http://www.biescasvignau.com/03Espanol/07.Trekking/16.CaminoPortugues/Diarios/2004.Pascual/16.DiarioPascual.htm
Salgo de Valencia en dirección a Madrid a las 15,45 horas. El día es lluvioso; mal empezamos, espero que el tiempo mejore para los próximos días.
En Madrid el tiempo es bastante peor, la lluvia cae con más fuerza y hace bastante frío.
La previsión meteorológica para los próximos días no es nada alentadora. Se acerca una fuerte borrasca por el norte que puede traer un temporal de nieve a la zona.
A las 22,30 h. tomo el tren hotel que me llevará hasta Vigo. Llego a Vigo a las 7,30 de la mañana, después de haber descansado bastante bien en el coche cama (ya no está uno en la edad de estar toda la noche sin dormir). Ha sido una buena idea, ya que he llegado bastante fresco.
La mañana es muy fría, los termómetros marcan 3º, por lo que me dirijo a un bar cercano a la estación de tren, para tomarme algo caliente.
Como hasta las dos de la tarde no he quedado con Paco, Alfredo y Beatriz, me dedico a pasear por la ciudad, con mi mochila a cuestas, para irme "entrenando".
Bajo por la calle Urzaiz hasta la Puerta del Sol y la Plaza de la Constitución. Visito el mercado da Pedra, donde están las "ostrerias" mas famosas de Vigo. Saludo a un paisano que a esa temprana hora circula por allí. Se llama Alfonso y me cuenta que se dirige al mercado de Berbes para comprar el pescado que precisa para cocinar (es el cocinero de un barco de pesca). Le acompaño a tan interesante quehacer y se queda asombrado cuando le digo que me dirijo a Ponte de Lima (Portugal) para hacer a pie el Camino Portugués hasta Santiago de Compostela y que estoy haciendo tiempo mientras espero a unos amigos peregrinos que vienen de Asturias y de Bilbao.
Me invita a un café y a una copa de aguardiente (para entrar en calor) y me dice lo que debo visitar en Vigo. Siguiendo sus indicaciones visito el puerto pesquero, la zona del mercado da Pedra, la puerta del Sol y finalmente asciendo al Monte Castro, desde donde se divisa una bonita perspectiva de toda la ciudad.
A las dos de la tarde recibo en la estación de autobuses a mis tres compañeros de viaje.
Me alegra verlos tras un año sin tener casi noticias suyas.
Nos conocimos en el Camino del Norte el año pasado. Alfredo y Beatriz salieron de Ribadeo y coincidí con ellos en Vilanova de Lourenza y a Paco en Villalba donde recaló tras venir huyendo de la masificación del Francés (Paco y yo hemos quedado en hacer juntos el próximo año, cuando haya menos gente, el Camino del Norte desde Irún).
Cogemos el autobús que nos lleva hasta Tuy a donde llegamos sobre las tres y cuarto de la tarde. El día ha mejorado mucho, ya casi no hace frío y luce el sol, por lo que decidimos ir paseando hasta Valença cruzando el puente internacional, visitar su Fortaleza y coger un medio de transporte hasta Ponte de Lima; inicio de nuestro caminar.
En Valença nos informan de que no hay ningún medio de transporte, ese día, que nos pueda acercar a Ponte de Lima. Intentamos que los Bombeiros voluntarios nos lleven y tras su negativa, nos dirigimos a la estación de autobuses para ver encontramos algún taxi. Allí conocemos a un taxista llamado Alfredo (igual que nuestro amigo peregrino) que se ofrece a llevarnos por la autopista, por 25 € en total. Nos parece un buen precio y le decimos que sí.
Este taxista habla español perfectamente y además parece una buena persona. Nos invita a degustar unas exquisitas naranjas que lleva en el coche y que acaba de recoger de su huerto.
