http://webs.ono.com/sera.medina/Documentos/CAMINO_DE_SANTIAGO_2005.pdf
http://docplayer.es/79005863-Camino-de-santiago-2005-libro-de-ruta.html
Los cuatro peregrinos oficiales (teníamos que ser cinco, pero Juan se rajó) nos reunimos en casa de Yolanda y Tomeu para, en una opípara cena, concretar los últimos detalles, previos a la salida oficial.
En esta cena quedaron definitivamente confeccionadas las listas con el material que íbamos a transportar cada uno y, de paso, Malen, Joaquín y Sera aprovecharon para dejarle a Yolanda una maleta con los efectos personales que iban a necesitar una vez llegados a Santiago (unos con más bultos que otros), si es que conseguíamos nuestro objetivo, cosa que, todo hay que decirlo, generaba algunas dudas en el entorno.
Terminada la cena, se procedió a la entrega de Credenciales a los Peregrinos (no nos fiábamos de recogerlas en Roncesvalles, por aquello de "más vale pájaro en mano..." y las conseguimos en Palma, en la Asociación de Amigos del Camino). Dicho solemne acto fue oficiado por Yolanda y los cuatro peregrinos, uno a uno, recibimos con gran emoción la credencial que nos iba a acompañar durante toda la peregrinación y que, posteriormente, serviría de justificante par a conseguir la ansiada Compostela.
Los cuatro temerarios aspirantes a preregrino: Malen, Joaquín, Tomeu y Sera, salimos de Palma en avión a las 13:25 horas. Un avión de Air Nostrum, pequeñito y turbohélice para rematar la faena, aunque conseguimos llegar al aeropuerto de Pamplona sobre las 15:00 horas. En este trayecto surgió el primer problema de la expedición: Malen, que ya venia quejándose del estómago, se mareó durante el vuelo y llegó fatal al aeropuerto... y potando.
Superado este primer contratiempo, cogimos un taxi y ¡hacia Pamplona que falta gente! Lo primero es dejar las cosas en el hotel que previamente habíamos reservado (Apartamentos Acella, que resultó cutre y caro pues salimos a 52 € por habitación y noche) y luego, corriendo a comer en cualquier sitio porque, a esas horas, no es cuestión de andar eligiendo y en todos los sitios serios ya habían cerrado la cocina, así que acabamos en Pan's & Company, que no es precisamente de los lugares preferidos de Sera.
Luego, ir a la estación de autobuses a confirmar los horarios y comprobar la ubicación del autobús para ir a Roncesvalles el día siguiente, y acto seguido, a recoger las bicicletas a la empresa de transportes, en un polígono en las afueras de Pamplona, a ver si se confirmaban las buenas noticias recibidas sobre su llegada en buen estado.
Recogidas las bicis en buen estado, nos vamos montados en ellas hasta el hotel (Para ir haciendo boca a las bicis, que los peregrinos están en plena forma) donde las dejamos a buen recaudo a la espera del gran día. Hubo allí una pequeña pájara de Malen, pero es que en Pamplona cuando ponen una cuesta, cuesta!, y por fin, los pre-peregrinos pueden darse una vueltecita por la ciudad, que merecido lo tienen.
Después de tan apretado plan de actividades, apenas si queda la tarde-noche para lo que debería haber sido todo un día de relax, previo al inicio de las hostilidades. De todas formas se procura aprovechar el tiempo disponible, vuelta al ruedo, digo a la ciudad, tirando algunas fotos para acreditar nuestra condición de turistas y ronda de pintxos para la cena.
Sobre el particular, destacar la irregularidad del menú porque, aunque dimos con la zona apropiada, la falta de información sobre lugares concretos (que tampoco es una garantía, como se verá en su momento) se puso en evidencia, acertando más en unos sitios que en otros e incluso, en el sitio bueno, acertar con el pintxo adecuado también es cosa de ruleta rusa. A destacar que un sitio llamado OTANO dejó buen sabor de boca (buenos pintxos, buen tamaño y buen precio). Después de eso, cansados antes de empezar, era cuestión de irse a dormir y eso hicimos, que al día siguiente tocaba madrugar.
Nos levantamos tempranito, lo justo para un desayuno convencional en una cafetería junto al hotel, en el que las tostadas eran enormes y muy buenas, y salir con las bicis hacia la estación de autobuses. Sin alforjas (Como atestigua el testimonio gráfico), porque íbamos a regresar a dormir al mismo hotel donde habíamos dormido la noche anterior. A las 9 salió el autobús para llegar a eso de las 10:30 a RONCESVALLES-ORREAGA, punto de inicio de toda peregrinación a Santiago de Compostela que se precie. De este viaje en autobús Sera y Tomeu llegaron justitos, pues había bastantes curvas y los muchachos no son de mucho aguante.
Después de una interesante visita a la iglesia y de las correspondientes fotos, nos ponen el primer sello en la credencial en Roncesvalles y, después de un par de vueltas por el lugar, salimos pitando pues se había hecho tarde y la etapa, si no larga, si se presentaba difícil y complicada, de hecho nos habían dicho que era la más dura del camino.
Empezamos por el camino, como está mandado, y así pasamos por BURGUETE-AURITZ, ESPINAL-AURIZBERRI y VISCARRET-GUERENDIAIN.
No está demás mencionar el aprecio que en Burguete tienen a las ranas, que hasta tienen un canalillo en la calle principal para que campen a sus anchas como demuestra el testimonio gráfico correspondiente.
En Espinal nos hacemos unos bocadillos con las viandas adquiridas en una panadería camuflada, sin rótulos ni letreros de ningún tipo. Por cierto, que por esas tierras, panadería quiere decir eso, que tienen pan, nada de pastelería ni bollería.
En este trayecto hay de todo, camino bueno de tierra, trozos adoquinados y camino de cabras empedruscado...
Primer accidente: Malen pierde los dos tornillos que sujetan el portaequipajes a los laterales de la rueda trasera; la cosa no tiene consecuencias y nos sirve para comprobar que alguno más tiene tornillos flojos, pero los malos tragos se olvidan pronto y no nos servirá de escarmiento.
Cansado de piedras seguimos por la carretera, un poco pronto a juicio de Tomeu, pero el tiempo empieza a apremiar. Además Tomeu empieza a sentirse mal del estómago (de los mismos nervios, supongo). Pasamos por ERRO-ERROIBAR y, al llegar a ZUBIRI, entre que lo de Tomeu ha ido a más y lo avanzado de la hora, decidimos descansar y de paso comer.
Comemos bien y a buen precio en un restaurante a la entrada del pueblo. Tomeu come menos que los demás, pero también come y, además, medio se arregla (Digo yo que si el problema es que tenía hambre, en vez de echarle cuento, que lo hubier a dicho, que hay confianza).
Seguimos por la carrera hasta LARRASOAÑA, en cuyo albergue, una señora muy amable, que sentía mucho no poder ofrecernos albergue porque ya no había plazas libres (no es que nos lo dijera, pero esas cosas las nota el peregrino), nos pone el segundo sello del día en la credencial.
Volvemos al camino porque se espera que, a partir de entonces, ya sea más transitable (dicen los entendidos que lo peor es el Alto de Erro).
Además, queremos entrar en Pamplona por el camino (para compensar que, en 1993, Sera y Tomeu se hicieron la picha un lío y entraron por el sitio equivocado), pero el esfuerzo es baldío pues después de pasar toda una serie de pueblecitos como ZURIAIN, IROTZ, ARLETA, TRINIDAD DE ARRE y VILLAVA, al llegar a BURLADA-BURLATA, que más que un pueblo parece un arrabal de Pamplona, perdemos el camino, es decir que entramos en Pamplona por un camino pero que no es el de Santiago ¡Es que el asunto tiene bemoles!
Esta parte del camino no está mal del todo aunque tiene tramos totalmente impracticables, en los que no queda más remedio que bajarse de la bici (estrecho, muchas piedras sueltas, raíces enormes, muchas escaleras, naturales y artificiales). Y, además, hay algún desvío entre explotaciones minero-industriales que podrían cambiar. Si es cuestión de la santificación de la senda, que hagan un camino nuevo por el medio del bosque y que lo bendigan, ¡digo yo! Total que llegamos a PAMPLONA-IRUÑA tarde y por el camino e quivocado.
Una vez en Pamplona, lo primero es ir al albergue a que nos pongan el tercer sello del día y donde, aunque ese día no nos afecte, nos enteramos que está supercompleto, lo que nos permite adquirir la primera moraleja peregrina: "No buscar alberque en grandes ciudades ni sitios muy conocidos. Buscar siempre sitios discretos, sobretodo si eres ciclista y llegas tarde".
Tan tarde era, que Joaquín se queda sin probar unos pasteles a los que había echado el ojo el día anterior en unos ultramarinos, cerca de la plaza del Ayuntamiento (definitivamente a los navarros les gusta jugar al despiste, ¡llamar ultramarinos a una pastelería...!). Así pues, vamos al hotel, pagamos la cuenta, dejamos las bicis y, echando leches, a buscar cualquier sitio para cenar, que va a ser una bocatería (Don Huevone), pues no están los cuerpos para andar buscando algo sibarita. Después de cenar, a la cama enseguida, que no estaba el cuerpo para muchas juergas, porque la etapa había sido bastante dura y al día siguiente tocaba madrugar. Desgraciadamente, éste iba a ser nuestro sino durante todas las etapas del recorrido.
