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Camino de Santiago
0a. Prólogo
0b. León
01. León - Villadangos del Páramo
02. Villadangos del Páramo - Astorga
03. Astorga - Rabanal del Camino
04. Rabanal del Camino - Molinaseca
05. Molinaseca - Villafranca del Bierzo
06. Villafranca del Bierzo - Vega de Valcarce
07. Vega de Valcarce - Hospital de la Condesa
08. Hospital de la Condesa - Sarria

Prólogo

Bueno, por segundo año consecutivo hemos decidido colgar las fotos de nuestras "vacaciones". Este año no repetiré el mismo formato del año pasado de poner las fotos y al lado un comentario, este año será un diario, con una página por día y las fotos correspondientes a ese día, de forma organizada como tiene que ser.

Otra cosa: no se cuándo traduciré estas páginas al Inglés. De todas maneras debéis saber que esta página aún está bajo construcción, por lo que os animamos a visitar regularmente este diario hasta que quitemos el letrero de "En obras".

Para navegar por el diario: Es muy sencillo, al final de cada página tenéis dos flechitas para ver la página anterior o la siguiente, además de un botón que conduce directamente al índice que viene a continuación.

Otra cosa: las fotos están a una resolución de 800x???, a 24 bits de color, aunque se puede ver a 16 bits bastante bien. Si hacéis click sobre cada foto, la foto se ampliará, y si queréis guardarla en vuestro disco duro, haced click sobre la foto con el botón secundario del ratón y seleccionad del menú desplegable que salga "guardar imagen como..." o algo así. Si queréis las fotos a mejor calidad, pedídnoslas por e-mail, indicando de qué foto se trata.

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León

El día 5 de Agosto de 2.000, a las cinco de la tarde, como los toreros, cinco agerridos jóvenes llegaron a la ciudad de León con el ánimo de conquistarla, y a iniciar un duro y largo camino hacia la perfección espiritual. Tres de estos héroes, cuyos nombres eran Darío, Edu y Turbo (Yo), ya sabían a lo que se enfrentarían en esta mística hazaña, pero aún así decidieron continuar adelante. Los otros dos fueron animados a descubrir la gloria. Sus nombres eran Javi y Oriol.

Llegamos al convento de las hermanas carvajalas -joder, anda que también el nombre- para hospedarnos aquella noche. A nosotros, y a otras personas, nos tocó dormir en el suelo, en la puerta de la calle, como unos indigentes. Aquella noche dormimos como una mierda, había un hijoputa que roncaba como un cerdo, y sucedieron unos hechos escabrosos que prefiero no publicar en esta página... ¿verdad Darío? X'DDDD.

Pero antes de dormir decidimos ir a dar una vuelta por León: una ciudad fascinante. Al pasear por allí uno tenía la sensación de haber retrocedido hasta la edad media... una ciudad muy chula si seeñó :)

Esta es la fachada de la catedral de león, visita obligada para empezar el turismo. Bastante impresionante, por cierto :)

Visitamos la catedral, un edificio francamente chulo, podeis ver fotos aquí mismo. Mientras estábamos dentro se estaba celebrando una boda. Antes de irnos decidimos ir a ver el claustro, pero la entrada valía 300 pelas y encima estaban a punto de cerrar, pero eso no fue obstáculo suficiente para Darío y Oriol, que se colaron dentro X'DDD. Estuvieron buscándolos por ahí. Más tarde salieron, sin nigún problema.

Luego nos fuimos por ahí a comer algo, porque realmente, después de un viaje de diez horas en tren desde Barcelona hasta León, estábamos bastante hambrientos, a pesar de los bocadillos y del fuet que se llevó Edu.

Aunque no se ve muy bien la foto, aquí está Darío dentro del Claustro de la Catedral de León.

También la fachada, pero esta vez la puerta. Delante de ella estamos, de izq. a der.: Oriol, Darío, Turbo y Edu. Aquí aparecen Edu, Oriol y Javi por una calle en León. La verdad es que esta foto ha quedado bastante bien

Nos quedamos flipando porque mientras buscábamos un sitio donde comer, entramos a un bar a preguntar si nos podían servir tapas y tal, y el dueño nos indicó otro sitio, porque decía que ellos tapas no hacían. Caray! No estamos acostumbrados a ese tipo de trato... no, no me quejo, más bien al contrario, allí la competencia no es tan salvaje como en Barcelona :m

Fuimos a un sitio que estaba francamente bién, y nos tomamos unas patatas bravas, unas con alioli y unas morcillas que estaban que te cagas!!. Eran picantes pero guays. Además nos tomamos un vino que estaba bastante bueno. Quizás hiciese mucho el hambre, pero... qué querías que hiciésemos. Cabe decir que nos acabamos dos veces el pan antes de que trajesen las tapas. Qué hambre dió mio... Pero no sería la primera vez que nos encontraríamos con hambre en esta aventura, juas juas juas!

Después cuando regresamos al albergue, como no se nos ocurría que más hacer, nos pusimos a cenar otra vez, qué se le va a hacer :)... -por diós que vergüenza, mientras estoy escribiendo esto ha pasado un coche con música de Camela a toa ostia!.... OSTIA!! SE LA ACABA DE PEGAR CON LOS COCHES APARCAOS, JAJAJAJA (02/09/2000 13:35) QUE SE JODAN!!!!!- bueno, a lo que iba mientras cenábamos teníamos un frío que te cagas. La conclusión que saqué de León, no de la ciudad, sino de la provincia, fue que era el sitio ideal para coger pulmonías e hipotermias.