[Alfredo A.G. Meireles
Tf, 966 148458 Valença do Minho]
Tras una pequeña peripecia para encontrar el alojamiento, al final nos deja en el sitio que recomienda, con acierto, la Asociación Gallega de Amigos del Camino:
Casa das Camelias
Maria das Dores Trigo
Lugar de Crasto Tef 258 941 617 Móvil 918 477142
Ponte de Lima
El sitio está muy bien, aunque algo frío (cosa que se resuelve con unas estufas y mas de una manta) y el precio inmejorable, 25 € la habitación doble con baño y desayuno incluido. Y Maria das Dores es una excelente persona.
Allí coincidimos con dos senderistas de Oviedo que no parecen muy amables por lo que decidimos pasear hasta Ponte de Lima por nuestra cuenta, ya que el alojamiento se encuentra a las afueras de la población.
La ciudad es muy bonita y con mucha historia y tiene muchos monumentos que ver.
Empieza a hacer frío y como es invierno se ha hecho de noche muy temprano por lo que decidimos tomar algunas tapas e irnos a dormir pronto.
Entramos en varios sitios, pero el que mejor nos parece es uno llamado "Cocidinho" en donde coincidimos con unos portugueses juerguistas (con su acordeón) y tras tomar varios vinos verdes y maduros acompañados de unas exquisitas tapas, decidimos abandonar el lugar y batirnos en retirada para evitar males mayores, tras haber invitado a unos "aguardentes velhos" a los concertistas.
Tomamos la decisión, acertada, de hacer el tramo entre Valença y Tuy en dos etapas, una de 20 Km. y la otra de 22, para evitar que el primer día, sea el trayecto demasiado largo.
Los ronquidos intermitentes de Paco no me impiden conciliar el sueño, eso sí, me he de poner los tapones para los oídos.
Un gallo "cabr" portugués, nos despierta a las seis y media de la mañana. Es noche cerrada por lo que intentamos conciliar el sueño, pero durante hora y media el "bicho" nos lo impide. A las 8 de la mañana decidimos levantarnos, hartos de tanto qui-qui-ri-qui.
Después de tomar un buen desayuno (leche y cereales, fruta fresca, pan tierno, jamón y queso), iniciamos nuestro camino.
El día está lluvioso, y hemos de ponernos la capa de agua. Después de cruzar el puente medieval aparecen las primeras flechas amarillas (parecen que han sido hechas con escuadra y cartabón por la perfección de las mismas). El camino está muy bien señalizado, en exceso diría yo, hay flechas cada 50 metros. Caminamos por una corredoira que está bastante embarrada, con lluvia fuerte debe ser un sufrimiento andar por ahí.
Al llegar a la capilla de Nosa Sra. Das Neves, paramos en un barecito que hay al lado para reponer fuerzas. El propietario, Manuel, es muy atento y el precio que tenemos que abonar por el almuerzo es casi de risa.
A partir de aquí se inicia el ascenso a la sierra de Labruja, la subida es fuerte, yo diría que es el tramo mas duro del Camino portugués, parecido en dureza al Perdón en el francés.
La lluvia sigue intermitente y el día es bastante frío.
Antes de alcanzar la cima, pasamos por una cruz que los peregrinos se han encargado de llenarla de piedrecillas. Es un tramo muy bello que discurre entre arbolado.
Desde lo alto de la sierra se divisa una vista espectacular. El descenso hasta San Roque es muy bonito.
Durante todo el trayecto no hemos dejado de escuchar el canto del gallo. No se si es un castigo a nuestros insultos matutinos a estos ejemplares, o es que su abundancia por estas latitudes es desproporcionada.
Llegamos al hostal "O Repouso do Peregrino", que está en la misma orilla del camino, sobre las 16,30 horas. La propietaria es un poco quisquillosa y Paco tiene que ponerse serio para que ponga en funcionamiento la calefacción (no pensaba encenderla hasta las 8 de la tarde), ya que la habitación está helada y nos encontramos mojados por la lluvia.
