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Astorga para quien nunca la haya visitado, es una ciudad pequeña pero muy acogedora, podemos ver el palacio episcopal, obra de Gaudí, la catedral y una plaza de Ayuntamiento muy bonita. Llego con una amiga, a eso de las 15:30 a Astorga, buscamos sitio para dormir, pero no en un albergue, porque en realidad sin empezar a caminar, casi no te lo mereces. Salimos a dar un paseo, hacemos unas fotos, y tempranito para cama porque mañana vamos a madrugar.
Estoy emocionada y a la vez preocupada, se que esté camino me va a dar problemas porque tengo los pies delicados, pero bueno el que algo quiere algo le cuesta, ya lo dice el refrán. Salimos de Astorga a las 7:30 de la mañana, el camino en principio totalmente llano y sin más complicaciones. Lo primero es parar a repostar, un buen desayuno en Murias de Rechivaldo, nos da fuerzas para continuar. Seguimos hacia Catalina de Somoza, El Ganso y ya hacia mediodia llegamos a Rabanal del Camino. El último tramo es en cuesta, y para ser el primer día ha sido suficiente. Llego un poco cansada, y al bajar la mochila de la espalda no se caminar, me da una especie de bajón, pero enseguida recupero, aunque parezco un astronauta.
Buscamos un refugio, nos duchamos y ¡A Comer! ¡Que hambre!. Volvemos para el refugio después de comer y se pone a llover a cántaros, la gente se ha echado a dormir, y como a mi compañera y a mi no nos apetece, con esta lluvia nos vamos de cafetería en cafetería toda la tarde.
Nos acostamos temprano, a las 9, he tenido suerte porque no tengo ampollas ¡Que bien! Mañana creo que nos espera un duro día, hay que subir.
Empezamos suave, pero ya enseguida comenzamos a subir, hemos desayunado en el refugio, la verdad es que muy bien, era el de los ingleses, todos se han portado muy bien. Menos mal que desayunamos antes de salir, puesto que hasta el siguiente pueblo "Foncebabón" hay una tiradita y siempre subiendo. Al llegar al pueblo, paramos a reponer fuerzas, poque el desayuno lo hemos quemado ya en el camino. Continuamos hacia la Cruz de Hierro, la cota más alta de todo el camino francés, la verdad es que tienen razón las guías, aquello parece un poco un basurero, empieza a llover, nos abrigamos un poquito y ya continuamos, ese día siempre lloviendo, los pies me empiezan a doler, siento que ya tengo una ampolla, pasamos por Manjarín y paramos a tomarnos un café, me pongo unas tiritas porque ya tengo unas tres ampollas, ¡Empezamos bien! De la cruz de Hierro empezamos a bajar hacia un pueblo muy bonito "El Acebo", que nos da la bienvenida a la conocida comarca del Bierzo. Está lloviendo a cántaros. Paramos a comer, y por primera vez pruebo El Botillo, plato típico de la zona, está muy bueno, pero es muy fuerte para despúes comenzar a caminar. Salimos del Bar y sigue lloviendo, pero hay que seguir para ir adelantando camino.
Nos dirigimos a Molinaseca y siempre bajando, con lluvia, por un terreno malísimo y con todo quemado por algún incendio reciente. Cuando llego a Molinaseca estoy muerta, me duele todo, tengo ampollas y una rodilla destrozada. ¡Esa bajada me ha matado!. Me muevo como las muñecas de Famosa, uff que mal estoy. Molinaseca es preciosa, uno de los pueblos más bonitos de León, junto con El Acebo. Nos damos una vueltecita por el pueblo y a dormir, mañana nos toca una larga etapa. Como hemos llegado un poco tarde, nos toca dormir en tienda de campaña, ya no quedan plazas de litera en el Albergue.
Me levanto con muchísimas agujetas y empezamos nuestro camino. Queremos desayunar, pero no es hasta llegar a Ponferrada cuando encontramos el primer Bar abierto. Entramos a desayunar y allí estan Antonio y Ester, un matrimonio de Madrid, que eran nuestros vecinos de tienda de campaña en Molinaseca. Nos dicen que alli se desayuna muy bien y nos quedamos. Ponferrada es una ciudad grande y muy acogedora, de gentes muy amables.
