http://www.lacavernaroja.com/2011/05/camino-de-santiago/p=1727
Una vez hemos llegado a nuestro destino de hoy (O Porriño), solo se puede decir que el día ha resultado especialmente duro. Así, tras aproximadamente 12 horas de tren para llegar a Tui, nos hemos atrevido a completar la primera etapa sin apenas dormir, ¡y cuánto ha costado! Una par de anécdotas, no obstante, nos han ocurrido antes de abandonar el tren que nos ha llevado de Madrid a Vigo. Por un lado, hemos conocido a un simpático (muy a su pesar) personaje que, intensamente desesperado, buscaba la panacea a los dolores provocados por su artrosis en unas aguas termales de Vigo, y a un joven Vigués estudiante de Ingeniero de Caminos con el que nos hemos tomado unas cuantas cervezas y reído durante un buen rato. Por otro lado, me han confundido con un actor de la televisiva serie "Aída" y, lejos de desmentirlo, hemos confirmado la mentira y nos hemos echado unas cuantas risas.
Tras este breve pero intenso paseo por la fama (aunque bien podríamos haberlo aprovechado para abaratar el precio de la cerveza, que en el tren es muy cara), hemos desembarcado en Tui y comenzado la primera etapa con el fin de llegar a O Porriño. Durante la misma, nos hemos tropezado con paisajes preciosos que nos han llenado de tranquilidad y con otros más tortuosos y ciertamente aburridos. Asimismo, ha habido momentos muy enriquecedores y llenos de "buen rollo", como todas aquellas veces que nos han deseado "buen camino" o aquella vez que nos hemos cruzado con un grupo de peregrinos murcianos que nos han ayudado a orientarnos en momentos de duda.
Pues bien, tras cruzar un interminable polígono y después de un refresco con una tapa de arroz (¡por sólo 1,5€!), hemos conseguido llegar sanos y salvos a O Porriño.
Estamos muy pero que muy cansados, así que hemos optado por alojarnos en un hostal para descansar de verdad en lugar de ir al albergue. Son 20€ la noche, pero esperemos que merezca la pena y que descansemos lo suficiente para poder afrontar con éxito la etapa de mañana.
Día menos duro y etapa menos bonita que la anterior. Nos hemos levantado bien temprano (a las 7 de la mañana) y muy descansados (han merecido la pena los 20€), así que hemos empezado con bastante energía, aunque también con múltiples dolores. Hoy hemos tenido el placer de conocer a gente de Almería, Madrid, Cartagena, etc. También hemos estado a punto de desviarnos del camino en un par de ocasiones, pero en ambos casos amables ancianos nos han reconducido por la dirección adecuada. En definitiva, ha sido un día de muchas fotos, de algún que otro dibujo ejecutado por mi compañero de fatigas y de charlar con personas de lo más variopintas.
Hoy estamos en un bonito albergue conocido como Casa da Torre, en el que podremos dormir por solo 5€. Eso sí, nos toca dormir con 20 personas más, así que ya veremos cómo se da la noche. Asimismo, creo que la espera hasta mañana va a ser algo aburrida, ya que el "cachondeo" tiene que verse limitado, por no decir cortado de raíz, dado que hay que respetar el descanso del resto de peregrinos.
No he dormido mal, aunque mi buen amigo no puede decir lo mismo, ya que apenas ha descansado. En cualquier caso, poco ha importado, ya que hoy nos hemos levantado a las 5 de la mañana para empezar la etapa (¡toma ya!). Una familia de portugueses ha charlado un ratito con nosotros y nos ha ayudado con los sacos. Han sido muy amables y simpáticos, aunque el resto de peregrinos no opina lo mismo, pues al parecer siempre se levantan a esta misma hora y despiertan a todo el mundo. Tras todo esto y un poco de Reflex por casi todas las zonas de nuestros bellos cuerpos, hemos empezado el camino de hoy.
Al salir, como es obvio, era de noche (de hecho, eso es precisamente lo que buscábamos), así que hemos tenido que recurrir a nuestra "súper linterna". No obstante, hay que reconocer que hemos pasado cierto miedo cuando hemos tenido que cruzar varios bosques casi a oscuras.