El precio es de 40 € la habitación doble con baño.
Pensao Residencial "O Repouso do Peregrino"
Estrada Nac. 201 - Valença P. de Lima
San Roque 4940-691 Rubiaes Tf 251 943692
Paredes de Coura
El hostal está alejado 3 Km. del pueblo más cercano, y no dan comidas, solo desayunos, por lo que aprovechamos para descansar y hacer colada. Sobre las ocho de la tarde llamamos a una casa de comidas, por indicación de la propietaria del hostal, que se encuentra en Couto das Cabras. El hijo del mesonero viene con su coche a recogernos y después de cenar nos deja otra vez en el hostal.
La comida como suele ser en Portugal, al menos en estas zonas menos turísticas, es abundante y el precio asequible.
Nos levantamos a las 8,00 y la habitación está helada. La "racana" de la dueña ha apagado la calefacción a media noche. Tomamos un desayuno bastante escueto, nada que ver con lo del día anterior, y emprendemos la marcha.
Aunque no llueve, el cielo está nublado y hace frío. La etapa es muy bonita, toda ella discurre por caminos empedrados (calceta portuguesa) y corredoiras encharcadas de agua. La señalización al igual que el día anterior es excelente, excesiva para mi gusto.
A destacar la iglesia románica de Rubiaes con su miliario-sarcófago y casi a continuación el magnifico puente medieval sobre el río Coura.
La primera parada la hacemos en Sao Bento da Porta Aberta, donde tomamos unos huevos con jamón con vino portugués del Alentejo, muy bueno; la propietaria muy atenta.
El día empieza a mejorar, ya se ve el sol, y continuamos nuestro camino. Tomamos un camino verde y empedrado, entre árboles; más adelante bajamos entre eucaliptos y pinos y llegamos a Pereira, donde en una casa en ruinas hay un crucero, revestido en madera policromada, del Cristo de los Caminantes.
En Fontoura, siguiendo las indicaciones de la Asociación Gallega, paramos en la taberna "Da Igreja", donde tras tomar unos "vinhos verdes", preguntamos por Carlos Pedrosa (el propietario), para ver si nos puede enseñar su magnifica colección de acordeones. En la casa adyacente al bar, está el "museo" de acordeones; más de 200.
Intentamos hacerle tocar, pero anda con prisa y no tiene tiempo. Es una lastima, pues hemos oído que es un virtuoso.
Mas adelante cruzamos el puente romano da Pedreira, pasamos por Gandra, Valença y tras cruzar el Miño por el puente internacional, por segunda vez, llegamos a Tuy alrededor de las 16,00 horas.
Nos dirigimos al albergue, que se encuentra detrás de la Catedral, y está cerrado.
Llamamos a Protección Civil y nos dicen que se encuentran "atareados" y que hasta las ocho de la tarde no van a poder venir. Alfredo y Beatriz se enfadan y deciden pernoctar en un hostal. Paco y yo seguimos llamando y al final conseguimos que venga una persona a abrirnos a eso de las 17,30 horas.
El albergue está muy bien, aunque algo frío al no funcionar la calefacción.
Tres mantas van a solucionar ese inconveniente.
Por suerte el agua caliente si que funciona.
Un poco más tarde llegan dos estudiantes madrileños que inician el camino al día siguiente. Al final seremos cuatro personas los "inquilinos" del albergue. Todo un lujo.
Damos un paseo por el casco antiguo de la ciudad, que es una maravilla.
Cenamos y después degustamos unas cervezas en el Café Central, próximo al albergue.
A las diez regresamos al albergue y nos acostamos.
[Estas dos primeras etapas, en territorio portugués son de una gran belleza]
Etapa decepcionante, por la cantidad de asfalto que se pisa.
Nos levantamos a las 7,00 y las 7,30 estamos desayunando en el Café Central. Hemos quedado con Alfredo y Beatriz que saldremos a las ocho (cuando empieza el día a clarear), y que nos veremos en el camino.