RESUMEN DE LA ETAPA: 55 Km. en 5 horas de pedaleo efectivo (está incluido el tiempo en que se arrastra la bici). El promedio fue de 11 Km. /h. ¡Esto es velocidad media!
Nos levantamos temprano, desayunamos en la misma cafetería que el día anterior, preparamos las bicis y comenzamos la segunda etapa, ahora ya con todo el equipo instalado (colocar las alforjas costó bastante los primeros días).
Salimos por el camino, como es de ley, por un puente medieval junto a la Universidad, Y así vamos hasta el ALTO DEL PERDÓN (no sé por qué, la mayoría de etapas tenderán a empezar en cuesta arriba y, en frío, pues j.. bastante), pasando por ZIZUR MENOR y ZARIQUIEGUI.
Eso sí, la mitad del camino sobre la bici y la otra mitad arrastrándola, que hay tramos muy jodidillos (pedregales, tramos estrechísimos, zanjas, acequias...y cuesta arriba, para más INRI).
Después de admirar las vistas y hacer las fotos de rigor, empezamos el descenso a Puente La Reina por la carretera, porque las noticias dicen que el camino de bajada es aún peor que el de subida.
Por cierto, que entre las esculturas de hierro de la cima de los diversos medios de peregrinación falta la bicicleta, ¡Primera mala señal para los sufridos ciclistas!
La bajada del Alto del Perdón por carretera no es, ni mucho menos, el paseo esperado por la gran cantidad de cortes y desvíos, y el tráfico de camiones inmensos, consecuencia de las obras de la utopista.
Antes de llegar a Puente la Reina nos desviamos hacia OBANOS, pueblo del camino y paso obligado para llegar a la Iglesia de Santa María de Eunate (El mito templario obliga). En Obanos compramos un tentempié y descansamos un rato en el parque, antes de salir para el santuario de Santa Maria de Eunate que, aunque es una visita la mar de interesante y que vale mucho la pena, está en un páramo en medio de ninguna parte.
Eso sí, admiramos su planta octogonal por fuera y, por supuesto, por el interior también. Ahora sí, directos a Puente la Reina que el viento comienza a arreciar y amenaza tormenta.
En PUENTE LA REINA-GARES nos ponen el primer sello del día, en el Albergue de los Padres Reparadores, y nos informan de un sitio para comer. Allá nos encaminamos, a dar cuenta de unos enormes bocatas y un plato de pasta, aunque previamente vamos a visitar el Cristo de la Y, llamado así por su extraña cruz en forma de Y.
Una vez hechas las fotos de rigor al bonito puente románico que da nombre al pueblo, nos vamos arreando, que aún queda un buen trecho hasta llegar a Estella (fin de etapa previsto) y, para no perder la costumbre, vamos algo pillados de tiempo.
La amenaza de tormenta había pasado y vamos por la carretera para darnos más prisa. Primero, nos equivocamos y casi entramos en la autopista, porque está bastante mal indicado, luego nos dirigen a la carretera nacional, aunque hay un tramo en el que hemos de dar un enorme rodeo por el camino debido a las obras de la autopista. En fin, que unos obreros nos obligan a dar una vuelta inútil y bastante jodida, para enlazar 200 metros más allá del desvío. Eso sí, Joaquín no se pudo reprimir y fue a darles las gracias... Así llegamos directamente a LORCA donde nos detenemos el tiempo justo para refrescarnos y charlar un rato con unos ciclistas que habían roto el cambio de la bici y habían tenido que mandarla en taxi a reparar a Decathlón de Pamplona y no les quedaba más remedio que esperar a que regresara el taxi con la bici ya reparada.
Más adelante, como las noticias son que e n Estella están de fiestas y tienen el albergue hasta los topes, nos desviamos a VILLATUERTA (Nos desviamos por que vamos por la carretera, pues el camino sí pasa por este pueblo) a probar suerte. Mala suerte, acaban de completar el cupo en el albergue de este pueblo. Curiosamente han ocupado las últimas plazas dos mallorquines, padre e hijo, con quienes coincidimos en el avión y en el autobús a Roncesvalles, y también en Puente La Reina; aunque de todas formas de poco hubiera servido llegar antes, porque nosotros somos cuatro y sólo quedaban dos plazas libres. Ya que estamos, aprovechamos para que nos pongan el segundo sello del día.
Los hospitaleros nos confirman las malas noticias sobre ESTELLA-LIZARRA, así que pasamos sin detenernos por este pueblo y vamos directamente a AYEGUI (están uno a continuación del otro), de cuyo polideportivo nos habían dado espe ranza los susodichos hospitaleros.
Pues bien, efectivamente hay sitio y falta que nos hacía, no sólo por el cansancio y la hora, sino porque cuando llegamos está comenzando a llover.
El camino por carretera de Estella a Ayegui es malo, mucho tráfico, hay que atravesar un túnel, sin arcén, en que los coches no llevan mucho cuidado con los ciclistas. Un regalo, vamos.
Sale a 5 euros por cabeza la estancia, en una sala con literas y colchonetas en el suelo con vistas al frontón (por supuesto, a nosotros nos tocó colchoneta en el suelo). En el mismo bar del polideportivo se puede cenar y desayunar (Se paga aparte, claro) y e so es lo que vamos a hacer después de una necesaria y reparadora ducha, porque Ayequi, más que un pueblo parece un polígono de Estella (Por lo que se ve desde donde estamos nosotros) y no parece haber ningún sitio cerca para estos menesteres.
Esta segunda etapa también ha sido bastante dura, y las piernas empiezan a pesar, especialmente a Malen.
RESUMEN DE LA ETAPA: 63 Km. en 5 horas de pedaleo efectivo. La media ha mejorado (12,6 Km./h), pero tampoco es para dar saltos.
En el polideportivo de Ayegui hemos dormido junto a un tipo, en el que habíamos reparado porque parecía que no podría dar un paso más y, luego, resulta que estaba haciendo el camino corriendo; un alemán al que más tarde bautizaríamos como Marathon Man. Ya volveremos luego sobre el tema. De este primer albergue tenemos que salir, desayunados y todo, más temprano, incluso, de lo que en adelante será común en los demás alberques en los que pernoctemos. A las 7:30 ya estamos en la calle en orden de marcha.
Nos vamos por el camino al Monasterio de IRACHE, también en cuesta arriba claro, que está a un paso, para hacer la visita obligada a la fuente del vino (es una fuente que tiene dos grifos, de uno mana agua y del otro vino de las Bodegas Irache).
Bien es cierto que a esas horas y desayunados, poco podemos aprovechar la oportunidad del vino gratis. Así las cosas, solo queda el consuelo de las fotos de rigor y de incordiar (bastante, a tenor de lo que refunfuñaba por el madrugón) a Yolanda, haciéndola levantar de la cama antes de las 8 de la mañana en plenas vacaciones para encender el ordenador y vernos en directo haciendo el indio delante de la fuente, pues dispone de una webcam en directo que puede verse en http://www.irache.com/webcam/index.html
A la salida de Irache nos informa un paisano que el camino es imposible hasta para los caminantes, lo que unido al poco amigable perfil que se puede apreciar en nuestro libro de ruta, nos hace tomar una decisión unánime e irrevocable... ¡directo hasta LOS ARCOS por carretera!.
En Los Arcos nos ponen el primer sello del día en el Albergue Isaac Santiago (el hospitalero era un señor mayor, muy simpático y agradable) y merendamos en la plaza con lo que hemos comprado en una tienda que hay frente a la iglesia.
Están de fiestas y tienen una plaza de toros portátil montada y los niños se están entrenando para correr delante de los toros, así que nos vamos antes de que les dé por soltarnos a los bichos.
Seguimos por la carretera hasta TORRES DEL RIO, donde podemos admirar la basílica del Santo Sepulcro, de planta octogonal y dicen que réplica exacta de la de Jerusalén (¡Otra vez los Templarios, y van dos!).
En el camino hacia allí nos encontramos con la furgoneta de ayuda al peregrino, que nos ofrece agua e información de lo que resta del camino hasta Logroño (¡Lo tienen bien montado estos navarros!
Después de seguir un rato por la carretera volvemos al camino. En este tramo es donde apreciamos en vivo y en directo el carácter de la peregrinación de Marathon Man. Le adelantamos, pero llega a VIANA poco después de nosotros, donde Malen y Joaquín se hacen una foto con él, y luego coincidimos también en Logroño y aún alcanzaríamos a ver a su coche de asistencia en algún sitio más. Vamos, que hacía etapas como las nuestras en bici y casi en el mismo tiempo (según nos dijo, hacía entre 45 y 50 kilómetros cada día). ¡Hay que joderse con estos alemanes¡
Sera es el único que sella en Viana, los demás deben confiar secretamente en la señora de los higos, jejeje ...(a la entrada de Logroño se pasa justo delante de la casa de Felisa, toda una tradición en el Camino. Se trata de una viejecita que, por desgracia, murió el año pasado, pero su hija sigue con la tradición que regala higos a los peregrinos a cambio de la voluntad y que tiene un sello de los más cotizados, con la inscripción "Paz, higos y amor").
Seguimos por el camino hasta LOGROÑO para pasar por donde la sucesora de la señora de los higos (Por aquello del folclore), pero la señora no está y nosotros no estamos para esperarla, que es hora de comer.