Aquí vemos a Edu, el chico simpático de la expedición, dándole el coñazo a un a pobre estatua que estaba esperando la Hispano de las doce X'DDD.

Nos fuimos a 'la cama' a las 23h. Aquella noche la pasamos como perros, joder, se me clavaron todas las piedras del suelo en mi delicado cutis, pero bueno, como dice mi amigo Lo Wang, "no pain, no gain!".

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León - Villadangos del Páramo

El día seis nos despertamos a eso de las seis tambien... bueno, despertamos... mas bien nos levantamos, porque no pegamos ojo en toda la noche. Yo amanecí con todos los huesos triturados de dormir sobre el suelo. Llevábamos esterillas, si, pero el suelo de debajo que era de cantos rodaos pequeños nos hizo pupa... bueno, peor es nada.

Después de un desayuno al que fuimos invitados por el albergue, echamos a andar en dirección a un pueblo, cuyo nombre aprendí tres días después de haber estado en él... Villadangos del páramo. La etapa estuvo bastante bien, no fue muy larga, lo malo fue a la salida de León, que tragamos bastante ciudad, pero bueno, no importa.

Llegamos al albergue a eso de las 12 aproximadamente, y estuvimos en una habitación con dos literas de tres pisos que ocupamos nosotros cinco. Allí aproveché para recargar el móvil, o sea, de verdad.

Ya sabemos dónde está este puente: en Hospital de Órbigo. No le correspondería ir aquí, pero da igual, pasa algo?. Grácias Edu por la info.

Para hacer tiempo hasta la hora de comer, decidimos tumbarnos un rato en el césped que había delante del albergue, y estuvimos así un rato. Pero a Darío no le sentó bién, le entró una lumbalgia por el frío del césped y estaba que no se podía mover, JUAS JUAS JUAS! -Que malo que soy-, pero no la notó hasta después de comer.

Cuando volvimos de comer vimos a otro peregrino que empezó con nosotros en León, Juan Bautista. Iba con su hija Jennifer y era fisioterapeuta, y le vino de puta madre a Darío, ya que le dió un masaje con una crema de estas raras que lo recuperó bastante rápido.

Más tarde, una vez hecha la digestión y cuando encontré sitio, decidí ducharme... fue una decisión muy dura, pero a veces en la vida hay cosas que un hombre debe hacer. Desafortunadamente el agua estaba fría, y por desgracia no sería la primera vez que me encontraría con este problema :'(. Además me olvidé el jabón allí, por segundo año consecutivo iba a tener que pedir jabón a mis compañeros.

Más tarde fuimos a comprar algo para la cena, porque en principio no teníamos intención de dejarnos cada uno mil pelas más pa cenar, pero estaba todo cerrado en aquel pueblo, naturalmente, era domingo por la tarde. Afortunadamente nos encontramos a unos habitantes que conocían a la dueña de una tienda de ultramarinos a la que convencieron para que nos vendiese. Nos dejamos mil pelas entre los cinco, no fue mal negocio.

Cuando nos pusimos a "cenar", conocimos a unas chicas de Alcoy, a dos chicos de Palencia y a dos de Barcelona -había muchísima gente de Barcelona- uno de los cuales nos da la sensación que era más maricón que un palomo cojo, y a una francesa, todos muy simpáticos y alguno en demasía... aquella noche dormí con mi cuchillo -Charly, el sexto peregrino- al lado de la cama.

Después de cenar le dejé a Darío mi teléfono para que llamara a Neus (ohhhh!) porque el suyo no tenía cobertura, pero pasó lo que me temía: estuvo casi media hora hablando y como en MoviStar son unos ladrones, me dejó el teléfono sin saldo... bueno, después me reintegró la pasta invitándome a comer durante dos dias O:)=.

Antes de irnos a dormir, nuestro amigo el fisio le dio otro masaje a Darío, en compañía de aquel elemento raro, al que a partir de entonces llamaríamos "Spainisdifferent", ya que siempre llevaba una camiseta con la bandera de España en la que ponía "España es diferente", con la excusa de que él también era fisio. No se si lo sería, pero se dió una panzá de ver el culo de Darío, X'DDDDD. Además se le insinuó a Edu. Aquella noche, por unanimidad, decidimos que yo dormiría con Charly a mano por si acaso...

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Villadangos del Páramo - Astorga

El día siete nos levantamos aproximadamente igual que el día anterior, a las seis de la mañana, pero obviamente en mejores condiciones, ya que no es lo mismo dormir en colchón que en el suelo como un indigente.

Tras tomarnos el desayuno que compramos el día anterior, basado en zumo, pastas y no recuerdo que más echamos a andar.

Los detalles de aquella etapa no los recuerdo con precisión, únicamente recuerdo que fué bastante dura, pero eso no sería nada para lo que nos esperaba. Desde luego, este año hemos notado que las etapas eran más salvajes que el año pasado, en el tramo Roncesvalles-Burgos.

En esta etapa notamos el cambio de paisaje que había a medida que nos acercábamos a Galicia. Abandonábamos la árida Castilla y León.