Salimos de Ponferrada hacia Cacabelos, hoy vamos un poco retrasadas porque nos hemos parado mucho en Ponferrada, he tenido que parar a descargar la tarjeta de la cámara, porque ya no tenía memoria. Pasamos por "Columbrianos", donde podemos admirar cigüeñas en la torre de la Iglesia, continuamos por "Fuentes Nuevas" y "Camponaraya" este último pueblo sin pena ni gloria porque es bastante industrial y no dice nada al peregrino. Es al abandonar este pueblo cuando comienza el paisaje con los campos de viñedos, de los que se elabora el conocido vino del Bierzo. Comemos en Cacabelos y como aún tenemos fuerzas, continuamos hacia Villafranca, mucha gente se ha quedado en Cacabelos, aunque al final te los vuelves a encontrar, porque el camino es como un acordeón, unos días vas tu delante y otros vas detrás, pero al final todos nos encontramos, porque vas conociendo a mucha gente. Salimos de Cacabelos y cometemos el primer error, nos guiamos por unas flechas que no son las correctas, nos metemos por un camino de viñedos y damos un tremendo rodeo para llegar a Villafranca empapadas de los pies a la cabeza. ¡Ha sido horrible!
En el albergue municipal no hay plazas y menos mal que el de Jesús Jato, cuenta con las últimas plazas para albergarnos. Una ducha, un paseito por el pueblo, y otra vez nos encontramos con Antonio y Ester, ellos han preferido ir a dormir a un hostal para descansar el cuerpo. Hoy voy al ambulatorio para que me hagan las curas de las ampollas, el médico me dice que así no llego, un poco exagerado, creo que el nunca ha caminado. Nunca había estado en Villafranca y me sorprendió, más bonita de lo que esperaba, tiene una gran variedad de iglesias y edificios monumentales.
Para empezar desayunamos en el alberque, partimos bastante temprano y salimos de Villafranca amaneciendo. En principio la idea es llegar a O Cebreiro. Nada más empezar el camino tengo que parar a curarme los pies, porque en el ambulatorio no me los quisieron tapar y así no puedo caminar, me roza todo. Hago yo las curas y continuo. Hoy pasamos por muchísimos pueblos: Pereje, Trabadelo, La Portela, Ambasmestas, Vega de Valcarce y Ruitelán.
A media mañana nos tomamos un bocadillo en La Portela, y yo ya se que no va a ser un buen día, tengo las piernas muy cargadas, el rodeo del día anterior está pasando factura, demasiados Kilometros con la mochila a cuestas.
Cuando me levanto para reanudar el viaje es como si me clavaran cuchillos en los gemelos, así que con mucha pena me tengo que quedar en Ruitelán, porque ya no puedo caminar más. Mi compañera se va hacia O Cebreiro, porque ella se retira, ya lo había pensado así desde el principio, me acompañaría 4 días. Tiene su coche en O Cebreiro y quiere regresar a casa, así que me quedo sola en este pueblecito. El albergue muy acogedor, uno de los mejores, los hospitaleros muy amables, incluso te dan masajes. Me he pasado toda la tarde descansando y dándome masajes en las piernas para poder iniciar el camino mañana.
¡UFF MENUDA ETAPA!
Es mi primer día en solitario, desayuno en el albergue (zumo, fruta, café, tostadas...un festín) y viene muy bien porque hay que afrontar la subidita de La Faba, que te deja sin aliento y continuar siempre subiendo hacia O Cebreiro. Hoy las piernas me responden, les ha venido muy bien el descanso, el camino hacia O Cebreiro es de los más bonitos; los paisajes en medio de montañas son dignos de admirar. Antes de entrar al pueblo un señor con un cuerno va avisando de la llegada de peregrinos y te obsequia con una poesia y un ramillete chiquitito de flores.
En O Cebreiro me paro a tomar un café y entablo conversación con Floren un peregrino vasco que me acompaña hasta el Alto del Poio, otro buen trecho.
Es la una y media y me quedo a comer, Floren decide continuar hasta el siguiente pueblo. A las 2:30 comienzo mi descenso a Triacastela, cuando llevo caminado más de quince minutos me doy cuenta de que me he olvidado mi vara, así que vuelvo porque le tengo mucho cariño, y retomo el camino. Las bajadas me destrozan la rodilla, tardo cuatro horas en llegar a Triacastela, más tiempo de lo habitual, porque me duele bastante la rodilla derecha. Como es tan tarde, no consigo cama en el albergue municipal y tengo que dormir en el suelo en las tiendas de campaña que han habilitado. El Albergue, a pesar de tener un campo muy amplio para tumbarte, jugar... tiene unas instalaciones bastante deterioradas, sobre todo los baños. Al atardecer hay unos animadores que te hacen pasar un rato divertido, contando historias, chistes y haciendote partícipe de los juegos.