En Logroño, aparte de constatar que los albergues están llenos, nos cuesta encontrar un sitio para comer. Al final nos hacen unos bocadillos en un bar y vamos a comerlos a un parque (sentaditos en un banco, a la sombra, se estaba en la gloria). También tomamos testimonio gráfico para certificar el tamaño de los huevos del caballo de Santiago Matamoros y así poderlos comparar con los del caballo de Espartero, que es la referencia oficial en cuanto al tamaño de los huevos.
En cuanto a la comparativa, las opiniones siguen divididas.
Logroño debía ser fin de etapa pero, vista la situación, contactamos con el albergue de NAVARRETE, el pueblo siguiente, y como nos dicen que aún tienen plazas libres pues ¡Pedales para que os quiero!
En este tramo vamos por el camino, junto al embalse de la Grajera, que está bastante bien. Vamos a toda leche, antes de que nos quiten el sitio.
Quedan plazas libres en el albergue de Navarrete y nos acomodamos. 3 euros por cabeza en una habitación para 8 con baño, nosotros, una pareja de vascos, la francesa piadosa (una chica joven que hacía el camino en bici sola, y con la que Sera intentó alguna que otra maniobra envolvente, fallida, por supuesto) y otro extranjero de no sé donde y no menos piadoso. Cenamos un estupendo menú a buen precio en un bar junto a la iglesia y a dormir que mañana será otro día.
Esta etapa, tal vez por el hecho de hacer bastante más carretera que camino, ha sido más llevadera que las anteriores.
RESUMEN DE LA ETAPA: 62,5 Km. en 5 horas y 16 minutos, con una media de 11,8 Km./h . ¡Ni por carretera, oyes!
Tenemos que abandonar el albergue a las 8:00. Desayunamos en el bar de la esquina de enfrente e iniciamos la cuarta etapa.
Vamos por la carretera, que va paralela al camino casi todo el tramo, hasta NÁJERA, donde visitamos el Monasterio de Santa María la Real y damos un paseo por el pueblo (lleno de esculturas de muebles, por cierto. El Manacor riojano) y, ya puestos, nos acercamos hasta el albergue para hacernos unas artísticas fotos, aunque decidimos que es pronto para el primer sello del día.
Como a partir de Nájera el camino se aleja de la carretera, seguimos por el camino hasta Santo Domingo de la Calzada.
Pasamos por AZOFRA, donde nos paramos a comer algo adquirido en la panadería local y estuvimos departiendo con un simpático ciclista riojano que había hecho el camino en 6 días (eso explica que al hombre se le estuviera poniendo cara de Tour, uno de tantos profesionales que están creciendo como setas), y por CIRUEÑA.
La llegada a Cirueña es entre campos de cereales, con muchas cuestas. Subir campo de trigo, bajar campo de trigo, y al final, a lo lejos, se ve una cuesta a la que parece que nunca se llega, tal como ya nos había advertido nuestro amigo ciclista. En la base de esa cuesta nos encontramos a una pareja de italianos en bici, con unas alforjas gigantescas, que subían como si nada (¿pero qué comerá esta gente?) y que nos cuentan que hasta allí han venido haciendo el camino por la autopista!! Nadie les advirtió, parece ser.
Llegamos a SANTO DOMINGO DE LA CALZADA a la hora de comer, dejamos las bicis en el albergue "La Casa del Santo" donde también nos ponen el primer sello del día y nos vamos a comer. El primer restaurante que nos recomiendan está atestado, de modo que nos vamos al segundo recomendado, "Los Arcos", en el que sí hay sitio, lo que no es de extrañar porque la comida apenas llega a medio buena.
Después de un paseo, para bajar la comida y hacer las fotos de rigor, nos tumbamos un rato a descansar en el césped de una plaza, pero no demasiado que aun hay que hacer mucho camino ese día.
Hay que reconocer que estábamos tan cansados que el Apóstol tuvo que hacer horas extras para convencernos de reanudar la marcha.
Costó Dios y ayuda abandonar el césped e ir a por las bicis. Recogemos las bicis en el albergue donde las habíamos dejado, y donde la hospitalera, muy amable, nos decía que había plazas y que no teníamos por qué seguir, con el calor que hacía (35-38º) y lo cansados que estábamos, pero el peregrino es cabezota y seguimos por el camino hasta nuestro destino en Belorado. En este tramo el camino está más o menos bien y va casi siempre paralelo a la carretera.
Pasamos por GRAÑÓN (último pueblo de la Rioja), REDECILLA DEL CAMINO (donde nos ponen el segundo sello del día en el albergue y nos merendamos un helado en la puerta de la iglesia), CASTILDELGADO, VILLORIA, VILLAMAYOR DEL RIO.
Estos pueblos me recuerdan las películas que he visto de la época de la posguerra, ¡se han quedado anclados en el tiempo!, y, por fin, BELORADO. Al entrar en el pueblo, pasamos junto al albergue municipal, cuya visión del exterior no nos acaba de gustar y vamos a echarle una ojeada al privado que, efectivamente, nos gusta más.
De entrada, la hospitalera, una voluntaria catalana, nos dice que lo tienen lleno (muchos de los albergues del camino, tanto públicos como privados, están regentados por cortos periodos de tiempo por voluntarios amigos del camino que pasan así parte de sus vacaciones), pero cuando ya nos íbamos resignados al albergue municipal, nos llama la dueña para decirnos que nos puede acomodar en el desván, un cuartito que el marido utiliza como sala de masajes para peregrinos doloridos, y nos quedamos. Aunque sea en colchonetas en el suelo, es un cuarto para nosotros solos, que no deja de ser un lujo. Además, se trata de uno de los pocos albergues del Camino que encontramos atestado de ciclistas. El precio es la voluntad y hacemos el donativo que teníamos acordado para estos casos, 3 euros por cabeza.
Cenamos de bocatas (lo que sea con pimientos, que por estos lares es la guarnición habitual del bocata) en un bar de las cercanías y vuelta tempranito al albergue a dormir, que no está el cuerpo para muchos trotes. Ha sido una buena etapa, durilla pero llevadera.
RESUMEN DE LA ETAPA: 60,68 Km. en 5 horas y 31 minutos, con una media de 11 Km./h .
Como nos habían dicho que se podía desayunar en el albergue, la comodidad obliga y lo hacemos, a 1,50 euros por cabeza. El desayuno no es precisamente espléndido, pero como tampoco es caro, compensa, y a las 8:00, como es de rigor, ya estamos de nuevo en marcha.
Vamos por el camino para seguir eludiendo la carretera de Burgos y pasamos sin detenernos por varios pueblos: TOSANTOS, VILLAMBISTIA, ESPINOSA DEL CAMINO y llegamos a VILLAFRANCA DE LOS MONTES DE OCA, donde descansamos un poco, antes de emprender lo que ya sabemos que va a ser uno de los tramos más duros de todo el Camino, la subida a los Montes de Oca, de camino al Monasterio de San Juan de Ortega.
La subida resulta más infernal de todo lo que nos podíamos imaginar, un auténtico camino de cabras y unos repechos increíbles. El resultado es que más de 2/3 de la subida los hacemos arrastrando la bicicleta como podemos y no se sabe cuantos adelantamientos hubo entre los ciclistas (más rápidos en los pocos tramos ciclables) y los caminantes (más rápidos en los no ciclables).
Es una subida en que, cuando llegas a un plano y crees que has llegado a la cima, avanzas un poco y llega otra cuesta, y otra.
Lo único positivo de esta subida es lo impresionante del paisaje y lo bonitos que son los tramos del camino que discurren entre la extensa vegetación.
Además del paisaje, la recompensa es que, después de llegar arriba, hay un tramo casi igual de largo, con muy buen camino y cuesta abajo hasta el monasterio; así que cuando llegamos a SAN JUAN DE ORTEGA tenemos el bar casi para nosotros solos y podemos merendar y visitar la iglesia tranquilos.
En el bar de San Juan de Ortega nos ponen el primer y único sello del día.
Como vamos bien de tiempo y lo que queda de la etapa del día es casi todo cuesta abajo, decidimos comer en Burgos, así que apenas nos paramos en los pueblos de AGÉS, ATAPUERCA (aquí decidimos pasar olímpicamente de la visita a los yacimientos prehistóricos, ya que nos habían informado que no valía la pena porque sólo se podían ver andamios y poquita cosa más), VILLALVAL, CARDENUELA DE RIOPICO, ORBANEJA y VILLAFRIA. Lo del casi es porque también había alguna subida y las bajadas de gravilla apretando los frenos todo lo posible
En Agés, nos encontramos con un par de vascos que hacían el Camino andando y llevaban una marcha increíble. No corrían como el alemán pero sus distancias eran parecidas. Aún los encontraríamos después de Burgos, en Carrión de los Condes (Aprovecharon nuestro día de descanso para adelantarnos) y, como este año no hacían más que la mitad por falta de tiempo, y le s pusimos los dientes largos contándoles la hazaña germánica, no es descartable que el año que viene hagan corriendo lo que les falta y, además, con mochila de reglamento.
Nos queda constancia por ellos y otros que nos vamos encontrando que debe ser cierto que son una raza superior, tienen una resistencia fuera de lo común.
En BURGOS comemos unos bocadillos en la terraza de un bar que su dueños tuvieron a bien servirnos, aunque llegamos cuando estaban cerrando. ¡Y yo que pensaba que los bares no cerraban al mediodía en ningún sitio!, y es que la gente no sabe que hacer para acreditar idiosincrasia propia y genuina.