Salimos de Tuy bajo un pasadizo que hay al lado del convento de las monjas. Una fina lluvia nos acompaña.
Pasamos por el convento de San Bartolomé, al lado hay un crucero muy antiguo y de gran valor.
Descendemos hasta una zona de huertas. Nos topamos con un puente medieval, que dejamos a nuestra derecha sin cruzarlo y continuamos por la pista que sale a mano izquierda.
El camino está bien señalizado, pero sin la exageración que vimos en Portugal; quizá en algún punto precise de más indicación.
Tras un largo paseo, cruzamos la vía del ferrocarril. Alfredo nos llama diciendo que se han perdido. Les pregunto por su situación y les digo que se queden donde están.
Al llegar a la Virgen del Camino nos topamos con ellos.
Las obras de la autopista han trastocado un poco las indicaciones. Hay que seguir de frente por un puente que salva la autopista. Al otro lado, después de un suave descenso, aparecen nuevamente las señales.
Un poco más allá, cruzamos el Ponte das Febres o de San Telmo y nos internamos por un bosque de ribera.
El tiempo empieza a mejorar, ya no llueve, pero hace frío.
Llegamos a "A Madalena", y hacemos un pequeño descanso en el bar "El Cazador". A continuación pasamos un Puente Romano y tomamos un camino arbolado que nos lleva a Orbenlle
Este tramo inicial es muy hermoso, nada que ver con lo que nos espera.
Poco a poco nos vamos acercando a la carretera. Cruzamos el polígono industrial de la Gándara y de sopetón nos introducimos, tras cruzar un paso elevado sobre las vías del ferrocarril, en la N-550. La entrada a Porriño se hace por carretera.
Comemos a la salida de la población, en el bar O Pote Novo, enfrente de la estación de ferrocarril (menú 7 €). El albergue se encuentra próximo, pero nos dicen que hasta las 18,00 no lo abren por lo que decidimos no ir a visitarlo
Salimos por carretera de Porriño pasando por la capilla de las Angustias. Llegamos al concello de Mos por carretera y nos desviamos a mano izquierda, siempre por asfalto, para acometer la fuerte subida de la Rua dos Cavaleiros. Un crucero policromado del Santísimo Cristo de los Cavaleiros, al pasar por Santa Eulalia, nos indica que seguimos el camino correcto. El camino sigue en ascenso hasta la capilla de Santiaguiño de Antas.
Tras pasar el miliario de Vilar de Enfesta un suave descenso nos lleva al Chan das Pipas. A partir de aquí se inicia un fortísimo descenso. Tras pasar por una zona urbanizada, llegamos a la N-550 y siguiendo la misma entramos en Redondela a las 17,30.
El albergue de Redondela es una maravilla, se encuentra ubicado en un torreón antiguo (Casa da Torre) en el centro de la población, a la orilla del río. Es el mejor que he visto hasta la fecha. Todo un lujo.
La responsable, Sonia, es una persona eficiente y muy amable. Todo un encanto.
Nos deja una copia de las llaves para que podamos entrar y salir cuando queramos.
Después de asearnos, hacer la colada y descansar un poco, cenamos en el bar O Migas que está al lado del albergue. Aunque tiene una apariencia de ser un poco caro, resulta todo lo contrario; buen precio y buenas tapas.
Están celebrando el carnaval, y en la mesa contigua hay un grupo cantando y bebiendo. Paco y yo, después de cenar (Beatriz y Alfredo se han ido a dormir) nos sentamos con ellos y les acompañamos en un par de canciones. Con una exhibición taurina de Paco nos despedimos del grupo (desarrolló todas las suertes: capote, banderillas, muleta y muerte a estoque).
Después de este derroche de fuerzas nos fuimos a la cafetería Luada, que se encuentra muy cerca, a tomar unos orujos. Todo el personal estaba disfrazado y nosotros como no podía ser menos también; de peregrinos. Tras un rato de cháchara nos fuimos al albergue. Mañana hay que seguir el camino y hay que descansar.