Con lo cansada que estoy hoy, porque además me ha pegado el sol todo el día, me voy a dormir muy tempranito.
Salgo del Albergue de Triacastela con los huesos molidos, (el suelo estaba durísimo), camino de Sarria. Hay dos caminos y al final me dirijo por el de Samos. Al comienzo del camino me encuentro con Eva una peregrina de la Alsacia Alemana, que lleva dos meses caminando y vamos charlando todo el camino, hasta llegar al monasterio de Samos, grandioso. Después de Samos el camino es muy aburrido y casi todo carretera. No me gusta nada, aparte cae el sol en picado. Eva me acompaña hasta casi entrar en Sarria, nos separamos un poco antes porque quiero parar a descansar los pies. Ella está muy curtida. Hoy he decidido dormir en Hostal, el albergue está lleno, y necesito descansar los huesos. No quiero volver a dormir en el suelo. Me ha dado un pequeño bajón, me dan ganas de abandonar. Mis ampollas ya estan curando, se están secando.
Doy un paseo por el pueblo y me encuentro con un señor de Barcelona, que ya había coincidido con él el día anteriror, charlamos un rato, y voy a descargar la tarjeta de la memoria que ya la tengo llena. Menos mal que encuentro un ciber que me la graba en cd, porque es sábado y las tiendas de fotografía están cerradas. Después a dormir, estoy muerta...
He dormido tan bien, que a las 6:30 ya estoy en la calle. Es el primer día que madrugo tanto, de hecho todavía está la gente de marcha. Me paro a desayunar en un bar y ¡sorpresa!, me encuentro con Antonio y Ester, el matrimonio que conocí en Molinaseca. Me siento con ellos a desayunar y me presentan a Maria Jesus, una peregrina de Barcelona que conocieron el día anterior. Comos ellos habían llegado antes, estaban acabando de desayunar cuando yo llegué, así que continúan su camino. Después de desayunar, y pocos Kilometros más tarde me los vuelvo a encontrar, para ya quedarme con su compañía hasta el final del camino a Santiago..
El camino ha empezado a ser una romería, nunca había visto tanta gente en los siete días que llevo caminando. El motivo era que de Sarria a Santiago, cumples los 100 Km para que te den la compostelana, así que casi todo el mundo, empieza ahí.
El camino a Portomarín parece una carrera de peregrinos, ¡patético!, llegamos al pueblo y como todo el mundo va apurado, tú también, para llegar arriba y decirnos que está todo lleno. Lo peor es que al lado del albergue municipal hay otro albergue sin control de ningún tipo, que está asqueroso, y que parece ser que roban. ¡Es una pena que lo tengan asi! Pues eso, que la chica de Barcelona y yo nos juntamos para dormir en un hotel, ya que no hay otra opción. Vamos a comer y durante la tarde nos encontramos con un montón de peregrinos a los que llevo viendo desde Astorga y todos comentan lo mismo; no han encontrado plaza y se han tenido que ir a hoteles. La gente está disgustadísima, y alguna que viene desde Francia está muy enojada, y decepcionada, porque después de tantos días de caminata hay gente que se dedica a quitar los sitios a los peregrinos. El problema está en que mandan por taxi la mochila, y las colocan a la puerta del albergue, para así llegar y tener la plaza.
Portomarín es un pueblo con historia, nada más llegar y atravesar el puente que está a la entrada vemos el antiguo pueblo hundido bajo las aguas del pantano. El nuevo pueblo fue construido en 1960 cuando se hizo la construcción del embalse de Belesar y hubo que reeinstalar a sus pobladores. La iglesia de San Nicolas se desmontó piedra a piedra, para ser transladada y reedifiacda en la plaza del nuevo pueblo.
Me he tenido que comprar un rodillera porque me duele bastante la rodilla derecha. He visto a Pepita en la Cruz Roja, ha venido a darme un beso y a interesarse por mis pies, la conocí en Villafranca, después la volvi a ver en Ruitelán y otra vez aquí. ¡Hay gente muy agradable por el camino!
Hoy por la mañana también hemos conocido unos sevillanos que nos han ofrecido bocadillo de tortilla y que son muy simpáticos.