Una vez comidos, vamos a la búsqueda del Hostal que tenemos reservado (nos vamos a quedar un día en Burgos haciendo turismo y, en los albergues, sólo se permite estar una noche) y nos cuesta un poco. Nos habría costado bastante menos encontrar el hotel si los hombres del grupo hubiéramos preguntado por su localización en la gasolinera por la que pasamos cuatro veces buscando el hotel. El componente femenino iba enfadadillo con los estereotípicos masculinos, pero acabamos encontrándolo.
Nos acomodamos después de recibir una lección magistral de Historia, Arte y Gastronomía locales de parte de un autodenominado profesional que regenta el hostal, todo un personaje del que decidimos escondernos durante el resto de la estancia.
Salimos a dar una vuelta y comprar algunas viandas (al día siguiente es domingo) mientras se hace la colada en la lavadora del hostal que han puesto a nuestra disposición por un módico precio.
Una vez la colada está terminada el hostalero nos llama para tenderla. Dios mío!! a Joaquín y a Malen les da una larga conferencia sobre lo difícil es encontrar gente que cuelgue bien la ropa!! Surrealista, aunque su bigotillo, algo daliniano, tendría que habernos dado una pista.
Volvemos al hostal a tender la ropa y nos vamos a cenar de pinchos a una taberna de las cercanías a la que habíamos echado el ojo, "Manrique" de nombre. Y a dormir que estamos cansados y tenemos todo un día por delante para pendonear por Burgos.
RESUMEN DE LA ETAPA: 52,73 Km. en 4 horas y 49 minutos, con una media de 10,9 Km./h.
Nos levantamos y vamos a desayunar a la Cafetería Milán, que nos había recomendado el "profesional" (Después de recoger la ropa tendida, a lo que nos conminó el ídem al sorprendernos en el quiosco comprando la prensa, después de haber abandonado el hostal de forma discreta).
No sólo vamos al lugar recomendado, sino que a la peña le da por degustar el plato fuerte de la casa, asimismo recomendado: Croissant a la plancha con mermelada, ¡lo que es capaz de inventar un barman con tres copas de más!, cualquier día de estos descubren mi postre secreto (sandía al horno) y me hunden el porvenir. ¡ Y encima le gusta al personal ...!
El resto de la mañana lo pasamos viendo, visitando y haciendo fotos de la catedral, donde también nos hacemos sellar la credencial.
Terminamos la visita con tiempo para dar una vuelta y subir al mirador del castillo (dando demasiado rodeo, a juicio de algunos quejicas que no aguantan nada) para disfrutar de unas buenas vistas de la ciudad antes de ir a comer al mismo sitio donde habíamos cenado la noche anterior, pero ahora un menú consistente, que falta nos hace. Mención especial para la ensalada, ¡Superior!
Después de echar la siesta y leer el periódico, nuevo paseo ciudadano e intento de cenar degustando tapas en "El Morito", sitio también recomendado por nuestro "profesional" hostelero y muy afamado (el sitio de tapas, no el "profesional"), tanto que había que hacer cola para entrar. Como la paciencia no parece ser la virtud del peregrino, por lo menos de los que aquí se habla, nos vamos a otro local de las cercanías, que no es que fuera mal sitio pero la cara de vinagre de los camareros nos hace entender por qué en este sí hay sitio, aunque sea domingo.
Nos vamos a dormir, que al día siguiente hay que madrugar. Por una causa u otra, la vida noctámbula del peregrino brilla por su ausencia y de aquí se saca la segunda moraleja peregrina: "Los días de descanso son inútiles, aparte de que te tienes que pagar un hotel, ni se aprovechan completamente ni se disfrutan".
Desayunamos en el hostal con las viandas que quedaban de la compra del sábado y salimos tempranito porque, aunque de aquí no nos echen, hay mucho camino por delante.
Vamos por el camino, que no esta mal del todo y, además, es más o menos llano y tenemos la intención de comer en Arroyo San Bol, que es otro de esos lugares, en medio de ninguna parte, que es obligado visitar por su singularidad.
Pasamos por VILLALBILLA, TARDAJOS, RABÉ DE LAS CALZADAS y HORNILLOS DEL CAMINO, donde compramos las viandas que nos vamos a echar al coleto en San Bol.
Por fin llegamos a ARROYO SAN BOL, aunque en una cuestecilla, justo antes de llegar y, como consecuencia del traqueteo de las cinco etapas precedentes, se suelta el tornillo que sujeta el portaequipajes de Sera a la tija del sillín y éste se va hacia atrás rompiéndose las alforjas en el arrastre consiguiente. ¡El aviso de Malen en la primera etapa no nos había escarmentado¡.
Hacemos un arreglillo con cinta americana en San Bol y nos disponemos a comer, previo sellado de la credencial.
El tal sitio, Arroyo San Bol, es una especie de oasis con agua, en medio de la inmensa llanura amarillenta de cereales recién segados de los alrededores. Sólo está el alberque, habitado por una especie de okupas anarquistas italianos, una alberca, unos cuantos árboles y el merendero, con mesas y bancos a la sombra, lo que se agradece en aquellos parajes.
El arreglo hecho a las alforjas apenas serviría para llegar a León, donde el afectado tuvo que emplearse a fondo con un zurcido auténticamente profesional que le permitiera acabar el viaje (cuando se es Marujo, se es).
Seguimos por el camino hasta HONTANAS y CASTROJERIZ, donde nos paramos a descansar un rato.
Al salir de Castrojeriz tomamos la carretera para dar un rodeo por CASTRILLO DE MATAJUDIOS e ITERO DEL CASTILLO y, así, evitar el Alto de Mostelares que se ve en el perfil de nuestro libro de ruta como una mole infranqueable a esas horas y altura de la etapa. Evitamos el alto, pero en el rodeo también hay alguna cuesta bien hermosa.
Que conste que el rodeo por Castrillo no es un invento nuestro, sino una alternativa universalmente aceptada para los ciclistas, porque el Alto de Mostelares, además de hacer honor a la primera parte de su nombre, lo cruza un camino no aceptable para las ruedas.
Salvado el obstáculo, seguimos por la carretera porque se está haciendo tarde y aún tenemos que llegar a Frómista, aunque hay algo que nos hace cambiar de planes.
Llegamos a la plaza de BOADILLA DEL CAMINO para la visita y fotos de rigor y, como vemos la puerta de un albergue con el nombre de "En el Camino", nos asomamos y ¡Oh, cielos, tiene piscina! y, además, hay plazas libres, lo que no se puede interpretar mas que como una señal del Cielo, ¡Ni el mismísimo Santiago hubiera podido resistir la tentación en aquellas circunstancias!.
En décimas de segundo se tomó la decisión unánime de quedarnos a pasar la noche allí (más que por unanimidad, la decisión fue tomada por aclamación).
Por supuesto, también se toma la decisión unánime de estrenar los bañadores que llevábamos reservados para Molinaseca (Decisión acertada porque, como se verá más adelante, lo contrario hubiera supuesto haber arrastrado de forma inútil una prenda durante más de 800 kilómetros, y eso si que hubiera sido un pecado imperdonable).
Por si fuera poco, el albergue dispone también de otras instalaciones por encima de la media, como el salón de estar y el bar restaurante, donde cenamos bastante decentemente esa noche y desayunamos al día siguie nte, casi a la fuerza, por otra parte, por que el pueblo no da mucho de sí y dudo que hubiéramos encontrado algún sitio para comer decentemente.
El coste del alarde es de 5 euros por cabeza la estancia, 7,5 la cena y 2,5 el desayuno. !Todo sea por un bañito en la piscina¡
Dando una vuelta por el pueblo, vemos que hay otro alberque, el municipal, pero ni punto de comparación y tiene su explicación, porque el de la piscina es del alcalde, y la más elemental ley de la naturaleza nos enseña que si mandas en dos sitios y uno de ellos es tuyo ¿A cual vas cuidar más ...?
RESUMEN DE LA ETAPA: 63,28 Km. en 4 horas y 40 minutos, con una media de 13,5 Km./h.
Salimos de Boadilla del Camino a las 8:00, hora límite en estos sitios, y vamos por el camino junto al Canal de Castilla, que en este tramo está muy bien, hasta FRÓMISTA donde, a parte de admirar la joya del Románico que es la Iglesia de San Martín (Por fuera, ya que lo normal es que esté cerrada), nos llama la atención el monumento de dedicado a San Telmo, que era nativo del lugar.
Nunca hubiéramos sospechado que un santo tan marinero fuera de un lugar tan de secano.
Sorprenden también las tres ranas de bronce que lo rodean (la cuarta, se la ha debido llevar algún peregrino avispado, o es que en ese momento había ido al baño) para lo que no se encuentra otra explicación razonable que no sea que las autoridades competentes hayan pensado que el animal totémico adecuado para un marinero no puede ser otro que la rana, que tan pronto está en tierra como en el agua. Podían haber pensado en las focas y hasta en los pingüinos, pero tampoco es cuestión de pedir excesivos conocimientos faunísticos a los próceres del lugar.
Por cierto, que ya es la segunda vez que nos encontramos con ranas, y no será la última. A ver si vamos a tener que desplazar a las ocas como animal representativo del camino porque, además, son mucho más simpáticas.