Nos levantamos a las 8,00 y después de desayunar en la cafetería Luada, emprendemos el camino.
Las noticias sobre el tiempo, que vemos en televisión, no son nada alentadoras; se acerca un temporal de nieve que va a afectar a todo el norte peninsular.
El día es frío, pero soleado.
Recorremos todo el casco antiguo y después de cruzar la carretera, pasar por un aserradero y volver nuevamente a cruzar la carretera, iniciamos un fuerte ascenso hasta llegar a una antigua casa de Postas. Rodeados de árboles iniciamos el descenso, teniendo a nuestra izquierda una preciosa vista de la Ría de Vigo. Llegamos a la N-550 que cogemos a mano izquierda hasta alcanzar Arcade. En la churrasquería "A Música" nos tomamos unos suculentos huevos con chorizo.
Tras un largo descanso, reanudamos el camino. Al ser una etapa corta, nos la hemos tomado con mucha tranquilidad.
Después de cruzar el puente Sampaio, nos adentramos en el pueblo del mismo nombre.
Hermoso lugar.
A partir de aquí empieza, a mi entender, uno de los mejores tramos del camino gallego portugués.
Tras cruzar el puente medieval de "A Ponte Nova", se inicia un ascenso por unas corredoiras empedradas, llenas de agua. Un paraje idílico.
En un recodo del camino, nos topamos con los dos estudiantes madrileños que vimos en el albergue de Tuy. Andan con lo pies bastante estropeados, debido al calzado inapropiado que llevan; zapatillas de deporte. Ya no los volveremos a ver. De momento han sido los únicos peregrinos con los que nos hemos cruzado desde que salimos de Ponte de Lima.
Tras un descenso entre pinares, llegamos a Santa Marta de Gandarón. Desde aquí vamos llaneando por carretera hasta alcanzar Pontevedra.
Visitamos el albergue que está a la entrada, al lado de la estación de ferrocarril.
Es una magnifica instalación, pero un poco alejada del centro (unos 2 Km.).
El horario es muy estricto, a las 20,30 lo cierran y no te dejan llave para poder salir.
Tampoco dispone de calefacción
Nunca entenderé esa manía por dejarte encerrado en un albergue. A muchos peregrinos, también nos gusta poder visitar las ciudades y pueblos por los que pasamos; en fin
Decir que nosotros hemos llegado a las 17,30 y hemos sido los primeros en llegar. No creo que pernocte peregrino alguno en el recinto en el día de hoy.
Decidimos seguir y alojarnos por el centro. Pasamos por la Rua da Virxen do Camino, llegamos a la capilla de la Peregrina, que visitamos, y siguiendo la calle Real nos dirigimos al Parador. Un lujo excesivo para un peregrino, pero un día es un día, y hemos decidido alojarnos en una buena instalación, sin que sirva de precedente.
Ya es casi de noche y hace un frío que pela. Entre duchas y coladas, se nos hacen las 20,00. Cenamos en las 5 calles, al lado del Parador y tras dar un paseo por el casco antiguo nos acostamos a las 23,00.
Hemos quedado a las 8,00 en la recepción, ya desayunados y listos para partir.
Hace muchísimo frío esta mañana, y hay algo de niebla.
Tras pasar el puente del Burgo, cogemos la calle Santiña. Salimos enseguida de la ciudad, y andamos por un humedal. Pasamos el Ponte Cabras y un poco más allá por debajo de la vía del ferrocarril, hasta alcanzar la iglesia de Santa María de Alba, donde hay un original monumento al peregrino.
Continuamos el camino por carretera asfaltada, por San Caetano y Castrado.
Nuevamente nos encontramos con un tramo espectacular, a trozos empedrado y a trozos enlosado, por donde discurre el agua, y rodeado de pinares y eucaliptos.