Nos levantamos muy tempranito para desayunar a las 6:15 e iniciar nuestro camino. Antonio y Ester nos están esperando. Desayunamos y empezamos nuestra caminata, en principio el día ha amanecido bueno y puede que no llueva. Pasamos por muchos pueblos: Gonzar, Castromaior, Hospital de la Cruz, Ventas de Narón, Ligonde, Airexe, Avenostre, Palas de Rei, y San Xulián do Camiño. La rodilla no me duele tanto, la rodillera me ha venido muy bien, puedo caminar tranquilamente.
El paisaje es típico gallego, y los pueblos tambíen. Siguen viviendo de las vacas y la agricultura, cosa que ya no se vé por aquí.
Hoy hemos reservado plaza en un albergue privado. Ha sido lo mejor, muy limpio y acogedor, con cena de peregrinos. Alli en la cena conocemos a unas chicas de Sarria que empezaron el Camino en O Cebreiro y hasta llegar a Santiago nos la iremos encontrando todos los días.
Por el camino vamos charlando con muchos peregrinos que vas conociendo día a día.
Hoy está lloviendo muchísimo. Desayunamos en el Albergue y en cuanto para de llover un poquito comenzamos a caminar. Antonio y yo vamos todo el camino cantando y nos tronchamos de la risa. Sin darnos cuenta llegamos a Melide y como manda la tradición paramos a comer el pulpo en casa Ezequiel, con unos pimientitos de padrón. ¡Qué lujo!
Allí están nuestros amigos sevillanos, sus mujeres, los hijos y toda la familia, una pareja de barcelona que conocía María Jesús, (mi compañera junto con Antonio y Ester), a Sole otra amiga de María Jesús que también conoció por el camino y muchos más peregrinos. No tengo fotos de este día porque no tenía pilas. En Melide me compro unas. La lluvia ha vuelto a aparecer y continuamos lloviendo hasta Arzúa. Aquí también nos tenemos que ir a un hotel, porque no hay sitio, y menos mal, porque alguna gente se quedo sin plaza y tuvo que seguir caminando hasta el siguiente pueblo.
La etapa ha sido dura, con subidas y bajadas pronunciadas. Ha llovido mucho.
Nos metemos en la habitación y descansamos todo el día. Yo quería salir a dar un paseo por Arzúa, pero con la lluvia que estaba cayendo decidí quedarme en el hotel. El calzado lo tenemos empapado, le metemos unos periódicos de papel, y así no estarán tan húmedos mañana.
Hoy en el restaurante donde hemos comido he visto a mi amiga la alemana, ella tenía allí habitación, me ha hecho mucha ilusión, ella también va con unos franceses. Le mando un saludo a sofía la camarera que nos díó de comer en el Mesón "O Retiro" a pesar de que eran las 15:45.
Hoy no madrugamos, quedamos para desayunar a las 9:00 y a las 9:30 iniciamos el camino. Vamos despacio y muy tranquilos, es una etapa cortita.
Nos paramos a media mañana en un bar de un pueblecito llamado "Calle" y alli estamos bastante tiempo. Incluso Antonio toca la bandurria y yo una gaita vieja que tienen allí. Están también nuestras amigas gallegas que paran a comer algo. Pasamos un buen rato.
Continuamos camino por paisajes frondosos y paramos a comer un cocido, de chuparse los dedos, el día se lo agradece, porque la lluvia tambíen hoy nos ha visitado. Hoy dormimos en una casa particular de A Rabiña que nos alquila dos habitaciones. Ambiente acogedor y gente muy amable. Mañana es nuestra última etapa.
Hoy tampoco madrugamos, llueve muchísimo. Es una pena porque no puedo sacar ninguna foto. Hace días que practicamente no puedo sacar la cámara. Hoy María Jesús tiene un pie bastante mal y va con bastante retraso. Sobre la 13:00 deja de llover y a las 15:00 llegamos a Santiago. ¡Que alegría! Allí en la plaza están todos los compañeros que hemos ido viendo y charlando en estos días y también está Floren, el peregrino vasco y que no había vuelto a ver desde el día de O Cebreiro, con él están también otra pareja de Barcelona y de Madrid, con la que habíamos hablado muchas veces. Hacemos unas fotos todos juntos y a comer un arroz con bogavante para celebrarlo. El esfuerzo se lo merece. Me da pena despedirme de mis compañeros, pero nos quedamos con las direcciones para escribirnos. ¡Ha merecido la pena!