Seguimos por el camino, ahora pegado a la carretera, y pasamos por POBLACIÓN DE CAMPOS, REVENGA DE CAMPOS, VILLARMENTERO DE CAMPOS y VILLALCÁZAR DE SIRGA (de los que sólo este último merece que nos paremos un rato) antes de llegar a CARRIÓN DE LOS CONDES.
En Carrión, el convento y albergue de las Clarisas está cerrado, así que nos quedamos sin sellar y sin las delicias bizcocher as por las que son famosas estas monjas.
Sellamos en la Oficina de Información y Turismo, y tratamos de buscar un sitio donde degustar la afamada repostería local pero, por no ir a la confitería que hay a la entrada del pueblo (habían pegado pasquines publicitarios en un buen trecho del camino y nos habíamos juramentado para ir a merendar a cualquier sitio que no fuera ése), acabamos en un bareto de la parte alta del pueblo, comiéndonos unos bocadillos con menos gracia que un templario en bicicleta. ¡Es lo que tienen los principios morales, que no dan de comer, o dan muy mal¡
También bajamos al río que da nombre al pueblo, por si se terciaba un bañito, que también era una posibilidad prevista en el proyecto del viaje pero, aunque el caudal era aceptable, la calidad de las aguas no acompañaba en absoluto.
A partir de Carrión seguimos por la carretera, ya que empieza a entrarnos prisa, hasta CALZADILLA DE LA CUEZA, LÉDIGOS y TERRADILLOS DE LOS TEMPLARIOS, donde paramos a comer de bocatas en el bar del albergue que lleva el nombre del último Maestre. Aquí nos ponen el segundo sello del día, o más bien nos autosellamos, que es lo que se lleva en algunos albergues.
Después de comer seguimos por el camino y pasamos por MORATINOS, SAN NICOLÁS y SAHAGÚN, donde estaba previsto pernoctar, incluso estuvimos echando una ojeada al albergue, que no tenía mala pinta. Pero, entre que no nos gusta mucho el pueblo, y la obsesión de Tomeu por adelantar camino, decidimos seguir pedaleando.
Seguimos hasta BERCIANOS DEL REAL CAMINO, donde encontramos el único albergue, de los que nosotros hemos visto, que mantiene cierto espíritu peregrino.
Es un albergue parroquial, hecho de adobe, donde se paga la voluntad, que incluye estancia, cena y desayuno (Donamos 5 euros por cabeza, más de lo que teníamos estipulado para estos casos, pero es que el albergue lo valía).
Aunque la cena es de plato único, se invita a los peregrinos a que aporten algo para completarla. Nosotros compramos un melón, otros trajeron queso, salchichón, etc. Como la opción del melón fue la más popular entre los peregrinos, los hospitaleros se juntaron con, al menos, ¡¡5 melones!! D eberían insinuar lo que hace falta para que no les pase esto a menudo.
El local es un caserón al que le hacen falta un montón de reformas. Hasta tiene un par de nidos de golondrinas en el dormitorio, y es bastante espartano (No hay espejo en el baño de caballeros).
En compensación, organizan actividades, como la sesión de lectura de textos sagrados, previa a la cena y meditación en grupo (De la que se escaqueó algún conocido, Sera, para más detalles. ¡Falta de devoción, ya se sabe¡) y la salida a ver la puesta de sol en comunidad, que ese día no pudo hacerse porque estaba nublado.
Para amortiguar las penurias, aparecieron a última hora un par de suecas como dos soles. ¡¡Porque uno va imbuido de espíritu peregrino, que si no ..!!
La cena estuvo magnífica. Tocaban espaguetis y la hospitalera enganchó a una pareja de peregrinos italianos para que los prepararan, y acertó de pleno. Prepararon unos espaguetis realmente gloriosos.
Después de la cena, es costumbre que los peregrinos ayuden a recoger y a fregar, y la verdad es que una gran mayoría se escaquearon. Al final, Malen y un peregrino catalán se comieron una fregada monumental, con ayuda en momentos de Sera y Joaquín.
Pero, con fregada y todo, es el albergue donde más hemos disfrutado y sentido ser peregrinos, y gran mérito de eso lo tenían los hospitaleros, unos voluntarios de Madrid, muy agradables.
RESUMEN DE LA ETAPA: 81,09 Km. en 5 horas y 35 minutos, con una media de 15,5 Km./h . ¡Aquí ya estábamos lanzados!
Desayunamos en el albergue con lo poco que quedaba (levantarse los últimos es lo que tiene) y con algo de lo que llevábamos nosotros y, como siempre, a las 8:00 de nuevo en marcha.
Tomeu no puede resistir la tentación y pone unas líneas de adhesión al espíritu peregrino del albergue en el libro ad hoc. ¿No será un mensaje cifrado a las suecas?.
En todo este tramo, el camino está relativamente bien acondicionado, aunque para que fuese también bueno para las bicis tendrían que mantenerlo un poco mejor. Pero como hay una pista asfaltada para vehículos agrícolas pegada al camino, decidimos ir por ella, que tampoco tenemos vocación de mártires. Llegamos a EL BURGO RANERO (Otra vez las ranas, Ranas 3 - Ocas 2, los Montes y Villafranca) que ha prosperado bastante desde que pasamos por allí en 1993, no sé si por el Camino o por el área de servicio de la autopista que han puesto junto al pueblo.
Continuamos hasta RELIEGOS y MANSILLA DE LAS MULAS, donde ponemos el primer sello del día en un albergue y nos merendamos unos bocatas bastante decentes en el "Hostal de Gelo".
Seguimos adelante y pasamos por VILLAMOROS DE MANSILLA, PUENTE VILLARENTE y ARCAHUEJA, donde paramos a repostar en el área de descanso con fuente junto al camino (Una de las muchas que hemos encontrado y que, suponemos, debieron poner para el Xacobeo del 2004), luego por VALDELAFUENTE y, finalmente, llegamos a LEÓN, muy bien de tiempo, para variar.
Como llegamos sobrados de tiempo, nos damos una vuelta, con fotos incluidas, y vamos hasta la plaza de la Virgen del Camino donde está el albergue de las Carvajalas (monjas) y, luego, buscamos el hotel que tenemos reservado para el día de descanso en León (De nombre "Temple", que ya es insistir). Nos cuesta un poco encontrarlo, aunque menos que en Burgos, y nos instalamos.
El hotel se encuentra en el centro de León y no está mal del todo. Es un tres estrellas bastante potable aunque, eso sí, estaba en obras (no todo puede ser perfecto).
Una vez ubicados en nuestras respectivas habitaciones (las habitaciones estaban muy bien, las instalaciones muy correctas, baño grande, cómodo y limpio que, después de tantos días, es como un lujo asiático, pero la de Tomeu y Sera tenía una decoración algo escalofriante: ¡¡Suelo de moqueta roja, muebles negros y dorados y techo dorado!!), nos vamos a comer a un restaurante que nos recomiendan en el hotel y que está detrás de éste, donde nos espera no se sabe si una trampa, un castigo del Santo, un atentado..., el caso es que Joaquín y el menda (Sera) coincidimos en pedir como primer plato judías verdes con jamón, con funestas consecuencias para nuestros estómagos. Volvemos al hotel para descansar, hacer la colada y preparar el tendedero y al atardecer salimos de paseo.
Visita a los lugares señeros del lugar y exploración del Barrio Húmedo para localizar un par de locales que nos han recomendado y que no encontramos.
Durante el paseo nos sorprende ver en la puerta de una juguetería un elefante de peluche vestido de peregrino con un paraguas, las viejecitas de la zona también van con paraguas, y al poco tiempo se pone a llover, ¡¡era un elefante meteorólogo!!.
También fracasa el intento de contacto con el guía que nos los había recomendado, porque el hombre es guarda forestal y anda muy ocupado esos días con los incendios que han proliferado en El Bierzo. Al final cenamos de tapas en un sitio en el que vemos ambiente, que siempre es buena señal (muy buena la ración de patatas típicas de León), y nos retiramos a dormir que estamos cansados y Joaquín y yo hace rato que no nos sentimos muy bien.
RESUMEN DE LA ETAPA: 50,11 Km. en 3 horas y 38 minutos, con una media de 13,7 Km./h . Volvemos a bajar la media y eso que el camino ha sido llano y estaba pasablemente bien.
Tanto Joaquín como Sera pasan una noche fatal de vomitera de modo que nos encontramos fatal, pero hay que salir para dar tiempo a que hagan la habitación. Desayunamos en el primer sitio que encontramos y nos vamos a visitar la catedral y a que nos pongan el sello en la credencial, aprovechando que el elefantito no indica lluvia. Este nuevo tropiezo impone una ampliación de la segunda moraleja peregrina: "Los días de descanso no sólo son inútiles, además son contraproducentes".
Regresamos al hotel y, como aún no han arreglado las habitaciones, nos amodorramos en el salón de televisión.
En cuanto pueden, Joaquín y Sera se van a dormirla a la habitación mientras Tomeu y Malen van en busca de un remedio para el trasero de Tomeu, que va muy jodidillo ya en la bici: bálsamo bebe, mano de santo; y luego se van a su rincón gastronómico favorito, un McDonalds.
Eso sí, tienen la deferencia de traer unas ensaladas Mac-de-no-se-qué para los enfermos. Pero ya es triste que, para un día que estamos en León, cuna de la chacinería, tengamos que comer de eso.