Parecía que el pueblo no iba a llegar nunca, era horroroso. Decíamos "venga, que ya estamos"... UNA MIERDA YA ESTÁBAMOS... joder!. Para llegar al albergue, ya dentro de la población subimos una cuesta con una pendiente del 22% -que se dice pronto- y cuando llegamos, vimos que el albergue abría a las tres de la tarde, y no teníamos precisamente muchas ganas de esperar. Aquel día íbamos en cabeza Oriol y yo. Al encontrarnos este problema con ese albergue, decidimos ir a otro que estaba, naturalmente, en la otra punta del pueblo. Llegamos y tuvimos que esperar allí un ratito hasta que nos atendiesen y hasta que llegasen los otros.

Cogimos cama como pudimos y me tocó en una litera de dos camas, en la de arriba, en una esquina de la sala donde estábamos, que albergaba un montón de literas. Se trataba de un colegio o algo así habilitado como albergue.

Nos duchamos, con agua fría como estaba mandado, y después nos fuimos a comer.

Antes de eso, preguntamos a un sevillano que conocimos dónde podríamos ir a hincar el diente que estuviera bien de calidad y de precio, y nos dio una excelente recomendación.

Éste es el palacio episcopal de Astorga, obra de Gaudí aunque no lo parezca. Es algo así como en León.

Aquel hombre venía de hacer la Vía de la Plata, otra ruta que atraviesa España de norte a sur, que es durísima y que se une en Astorga con la ruta Jacobea. Había quedado con unos colegas suyos en Astorga, pero no lo encontró. A partir de allí decidió seguir sólo... bueno, sólo uno nunca estaba, por suerte o por desgracia. Era un tío tope simpático y contaba chistes bastante graciosos.

Efectivamente, el sitio que nos recomendó estaba de puta madre. Comimos muy bien y encima nos lo pasamos pipa. Los hijos de los dueños se encargaban de servir las mesas y eran unos chavales de diez y trece años tope enrollaos... aunque a veces llegaban a cargar un poco, ¿verdad Javi? }XP. Tanto era así que vimos que nos salía más barato volver a cenar allí que comprarnos la cena.

Después de comer hicimos un poco de turismo por el pueblo... tras acompañar a Edu a que le curasen las ampollas en el centro de salud. Edu, por segundo año consecutivo, volvía a las andadas.

Fachada de la catedral de Astorga. Ciertamente es impresionante.

Después hicimos la primera visita a nuestra amiga "La Caixa"... a la que acabaríamos aborreciendo y maldiciendo. Yo aproveché para recargar el teléfono, que estaba sin blanca. Una vez hecha la visita a la "Caixa Abierta", fuimos a ver la catedral y tal, lo típico y nos hicimos algunas fotos, parte de las cuales estan aquí colgadas. No pudimos visitar ni la catedral ni el palacio episcopal por dentro porque los lunes estaba cerrado, y nos tuvimos que conformar con mirarlo desde fuera. Darío y yo nos acabamos rallando y decidimos volver al albergue a echar una siesta.

Nada más salir de la plaza, nos encontramos a un colega de la universidad, de cuyo nombre no estoy seguro de cuál es, me parece que le llaman "Lumbrera" o algo así. Pues el tío estaba allí de vacaciones... desde luego, el mundo es un pañuelo... en el que puedes escupir y te puedes sonar los mocos, jajaja.

Después de la siesta, cuando volvieron los otros, fui con Edu, Javi y Oriol a jugar a las cartas al patio. Descubrí un juego llamado "el hijoputa" al que sacaríamos mucho partido durante el camino. Desde luego, hice bien en llevar las cartas conmigo.

Y del resto del día... no hay nada más interesante que contar: fuimos a cenar, Dario llamó a Neus durante media hora,... en fin, lo de siempre.

Pero al llegar la noche... ¡horror!. En la litera de al lado mío había un tío que roncaba como un hijoputa, y encima al estar en la esquina hacía como de bocina: no pegué ojo en toda la noche... maldito sea él, todos sus antepasados y toda su descendencia por los siglos de los siglos, mamonazo!

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Astorga - Rabanal del Camino

El día ocho salimos un poco más tarde de la cuenta, no recuerdo a qué hora exactamente, y como no compramos desayuno el día anterior, fuimos a un bar a desayunar.

La etapa no estuvo mal: más que nada consistió en mucho camino de tierra y grava, pasando de vez en cuando por pequeñas aldeas casi abandonadas.

A eso de las diez, como estábamos hasta las narices, decidimos parar a descansar un poco en un bar, en el Ganso. Decidimos probar la sidra a ver qué tal. Desde luego, esto de la sidra es un negocio, porque de cada botella sólo se aprovecha una cuarta parte si se sirve escarciándose, es decir, levantando el brazo e intentando hacer puntería. Pero como somos catalanes, no es necesario decir que sólo probamos con una botella.

Salimos al patio a hacer el gilipollas con la botella y dejamos el suelo perdío. Cabe decir que había un perro en el patio que tenía bastante sueño, pero en cuanto caía una gota el cabrón se la bebía. Menuda cogorza tendría el perro ese de mierda.

Después nos pusimos a jugar un poco a un futbolín y cuando nos rallamos, seguimos adelante.

Este es Edu intentando verter la sidra en un vaso, pero en lugar de eso, se estaba mojando el reloj.

Aquel día llegamos pronto y fue una etapa bastante cómoda. Al llegar al pueblo, Edu, Oriol y yo fuimos a un albergue en el que se estaba de muerte, y avisamos por teléfono a Darío y a Javi que estaban esperando en otro que permanecía cerrado hasta no se que hora.