Llegamos a una "pontella" sobre el Rego del Pozo Negro, un lugar bellísimo, e iniciamos un suave ascenso.
Cruzamos otra vez la vía del ferrocarril y llegamos a San Mauro. Ya por carretera llegamos a Portela y un poco más allá pasamos al lado del crucero de Amonisa.
Al poco tiempo y tras un zig-zag, llegamos a la N-550 y a Briallos.
En un barecito que hay al lado de la carretera, nos tomamos un refresco; es lo único que tiene, lástima.
Dejamos la carretera por la capilla de Santa Lucía y andamos por una zona de viñedos.
Nos topamos con Antonio, un amable campesino, que está anudando las parras con unas ramas llamadas bimbias. Es de los pocos que aún las utilizan, la mayoría se ha pasado a las cuerdas de plástico. Nos hace una demostración de cómo se anudan.
Todos nos anudamos en nuestro bastón de peregrino una bimbia, como recuerdo.
A la entrada de Caldas, se encuentra la iglesia románica de Santa Mariña, que está en restauración y no podemos visitar.
En Caldas no hay albergue, por lo que decidimos alojarnos en el hostal Lotus. Como siempre la habitación está un poco fría.
Comemos en la cafetería un menú, por 7 €, que está muy bien. La hija de la propietaria nos invita a una "copa peregrina".
Nos echamos una siesta hasta las siete, y después salimos a visitar la población y a tomar unos vinos.
Recabamos en O Muiño (el Molino), al lado del río Umia. Es un lugar muy majo y tiene buenas tapas. No hay que dejar de probar los chocos en su tinta y los mejillones en escabeche.
Después de cenar nos dirigimos a las Burgas (fuentes de aguas termales) que están muy cerca de O Muiño, al otro lado de la carretera. Pese al frío nos descalzamos y metemos los pies en el agua. De ahí nos vamos a dormir
Hoy ha hecho mucho frío, pero al menos no ha llovido.
Nos levantamos a las 7,00. Vemos la previsión del tiempo y no es nada alentadora. Está nevando y lloviendo en toda España, para esta zona la previsión es de chubascos.Desayunamos en el bar 5 Jotas, al lado del puente medieval, e iniciamos la marcha a las 8,00 (empieza a clarear).
Alfredo y Beatriz, han debido despistarse porque no aparecen.
Hay niebla y hace frío; para variar.
Avanzamos por la calle San Roque hasta la capilla del mismo nombre. Tras caminar 200 metros por la N-550, nos desviamos a mano derecha por un camino.
Al poco aparecen Alfredo y Beatriz. Beatriz debe estar enfadada, ya que pasa como una exhalación, sin decir nada, y Alfredo se excusa y sigue a su esposa. Ya no los volveremos a ver hasta Padrón.
El camino discurre por el valle de Bermaña, un lugar idílico. Después de un ligero ascenso, llegamos a la N-550 y al pueblo de Cruceiro.
Un poco más lejos, se encuentra la impresionante iglesia de Santa María de Carracedo.
En este punto la lluvia hace su aparición. Nos dirigimos hasta Cernadas donde hacemos un alto en un bar hasta que amaine el aguacero.
Solo ha sido un fuerte chaparrón por lo que continuamos nuestro camino. Desde este pueblo y hasta San Miguel de Valga, el tramo es muy bello. Un poco antes de llegar a Valga se pone a llover otra vez. Paramos en la taberna bar San Miguel, hasta que escampe. Para hacer más corta la espera nos tomamos unos huevos con chorizo y vino.
Los propietarios, Germán y Natalia, son muy atentos.
Visitamos la iglesia de San Miguel.
Solo nos quedan 5 Km. para llegar a Padrón. Este último tramo lo hemos hecho bajo una lluvia intermitente
Alcanzamos Pontecesures y cruzamos el río Ulla, nos encontramos en la provincia de "A Coruña".