Por la tarde ya estamos un poco mejor y salimos todos. Tomeu aprovecha para cortarse el pelo (que digo yo que estas cosas se han de prevenir antes de peregrinar, pero hay gente para todo), mientras los demás nos entretenemos viendo a los viejos jugando a los bolos leoneses junto al río.
Como, aunque bastante recuperados, los dolientes aún estamos algo afectados, nos vamos a cenar a la cafetería de la estación, cerca del hotel, y a dormir tempranito para asegurar la recuperación, porque al día siguiente continúa el camino.
En resumen, un día de descanso para olvidar que es lo más suave que puede decirse al respecto (esto es lo que pasa cuando vas con gente que no aguanta nada, que al primer achaque se meten en la cama ¡ya no quedan hombres!).
Desayunamos opíparamente en la cafetería-buffet del hotel, nos ponemos como el quico y salimos tempranito por el Puente de San Marcos, como es de ley.
Enseguida se estropea la salida porque nos adentramos en una especie de arrabal interminable que han formado los pueblos de alrededor al juntarse con la ciudad, formando un conjunto del que, menos bonito, se puede decir de todo.
Cuando la carretera se cruza con el camino, que a partir de entonces van juntos hasta Astorga, seguimos por la carretera y pasamos sin detenernos por VIRGEN DEL CAMINO, VALVERDE DE LA VIRGEN, SAN MIGUEL DEL CAMINO y VILLADANGOS DEL PÁRAMO.
Antes de Valverde, el camino se bifurca, nosotros seguimos por el camino francés que es el tradicional, no como unas inglesas perdidas que, se supone por rivalidad histórica, deseaban tomar el desvío que va por FRESNO DEL CAMPO
y a las que tuvimos que indicar cómo tomar esa ruta.
Llegamos a HOSPITAL DE ÓRBIGO por el puente que guarda, desde la Edad Media y hasta la eternidad, Don Suero de Quiñones, donde hacemos un alto y en la iglesia nos ponen el primer sello del día (en realidad nos lo ponemos nosotros mismos ya que, en algunas iglesias del Camino, funciona el autoservicio sellador, cosa que debe ser bastante cómoda para los párrocos del lugar), todo sea porque es el pueblo de Teresa (antigua compañera de la Jefatura de Tráfico, ahora en Oviedo).
A la salida del pueblo hay una nueva bifurcación y nosotros cogemos el camino que va junto a la carretera en vez del otro, que pasa por VILLARES DE ÓRBIGO y SANTIBÁÑEZ DE VALDEIGLESIAS, que dicen que es más bonito pero también más largo y, además, eso nos permite ir por la carretera.
Llegamos a SAN JUSTO DE LA VEGA, donde podemos apreciar, junto al puente sobre el Río Tuerto, una magnífica playa fluvial, pero no nos detenemos porque estamos deseando llegar a Astorga para comer y, por qué no decirlo, porque seguimos confiando en Molinaseca para bañarnos.
Al llegar a ASTORGA nos hartamos de hacer fotos, nos ponen el segundo sello del día en la Catedral y hacemos unas adquisiciones de la rica y variada repostería local (en La Mallorquina, por supuesto, menos Joaquín que va a la competencia) para comérnoslas de postre de los bocatas que nos echamos al cuerpo en un local de comida rápida.
Después de comer, tras buscar un monumento romano que no sabemos qué es ni cómo se llama y que, además, no encontramos (una eufrástica??), los socios se van a dormir la mona a un parque de los alrededores.
Mientras tanto, como si fuera una premonición, Sera, para aplacar sus remordimientos de conciencia, decide volver grupas hasta San Justo, que está muy cerda de Astorga, para hacer fotos de la playa fluvial que no ha hecho antes por las prisas. Total, 20 minutos de ida y vuelta.
Tomamos el desvío a CASTRILLO DE LOS POLVAZARES, donde también nos hartamos de hacer fotos (El sitio lo merece). Allí también se produjo un intento fallido de huida, intentando dejar a Sera, pero no pudo ser.
Luego pasamos por SANTA CATALINA DE SOMOZA y EL GANSO (el camino entre estos dos pueblos es muy poco apto para bicicletas, muchísimas piedras) antes de llegar a nuestro destino, RABANAL DEL CAMINO.
No obstante el punto crítico en que se encuentra, encontramos sitio en un alberque privado ("Ntra. Señora del Pilar", 5 euros por cabeza) casi especializado en ciclistas, y es que en el pueblo hay 5 albergues, uno de ellos sólo para los ingleses (De la Fraternidad de Saint James).
También hay varios restaurantes y, en general, parece que es uno de los pueblos que más ha prosperado a la sombra del Camino de Santiago.
Como en el bar del albergue sirven cena y desayuno y los restaurantes del lugar son más bien caros, hacemos allí estas dos comidas. Cenamos un plato inmenso de macarrones con chorizo (condimento típico en toda Castilla, que incluyen en casi todos los platos) a un precio muy económico.
Después de cenar aún tenemos tie mpo para ir a la iglesia, donde unos frailes hacen una misa especial para peregrinos, con aspersión de agua bendita y Canto Gregoriano incluidos.
De camino al albergue paramos a contemplar la luna, que está casi llena y, a esa altura, está preciosa, pero no durante mucho tiempo, que hace bastante frío. El último tramo de la etapa, desde Astorga de hecho, es bastante jodido, así que estamos rebentadillos.
RESUMEN DE LA ETAPA: 77,25 Km. en 6 horas y 6 minutos, con una media de 12,6 Km./h . (A partir de Astorga, todo ha sido cuesta arriba)
Desayunamos en el albergue, un desayuno bastante escaso, por cierto, y durante el mismo nos encontramos con unas chicas vascas que ya habíamos encontrado en el albergue de Bercianos y hacen el camino a pie, estos vascos son algo grande!
Después del desayuno, con niebla y un frío que pela, salimos hacia la Cruz de Ferro. Por la carretera, porque la pendiente que nos espera, según nuestro libro de ruta, no es como para complicarla un poco más. Ya se sufre bastante incluso subie ndo por la carretera.
Llegamos a FONCEBADÓN, que ha pasado de estar prácticamente abandonado a tener dos albergues, un par de bares y algunas casas reconstruidas, aunque aún quedan un gran número de casas hundidas y presuntamente abandonadas.
Luego, alcanzamos la CRUZ DE FERRO para depositar las piedras de rigor (que traíamos desde Palma) y hacer las fotos que manda la tradición, algunas de ellas junto a unos toros enormes que había allí de fondo, a los que no convenía acercarse demasiado, por si acaso.
En la Cruz de Ferro parecía que ya se terminaba la cuesta arriba, pero va a ser que no, aún nos quedaba un buen trecho subiendo, bastante duro, antes de empezar una descomunal y divertida bajada.
Seguimos por la carretera, que hasta Molinaseca coincide con el camino en casi todo el trecho.
Lo primero que encontramos es MANJARÍN, el punto más pintoresco del Camino pues, en una casa del pueblo (o ni siquiera eso, que más parece una chabola), éste si totalmente abandonado, ha puesto sus reales el maestre Tomás (No sabemos que título se habrá otorgado a sí mismo, así que lo dejamos en maestre) que se dice a si mismo sucesor de los templarios, a lo que da visos de autenticidad la cantidad de mugre que el hombre lleva encima, que tal parece que no se haya lavado desde la última cruzada (Tom Cruise es último samurai y Tomás el último templario).
Se pasea con el uniforme medieval pertinente y regenta un albergue sin luz eléctrica ni agua corriente, donde organiza ceremonias templarias esper pénticas (tuvimos la suerte de asistir a una de ellas, que no es cuestión de perderse algo así) en las que predice el fin del mundo a golpe de espadazos a una campana e invocaciones a los arcángeles Rafael, Miguel, Gabriel y Uriel (gracias al Maestre Tomás descubrimos que el tal Uriel también pertenece a la escala de los arcángeles, lo que se comunica para general conocimiento).
Durante la emotiva celebración mística, una de las asistentes rompió en llantos. Este Tomás sabe conectar con su audiencia, lástima que se acabe el mundo.
Sellamos la credencial para acreditar nuestro paso por el lugar. Lástima que no tengamos fotos de la ceremonia, pero no nos atrevimos. Nos pareció una falta de respeto pues, incluso, había subido gente desde Ponferrada para asistir a la misma.
Seguimos hasta Molinaseca, pasando por EL ACEBO (bonito y típico pueblo berciano) y RIEGO DE AMBRÓS.
En MOLINASECA nos espera la gran decepción del Camino, la playa fluvial está hecha un asco, convertida en una balsa de aguas cenagosas. Nuestro gozo en un pozo, tanto cargar con el bañador para esto... No llegamos a saber si el estado de la playa fluvial es por la sequía o porque la han estado utilizando los bomberos para apagar los últimos incendios del Bierzo, pero no importa, la frustración por no podernos dar el deseado baño después de tantos días de polvo y sudor no tiene límites.
Para compensar, nos comemos las pastas que nos quedan de la compra de Astorga y seguimos nuestra ruta. Pasamos por CAMPO y llegamos a PONFERRADA por la carretera que, en este caso, coincide con el camino.
Damos una vuelta por la ciudad e imbuidos como estamos del espíritu templario, no hay otro remedio que visitar el castillo de los ídem (Templarios 6 - Resto del mundo 0: Hospitalarios, Caballeros de Malta, etc. Y eso contando sólo los sitios acreditados que hemos visitado).