El albergue era genial: era una casa de estas típicas castellanas antiguas, con un patio en el que había una terraza y donde se estaba de miedo y luego literas que estaban muy bien. Además, aquel día, por fin ¡¡¡nos duchamos con agua caliente!!!, excepto Oriol que le había cogido gusto al agua fría... si, siempre ha de haber el típico que lleve la contraria, pero bueno ¿se le va a matar? (Por mi no habría ningún problema, pero lo malo es luego, a la hora de limpiar la sangre).

Mientras subíamos una cuesta que te cagas, no se nos ocurrió otra cosa que tomar una foto.

Aquel fué día de colada: lavamos en pila como pudimos hasta cerca de las cuatro y nos fuimos a comer a un mesón autoservicio. Una vez allí Darío hizo un comentario sobre Oriol que serviría a Edu para darle el coñazo durante el resto del camino. Si, Edu era el martillo de herejes, el que nos rallaba cuando nosotros no lo estábamos.

Por la tarde estuvimos en la terraza del albergue jugando a las cartas tan de putísima madre... ¡que agusto que estábamos!. Allí recibimos una llamada de Jonás, que estaba con David y con Edu, los tres peregrinos que vinieron con nosotros el año pasado, pero este año habían decidido salir antes porque David tenía que hacer nosequé cosa el día quince de agosto y quería llegar hasta Santiago. Parecían un poco enfadados porque no fuimos con ellos durante el camino, pero es que nosotros queríamos hacerlo entero andando desde León, no queríamos hacer simplemente un trozo, queríamos pasarnoslo bien nosotros también. Espero que el próximo año nos unamos los ocho y que haya buen rollo.

¡¡¡Pero qué de puta madre que se estaba en aquella terraza!!!

Bueno, siguiendo con lo que iba contando, cuando nos cansamos de estar allí fuimos un rato a las afueras del pueblo. Edu necesitaba comprar nosequé y vimos que a la entrada del pueblo había una tienda hippy. Nos acercamos, preguntamos, regateamos pero el tio no cedía, así que no compramos nada y aprovechamos esa visita para a partir de entonces partirnos el culo a su costa rememorando sus frases "Shiba el guerrero", "Shiba el constructor", "Shiba bailando", y añadiendo nosotros "Shiba el hijoputa", "Shiba el que todo lo jode", etc. Después nos sentamos un rato en la hierba hasta que empezó a anochecer y volvimos al albergue.

Una foto en las afueras de Rabanal, a unos 150 metros del gilipollas de Shiba.

Compramos en el bar la cena: una ensalada, empanada y no se qué más, y fuimos al comedor, donde compartimos mesa con otros peregrinos bastante enrollados: uno de Madrid, una de Alemania, dos de Italia y uno de Brasil. Luego se añadieron nuestros amigos los Palentinos, los de Barcelona, el fisio y su hija y la Francesa, a la que Edu trató de explicarle en Inglés (porque ella no tenía ni idea de Castellano) su chiste más famoso: El gallo follador (The fucker chicken), con un resultado... bueno, no sabemos si lo llegó a entender. Más tarde me animé a contárselo también en Inglés a una pareja de Austríacos, creo que con mejor éxito que el que tuvo Edu.

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Rabanal del Camino - Molinaseca

Día 9 de agosto. Aquella etapa fue la más dura que recuerdo. Aquel día salimos aproximadamente a las siete y media de la mañana y echamos a andar. Aquel día nos esperaba el alto de la Cruz de Hierro. No recuerdo cuál era la altura de aquel puerto, pero se que tragamos bastante carretera aquel día, sobretodo al principio.

La subida no la encontramos especialmente dura... una subida normal. Llegamos a la cruz de hierro bastante pronto, no recuerdo sobre que hora.

Un pueblo abandonado que se encuentra subiendo hacia la Cruz de Hierro.

En la subida, Edu se adelantó y se fue por otro camino que conducía al mismo sitio, pero por la carretera. Nosotros fuimos por otro que atravesaba un pueblo abandonado, el de la foto de la izquierda, en el que habian cuatro cosas: Vacas, mierda, personas y coches. No muchas personas precisamente, me da la sensación de que estarían de caza o algo así.

Los peregrinos killer excepto Javi, que es el fotógrafo. De fondo montañas y tal, bah ,siempre lo mismo.

Darío y sus curras (lo verde) vistos desde atrás.

Aquí estamos los cinco haciendo el subnormal delante de la Cruz de Hierro. Este es Darío reparándose los agujeros que tenía detrás. Una putadita que le hice, juas juas...

Una vez en la Cruz de Hierro, pues como estaba mandado, nos pusimos a hacer el gilipollas. Seguimos la tradición de subir una piedra hasta la base de la cruz, y en ella escribimos nuestros nombres. Allí nos hicimos una serie de fotos e hicimos fotos a los demás.

Por esa zona había un cartel que indicaba una fuente, y decidimos ir Javi, Oriol y yo a mirar si podíamos rellenar las cantimploras. Cuando la vimos, a Oriol y a mi no nos convenció, pero Javi se aventuró a rellenar su cantimplora con ese agua tan sospechosa. Afortunadamente era potable.

Javi, Oriol y Darío decidieron entrar a la chabola del templario.

Antes de que llegase la bajada nos encontramos con un refugio templario... bueno, a nuestra opinión nos parecía una choza que llevaba un tío que estaba como una cabra, pero aprovechamos para sellar y para hacernos unas fotos -mirar más abajo- en ese sitio tan peculiar.