Al amanecer, hemos podido apreciar la belleza de numerosos paisajes (aunque también ha habido algunas cuestas que... ¡vaya tela!), pero ha sido realmente difícil encontrar un bar abierto en el que descansar y llevarse algo a la boca. Ya casi al final de la etapa hemos encontramos uno y, por supuesto, nos hemos parado a repostar. No obstante, no hemos tardado mucho en reanudar la marcha, ya que entre la "atrayente y embaucadora simpatía" de la camarera y el cartel de "nuestro querido" Franco que había en la entrada, no teníamos demasiadas razones para alargar nuestra estancia en aquel lugar.
Y tras una larga recta hemos llegado a nuestro destino final de hoy: Pontevedra.
Hoy hemos llegado bastante cansados y dada la experiencia de la pasada noche en el albergue (nos aburrimos demasiado teniendo que privarnos tanto de hablar con el propósito de ser educados y respetuosos con los otros peregrinos y, además, el descanso no fue todo lo bueno que debiera), hemos decidido alojarnos de nuevo en un hostal que está bastante bien (aunque también es algo más caro que el de O Porriño). Y por hoy, poco más que contar. Sólo que hemos comido copiosamente para reponer fuerzas y que únicamente nos resta descansar bien para poder completar los 23 kilómetros de mañana. Nos espera Caldas de Reis.
Muy buen día. Nos hemos levantado a las 7 de la mañana y hemos empezado de inmediato la larga etapa de hoy. Durante el camino nos hemos reencontrado con varios peregrinos que conocimos en días anteriores (unas chicas de Almería, una pareja de ingleses, nuestro héroe particular Sean Connery –el parecido es ciertamente razonable-, etc.). Sobre las 10 de la mañana hemos llegado a un pueblecito y en uno de sus bares hemos parado para reponer fuerzas (refresco y bocadillo de tortilla francesa). Al terminar nos hemos pedido otro bocadillo para el camino, ya que sabíamos que la etapa iba a ser larga, y más aún si tenemos en cuenta que nos hemos perdido y metido como dos kilómetros más entre pecho y espalda.
Sobre las 14:30 horas hemos llegado a nuestro destino, Caldas de Reis, y, tras pasar por su ayuntamiento para que unos "amables" policías nos sellaran la credencial, nos hemos ido directos al albergue para conseguir otro sellito. En el camino, nos hemos encontrado con una fuente de aguas termales en las que hemos metido nuestros doloridos pies (y más adelante había una especie de piscina con el mismo agua, aunque unos portugueses feriantes se estaban bañando en ella con jabón incluido y nos han incomodado un poco), y con un pueblerino que se ha parado a hablar con nosotros al vernos ataviados como peregrinos (el camino y la política, vaya temas más dispares, han sido los que han protagonizado tan curiosa conversación).
Al llegar al albergue, nos hemos encontrado con dos chicas murcianas que conocimos el primer día nada más bajar del tren y que hemos ido viendo en los distintos pueblos donde hemos ido parando. Hemos hablado un rato con ellas sobre la etapa de hoy y, la verdad, nuestra moral se ha elevado ya que, mientras que ellas estaban ciertamente destrozadas y sin ánimos para seguir, nosotros estábamos bastante "enteros". Al salir del albergue nos hemos ido directos a un nuevo hostal (sí, somos unos señoritos). No está mal, y además es el más barato que hemos encontrado hasta la fecha (17€). Mañana, penúltima etapa. Esto se acaba.
Día increíble. Lo hemos empezado equivocándonos y, gracias a ello, conociendo a un grupo de peregrinos muy bueno compuesto por dos cordobeses y una valenciana. Pasados unos 8 kilómetros hemos parado a desayunar. Ha tocado bocadillo de lomo y refresco. Al reanudar el camino, nos hemos reencontrado con ese mismo grupo y hemos charlado con ellos durante unos cuantos kilómetros. ¡Increíble! Ha parecido que nos conociéramos desde hace mucho más que un par de horas. Esta compañía nos ha llevado a reencontrarnos con un chico de Madrid que conocimos en Redondela y, ya al final de la etapa, a conocer a un grupo de Huelva y a profundizar con nuestro Maestro Jedi Sean Connery. Mientras hemos esperado en el albergue para sellar nuestra credencial hemos pasado un rato muy divertido y después hemos ido a buscar hostal. Vamos de mal en peor, ya que el hostal de hoy es bastante cutre.