Como ya es la hora, nos disponemos a comer el menú de bocatas que toca al mediodía. Comemos bocatas para no tener que pedalear en mitad de una proceso de digestión pesada aunque, como hace fresquete, le añadimos un chocolatito a la taza.
Vamos por el camino, que se mantiene más o menos llano, hasta CACABELOS que, en principio, debía de ser el fin de la etapa.
Pasando por COLUMBIANOS, FUENTES NUEVAS y CAMPONARAYA, prácticamente sin detenernos más que para rellenar el agua de los bidones.
Decidimos seguir hasta Villafranca del Bierzo para adelantar lo más posible porque, en la etapa siguiente, nos espera el temible y temido O'Cebreiro.
En VILLAFRANCA DEL BIERZO encontramos dos albergues que están en las afueras del pueblo. Primero vamos al Refugio Ave Fénix, privado, que se las da de purista, pero es caro y, además, te echan a la 6:00 de la mañana, así que, inteligentemente, vamos al Albergue Municipal que está justo al lado (4 euros por cabeza), tiene menos pretensiones y permite dormir dos horitas más por la mañana.
Damos una vuelta por el pueblo y aprovechamos para comprar para el desayuno del día siguiente, porque en los alrededores del albergue no hay ningún sitio donde poder hincar el diente. Nos perdemos por el minúsculo pueblo, demostrando que el peregrino si no fuera por las continuas flechas llegaría a Santiago, ¡pero de Chile!
Y, al fin, encontramos un bar en la plaza del pueblo y cenamos un menú pasable en uno de los restaurantes que hay allí, y a dormir (o eso pensábamos) que hay que proseguir la gesta.
La etapa ha sido durilla, pero no estamos mal del todo. Creía que sería peor.
RESUMEN DE LA ETAPA: 58,21 Km. en 4 horas y 33 minutos, con una media de 12,7 Km./h.
Como toda regla tiene su excepción, la noche en el albergue de Villafranca distó mucho de la tranquilidad que habíamos tenido en otros albergues.
No sabemos si porque éste es uno de los sitios que los turistas eligen para comenzar su particular peregrinación (los hay que comienzan aún más cerca de Santiago), el caso es que aquí no se dio el caso de levantarse a las 7:00 y percatarse de que todo el personal se ha largado discretamente, no, aquí nos tocó soportar a una tribu de valencianos que se creen que todos los putos días del año son fallas y a una tribu familiar de mallorquines (de la zona de la Plaza de Toros) que deben pensar que, como aquí todos son forasters, no rigen las normas de la más elemental educación.
En fin, que nos levantamos mal dormidos, desayunamos con las adquisiciones del día anterior y al camino.
Camino que hasta PEREJE y TRABADELO coincide con la carretera (los peatones por un arcén protegido por un quitamiedos y los ciclistas por el firme, como los hombres), por un valle de las sombras al que el sol no se atreve a asomarse hasta bien entrada la mañana y con la autopista de La Coruña serpenteando por encima de nuestras cabezas.
Lo peor es el frío, hasta 6,5 grados llegó a bajar la temperatura en algún momento. El resto del cuerpo aguanta, pero las manos, ¡Ay, las manos... y los pezones!!!
En Trabadelo, ya avanzada la mañana, empezamos a ver el sol. Lo peor había pasado ¿o no?.
Llegamos a LA PORTELA donde nos enteramos que ese día, domingo, es la feria anual del pulpo que se celebra en PIEDRAFITA DE CEBREIRO. Se trataría de dar un pequeño rodeo para subir a O Cebreiro, pero no, Tomeu insiste e n que el mejor pulpo del mundo lo preparan en Melide, así que seguimos por el camino legal. Influye también que para ir a Piedrafita hay que ir más lejos y más alto. Pasamos por AMBASMESTAS, RUITELÁN y LAS HERRERIAS.
En este último pueblo reponemos fuerzas en un bar, que debe ser el único abierto, por lo dicho sobre la feria del pulpo en Piedrafita, ya que se apunta a ella hasta el gato en todos estos pueblos de los alrededores.
A partir de Las Herrerías el camino se bifurca. El de tierra (y piedras) para los caminantes, que pasa por LA FABA, y una pista asfaltada para los ciclistas.
Lógicamente tomamos esta segunda variante y, después de un hartón de pedalear (y de hacer empujing también a ratos) y con un pequeño descanso en LAGUNA, donde se cruzan los dos caminos, nos tropezamos con unos ciclistas que vienen echando chispas porque tomaron el camino de los peatones en vez del de los ciclistas y, según ellos, e l camino e stá totalmente impracticable para las bicicletas.
Desde ahí, terminamos de subir a O CEBREIRO. Como era domingo, aunque hay un buen número de bares y restaurantes, nos costó encontrar un sitio para comer, pero lo importante es que lo encontramos.
Después vamos a descansar un rato junto al albergue, que el esfuerzo ha sido mucho y aún nos queda subir el, también temible, Alto do Poio.
Lo que se echa de menos en este lugar son los italianos, que abundan por todas partes y que, como hemos podido observar, suele in ir bastante bien informados. Sólo hay un explicación posible: Están casi todos en Piedrahita, poniéndose ciegos de pulpo.
Descansamos tumbados frente al albergue, pero no mucho, porque parece ser que éramos una atracción turística más del lugar, y oías pasar a gente todo el tiempo y a las madres decir a los niños " no los molestes que están cansados, no ves que son peregrinos, los pobres".
Aunque hemos descansado un poco, la subida al Poio pesa sobre nuestras piernas, así que hacemos alguna paradita para intentar apedrear a las rapaces locales. ¡Tan alto estamos que hasta estos bichos vuelan por debajo!.
Después de un rato viendo como Joaquín y Sera intentaban dar alcance a las rapaces con piedras, descubrimos que el camino de los peregrinos a pie pasaba justo por donde iban dirigidas las mismas. No se oyó ningún grito, afortunadamente no pasaba nadie. ¡Si es que son como niños!
Después del Alto do Poio todo es cuesta abajo, según los mapas, porque, de tanto en tanto, nos sorprende algún repechito que te trae a la mente a la madre del cartógrafo. Pasamos sin detenernos por algunos pueblos hasta TRIACASTELA y de ahí hasta SAMOS, donde pensábamos pernoctar.
Ilusos de nosotros. Los frailes del monasterio que da nombre al pueblo tienen el monopolio hospitalero, están completos y no existe alternativa (Un polideportivo, etc.). Además, el tonto el haba del hospitalero tiene la desfachatez de decirnos que tiene unas plazas reservadas para unos ciclistas que le llamaron por teléfono a las 14:00 horas. Más adelante nos enteramos (a buenas horas mangas verdes) que algunos albergues privados admitían reservas. En fin, para llorar, y para SARRIA, ¡Qué remedio!.
De aquí deducimos la tercera moraleja peregrina: "En camino tan cristiano, de quien menos puedes esperar que te eche una mano es de la clerecía, con honrosas excepciones por supuesto". A llegada a Sarria estamos reventaditos, la etapa ya era dura de por sí, y el encantador hospitalero de Samos le añadió unos cuantos kilómetros extra con cuestas incluidas.
En Sarria también está lleno e l primer alberque que e ncontramos, pero un viejo y hábil captador de clientes que está al acecho, nos echa el lazo y nos lleva a su albergue privado "Os Oito Maravedis", algo caro (9 euros por persona) pero de lujo, una habitación para cuatro con sábanas y toallas limpias.
Salimos a cenar, y nos decidimos por un barecillo con apariencia de todo menos de restaurante donde, sorprendentemente, nos dan una muy buena cena a un muy buen precio, irrisorio incluso.
RESUMEN DE LA ETAPA: 76,42 Km. en 6 horas y 9 minutos, con una media de 12,4 Km./h.
Tanto nos gustó el bar donde cenamos anoche, que esta mañana volvemos a desayunar al mismo sitio.
Tempranito, como de costumbre, iniciamos etapa, previa parada en el Monasterio de la Magdalena, en homenaje a Malen en el día de su cumple ¡Feliz cumpleaños!.
Salimos por el camino, para compensar que el día anterior lo habíamos hecho casi todo por carretera. Esta parte del camino es de las más bonitas de toda la ruta. Volvemos a transitar entre frondosos bosques, como en los primeros tramos de Navarra, aunque aquí la población está tan dispersa que continuamente vas viendo granjas, aldeas y pequeños pueblos.
De todas formas, bonituras aparte, entre los repechos y los pedruscos del camino, resulta un poco duro para ciclistas. Pero, indiscutiblemente, vale la pena.
Pasamos por BARBADELO (nos ponen en primer sello del día), BREA, FERREIROS, ROZAS y VILACHÁ, aparte de otros más pequeños, hasta PORTOMARIN, donde nos paramos a ver las reliquias del pueblo viejo que decidieron salvar de las aguas del pantano y reconstruyeron en el pueblo nuevo, junto al embalse (ímprobo esfuerzo que, francamente, se hubieran podido ahorrar).
De paso nos merendamos unos bocatas en un bar de la plaza del pueblo, que hay que reponer fuerzas, y nos ponen el segundo sello del día.
A partir de Portomarín seguimos por la carretera, porque el trozo de camino que hemos hecho nos ha dejado baldados y lo que nos queda por delante, con continuas subidas y bajadas, no parece que vaya a ser mejor.
Hasta Portomarín ha sido casi todo bajada, pero de esas que cansan porque, o vas en tensión frenando todo el tiempo, o te tienes que bajar de la bici, aguantándola por encima de rocas.