Después vino la bajada... un peñazo: Oriol y yo nos adelantamos al resto del grupo y seguimos andando hasta un pueblezucho. Allí conocimos a dos chicas alemanas (Barbara y Theresa) muy simpáticas que también estaban haciendo el camino. Seguimos andando, andando, andando... parecía que no iba a acabar nunca, y además el sol castigaba muchísimo, fue horrorosa aquella etapa.

Darío con Tomás, el Templario gilipollas (el tío de la chaqueta rosa). A la izquierda de Tomás hay un vasco chupando cámara.

En esta foto aparezco yo en una indicación bastante divertida que había a la entrada del refugio templario. Edu en la misma situación.

La llegada al albergue fue la muerte en vinagre... madre de Dios, que hechos polvo que estábamos. Llegamos primero Oriol y yo. El albergue estaba naturalmente en la otra punta del pueblo. Yo creía que aquel día cogía una insolación.

Pues cuando llegamos al albergue, vemos que está por allí Iratxe, una niña de seis años que hacía el camino con su padre, dando saltos como una cabrona, sin ningún síntoma de cansancio, y eso, realmente, nos tocó las narices por no decir los cojones. ¡¡¡LA MADRE QUE PARIO A LA NIÑA!!!.

Una vez instalados allí, nos duchamos y tal -con agua caliente de nuevo- y cuando descansamos un poco, decidimos ir a comer... a las cuatro y media. Ya nos estábamos acostumbrando a ese horario de comidas.

Después volvimos al albergue y todos menos Edu decidimos ir a una piscina fluvial que había a la entrada del pueblo... gran error por mi parte.

Oriol y Darío se metieron en la piscina y más tarde me forzaron para que me metiera: no tendría que haberlo hecho.

Edu molándose a si mismo con un paisaje de fondo que no se ve muy bien en la foto. Lástima.

El agua estaba congelada, un frío que dolía, y a mi no se me ocurre otra cosa que meterme de golpe. Intenté hacer competición con Oriol, pero a las dos brazadas estaba hecho polvo, ni siquiera podía con mi alma, y no sabía cómo podría salir de la piscina: me dio una congestión o algo así.

Salí con ayuda de Javi de la piscina y me estuve recuperando durante bastante tiempo. Cuando llegé al albergue llamé a casa para que me recomendaran qué podía hacer para recuperarme. Me econtraba bien, pero sin energía. Me dijeron que me tomase un carajillo o algo así, pero como no había de eso, decidí tomarme un cubata de whisky: mi primer cubata. :')

Aquella noche cenamos pizza, y después intentamos jugar a las cartas, pero estábamos tan agotados que pasamos y nos fuimos a dormir. Pero antes de dormir teníamos que apagar las luces, cosa que no era precisamente trivial, ya que el interruptor estaba bien escondido. Al final di con él, y tras los aplausos del público, me acosté.

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Molinaseca - Villafranca del Bierzo

Día 10 de Agosto. Aquel día salimos aproximadamente a las 8:30 aproximadamente. Al salir sucedió algo patético que espero que no vuelva a repetirse: todos empezamos a cantar canciones como "La Bomba", "Tómbola", etc. traducidas al catalán... pero lo peor aún estaba por llegar.

Llegamos a Ponferrada y el castillo nos asombró bastante. Javi pidió a unos guiris si nos podían hacer una foto, y los cabrones lo hicieron lo peor que pudieron... A la derecha teneis el resultado.

El castillo de Ponferrada: una foto guapísima si esos guiris nos la hubieran tomado bien.

A la salida de Ponferrada decidimos descansar un poco. Yo ciertamente no lo necesitaba, pero como soy muy demócrata, decidí por seguir la decisión de la mayoría. Al salir de Ponferrada, comenzamos a cantar "Carrascal carrascal..." y no paramos hasta tres horas después que llegamos a VillaNaraya o algo así, no me acuerdo cómo se llamaba aquel pueblo, a tomar unos merecidos bocadillos :), y de paso aprovechamos para llenar las cantimploras.

A partir de allí, la etapa se hizo infernal. Como muchas otras veces Oriol y yo nos adelantamos, mientras el resto seguía por detrás nuestro.

Era infernal, un calor que te cagas, y nada más que cuestas, arriba, arriba, arriba, abajo... joder, parecía que no se acabaría nunca. Nosotros dos íbamos por delante chino chano mientras los otros decidieron tomarse un pequeño descanso. Ahí tenéis la foto de dicho momento.

Al llegar al pueblo, cerca de las tres de la tarde, el albergue municipal, el chulo, estaba lleno hasta los topes, y nos fuimos a otro que estaba a unos cien metros, pero bastante más cutre.

Al llegar tuvimos que hacer un poco de cola, y cuando llegamos, dos negritas que estaban allí ayudando en el albergue nos empezaron a bacilar diciéndonos que si el camino nos había vuelto tontos o nosequé: ciertamente estábamos molios, y no teníamos ganas ni siquiera de hacer una masacre, pero bueno, da lo mismo.

Edu y Darío en un momento de desfase llegando a Villafranca del Bierzo. En el cartel pone: "Me quiero ir pa cuba".

Pues nos pusieron a Oriol y a mi en una litera de dos camas, situada en una habitación con un montón de literas que habían hecho en una buhardilla... parecida a la habitación de Heidi, pero sin paja y con literas. A mi me tocó en la cama de arriba, porque otros días me había puesto debajo. Fue una putada, porque el tejado me pillaba a dos palmos de la cama, y lo malo era que las púas con las que estaban clavadas las tablas del tejado sobresalían un centímetro por lo menos.