Un kilómetro antes de llegar al albergue nos ha granizado.
A las 15,30 llegamos a nuestro destino, mojados y ateridos de frío.
El albergue es un magnifico edificio de granito que está detrás del convento del Carmen. Se encuentra a las afueras de Padrón, al otro lado del río.
Como viene siendo habitual, carece de calefacción y parece una nevera; menos mal que sí hay agua caliente. Alfredo y Beatriz han llegado hace una hora y se encuentran esperándonos. Parece que el enfado ha desaparecido. El tiempo todo lo cura.
Las instalaciones están muy bien. Esa noche solo estaremos en el albergue nosotros cuatro y tres chicas que han salido de Pontevedra, pero que no habíamos visto hasta ahora.
Cuatro mantas van a aliviar el frío.
Hay una responsable que está hasta las 20,00 y nos dice que tiene prohibido dejarnos la llave del albergue. Después de esa hora, si queremos salir, hemos de dejar la puerta abierta. A mi no me convence la situación, pero no vamos a quedarnos todo el día encerrados
Ha dejado de llover y hace mucho frío y humedad.
Nos duchamos y descansamos y a las 18,00 salimos a dar una vuelta por Padrón.
Visitamos la iglesia y damos un paseo por la ciudad. Cenamos de tapeo, vamos al bar el Purgatorio y al Paraíso donde tomamos un excelente pulpo.
A las 22,30 nos volvemos al albergue.
Paco nos deleita con un "conciertazo" y las tres chicas de Pontevedra han estado toda la noche protestando por los ronquidos. Pobrecillas, creo que no han pegado ni ojo. Lo de los tapones de oídos, no es ninguna tontería.
La única pega que le he encontrado a este albergue es que tengamos que dejar la puerta abierta de par en par y sin vigilancia, me parece un poco temerario. Que diferencia con el albergue de Redondela.
Entiendo que en verano y con mucha masificación no puedan dejar llaves a todo el mundo. Pero ahora en invierno y siendo como éramos solo dos grupos reducidos
Nos levantamos a las 7,30 y desayunamos en un bar que se encuentra enfrente del albergue, al otro lado del río.
El día esta nublado y cae una fina lluvia
Pasamos por la fundación Camilo José Cela y por una estatua enorme de bronce de la cabeza de Cela (menudo cabezón). Dejamos a nuestra derecha la colegiata de Iría Flavia, nos adentramos por la aldea de Iría y después proseguimos un tramo por carretera. Tras pasar por unas aldeas que se encuentran a lo largo de un antiguo camino medieval llegamos A Esclavitude. Visitamos su templo barroco y su fuente milagrosa y continuamos hasta Rua de Francos. Nos desviamos unos 100 metros del camino para visitar el albergue de Teo. Se encuentra cerrado, pero desde fuera nos parece que debe tener unas buenas instalaciones, aunque carece de servicios a su alrededor. No hay cerca ninguna tienda de alimentación. Lo más próximo es un bar que se encuentra a unos 500 metros del albergue.
A partir de aquí comienza un zig-zagueo y después de una fuerte subida entre pinares, alcanzamos el Agro dos Monteiros, desde donde se divisa Santiago y el Obradoiro.
Todo es descenso hasta Santiago de Compostela.
Entramos en la ciudad por el Hospital General y siguiendo la rua Rosalía de Castro, alcanzamos la Alameda y la rua Franco.
Llegamos a la oficina del peregrino, donde recogemos la credencial.
Posteriormente entramos en la Catedral para cumplir con los rituales del peregrino.
Pese a ser invierno, la ciudad se encuentra llena de turistas y algunos (pocos) peregrinos por lo que hemos de guardar cola para hacernos las fotos de rigor.
Vamos al O'42 donde tomamos un caldo gallego y algunas tapas y a continuación nos dirigimos al hotel. Mañana asistiremos a la misa del peregrino.
Esta noche nos espera Santiago y sus mesones.