Pasamos de largo por GONZAR, CASTROMAYOR, donde tomamos una variante de camino asfaltado para bicis, y HOSPITAL DE LA CRUZ. Llegamos a VENTAS DE NARON y, aunque no estaba previsto, nos paramos a comer porque el tiempo se nos echa encima y con ritmo de Reggaeton de fondo, ¡Que todo no va a ser Gregoriano, que carallo!.
Seguimos hacia LIGONDE y EIRECHE. Este tramo del camino, aunque cuesta arriba casi todo el tiempo, es el que yo encuentro más bonito. Pasabas entre campos que te hacían recordar los cuentos de hadas, salidos de la Princesa Prometida.
Llegamos a Eireche, donde volvemos a la carretera y llegamos a PALAS DE REI. Como a partir de Palas de Rei el camino, aunque con continuos altibajos, presenta una tendencia general de bajada, nos ponemos puristas y volvemos al camino, que resulta ser fatal a trozos, aunque bonito, y así, por CASANOVA, LEBOREIRO y FURELOS,llegamos a nuestro destino del día, MELIDE.
En Melide, el único albergue está hasta los topes y nos remiten a una iglesia (en la que aprovechamos para ponernos el último sello del día) y donde, supuestamente, nos han de informar de la ubicación del Colegio Número 1 para pasar la noche. Pero en la iglesia están solos el sello y el tampón sin nadie que los atienda y, por supuesto, que nos pueda informar. Ésta va a ser la única vez que, en un final de etapa, nos sellan en un sitio distinto del albergue.
Así que nos dedicamos a preguntar, y unas señoras muy amables nos acompañan al dichoso colegio, donde han dejado abierto el gimnasio para hacer las funciones de dormitorio, en el duro suelo, porque no hay ni una mala colchoneta que echarse a la espalda.
En compensación, es gratis. Vaya por el lujo y el dispendio extra del día anterior en Sarria.
A pesar de la penuria con que se presenta el sueño, no se nos olvida lo del pulpo, así que dejamos las cosas y nos vamos a cenar a la pulpería "A Garnacha" en la que, según unos paisanos, hacen mejor pulpo que en la que recomie ndan las guías (Pulpería Ezequiel).
Pues eso, banquetazo de pulpo, aunque no para todos, que los hay que no saben distinguir las buenas ocasiones y, luego, a castigarnos el cuerpo en el suelo del gimnasio.
Cuando regresamos al gimnasio después de cenar, vemos con asombro que hay gente que lleva hasta ollas y hornillos. Desde luego, los hay que iban más preparados que nosotros.
La etapa del día no ha sido demasiado larga, pero sí muy cansada.
RESUMEN DE LA ETAPA: 64,56 Km. en 6 horas y 28 minutos, con una media de 9,9 Km./h .(Ha sido mucho camino y muy cuesta arriba)
Nos levantamos hechos polvo. Hay quien se queja del concierto de ronquidos oficiado por Sera y Tomeu, pero debió ser una pesadilla provocada por la dureza del suelo, porque los acusados no notaron nada.
Como es la última etapa, y esto siempre es motivo de celebración, nos vamos a desayunar chocolate con churros a un local que habíamos fichado la noche anterior cuando nos dirigíamos a ponernos tibios de pulpo.
Empezamos por la carretera porque tenemos la intención de hacer la entrada en Santiago por el camino y estar toda la etapa saltando baches, puede ser demasiado. Además, parece que va a llover, aunque no llega a hacerlo.
Vamos directos a Arzúa, así que pasamos de largo por BONETE, CASTAÑEDA y RIBADISO DE ABAJO.
La tendencia general es de bajada, pero con unos toboganes de un desnivel considerable y tres o cuatro repechos que son auténticas paredes. Menos mal que es la última etapa y vamos por carretera.
Llegamos a ARZÚA y, después de sellar las credenciales en la parroquia del pueblo, nos paramos a merendar en un bar de la plaza donde tenemos una cita con el quinto elemento (que no es ninguna Milla Jovovich medio andrógina, sino Yolanda en persona, pero no importa porque tampoco ninguno de nosotros cuatro es Bruce Willis). Por cierto, que aunque ha ido a Santiago volando tan ricamente y hasta Arzúa en coche, le cuesta encontrarnos ¡estos despistados turistas! A pesar de todas estas peripecias, al final el encuentro se produce ¡El Mundo está salvado¡.
Como los ciclistas aún tenemos un buen trecho por delante, nos disponemos a cumplir con nuestro destino y, para que Yolanda no se aburra, alguien la manda a comprar queso, que si bien es el producto estrella del lugar, no ha quedado claro si el mandato iba con segundas. Malen, la muy espabilada, aprovecha para deshacerse de las alforjas y facturarlas en el coche, para aligerar su pesada carga.
Ahora sí, tomamos el camino, para acabar la peregrinación sufriendo, como manda la doctrina. No es que esté mal, pero los toboganes son continuos, así que se hace durillo.
Pasamos por SALCEDA, SANTA IRENE, RÚA, PEDROUZO, LABACOLLA y SAN MARCOS, aparte de otros muchos lugares minúsculos e insignificantes y, ¡por fin!, llegamos al suspirado MONTE DO GOZO, antesala de la llegada a Santiago de Compostela.
Lo del Monte do Gozo para nosotros no lo fue tanto, fue más bien una decepción, porque, aparte de un monumento a la peregrinación de Juan Pablo II (bastante horrible, por cierto), no vimos nada, ni cúpulas de la catedral ni nada; y eso, sabiendo que yendo por la carretera sí se ven, duele, para qué vamos a negarlo.
El tramo entre el Monte do Gozo y Santiago es de los tramos singularmente feos del Camino; primero, porque el camino en sí no está muy cuidado, lo que choca particularmente estando tan cerca de Santiago; segundo, derivado del primero, porque no han tenido en cuenta la protección del entorno y pasa por una serie de parajes y urbanizaciones de los que, menos bonito, se puede decir de todo; y tercero, porque a la entrada a la ciudad, como ocurre en otras grandes ciudades, pasa por unas afueras particularmente feas y está mal señalizado.
En definitiva, no es que sea el tramo más feo del camino, pero como es el más importante, creo que deberían tenerlo un poco más cuidado.
El caso es que nos perdemos a la entrada de SANTIAGO DE COMPOSTELA
y acabamos llegando a la Plaza del Obradoiro dando un monumental rodeo por la parte alta de la ciudad. Pero el caso es llegar
¡¡¡MISIÓN CUMPLIDA!!!
En la Plaza del Obradoiro nos encontramos de nuevo con Yolanda. Una vez recibidas sus felicitaciones por haber alcanzado el objetivo, decidimos dejar la visita al interior de la Catedral para el día siguiente y vamos directamente a la Oficina del Peregrino, para que nos pongan el último sello en la credencial y nos den la Compostela, que nos la hemos ganado.
Algo ensombrece tanta alegría y felicidad: no podemos arreglar lo del traslado de la bicis a Palma, ya que el convenio que tienen en la Oficina de Atención al Peregrino con la agencia de transportes no incluye a las islas y pretenden aprovecharse de ello. El transporte nos saldría por un ojo de la cara y decidimos desistir. Tendremos que buscar una solución por nuestra cuenta.
Se ha hecho tarde, así que comemos en el primer sitio que encontramos, una cafetería en la rúa da Franco, regulín regulan, nada del otro mundo.
Una vez comidos, nos vamos a toda prisa al hotel, que hay ganas de pillar una cama decente y descansar.
Malen decide ir en coche, que dice que ya ha cumplido con la bici. Los demás hacemos un último esfuerzo y vamos en bici, pero sin alforjas.
Dedicamos la tarde a acomodarnos y, sobre todo, a descansar. Por la noche, nos vamos a cenar a Melide, a la misma pulpería donde habíamos ido la noche anterior, para que Yolanda pruebe el pulpo. Es que somos de un amable...
Tomeu repitió pulpo, por acompañar a Yolanda. Malen y Sera se toman de postre unas queimadas, hechas sin conjuro, pero que están de miedo. Y vuelta al hotel a dormir que mañana será otro día.
RESUMEN DE LA ETAPA: 57,59 Km. en 4 horas, con una media de 14,3 Km./h (¡Máximo histórico. Las ansias por terminar!)
Etapa 1 | Roncesvalles - Pamplona | 55,00 Km |
Etapa 2 | Pamplona - Ayegui | 63,00 Km |
Etapa 3 | Ayegui - Navarrete | 62,50 Km |
Etapa 4 | Navarrete - Belorado | 60,68 Km |
Etapa 5 | Belorado - Burgos | 52,73 Km |
Etapa 6 | Burgos - Boadilla del Camino | 63,28 Km |
Etapa 7 | Boadilla del Camino - Bercianos del Camino | 81,09 Km |
Etapa 8 | Bercianos del Camino - León | 50,11 Km |
Etapa 9 | León - Rabanal del Camino | 77,25 Km |
Etapa 10 | Rabanal del Camino - Villafranca del Bierzo | 58,21 Km |
Etapa 11 | Villafranca del Bierzo - Sarria | 76,42 Km |
Etapa 12 | Sarria - Melide | 64,56 Km |
Etapa 13 | Melide - Santiago de Compostela | 57,59 Km |
TOTAL RECORRIDO DE LA PEREGRINACIÓN: 822,42 Km.