Lo bueno que noté en aquel albergue era que la calefacción del agua era por energía solar, y era bastante eficiente...

A eso de las cinco, como ya empezaba a ser natural, nos pusimos a comer lo que daban allí en el albergue: un montón de espaguettis con carne y un montón de huevos fritos. No estaba mal, aunque aquel día no teníamos mucha hambre a pesar de la paliza que nos habíamos pegado. Mientras comíamos escuchamos la conversación de dos soldados ¿bulgaros? y dos americanos, que tenían una rallada mística de esta sectaria que te cagas. Yo estaba flipando, y nos alejamos de ellos tan pronto como pudimos.

El tío del albergue haciendo una queimada. Moló.

Después unos se fueron a echar una siesta y otros a jugar a las cartas, yo con este último grupo, pero antes subí a la habitación y dejé una tirita para Jenny, que le habían sacado los palentinos una pata de garrapata que se le había clavado en el pie. Cuando bajé empezamos a jugar, y se nos añadió Carlos, uno de los palentinos. Tuvimos que dejar de jugar porque nos partíamos el culo de risa de las trampas que estábamos haciendo, de forma descarada en algunas ocasiones.

Más tarde nos fuimos todos a comer por ahí y a sacar dinero, pero nos encontramos con una desagradable sorpresa: no había ninguna sucursal de nuestra amiga "La Caixa". Sólo habían de CaixaGaicia y de otras más. Al final sacamos dinero de Banco Herrero, que curiosamente tenía los letreros y el cajero muy parecidos a los de "La Caixa"... un formato muy parecido. Creo que no nos cobró comisión.

Una vez cumplidos nuestros compromisos económicos, fuimos a comprar el desayuno y luego fuimos a cenar por allí en plan de tapas, como haríamos en más de una ocasión, y después volvimos al albergue.

Antes de acostarnos, el hospitalero nos invitó a todos los peregrinos que habíamos albergados aquella noche a una queimada. Fue una cosa muy bonita para lo simple que era: el simple hecho de ver el fuego azul, como caía a chorros cuando hacía los conjuros -aunque en plan de cachondeo- emocionaba bastante.

Aquella noche dormimos bien después de tomarnos aquel vasito de orujo que, aunque quemado, noté como me quemaba a mi también. Pero podría haber dormido mejor si hubiese tenido más confianza, y no tanto miedo por culpa de las púas que sobresalían de los tablones del tejado.

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Villafranca del Bierzo - Vega de Valcarce

Día once de Agosto de 2.000. Aquel día salimos alrededor de las seis y media de la mañana del albergue, pero no salimos del pueblo en si hasta las siete, porque nos costó bastante encontrar la salida: todavía estaba todo muy oscuro y nuestros ojos muy llenos de legañas XD.

Aquella etapa fue bastante aburrida, pero a la vez muy peligrosa. Sólo eran unos quince o diecisiete kilómetros, pero casi todo el rato teníamos que ir por autovía. Edu y yo fuimos en cabeza aquel día. El tener todo el rato la autovía a nuestra derecha no nos gustava mucho precisamente, pero no había más remedio. La verdad es que asustaba bastante ver cómo se te venían los coches y los camiones encima.

Aquel día decidimos llegar sólo hasta Vega de Valcarce por no subir aquel mismo día hasta el Cebreiro: no había huevos de encontrarse con esa subida a eso de las dos o las tres de la tarde, con quince quilómetros hechos. Preferíamos atraversarlo el día siguiente a primera hora, cuando estuviésemos frescos... hay que recordar que estábamos de vacaciones, no era cuestión de sufrir como un cerdo tampoco.

Llegamos al albergue alrededor de las 11:30 de la mañana, Edu y yo solos. No llegó nadie más hasta media hora después. No había nadie en el albergue, así que esperamos fuera sentados en una silla, comiendo cacahuetes como los monos.

Más tarde llamamos a Darío y a los demás que iban por detrás para decirles que ya estábamos, que cuando llegasen era posible que nos encontrasen durmiendo en la calle, sentados en una silla. En efecto: llegaron una hora después y nos encontraron como les dijimos.

Una foto de Vega de Valcarce bastante conseguida. Por Edu.

Estuvimos esperando hasta la una junto a otros peregrinos, y al ver que no venía ningún responsable del albergue, probamos entrar y nos encontramos que estaban todas las puertas abiertas... ¡¡¡Y nosotros como gilipollas durmiendo en la calle!!!. No vino nadie hasta las cinco de la tarde.

En seguida las duchas se llenaron y se hizo una cola. Opté junto a otros a ducharme después de comer. Se que no es lo mejor, pero no nos quedaba más remedio... de todos modos, no sería la última vez que realizaríamos esta práctica, la de comer sin ducharnos.

Para comer, recuerdo que de segundo plato unos optaron por lacón y otros por muslo de pavo. Recuerdo eso porque nos sirvieron cantidades industriales de comida... joé!

Al llegar me duché... pero con agua fría, como no!?. Theresa, una de las chicas alemanas que conocimos en molinaseca, se descojonaba de risa, porque le conté todos mis malos rollos con las duchas frias. Ciertamente, les he acabado cogiendo alergia.

