dos escenarios.
Sarriá es un buen sitio para almorzar. Repuestas las fuerzas, continúan los viajeros hasta Portomarín, visita, fotos de rigor, piscolabis y a seguir. El campo huele a tierra mojada y al entrar en los pueblos se apodera del ambiente un olor a leche cuajada, a hierba recién cortada. Hoy el sol calienta nuestros cuerpos y nuestras almas, es bonita Galicia.
Casi sin darnos cuenta vamos devorando kilómetros, constantes subidas y bajadas van mermando nuestras fuerzas. A Juan Bautista se le ve contento, la cercanía de Santiago se le nota. Hombre de apariencia seria, que a lo largo del camino ha mostrado poco sus sentimientos, se vuelve con el transcurso de los días más comunicativo y jovial, yo diría que hasta alegre, de vez en cuando, me mira y sonríe.
En Melide hacemos un alto, tenemos la intención de acercarnos al albergue para preguntar por el de Arzúa. Nos dirigimos a una señora que pasaba por allí, enseguida os atiendo nos responde, era la hospitalera de Melide.
- Arzúa abierto y perfecto funcionamiento, hay un grupo pero sobra sitio.
Tranquilos y confiados, reanudamos la marcha.
Atractivo y acogedor, de arquitectura tradicional, con patio donde dejar las bicis, estupendamente equipado y céntrico. Compartimos el dormitorio con un grupo de estudiantes de secundaria de Soria.
Se acaba el día, es ocho de marzo, Día de la Mujer y mi cumpleaños, supero por uno el medio siglo, que no esta mal.
Hoy me han felicitado a través de las ondas todo el equipo de programa de La Siete, comenzando por Carmen Castelo, luego lo ha hecho mi mujer y también mis compañeros ferroviarios. En fin, ha sido un momento bonito y entrañable; no todos los años celebras tu efemérides realizando algo que realmente te gusta. Gracias a todos.
Guía Práctica
Salida: Triacastela
Llegada: Azúa
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 99.20 Km.
Hoy será nuestro último día de viaje y si todo sale como tenemos previsto, a media mañana, ondeará la bandera murciana en la plaza del Obradoiro. Nos quedan alrededor de cuarenta kilómetros que a Juan Bautista se le van hacer muy duros.
Esta mañana ya ha tenido problemas antes de levantarnos y sigue con ellos, parece una gastroenteritis.
Después de varias paradas, Juan Bautista lo esta pasando realmente mal, llegamos al Monte de Gozo. Santiago a nuestros pies, las agujas de la catedral marcando nuestra meta. ¡Compostela es nuestro destino, allá vamos!
Estamos en la plaza del Obradoiro, a nuestras espaldas la imponente fachada de la catedral y mil doscientos kilómetros a lomos de nuestras bicicletas. Quince días de sufrimientos, alegrías y camaradería. En nuestras manos la bandera de la Región de Murcia, que ondeo con la brisa del Mediterráneo y ahora lo hace con la del Atlántico. Nos hacemos las fotos de rigor y buscamos alojamiento cerca de la oficina del peregrino. Dejamos las bicis, nos duchamos, cambiamos y regresamos de inmediato a la catedral a cumplir con los ritos y tradiciones ancestrales. Satisfechos y con el deber cumplido, regresamos a la oficina del peregrino a recoger nuestra Compostela.
Durante el camino Juan Bautista anhelaba la grandiosa mariscada de Santiago. El pulpo y la ternera gallega que íbamos a devorar ya libres de compromisos y bicicletas. El ribeiro y albariño que tendríamos el placer de trasegar.
El hombre propone y Díos o el destino dispone. Juan Bautista no puede probar bocado, todo le produce náuseas, solo toma líquidos y muchas pastillas y yo... tengo que ser solidario.
Esta noche en la cama, tristes y contrariados, nos hemos juramentado: Esto no quedará así... nos resarciremos en cuanto tengamos ocasión, si hay que volver en bici, pues nada se vuelve.
Guía Práctica
Salida: Azúa
Llegada: Santiago
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 37.85 Km.