Ahora viene lo más grande del día: hoy era la final de la copa del rey entre Barça y Real Madrid y, para verlo, nos hemos reunido un grupo de unos 20 peregrinos y nos lo hemos pasado genial. Cervezas por doquier y charla y risas con portugueses, onubenses, cordobeses, valencianos, catalanes, etc. Ciertamente esta comunión y "buen rollo" que se establece con pasmosa facilidad es algo increíble, lo mejor de ser peregrino.
A día de hoy, sin ningún género de dudas, pienso que volveré a repetir. Mañana nos espera la última parada: Santiago de Compostela.
Fin. Sobre las 14:30 horas hemos llegado a Santiago de Compostela. Ha sido una etapa buena y hemos marchado a buen ritmo. Sobre las 10 de la mañana hemos parado a desayunar y hemos compartido mesa con nuestros amigos de Valencia, Madrid y Córdoba, con los que hemos terminado andando gran parte de la etapa.
A las 13:00 horas hemos parado, ya a unos 2 kilómetros del final, en la cafetería "O Tranvía", en la que su simpatiquísimo dueño nos ha invitado a un pincho de tortilla.
Nada más entrar en la Plaza Galicia hemos vuelto a encontrarnos con las chicas de Murcia y nos hemos sentado con ellas a tomarnos unas cervezas antes de ir a poner el último sello a nuestra credencial. La charla ha sido muy divertida y enriquecedora, lo cual, como siempre, es de agradecer. Tras despedirnos de "las murcianas" hasta quién sabe cuándo, hemos buscado un hostal (éste supera en cutrez a todo lo visto hasta ahora, aunque tiene un Wi-Fi que va a las mil maravillas; sí, yo también lo he flipado con esta incoherencia hostelera), y hemos ido a sellar la credencial por última vez a la oficina de información al peregrino, donde nos debían dar la compostela. Pero he aquí el dilema: solo dan la compostela si se dice que el camino se ha hecho por motivos religiosos. Tras pensarlo durante unos minutos, he optado por decir que he hecho el camino por "otros motivos" y me he quedado sin compostela pero con la conciencia muy tranquila. Al fin y al cabo no he hecho el camino por ese papel sino por todo lo que he podido vivir en él durante estos días atrás. Así que nada, después de que la mujer del mostrador me preguntara si rechazaba todo tipo de religiosidad como motivo para hacer el camino, y que yo le contestara con ufanía que sí, me ha entregado un papel de bienvenida a Santiago de Compostela.
Ya con todo hecho, hemos dado una vuelta por la ciudad (aunque es bonita, Santiago de Compostela es el lugar que menos me ha gustado, ya que hay huestes de turistas y demasiadas tiendas de souvenir), cenado y descansado.
Tras ese descanso, ha tocado viajar en diversos trenes para llegar de nuevo al lugar del que partimos. Poco que decir en este sentido, salvo que se ha podido ver alguna película y, sobre todo, nos hemos aburrido muchísimo.
Y hasta aquí nuestra peregrinación y mi "diario de viaje". Personalmente, me ha merecido muchísimo la pena, pues ha sido enriquecedor, divertido y muy gratificante. Casi con toda seguridad volveré a repetir, ya que hace poco que se terminó el camino y ya estoy echando de menos esas sensaciones que se experimentan cada mañana al empezar una nueva etapa; al intercambiar pareceres con una persona casi desconocida; al atravesar los frondosos bosques de Galicia; al compartir cervezas y risas con peregrinos amables, cultos y divertidos; etc.
Gracias camino, gracias peregrinos, gracias compañero de fatigas.