Después de la siesta Edu, Darío y yo decidimos ir al centro de salud a que nos mirasen los pies. A mi me aparecieron aquel día mis primeras ampollas :'). Edu tenía muy mal aspecto en una que tenía cerca del dedo meñique del pie ¿derecho? y Darío tenía unos agujeros producidos por las rozaduras con la bota encima de los talones, en cada pie. Parecía como si fuesen los pies de cristo, pero al revés. :P.

Aquí estoy yo matando el tiempo X'DDD. Depués de hacerme esta foto, se me desencajó la mandíbula del descojone y aún me duele un poco.

Nos encontramos que el centro de salud estaba cerrado, y fuimos a la farmacia, donde compramos insulinas para las ampollas (ver la foto de arriba X'DD) y Compeed, una cosa muy buena para quitarlas, algo parecido a las Tiritas, pero en plan psycokiller. Yo como tenía las ampollas muy pequeñas y no había prácticamente nada que sacar, utilicé la insulina para hacerme esa foto. Tal como pone en el comentario, me descojoné de risa y me desencajé la mandíbula: aún me duele un poco.

Más tarde, Oriol y yo fuimos a comprar la cena y el desayuno. Aquella noche no teníamos muchas ganas de cenar fuerte, así que optamos por una cena basada en frutas. Compramos una cesta que daba gusto verla... tarde o temprano colgaré la foto que nos hicieron con ella. Mientras tanto, Edu fue a preguntarle a la alberguera, que llegó a eso de las cinco, algún remedio para las ampollas, y le preparó unas plantillas de balleta, con agujeros por donde estaban las ampollas, de modo que las ampollas no tocasen la suela. Buena idea, aunque de corta duración :).

Hicimos tiempo hasta la hora de cenar jugando a las cartas sentados en la hierba -que romántico :')- hasta que las tripas empezaron a manifestarse.

Darío es una persona con curras y polifacética. Aquí le vemos comiendo un bocata y hablando por teléfono a la vez. Por cierto, el brazo es de Javi.

Mientras cenábamos vino una chica que estaba haciendo el Camino en bici a entrevistarnos para el trabajo de investigación que tenía que hacer para esto que sustituye ahora a la selectividad... no se como funciona esto exactamente. Le respondimos todos más o menos lo mismo cada uno, y luego siguió entrevistando a más gente. Seguimos haciendo vida social hasta que nos cansamos. Había que irse pronto a dormir, ya que el día siguiente nos tocaría una de las cosas más chungas: el Cebreiro (1.300 metros sobre el nivel del mar aproximadamente).

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Vega de Valcarce - Hospital de la Condesa

Día 12 de Agosto. Aquel día no recuerdo con exactitud a que hora nos levantamos. La verdad es que hay poca cosa que destacar de aquel día, excepto que nos enfrentábamos a uno de los puntos más temidos del Camino: el Cebreiro.

Ciertamente, de auqlla etapa tengo los recuerdos muy desordenados, pero trataré de plasmar todo de lo que me acuerde, la verdad es que aquella etapa no estaba para acordarme mucho de lo que hacíamos, porque era bastante agotadora.

Edu en Lugo y yo en León todavía. Esto es un poco antes de llegar al Cebreiro, después de Laguna de Castilla.

Recuerdo que cuando llegamos a Laguna de Castilla (algunos dicen que este es el último "pueblo" de Castilla y León antes de llegar a Galicia) de repente nos aparece por ahí un viejo de mierda pidiendo cigarrillos, y al parecer no fue a nosotros sólos a los que nos los pidió. Afortunadamente, nadie en el grupo fumaba, que se joda.

Pues nada: seguimos subiendo, hicimos las fotos que están aquí colgadas y cuando llegamos arriba del todo del Cebreiro descansamos un poco para almorzar, NI EDU NI YO HICIMOS NINGUNA FOTO -seremos gilipollas, espero que el resto hayan hecho- y continuamos.

Estuvimos esperando un rato a que llegasen Dario, Javi y Oriol a donde estábamos nosotros. En cuanto llegaron nos piramos, no sin problemas, ya que no sabíamos por dónde se tenía que continuar el camino: no había una señalización clara.

Ahora llegaba el turno de la bajada, pues nada: Edu y yo seguimos bajando. Por el camino nos encontramos a Barbara y a Theresa, las dos chicas alemanas aquellas, y estuvimos comiéndoles la olla hasta el borde del aburrimiento... bueno, hasta que llegamos a Hospital de la Condesa

Hospital de la Condesa: vaya mierda de pueblo, si se puede llamar "pueblo", porque lo único que había allí eran vacas y mierda de vaca.

Un paisaje digno de ser impreso en cualquier cartón de leche.

Cuando llegamos allí casi nos saltamos el albergue, porque había una vaca delante del cartel y no lo vimos. Viendo que salíamos del "pueblo" y que no encontrábamos el albergue, le pregunté a un pastor que había por ahí: "Sorry sir. Can you tell us where the refuge is?", a lo que el pastor me contestó "¿¿¡MANDEEEE!??", naturalmente. Cuando se le pregunté en castellano, nos lo indicó bien.

El albergue estaba cerrado hasta la una. Me parece que llegamos a las once y media, no estoy seguro.

Una foto guay tomada por Edu. No se si corresponde aquí, pero no se me ocurre otro sitio donde ponerla.

Nos habían advertido que en aquel "pueblo" no había ningún sitio donde comprar ni ningún restaurante ni nada de nada: sólo vacas y mierda de vaca, como ya he dicho antes. La única solución para poder comer algo era llamar a los que estaban por detras nuestro para que comprasen latas y tal. Fueron cargados durante el camino que les faltaba, pero que se jodan, por haber ido tan lento :)... a que molo!?.

Cuando nos abrieron el albergue, cogimos cama y prácticamente en seguida se agotaron: era muy pequeño, pero estaba bien... bueno, casi bien. Yo tenía previsto ducharme antes de comer, pero tenía que lavar ropa antes porque no me quedaba, y así hice. Tuvimos la oportunidad de experimentar que en aquel albergue la presión del agua era insuficiente: para que alguien se pudiera duchar, tenían que estar todos los grifos cerrados.

Bueno, sigo contando: llegaron los otros con las latas dando la lata y nos pusimos a "cocinar". Nos las comimos y nos fuimos a echar una siesta. A mi la siesta me duró hasta eso de las cinco, pero al resto, hasta las ocho aproximadamente no había Dios que los levantara. Mientras estábamos de siesta, al parecer, llegó un tio exigiendo cama porque, según él, los que hacían el camino por motivos religiosos tenían prioridad para coger cama... muy religiosa no era su actitud, así que lo pusieron verde y tuvo que dar gracias por dormir en el suelo como los perros. Desde aquel día a ese tio le llamábamos entre nosotros "El cristo", ya que iba así, con greñas y con barba... ¡vaya pedazo de gilipollas!.

Pues nada, me levanté, comprobé si la ropa estaba seca, vi que le faltaba un pelín, y me puse a hacer vida social mientras los otros dormían. Les pegué a los que habían allí una rallada Linuxera Psycokiller y me quedé tan agusto, mientras el resto trataba de comprender de qué coño estaba hablando.

Surgió la idea de llamar a un tio que estaba anunciado en el albergue que decía que traía bocadillos, pero precisamente aquel día no funcionaba aquel servicio. Volví a comprobar si la ropa estaba seca, lo estaba, y me duché. La peor ducha que haya tomado en mi vida: no sólo estaba fría si no que además estaba en régimen transitorio, quiero decir, que en lugar de un chorro constante (por cierto, la ducha no tenía alcachofa, que era sólo la manguera) el agua salía como a escupitajos... una forma bastante humillante de ducharse. Bueno, "no pain, no gain!", como decía Lo Wang, aka Shadow Warrior.

¿Qué mas?, pues nada más: cenamos y nos fuimos a dormir... si, aquel día fue una mierda de vaca, nunca mejor dicho.

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Hospital de la Condesa - Sarria

El trece de Agosto empezamos la etapa más larga que haríamos en todo el camino: desde Hospital de la Condesa hasta Sarria. Salimos aproximadamente a las siete de la mañana... y llegamos ¡¡¡a las cuatro de la tarde!!!. Por Dios, fue horroroso.

De aquel día no dispongo de muchas fotos por el momento, pero las hay, y muy divertidas.

De la etapa de aquel día no hay mucho que destacar. Estuvimos andando todo el rato: quizás demasiado rato. Parecía que el pueblo no iba a llegar jamás.

Cuando llegamos al pueblo, a las cuatro de la tarde, fuimos al albergue, situado como es natural en la otra punta del pueblo, al final de una cuesta bastante inclinada.

El albergue a esas horas estaba lleno, naturalmente, pero nos indignó que ocupasen cama personas que empezaban aquel día y que habían hecho trucos para hacer como si hubiesen empezado el día anterior.

Una foto muy mal tomada mientras estábamos comiendo en Sarria, a eso de las cinco y media de la tarde X'DD

Precisamente con uno de esos individuos tendríamos nuestras diferencias... estuvo en un tris de que nos tirásemos los cinco pa él y lo asesinásemos ahí mismo... bueno, asesinarlo no, pero dejarlo paralítico, quizás.

Fuimos a comer y tras preguntar en uno y otro sitio, encontramos un mesón donde comimos y se nos atendió muy bien... es que teníamos una pinta que dábamos lástima.

Cuando terminamos de comer fuimos al polideportivo a instalarnos allí para esa noche. Desde luego, en Sarria había un montón de gente que se añadió. Sería porque Sarria es el punto mínimo para empezar, para que te den la compostelana, que no es más que un papel que certifica que has hecho el camino, que no es nada difícil de falsificar. Desde luego, la gente es estúpida.

En el polideportivo estábamos tiraos, parecíamos gitanos o drogadictos o gente de esa, e hicimos un cartel en la libreta de Edu que invitaba a que nos dejasen limosna en un sombrero: recaudamos tres duros, un quesito del caserío y una tarrina de mermelada de fresa. Naturalmente, los aprovechamos. Nos hicimos una foto que colgaré tan pronto como la revelen y la escanee.

Para cenar hicimos que Oriol y Javi fueran a buscar bocadillos y bebidas, para algo estaban vestidos para salir por ahí. Teníamos previsto llamar a Telepizza, lo hicimos, pero nos dijeron que la sucursal más cercana estaba en Lugo: mierda!. Pero bueno, al final no estuvo mal el invento.

Después de cenar vimos a los colegas murcianos, que iban con una peregrina italiana y más gente. Nos invitaron a beber vino y nosotros, naturalmente, no declinamos la invitación en absoluto X'DDD. Estuvimos con ellos, bebiendo y contando chistes y yo dejé escapar mi retaila de chistes sanguinarios MUHAHAHAHA }X'D3.

Aquella noche dormimos de puta madre, genial, como nunca, a pesar de dormir en el suelo.